Hojas de otoño Capítulo, 19 parte 2

Ojo por ojo



Siento como el odio crece dentro de mí, como si fuera fuego avivándose y queriendo expandirse, a tal grado que no podré contenerlo más.

“¿Has escuchado al viento llorar?”

Esa frase aparece de nuevo en mi mente.

—Tengo a Takaba. Preparen todo para salir de este maldito lugar —doy la orden.

—Si señor —me contestan mis hombres.

Me pongo de pie, con Takaba en brazos. Kirishima se hace un lado para dejarme pasar.

Doy una última mirada a esa jaula blanca, ahora teñida de rojo, impregnada del olor de la sangre. 

Los recuerdos que allí habitan pronto serán borrados.

—Kirishima te encargaras de llevarte a Takaba, en cuanto la ambulancia llegué, lo subirás e iras con él —le ordeno.

—Lo siento señor pero me niego a cumplir con esa orden —me contesta seriamente —no lo dejaré solo con ese hombre, yo estaré con usted hasta el final.

—Kirishima eres en quien más confío —le digo mientras salimos de la habitación.

—No…

Kirishima no termina de explicarse, pues vemos a Haruki acercarse a nosotros.

— ¿Qué ocurrió? —le pregunto, pues se ve agotado y tiene sangre en las manos.

—Es un maldito monstruo, intento ahorcarme y casi lo logra, se me trepo en la espalda y con un cinturón me estaba ahorcando —Haruki nos relata lo acontecido mientras seguimos caminando hacia la salida —. Lo golpeé contra la pared en varias ocasiones y no lograba disminuir su fuerza, hasta que saque mi cuchillo y se lo encaje en la pierna y después en el hombro, solo así me libere.

Entonces la sangre que tenía en las manos no era de él. Bajamos las escaleras.

—Al buscarlo, no lo halle. Y después escuche a Stuart y lo deje para venir ayudar —Haruki abre la puerta para dejarme salir.

Supongo que a ese niño es al que se referían los hombres de Gianella, cuando dijeron que era raro.

— ¿Lo buscamos? —Stuart me pregunta.

—Sería una pérdida de tiempo —le digo —Déjalo, tenemos cosas más importantes que hacer.
Stuart asiente.

—Señor, sé que no debería pedirle esto, pero le juro por mi familia, que si me da una segunda oportunidad, no le fallaré, le juro que lo protegeré con mi propia vida si es necesario.

Al escucharlo noto que sigue sintiéndose culpable por el secuestro de Takaba y esta es su oportunidad de liberarse de ese sentimiento.

—Ok, Haruki, tú te encargaras de cuidar a Akihito —le digo.

El chico asiente al escucharme.

Mientras nos acercamos a la salida escucho la sirena de la ambulancia, al parecer está muy cerca. Veo que unos de mis hombres ya salen de la casa, al parecer ya han acabado de preparar todo y el olor que ahora el aire disipa me asegura que pronto todo habrá terminado. 

Veo a la chica que mis hombres habían mencionado antes, tirada en el pasto.

—Esa chica ira con nosotros, súbanla a uno de los autos, la interrogaremos después —les digo y uno de mis hombres la carga para cumplir mi orden.

—Haruki, lleva a Takaba a la calle —le digo y el chico acerca sus brazos a mí, para que se lo pase.

Miro a mí amado Akihito, su rostro no da señal de vida, sin embargo me aferro a la idea de que él luchara para vivir, él no me dejaría solo, sabe que no puede irse sin mí, su vida es mía, solo yo decidiré si vive o muere.

—Akihito, regresa a mí —le susurro cerca de su oído.

Acerco mis labios a los suyos, y los beso.

La frialdad de la muerte se apoderado de sus hermosos labios, su sabor dulce se ha secado, ya no están suaves, ahora están agrietados y lastimados por las múltiples mordidas, su color se ha perdido, incluso diría que se están coloreando de un tenue color azul y, aún así, considero que es un placer tocarlos y está no será la última vez que lo haga… lo juró.

Me separó de él, dejo que el chico lo sostenga, noto que se sorprende al darse cuenta de lo liviano que es.

Escucho la ambulancia, Haruki me mira y muevo mi cabeza en dirección a la calle.

— ¡Llévatelo! —le ordeno.

El asiente y camina apresurado hacía la calle.

Sin querer he dejado que me separen de mi Akihito otra vez. Suspiro y me siento derrotado.

Vemos la ambulancia pararse frente a la casa, Haruki corre hacía ellos. Al detenerse, bajan los paramédicos, Haruki habla con ellos y veo que bajan la camilla para subir a mi Akihito, después lo suben, Haruki sube con ellos y es lo último que veo antes de que ésta se vaya.

Miro la calle vacía y después el cielo oscuro, siento una brisa fría remover mis cabellos.

“¿Has escuchado al viento llorar?”   

Esa frase se repite en mi cabeza.

La suave brisa se transforma en una corriente fuerte y helada. Los arboles se remueven violentos, sus hojas terminan de caerse, ahora ya no hay más follaje que mover, solo han quedado sus esqueletos al descubierto.

El final del día se acerca lentamente, la noche nos acompañará hasta el final de nuestra contienda, el tiempo sigue su camino, el ruido del viento golpeando los arboles y la casa, no se detiene. 

Todos parecen tensarse al escuchar el ruido de un auto acercándose. Estamos escondidos, yo estoy entre los árboles, cerca del camino principal, junto a mi está Kirishima. 

La camioneta frente a nosotros, avanza hasta detenerse afuera de la casa, atrás de ella vienen dos autos más y todos se detienen.

De las camionetas, bajan sus ocupantes. 

Escucho murmullos de sorpresa y una voz en particular llama mi atención, la de Henry Smith.

— ¿Qué diablos está pasando aquí? —grita desesperado.

— ¡Buenas noches! —Grito desde mi lugar.

— ¿Quién eres? ¡Cobarde muéstrate! —me grita molesto y escucho que avanza hacía la casa, acompañado de sus hombres.

—Me han llamado de muchas maneras, pero jamás cobarde —le contesto desde mi lugar.

—Pues eso eres, al no mostrarte, maldito cobarde —me grita y noto que su voz parece desesperada.

— ¿Tan pronto te has olvidado de mí? —preguntó.

—Debes de ser algún idiota resentido —contesta enojado — ¿A quién perdiste? O mejor dicho ¿A quién crees que te quite? —Contesta y escucho que da unos pasos más — ¿Fue a tu hija? ¿A tu hermana? ¿Sobrina? ¿Novia? Vamos contesta maldito bastardo.

Escucharlo hablar me da asco. ¿Cuántas vidas ha tomado? ¿Cuántas más ha destruido?

— ¿Tanto miedo te doy, qué no te atreves a darme la cara? —me habla y su tono desesperado cada vez es más evidente —No necesitas preocuparte sobre si has atacado a la persona indicada; no te has equivocado, soy quién ha robado a lo que más quieres, y te puedo asegurar que he disfrutado cada parte de su cuerpo, la he tocado, la he besado, ha sido mía de todas las formas que te puedes imaginar —una risita estúpida corta su discurso —.

»Al principio se resistía a mis encantos pero después de un arduo entrenamiento, que incluye golpes, y tal vez algunos otros jueguitos sádicos, ahora ella es muy cooperativa. Ahora suplica por ser tocada, gime mi nombre con solo ser acariciada —Su voz no titubea al describir sus crímenes —La he llevado al cielo y también al infierno, y justo ahora debe de estar haciendo feliz a algún otro hombre, debe de gemir de placer mientras es penetrada por todos sus orificios, ella ya no es una mujer, ahora solo es un juguete, una muñeca o como yo les digo una mascota muy bien entrenada.

Escucharlo hablar me da asco, el solo pensar que toco a mi Akihito, que el desgraciado lo lastimo a tal grado que él no tuvo otra opción más que…

—Te diré lo mismo que a los otros que me han venido a buscar, no me preguntes si sabía su nombre, su edad o sus gustos, la verdad no me importa, y tampoco le importa a quiénes sirve ahora, ella será quién deba ser para cumplir los deseos de sus amos, ese es su trabajo y su deber como buena mascota.

Me doy cuenta que toda su perorata es para que cometa algún arrebato desesperado, pero yo no soy cómo los otros, yo no me dejaré llevar por sus comentarios. Si lo que busca es que me equivoque, no lo haré, no morderé su anzuelo.

—En realidad no me interesa nada de lo que has dicho —le digo.

Descubro parte de mi cuerpo al asomarme de un lado del árbol donde estoy parado.

—No alcanzo a verte bien, ¿por qué no te acercas?—me dice con falsa tranquilidad.

No escucho más pues un par de disparos se escuchan. Uno de sus hombres me ha disparado pero uno de los míos ha respondido de inmediato y el hombre ha muerto.

—Shit! —maldice.

—Veo que no esperabas que estuviera bien preparado Henry Smith —le digo y doy la señal a Kirishima para que dispare.

Mi secretario dispara dos veces más y dos hombres cerca de Henry caen muerto de inmediato.

Henry no le queda más que correr a esconderse detrás de su camioneta.

—Creó que me has subestimado desde el principio, sin embargo no negaré que tal vez yo también lo hice —le grito —doy una orden más y uno de mis hombres avienta una bomba molotov a el auto de Henry.

La bomba incendia de inmediato la superficie del auto y Henry sale de su escondite.

—El fuego ha sido parte de nuestro conflicto —le digo mientras doy una orden más y otro de los autos es golpeado con otra bomba —Tu lo encendiste y creíste que se había apagado pero no fue así. Los rescoldos se mantienen aún calientes, yo solo he atizado un poco y mira lo fácil que ha sido encenderlo de nuevo —le digo y la tercera bomba sale disparada al último auto, el fuego se ha esparcido rápidamente y los hombres de Henry se han tenido que alejar de los autos algunos han entrado a la propiedad, otros se han alejado de ella, supongo que esos son los hombres de Gianella.

—No lo puedo creer —Henry grita incrédulo — ¿cómo es que sobreviviste?

Me pregunta nervioso.

—Eso no tiene importancia —le digo y doy un paso hacia la luz.

—Asami Ryuichi —Henry pronuncia mi nombre con odio —realmente eres un gusano difícil de matar —me dice y su mirada de repente se posa en la casa.

—Ya no está allí —le digo —tu estúpida jaula se ha quedado vacía. Tú jamás volverás a verlo o tocarlo —le aseguró.

— ¿Has entrado me pregunta aterrado?— lo veo y la preocupación pareciera inundarlo.

Al mirar a su lado a su guardaespaldas noto el mismo sentimiento de preocupación y horror.

—Por supuesto, he recobrado lo que es mío… —no prosigo pues me ha interrumpido.

—Si te atreviste a tocarlo… yo te voy a… ¡Disparen! ¡Mátenlo! 

Se escuchan disparos, yo me cubro entre los árboles y doy la orden para que disparen.

El ruido de los disparos musicalizan la noche, los gritos de hombres heridos armonizan la melodía. 

Después de varios segundos de disparos ininterrumpidos, por fin se detienen. Dejando como música de fondo, solo al viento incesable que juega con las ramas secas de los arboles.

La explosión estruendosa de uno de los autos de Henry perturba la noche.

Al buscar a mi enemigo, lo veo salir de las sombras, y se ve muy enojado.

—Solo he venido a buscar lo que me robaste —le digo tranquilamente, busco a sus hombres, pero ya no hay más, la mayoría ha muerto o están en el proceso —y claro, a matarte —le digo y saco mi arma.

El no logra sacar la suya a tiempo, mi bala entra sin problemas en la carne, sin embargo no es la de el desgraciado de Henry. Su guardaespaldas se atravesado y ha recibido la bala por él. Al caer, logra dispararme, sin embargo Kirishima me empuja a tiempo.

La bala de Justin impacta en la casa. Kirishima no falla y le dispara, la bala entra limpia en la cabeza del tipo, destruyendo parte de su frente, dejando sus sesos esparcidos por el suelo.

Henry mira sorprendido la escena, su guardaespaldas yace a sus pies, muerto. Sin perder más tiempo saca su arma y me dispara sin parar hasta terminar con su cartucho, sin embargo su desesperación no lo ayudan, pues sus disparos solo se han perdido en la oscuridad.

Una explosión más se escucha, otro auto más ha explotado.

—Vine acabar contigo —le digo —quiero que lo pierdas todo, antes de que mueras, quiero que sientas un poco de la desesperación que yo sentí —y mi voz fría llena la noche.

Saco uno de mis cigarrillos y mi encendedor, lo prendo, doy una calada larga y profunda, dejo que mis pulmones se llenen del humo del tabaco. Le muestro mi encendedor a Henry, esté aún sigue encendido, exhalo el humo y aviento el encendedor a la casa, la cual de inmediato se prende.

Mis hombres habían bañado en gasolina la casa, esa era la parte final de nuestro plan. 

El fuego se adueña de la casa, con tanta rapidez que pareciera que el mismísimo infierno se ha instalado en ese lugar.

—Tú comenzaste este fuego y yo he venido a terminarlo —le digo —Ojo por ojo y diente por diente, Henry.

Antes de que pueda decir o hacer algo más, un grito desesperado se escapa de la boca de Henry.

— ¡No!

El viento ayuda a que las lenguas de fuego crezcan y se esparzan por la casa, ya todo está en llamas.

Henry esta gritando y llorando. No imagine que se pondría así, pensé que verlo sufrir me haría feliz, sin embargo en lugar de alegrarme, me da lástima.

No entiendo que hay allí que le duele perder. 

¿Por qué se mira tan desesperado? ¿Habremos pasado algo por alto?

En la casa solo estaba la sirvienta, Takaba… y el niño raro.

¿Henry quiere a ese niño? Me pregunto, sorprendido.

— ¡Eres un desgraciado! —Henry me grita antes de correr hacía mí —mis hombres disparan unas cuantas veces, pues conforme se acerca a mí las balas se detienen, pues temen herirme. 
Kirishima se pone frente a mí, para evitar que se me acerque.

—Yo no me quedaré sin él —me dice cuando esta cerca de mí —yo prefiero morir con él —tras decirlo sigue su camino.

Kirishima intenta dispararle pero lo detengo.

Henry entra a la casa, el fuego le da la bienvenida y lo abraza hasta cubrirlo por completo.

Todos observamos sorprendidos.

— ¡Lucky!

Se escucha un grito lleno de dolor.

— ¡Mi Lucky!

El grito desesperado llena la noche.

Henry realmente amaba a ese niño… a Lucky. 

Por eso estaba tan desesperado, ese niño era el talón de Aquiles de Henry y sin querer yo lo he asesinado. Al parecer se ha cumplido, ojo por ojo…

— ¡Estoy en casa! ¡Mi amor, ya estoy en casa! 

Los gritos de Henry, siguen perturbando la noche.

— ¡Mi amado Francis, ya estoy en casa! 

La voz llena de dolor es rescatada por el viento. 
Sus gritos de dolor impregnan la noche. Me alejo y varios de mis hombres aún observan la casa en llamas.

El tercer auto explota ruidosamente.

Sin importar cuánto me aleje, sigo escuchando la voz de Henry, sus gritos de dolor, su llanto y su desesperación, quedaran grabados en mi mente para siempre.

— ¡Mi ángel! 

Es lo último que grita, sin embargo, su dolor sigue estando en el aire. Kirishima me sigue y varios de mis hombres también.

Pasamos los autos aún encendidos de Henry.

Llegamos a nuestros vehículos, me vuelvo para ver por última vez esa casa.

—“¿Has escuchado al viento llorar?”

Hablo en un susurro.

—Si abuelo, lo he escuchado—contesto la pregunta, que mi abuelo me ha hecho.

El viento sopla fuerte, el dolor de Henry se ha impregnado en él, así que cuando toca mi piel, ésta se eriza. 

La noche iluminada por el fuego, sigue su curso, el tiempo no se detiene, y yo tampoco.

—Jaque mate —pronunció seriamente, antes de subir al auto.

ANTERIOR              SIGUIENTE

Que emoción ya estamos cerca del final, no pude traer el capítulo para reyes pero no quería dejar pasar más tiempo, así que aquí está, espero les haya gustado y espero me  regalen un comentario. 

Por fin las hojas han caído y el siguiente capítulo será el último, no se cuando lo tenga listo, pero año nuevo, historia nueva, pero para eso hay que terminar está, así que pronto o estará el final. 

Por cierto les gustó como terminó Henry? 
A mi si, realmente disfrute de su presencia en la historia y su final ha sido perfecto. 

Bueno ya me despido, los quiero mis lindos distraídos. 

See you soon 😘😘😘



Comentarios

  1. Madre mia el capítulo, gracias por actualizar tan pronto enserio gracias, espero pronto tener el final y te deseo mucha suerte con el final, gracias por este fanfic

    ResponderEliminar
  2. Que emoción!! Me gusto mucho el final de Smith, sufrió al perder a Lucky y ver su casa en llamás, solo falta que Akihito se salve o talvez no 😈😈 en cualquier caso es una gran historia.


    Nos leemos pronto 😘😘

    ResponderEliminar
  3. Por fin después de más de dos años nos diste el enfrentamiento entre Henry y Asami
    Gracias por no haberlo dejado 😭
    Es una gran historia
    Espero con ansias el capitulo final

    ResponderEliminar
  4. Sin palabras 😶, me encanta!!!! Porfa 🙏🏻🙏🏻 actualiza pronto...lo espero súper ansiosa

    ResponderEliminar
  5. Me encanto el final tragiromantico de ese par
    Ok necesito la historia de Lucky
    A mi me gusto como el par de amantes mueren abrazados por las llamas del ardiente fuego (sone a wattpad)
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Santa virgen de la papaya, madre mía con este capítulo. Me encantó mucho como termino ese perro desgraciado y lucky (el niño si que estaba tocado), casi me da un infarto cuando me di cuenta que había actualización. Lo leeré de nuevo ya que me perdí un poco


    Esperaré tranquilamente por el epílogo, sayonara

    ResponderEliminar
  7. Keyla usted y todas las mujeres de su familia,día internacional de las mujeres y todos las seguidoras animo bendiciones

    ResponderEliminar
  8. Hola keyla, me acaba de surgir una duda bien dudosa. Este lucky no era Francis o si?, el niño del relato que le contó a takaba. Porque tengo entendido que el murió no?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario