Vacaciones para el corazón

Día 12: bosque 



Un premio para los chicos.


-¡Mamá! 

Un chico (delgado, de tez clara, cabello castaño y corto, ojos grandes y de un hermoso verde olivo) gritaba mientras entraba a su hogar, su caminar era lento y pesado. Su ropa lucia arrugada y un poco sucia, su mochila estaba pesada así que la aventó a uno de los sillones que le quedaba más cerca.

-¡Mamá! ¿Dónde estás? – el chico insistía en su búsqueda. 

La casa como siempre estaba de lo más limpia y recogida, su madre se esmeraba en cuidar su hogar, más cuando está era habitada por varios hombres desordenados, según ella y es que en ella vivían cinco hombres, tres hijos de 19, 16 y 13 años, su encantador marido y un sobrino que estaba solo de paso por decirlo así.

-Aquí bebé, estoy arriba – la voz de una mujer contesto desde la planta de arriba.

El chico escucho y una sonrisa se esbozo en su rostro al escuchar como lo llamaba su madre, tomo de nuevo su mochila y subió las escaleras.

-¡Por Dios mamá! – Su cuerpo se estremeció al ver a su querida e inquieta madre parada sobre una caja intentando cambiar un foco fundido del pasillo - ¿Qué estás haciendo?, ¿Por qué no esperaste a que llegara?

El chico dejo caer su mochila en el suelo y corrió a ayudar a su mamá a bajar de la caja sana y salva.

-Cambiar una bombilla no es nada del otro mundo, ni algo que una mujer no pueda hacer – pero mientras explicaba a su hijo, esté le arrebato el foco de las manos.

El chico se subió a la caja y se estiro para cambiar la bombilla fundida por la nueva y justo cuando estaba por bajarse un crujido inundo el pasillo.

-¡Demonios! – el chico maldijo desde el suelo donde estaba despatarrado.

-Adam no maldigas, ya sabes que no me gusta – la señora lo reprendió por su expresión tan desagradable – ya párate, deja de estar de flojo - la cara del chico se lleno de furia contenida – esto te pasa por subirte a las cosas sin verificar que realmente sean resistentes – lo siguió reprendiendo.

-¡Mamá! – el chico grito e intento contener su contestación.

Adam se puso de pie y se sobo las nalgas maltratadas por el golpe.

-Deja yo recojo tu tiradero, mientras tú lleva tu mochila a tu cuarto y baja para que cenemos, ya no deben de tardar los demás en llegar.

-Sí mamá – contesto cansinamente.

En cuanto entro a su habitación, dejo su mochila sobre un pequeño escritorio que tenía, a lado de la laptop. Se quito la camisa y la dejo en el cesto de la ropa sucia a lado de su cama, acto seguido se tiro en la cama, estaba cansado.

El día había sido agotador, hoy era el último día de clases en la preparatoria, por fin termino su primer año, este fue difícil al principio pero después hizo muchos amigos y hasta una hermosa novia había conseguido. Aún cuando era el último día de clases todavía había presentado dos exámenes y perseguido a tres profesores para que le dijeran si había aprobado pero al final todo estuvo bien, logro pasar todas sus materias y ya estaba más que listo para disfrutar de sus tan merecidas vacaciones.

Ring… ring…

El sonido de su celular acompañado por las vibraciones de esté, lo sacaron de sus pensamientos. Al ver el nombre que aparecía en su celular sonrió inmediatamente.  

-Hola guapa – contesto adulando a su novia.

-Hola amor, ¿no te interrumpo? – la chica pregunto.

-Claro que no, nena, tú nunca interrumpes – Adam contesto amorosamente.

-¡Ay! Adam eres muy tierno, bueno, yo llame para saber si nuestros planes siguen como hasta ahora, ¿ya hablaste con tus padres? ¿Qué te dijeron? – la chica pregunto ansiosamente.

-Marina, te dije que les explique todo la semana pasada y parece que no habrá problemas, lo de esta noche es solo un recordatorio, podremos irnos de vacaciones con tus primos sin inconvenientes – el chico explico dando todo por hecho.

-Está bien amor, entonces te llamo mañana para empezar a ponernos de acuerdo en todo lo necesario ya que saldremos el próximo martes.

-Sí, nena descansa y sueña conmigo – Adam le dijo melosamente.

-Por supuesto amor de eso no tengas dudas, yo no lo voy a decir, porque doy por hecho de que soy la única que ocupa tus pensamientos – Marina sabía que traía arrastrando la cobija a su novio.

-Te amo, hasta mañana Ma- ri- na –El chico intentaba retrasar la despedida así que hizo el sonido de un beso – es para ti cariño.

-Yo también te amo Adam, hasta mañana- ella correspondió el beso – póntelo donde más lo necesites mi amor - de esta manera los dos colgaron.

La puerta de su habitación se abrió estruendosamente.

-Ya son las 8: 00 pm – un chico muy parecido a Adam pero más alto entro y se sentó a lado del chico.

-En serio no me di cuenta – Adam se puso de pie y saco de su ropero una playera – bajemos o mamá va a comenzar a…

-Niños, que se creen, ¿que tenemos su tiempo? – Justo lo que Adam deseaba evitar eran los gritos de su querida madre – ¡Adam! ¡Saúl! Los estamos esperando.
-No crees que mamá tiene talento ¿para trabajar en la lotería? – Saúl le dijo a su hermano mientras salían del cuarto de este.

Adam se quedo pensando en la pregunta de su hermano y antes de soltar una gran carcajada dijo – claro como niño gritón, de esos que dicen los números ganadores.

Los paroxismos de risa fueron tal que cuando llegaron al comedor, sus mejillas estaban mojadas por las lagrimas liberadas por la risa, todos los presentes los miraban con curiosidad y esperando oír el chiste.

Adam se estaba apretando el estomago por el dolor que le generaba el haber reído tanto, Saúl se limpiaba las lagrimas de la cara. Los dos se acercaron al los lugares vacios.

Saúl se sentó a lado de un pequeño de cabello más oscuro que el de sus hermanos, esté los miraba muy divertido por su aparición tan escandalosa y al otro lado estaba su madre, una señora delgada de cabello castaño claro, largo sujetado en un chongo, con ojos verdes, la madre de los chicos los miraba irritada por su entrada al comedor y sobre todo por el retardo, en casa había una regla todos se reúnen cenar a las 8 ni un minuto más y quien se atreviera a romper esa regla se tendría que atener a las consecuencias y lidiar con la furia de su madre, y nadie en esta casa que se considere una persona razonable se atrevería a romperla.

Adam se acomodo entre su padre, un señor de cabello castaño oscuro y ojos cafés, de cuerpo regordete y de apariencia amable, y su primo un joven de 17 años, de cabello y ojos oscuros, con cuerpo robusto y de rostro serio, pero solo en apariencia ya que era muy divertido, que justo en este momento estaba muy entretenido viendo a sus juguetones primos.

-Gracias por considerarnos lo suficientemente importantes para regalarnos su presencia – la señora se veía molesta y eso del sarcasmo se le daba bastante bien. El padre los veía con cierta compasión pero por su bien no se atrevería a contradecir a su amada esposa.

Los chicos no dijeron nada y prefirieron cenar en silencio.

Al terminar de cenar, el señor de la casa comenzó la charla familiar.

-¿Cómo les fue niños? – pregunto en general.

-Bien papá, hoy termine mis clases en la universidad y exente todas las materias y mi promedio general es de 9.7 – Saúl contó rápidamente.

-Muy bien, Saúl no esperaba menos de ti – el chico era muy inteligente y dedicado a sus materias – Y tú Adam, ¿qué tal la escuela? – el padre pregunto mientras tomaba su taza de leche caliente y le soplaba.

-Bien papá, exente todas las materias – guardo silencio eso de presumir sus calificaciones no era lo suyo, eso se lo dejaba a su hermano, tomo una galleta de la mesa y se la llevo a la boca.

-¿Cuál fue tu calificación? – el señor sabía que si quería saber tenía que preguntar de lo contrario su hijo no se lo diría.
-9.8 – contesto secamente sin darle importancia y siguió comiendo su galleta.

-Excelente Adam – Saúl lo felicito.

-Y tú Jacob, ¿Cómo te fue? – pregunto al hijo más joven quien remojaba su galleta en la leche.  

-mm no tan bien creó – y miro a su padre quien esperaba una explicación de lo que estaba diciendo, Jacob, no se dio cuenta que su galleta ya se había deshecho en la leche.

-¿Por qué lo dices? – su padre lo interrogo, el chico levanto de inmediato su taza para beber de ella y por los nervios no tomo en cuenta la consistencia espesa de está.

-Bueno pase todas las materias, pero mi calificación final fue de 9.3 – el chico dijo avergonzado.

-¿Te esforzaste al máximo en tus materias? – pregunto su padre.

-Si papá, te juro que sí, pero no se qué paso - el chico dijo con cierto pesar.

-Ok, te creó hijo- y no agregó nada más al respecto – y tú Noel ¿cómo te fue? – el señor le pregunto a su sobrino quien ya tenía viviendo con ellos un año, ya que sus padres se habían separado y simplemente ninguno quería cargar con él y esté le pidió a su tío que le diera asilo y el acepto, no se hacía cargo de él en lo económico ya que su padre le pasaba una mensualidad bastante generosa. Por lo que solo le daba apoyo moral y le brindaba el cariño que sus padres le habían negado.

-Pues he quedado impactado por las calificaciones de mis primos y debo confesar que tengo un promedio de 9.2 pero aún tengo una materia pendiente, chicos tendrán que decirme sus tips de estudio por que los míos no son tan eficaces – al terminar de hablar sonrió.

-Después de escuchar sus resultados no puedo decir nada, más que ¡Felicidades! 

Pero espero que el próximo año me sorprendan con un 10 perfecto – el padre hablo seriamente y todos asintieron a su petición.

-Ya David cuéntales sobre su premio – la señora apresuro a su marido.

-¿Cuál premio? – pregunto Jacob.

-Cómo estaba seguro de que pasarían sus materias, su madre y yo decidimos que se merecían un descanso después de tanto estudio – el señor hizo una pausa y bebió de su leche, para poder proseguir – chicos todos se irán de viaje.

La familia Villalobos no era millonaria pero el señor David era dueño de una cadena de cafés que estaban esparcidos por la ciudad, estos tenían buena reputación y le dejaban buenas ganancias a la familia y gracias a eso podían vivir desahogadamente y con ciertos lujos.

-¡Que! – tres chicos gritaron.

Jacob muy emocionado por la noticia, Adam consternado por la misma y Saúl sorprendido, el primo los miraba un poco divertido por las reacciones de los chicos.

-Pero Noel, ¿no dices nada?, déjame decirte que tú también iras – El chico no podía creer lo que escuchaba – Le pedí permiso a tus padres y ellos aceptaron – su tío le explico rápidamente.   

-A ver papá y a ¿donde se supone que iremos? – Saúl pregunto con curiosidad.

-Buena pregunta – volvió a beber de su taza y se dispuso explicar – hace un par de días un amigo me contó que su hijo se iría de vacaciones por un mes al extranjero, yo pensé en ustedes inmediatamente, le pedí que me explicara como lo dejaría ir solo y al escucharlo decidí que ustedes merecían salir de viaje. Los cuatro están inscritos en un campamento de verano, en Escocia – el padre detuvo su explicación.

Los cuatro chicos estaban impactados por la noticia y el comedor quedo en completo silencio por varios minutos.

-Ya verán que se divertirán mucho, mañana iremos de compras, para que lleven todo lo necesario para sobrevivir.

-¿Sobrevivir? – Adam pregunto.

-Claro hijo este no es un viaje para turistear, es un viaje en el que estarán en contacto con la naturaleza, nada de tecnología, solo ustedes y el bosque, aprenderán muchas cosas y harán muchos amigos.

Adam pensó ¿Amigos? Pero si ya tengo varios aquí para que quiero más, ¿naturaleza?, ¿Bosque? Quien necesita de ellos, además nunca hemos sido amantes de esas cosas ecológicas, en definitiva este “premio” es más un castigo, acaso se quieren deshacer de nosotros, claro eso debe de ser.  

-Pero papá yo te dije que saldría con Marina para ir de vacaciones unos días a casa de sus tíos en Florida – Adam explico y tenía la esperanza de que su padre cambiara de opinión.

-No me dijiste nada – el padre se excuso.

-Claro que te dije – Adam sentía que le daría un ataque.

-No hijo, tu dijiste que estabas cansado y que deseabas irte de viaje, unos días a divertirte, así que yo pensé que esta era la oportunidad perfecta para que descansaras – su padre tenía un buen argumento solo que estaba omitiendo algo.

-Sí papá pero entre viajes y unos día dije que deseaba irme con mis amigos unos días a divertirme – el pobre de Adam estaba conmocionado por lo que estaba pasando y no sabía si creer que de verdad su padre olvido lo que le dijo o lo estaba haciendo apropósito.

-Ups! lo siento no recuerdo esa parte hijo y lo siento aún más porque no hay vuelta atrás, los cuatro salen de viaje el domingo en la mañana para que descansen por el viaje y el miércoles se presenten en el lugar donde los recogerán las personas encargadas de cuidarlos. 

-Papá yo ya soy mayor de edad así que puedo decidir a donde ir – Saúl, hablo un poco inseguro.

-Claro hijo, y como tienes derecho a decidir, a partir del próximo año escolar decidirás donde vivirás y donde trabajaras pues ya no necesitas de nosotros y puedes valerte por ti mismo – su madre fue quien le contesto y su padre lo veía divertido.

-Por eso decía papá que la idea suena genial y estoy seguro que todos lo disfrutaremos mucho – Saúl contesto mansamente.

-Ves Amanda, te dije que a los chicos les encantaría la idea – el padre hablo orgullosos de sus planes.

El pequeño Jacob estaba feliz ya que él no tenía inconvenientes en ir, Noel no tenía problemas en ir ya que su verano se pronosticaba más aburrido ya que consistía en pasar la mitad del tiempo con su padre quien seguramente lo ignoraría y la otra mitad con su madre quien haría lo mismo. Saúl no estaba encantado con la idea del contacto del bosque y la naturaleza pero en realidad no tenía nada planeado el único que estaba realmente molesto era Adam al cual le habían destruidos sus perfectas vacaciones con Marina. 

Comentarios

  1. A mí me gusta la naturaleza, así que adoraría unas vacaciones en ese bosque, con un buen libro, algo donde escribir, yo encantada.


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