En el infierno. Capítulo 21.

Amor y obediencia

Julien se sintió repentinamente solo. La tranquilidad del lugar lo deprimía. «Solo de nuevo» pensó.

—No debería sentirme así, es normal que Kaled salga, no puede estar todo el tiempo pegado a mí —se dijo —mejor busco algo que hacer.

Camino al pasillo y se detuvo a ver las puertas ante sí.

—Mis opciones son: La habitación, puedo ver una película; la cocina, puedo preparar algo para la cena; cuarto de lavado, está descartado, ya termine todo lo que puedo hacer allí; estudio, puedo leer —. El pequeño fue describiendo sus opciones en voz alta y enumerándolas, levantando los dedos de la mano derecha, como esperando que alguien le ayudara a elegir la mejor opción.

Los azules ojos del chico se paseaban entre las puertas disponibles.

— ¿Que tal comer un postre, mientras platicas con alguien? —La dulce voz de un chico le dio una opción más.

—Eso suena bien —Juli contesto sin caer en la cuenta de que alguien le estaba dando una sugerencia.

Y al pensar más en esta opción, su cerebro pareció percatarse de que se suponía que estaba solo — ¡Dios! —grito.

—No grites de repente, me has asustado —la voz del chico lo regaño.

Julien se volvió para ver ¿quién lo reprendía?

Al posar sus ojos en esa pequeña persona, no pudo evitar sonreírle y este a su vez le devolvió el gesto.

—La puerta estaba abierta así que pase —le explico mientras caminaba a la cocina —lo siento si te asuste.

—Ariel, casi me matas del susto —Julien le dijo y lo siguió —estaba muy concentrado y no te escuche entrar.

Ariel se detuvo frente a la mesa y dejo el refractario que llevaba, sobre ella.

— ¿Qué te parece si pruebas mi postre? —el pequeño le pregunto y retiro el papel aluminio que cubría el refractario.

Julien miro con interés el contenido.

—Se ve delicioso —comento y su lengua se paseo por sus labios.

—Y eso que aun no lo pruebas —Ariel contesto.

—Eres modesto —Juli lo dijo y se contuvo de reír.

El rubio jovencito se apresuro a sacar un plato grande y dos platitos, cucharitas y un cuchillo para postres, ofreciéndole este último, al pequeño chico de zapatillas negras y vestido azul marino.

—Raúl siempre dice que mis postres son los mejores, así que he terminado por creérmelo —sonrió mientras volteaba el contenido del refractario sobre el plato, dejando al descubierto un delicioso flan napolitano —.

Juli miro como Ariel diestramente servía el postre.

—Vamos a la sala —Juli le dijo al ver que terminaba su tarea.

—Sí —Ariel contesto, sin embargo en lugar de hacer lo que el chico le dijo, recogió los trastes sucios y los depositó en el fregadero.

Juli tomo el resto del postre y lo guardo en el refrigerador.

Habiendo dejado todo recogido, las hembras se encaminaron a la sala, con sus manos ocupadas por sus platitos con postre.

Julien y Ariel se acomodaron en un sillón cada uno. Antes de que iniciaran una conversación Julien probó el postre. Sintió la consistencia suave y cremosa del flan, además del sabor dulce y amargo que se combinaban en su paladar.

—Está delicioso —. Julien le dijo —Debo confesarte que no soy muy aficionado a las cosas dulces, pero esto está simplemente delicioso —al terminar su comentario, el chico, lleno su boca con otro trozo de flan.

Ariel sonrió por su comentario.

—Pues debes de acostumbrarte a consumir cosas dulces porque al amo le encantan —. Ariel continuó comiendo su postre.

—No lo sabía —Julien contesto, aún con restos de flan en la boca.

Julien pensó en lo que acaba de decir «es normal que no lo sepa, en realidad no se casi nada sobre Kaled».

—Ya iras aprendiendo —Ariel comento.

El niño parecía leerle el pensamiento.

Los dos chicos siguieron comiendo, Julien había disfrutado su flan de sobremanera y de hecho deseaba seguir comiendo. Así que se puso de pie y miro a Ariel.

 — ¿Deseas más? —le pregunto.

Ariel negó con la cabeza y Juli decidió no insistir.

«Supongo que él debe de tener más en su casa y tal vez desee comerlo con Raúl» pensó.

Tras servirse otra generosa rebanada, Juli regreso a tomar su lugar cerca de Ariel.

Miro al pequeño que estaba con la mirada fija en algún punto distante. Pasaron varios minutos, durante los cuales Julien degusto su flan alegremente.

Al terminar su segunda rebanada, Juli dejo su plato en la mesita frente a él.

—Ariel, ¿te sucede algo? Pareces distraído —Juli comento, sacando al niño de sus pensamientos.

—No me pasa nada —contesto escuetamente—.

— ¿Es por la inyección? —Julien preguntó. Desde que se entero de la decisión de Raúl, el joven deseaba saber lo que Ariel pensaba.  

El chico volvió a quedarse en silencio y su mirada se perdió de nuevo en el lejano paisaje que se vislumbraba por la ventana.

El sol estaba comenzando su descenso y pronto la luz sucumbiría a las penumbras, dando paso a los fantasmas que se esconden en la oscuridad.

— ¿Tú quieres embarazarte? —Juli pregunto. Su mirada analizaba los gestos y la actitud del niño.

El maquillaje que tan hábilmente Ariel se ponía todas las mañanas, esa fina mascara, no servía para esconder sus sentimientos, solo era para resaltar su belleza natural.  

Julien descubrió que la angustia del niño trataba de salir a flote, su miedo se asomaba a través de sus pestañas rizadas, sus ojos delineados de negro y sombreados de azul, estaban asustados, su lápiz labial rosado temblaba junto con el movimiento de sus labios.

— ¿Eso importa? — su voz parecía temblar —. Raúl lo decidió y eso es todo. Yo no tengo nada más que decir —.

La respuesta de Ariel mostraba la obediencia que las perras de la manada debían de mostrar.

—Pero…

—Mira Juli, la vida en el infierno es así de simple. Los machos deciden y nosotros solo tenemos que obedecer —Ariel le dijo en tono resuelto.

— ¿Amas a Raúl? —Juli le repitió la pregunta que hace varios días le había hecho —y no me digas que no importa, si te lo estoy preguntando es porque a mí me importa —el joven le explico y lo miro directamente a los ojos esperando su respuesta.

—Raúl, es mi esposo. Él se ha hecho cargo de mí —Juli lo escucho y le pareció oír la voz de una grabación, sin vida.

—No me digas tonterías —Juli le dijo elevando la voz —dime que es lo que realmente sientes, porque es obvio que algo te sucede —le dijo y noto como los ojos de Ariel se llenaban de lágrimas.

— ¡Julien! —Por fin la delicada máscara de Ariel se había roto.

Ariel se arrojo a los brazos de Juli y este lo recibió cariñosamente. El niño lloro por varios minutos, Juli solo lo sostenía entre sus brazos y acariciaba su espalda tiernamente, de la misma manera en que sus abuelos lo hacían con él cada vez que lo reconfortaban. Y es que por fin el comportamiento de Ariel concordaba con su edad, su llanto era el propio de un adolescente que está perdido, que no sabe que debe de hacer.

—Tengo… miedo —Ariel dijo entre sollozos —no sé cómo se debe de criar a un niño, no quiero que mi pequeño pase por lo que yo pase —Ariel estaba temblando y llorando. «Sus lágrimas eran normales» Julien pensó «Pobre niño tener que enfrentarse a esto».

Juli sentía compasión por este niño que tendría que pasar por algo tan difícil como la maternidad, en un lugar como el Pandemónium. En donde ya era difícil sobrevivir y ahora con un bebé sería peor.

—Calma Ariel, estoy seguro de que ninguna madre sabe cómo se debe criar a un hijo, aquí o en cualquier lugar, las madres van aprendiendo junto a sus niños —Juli le dijo y siguió abrazando al pequeño —, él no tiene porque pasar por lo que tu pasaste, sí realmente Raúl quiere un hijo, es porque lo va a cuidar y amar, él como padre no dejará que nada le pase o ¿tú crees qué el sea capaz de permitir que lo lastimen? —Juli le pregunto pero se arrepintió al recordar lo que Ariel le había contado sobre su llegada al infierno, el cómo Raúl lo había lastimado.

—Tienes razón, Raúl no dejaría que lastimaran a nuestro hijo —lo dijo más calmado.

Julien no sabía hasta que punto creerle.

—Sé que conmigo el comienzo fue difícil, a veces peleamos y él tiene un carácter serio, incluso a veces puede ser bastante grosero y maleducado —Ariel parecía estar consciente del tipo de marido que tenía —. Sin embargo detrás de ese personaje frío y mal encarado, existe un hombre dulce y tierno.

Esto dejo frío a Juli, ¿Raúl era dulce y tierno?

Ariel se había despegado del cuerpo de Julien y lo miraba mientras hablaba. El niño se percato de la cara de incredulidad que su acompañante puso al escuchar su comentario.

—Se que parece irreal pero es verdad —Ariel esbozo una sonrisa —me peguntaste si amo a Raúl y la respuesta no la sé. Te mentiría si te dijera “si, lo amo o no lo amo” Lo que sí puedo asegurarte es que no lo odio.

»Te conté como fue mi primer día en el Pandemónium, te dije que Raúl me violo y que perdí la consciencia. Pues cuando desperté, seguía atado en el mismo frío lugar, mi cuerpo estaba vestido con ese horrible vestido rojo. Mis piernas estaban manchadas de sangre, al moverme sentí un líquido recorrer mi entrepierna, no hubo necesidad de pensar mucho sobre que era aquello. Así que solo llore por lo que me había hecho, por el dolor que sentía y porque muy dentro de mi corazón sabía que no volvería a ver a mis padres —Ariel paso saliva y me miro.

»Durante los siguientes días, Raúl me visito a diferentes horas durante el día, me llevaba comida, agua y me cambiaba de ropa, y bueno está de más decir que me violo todas las veces que quiso. Al principio peleaba y trataba de golpearlo pero después deje de hacerlo, además Raúl no es muy paciente así que cada vez era más violento y sus cachetadas se volvieron golpizas. Al final todo el cuerpo me dolía, desde que había llegado no había comido casi nada y mi cuerpo no aguanto más así que caí enfermo.

»Un día desperté en un cuarto limpio, yo estaba en una cama muy cómoda. Eso sí, estaba esposado a la cama pero por lo menos no era ese sucio cuarto. Ese mismo día después de que Raúl me llevara la comida, escuche al amo Kaled regañar a mi esposo. Recuerdo que el alfa le decía: “que si yo empeoraba sería su culpa”, también le dijo: “que si volvía a tratarme mal o a golpearme, él me alejaría de Raúl y me tomaría bajo su cuidado”. Raúl no contesto pero desde ese día jamás me ha vuelto a golpear. Sí me llama la atención cuando lo cree necesario, me levanta la voz y puede aventar cosas al piso, como quien dice hace berrinche pero ya no me ha vuelto a levantar la mano.

— ¿Y por eso ya te has acostumbrado a él? —Juli le preguntó, curioso por saber más de ese extraño hombre que tanto lo atemorizaba.

—Sí, además de otras cosas que me entere algunos meses después. Y justamente eso fue lo que me hizo darle una oportunidad. Después de estar estos años juntos me he dado cuenta de que Raúl es una buena persona, que se preocupa por mí y que me ama… a su manera.

Juli estaba sorprendido, mientras escuchaba a Ariel, no pudo evitar que una pregunta invadiera su mente ¿Las mascotas pueden ser amadas? Por el relato de Ariel, Juli dedujo que sí, que las hembras a quienes él consideraba como mascotas o juguetes para los machos, podían ser amadas. Esto hizo feliz a Juli, entonces realmente tenía la posibilidad de que su amo lo amara, de que todo lo que este le decía fuera cierto. Que Kaled realmente sintiera algo por él.

Ariel ya estaba más tranquilo.

—Sé que Raúl quiere que tengamos un hijo, desde hace varios meses ha acosado a Rogelio para que me inyecte y este a su vez a tratado de retrasarlo lo más posible, en parte porque yo se lo he pedido —Ariel lo dijo algo apenado —. Hace un mes, de hecho un poco antes de que llegaras, Raúl hablo muy seriamente conmigo, sobre este tema y fue cuando hable con Rogelio para pedirle que me aplicara la inyección. Quiero hacer feliz a Raúl y si para ello tengo que embarazarme, lo haré —el pequeño niño sentía algo por su marido ¿respeto, cariño, gratitud, amor? No estaba claro que era, Juli supuso que ese sentimiento era lo suficientemente fuerte para haber entrado a su corazón y abrirlo para Raúl.

  « ¿Las mascotas pueden amar? » Esa era otra pregunta que constantemente se hacía Julien. « ¿Yo puedo amar? ¿Yo debo amar? En la situación en la que me encuentro ¿es posible que un sentimiento de esta magnitud aparezca? » Julien vio una respuesta en ese niño. Ariel de alguna manera se permitió sentir algo por Raúl. Entonces ¿por qué Julien no se daba esa libertad? Es cierto que había aceptado la propuesta de Kaled, de estar a su lado, pero aún tenía miedo.

—Tengo miedo de lo que viene —Ariel le afirmo —y se que Raúl también experimenta el mismo sentimiento, de tal manera que los dos estamos temerosos del futuro, por lo que no estaré solo en este viaje y estoy seguro de que cuento con su apoyo —Ariel sonrió convencido de su comentario.

«Yo también tengo miedo de mi futuro y Kaled ¿cómo se sentirá?» Julien se pregunto.

—Además yo también estaré apoyándote —Juli le afirmo y dejo de lado sus dudas por el momento —quiero que cuentes conmigo, para cualquier cosa —el joven tomo la mano de Ariel y la apretó ligeramente.

—Gracias —Ariel se sintió muy feliz de ver que Juli parecía intentar aceptar su situación.

—Dices que Raúl llevaba mucho tiempo insistiendo en que te inyectaran, entonces ¿cómo logró Rogelio convencerlo para que esperara? Porque según me explico mi doctor, nuestro cuerpo está listo desde los catorce años. Algunos doctores dicen que se puede aplicar desde esa edad, aunque la mayoría prefiere esperar a los quince años para que no haya problemas de que aun no se haya desarrollado toda la matriz —Juli le comento a su pequeño acompañante lo que le habían explicado en su unidad médica.

—Rogelio se aprovecho de los pocos conocimientos de Raúl sobre la medicina y le dijo que sería peligroso que me inyectaran, que podría hasta quedar estéril, sino esperábamos el tiempo necesario y bueno mi marido le creyó — Ariel sonrió tímidamente —Rogelio me explico lo que tú me has dicho —. Repentinamente Ariel se quedo cayado.

— ¿Sucede algo? —Juli le pregunto.

—Sí, ahora que mencionas al doctor, él vino a verte hoy ¿cierto? —Ariel miro a Juli curioso y este asintió a su pregunta —. Sabes ¿qué le paso?, según sé, debió de ver a Dave antes que a ti y al final a mí. Cuando llego a mi departamento, lucía muy asustado y la nariz le sangraba —Ariel hizo que Juli recordara la reprimenda de Kaled hacia Rogelio.

—Creo que yo tuve la culpa de que el doctor terminara así.

Juli le conto todo lo sucedido a Ariel y este escucho sin interrumpir.

Al terminar el relato Juli mostro una cara de culpabilidad y de arrepentimiento.

—No debí involucra a Rogelio en esto —Juli se reprocho.

—No fue tu culpa, en realidad así es Rogelio, siempre trata de ayudar a las perras y por ello se mete en líos, sin embargo dudo que lo vuelva a intentar. Si dices que el amo lo amenazo, no le queda más que obedecer, él amo solo da una oportunidad —Ariel hablo seriamente.

— ¿Sabes a qué se refería con eso de que iría por lo que era suyo y lo volvería comunal? —Juli le pregunto pues no entendía a que venía esa amenaza.

—Creó saberlo —Ariel le contesto —Te contaré lo que se sobre Rogelio, y esta historia la he armado por diferentes relatos obtenidos de diferentes personas.

—Supuse que Raúl te la había contado— Julien le dijo.

—No, Raúl es muy discreto con las historias de los demás, aunque si me contó algunas partes —Ariel lo dijo y se acomodo en el sofá—. Según sé, Rogelio se unió a la manada hace varios años atrás. Al parecer Giovanni tenía una perra antes de que Dave llegara. Raúl me dijo que se llamaba Oscar y que era una buena persona, que era muy atractivo. Oscar al parecer nació en el Pandemónium, Giovanni llego poco después que el amo Kaled, de hecho el lo trajo, y desde que se conocieron ellos se enamoraron. El problema es que Oscar estaba unido a otro macho, bastante conflictivo.

»En una ocasión el marido de Oscar vio a este con Giovanni y se puso muy celoso por lo que le dio una golpiza. Giovanni lo defendió, y durante la pelea el marido de Oscar murió. Lamentablemente la hembra estaba muy lastimada, Benji que ya estaba aquí y que sabe algo de enfermería, trato sus heridas. Después de varios días la hembra mejoro de los golpes, sin embargo no terminaba de sanar. Tenía un semblante pálido y vómitos constantes. Giovanni estaba muy preocupado y el amo Kaled lo noto.

»Giovanni, Raúl y el amo llevaron a Oscar a la ciudad y lograron ingresarlo al hospital general. Allí lo atendió Rogelio, al parecer por la golpiza que le dio su marido, Oscar tenía destrozado el riñón derecho. Oscar estuvo mucho tiempo hospitalizado y bajo el cuidado de Rogelio. Giovanni pasaba todo el día en el hospital, Raúl y el amo lo visitaban todas las tardes. El amo sabía que era peligroso estar en la ciudad por tanto tiempo, además los doctores empezaban a indagar sobre Oscar y Giovanni, así que tenía que buscar una manera de sacar a Oscar lo más pronto posible. Así que en cuanto la hembra se estabilizo, el amo pago la cuenta y solo espero un par de días más para sacarlo.

»Justamente un día antes de que sacaran a Oscar, Rogelio escucho al amo hablar con sus perros, sobre el plan. Al día siguiente sacaron a Oscar sin que fueran vistos y lo trajeron de nuevo al Pandemónium.

»Pasados algunos días, trajeron a Rogelio atado y vendado ante el amo, al parecer fue atrapado tratando de entrar al Oasis. El amo lo interrogo y este le dijo: “que los había seguido el día que escaparon del hospital, vio por donde entraron al Pandemónium y que tenía cierto interés en encontrar a un cancerbero”, el amo le pregunto: “¿a quién buscaba?” Y entonces Rogelio termino por contarle todo: “Busco a mí padre Tom, el era cancerbero de las serpientes al servicio del amo Vladimir. Entre mi madre y él me sacaron de aquí, pues mi padre no deseaba que me criara en este mundo, el amo Vladimir era una terrible persona, castigaba y golpeaba a cualquiera por tonterías. El amo Vladimir mando a buscarnos y para que no nos atraparan mi padre se entrego y nos dio tiempo para escapar. Mi madre, robo en una tienda y obtuvo el dinero suficiente para pagarle a unos hombres para que nos sacaran del país. Yo crecí y estudie en el extranjero, mi madre murió hace algunos años y aunque nunca me lo dijo yo se que él deseaba saber de mi padre. Por eso decidí regresar y buscarlo, solo que no sabía ¿cómo entrar? Yo los escuche por casualidad cuando planeaban escapar y decidí seguirlos” Rogelio relato su historia sin ocultar nada.

»El amo le dijo: que no conoció a ningún Tom, pero que le preguntaría a los más ancianos en la manada. Y también le explico: “que no podía dejarlo ir, ya que cuando alguien entra al infierno no sale”, sin embargo Giovanni intervino por él y le rogo al amo para que lo dejara irse y Rogelio le propuso un trato: “a cambio de mi libertad yo vendré a dar consultas gratis y atenderé a todos en la manada”. El amo lo pensó mejor y termino por aceptar. Solo que con ciertas condiciones, Rogelio entra y sale vendado, él avisa cuando viene y de esta manera un par de perros lo esperan en la entrada y lo traen hasta aquí, además de que le entrega un informe al amo sobre los pacientes que atiende. Regularmente viene una vez al mes y da consultas en una casita, que el amo a hecho acondicionar como clínica, sin embargo a nosotros nos atiende aquí.

»El amo Kaled cumplió su promesa y pregunto a todos sobre el padre del doctor, y después de algún tiempo logró averiguar que Vladimir había matado a Tom, el día que fue atrapado. Tal vez por esta razón la madre de Rogelio no regreso a buscar a su padre, sabía lo que le había pasado. Rogelio siguió cumpliendo su parte del trato aun cuando ya sabía la verdad.

»Cuando yo tenía aquí como un año, Rogelio conoció a Molí, una hembra muy agradable y se enamoro de él. El doctor hablo con el amo y le explico su interés, este le dio permiso de tomarla y de sacarla del infierno.

»Supongo que la amenaza del amo Kaled se refiere a Molí y al pequeño Roger, hijo de la pareja. Lo que el amo quiso decir fue que si Rogelio lo desobedecía traería a Molí y a Roger de nuevo al Oasis y los entregaría a los perros solitarios. Recuerdas que Mar te dijo: “que si una hembra no tenía pareja debía servirles a todos”, pues yo conozco una hembra en esas condiciones y me dijo que es horrible, y no debe de ser muy agradable ver que violen a tu pareja o a tu hijo, así que supongo que ahora entiendes porque Rogelio estaba tan aterrado.

Julien había escuchado toda la historia con gran interés y ahora entendía mucho mejor la actitud de Rogelio.

— ¡Qué suerte!—Julien dijo sin notar la cara de sorpresa de Ariel por su comentario.

—No creo que sea buena suerte que el amo Kaled amenace a tu familia— Ariel creyó que Juli no había entendido la historia.

—No me refiero a eso —Juli se defendió —lo dije porque Molí tuvo suerte al poder escapar de este infierno —el comentario no le pareció gracioso a Ariel.

—Pensé que ya te habías hecho a la idea de quedarte. Cuando llegue y note que estaba abierto y supuse que el amo estaba poniéndote a prueba, pero veo que sigues pensando en irte —Ariel lo dijo y parecía un poco molesto.

—Ariel, entiéndeme esto es difícil para mí, tú has tenido años para asimilarlo pero yo solo llevo unos cuantos meses —Juli trato de explicarle a Ariel —decidí darle una oportunidad a Kaled y poner de mi parte para que esto funcione, sin embargo aun no sé qué pasa por la mente de Kaled y me da miedo esta sociedad, me da miedo que el día de mañana llegue Kaled y me diga que ya tiene una perra nueva  o que diga que ya se aburrió de mi y que me entregara a los perros solitarios. Me aterra amar a Kaled y que este solo juegue conmigo —Julien estaba muy asustado por todo esto.

—Tienes razón, discúlpame por ser tan desconsiderado —Ariel le contesto y se acerco al joven.

—No hay problema —Juli le dijo —. Oye Ariel pareces ser muy bueno en la cocina, me podrías enseñar algunos postres —Julien trato de cambiar el tema de la conversación pues empezó a sentirse triste —. Es que no soy bueno preparando postres, como te dije a mi no me gustan las cosas dulces, sin embargo si dices que a Kaled le gustan los postres, me gustaría poder consentirlo —y su rostro se enrojeció por lo dicho.

—Pues en mi casa yo le ayudaba a mi madre a preparar la comida y bueno mi padre amaba los postres así que aprendí a preparar varios. Cuando llegue aquí, conocí a Leonardo, él es un experto en la cocina, y a mí me gusta ayudarlo.

— ¿Leonardo? —Juli interrumpió a Ariel.

—Cierto, no conoces a Leonardo —Juli asintió al comentario —Leonardo es pareja de Gerard.

Juli recordó al hombre moreno que vio en la sala comunal hacía casi un mes.

—Pensé que él era pareja del hombre que lo acompañaba aquella vez —Juli lo dijo tratando de recordar el nombre de ese otro chico.

—Oh ese es Vincent —Julien recordó en ese momento el nombre y al poseedor de este —. Y sí, ese también es su pareja. Y no has visto a Leonardo porque hace poco nació su bebé y ha estado en su departamento, Gerard no deja que salga, la costumbre dicta que la madre y el bebé no deben de salir hasta pasados cuarenta días —Ariel se cubrió la boca para esconder su gran bostezo.

—Gerard tiene dos hembras —Juli repitió lo que había entendido.

—Así es —Ariel le contesto, con cara somnolienta.

—Ya es tarde —Juli le dijo al mirar el reloj de la sala, que marcaba las 11:00 p.m.

—Si eso creó —Ariel contesto y se recostó en el sofá.

—Calentaré un poco de leche —Juli se puso de pie y dejo a Ariel.

Julien pensó en lo que Ariel dijo de Gerard y si Kaled también quería tener a otra perra.

—No me siento capaz de compartir a Kaled —Julien lo dijo en voz baja para que Ariel no lo escuchara.

Julien calentó leche y mientras esperaba probo un poco más del flan, después sirvió la leche y agrego algo de chocolate en polvo, él prefería café pero en esta ocasión se le antojo algo dulce.

Julien llevo su taza a la sala y miro a su pequeño compañero durmiendo, así que en lugar de preguntarle si deseaba algo para beber, le trajo una manta para cubrirlo y lo dejo dormir.

Después Juli trajo un libro y se puso a leer.

Pasaban de la media noche y la Luna resplandecía en lo alto del oscuro cielo, cuando dos hombres entraron en la sala del departamento.

Los dos machos caminaron a la sala y se detuvieron frente al par de hembras dormidas.

—Creó que me llevare a mi pequeña a casa — la seria voz de Raúl atrajo la vista del alfa al pequeño chico cubierto con una manta.

—Sí está bien —Kaled contesto y miro como Raúl cargaba a Ariel en sus brazos.

Verlos tan juntos evidenciaba la gran diferencia de tamaño y edad, Ariel parecía un niño pequeño en los brazos de su padre.

Raúl camino directo a la salida y antes de atravesarla se volvió para ver al alfa —Amo hasta mañana —se despidió.

—Descansa Raúl —Kaled le contesto y vio salir a su perro.

Kaled miro de nuevo a su hembra, este sostenía un libro en su mano derecha que estaba a punto de caerse y su respiración acompasada hacia subir y bajar su pecho al mismo tiempo su cabello, que colgaba en una orilla del sofá, se movía como las suaves olas del mar. 

El alfa sonrió tiernamente a la imagen de su hembra. Antes de llevarlo a la cama decidió tomarse su pastilla. Fue a la cocina y al abrir el refrigerador, vio que había una rebanada de flan napolitano, «seguramente Ariel me lo trajo», pensó el macho. Saco una cuchara y sin sacar el plato del refrigerador tomo un trozo del apetitoso postre. Kaled saboreo el flan en la boca, tomo otros dos bocados más, sin embargo este delicioso postre le empezó a generar molestas arcadas. Kaled dejo la cuchara, se tapo la boca con la mano, y con la otra apretó su estomago, corrió al baño y vomito varias veces, vaciando por completo su estomago.

—No de nuevo —Kaled se quejo.

— ¿Estás bien? —Julien apareció en la puerta, sus ojos somnolientos lo miraban preocupado. 

—Sí —Kaled contesto y bajo la palanca del retrete —. Tomo la pasta y su cepillo de dientes. Lavo cuidadosamente, enjuago y miro a su perra, que aun seguía de pie mirándolo —. Salgamos de aquí.

Kaled regreso a la cocina y cerró la puerta del refrigerador sin siquiera mirar el postre.

—Tal vez deberías decirle a Rogelio que la medicina no sirvió —Juli le sugirió.

—Apenas empecé con la medicina, hay que darle tiempo para que actué —Kaled le dijo a su pequeño.

Vamos a la habitación, más tarde me tomare la pastilla, por el momento no quiero comer nada —Kaled tomo de la mano a su perra y la llevo a su recamara —ya estabas durmiendo y te desperté, lo siento —se disculpo el alfa.

—No te preocupes —Juli se metió en la cama y llamo a su pareja —estoy seguro que si te acuestas conmigo podré recobrar el sueño —Julien se sonrojo con su propio comentario pero ya lo había dicho y no se retractaría, además anhelaba sentir a su amo pegado a su cuerpo.

Kaled sonrió lascivamente a la invitación de su perra. El alfa no tardo ni perezoso se desnudo, dejándose solo los bóxers. Camino directo a la cama y se sumergió en las cobijas. 

Julien dejo que su amo lo despojara de su ropa…

El brillo de la Luna deslumbraba al que lo miraba, sin embargo esa noche la joven pareja no lo noto. 

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