Probando 1

Las parejas caminaban, por el parque, tomadas de la mano, los niños jugaban entre los cerezos mientras sus padres los observaban.

Un día soleado y con los cerezos en flor ¿Qué más se podía pedir? Se preguntó el chico rubio que miraba tranquilamente aquel paisaje.

—Esta todo listo Takaba— un joven de esbelta figura y con el cabello largo, descansando sobre su hombro, se dirigió al chico rubio que aún miraba el parque.

— Gracias, Yuki— el fotógrafo siguió con la mirada fija — ¿Qué haría que un niño estuviera triste? — preguntó y esperaba escuchar una buena respuesta.

—No lo sé — el chico contesto sinceramente — tal vez perder un juguete o... — el chico pasó su mano por su cabello y trato de buscar una mejor respuesta —Takaba no tengo hijos, así que no sé bien que responder.

—Yo tampoco los tengo y aún así me gustaría saber que le pasa a ese niño.

El joven por fin miro hacia donde su jefe observaba. Y efectivamente, a solo unos metros de ellos, se hallaba un niño con mirada triste, el cual parecía estar a punto de llorar.

Cuando Yuki quiso decirle algo a Takaba éste ya caminaba en dirección del niño.

—Hola jovencito— el niño miró a Takaba un poco asustado.

—Hola —contesto nervioso.

—¿Te ocurre algo? 

El niño no parecía querer hablar, así que solo negó con la cabeza.

—Ok

Takaba no sabía muy bien que hacer para que el niño le hablara.

—Sabes, soy fotógrafo, y justo ahora estoy en una sesión de fotos en la parte de allá— Takaba señaló un área frente a ellos que estaba restringida para las personas.

El niño mordió la carnada y levantó su rostro y miró a donde Takaba le había señalado.

—Solo que tengo un problemita—Takaba intento parecer preocupado— uno de mis asistentes tuvo que irse y ahora no tengo quien me ayude.

El pequeño miró a Takaba y parecía conmovido por su situación.

—¿Y qué vas a hacer? —el niño le pregunto en un tono de voz apenas audible para el fotógrafo.

—Bueno, pues, al ver qué no estabas ocupado, pensé en pedirte ayuda— el niño se sorprendió al escucharlo.

—¿Yo? — el niño se señaló al momento que hablaba—pero yo no sé nada sobre fotografía.

Takaba le sonrió y le pasó la mano en la cabeza.

—No te preocupes, yo tampoco se mucho—Takaba le guiñó el ojo y tomo la mano del niño.

Yuki se acercó a ellos. Takaba jalo al niño y lo puso frente a él.

—Yuki te presento a... —Takaba cayó en cuenta en que no sabía el nombre del niño, así que lo miró y espero a que él hablará.

—Ryuichi —el niño susurro.

—¿Cómo? —Yuki preguntó.

—Ryu—Takaba le contesto—Pues esté caballero será mi ayudante el día de hoy; ¿verdad Ryu?

El niño asintió y parecía nervioso.

—Muy bien Ryu, yo soy Yukine, pero dime Yuki.

El niño sonrió tímidamente al chico.

—Cierto, no me he presentado —Takaba se agachó y miró sus pequeños ojos cafés, ahora ya libres de lágrimas.—Soy Akihito.

El niño le sonrió a Takaba al sentir que éste le tomaba la mano.

Los tres chicos trabajaron arduamente y después de casi cuatro horas, por fin terminaron.

A Ryu le costó un poco de trabajo al principio pero pasados algunos minutos el niño empezó a sonreírle a todos. Takaba estaba feliz de haber logrado distraer al niño.

Las modelos y el resto de equipo reían con el niño, incluso habían posado con él para tomarse fotos.

—Akihito, ¿vas a venir a trabajar mañana?

El niño le ayudaba a guardar su cámara.

—No, mañana trabajo en mi estudio, y regularmente trabajo solo.

Takaba noto que el niño se entristecía.

—Pero Yuki siempre me está molestando con que necesita alguien que le ayude.

El niño inmediatamente sonrió.

—Yo le puedo ayudar— el niño casi grito su sugerencia.

—¡Perfecto! Entonces te daré la dirección.

Takaba estaba por explicarle cómo llegar cuando un hombre alto, vestido de traje negro se acercó a ellos.