Nueve vidas


Día 10: Gato






Eran tiempos difíciles, todos lo sabían, cada vez había más peleas entre humanos y criaturas nocturnas. 

Y en un pueblo lejano de la capital, el joven Tsukishima ayudaba a su madre quien tenía una pequeña panadería, su padre había sido reclutado por el rey, así que hacía años que no lo veían aunque sí les enviaba dinero y cartas para que supieran que estaba bien. 

Tsukishima estaba en edad de unirse al ejército, sin embargo su vista no era muy buena e iba empeorando, así que se le había perdonado su ingreso. 

Una día después de las últimas entregas de pan, la madre de Kei se percato que ya no había leña para el horno, así que pensó en ir al bosque a conseguirla, sin embargo Kei se ofreció a ir por ella. 

—Hijo, debes regresar antes de que anochezca — la madre le recordó al chico y este asintió— o mejor vamos juntos, así no irás solo. 

—No mamá, tú debes preparar todo para mañana —el chico le recordó sus deberes, pues mañana tenían un pedido muy grande que hacer y les faltaban algunos ingredientes—además no iré solo, Kuroo me acompañará, ¿cierto? 

Tsukishima le había hablado al gato negro que lo seguía a todas partes y este para confirmar lo que había dicho se restrego contra su pierna. 

—Lo ves, él nunca me deja solo. 

La madre le sonrió al gato. 

—Está bien, Kuroo cuida de Kei, por favor—la madre le pidió al minino y acaricio su cabeza. 

El gato ronroneo como respuesta. 

Y así Tsukishima y Kuro se adentraron en el bosque. 

Kei busco por largo tiempo hasta que encontró un árbol derribado y seco, con su hacha lo corto, amarró la leña con un lazo que llevaba y se dispuso a regresar, a penas iba a medio camino de regreso cuando el sol estaba por esconderse. 

—Creo que me tarde mucho, buscando—Kei le dijo a Kuroo —tendremos que apurar el paso o no lo conseguiremos. 

El gato le maulló como si lo apurara, y corrió por delante de él. 

—Espera Kuroo, yo no tengo cuatro patas, además estoy cargando. 

El gato se detuvo para esperarlo. Después de dar un par de pasos más Kuroo se erizó por completo, y tomó una posición defensiva. 

Kei se asustó y preocupado se volvió para ver, qué había asustado a su gato. 

La noche había caído y Kei por más que intentó ver, no lo consiguió pues sus ojos ya no veían más allá de sus pies. 

Sin embargo Kuroo maulla de manera aterradora, Kei tiro la leña que llevaba acuestas e intentó correr, sin embargo algo lo golpeó en las piernas haciendo que cayera. Antes de que el pobre chico se pudiera levantar, sintió el peso de alguien en su espalda. 

—Sin buscar he conseguido algo delicioso para cenar hoy. 

Una voz grave aterradora le habló al oído. 

Kei temblaba de miedo, no sabía qué hacer, intentó gritar pero el monstruo en su espalda le golpeó la cabeza contra el suelo. 

—No te preocupes niño, no te haré sufrir. 

Unos filosos colmillos se le encajaron en el cuello, Kei sintió un dolor desgarrador, su sangre había empezado a brotar desmesuradamente.

Entre el dolor Kei escuchó a su gato rugir, no como un minino lo haría, si no como si fuera un león, aun cuando no podía verlo, el sonido era igual al de su gato, tenía que ser él. 

—¡Vete Kuroo! —Kei instó a su minino a huir. 

El peso que había atrapado a Kei contra el suelo ya no estaba, así que el chico apretó una de sus manos contra su cuello sangrante y se giró para ver lo que ocurría. 

El hermoso gato negro ya no estaba, ahora había un enorme felino negro peleando con un lobo plateado. 

La luna ya había ascendido a su nicho y ahora iluminaba el oscuro bosque. 

Kei no creía lo que sus ojos veían, pues era una sangrienta pelea la que estaba atestiguando. 

La fuerza de Kei se fue extinguiendo y sin más se dejó caer sobre el suelo, sus ojos cada vez estaban más cansados y aunque escuchaba los rugidos de las bestias a su alrededor, ya no importaba, pues el estaba muriendo. 

De repente un aullido se escuchó fuerte para después dejar el bosque en un total silencio. 

—¡Kei! ¡Kei me oyes! —el chico escuchó la voz de un hombre llamándolo. 

Aún cuando no reconoció la voz, está tenía un peculiar sonido, algo que le hacía sentir que la conocía. 

—¿Quién eres? —Kei preguntó con sus últimas fuerzas. 

 —Soy Kuroo —al parecer si estoy muriendo, Kei pensó, ya hasta oigo a mi gato hablarme. 

Kei buscó con su mano al minino y en su lugar encontró la mano de un hombre. 

—Kei, yo te puedo salvar, pero si lo hago dejaras de ser humano. 

El chico no creía lo que escuchaba. 

—Sí te doy de mi sangre, no morirás pero te transformaras en una criatura nocturna, cómo yo. 

Kuroo le dijo apresuradamente. 

—Tienes que decidirte rápido, no te queda mucho tiempo. 

Kuroo apretó la mano de Kei y la acercó a su boca, en donde le dio un tierno beso. 

—Me enamore de ti desde hace tanto que no pude alejarme de tu lado, aunque tú solo me veías como tu gato. No intente acercarme a ti como humano porque si alguien se daba cuenta de lo que era te metería en problemas y no quería eso. 

Kuroo le confesó. 

—Mamá —Kei susurró. 

—Si aceptas podrás seguir cuidando de tu madre, aunque no de forma humana. 

Kuroo tenía que asegurarse de que Kei entendía las consecuencias de su decisión. 

—Aceptó —Kei no quería dejar sola a su madre. 

Aún cuando ya no fuera humano, la cuidaría, de todos modos si no aceptaba moriría y su madre estaría sola. 

— ¿Estás seguro? —Kuroo preguntó nervioso. 

Kei asintió pues la voz ya no salía . 

Kuroo mordió su muñeca y vertió su sangre en la boca de Kei, quien al principio la escupió, pues era amarga, sin embargo poco a poco la fue tragando, conforme lo hacía sentía como le quemaba, por donde iba pasando, después sintió su cuerpo arder hasta el punto de gritar de dolor. 

Kei no supo cuánto tiempo había pasado, pero cuando su cerebro fue capaz de concentrarse en lo que había a su alrededor, notó que Kuroo lo estaba abrazando. 

Por fin lo podía ver y al parecer muy bien. Este chico era blanco con cabello negro y ojos felinos, su pecho estaba desnudo, al igual que el resto de su cuerpo. 

— ¿Kuroo? —Kei preguntó nervioso. 

—Si

Kei se abrazó a él. 

—Pronto va amanecer, y al ser un bebé nocturno, no puedes estar en tu forma humana durante el día. 

Kei lo miró asustado . 

—Es parte de tu nueva vida. De día serás un pequeño felino, conforme pase el tiempo tu forma felina también crecerá y serás más fuerte, además soportaras estar con tu forma humana, pero de momento solo por la noche podrás retomarla. 

— ¡Mi madre! —Kei exclamó preocupado. 

—No te preocupes, durante estos primeros días nos esconderemos en lo que terminas de recuperarte y después regresaremos al pueblo, para que veas a tu madre. 

Kei estaba muy triste y se pegó al cuerpo de Kuroo, algunas lágrimas brotaron y Kuroo lo abrazo fuerte. 

El sol iniciaba su ascenso y sin más remedio, Tsukishima se transformó en un pequeño gatito. Sus patitas tenían guantecillos blancos y resto de su pelaje era amarillo/marron atigrado.

El minino se enrosco en los brazos de Kuroo y se quedó dormido, su cuerpo aún no terminaba de sanar por lo que el cansancio era normal y el pequeño Kei necesitaba dormir. 

Kuroo llevó a su nuevo amigo a una cueva lejana del pueblo. Lo dejó descansando y después le fue a conseguir comida. 

El minino durmió hasta el mediodía que fue cuando despertó, comió y volvió a dormir hasta la noche que fue cuando su cuerpo cambió de nuevo. 

Durante la noche Kuroo le siguió explicando sobre su nueva vida y así pasaron varios días, hasta que Kei le exigió ir al pueblo. 

Kuroo aceptó pero le dijo que fueran de día. Kei aceptó y en forma de gatos ambos fueron a ver a la madre de Kei, quien estaba con el rostro lloroso. 

—¡Kuroo! —la madre de Kei gritó al ver al gato —¿Qué le pasó a mi bebé? 

La señora le preguntó y al hacerlo Kei se acercó a ella. 

La señora no había visto que Kuroo iba acompañado. Así que cuando vio al minino amarillo sus ojos se inundaron en lágrimas. 

—Kuroo cuídaste a mi bebé hasta el final. 

La madre de Kei no sabía cómo o porque pero al ver al gatito amarillo supo que era su hijo. 

—Gracias Kuroo, muchas gracias. 

La señora acaricio al gato negro y cargo entre sus brazos al gato amarillo que lengüeteo su mano. 

De esta manera los dos gatos se quedaron con la señora Tsukishima, hasta el final de sus días, y cuando eso ocurrió ambos se fueron juntos, a disfrutar de sus nueve vidas juntos y jamás, nadie los volvió a ver.  

Colorín colorado esta historia ha terminado. 

—¿Te gustó la historia? —Tetsuro le preguntó al somnoliento Tsukishima qué después de que le inyectaran vía intravenosa sus medicamentos se peleaba por mantenerse despierto. 

—Sí, porque quedaron juntos—Tsukishima contestó con una sonrisa de felicidad —Igual que nosotros. 

Kuroo al escucharlo, se acercó y le dio un beso en la mejilla. 

—Quiero más que eso—Kei le dijo, sonrojandose por decirlo. 

—Pronto te darán de alta y te aseguró que me pedirás que me detenga. 

Kuroo le susurró al oído pues vio que una enfermera entraba a ver como iba el paciente. 

Kei se sonrojó aún más. 

—Creo que tienes fiebre de nuevo, te ves muy rojo—la enfermera le dijo a Kei pero al tomarle la temperatura noto que estaba bien—. Tal vez sea mejor que se retire para que deje descansar al joven. 

La enfermera le dijo a Kuroo. 

—Está bien, mañana vendré a verte —Kuroo se despidió de Kei pero este no lo dejó salir, lo tomó de la mano. 

—Quédate hasta que me duerma —Tsukishima le pidió y Kuroo no se pudo negar—Soy un gatito indefenso, necesito que me protejas —Kuroo vio con sorpresa a Kei. 

—Sí que te ha gustado mi historia —Kuroo le dijo y sonrió al ver a Kei asentir —. No te preocupes mi pequeño minino me quedaré contigo hasta que mis nueve vidas se extingan. 

Sus manos acariciaron las de Kei y este le sonrió como agradecimiento por sus palabras. 


2a parte de: Una noche para recordar. 

Comentarios

  1. Awww my gaaaaad!!

    Muero de amor!! Hermosa historia que solo podría salir de Kuroo para su Tsukki ❤️
    Y mi lindo rubio, que aunque es mas terco que una mula, aun así se da sus pequeños gustos y se deja consentir por ese gato negro 🖤 que lo único que quiere es verlo sonreír

    Aaaay que me encantó todo!! Y yo toda feliz, Tsukki está recuperándose y el siguiente paso será unirse para siempre con su Tetsu ❤️❤️❤️

    La ame!! Gracias por la dosis de KurooTsukki hermana!!

    ResponderEliminar
  2. Cuánto amor y dulzura, me super encantan los gatos y en esta historia más.


    Hermoso capítulo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario