BY Kokoro Yolotzin
“Ya no me enojo. Solo observo, miro, me decepciono y me
alejo si es necesario.”
Akihito
estaba hastiado de aquella situación. Desde hace ya algunas semanas llevaba
pensando lo mismo y esa duda no se le podía quitar de la cabeza. Era como si
mil campanas retumbaran en su mente, despojándolo de todo pensamiento cuerdo y
con sentido. Aunque ahora eso no era lo que importaba, sino el hecho de decirle
a Asami como se sentía al respecto con la relación que ambos sostenían. Pero,
¿por dónde comenzaría? Cada vez que ensayaba las palabras que diría su voz
temblaba de tan solo pensar en la majestuosidad de aquél hombre. Sentía que sus
piernas fallaban y que su voz se le escapaba de la garganta. Definitivamente,
pensar en la conversación que tendría con Asami, no ayudaba a que sus nervios
se calmasen.
Mientras
pensaba esto, preparaba la cena. Era ya una costumbre que tenía. Picaba las
zanahorias para preparar algo de sopa cuando escuchó que la puerta principal se
abría. Entonces lo supo; Asami había llegado. Sus manos temblaron y dejó el
cuchillo a un lado.
—Buenas
noches— saludó Akihito al salir de la cocina para encontrarse con Asami. Por lo
que veía, él había tenido un día pesado.
—
¿Ya está lista la cena?— fue el único cuestionamiento que salió de los labios
del mayor. Esto fue otro punto a su favor para intentar hablar con él.
—No,
aún no— contestó con la mirada baja y con un brillo inexistente en sus ojos. Observó
callado como Asami se alejaba hacia el baño dejando su saco en el sillón. Iba a
hablar pero como siempre sus palabras se atoraron. Era imposible conversar
pacíficamente con él. Y Akihito lo
sabía. Pero tenía que vencer sus miedos si quería salir de aquél terrible
infierno en el que se había sumergido. — ¡Asami!— le gritó en voz alta para que
el pelinegro voltease a verlo.
Asami
dirigió su mirada hacia el esbelto cuerpo del rubio. Notó que este temblaba y
que mordía su labio inferior con fuerza.
—
¿Qué sucede?— le preguntó con curiosidad. Se acercó a él lentamente como si de
una presa se tratase. Akihito al ver esto solo pasó saliva al menos dos veces.
—Yo…—
se sentía nervioso y lleno de inquietud. —Yo tengo que preguntarte algo— habló
por fin, después de tanto silencio abrumador.
—Adelante,
pregunta— fue más una orden que una petición.
Akihito
cerró sus puños y contuvo los gritos. Quería ser escuchado por Asami pero no
negaba que el simple hecho le provocaba terror.
—
¿Por qué te comportas tan indiferente conmigo?— al principio se escuchó como un
susurro.
—Perdón,
no te oí— le dijo Asami mientras tomaba un cigarrillo y lo encendía.
Akihito
sintió un temblor por todo su cuerpo. Era como si un escalofrío recorriera su
columna vertebral hasta llegar a su cuello. Sabía que ese silencio tan solo le
produciría un mal terrible. Si continuaba con ello había muy pocas
probabilidades de sobrevivir. Por eso tenía que hablar.
—
¡¿Por qué te comportas tan indiferente conmigo?!— preguntó con enojo. La furia
comenzó a llenar su cuerpo y su corazón. Porque en lo único que podía pensar
eran en los abusos de Asami. — ¡Dime la razón!— exigió.
En
cambio, Asami estaba un poco contrariado. Nunca esperó que Akihito le hablara
de esa manera pero ahí estaba, elevando la voz mientras su quijada temblaba.
—Porque
así soy. Simple— fue la única respuesta que obtuvo de los labios de Asami.
Akihito no podía creerlo. Pensó que al menos le diría algo basado con
argumentos. Pero ni eso. Su ego podía más.
—
¿Es lo único que puedes decir? ¿No te importa lo que yo siento cada vez que
llegas a casa y eres un sádico conmigo?— su corazón bombeaba a una velocidad
extrema. Incluso creía que estallaría en cualquier instante.
—Sí,
es lo único que puedo decir— fumó su cigarro y expulsó todo el humo. —Y no sé a
qué te refieras con la palabra sádico— Akihito sintió que sus ojos estaban irritados
pero no por eso sino por la falta de tacto que tenía con él. Prácticamente lo
estaba humillando y eso no le parecía para nada satisfactorio.
No
quería llorar. No delante de Asami. Pero sus lágrimas ya se encontraban
deslizándose por sus mejillas. Apretó sus dientes con fuerza.
—Siempre
supe que eras un bastardo pero jamás me imaginé que tu crueldad llegara a
tanto— dijo con toda sinceridad Akihito, pero más que con el corazón, habló con
la mente.
Asami
apagó el cigarrillo contra el cenicero y tomó con fuerza los delicados hombros
de Akihito. Sin ninguna piedad lo empujó contra la pared.
—No
te entiendo— le dijo Asami. Su ceño ya
se encontraba fruncido. No le gustaba que Akihito le hablase de esa manera.
—Yo
tampoco me entiendo— quería gritarle lo despreciable que era su presencia para
él pero no podía. Akihito no sentía en verdad odio por Asami.
—Entonces…
¿Qué es lo que deseas?— le susurró a su oído.
Akihito
no sabía que responder. Lo único que él deseaba era ser feliz. Y sabía que al
lado de Asami nunca lo lograría.
—Quiero
mi libertad— suplicó Akihito con un gran nudo en la garganta.
Asami
esbozó un media sonrisa que hizo que Akihito tuviera un poco de miedo.
—Óyelo
bien Akihito, tú eres mío al igual que tu libertad— dijo seguro de sí mismo.
Sabía a la perfección que Akihito estaba
encadenado a él de por vida.
—
¡No digas tonterías Asami!— con toda la fuerza que pudo tener, lo empujó lejos
de él. No quería tenerlo cerca. Su presencia era dañina para él. — Tú no eres
nadie para arrebatarme lo que por derecho es mío. Yo decido que hacer con mi
libertad. Yo y solo yo, Asami— dijo Akihito con voz firme para que se diera
cuenta que hablaba en serio.
—Repite
lo que has dicho Akihito— exigió Asami con enojo. Podía verse la furia tras
esos ojos dorados.
—
He dicho que te exijo mi libertad. Yo ya no quiero estar a tu lado Asami— no lo
sentía de verdad. Esas palabras no las estaba dictando su corazón pero el enojo
cegaba hasta el amor más puro.
—Debes
estar bromeando. ¿Cuántas veces debo tenerte debajo de mí para convencerte que
tu cuerpo y alma son de mi propiedad?— cuestionó Asami al rubio mientras
estrujaba sus hombros con verdadera fuerza. Incluso podría decirse que estaba a
punto de quebrarlos. Akihito tan solo pensaba en las numerosas veces que había
llorado por el pelinegro. No se iba a condenar a una vida llena de infelicidad
y miseria. Él tenía que buscar otra ruta que pudiera salvarlo de aquél
infierno.
—
¡Estás loco Ryuichi!— le gritó y trató de quitarlo. Pero Asami era más fuerte
que él. —Asami, por favor— gimió el chico de dolor.
El
pelinegro dejó al chico y se dio cuenta de que había lastimado gravemente al
rubio. Akihito solo lo observaba con lágrimas en los ojos. Sus mejillas estaban
rojizas y se podía ver el dolor a través de sus cuencas.
Akihito
se apartó en un movimiento rápido de Asami. Sus hombros le dolían y respiraba
entrecortadamente. Él le había hecho daño de nueva cuenta y ya no podía
permitirlo.
Sin
dirigirle ni siquiera una mirada, se pasó de largo y fue hasta la habitación.
Una vez allí, tomó una maleta vieja y comenzó a colocar sus pertenencias dentro
de ella. Una parte de su corazón se quebraba al pensar que esa sería la última
vez que se verían. Después de que se marchara de aquella casa, nada volvería a
ser igual. Y tenía que vivir con este hecho por el resto de sus días.
Pero
de pronto la voz de Asami lo sacó de sus pensamientos.
—
¿Qué haces con esa maleta?— le preguntó al rubio.
—
¿Acaso no es obvio?— persuadió con otra pregunta. Al no recibir respuesta
alguna continuó —Me voy Asami. Y esta vez para siempre— quería volver a llorar
pero no se doblegaría nuevamente ante ese hombre.
Iba
a cerrar la maleta pero Asami no se lo permitió.
—Tú
no te irás Akihito— le dijo con enojo. Era la primera vez que lo veía tan
desesperado.
—Déjame
Asami. Esto no funcionó y nunca funcionará. Somos polos opuestos; nos atraemos
pero nunca nos entenderemos— explicó con la voz quebrada Akihito. Era un golpe
demasiado duro para él pero tenía que dejar ir todo lo que le hacía mal. Y
tenía que comenzar por Asami Ryuichi.
—No
te puedes ir— Asami quería darle mil motivos a Akihito para que se quedara a su
lado pero de esos mil motivos, existían diez mil más que estaban en su contra.
—Adiós
Asami. Aunque no lo creas, fue un placer conocerte— habló con voz baja. Tomó la
maleta entre sus manos y se encaminó hacia la puerta. Pero unas manos en sus
caderas impidieron que avanzara. —Suéltame Asami— le exigió con enojo.
Pero
en cambio Asami apartó las manos de Akihito de la maleta e hizo que lo mirara
directamente a los ojos. —Akihito…— murmuró para sí mismo.
—
¡Déjame Asami!— esta vez le gritó y trató der apartarlo. Pero Asami no estaba
dispuesto a perderlo. Lo aventó bruscamente contra la cama y la cabeza de
Akihito chocó contra la cabecera de esta.
Tomó
los labios de Akihito con brusquedad. Necesitaba saciarse de esos. Porque
Akihito le provocaba una sed que nunca había sentido. Pero solo con el cuerpo
del joven podría saciarse. Pero Akihito sabía la razón por la cual lo utilizaba
y no quería eso. ¡No deseaba ser solo un juguete sin vida y sin criterio
propio!
La
lengua de Asami jugaba con la de Takaba y aunque odiaba admitirlo, le encanta
esa placentera sensación. Pero no era momentos
para divagar entre recuerdos eróticos. Asami intentaba tomarlo a la fuerza y
eso no lo podía permitir.
Con
fuerza mordió el labio de su amante, interrumpiendo el beso y sacándole un
gemido ahogado al otro. Un hilo de sangre escurría por la boca de Asami.
Akihito tan solo sentía el sabor metálico mezclándose con su saliva.
—Eres
alguien muy travieso. Creo que mereces un castigo— mencionó y elevó las manos
de Akihito hasta posicionarlas en la cabecera de la cama.
—
¿Qué haces?— preguntó con mucho miedo e inseguridad. No quería eso de nuevo. No
deseaba una relación sin amor. No iba a permitirlo.
Asami
comenzó a besar sus labios sin importarle los intentos fallidos de Akihito por
soltarse.
—Asami—
dijo su nombre pero sentía que no le hablaba al mismo hombre.
—Tú
nunca te irás de mi lado— le susurró en su oído.
Akihito
estaba lleno de terror. Tenía que hacer algo para salir libre de esa. Con todo
el dolor de su corazón, golpeó con su rodilla a Asami. Eso le dio un poco de
ventaja para que pudiera salir corriendo por aquella puerta. Ya no le
importaban las cosas o cualquier otro objeto material. Lo único que deseaba era
salvar la poca dignidad que le quedaba.
Salió
del departamento sin mirar ni una sola vez atrás. Sabía que Asami haría todo lo
posible por encontrarlo.
Corrió
con todas sus fuerzas. Estaba cansado, triste, devastado pero eso no le
impediría esfumarse de la vida de Asami. Con el tiempo había aprendido a ser
fuerte ante los demás pero vulnerable con Asami. Esa era su gran debilidad.
Odiaba admitirlo pero así era.
Cuando
ya se encontró lo bastante lejos, tomó su celular y marcó a su mejor amigo Kou.
—
¿Hola?— se oyó del otro lado de la línea telefónica.
—Kou,
soy yo, Akihito. Quisiera pedirte un favor— habló Akihito con voz temblorosa.
—Sí,
lo que sea Akihito— respondió notando las ganas de llorar de Akihito.
—
¿Puedo quedarme en tu casa por algún tiempo?— preguntó con un rastro de
melancolía en su voz. No podía creer que en verdad eso estuviera pasando.
Aguantó las lágrimas pero unos ligeros sollozos se dejaron escuchas a través
del teléfono.
—Por
supuesto Akihito— contestó de inmediato sin titubear ni una sola vez. —Pero
dime, ¿qué ha sucedido?— estaba preocupado. Sabía que algo malo le había
ocurrido a su mejor amigo.
—No
te lo puedo decir a través del celular pero te lo explicaré— quería detener el
llanto pero le era imposible. Se estaba alejando definitivamente de la vida de
Asami y eso le dolía con todo el corazón. —En unos momentos llegaré— cortó la
llamada de repente y siguió caminando.
Una
ligera llovizna se dejó caer sobre la ciudad y cubrió a Akihito con su manto de
agua. A él no le importaba mojarse. Ya ni siquiera sentía. Sus músculos estaban
aún adoloridos por el fuerte agarre de Asami. Jamás pensó que la persona a la
que más amaba en ese mundo le hiciera tanto daño. En un momento dado, pensó que
el pelinegro cambiaría pero estaba equivocado. Desde un principio había estado
en una farsa tan grande que ni el mismo creía.
Al poco tiempo, llegó a la casa de su
amigo Kou totalmente empapado.
—Akihito, pasa— su amigo al notar la
mirada pérdida de Akihito, lo invitó a refugiarse en su hogar. Sabía que algo
muy malo le había sucedido como para llegar en ese estado.
—Kou— habló con un rastro de temor y
ganas de soltar más el llanto. —Asami… él y yo…— no pudo seguir. Se desmoronó
en ese mismo instante antes los ojos de su amigo.
Kou al igual que Takato sabían de la
relación que sostenía con el extravagante millonario pero jamás pensaron que la
situación estaba tan mal entre ellos. Consideraban a Asami como una persona
correcta. Pero ahora Kou lo tenía en un concepto bastante diferente.
Akihito se sentó en un sillón de la sala
mientras Kou le ofrecía una toalla para que se secara.
— ¿Te sientes mejor?— le preguntó Kou.
—No… no me siento mejor Kou— los ojos de
Akihito estaban hinchados por tanto llorar. —En un comienzo solo pensé en el
deseo que me atraía de él pero desde hace tiempo todo se volvió diferente. Me
di cuenta demasiado tarde que de una manera enfermiza amaba a Asami, pero él a
mí no. Tan solo represento un objeto sexual para él— las lágrimas descendían
por sus mejillas como si de un caudal se tratara.
—Akihito, tienes que olvidar a ese
hombre. Solo te hace mal. Si tan solo cambiara su actitud— contestó Kou
consolando a su amigo.
— ¡Él nunca cambiara su actitud por mí!—
dijo con voz alta y sus lágrimas incrementaron. —Asami no me ama. Y este amor
que siento por él solo envenena mi alma. Necesito deshacerme de este
sentimiento que me mata cada día y que solo prolonga mi agonía— sujetó la
toalla entre sus manos con verdadero sentimiento.
—Akihito, no hables de esa manera tan
tormentosa. Solo tú te harás mal— Kou tocó su rostro y limpió sus lágrimas. Le
dolía que sufriera por amor.
—Ya te lo he dicho, olvidare a Asami. No
me importa lo que tenga que hacer pero debo sacarlo de mi corazón— permitió que
sus lágrimas se secasen y dejó la toalla a un lado.
De pronto Akihito se sobresaltó al
sentir vibrar a su celular. Lo tomó y miró su fondo de pantalla para ver quien
le llamaba; era Asami.
— ¿Le vas a contestar?— preguntó Kou.
—No— dijo rotundamente. Apagó su
celular. No quería que Asami se volviera a inmiscuir en su vida.
—Sabes a la perfección que tarde o
temprano él te encontrara— le recordó Kou.
—Pero esta vez no pienso volver con él—
bajo la mirada y otra vez su corazón se llenaba de desdicha al recordar todos
los intentos en vano por tratar de que fueran una pareja normal. —Me ha
demostrado tantas veces que él no está dispuesto a cambiar y yo ya no puedo con
eso—.
—Te entiendo a la perfección Akihito pero,
¿y las cosas que dejaste en el departamento de Asami?— preguntó Kou. —Más
importante, ¿qué harás con respecto las cámaras fotográficas?—
Akihito se quedó pensativo. Sabía que
esos eran sus objetos de trabajo pero no podía arriesgarse a pedírselos a Asami.
—Le pediré de favor equipo prestado a la
editorial. No importa la forma en la que lo pague pero no puedo darme el lujo
de regresar con Asami— explicó.
—Bueno, en eso tienes razón— le dijo Kou
no muy convencido. A él no le parecía que solo por miedo a Asami abandonara sus
cámaras. Pero en cierta parte lo entendía.
—Por el momento Asami no sabe dónde
vives y eso me da cierta ventaja. Rentaré un lugar cerca de mi trabajo para no
involucrarte en mis problemas. Intentaré hacerlo lo más rápido posible— Akihito
tenía muchas consideraciones por su amigo y no se le hacía justo que la vida de
Kou peligrara a su lado.
—No te preocupes por eso Aki. Puedes
quedarte en mi casa el tiempo que desees. Además yo me encargaré de que Asami
no se atreva a acercarte. Si vine por aquí simplemente te negaré, ¿de acuerdo?—
Kou no quería que su amigo se quebrara más la cabeza.
—De acuerdo Kou pero de todos modos
buscaré un lugar seguro. No toda la vida podré vivir contigo— rio un poco para
calmarse pero era un mar de nervios. Tan solo había que mirar cómo le temblaban
sus manos para entender.
Kou se dirigió a la cocina y le preguntó
a Akihito si deseaba algo de tomar. El rubio solo negó. No tenía ánimos de
hacer nada. Por lo que valía la pena luchar le había sido arrebatado. Ahora
todas sus esperanzas estaban deshechas.
Pensó nuevamente en Asami y en la tonta
manera en la que lo había amado.
—Solo
fui un imbécil. Pronto te conseguirás a un nuevo amante que sacie tu hambre
carnal. Yo ya estoy harto y devastado. No pienso seguir con el tonto juego al
que me has inducido. Ni tú eres el cazador ni yo la presa. Así de fácil—
pensaba con el alma destrozada. Apretó sus dientes de la furia que de pronto
comenzó a sentir. Deseaba que el amor que sentía por el pelinegro se
transformara en odio. Era lo único que anhelaba en esos amargos momentos.
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Había trascurrido ya dos meses desde que
Akihito decidió irse por completo de la vida de Asami.
Este último decidió que no lo buscaría.
Creía que Akihito sería el primero que se daría por vencido. Como siempre
regresaría a sus brazos después de todo. Pero ahora que ya había pasado algo de
tiempo se le hacía raro que el rubio no apareciera. Claro que ante todo lo
estaba monitoreando. Sabía que vivía en la casa de Kou y que seguía trabajado
en la misma editorial. Toda esta información se la reportaba Kirishima.
Ese día el clima era templado y Asami se
encontraba en su oficina como de costumbre.
—Buenos días señor Asami— saludó
Kirishima al entrar en su despacho.
—Buenos días— se limitó a responder. —
¿Hay alguna novedad con Akihito?— preguntó.
—Señor…— Kirishima inexplicablemente se
puso nervioso y eso Asami lo notó. —El joven Takaba ha comenzado a salir con
uno de sus compañeros del trabajo y por lo visto eso empezó desde hace tres semanas—
Asami no podía creer lo que escuchaba. Le parecía imposible una noticia como
tal. Se suponía que Akihito solo le pertenecía a él.
—Quiero los datos del sujeto— ordenó
altivamente. No perdería tiempo.
—Su nombre es Kaito Tanaka. Veinticinco
años de edad. Su puesto es editor de la sección de noticias internacionales.
Proviene de muy buena familia. Por las referencias es un buen hombre
comprometido con todo lo que se propone— la gente que trabajaba con Asami era
muy capacitada en lo que hacía.
Asami se quedó pensativo durante algunos
instantes. No sabía con certeza lo que iba a hacer.
—Kirishima, firma estos papeles por mí y
cancela todos los compromisos del día de hoy— le dijo a su subordinado. —Tengo
que hacer una pequeña visita a alguien y recordarle a quién le pertenece— tomó
su saco y salió de la oficina.
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Akihito se dirigía a su trabajo. Estaba
feliz porque dentro de muy pronto lo ascenderían al puesto que siempre anheló.
—Buenos días Lucy— saludó Akihito al
entrar al pequeño cubículo que compartía con una empleada extranjera
proveniente de Estados Unidos.
—Buenos días Akihito— ella era rubia y
poseía una piel muy blanca. Su sueño siempre había sido vivir en Japón y en
esos instantes ya estaba cumpliéndolo. —Oye, un hombre preguntó por ti. Le dije
que no estabas pero decidió esperarte. Está en tu oficina— le comunicó
amablemente la chica al rubio.
—Oh, muchas gracias Lucy. Debe ser el
encargado de redacción. Le dije que ya tenía listas las fotografías que pidió.
De seguro viene a recogerlas— él estaba muy alegre.
—Eso es genial Akihito. Muy pronto el
artículo estará listo— Lucy miró la hora. —Tengo que irme— recogió sus cosas
rápidamente en una pequeña bolsa. —Nos vemos mañana. Linda tarde— se despidió
la muchacha.
—Gracias e igualmente— contestó Akihito.
Takaba entró a su oficina con una enorme
sonrisa en el rostro.
—Buenos días señor…— pero esa sonrisa
desapareció en cuanto cruzó el umbral de la puerta y lo vio ahí de pie.
—Asami…— murmuró.
—Buenos días Akihito— lo saludó con una
sonrisa burlona.
— ¿Qué haces…?— no pudo acabar la
pregunta porque Asami lo interrumpió.
— ¿Aquí?— lo observó de arriba hacia
abajo, comiéndolo con la mirada. —Es muy fácil, solo vine a ver como estabas—.
Akihito sintió como un temor invadía
cada parte de su cuerpo. El miedo hizo que comenzara a temblar y que tuviera
ganas de correr. Pero le era imposible. Si hacía algo por el estilo, las
consecuencias podían ser fatales.
—Estoy bien Asami, gracias por preguntar.
Ahora te agradecería de la manera más atenta que te marcharas, tengo mucho
trabajo por hacer— por instinto retrocedió un poco pero Asami se le acercó.
Akihito no creía que eso le estuviese pasando.
—Puedes terminarlo más tarde. Tenemos
mucho de qué hablar— le dijo elevando un poco la voz pero con el tono más
seductor que puso. Akihito solo tragó saliva. Sentía que sus manos sudaban.
—Recuerdo que antes ni siquiera teníamos
tiempo para eso. Me sorprende que las cosas hayan cambiado tanto— intentó
hacerse el fuerte pero simplemente no podía. Un pequeño temblor en su voz
delataba el miedo que sentía en esos momentos.
—Lo que a mí me sorprende es que hayas
preferido tomar equipo prestado de la editorial a que me fueras a pedir
personalmente tus cámaras. Eso es tocar fondo, ¿o no Akihito?— Asami tenía rodeado
a Akihito. Pero el menor solo quería escapar de esa situación.
—Toqué fondo por tu culpa Asami— le dijo
firmemente.
Asami acorraló a Akihito contra una de
las paredes de la oficina. El rubio solo cerró los ojos al sentir el profundo
aroma de Asami. No quería pero lo deseaba.
—Parece que aún provoco muchas
sensaciones en ti— le hizo burla.
Akihito iba a contestarle de mal modo
pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta. No podía articular
ninguna oración cuerda por la culpa de la cercanía de Asami.
—Tu cuerpo siempre ha sido tan honesto—
tocó su rostro con el dedo índice y Akihito se estremeció tan solo con el
ligero contacto.
—Asami, por favor, deja de hacer eso—
imploró Akihito sin obtener resultado alguno.
— ¿Por qué?— le preguntó bastante
divertido al ver la expresión que hizo Akihito.
—Porque no me gusta— la última palabra la
alargó bastante. Podía sentir como su temperatura corporal se elevaba y eso no
le parecía para nada bueno. —Asami, vete de una vez. Necesito terminar mis
deberes— le volvió a decir a Asami pero este hizo caso omiso al chico.
—Te he dicho que tenemos mucho de qué
hablar— le susurró en su oído. Akihito se turbó con la acción de Asami. Mordió
su labio inferior con una intensidad abrazadora.
Asami tocó su cuello lentamente y
Akihito cerró los ojos mientras apegaba más su cuerpo hacia la pared.
—Ahora sé un buen chico Takaba y háblame
de ese tal Kaito— con estas palabras, Akihito abrió sus ojos de golpe. No podía
creer que Asami supiera de la existencia de su compañero de trabajo.
— ¿Cómo sabes acerca de Kaito?— preguntó
con temor. Todo su cuerpo se tensó.
—El que hace las preguntas aquí soy yo
así que responde— le ordenó. Akihito se sintió de nueva cuenta impotente pero
se dio cuenta de que eso no podía ser así. Esa vez, Asami no sería el que
llevara la situación.
—No Asami. No voy a responder nada hasta
que me digas de donde obtuviste la información acerca de Kaito— lo miró
desafiante a los ojos.
—Creo ya lo deberías de saber, ¿no?
Siempre he estado al pendiente de lo que haces y creo que tu ausencia en el
departamento no tiene por qué cambiar la situación en la que ya te
comprometiste desde hace tiempo— le recalcó Asami. Tomó la mano derecha de
Takaba y ligeramente la acarició. —Ahora dime sobre Kaito— el pelinegro quería
saber todo acerca de su oponente.
—Es un amigo— miró esos ojos dorados y
notó algo que le preguntó de inmediato. —Asami, ¿tú estás celoso de Kaito?— no
pudo contener de que una risa socarrona de saliera de sus labios.
Asami soltó su mano y apoyó la otra
contra la pared.
— ¿Celoso yo? Veo que no me conoces
Akihito— le dijo.
—Porque te conozco demasiado sé que
estás celoso— el tono de su voz era tan sensual. Se quedó callado por algunos
momentos observando el rostro algo enfurecido de Asami. —Kaito me ha invito
numerosas veces a salir y yo he aceptado. Tal parece que pronto me pedirá que
seamos pareja y no me molestaría para nada aceptarlo. Es muy guapo y es tan
lindo cuando está conmigo— le dijo tan solo para provocarlo.
— ¿Lindo? ¿Ahora te gustan las
relaciones “lindas”?— le preguntó con un tono de burla.
—Pues a decir verdad, Kaito ha demostrado
ser mejor que tú, Asami— colocó sus brazos en jarras. Asami iba a protestar
pero Akihito siguió hablando. —En este tiempo que he estado alejado de ti, pude
valorar la vida. Aprecié los momentos más insignificantes de mi libertad. Y no
sabes cuánto lo disfruté. Por esa razón te pido que te vayas ahora mismo de mi
oficina— empujó con su cuerpo a Asami y se dirigió hacia la puerta. La abrió
completamente e hizo un ademán indicándole a Asami que se largara.
—Siempre has sido tan ingenuo. ¿Crees
que solo porque tú me lo pides me iré? Veo que te falta mucho por aprender— no
se movió ni un centímetro de donde estaba y solo le dedicó una mirada a
Akihito.
— ¡Lárgate Ryuichi!— le gritó con todas
sus fuerzas desgarrándose la garganta. —Ya no quiero ver tu rostro nunca en mi
vida—
—Eso es imposible Akihito. Tú me
perteneces y no estoy dispuesto a cederte tu libertad— se acercó hacia donde
estaba Akihito y con cuidado lo apartó de la puerta y cerró con seguro esta.
Akihito no podía creer toda la crueldad
que existía en Asami y sin poder evitarlo las lágrimas comenzaron a inundar sus
ojos.
— ¿Cuándo… cuándo será el día en el que
me dejes vivir en paz?— sollozó tan fuerte y cubrió sus ojos para que Asami no
le viera. —Dime la razón del por qué me humillas de esta manera tan deplorable.
Nunca he sido una mala persona pero tú me tratas peor que un criminal
privándome de mi libertad— Akihito no aguantaba el peso de su propio cuerpo y
quería dejarse caer sobre la alfombra que yacía en el suelo.
—Akihito— dijo su nombre como si de un
suspiro se tratase.
—No te comprendo Asami. Tú puedes tener
a quien se te venga en gana. Pero dime, ¿por qué me eliges a mí? Yo… yo ya no
quiero esto— las frases que formaba Akihito eran hirientes y llenas de
sentimientos negativos.
—Nunca lo entenderías. Tan solo sé que
eres tú— salió de los labios de Asami.
Pero Akihito no contestó. En cambio
siguió llorando. Él se volteó lo suficiente para que el pelinegro no lo
observara. No quería que lo viera más vulnerable de lo que ya lo consideraba.
—Desde hace dos meses no he podido
dormir bien— le confesó en un arrebato de frustración. —Jamás pensé que diría
algo por el estilo pero mi vida no es la misma si no estás— Akihito se
sobresaltó al oír esto. —Akihito, debes de regresar al departamento— el rubio
se limpió las lágrimas y observó al pelinegro con una mirada llena de miedo y
pavor.
—No lo sé Asami. Ya ni siquiera me
siento seguro al estar a tu lado— no estaba diciendo mentiras sino solo la
verdad. Desde que comprobó que Asami no lo amaba ya nada era igual para
Akihito. Sentía un vacío enorme en su pecho al igual que en su corazón.
Asami no le dijo nada. Tan solo en un
momento de distracción de Akihito tomó posesión de sus labios. Él rubio solo
volvió a cerrar sus ojos al sentir el tenue contacto. Con algo de miedo, subió
sus manos hasta posicionarlas en el cuello de Asami. Se olvidó de sus promesas
al igual de su temor. Solo quería sentirlo. Apegó su cuerpo más hacia él y sin
querer gimió al sentir su miembro tan cerca del suyo.
No lo quería aceptar pero lo deseaba en
ese mismo instante. Sus manos acariciaron el cuerpo de Akihito por debajo de la
ropa y unos leves suspiros escapaban de la boca del fotógrafo.
— ¡Asami!— gimió su nombre algo
extasiado. Porque en ese mismo instante comprendió que su cuerpo solo respondía
al toque de Asami. No importaba como fuese; si rudo o suave. Lo que si sabía
era que lo necesitaba en ese preciso instante.
El pelinegro comenzó a besar su cuello y
lentamente descendió por este. Akihito solo podía sonrojarse y sentir arder su
rostro por el fogoso momento y la vergüenza contenida.
—Parece que tu cuerpo extrañó mis
caricias— le dijo Asami pero tan suavemente que parecía un ligero ronroneo. Akihito
solo le limitó a gemir.
Él colocó las manos debajo de los
glúteos del menor y lo encaminó hacia el pequeño escritorio que se encontraba
en la oficina. Lo recargó contra este y una vez allí siguió comiéndolo a besos.
Eso era lo mejor que le podía pasar en ese momento. Sentía como su cuerpo era
travesado por una onda de placer que recorría cada parte desconocida de este.
Quitó su playera y dejo al descubierto
su pecho y esos pezones que lo volvían loco. Sin más se llevó a su boca uno de
ellos y Akihito gritó son una locura desmedida que hasta ahora desconocía.
Pensaba que ya lo había vivido todo pero le faltaba es pequeña experiencia que
sin duda alguna iba a ser muy gloriosa.
Declinó sus labios hasta toparse con los
pantalones de Akihito. No cabía duda alguna de que estos ayudaban a que las
piernas de Akihito se encamararan a la perfección pero en esos instantes solo
deseaba despojarlo de ellos para proceder a tocar cada parte de su piel.
Con sumo cuidado desabrochó el botón y
bajó la bragueta del pantalón. Akihito solo pasó saliva con dificultad. La
anticipación era algo demasiado excitante y de tan solo pensar en Asami sus
ganas de hacerlo incrementaban.
Cuando fue despojado de sus pantalones
se le podía enmarcar el miembro en sus calzoncillos. Era obvio que necesitaba
ser atendido pero Asami decidió que por esa vez lo castigaría por haberlo
dejado. Bajó la ropa interior con extrema lentitud. Akihito solo apretaba los
dientes y contenía los gemidos que amenazaban salir de su boca. Sabía que Asami
estaba torturándolo y eso no se le hacía para nada placentero.
Una vez que ya no tenía los
calzoncillos, Asami acarició toda la longitud del miembro de Akihito y esta vez
un sonoro gemido se dejó oír por todo el lugar.
Su erección ya estaba presente en los
hombres y la entrada de Akihito pedía que la consolasen de la extensa tortura a
la que estaba siendo sometido. Con mucho cuidado, Asami colocó el primer dedo
en el ano de Akihito.
— ¡Ah! ¡Asami!— tomó entre sus manos el
ancho del escritorio y lo sujetó fuertemente. Tan solo con ese primer
movimiento lo había vuelto loco. Asami sintió que con ese roce no había sido
suficiente así que se decidió por colocar un segundo dedo en su interior.
Esto solo sirvió para que Akihito
sintiera los deseos de tocar su erección y de esta forma soltó un gemido grave.
Los metía y sacaba rítmicamente y Akihito solo gimoteaba lleno de placer y
júbilo. Era la sensación más excitante que podía sentir hasta ese momento.
Asami separó dentro de Akihito sus dedos
y el rubio sintió un poco de dolor pero ni por el gemido que soltó, paró. Así
los mantuvo alrededor de un minuto. Akihito se estaba acostumbrado a esa
sensación cuando Asami se animó a introducir el tercero.
Esta vez lo movió sin ninguna inhibición
y Akihito trató de relajarse para que Asami hiciera su trabajo sin tener que
preocuparse por el dolor que le causaba. Pero eso no era suficiente. Él también
quería disfrutar el delicioso momento que ambos estaban viviendo.
Con prisa, tomó la camisa de Asami y
lentamente fue desabrochando los botones de ella. No quedó satisfecho hasta
poder ver los marcados pectorales de Asami y gimió con tan solo tocarlos.
Porque agradecía que ese cuerpo lo poseyera tan fuerte y profundamente.
—Asami…. — gimió con recelo su nombre.
—Ya no me tortures más— un hilo de saliva salió por su boca. De tan solo pensar
ser penetrado por él hizo que su excitación aumentara notoriamente.
Su corazón de igual manera se aceleró al
sentir los dulces labios de Asami posados sobre los suyos. Porque Akihito jamás
creyó en las casualidades y sabía que eso estaba pasando por una causa muy
especial. Se dio cuenta de que aunque intentara olvidar a Asami, no lo iba a
lograr. Porque él había profanado su vida al igual que su corazón. Jamás pensó
que el amor llegara a su vida de una forma tan sádica e incluso horripilante.
Pero ahora pensar en eso no importaba. Lo que le importaba ahora era el futuro
que estaba forjando pero tenía miedo. Eso era algo que no podía evitar. El temor
más grande era su desdicha. No quería creerlo pero pensaba que Asami solo lo
usaba como mero objeto de placer.
Akihito retuvo las lágrimas en sus ojos.
Por el momento no quería mostrarse más vulnerable. Ahogó su dolor y decidió
concentrase solo en la excitación que estaba presente en ese momento.
— ¡Ah!— otro gemido proveniente de sus
labios cuando sintió la mano de Asami rozar su pene. Él lo estaba sometiendo a
una cruel tortura haciendo que contuviera las ganas de gemir. — ¡Asami!— porque
su nombre era lo único que podía decir en esos momentos. Era como si no supiera
más de sí mismo y solo se dejara llevar por la mano de Asami.
Asami observó el rostro de Akihito;
estaba todo sonrojado y pequeñas gotas de sudor recorrían su frente. Podía
sentir el cálido aroma de su amante en cada exhalación que daba. No podía
aguantar más. Necesitaba sentirlo. Lo había extrañado tanto.
—Eres tan lindo Akihito— le susurró
Asami y después lo besó con erráticas pasión en los labios. El rubio solo atinó
a abrazarlo.
Apegó su parte baja con la de él para
hacerle una invitación a que invadiera su entrada. Eso era lo que deseaba
Akihito. Quería que entrara en su interior y lo inundara con su esencia.
—Asami, por favor… por favor entra de
una buena vez— rogó con todas sus fuerzas y con el poco aire de cordura que le
quedaba.
Pero claro que Asami pensaba hacerlo
agonizar un poco más. Tomó con cuidado las ligeras caderas de Akihito y colocó
su miembro en la entrada de Akihito sin hacer ninguna presión.
— ¡Asami, deja de jugar conmigo!— le
gritó desesperado. En un arrebato de frustración y de excitación, con toda la
fuerza de voluntad que aún le quedaba, se reincorporó e hizo que Asami quedara
sobre el escritorio. Sabía que lo que estaba haciendo no iba a ser nada bueno.
Pero su conciencia había dejado de trabajar y ya nada le importaba. Lo que
quería era saciar la sed que Asami hizo crecer en él.
Tomó su gran suspiro y se posicionó
arriba de Asami.
—Parece que quieres llevar el control—
le comentó con algo de burla en sus palabras pero también tenía un tono erótico
que hizo que la piel de Akihito se erizara. —Solo por esta vez te dejare
tenerlo—.
Sin importarle nada, lentamente
descendió su cuerpo hasta sentir como el miembro de Asami entraba por completo
dentro de él.
— ¡Agh!— un sonido realmente abrumador
salió de los labios de Akihito por el dolor que estaba experimentando en ese
preciso instante. Pero no quería detenerse. Por fin, después de tanto, lo tenía
adentro.
Asami colocó sus manos en las caderas de
Akihito mientras sentía como era envuelto por las paredes de la entrada de
Akihito.
—Muévete— le dijo en un tono
sicalíptico. Akihito solo obedeció y comenzó a elevar su fino cuerpo para
después dejarlo caer. La sensación que percibieron todos sus sentidos fue
demasiado estimulante. No había palabras para describir ese sensual momento
lleno de erotismo.
Sin refrenar ningún deseo, Akihito
comenzó a moverse desmedidamente. No importaba si le dolía al principio. Sabía
que el dolor siempre pasaba para darle paso al placer. Y así fue.
Mientras más se enterraba en su entrada,
más era la sensación que lo hacía gritar y gemir extasiado.
— ¡Más fuerte!— le gritó. Y aunque lo
estaban haciendo de esa manera, para Takaba ya no era suficiente. Él quería
más.
Asami sujetó con más firmeza las
livianas caderas de Akihito a tal grado que dejó marcas en la tenue blanca
piel.
— ¡Joder!— soltó sin preocuparse por
como sonara la expresión tan desatadora. Asami había tocado el punto más
importante en el cuerpo de Akihito; la próstata.
Akihito apoyó sus manos en el pecho del
mayor y comenzó él mismo a balancear sus caderas para hacer más continuo y rápido
el maravilloso roce.
Incluso sentía como su ano se dilataba
aún más pero no podía creerlo. Tal vez era el hecho de hacerlo en la oficina o
el que Asami estuviera prohibido para él, pero el punto era que su excitación
estaba aumentando de manera notoria.
¿Hasta dónde podía llegar el deseo, el
placer carnal tan solo por estar con el hombre al que amaba aunque no fuera el
correcto? Era una pregunta que Akihito siempre se había hecho pero jamás podido
contestar.
Asami aumentó el ritmo de una manera
casi brutal pero para Akihito eso era todo lo contrario. Significaba elevar su
placer al máximo.
—Se siente genial— le dijo en un suspiro
mientras disminuía el compás. Quería al menos sentirlo más tiempo adentro antes
de que llegara al ansiado y poderosos orgasmo.
Entonces Akihito acercó sus labios a los
de Asami y una vez allí, los comenzó a besar lentamente. Para él, era lo más
delicioso que hubiera podido probar en la vida. De esa manera sentía como la
pasión y el amor se acumulaba en su corazón, haciéndolo latir desmedidamente.
Akihito tuvo deseos de decirle un “Te
Amo” a Asami pero sabía que ese gesto no sería muy bien recibido por el
pelinegro. Muy al contrario. Tan solo lo despreciaría como siempre.
El rubio volvió a moverse pero esta vez
más fuerte haciendo que el pene de Asami rozara su próstata.
De pronto, se oyeron pasos afuera de la
oficina. Akihito se quedó quieto y su respiración se aceleró. Asami también
colocó una cara de extrañeza. Entonces tocaron a la puerta y Takaba se
sobresaltó pero sin hacer ningún ruido.
— ¿Akihito?— preguntó el sujeto de
afuera. Tenía la voz grave pero se le notaba la juventud en el modo en el que
habló. —Soy yo, Kaito— dijo la voz.
Akihito hubiera preferido que su
compañero jamás dijera su nombre. Se le había olvidado que ellos habían quedado
para salir a comer. Pero en cambio, ahora se encontraba en una situación
bastante comprometedora el lado de Asami.
Observó los ojos del mayor y estos
destellaban una furia. En un arrebato de enojo, Asami arremetió contra Akihito.
El rubio iba a gemir pero se llevó las manos a la boca. No iba a permitir que
por la culpa de Asami los descubriesen.
—Parece que no está— dijo Kaito para sí
mismo ya que al intentar abrir la puerta la encontró cerrada.
El sonido de un celular marcando y el
tono de un teléfono recibiendo la llamada preocupó más a Akihito. Su celular se
hallaba a cierta distancia considerable fuera de su alcance.
—El celular está allí adentro pero
Akihito no— volvió a decir Kaito con algo de preocupación. —Tal vez se le olvidó—
trató de convencerse así mismo.
Los pasos se alejaron al igual que la
presencia del chico y cuando estuvo lo más lejos posible, Akihito descubrió su
boca y se dispuso a gemir.
—Asami… no tenías por qué hacer eso— le
reclamó mientras su respiración era ajetreada.
Pero el pelinegro lo volvió a penetrar
fuertemente.
—Él necesitaba saber a quién le
perteneces— con esto dicho, lo besó en los labios, apagando los reclamos de
Takaba y disponiéndose a disfrutar de lo que estaban haciendo.
Akihito un poco más calmado, volvió a
auto-penetrarse fuertemente. Necesitaba sentir la esencia de Asami inundar su
interior. Descendió con más fuerza arrancándole un gemido ahogado a su amante.
—Termina dentro de mí por favor— gimió
ensimismado por aquella fascinante sensación.
Como si de una orden se tratara, lo
obedeció fervientemente. Lo penetró con sumo vigor tocando el punto de Akihito.
Pero eso no era suficiente para él.
Llevó su mano al pene de Takaba y
comenzó a masturbarlo mientras aumentaba la precisión de las embestidas como si
no hubiera mañana. Akihito oía los sonidos húmedos que provenían de su ano al
ser penetrado con viveza.
Solo bastaron unos minutos más para que
Akihito tuviera la eyaculación más imponente de su vida. Después de esto, las
paredes del ano de Akihito se contrajeron de tal manera que su interior apretó
el miembro del mayor deliciosamente haciendo que este eyaculara en su interior.
Podía sentir el semen deslizándose por
sus muslos. Arqueó ligeramente la espalda al sentir esto y agradeció porque la
agonía sexual a la que estaba sometido había culminado en un placer
inigualable.
Algo aturdido, Akihito se levantó. Sus
piernas dolían un poco pero no se comparaba con el calvario en su pobre
entrada.
—Querías que me fuera, ¿no es así?— le
preguntó el mayor mientras recogía sus prendas y se vestía con ellas.
—Sí, y ahora que ya has obtenido lo que
deseabas, te pido de la manera más amable que te vayas— Akihito se sintió mal
después del tener sexo con Asami.
Comprendió que fue incorrecto hacerlo en
su área de trabajo y mucho más en la presencia de Kaito, aunque no duró mucho.
Asami estaba extrañado por la actitud de
Akihito. Le había permitido tener sexo con él y ahora se arrepentía. Jamás
pensó que el chico fuera tan contradictorio respecto a sus sentimientos.
—Te lo he dicho ya, no pienso irme hasta
que me asegure que regresaras a mi lado— le dijo Asami. Akihito no pudo evitar
abrir sus ojos desmesuradamente. De cierta forma, Asami extrañaba su presencia
y eso lo hizo sentir especial por una brevedad de tiempo.
— ¿Quieres que vuelva?— le preguntó
emocionado y con ganas de gritar. Pero sabía que tenía que guardar la
compostura.
— ¿Qué no ha quedado claro?— Akihito
sintió como su pecho se oprimió y una oleada de alegría invadió su alma.
—Asami…— no podía creer lo que Asami le
estaba diciendo. Simplemente no lo podía hacer. —Sí, volveré— le dijo después
de tanto tiempo.
Asami lo atisbó con la mirada y en un
rápido movimiento, besó sus suaves labios. Akihito solo cerró sus ojos al
sentir el fino contacto en su boca.
En verdad deseaba tanto poderle decir lo
que en verdad sentía. Era algo que jamás
había sentido con nadie. Solo con Asami, un amor imposible para él.
—Te espero en el departamento está
noche— le dijo antes de saliera de la oficina dejando a Akihito con las mejilla
sonrojadas.
Él no comprendía porque no podía olvidar
a Asami. Sabía que era algo esencial en su vida. Parecía su droga.
Akihito salió de igual manera de la
oficina. Iba a tomar un baño en la casa de Kou y a explicarle varias cosas.
Estaba muy feliz por la proposición de
Asami. No podía creer que lo extrañaba, o de ese proceder lo intentaba ver a
Akihito.
Pero cuando estaba doblando una calle se
detuvo en seco. Un pensamiento caló su mente al ver a una pareja de enamorados,
tomados de la mano, caminando por la calle. Su corazón comenzó a palpitar.
¿Acaso ese tipo de relación deseaba con Asami? Tal vez no pero tampoco deseaba
ser el sumiso en aquel vínculo. Había aceptado regresar con Asami muy rápido y
eso le molestaba mucho. Lo había visto como un objeto sexual y no hizo nada
para detenerlo. Ahora se sentía culpable.
—Esto no puede continuar— murmuró para
sí mismo.
Se dirigió a la casa de Kou con paso
apresurado.
°°°°°°°°°°°°°°°
— ¿Vas a salir?— le preguntó Kou a su
amigo al verlo tan arreglado.
—Sí, iré a comer con Kaito— unos minutos
antes, se había disculpado con él por haberlo dejado esperando pero Kaito le
dijo que no se preocupara y le propuso pasar por él para cumplir la cita.
Akihito había aceptado.
—Me da mucho gusto que intentes salir
con nuevas personas Akihito— le comentó Kou muy orgulloso de su amigo. Pero
Akihito se dio la vuelta y con ojos tristes le respondió de la manera más
dolorosa que pudo.
—Asami fue a verme a la oficina y acepté
volver con él—
— ¿Qué hiciste que?— Kou no lo podía
creer.
—Lo que has oído Kou. Pero no te
preocupes. Tengo todo arreglado— solo Akihito sabía a lo que se refería. —Me
tengo que ir. De seguro Kaito me está esperando— le contestó. Salió con una
bolsa algo grande que estaba muy recatada.
Pero antes de bajar, le dedicó una
mirada a Kou y le dijo —Si viene Asami tú solo dile que estoy en el lugar donde
comenzó todo— y salió por el umbral de la puerta.
— ¿Tantas cosas necesitara Akihito para
una cena?— se preguntó en voz alta.
Revisó por la ventana y vio cómo su
amigo se subía en un auto junto a su compañero de trabajo.
—Solo espero que no le suceda algo
peligroso a Akihito— pensó antes de ir a hacer algunos deberes.
°°°°°°°°°°°°°°°
Kaito y Akihito se encontraban en un
pequeño restaurante. Ambos conversaban de trivialidades del trabajo.
—Akihito, eres una persona tan
maravillosa— halagó al rubio. —No sé cómo no te conocí antes. Todo mi vida
hubiera sido muy diferente— estrechó sus manos con las de él pero Akihito solo
se quedó perplejo. Inmediatamente las apartó y bajo la mirada.
—Lo siento Kaito, no sabes cuánto lo
siento, pero no puedo corresponderte de forma amorosa— le explicó Akihito. Él
no lo quería herir. Tan solo deseaba hablar con él de una forma pacífica.
—Yo sé que podemos intentarlo. Solo dame
una pequeña oportunidad. Te demostrare que puedo hacerte muy feliz— trató de
persuadir a Akihito pero era imposible.
—En verdad, no sabes cuánto lo lamento.
Tu y yo no podemos ser nada, solo amigos— no le gustaba que personas ajenas
sufrieran por las tonterías de sus actos.
—Te comprendo. Aunque no me lo digas, sé
que hay otra persona en tu corazón— Akihito solo sintió lleno de agobio.
—Lo siento— todo lo que tenía que hacer
estaba resuelto. Solo faltaba una cosa. —Tengo que irme Kaito. Nos veremos en
el trabajo— Akihito se levantó y dejó la mitad del dinero para que pagara la
cuenta.
No volvió la vista ni una sola vez hacia
atrás. Quería evitarse la vergüenza que estaba pasando. Sintió con todo el
corazón lastimar de esa manera tan cruel a Kaito. Solo lo había estado ilusionando
por vario tiempo y eso no se le hacía justo. Pero, ¿qué podía hacer si su
corazón pertenecía a otra persona?
Akihito salió del restaurante hecho un
mar de enredos. Sabía que esa misma tarde tenía que irse con Asami pero había
aspectos que no le parecían correctos. Por eso optó por la opción más triste de
su vida. Tenía que reflexionar acerca de su vida; no iba a volver con Asami ni
iba a regresar a la casa de Kou. Iba a parecer un malagradecido con su amigo,
quién le ofreció refugio, pero tenía sus razones para comportarse así.
La pequeña bolsa (así se veía en
aparente visión) contenía algunas ropas y objetos de valor. También algo de
dinero para pagar el alojamiento en un hotel algo cercano a una zona que
deseaba regresar después de tanto tiempo. Aquél paraje donde había estado antes
de los hechos de Hong Kong y demás cosas por el estilo.
—Asami, si en verdad deseas tenerme a tu
lado, entenderás la señal— dijo para después tomar un taxi e irse en él.
°°°°°°°°°°°°°°°
Habían transcurrido ya 24 horas desde
que vio a Akihito y este aún no regresaba a su lado. Asami estaba enfadado. No,
colerizado. No iba a aceptar tal conducta en él. Nadie, nunca nadie lo había
dejado esperando. No comprendía lo que le sucedía a ese chico.
Kirishima entró a su despacho con un
informe sobre Akihito y por supuesto malas noticias.
—Señor Asami, el joven Akihito ayer
salió de la oficina y se dirigió hacia la casa del joven Kou. Después de ahí
partió con su compañero de trabajo Kaito Tanaka— al escuchar este nombre, la
sangre de Asami hirvió de ira. No quería agobiarse pero lo estaba haciendo. Tan
solo el pensar que Akihito se enamorara de ese tipo lo enfurecía de tal manera
que era capaz de matar a quien se le cruzase por el camino. —Pero después el
joven dejó solo al joven Kaito y se marchó de allí. Posteriormente le perdimos
el rastro— al oír estas palabras, algo de alivio entró en su alma.
—Seguramente está con Kou— pensó dos
veces y sabía que tenía que hacerle una visita al pelinegro. —Prepara el auto
Kirishima— fue su orden mientras en la mente de Asami solo se podía proyectar a
Akihito.
°°°°°°°°°°°°°°°
Kou estaba muy preocupado por su amigo.
No había llegado a dormir y eso era lo que más le alarmaba.
Iba a llamar a la policía para
notificarlo como desaparecido pero entonces unos toques en la puerta lo sacó de
sus pensamientos. Pensó que era Akihito así que corrió a abrirla. Vaya sorpresa
que se llevó al ver de quien se trataba.
— ¿Qué haces tú aquí?— le preguntó con
enojo contenido. —No eres bienvenido a mi casa— advirtió Kou.
—No te exaltes tanto. Solo vine a ver
por qué Akihito no ha ido al departamento— eso inquietó mucho más a Kou.
—Por escasos momentos creí que estaba a
tu lado— ahora quería llorar pero del terror.
Esto también preocupó a Asami. ¿Dónde
podía estar metido ese chiquillo?
— ¿Ya has hablado con las personas que
estuvieron recientemente con él?— preguntó el mayor refiriéndose a Kaito
específicamente.
—Sí pero no saben nada de él— Kou juntó
sus manos y las frotó. Sentía un malestar gigante.
— ¿Y no te dijo algo al salir?— le
cuestionó exaltado. Quería saber dónde estaba Akihito de una buena vez.
—Nada…— se quedó en silencio por algunos
instantes y luego recordó lo que le dijo Akihito. —Espera, Akihito me dijo que
si venias te dijera que él se encontraba en el lugar donde había comenzado
todo—
— ¡¿Y qué rayos se significa eso?!— no
entendía lo que las palabras de Akihito querían expresar. ¿El lugar dónde había
comenzado todo? Eso era algo muy tonto. Para empezar, ¿a qué se refería? ¿De
qué comienzo hablaba?
Pero su mente divagó en sus recuerdos. Y
una pequeña de luz lo iluminó en este camino oscuro lleno de penumbra.
—Creo saber dónde está— le dijo a Kou
mientras sujetaba sus hombros.
—Quiero ir contigo— exclamó Kou.
—Será mejor que vaya solo— le rectificó.
—Te prometo que te mantendré informado sobre todo—
Kou aceptó de mala forma pero por
primera vez confiaba en Asami. Sabía que él encontraría. Porque después de
tanto tiempo, Asami y Akihito habían caído en ese juego del que uno solo
saldría perdedor.
°°°°°°°°°°°°°°°
En el muelle donde habían conversado la
primera vez como gente civilizada se encontraba Akihito. Fue el primer lugar
que se le vino a la mente a Asami. Porque desde ese punto todo había comenzado.
El pelinegro observó el frágil cuerpo de
Akihito. Estaba sentado mirando hacia el mar. Tenía la mirada pérdida y sus
cabellos volaban al compás del viento. Observó sus ojos y vio que destellaban
por las lágrimas que descendían de sus ojos. Su respiración era lenta pero se
le notaba el dolor en cada parte de su cuerpo. Mantenía sus manos juntas y la
espalda un poco encorvada.
Lentamente Asami se le acercó. Estaba a
solo dos metros de él y Akihito abrió los ojos de golpe notando la presencia al
inhalar su aroma.
—Después de todo estás aquí— le comentó
con una pequeña sonrisa que desapareció para dejar paso a más llanto. Pero no
hizo ningún ruido. Tan solo se escuchaban las lágrimas caer contra el piso y
estas retumbaban en los oídos de Asami.
— ¿Por qué no regresaste?— le preguntó
de inmediato sin poder entenderlo. No
quería esperar más por su respuesta.
—No había razón alguna para hacerlo,
Asami— apretó sus puños y dejo escapar un leve suspiro. El nudo que sentía en
su garganta era enorme y no quería decir lo que pensaba. Pero sabía que lo
haría tarde o temprano. El silencio y la barrera que había colocado entre ellos
debían de ser destrozados de una buena vez.
—Yo soy razón suficiente para que
regreses— no dejó el ego a un lado y eso hirió aún más a Akihito. Siguió
teniendo la vista posada en ese bello mar con el atardecer más majestuoso que
había observado.
—Nunca cambiaras y eso es una verdadera
lástima— con todo el dolor de su mente se lo dijo. Tan solo era la verdad. Una
verdad que se había negado a aceptar. —De una forma extraña sabía que esta
sería la última vez que hablaríamos…— tomó aliento para decir las últimas
palabras llenas de agonía y tortura cruenta. —Veo que no me equivoqué— cerró
sus ojos. No quería ver más el rostro de Asami.
— ¿Qué me estás tratando de decir?— le
preguntó con turbación. Akihito abrió los ojos y volteó para verlo
directamente.
—Yo no quería ser solo parte de tu
sádico juego— por primera vez decía lo que sentía. —Yo deseaba formar parte de
tu vida y de tu corazón— limpió las lágrimas con sus manos y respiró profundo.
Decidió que no seguiría llorando por Asami. —Pero me lo impediste. Esto no
puede continuar. Yo deseo más que solo una relación enfermiza y llena de
restricciones por tu parte— podía sentir como el ritmo de su corazón disminuía.
Amaba a Asami pero le estaba diciendo adiós.
—No te comprendo Akihito. Tú estuviste
de acuerdo desde un principio— le recordó. Pero Akihito exaltado y viéndolo con
exasperación le gritó.
— ¡No tenía derecho a quejarme! ¡Siempre
fui el esclavo! ¡Eso fue lo que tú me enseñaste y yo como idiota lo acaté!— su
tristeza se reflejaba a través de sus ojos. —Esto ya no tiene remedio. Es mejor
que cada quien siga su camino— disminuyó el tono de su voz hasta volverse un
susurro apagado.
—Nunca permitiré que te apartes de mí
lado, Akihito— Asami se acercó a él y tomó su mentón obligándolo a que lo
viera.
—Eso ya es tarde— de una manotazo apartó
la mano del mayor y se levantó de donde estaba dándole la espalda.
Asami solo lo observó. Esa vez las cosas
habían llegado demasiado lejos.
—Asami— pronunció Akihito con nostalgia.
—Yo te amo— era una confesión de amor en un lugar lleno de melancolía. —Pero sé
que tú nunca me corresponderás. Hace mucho que ambos perdimos el camino y ahora
no hay manera de volver. No podemos seguir engañándonos. Solo sería prolongar
más la agonía— le explicó con voz quebrada.
Pero Asami no le dijo nada. Permaneció
en silencio observando el rostro afligido del rubio.
—Di algo porque estoy dándome por
vencido contigo— le dijo Akihito con pesadumbre. —En serio Asami, en estos
últimos momentos me estoy muriendo en vida— pero Asami siguió sin decir nada.
Tan solo lo observaba extrañado. —Te amo tanto que me es difícil dejarte pero
lo tengo que hacer por mi bien. No puedo amar a nadie más si primero no me amo
a mí mismo— había aprendido que en una relación tenía que existir igualdad.
En ese instante comprendió que Asami no
correspondía a sus sentimientos ya que no le había dicho.
—A veces el silencio es más doloroso que
las propias palabras— no pudo evitar derramar más lágrimas. Se había dado por
vencido. —Comprendo que no hayas entendido el sentimiento que siento por ti.
Algunas veces ni yo mismo lo entiendo— sus pestañas estaban húmedas por tanto
lagrimear. —Adiós Asami— caminó en dirección al norte. Solo quería alejarse de
la presencia de Asami.
Iba a pasar derecho pero una mano detuvo
su brazo y volteó.
—Sé que no soy la mejor persona del
mundo ni el más cariñoso. Esas cosas jamás han ido con mi personalidad. Pero
estoy seguro de algo; te quiero a mi lado toda la vida— Akihito abrió sus ojos
hinchado excesivamente. Sentía que estaba sumergido en un profundo sueño. —Tuvo
que suceder todo esto para comprender que eres una persona muy importante para
mí— sujetó sus hombros con delicadez, no con rudeza como la vez anterior. —No
sabes cuánto lamentó haberte herido de esa forma— Akihito no lo podía creer.
Asami se estaba disculpando. Aquél hombre egocentrista estaba pidiendo perdón.
—Ni siquiera comprendo cómo fue que te deje ir la primera vez— sintió su
respiración tan cerca de la suya y el corazón recobró los latidos que había
perdido. —Pero sé una cosa Akihito; te protegeré con mi vida si es necesario.
Porque te has convertido en la persona más especial en mi corazón— Akihito
sintió como sus mejillas se sonrojaron. —Te amo Akihito— y dicho esto, le
otorgó un dulce beso en los labios. Con cuidado limpió las lágrimas que cubrían
su rostro y acarició sus rubios cabellos.
Akihito no cabía en su felicidad y
regocijo. ¡Le había dicho que lo amaba! Era el día más feliz de toda su
existencia.
—Por favor, quédate a mi lado— suplicó
Asami mientras lo abrazaba.
—No hace falta que lo pidas. Yo me
quedare a tu lado por toda la eternidad— correspondió de una manera gentil al
abrazo y así se quedaron durante algunos minutos. A Akihito ya no le importaba
si eso lucía cursi. Solo quería mantenerse así con él.
—Te amo Asami— dijo con alegría.
—Yo también Akihito— le besó de nueva
cuenta sus labios y añadió. —Lo que te dije es verdad. Fui un necio al no darme
cuenta de estos sentimientos antes—
—Tanto tiempo esperé para que me lo
dijeras pero siempre lo veía como un sueño lejano. Ahora todo se ha vuelto
realidad y no sabes lo dichoso que me haces— Akihito había comprendido que el
amor se basa en confianza y en respeto y estaba seguro que a partir de ese
acontecimiento, las cosas cambiarían mucho entre ellos.
—Espero que algún día perdones todo el
sufrimiento que te hice pasar. Lo lamento tanto— en verdad Asami se notaba
arrepentido. No quería provocarle más desgracias a la persona que tanto amaba
en ese mundo.
—Eso ya no importa. Estamos juntos y eso
es lo único que interesa— otra vez le otorgó un beso pero con una tenue pasión.
—Me estaba dando en verdad por vencido pero tus acciones me demostraron que la
vida y el amor pueden cambiar con tan solo dos palabras— su corazón estaba
feliz. Por fin, ya no sufriría más.
Los dos se quedaron observando por un
largo tiempo el mar. Contemplaron la hermosa puesta del sol.
—Se me había olvidado un pequeño
detalle— le dijo Asami mientras le daba un codazo. Akihito solo rio.
— ¿Qué detalle?—
—Necesitamos avisarle a Kou que estás
bien. Él está muy preocupado por ti—
—Tendré que pedirle disculpas. Me porté
muy mal con él. Solo le preocupe en vano— dijo.
—A mí también me preocupaste— le
comentó. —Supongo que deberás recibir un castigo por eso— esta vez la frase no
estaba cargada de sadismo sino de algo sensual y a la vez tierno.
—Recibiré mi castigo con mucho gusto— le
comentó entre pequeñas risas y le besó en los labios.
—Pues entonces vámonos para que
comencemos— le tendió su mano y Akihito la aceptó dichoso.
Los dos se alejaron por el camino de
donde provenían, dejando atrás los problemas y las discusiones. Se habían
prometido un futuro nuevo. Un amanecer resplandeciente. Porque esta vez los dos
iban a decir algo y no se iban a dar por vencidos.
“El amor puede derretir
hasta los corazones más fríos.”
Jamás pensé que una historia así me conmoviera, eres realmente buena, yo en particular soy así como asami jamás he dicho lo q siento por una persona, esto me ayuda un poco, arigatou gozamaisu por esta historia
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EliminarNI HAOOOO!!!
ResponderEliminarMe encantó tu historia... La situación que planteas en esta ocasión, nos muestra a lo que uno como individuo quiere cuando se tiene a una pareja... a veces las palabras para algunos son insignificantes pero para otros son un todo en la vida... creo que Asami aprendió la lección... cañón.
Mejoraste tu redacción notablemente... y mira que te sigo mucho en Amor Yaoi, pero con esta historia ya te luciste y espero que continues con esta calidad en lo que te queda de tu historia actual. Gracias, Kokoro Yolotzin y espero poder leer algo más aquí en el blog, eres bienvenida.
Te mando un mega abrazo y todavía tenemos más en el evento.
SAYOBYEEE 3:)
¡Hola mi querida Shadoww!
EliminarAntes que nada déjame darte las gracias por haber realizado este evento con tanto esmero y empeño. No sabes cuanto me está gustando. Es una experiencia muy grata para mí y pues me reconforta mucho el que mi pequeña historia te haya agradado. No sabes lo feliz que me haces. Hasta puedo decir que siento cosquillas en mi estómago.
¡Besos y abrazos!
Sniff sniff, pero que bello Obe Shot realmente hermoso
ResponderEliminarEspero leer algun otro fic tuyo
Awn me encanto este Asami creo que es otro tipo de Asami y una muy buena y fresca, y ufff Aki mas sentimental y no umiso hermoso
¡Hola!
EliminarMe alegro que te haya gustado mucho. No sabes cuan feliz me hacen tus hermosos comentarios.
¡Besos y abrazos!
Hola koko
ResponderEliminarSoy Anndiee
Bueno El one shot estuvo fantástico.... resaltaste lo que toda lectora de viewfinder quiere ver el famoso te amo....
Hubo momentos verdaderamente románticos... El lemmon bastante ácido... Los momentos de angustia genial genial genial
Me encanta como escribes
Nos seguimos leyendo
Besos
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EliminarEstuvo lindisimo!! Aunque hiciste doler mi kokoro (Q_Q) por momentos... Eso sí AMÉ cada segundo de la reconciliación!! Y juro que dedicaré un día a la semana para leer más de tus obras
ResponderEliminarGISE n_n
Linda historia. Aunque por momentos me irritaba la terquedad de Akihito de alejarse de Asami; pero también es comprensible, cualquier persona enamorada espera la reciprocidad de este sentimiento. Dicen que los actos es lo que cuenta y el Yakuza a demostrado cuan importante es Takaba para el. pero aveces eso no basta, se necesitan las palabras cariñosas y amorosas y el anhelado TE AMO.
ResponderEliminarSólo diré una casa 😢😢
ResponderEliminarMuy bueno
Fue muy lindo. Haz sido una de las personas que ha entendido de mejor forma ese sentimiento de Akihito. Todos deseamos ser amados y en mayor medida por la persona que ocupa nuestros corazones. Pero es algo muy difícil recibir lo mismo que entregas. Aquí después de todo lo que sufrió Akihito y después Asami, pudieron entregarse a ese hermoso sentimiento.
ResponderEliminarEs lindo ver a un Asami confesando su amor directamente.
Aunque nunca cambiaría a nuestro Asami que ama en sus acciones.
Gracias por compartirlo.
Perfect Sense
Me fascino!!
ResponderEliminarEs una historia que refleja el sentir de Akihito y de todas las fujoshis que soñamos con ese momento en el que Asami acepte su amor por Takaba. Me gusta mucho tu redacción y las descripciones sentimentales fueron hermosas, tan llenas de dolor...
Me gusto que hubo happy end y difrute mucho la escena de sexo.
En general fue una placentera historia.
Espero leerte de nuevo.
Gracias por participar y esta es tu casa (en este caso blog).
Cuídate mucho, see you :)