I love you but... Capítulo 4


Mi crimen




—Por favor, Daniel, cálmate —sentía como su cuerpo temblaba por su llanto, y mi playera estaba humedeciéndose por sus lágrimas —. Daniel, estoy seguro de que no hiciste nada malo y si lastimaste a alguien no fue tu intención. Tú no eres capaz de hacerle daño a alguien premeditadamente —Yo no podía ni imaginar que él hiciera algo como lo que decía, él era la persona más amable y tierna que hubiera conocido.

—No entiendes, Ismael. Soy la peor persona que te puedes imaginar, no debo ser feliz, incluso el tenerte aquí conmigo, es un error, tu deberías de estar con alguien apropiado para ti, alguien que te pueda amar y hacer feliz —. Sus palabras están tan llenas de dolor, me dan tristeza, no puedo evitar llorar con él —. Sé que debo dejarte ir, cortar todo lazo contigo para no lastimarte pero soy tan egoísta que no puedo, simplemente no puedo estar lejos de ti, no soporto verte con alguien más. Por favor perdóname —.

—No tengo nada que perdonarte ¿Acaso debo confesarme de nuevo? Estoy enamorado de ti, te quiero y deseo estar a tu lado por siempre —le repito mis sentimientos y lo haré todas las veces que sea necesario —. Daniel, por favor dime ¿qué fue lo que paso? ¿Por qué dices que mataste a alguien? —paso mi mano por su espalda y espero en silencio su respuesta.

La luz es cada vez más escasa, el Sol se está retirando a su escondite mientras la Luna sale seguida de su sus súbditas a iluminar el oscuro cielo.

Daniel se separa de mí, y pasa su mano por su nariz y ojos. Se pone de pie y me ofrece su mano para que me pare. Acepto su gesto. No suelta mi mano aun cuando ya estoy de pie a su lado, me jala por un pasillo hasta detenerse, enciende la luz y veo una pequeña cocina, me jala hasta estar dentro y veo que saca del refrigerador dos latas de coca cola.

—Es lo único que tengo, aun no he terminado de mudarme —me dice y ha recobrado su tono indiferente de siempre. Se vuelve para darme la bebida.

Noto su rostro aun rojo, al igual que sus ojos, esto son los rescoldos de su dolor.

—No te preocupes, con esto es suficiente —el asiente.

Me lleva de regreso a la sala, enciende la luz, me suelta y me señala el sofá.

—Siéntate —me ordena y no dudo en hacerle caso.

Abro la lata de refresco y doy un gran trago, siento la frialdad del líquido recorriendo mi garganta.

—Te contaré todo y así te darás cuenta de la clase de monstruo que soy —estoy a punto de replicarle pero con la mano me dice que callé.

Escucharlo decir esto me enoja y deseo que deje de hacerlo. Él no es un monstruo, no puede serlo.

Saco mi cajetilla y extraigo un cigarrillo, lo pongo en mis labios y lo enciendo, inhalo profundamente, escucho un chasquido y miro a quién lo ha hecho.


—Realmente odio esa nueva manía tuya —me mira molesto.

—No es una “nueva manía”, como tú la llamas, es un vicio que ya tenía, pero que en ocasiones la dejo de lado, pero gracias a ti ha regresado —se lo digo para que vea el estado de estrés en el que me encuentro. Exhalo el humo de mis pulmones.

—Pues odio tu vicio —me regaña.

—Pues lo siento pero por el momento no puedo dejarlo —le digo y doy otra calada para disgusto suyo —. Por cierto ¿tendrás un cenicero que me prestes? —le pregunto después de que ya he dejado su piso lleno de ceniza.

—No, yo no fumo —no tiene que decírmelo, yo sé que no fuma.

Va a la cocina de nuevo y escucho algunos ruidos. Regresa con un pequeño platito de porcelana blanca y lo pone frente a mí. Camina hacía la ventana y la abre.

—No te molesta que la abra ¿verdad? —Me lo dice seriamente —y aunque te moleste, la dejaré así. No me gusta el olor a cigarro —ni siquiera me dejo hablar.

Veo que se siente a mi lado, da un gran suspiro, parece estar juntando la fuerza necesaria para iniciar su relato.

—Cuando entre a la preparatoria, conocí a una agradable chica llamada Lizbeth, ella siempre fue amable conmigo y pronto nos hicimos buenos amigos. Casi a finales de ese año ella me pidió que fuéramos novios, yo no la amaba pero creí que estando a su lado podría llegara a hacerlo. Pasamos todo el siguiente año, juntos, y parecía que nuestra relación era fuerte y estable pero en realidad nuestra relación era igual que la que se puede tener con un amigo —. Guardo silencio y abrió su refresco y bebió lentamente—. Yo apreciaba su compañía y la quería como se quiere a una hermana.

»Cuando entramos a nuestro último año en la preparatoria, nos separamos pues ella estudiaría derecho y yo veterinaria por lo que nuestras materias ya no coincidían. Seguimos siendo novios pero con menos tiempo para estar juntos. Durante ese año conocí a alguien especial, alguien que con su simple presencia aceleraba mi corazón y despertaba todos mis sentidos. Sin darme cuenta me había enamorado.

Se quedo en silencio, vi como giraba entre sus manos la lata de refresco, sus nervios eran evidentes. Yo estaba por terminarme mi cigarro, así que lo restregué en el platito y deje la colilla allí. Deseaba seguir escuchando la historia pero no quiero apresurarlo, de hecho parece que le está costando mucho contármela. Bebo de mi refresco para darle tiempo para que siga.

—Me había enamorado de un compañero, él era sorprendente. Mientras más tiempo pasaba con él más me enamoraba, todo los sentimientos que él había despertado en mí, opacaban a los que Liz inspiraba. Era la primera vez que me enamoraba de un hombre y eso me confundía, sin tener experiencia en ese tipo de amor, me di cuenta de que no podía seguir con Liz, me sentía como un mentiroso.

»Era demasiado para mi corazón y mi mente, empecé a descuidar la escuela y por ende reprobé exámenes y mis padres se dieron cuenta de que algo me pasaba. Necesitaba hablar con alguien y ellos fueron los primeros a los que les dije lo que me pasaba, siempre los he considerado unos buenos amigos además de mis padres.

»Al principio mi padre se molesto y dijo que se avergonzaba de tener un hijo así, mi madre me dijo que tal vez era algo pasajero, que tal vez debería de ir al médico para ver si había algo que me diera para que se me quitaran esas ideas. ¿Cómo si ser homosexual fuera una enfermedad? Eso solo me deprimió más. Deje la escuela por varios días y me salí de mi casa. El primer día vague por las calles, sin rumbo fijo. Liz me llamo pues tenía varios días sin verla.

»Estaba cansado de mantener tantos secretos, así que la cite y nos vimos enfrente de la prepa. Cuando llegue le dije que quería terminar nuestra relación. Ella se consterno y se negó, me pidió una explicación, yo solo le dije que ya no la amaba. Que era una linda persona pero yo no era el indicado para ella. Liz se puso a llorar y solo me hizo sentir peor. No podía soportar verla así, me fui y la deje allí plantada, llorando y gritándome que no la dejará. Fue horrible. Después de eso me fui y estuve caminando hasta que la noche cayó. Apague el celular, no deseaba hablar con nadie. No tenía a donde ir y me metí en una estación de camiones, allí pernocte.

»Pasaron tres días y por fin encendí el celular, tenía llamadas de mis padres, amigos y de Liz. Mis abuelos me llamaron esa misma tarde, a ellos no los podía ignorar. Me dijeron que mis padres los habían llamado y que estaban muy preocupados por mi ausencia, que ya habían llamado a mis amigos y novia y que no me encontraban, estaban a punto de dar parte a la policía. Me exigieron saber dónde estaba y les dije. Después de una hora ellos fueron a recogerme y me llevaron a su casa. Les conté todo lo que había pasado y me dijeron que mis padres eran unos idiotas pero que los perdonará. Me ofrecieron su casa para quedarme todo el tiempo necesario. Avisaron a mis padres que estaba bien pero que no deseaba verlos. Fui de nuevo a la escuela y allí vi a Liz. Me pidió que habláramos y accedí.

»Verla me altero, estaba demacrada, parecía haber estado llorando por horas. Al parecer yo no era el único que la estaba pasando mal. Me dijo que si la había engañado me perdonaba pero que no la dejara, que me amaba. Yo le explique que no era eso, pero ella insistió. Decía que no podía haberla dejado de amar de un día para otro. Me gritaba que no podía estar sin mí y cosas así. No quería seguir haciéndole daño, ya era suficiente con todos mis problemas como para agregar la culpa de engañarla a ella. Le termine diciendo que no la amaba que nunca lo había hecho y que jamás lo haría pues a mí me gustaban los hombres. Pensé que diciéndole eso me dejaría en paz, incluso si lograba hacerla que me odiaría estaría bien, podría vivir con ese sentimiento.

Daniel, guardo silencio y estaba temblando, mire su mano blanca por apretar la lata, además de que esta cedía a la presión pues se estaba doblando. Yo estaba tenso por lo escuchado.

Entendía como se sentía pues cuando les confesé a mis padres lo de mis preferencias, estaba muy nervioso pero a diferencia de sus padres, los míos dijeron que era imposible que no se hubieran dado cuenta. Mi madre dijo “te hemos criado por 16 años hijo, ¿cómo podríamos no habernos dado cuenta?” Mi padre dijo “no niego que albergaba la esperanza de que nos equivocáramos. No me mal entiendas Ismael, no lo deseábamos porque no te quisiéramos sino porque como padre no deseo que mi hijo sufra y el ser homosexual no es bien visto por algunas personas.” Los dos me dejaron clara su postura “hijo ser diferente es algo difícil de afrontar pero contaras con nuestro apoyo. Nunca te sientas mal por ser lo que eres y no dejes que nadie te menosprecie. Hijo todos en casa te amamos no lo olvides.” Gracias a eso he podido seguir adelante, sin agachar la cabeza ante nadie. Mi hermano fue cosa aparte pero ya les contaré en otra ocasión.

Daniel, bebió de nuevo de su lata y me dio tiempo de encender otro cigarrillo.

—Ella se puso como loca a gritar que la estaba engañando, que había inventado todo y que me amaba. Un profesor que paso por allí la escucho y la llevo a la dirección, llamaron a sus padres y ellos fueron por ella. Al verme su madre me dijo que intentara regresar con ella pero me negué. Ya había tomado una decisión y no me retractaría, seguiría adelante era lo mejor para los dos.

»Después de eso no supe de ella por algunos días, pero justo el día que pensaba hablar con mi amigo que llevaba varios días insistiendo en que le dijera que me pasaba, recibí un mensaje, era de Liz y decía que me amaba y que nunca aceptaría que me alejara de ella y que por eso había decidido estar siempre a mi lado, de tal manera que yo no pudiera alejarla de mí —. Di una calada a mi cigarrillo y mire a Daniel quién estaba llorando de nuevo. Deje mi cigarro en el platito lleno de ceniza y abrace a Daniel, él se apretujo a mi —. Ella se suicido esa misma tarde. En su cuarto había una cama amplia y vieja con dosel, al parecer era de una madera muy resistente, pues Liz se colgó de él. Sus padres la encontraron solo unas horas después y me llamaron. Esa misma noche fui a su velorio. Sus padres no me lo dijeron claramente pero se notaba que me culpaban por su muerte. Y la verdad yo también lo hacía y lo sigo haciendo. Yo mate a Liz.

Daniel lloraba intensamente, escondió su rostro en mi pecho.

—Por favor Ismael aléjate de mí. No quiero hacerte daño —me pidió entre sollozos —. ¡Mate a Liz! No quería hacerlo, yo no quería que todo terminara así. Fui un poco hombre, si la hubiera rechazado desde el principio nada de esto hubiera pasado. —Su intenso llanto me estaba contagiando. Él realmente estaba sufriendo. Aun escuchando su historia sigo creyendo que él no tuvo la culpa de nada, fue la chica la que decidió, él solo fue un pretexto. Es injusto que los padres de Liz lo culparan cuando ellos tenían más culpa que él.

No es justo que Daniel cargue con este sentimiento de culpa.

— ¿Cómo podría irme? Tú no tienes la culpa de nada. Ella tomo sus propias decisiones —le dije convencido de su inocencia —yo no me alejare de ti. Te amo Daniel, sé que no es el momento, para decir algo así pero es la verdad, te amo —. No sé ¿qué es lo que debería decir en una situación así? — Déjame ayudarte por favor —le pedí —vayamos a un especialista que te pueda ayudar a salir adelante con todo esto. Te amo Daniel y deseo que te encuentres bien, incluso si decides que yo no soy la persona apropiada para ti, estaré a tu lado, quiero que sepas que siempre voy estar a tu lado, yo no me iré, estaré contigo aunque sea solo como amigo.

Daniel se separo de mí y tomo mi rostro fuertemente entre sus manos. Sus intensos ojos cafés parecían introducirse en lo más profundo de mi ser, buscaban algo.

—Después de que te he confesado mi crimen, y tú has respondido confesándome tú amor por completo, dándome tú apoyo incondicional y con todo y eso te atreves a dudar de que seas el hombre perfecto para mí—. Me sonroje cuando lo escuche hablar —. No estoy ciego para no darme cuenta de que eres la mejor persona que pude haber conocido, ya te dije que estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi, es obvio que te amo pero…

—Pero nada, Daniel, si es verdad lo que me dices entonces, no intentes alejarme de ti. De ahora en adelante no podrás librarte de mí, a menos claro que quieras que le diga a Jean que me ayuda a olvidarte.

Note de inmediato como su desagrado por Jean lo hacía enojarse, frunció el seño y sin separar su mirada de la mía, acerco su rostro a mí.

—No vuelvas a mencionar esa opción frente a mí —lo dijo muy molesto.

Había sido un golpe bajo pero no dejaría que huyera.

—Me da miedo pensar que alguien como Jean te pueda separa de mí —me confiesa.

—Nadie puede separarme de ti, ni siquiera tu mismo —lo mire y me acerque más.

Estábamos tan cerca, podía sentir su respiración sobre mi rostro, el calor que emanaba su cuerpo y el temblor de sus labios al acercarse a los míos. Sus movimientos suaves y tiernos me cautivaron, iba lento, como si quisiera darme tiempo para separarme pero eso no sucedería lo amaba y no correría solo por saber más de él.

Disfrute nuestro primer beso, fue dulce y salado, tierno y apasionado, todo fue un contraste, el me ama pero deseaba alejarme, yo lo amo y no me iría.

Los dos coincidíamos en algo y eso era lo más importante, los dos nos amábamos y aunque había muchos peros, quisimos enfrentarlos juntos. Todos siempre tenemos miedo al amor o ¿no?

FIN






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Muchas gracias a todos los que han leído esta historia. Es corta pero espero que la hayan disfrutado y que les haya dejado un buen sabor de boca. Por favor no olviden dejar su comentario.


Comentarios

  1. Y q pasó con Jean asi no va a terminar??

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    1. Hi, gracias por leer mi pequeña historia (se suponía que sería un on-shot pero bueno eso de las historias cortas no es lo mío). Sobre tu duda, Jean es un encanto de chico, pero no es uno de los principales, por lo que no me sentí obligada a darlé un final, sin embargo puede que lo retome para que aparezca en otra de mis historias, pero no prometo nada.
      Gracias por leerla y espero que te haya gustado.
      Cuídate mucho, see you :)

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    2. Okey jajaja a mi en si no me gustan mucho los one shots pero este estuvo muy bueno me gusto muchas gracias por publicarlo

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    3. Gracias a tí por leerlo y espero leerte de nuevo, en alguna otra historia.
      Cuídate mucho, see you :)

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  2. Pues es muy seguro ya q sigi todas tus historias

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  3. Hola no puedo ver el capitulo 4. solo se ve la foto.
    me gusta esta historia y espero poder saber el final. gracias

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    1. Hola, lamento el incidente es que no me había percatado de que el color de la letra estaba mal. Ya lo corregí y espero que leas el final y que te guste.
      Gracias por avisarme. Disfruta tu lectura.
      Cuídate mucho, see you :)

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