Dejame te cuento

Día 9: caja de zapatos. 



Hola soy Liam, Keyla necesitaba una historia y decidí contarle la mía aunque no sé sí la escribirá; al verla noto que se está riendo de lo que he dicho y no se que es tan gracioso. 

—Solo cuenta la historia y ya veremos —Keyla lo dice tranquilamente mientras sigue riendo. 

—Bien, solo te ignorare—.

Esto ocurrió cuando iba a la prepa, diario atravesaba toda las instalaciones de la escuela para llegar a dónde tomaba clases, y nos es que fuera necesario, de hecho ese era el camino más largo, pero lo hacía porque de esta manera veía al atractivo equipo de Tae kwan do que salía a correr, como parte de su calentamiento. 

Llegaba temprano y me quedaba unos 5 min. viéndolos… 

—¿Solo 5 minutos? —Keyla me interrumpe. 

—Puede que algunos segundos más—le contestó y me ve incrédula —Keyla es mi historia, cállate y escucha—le digo mientras se ríe frente a mí. 

—Continuaré con lo que estaba contando —miró a Keyla amenazadoramente para que ya no interrumpa.

>>Como les decía miraba al equipo de Tae Kwon Do y bueno no es que quisiera ser parte del equipo es que el actual campeón de la escuela está para chupar… ¿Debería de autocensurarme? 

—Liam es tu historia, tú la estás contando, así que, di lo que quieras —Keyla me contesta, claro ella se divierte de cómo cuento las cosas.

—Bueno como decía, Gerardo estaba guapísimo el desgraciado, llevaba un año siguiéndole la pista y no había visto que saliera con nadie, lo cual me hacía tener esperanzas. 

>>Déjenme les cuento un poco sobre mi, desde el último año en la secundaria me di cuenta que las chicas solo me gustaban para chismosear, alguna vez una de ellas se me declaró, y no sólo eso, sino que me beso y en la boca, ¡madre mía! Casi me da un infarto. 

En lugar de emocionarme como todos mis compañeros lo hacían, los cuales estaban adentro del salón, yo casi salgo corriendo. Empuje a Dianita (así se llamaba la chica que por cierto era mi amiga), y ella estaba roja como jitomate. Cuando vi que todos me miraban unos sorprendidos, otros riéndose de Diana, y claro sus amigas me querían matar. 

Me sentí mal por ella, como dije era mi amiga, así que la bese, y les aseguro que ha sido lo más horrible que he tenido que hacer. 

Mis compañeros aplaudieron y vitorearon mi reacción. Diana dio por hecho que éramos novios y fueron los peores meses de mi vida. 

Al final terminamos por unos zapatos, suena ridículo ¿verdad? pero fue completamente cierto. 

Mi prima me obligó acompañarla a comprar su outfit para la fiesta del abuelo. 

Déjenme hago un paréntesis para decirles que tengo muy buen gusto para eso de combinar la ropa, por eso siempre era la primera elección de mi familia y amigos para acompañarlos a comprar. 

Saben, mi prima Alma es una de esas personas pegajosas que se la pasan abrazándote o tomandote de la mano, el punto es que siempre te esta tocando. 

Diana me había pedido salir el sábado, pero me la pasaba inventando excusas para evitar las salidas, aunque ella era muy linda yo simplemente no sentía nada cuando estábamos juntos, para mí solo era una amiga, y no tenía ganas de tocarla como novio, aunque ella se esmeraba en acercarse. Justo ese sábado le había dicho que saldría con mi hermano pero al final mi prima me había secuestrado. 

Llevábamos horas recorriendo tiendas, ya teníamos el vestido, un abrigo, solo faltaban las zapatillas y después de tres tiendas de zapatos visitadas la última fue la elegida. 

En cuanto entramos un chico corrió atendernos, por cierto el chico era bastante guapo, tenía como 17, el pobre chico nos estuvo siguiendo por bastante tiempo, ya que en parte mi prima no se decidía y en parte le estaba coqueteando al chico de la zapatería. 

Por fin de lo que sentí horas se decidió por unas hermosas zapatillas, y cuando el chico venía con ellas, yo la abrace y le di un beso cerca de la boca, Alma se enojo obviamente, solo lo hacía para molestarla pues sabía que le había echado el ojo al chico que nos atendía. Lo sorprendente fue que el chico me entregó la caja de zapatos a mi y de manera sutil acarició mi mano. 

Les confieso que ese simple toque hizo que se me erizara la piel, además de que me sonroje. Alma que es una experta en esto o eso dice, se dio cuenta y dejó de coquetearle. 

Eligió sus zapatos y fuimos a pagar, al hacerlo el chico nos cobró y me entregó una tarjeta de la tienda, al hacerlo me tomó de la mano y me dijo "atrás viene mi número, puedes llamar cuando gustes" al decirlo me guiño el ojo y se retiró , Alma se abrazo de mi para sacarme de la tienda, pues estaba sorprendido y enlelado con el chico. 

—Gracias Liam por robarme a ese bombóncito . 

Alma me dijo fingiendo estar molesta. 

—No digas tonterías— le conteste. 

Sin embargo solo de pensar en lo que había dicho yo sentía mi corazón latir a toda velocidad, estaba tan emocionado. Pero ya saben la felicidad nunca dura, y este fue el caso pues Diana apareció justo frente a nosotros y por cierto no se veía nada feliz. 

—Dijiste que estarías con tu hermano —me dijo muy enojada. Solo de verla sentí que un balde de agua fría me caía encima. 

Saben siempre que la veía era como si repentinamente toda mi felicidad se fuera. 

—O lo siento esto fue mi cul…

Alma intentó explicarle, sin embargo no la deje, tome su mano y le di un beso en la boca, uno muy santurrón, no crean que iba a sabrosearme a mi prima. 

—¡Liam! —Diana grito—OK, puedo entender que tengas una aventura pero no hagas esto frente a mi. 

Al escucharla me sorprendí, que necesitaba hacer para que me entendiera. 

— ¿Ves todo esto?, se lo compre, le presentaré a mis padres, Diana lo tuyo fue solo un juego. 

Al escucharme Diana se puso a llorar y sus amigas que estaban a su lado terminaron por llevársela. 

En cuanto se fue yo me sentí fatal, pues había actuado como un patán. 

Mi prima me abrazó y me llevó a una cafetería donde pudiéramos hablar. 

— ¿Liam qué fue eso? 
—No sabía cómo decirle que no quiero ser su novio, de hecho desde el principio nunca quise ser su novio, pero todos nos miraban, y desde antes ya murmuraban que era maricon porque nunca hablaba de chicas o nunca decía si alguna me gustaba, si me hubiera negado cuando se me declaró todos hubieran empezado a decir que era puto.

—Liam, esta no era la manera correcta. 

—Lo sé pero fue la primera oportunidad que tuve para romper con ella. 

—Ahora ninguna chica querrá salir contigo, los chismes se corren y mañana toda la escuela lo sabrá. 

—Lo sé pero no me importa. Creo que desde que salgo con Diana me he cuestionado mucho sobre las chicas y hoy con el chico de la zapatería sentí tantas cosas que imagino así deben de sentirse los chicos cuando una chica les gusta. 

Alma me vio sorprendida. 

— ¿Liam, me estás diciendo que te gustan los chicos? 

—Eso creo.

Saben por un momento pensé que Alma iba a gritar y salir corriendo, pero no en cambio me abrazó y me dio un beso en la mejilla. 

—Ya tengo con quien hablar de chicos—gritó feliz. 

Ella no tenía hermanas y en la familia éramos puros primos varones, así que estaba muy emocionada. 

—Entonces no rompiste con Diana por unos zapatos, si no por el zapatero —Keyla me ha interrumpido una vez más. 

—Supongo que así fue. 

—Aún no decido si contaré tu historia. 

Keyla me lo dice muy seriamente. 

—Aún no termino de contarla, apenas estoy comenzando, aún falta cuando Gerardo me vio y cuando… 

—Liam solo es una pequeña historia por día, así que calma, por hoy con lo de los zapatos ha sido suficiente. Gracias por contarmela. 

—Keyla, necesito un día más para contar sobre Gerardo. 

Le digo caprichosamente. 

—Lo voy a pensar. 

Ambos reímos y creo que será todo por hoy. 








Comentarios

  1. No muchos pueden romper la cuarta barrera y escribirla menos, debo decir que me gustó la forma de contar la historia, hubo partes en las que imaginé la escena tal cual y me ha hecho reír mucho.


    Excelente trabajo.

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