Hojas de otoño. Capítulo 20


Una noche sin luceros 




“Como vivimos en un mundo tan cómodo, nuestra sensibilidad ha languidecido” 
                                 Haruki Murakami, 1Q84. 

Desde la ventanilla del auto aún se observa la casa en llamas, tenemos que retirarnos pronto, antes de que la policía llegue y complique todo.

—Kirishima llama a Feilong para que haga la entrega —le ordeno a mi secretario, cuando éste entra al auto.

Él aún mira la casa y estoy casi seguro de que tampoco olvidara el lamento del rey que ha caído. 

—Si señor —al contestarme noto que le cuesta separar su vista de aquel espectáculo infernal, mientras busca por debajo de su chaleco el celular.

— ¿Señor Asami? —escucho la voz mientras me disponía a quitarme el chaleco y los demás accesorios.

Un hombre de traje negro, golpea mi ventanilla con los nudillos.

Kirishima sale de inmediato del auto y veo por la ventanilla que más de mis hombres de se acercan.

—No queremos pelear —el hombre les dice para tranquilizarlos, muestra que en sus manos no hay armas solo un celular.

Bajo del auto.

—Trabajamos para la familia Ricci. La señorita Gianella desea hablar con usted.

Yo asiento y Kirishima toma el celular para después dármelo a mí.

—Bueno —hablo primero.

—Mis hombres me han informado todo lo ocurrido en la mansión y estoy complacida con tu trabajo —mientras habla puedo sentir la euforia impregnando cada una de sus palabras—Jamás imagine la inmensa felicidad que me daría saber que ese maldito hombre este muerto, y aunque me hubiera complacido matarlo con mis propias manos, creo que tu lo has hecho fenomenal y no me arrepiento de haberte dejado ese placer.

Escucho callado incluso cuando ella deja de hablar, no deseo agregar nada a lo que ha dicho.

—Espero tener mi pago pronto. Creo que la información que te di ha sido exacta y que mis hombres bloquearan la llamada de refuerzos de Henry, te fue de mucha ayuda de lo contrario esto aún no terminaría y estoy seguro que el número de bajas de tu grupo sería aún mayor.

—Ahora entiendo porque no llegaron tantos hombres con él —menciono.

—Eres un hombre observador —habla seriamente — Tomemos en cuenta que Henry estaba seguro de que nadie conocía ese lugar o que nadie lo relacionaba con él, por eso la seguridad era poca si hubiera tenido más hombres habría llamado la atención; a mí me costó mucho tiempo averiguarlo, además de que tuve que exponer la vida de mis hombres para conseguir la información. Además cuando llego a la casa dio órdenes para que llamaran a más personas, pero mis hombres impidieron que eso pasará, matando al hombre que llamaría, Henry no se dio cuenta y creo que por eso estaba hablando tanto, estaba intentando hacer tiempo para que sus refuerzos llegaran…que pena porque ellos nunca fueron informados.

—Entiendo…—contesto serio —No me gusta deber favores, ¿qué quieres a cambio?
Escucho una risa estruendosa que me parece fuera de lugar para lo que está ocurriendo.

—No necesito un pago extra, me es suficiente con la perra de Henry, además ya me has dado un bono que no esperaba —no sé a qué se refiere, no recuerdo haberle dado nada —Mis hombres me han transmitido todo lo ocurrido en la casa y cuando Henry entro en ella —guardo silencio para después soltar una carcajada —sus gritos jamás los olvidaré, han sido lo más hermoso que he oído en mucho tiempo, el sufrimiento que experimento, el dolor que lo invadió hasta el último segundo de su vida fue lo más placentero que he vivido, el desgraciado ha pagado la muerte de mi familia y eso me alegra de sobremanera.

Espero en silencio que continúe.

—De hecho como muestra de mi agradecimiento por el magnífico momento que me has regalado, me haré cargo de la limpieza —veo que unos autos se acercan al lugar.

Mis hombres se ponen a la defensiva en cuanto los ven, pues son de la policía.

—Mis hombres deben de estar llegando a la propiedad —Gianella me explica tranquilamente —Yo limpiare el desorden y me encargare de la versión oficial de la policía, no te preocupes no serás mencionado.

—Esto es demasiado, no lo crees —contesto un tanto inquieto por este “favor”.

—No te preocupes nada es demasiado —contesta aun con cierto dejo de felicidad.

—Insisto, preferiría pagarte.

—Entonces hagamos un trato, de esa manera estarás más tranquilo.

—Ok.

—Yo haré todo lo que te dije y a cambió tú no tomaras nada de Henry —me dice seriamente.
Son cuatro autos y una camioneta, dos de los autos son patrullas. Los hombres de las patrullas bajan y están uniformados como policías, como era de esperarse, de uno de los otros dos autos que quedan, bajan dos hombres vestidos de traje y gabardina. 

Me tomo algunos segundos para pensarlo y no encuentro ninguna otra opción.

—Acepto —respondo y aunque no me agradan las condiciones —de todos modos no pensaba llevarme nada suyo.

—Perfect! Estaba un poco preocupada de que te negaras, ¿sabes?, me has caído muy bien y realmente me disgustaría tener que limpiar el lugar junto con tu gente —contesta con fingida tristeza.

Uno de los hombres de gabardina sostiene un celular pegado en la oreja, asiente a algo que le han dicho, cuelga y habla con su compañero, ambos ahora se acercan a nosotros.

—Entonces vete a descansar, ya has cumplido tu parte, ahora déjame hacer la mía. 

De la camioneta baja el chofer, para abrir la puerta de atrás y de ella sale una delgada mujer, que va perfectamente vestida de traje negro con tacones y una gabardina, el cuello de ésta esta desdoblado cubriéndole parte del rostro.

Cuelgo en cuanto la veo, le regreso el celular al hombre que me lo había ofrecido. Camino hacía ella, mis hombres me siguen, mientras los suyos me vigilan y no se pierden ninguno de mis movimientos.

La mujer camina directo a mí, escoltada por los hombres de los autos.

—Buenas noches —me sonríe al saludarme y después desvía su mirada hacía la casa.

—Buenas noches Gianella —extiendo mi mano para saludar y ella acepta mi gesto, aún sin quitar la vista de la casa que aun sigue incendiándose.

—Tenía que verlo con mis propios ojos, es un espectáculo único —declara y su rostro demuestra la fascinación que está experimentando.

—Entonces tú te encargaras de to… 

—Oh sí, no te preocupes por nada, yo recojo el desastre.

Su mirada sigue fija en un lugar.

—Deberías de irte, he retrasado el aviso a los bomberos, pero no podré por más tiempo.

—Me llevare a mis hombres muertos —digo serio.

—Si está bien, por mi no hay problema. 

—Por cierto ¿encontraste a la chica? —me pregunta curiosa.

—Sí… pero se puso histérica y mis hombres no son pacientes así que tuvieron que callarla —no sé porque le estoy mintiendo.

—Ya veo, es una pena me hubiera gustado charlar con ella —me contesta decepcionada — ¿y el chico raro?

—Murió en el incendio —le digo y por un momento creo escuchar un lamento.

— ¿Es por quién Henry gritaba? 

—Sí, eso creo 

—Ya veo, así que era su mascota favorita —su felicidad parece incrementarse — ¡Genial! Todo ha salido a la perfección —su emoción parece desbordarse.

La miro pero no siento felicidad alguna, de hecho me estoy poniendo ansioso.

— ¿Encontraste lo que buscabas? —me pregunta tratando de sosegar su felicidad.

—Si ahora se encuentra en el hospital —contesto y siento que mi ansiedad está aumentando.

Se queda callada unos segundos.

— ¡Perfecto! Todos tuvimos el final feliz que merecíamos —dice alegremente —estamos a mano, saca su cigarrera y me ofrece pero no lo acepto —bueno aún falta algo —menciono antes de encender su cigarro.

—Estaba por indicarles que te fuera entregado el paquete —digo seriamente.

— ¡Genial! —Aplaude feliz —dile a Feilong que lo lleve al muelle, dónde hacemos nuestros intercambios, mis hombres estarán allí para recogerlo.

—Así lo haré —contesto aún serio y ansioso —fue un placer hacer tratos contigo —le ofrezco mi mano para despedirme.

—Lo mismo digo —me contesta mientras estrecha mi mano —Si necesitas algo puedes pedirlo, creo que podemos hacer buenos negocios —me contesta.

—Lo tendré en mente— hago una última reverencia antes de alejarme.

En cuanto estoy cerca del auto, doy instrucciones para que recojan a nuestros muertos y de forma discreta me acerco a Stuart.

—No dejes que vean que nos llevamos a la chica —le susurro.

Asiente a mi petición.

Veo que los hombres de Gianella comienzan a distribuirse por el jardín, mientras ella sigue observando tranquilamente aún con su sonrisa en el rostro.

—Jefe —Stuart me llama así que dejo de ver a la mujer.

— ¿Qué sucede? —pregunto y me acerco a mi auto.

Kirishima sigue dando algunas instrucciones, algunos de mis hombres ya están en los autos, sobre todo los heridos.

— ¿Piensa ir de inmediato al hospital? —me mira y parece preocupado.

—Si —contesto serio y tajante.

—Jefe, déjeme ir primero a ver qué es lo…

—No, y no voy a cambiar de parecer, voy a ir directo al hospital donde está Takaba. 

—Subo al auto — Kirishima sube también — ¿Ya está todo listo?

—Si señor ya todos estamos listos.

—Bien avisa a Feilong para que entregue el paquete.

—Sí señor.

Kirishima saca su celular y hace lo que le indique. Yo también saco mi celular y llamo a Yoh.

—Bueno —me contesta.

—Necesito que vayas a recoger al niño que cuidaba Natalie y lo escondas de Gianella, no deseo que ese niño caiga en manos de ella.

—Pero…

—Hazlo de la manera más amigable posible, no quiero que él niño nos odie, por lo menos no hasta que sepamos qué hacer con él.

—Si señor voy por él y lo llevaré al hotel —me contesta serio.

—Apresúrate para cuando lo busquen ya no debe de haber rastro de él, y nada que lo conecte con nosotros, ¿entendido?

—Sí señor, déjelo todo en mis manos.

Cuelgo y de inmediato marco el siguiente número.

—Bueno 

—Haruki, ¿Qué paso?

—Señor, no lo había llamado, porque no sabía si era apropiado —me dice como disculpa.

—Ya todo termino —digo serio y sin que diga más, se que él me entenderá.

—Por fin, me hubiera gustado ver al rey caer —me dice y se oye ruido a su alrededor.

—Haruki no me has respondido —le insto a concentrase.

—Lo siento —se disculpa rápidamente —nos trajeron al hospital XXX en el trayecto dijeron que Takaba tenía el pulso muy bajo, le dio un paro cardiaco…

— ¡Qué! —grite preocupado.

Kirishima de inmediato se giro a verme, ya había colgado, le señale con la mano que arrancara y dije el nombre del hospital, vi que Stuart estaba sentado a su lado, y él le dijo por donde.

—Lograron revivirlo, le pusieron suero pero dijeron que necesitaba una transfusión. 

»En cuanto llegamos me apartaron de él y me dijeron que esperara, hasta ahora no han salido a decirme nada, pero una señorita ha venido a preguntarme los datos de Takaba, solo que hice como que no le entendía y le hable en japonés, creo que están buscando un traductor, ¿Qué hago señor? ¿Cuál será nuestra versión? 

Al escucharlo siento que mi vida pende de un hilo y ese hilo esta a nada de romperse.

—Voy para allá, no digas nada. 

—Está bien señor.

Cuelgo y miro a mis acompañantes, ambos parecen ansiosos por saber que paso.

—Al parecer aún está peleando por su vida.

Les digo y ambos parecen soltar el aire que habían estado conteniendo.

—Stuart llama a Shinji y dile dónde está Takaba, necesito que este allí.

—Sí señor. Yo también iré con ustedes.

Asiento pues creo que será de ayuda para explicar lo ocurrido.

Decido llamar a Feilong para informarle lo que esta pasando pues se que debe de estar ansioso.

—Ahora que quieres —me contesta molesto— ya estoy por llegar al lugar de la entrega y Yoh se ha ido hacer lo que le has pedido, así que deja de molestar —me explica y ahora entiendo su molestia, odia que Yoh siga mis órdenes.

—Takaba está vivo, pero en muy mal estado, ya tuvo un paro cardiaco —le digo y siento que con la ultima parte se me ha roto algo por dentro.

—Eso no me lo dijo tu secretario —me reclama.

—No lo sabía, acabo de hablar con Haruki y te aviso porque sé que lo aprecias —le contesto no sé cómo puedo seguir hablando sin derramar una sola lagrima, aún cuando siento que me estoy muriendo junto a mi niño.

— ¡Ese maldito! Debí matarlo con mis propias manos —maldice.

—Y antes de que me digas que iras al hospital, te advierto que no puedes, ya será suficiente problema explicar mi presencia y él como apareció Takaba aquí —escucho una maldición en chino desde el otro lado —Además necesito de tu ayuda.

Feilong está en silencio.

— ¿Qué necesitas? —me dice después de varios segundos.

—Mis hombres necesitan un médico y un crematorio, ya sabes todo sin levantar sospechas. Además le pedí a tu novio que recogiera un paquete importante que debe permanecer lejos de Gianella y mis hombres llevan un paquete similar.

—Entiendo, te mandaré una dirección, es un edificio algo viejo pero es para uso exclusivo de mis hombres, allí está la solución para varios de tus problemas. 

—El paquete que llevan mis hombres requieren de tu investigación, averigua su origen y su función. No la asustes, ni la maltrates, solo intenta sacarle toda la información posible.

—Está bien lo haré, pero mantenme informado sobre lo ocurrido con Takaba —me pide.

—Lo haré.

Es lo último que digo antes de colgar, pasan solo un par de minutos cuando llega la dirección a mi teléfono, se la mando a mis hombres y les indico que se dirijan allá, para que sigan las instrucciones de Feilong.

—Hemos llegado señor —Stuart me dice y no veo ningún hospital cerca.

—Stuart deja de jugar —le advierto, no me gusta que pongan aprueba mi paciencia.

—Estamos a tres cuadras del hospital, ya le explique a Kirishima como llegar. 

Me dice y me mira seriamente.

—Se que no podré impedir que entre pero por favor por lo menos quítese el chaleco, que no se vea que viene de un tiroteo — me dice y tiene razón.

Me quito el chaleco y el arma, Kirishima hace lo mismo y veo que baja del auto y va a la cajuela. Regresa con una chamarra limpia y se la ofrece a Stuart.

—Espero te quede, es de Haruki —le dice.
Stuart acepta y un poco justa pero le queda. Se acerca a mi lado del auto y me dice: 

—Deje que yo entre primero, después llegará Shinji y después usted.

Lo miro reacio a obedecer.

—No hay razón para que usted llegue primero, por favor déjeme ayudar —me suplica.

Suspiro fuertemente.

—No más de una hora —le digo seriamente y me acomodo en mi asiento.

—Hecho — me dice antes de parar un taxi e irse en el.

—Apariencias —digo.

—Lo son todo señor, creo que ya lo sabe —Kirishima me dice tranquilamente y sube al auto —Las apariencias se vuelven la realidad de los demás… por lo menos en nuestro mundo es así.

Termina su comentario y solo me mira por el espejo.

—Muy cierto, tal vez debería dejar de aparentar que estoy solo y cumplirlo, alejarme de Takaba sería lo mejor —le digo seriamente —si se salva, debería de alejarlo de mi.

Kirishima me ve y noto que se ve molesto.

—Tiene razón debería de dejar de aparentar y simplemente aceptar que tiene una pareja. Separarlo solo los lastimara a ambos —contesta serio.

—Necesito un cigarro —contesto, no deseo seguir la línea de nuestra conversación.

—Lo que necesita es comer algo —me contesta seriamente.

— ¿Crees que puedo comer algo, en una situación así? —le contesto enojado.

—Se que no pero eso no cambia el hecho de que debe de comer, busquemos algo de comida rápida, no es muy sano pero por lo menos tendrá algo en el estomago —me dice y arranca el motor para buscar un restaurante.

—No pienso comer nada —le contesto cual niño pequeño.

—Necesitamos hacer tiempo, de lo contario se pondrá más nervioso y cuando el joven Takaba despierte necesitara alguien que lo ayude a levantarse y no una pareja enferma que tenga que cuidar. 

No dice más y solo sigue su búsqueda.

— ¿Él despertará verdad? —pregunto sin esperar una respuesta.

—Así es señor, el chico es muy fuerte y jamás lo dejaría solo —contesta seriamente, su voz en ningún momento demuestra duda alguna. 

No hablo más, ya no hay nada que decir, estoy ansioso.

Kirishima consiguió comida china y aunque no moría de hambre comí.

Después encontró una tienda de ropa, compramos ropa y use el baño del lugar para lavarme y cambiarme. No eran trajes de marca pero era ropa cómoda y sin rastros de haber sido usada durante una pelea. 

Ya habían pasado más de tres cuartos de hora y estaba desesperado, así que estaba por dar órdenes de regresar al hospital cuando mi teléfono comenzó a sonar, sentí que el corazón se me saldría.

—Bueno 

—Ya puedes venir —Shinji me dice —además un agente del FBI está aquí junto a Stuart, así que actúa cómo es debido.

—Voy para allá —le indico a Kirishima que maneje —Shinji dime ¿cómo está?

—Ya han detenido el sangrado, pero los médico dicen que perdió mucha sangre —me dice y su voz parece preocupada —cuando llegues te explico lo demás.

—Shinji, carajo dime la verdad él está 

— ¡No! —Me contesta de inmediato —no lo está, cuando llegues término de explicarte.

—Ok ya voy para allá —contesto aún con la esperanza de ver a mi Takaba con vida.

Siento que el trayecto al hospital ha sido el más largo en mi vida, aún cuando solo han durado 25 minutos.

En cuanto llego bajo rápidamente y allí está Shinji esperándome.

— ¿Y Haruki? —le preguntó en japonés, no deseo que las personas sepan de lo que estoy hablando.

—Lo he mandado a casa —me contesta y me indica que entre —pensé que sería sospechoso que te saludara o ustedes hablaran, diremos que escapo sin decir quién era.

—Ya veo, ahora dime, ¿cómo está? — le preguntó sin esperar más.

Shinji me va llevando por los pasillos, vamos esquivando enfermeras, doctores y demás personas. Algunas se vuelve a vernos otras simplemente nos ignoran.

Subimos al elevador y bajamos en el piso 3 en cuanto salimos una pequeña sala nos espera y allí esta Stuart acompañado de un hombre afroamericano, alto y corpulento.

— ¿Señor Asami Ryuichi? —el compañero de Stuart me pregunta y ve a Shinji, quien asiente.

—Si soy yo —contesto y le ofrezco mi mano y él la acepta.

—Soy Keyton Thomson del FBI, soy el agente a cargo de la investigación de la desaparición de… —se detuvo para revisar su pequeña agenda —Takaba Akihito—. Al soltarme me señala a Stuart, que está de pie a su lado —Él es el agente Stuart Davis. 

—Una pena conocerlo en estas circunstancias — me dice con un fingido tono de pena —al saludarme.

A mi mente viene la palabra de Kirishima “apariencias”.

—Lo mismo digo —contesto y termino nuestro contacto.

—El señor Kuroda me ha dicho que usted conoce al señor Takaba —me explica y asiento — ¿Vino a buscarlo? —me pregunta serio.

—El es un gran amigo —contesto — y me enteré de que estaba desaparecido, su familia se limita a sus abuelos y ambos son mayores, así que a sabiendas de nuestra gran amistad me han pedido ayuda, así que he venido a presionar a las autoridades para que intensificaran las búsquedas, cuando llegue me dirigí de inmediato al señor Kuroda porque sé que es el encargado de nuestra embajada en estar en contacto con la policía americana —explico, tranquilamente.

Durante nuestros días de espera creamos esta explicación, por si me veía obligado a dar la cara. Y la mayoría era verdad, mi Takaba solo tenía a sus abuelos, según mis investigadores, pues él en realidad nunca me había hablado de ellos.  

—Ya veo. Lamento si preguntó pero necesitamos saber ¿el señor Takaba estaba metido en algún problema con alguien de la mafia americana? Necesitamos investigar todo a su alrededor.

—Que yo sepa no —guardo silencio y me estoy impacientando —Me parece bien que investiguen y estoy dispuesto a cooperar con todo lo que pueda pero necesito saber ¿cómo está? —le contesto y realmente muero de nervios. 

—Tiene razón he sido insensible a la situación, lo lamento—Le fue informado a mi compañero que hoy un hombre joven japonés fue ingresado al hospital muy grave y en calidad de desconocido, además de que el joven que lo acompaño hasta aquí era japonés, sin embargo este ha desaparecido sin que pudiéramos tomarle su declaración, los paramédicos dicen que no vieron mucho, solo al joven que llegaba cargando a Takaba y que éste estaba desangrándose, por la premura de las circunstancias no se detuvieron a ver si había alguien más. Ya he mandado agentes a revisar la dirección a donde fueron a recoger a Takaba.
Escucho sin decir nada y tratando de asimilar todo lo que me está explicando. 

—Llame al señor Kuroda para que viniera hablar con el joven ya que mi japonés no es bueno… de hecho no entiendo nada —dice descaradamente —sin embargo el chico como ya dije se ha escapado, sin decirnos nada. Y bueno él lo llamo a usted pues es su familiar, por así decirlo, más cercano.

—O sea que no saben nada —contesto molesto —ya veo que la policía de aquí es muy ineficiente.
Keyton me ve enojado.

—Lo siento señor —me contesta aguantándose las ganas de contestar de manera más grosera— pero el caso del chico ha estado lleno de irregularidades.

— ¿Esa es su disculpa? —le pregunto molesto, respiro profundo y continuo preguntando —Bueno y por lo menos ¿si sabe cómo está mi amigo?

—El doctor nos ha dicho que ya detuvieron el sangrado, le han hecho una transfusión de sangre, de hecho aún están en eso, el corazón del chico falló dos veces, pero en ambas consiguieron resucitarlo, ahora dicen que necesitamos esperar a ver cómo reacciona a la transfusión. 

Al escucharlo siento que mis piernas se han quedado sin fuerza, de verdad que no puedo creer todo lo que está pasando.

—Necesito que tome esto con calma —me dice y noto que realmente parece preocupado —al parecer el chico tiene rastros de haber sido violado múltiples veces, además de mostrar cicatrices que demuestran que ha sido golpeado de manera inhumana por varios días, las cicatrices en su espalda parecen recién curadas, y son la evidencia de que fue azotado varias veces, además de mostrar un grado de deshidratación y desnutrición severa.

Siento como si mi cuerpo estuviera hirviendo, justo ahora necesitaba golpear a alguien.

—Por eso es que los médicos no se atreven a decir si el chico se salvara, dicen que todo está en él.

Me mira y noto tristeza en su rostro, paso mi mano por mi cara, me cubro los ojos por unos segundos, escuchar todo lo que le hizo ese idiota me estruja el corazón. 

Hago uso de todo el autocontrol que tengo, respiro profundo.

— ¿Puedo verlo? —pregunto.

—Eso lo decide el médico —Stuart se aleja de nosotros al escuchar hablar a su compañero.

—Cálmate Asami —Shinji me dice y pone su mano en mi hombro, yo solo agacho la cabeza y todo el odio que sentí cambia y ahora es dolor, esto me lo dice en japonés

—Él, no merecía esto— le contesto con pesar en nuestro idioma.

—Lo sé —me contesta seriamente, seguimos hablando en japonés y aunque puede ser grosero por el americano que nos acompaña, no me importa —pero está luchando, y lo hace por ti, así que tú no te des por vencido.

Asiento y Stuart llega acompañado de un médico.

—Buenas noches, ¿usted es familiar del chico japonés? —Me pregunta seriamente y yo asiento —Bueno el chico está en una condición crítica, su cuerpo está muy débil, perdió mucha sangre. Le voy a ser muy franco, si logra pasar la noche puede que se recupere, aunque eso no será algo fácil y mucho menos rápido. 

El doctor parece preocupado.

— ¿Me dejaría verlo? —Creo que el médico seguirá dándome explicaciones pero lo que ahora necesito es verlo y acariciar su cuerpo.

Me mira antes de contestar, no sé qué es lo que ve en mí pero asiente.

—Solo unos minutos —me contesta seriamente —sígame.

Comienza a guiarme por el pasillo hasta detenerse frente a una puerta blanca.

—Solo unos minutos —me repite y veo como abre la puerta y con su mano me indica que pase.

Sin contestarle al médico o decir algo más entro a paso lento, en cuanto entro me paralizo al ver ese cuerpo inmóvil, escucho como la puerta se cierra atrás de mí.

Mi mente no puede creer que ese sea mi Akihito, camino hasta llegar a lado de su cama. Su brazo tiene una venoclisis que está suministrándole sangre, su boca y nariz están cubiertas con una mascarilla que le proporciona oxígeno, sus muñecas están cubiertas, supongo que es donde las han suturado.

Su cuerpo está tan delgado, su cabello largo se ve tan opaco, sin vida… así como todo él.

— ¿Qué te hizo ese imbécil? —hablo y el enojo vuelve a surgir.
Acarició su rostro, delgado, sus mejillas parecen haber desaparecido.

— ¿Dónde está mi Akihito? 

Me acerco para besar su frente y noto como gotas de agua cristalina caen en su piel recorriendo su frente y perdiéndose en su cabello, algunas otras caen en su pómulo recorriéndolo hasta caer en la almohada. Las lágrimas surgen como si la presa que las contenía se hubiera abierto o simplemente desbordado, no las puedo controlar.

La última noche que estuve con él también estuve llorando, que hombre tan patético puedo ser a su lado, pero solo él hace que este lado de mí salga, y solo a él le mostraría este lado.

—Takaba no me dejes —quiero tomar su mano pero me da miedo lastimarlo —me acerco a su rostro, toco sus labios con los míos, no importa que su textura no sea la que yo recordaba, cierro los ojos e intento imaginar al chico rubio de sonrisa retadora y de ojos fieros mirándome, reprimiendo su deseo de ser tocado, sus mejillas sonrojadas y su delicioso aroma, todo esa imagen sigue viva en mi mente.

—Si no me dejas, juro que nadie te lastimara de nuevo, nadie Akihito, no me importa lo que tenga que hacer pero nadie te tocara de nuevo, te lo juro amor— susurro aun cerca de sus labios. 

Paso el dorso de mi mano por mis ojos para limpiar las lágrimas que aún fluyen en menor cantidad.

Escucho la puerta abriéndose de nuevo, acerco mi mano a su rostro acaricio su mejilla aun cuando se siente frío amo su contacto.

—Lo siento pero debe de salir —el médico me indica.

Asiento y miro de nuevo a mi Akihito, allí rodeado de maquinas que lo ayudan a sobrevivir. Se ve tan frágil, que no deseo moverme ni un centímetro de su lado, pero no quiero entorpecer el trabajo de los médicos.

Salgo sin verlo de nuevo o no me podré alejar de él.

—El chico está esforzándose por vivir, así que no crea que todo está perdido —me dice antes de alejarse.
Camino hasta donde están mis hombres esperándome.

—Deberías de ir a descansar —Shinji me habla en japonés.

— ¿Crees qué podría descansar sabiendo que Takaba está peleando por vivir? —le pregunto y siento que casi grite.

—Asami no puedes hacer nada —me contesta pacientemente.

—Tal vez, pero si me voy tampoco haré nada, así que no me voy a mover de su lado —le contesto serio, aún en nuestro idioma.

—Me gustaría que no hicieran escenas aquí, saben es un hospital y no se deben de hacer escándalos o los sacaran —Stuart nos interrumpe.

Lo miro y me señala un lugar.

—Allí hay una salita, pueden esperar allí.

Sin decir nada le hago caso y camino hacia la sala, que está sola, me siento y me preparó para pasar las siguientes doce horas más largas de mi vida.



“Aunque este sola, mientras ame a alguien con el alma, habrá una salvación. Incluso si no puedo estar con esa persona.” 
                                     Haruki Murakami, 1Q84.


—Hoy es un día hermosamente soleado —hablo con voz fuerte, camino hacia la ventana y corro las cortinas, dejo que la cálida luz del sol inunde la habitación —es raro no lo crees, si tomamos en cuenta que el invierno está comenzando, supongo que ya pronto empezaran los fríos y las nevadas —escucho su suave respirar y me vuelvo para verlo.

—A veces no quisiera despertar pero sé que no te gustaría escuchar eso, así que me obligo a salir de la cama. Si las mañanas son difíciles no te imaginas lo que son las noches, son tan oscuras, no hay Luna, no hay estrellas, mis luceros preferidos están escondidos, no desean dejar que los vea, me han dejado solo, es por eso que prefiero no pasarla en casa, me sumerjo en trabajo hasta que el amanecer me sorprende y solo entonces regreso, me baño, como algo ligero y me acuesto a dormir, ni siquiera me acerco a verte porque no tolero la imagen que me espera. 

»Soy un cobarde, lo sé —camino hasta estar a su lado me siento en la silla que está cerca cojo su mano, acaricio el dorso de ella y siento la suavidad de su piel —sin lugar a dudas te has recuperado. Los médicos dicen que tienes un buen progreso, has ganado peso, tu cabello recobro el brillo que había perdido, tu piel es suave y tersa, poco a poco has regresado a ser el Akihito del que me enamore.

Respiro profundo, mantengo el aire en mis pulmones, no deseo llorar sin embargo lo hago, mis mejillas están húmedas, exhalo y siento que me cuesta mirarte.

—Te pareces tanto a mi Akihito, pero falta algo, y es ver tus hermosos ojos brillando al verme. Los médicos dicen que hay pacientes que cuando despiertan recuerdan haber escuchado cuando les hablaban, no sé qué tan cierto sea, al principio me reusaba hacerlo pero en una ocasión moviste tu dedo al escucharme decir tu nombre, lo médicos dicen que pudo ser una casualidad, que los músculos suelen hacer eso de vez en cuando pero yo estoy seguro de que me habías escuchado por eso empecé hablarte con más frecuencia.

»En una ocasión lloraste mientras acariciaba tu mejilla y te llamaba. No sé dónde estés Akihito, pero sin importar te esperare hasta que decidas regresar a mi lado. 

»¿Sabes lo difícil que fue regresar a Japón? Después de que los médicos me dijeran que al parecer te estabas recuperando bien, después de dos días de haber ingresado, pero que no encontraban alguna razón física para que aún no despertaras, me sentí tan mal, te había recuperado pero demasiado tarde, ese tipo te había roto y yo no podía repararte.

»Los médico dijeron que las personas en coma pueden despertar en uno o dos días o en meses incluso años, no quería creerlo, te llame, te grite, te implore que regresaras pero nada ocurrió, así que al ver que no despertabas decidí regresarte a casa, le dije a Shinji que nos trajera a Japón y después de mucho pelear con el FBI, consiguió que te dejaran regresar.

»En cuanto llegamos te traje a casa, al principio querían que te llevara al hospital pero me negué, no quise dejarte en ese lugar frío y triste, claro que no, tu estarías aquí conmigo. Contrate un par de enfermeras que te cuidan todo el día. De hecho Haruki también es parte de tus enfermeros pues ayuda a las enfermeras a cambiarte y a moverte. 

»Feilong te ha venido a ver varias veces, te cuenta su proyectos y su vida amorosa, que bueno que no puedes escucharlo, debe de ser un fastidio —sonrió pues seguramente tú te divertirías oyendo sus tonterías —tus amigos han venido, también tus abuelos. Akihito, no soy el único que espera que regreses.

» ¡No puedes dejarme Akihito! ¡No ahora que te he recuperado! Sé que hemos pasado por muchas cosas pero creo que merecemos ser felices ahora que estamos juntos, por favor Akihito.

Me agacho y cubro mi rosto en su regazo, lloro, lo hago con tal facilidad, desde que él está así, mis lágrimas aprovechan cada vez que estoy solo con él, para salir. No me avergüenzo de ellas porque muestran todo el amor y deseo que siento por mi amado niño.

—Akihito regresa a mi lado, te juro que no volverás a sufrir, no dejaré que nadie te lastime de nuevo. Akihito no me dejes te amo y no sé qué hacer sin ti. 

De repente su dedo parece moverse.

—Akihito vuelve, estoy aquí, siente mi mano —le grito emocionado —Por favor Akihito no me dejes aprieta mi mano —con una mano aprieto la que ha movido y con la otra acaricio su mejilla que ahora esta húmeda por las lágrimas que ha liberado —Por favor muéstrame el brillo de tus ojos, esos que son mi perdición y mi motivo para vivir.

Siento tanto deseo de que él me escuche y acepte mi petición.

—Akihito, cariño —hablo entre sollozos.

Sin embargo quedo en shock, lo que mis ojos están viendo no puede ser cierto, es como si el cielo mismo escuchar mis suplicas o mejor dicho mi niño las ha escuchado.

Veo como sus ojos parpadean una, dos, tres veces y de repente terminan por plegarse por completo permitiendo que ese par de luceros azules enfoquen, sus ojos parecen revisar todo a su alrededor hasta detenerse en mi, siento su mano apretar la mía.

—Nunca más me dejes sin el brillo de tu mirada —le digo y el sonríe torpemente, sus lágrimas siguen cayendo, el intenta levantarse pero parece no poder hacerlo así que me acerco y lo abrazo y el corresponde mi gesto.

—Te extrañe mucho —me susurra al oído, su voz se oye áspera y triste —estaba tan solo, te llamaba pero no venías por mí — no me reclamaba solo se quejaba —Por favor no me dejes solo de nuevo —me susurra y sus lágrimas siguen cayendo, junto con las mías.

—Jamás Akihito, sin importar lo que eso implique, pero jamás te dejare solo, ni dejare que nadie te aleje de mí.

“Se paga por lo que se recibe, se posee lo que se paga… y tarde o temprano, lo que se posee vuelve a uno.”
                                                                                                                                  Stephen King, Eso.



Hola mis lindos distraídos los invito a regalarme un comentario sobre  este largo capítulo, estuve muy tentada a dividirlo pero al final lo deje tal cual. 
Y si quieren después de regalarme su opinión, pasen al leer en el link de abajo 
  




Comentarios

  1. Hola hermosa 😘😘


    Comente en Wattpad sim embargo de uno por aqui. Me gusto mucho la historia, de principio a fin fue un mar de emociones,en algunos capitulos deseaba agarrar a golpes a los personajes 😂😂.


    Muchas gracias por compartirlo.

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  2. La historia tuvo un desarrollo muy fuerte, emocionalmente hablando pero siento que la parte de Henry y su mascota.... nah, me quedó a deber esa parte... un final abierto... por qué????
    En fin, una continuación esperada... desafortunadamente la vara te la dejó alta "Verano Caliente",
    No sé que nos depara en el invierno... pero espero desarrolles mejor o más bien expliques por qué darle un final así a Henry.... Hojas de Otoño es una buena historia, tenía altas expectativas pero psss no las cumplió, así que no podré decir que sea una de mis favoritas para leer y releer.

    Al menos te sientes orgullosa de este trabajo y es lo más importante, muchas gracias, por compartirnos esta historia... a pesar de tu tiempo en la universidad, enfermedades... tu vida diaria y haz llegado hasta este punto tan satisfactorio.... felicidades..

    Esperaré con ansias tu nueva historia, al menos ya podrás descansar de viewfinder xDDDDDD
    gracias y un mega abracituuuuuuu.

    #Shadoww 3:

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