Hojas de otoño. Capítulo 7

¡Buen chico! 

 

La mención del nombre de Asami Ryuichi por este hombre, despertó al incontrolable hombre que fui y que el yakuza trataba de domesticar. Mi espíritu luchador que fue aplastado por Henry y que pensé que había desaparecido, dio señales de vida.

Estaba enojado, mi respiración era agitada y con solo ver a este hombre me enfurecía cada vez más. Estaba temblando de rabia y al verlo note que él también estaba molesto conmigo, se notaba en su rostro. Con la mirada fija en mi, escrutaba mis gestos para averiguar si estaba dispuesto a ceder o no. Conto lentamente y con voz seria.

—1… —su mirada me retaba —2… —una sarcástica sonrisa se dibujo en su rostro al ver que daba un paso en su dirección. Mi cuerpo seguía temblando por la furia. Él extendió el brazo invitándome a acercarme más.

Lo hice, con el siguiente paso extendí mi brazo y sujete la mano de Henry, su tacto era suave y frío como el de una muñeca de cerámica. Di un paso más, acortando la distancia entre los dos.

—3… —en cuanto escuche el último número, deje fluir toda mi frustración.

Estaba cerca de él y con todo el odio que sentía por Henry fue suficiente para golpearlo justo en medio de las piernas.

Tal parece que nunca se imagino que hiciera algo así. Henry se doblo por el dolor y aproveche para patearlo en la cara. Henry se dejo caer de lado y sin sentir pena por él hombre tirado, lo golpee en el abdomen una y otra vez más, ¿cuántas veces lo hice?, no lo recuerdo pero fueron las suficientes para que yo quedara agotado y él inconsciente.

No podía desaprovechar esta oportunidad por lo que me vestí rápido. Descalzo corrí a la puerta, al girar el pomo este no cedió.

— ¿y la llave? —murmure.

Voltee a ver el cuerpo inmóvil de Henry. Tenía que apresurarme y salir de aquí. Me acerque lentamente y con manos temblorosas revise su ropa. En la bolsa derecha de su saco, estaban las llaves, las tome y agradecí a mi buena fortuna.

—Aki… Aki… hito —la voz somnolienta y el frio tacto de la mano de Henry me asustaron.

No estaba inconsciente como pensaba, jale mi brazo con fuerza, pero increíblemente su mano no me liberaba. Su otra mano se tomo del abdomen, y un gesto de dolor invadió su rostro, al tiempo que tosía exageradamente y entre la saliva que expulsaba había gotitas de sangre.

Estaba desesperado, no podía desperdiciar esta oportunidad y si ya me había atrevido a golpearlo, tenía que seguir adelante. Mordí la mano que me sostenía y por fin me soltó, después de dar un grito. Mi paladar quedo impregnado del horrible sabor de su sangre. 

Me puse de pie y antes de que Henry terminara de espabilarse, lo patee de nuevo con toda la furia que en ese momento me movía, en el pecho, en la cabeza y en el abdomen. Su cuerpo dejo de cubrirse, ya no se movía, su cabeza estaba pegada al suelo, la nariz le sangraba y de la boca le escurría un hilito rojo que iba dejando un camino del mismo color por su mejilla hasta detener su recorrido en un pequeño charco en el piso.

Sus brazos descansaban pegadas a su cuerpo, el cual estaba de lado con las piernas dobladas. Parecía respirar con dificultad, tal vez con un poco de suerte se ahogaría y el mundo se libraría de un monstruo como él.

Sentí como el sudor recorría mi cuerpo, mi cabello estaba húmedo y mi respiración era agitada, sentí mi pierna adolorida y mi palma punzaba para llamar mi atención y al abrirla vi la llave lastimando mi piel, inconscientemente había apretado mis puños. Me detuve y la plateada llave brillaba húmeda por mi sudor, parecía invitarme a que la usara.

Estaba frente a la puerta, metí la llave y embono a la perfección, la gire y escuche claramente como la cerradura se abría. Por fin iba a salir de aquí.

Abrí la puerta lentamente, antes de salir me asome para ver si había alguien pero no había nadie, todo estaba en un imperturbable silencio y de hecho desde que estoy aquí, siempre es así, nunca he escuchado música o alguna otra cosa, todo siempre está en un abrumador silencio.

La quietud del lugar me dio la confianza de salir de esa habitación que fungía como mi cárcel. Al salir cerré la puerta de nuevo con llave, y llevando la pequeña pieza de metal conmigo, comencé a caminar.

Me detuve a ver a mí alrededor por primera vez. Estaba de pie al final de un pasillo, con alfombra y paredes decoradas con cuadros en los que familias de otros siglos reían o jugaban, en algunos otros solo parecían posar para el artista que los pinto. También había unas pequeñas mesitas de madera con jarrones de hermosos diseños y una de las mesitas de hecho la que estaba frente a la puerta de mi habitación tenía un florero con vistosas rosas blancas.

La pared del final del pasillo era decorada por un solo objeto, una cruz plateada con una rosa en el centro, de la cual salían cuatro ramas de rosal. Las ramas estaban detalladamente repujadas, tanto así que las espinas eran visibles. Los extremos de la cruz mostraban un botón de rosa. Era la cruz más hermosa que había visto, pero de alguna manera también me causaba una sensación de pena y tristeza.

Le di la espalda a esa pared, y corrí por el pasillo siguiendo la única ruta disponible. Llegue a una amplia escalera de madera. Mire todo el espacio que me era visible y no percibí a nadie y el silencio persistía, la tranquilidad que invadía la casa podría hacerte pensar que estaba deshabitada. Justo frente a las escaleras estaba una puerta de madera. Supuse que sería la entrada a esta casa, aun que en este momento para mí es una salida a la libertad.

Corrí por las escaleras hasta llegar abajo. Mi corazón latía apresurado, temía ser atrapado. No sé por cuánto tiempo Henry podría seguir desmayado.

Llegue al vestíbulo y mire la puerta que significaba mi ruta de escape. La puerta era de madera, justo en medio tenía un vitral con coloridos cristales que le daban vida a varias flores. Mire mis manos sudorosas y aun estaban manchadas de un color marrón «seguramente era sangre» note un ligero temblor, pero al mirar mejor, no solo mis manos se movían involuntariamente, todo mi cuerpo temblaba, ¿eran nervios?, ¿la adrenalina del momento?  O ¿simplemente miedo a fallar en mi intento?

Lo que fuera que causara mis temblores tenía que hacerlo a un lado y seguir delante de lo contrario sería atrapado. Aún con manos temblorosas tome el pomo de la puerta y gire lentamente.

La puerta se abrió en cuanto el clic del seguro se rompió, empuje suavemente y pude vislumbrar parte del jardín que yo veía todos los días por la ventana. Antes de salir por completo mire a mi alrededor, todo parecía tranquilo, esta casa realmente parece estar vacía.   

Qué triste que una casa tan grande carezca de vitalidad, esa que solo los seres vivos pueden darle a las cosas inanimadas.

Al no haber nadie cerca me atreví a salir, ya afuera, cerré de nuevo. Agradecí internamente a mi buena suerte.

Por fin pude sentir el aire libre, respire profundamente y el aire fresco me ofreció un agradable olor a tierra mojada me recordaban la lluvia que había observado hace solo unas horas, desde mi jaula. El jardín era dividido por un amplio camino de adoquín grisáceo, por el cual fácilmente podría pasar un auto, sin siquiera pisar el pasto. La orilla de este camino era decorado por unas plantas de hojas alargadas y verdes, de las que desconocía su nombre, estás tenían unas hermosas flores amarillas. Grandes árboles crecían desordenadamente por el jardín, desbordando su sombra y justo ahora reproducían la caída de la lluvia con cada soplido del viento sobre su follaje. Busque el final del camino de adoquín y vi una puerta gris, estaba sola, no había guardias, supuse que abrirla sería difícil pero ya encontraría una forma o la escalaría ya me preocuparía por eso cuando estuviera frente a ella.

Baje corriendo los escalones que me separaban de ese plateado camino hasta poder tocar el camino hacia la libertad. La frialdad del piso era refrescante, por fin, la textura suave de la alfombra de mi jaula era cambiada por algo duro y rasposo. Mi corazón se alegro de este cambio pues era una demostración de que me había atrevido a enfrentar al asesino de Asami, pude hacer a un lado mi ¿miedo?…

Me mentiría a mi mismo si digo que no le tengo miedo pero la verdad lo que impedía que yo hiciera algo era la constate tristeza que me embarga, esa sensación de no tener un objetivo por el cual luchar ¿Para qué escapar? Si nadie me espera, sin embargo necesitaba salir y buscarlo, incluso, si solo eran cenizas lo que me esperaban.

Seguí corriendo por el camino, sentía como el húmedo viento chocaba con mi cara, enfriando mi nariz y mejillas. Mi cabello había crecido y ahora se agitaba con cada zancada que daba. Conforme me acercaba a la puerta mi corazón latía más fuerte. Mi visión se empañaba por la felicidad de estar a solo unos pasos de la salida.

 — ¡No te escaparas tan fácilmente! —Esa voz la conocía, la había escuchado varias veces para poder reconocerla.

Apresure más mis pasos, sin embargo la curiosidad de verificar si lo que pensaba era correcto me ganó y m volví para ver a mi persecutor.

Estaba en lo correcto quien me seguía era Justin, y a su lado corría Lucky, se veía tan lleno de vida, su sonrisa demostraba lo mucho que disfrutaba esta persecución, era como cuando sacas a tu perro a pasear después de varios días que lo has tenido encerrado en un pequeño departamento. Justin corría velozmente y Lucky cual perro policía no se separaba de su lado, a la espera de recibir una orden y poder ser útil a su amo.

— ¡Atrápenlo! —Justin gritó.

Cuando lo escuche gritar busqué a quien le daba las órdenes y para mi mala suerte, dos hombres de traje aparecieron justo frente a mí. Esos hombres se pararon justo frente a la puerta.

Evite que me atraparan corriendo en dirección al jardín, mis pies sintieron la humedad del pasto y mi rostro fue rociado por pequeñas gotas de agua que caía de los árboles. Corrí lo más rápido posible pero mi falta de alimentación y mi maltratado cuerpo estaban traicionándome.

El aire comenzaba a faltarme, abrí la boca para captar más pero ni así fue suficiente. Escuche como los pasos se acercaban cada vez más.

Miraba a mí alrededor y no encontraba ninguna salida. Todo el jardín era rodeado por una barda altísima, que tenía en la parte superior alambre electrificado.

— ¡Ya fue mucho de pasearse Takaba! —Justin grito y para mi sorpresa se escuchaba normal.

No conteste y solo seguí corriendo, no podía aceptar que no había salida.

— ¡Ahora! —su grito me sorprendió y no tuve que esperar mucho para saber a qué se refería.

En tan solo un segundo de estar corriendo pase a estar abrazado por alguien. Pero no podía darme por vencido. Le golpee con la poca fuerza que me quedaba, sin obtener resultados.

El hombre que me sostenía se molesto por mi atrevimiento, me sujeto los brazos por la espalda con una mano y paso la otra por mi cuello, inmovilizándome.

— ¿En serio creíste que podrías escapar? —Justin hablaba divertido —. No pensé que fueras tan idiota. Nadie ha logrado escapar y menos con Lucky aquí —Justin miro a Lucky que estaba de pie a su lado. ¿Qué quiso decir?

Lucky parecía más pequeño al estar de pie a lado de Justin. Cuando vi al niño sonreía de oreja a oreja e incluso se puso más feliz cuando sintió la mano de su acompañante pasarle por la cabeza.

— ¡Buen chico! Lucky. El señor Henry estará muy feliz de que hayas detenido a su nuevo perrito —. ¿Por qué dice que Lucky me detuvo? —Tal parece que aun no ha terminado de educarte como es debido, ¿verdad Lucky? —Él aludido asintió y se restregó a la pierna de Justin —Deberías de aprender de Lucky que cumple con su trabajo muy bien. De hecho si no es por él probablemente te habrías escapado, aunque seguramente más habrías tardado en salir que en que te regresáramos. Lucky me aviso que habías salido de la casa. Aún cuando no ve, es muy perceptivo y el resto de sus sentidos son excepcionales, así que no lo menosprecies —él me había descubierto, ese pequeño niño había hecho que me atraparan.

Estaba sorprendido de lo que había dicho, en ningún momento me percate de ser vigilado. ¿Cómo me había descubierto?

—Este jovencito es más inteligente que tú —la sorna en el comentario de Justin era evidente —. Por cierto ¿dónde está señor Henry? —Me pregunto y yo solo callé —se suponía que estabas con él.

Sentí como el agarre del hombre que me estaba sujetando se hacía más fuerte.

— ¿Contesta? —Justin insistió y como estimulante para hablar recibí un fuerte puñetazo en el abdomen que de estar libre me hubiera tirado y yo habría quedado sin aire en el piso, pero como estaba siendo sostenido solo me retorcí y boquee para conseguir aire.

Después de muchos intentos pude recobrar el aliento y tras respirar profundamente varias veces, pude hablar.

—Él está arriba —en cuanto lo dije Lucky pareció inquietarse y jalo de la manga del saco de Justin, le señalaba la casa.

— ¿Qué sucedió? —me pregunto pero Lucky parecía más ansioso y comenzó a caminar sin un rumbo fijo.

—Espera te lastimaras —Justin le dijo y lo detuvo del brazo, después lo levanto y este parecía estar acostumbrado a esto, ya que busco el cuello de Justin y se sostuvo. Como si fuera niño de cuatro años que es levantado por su padre.

—No me has contestado —Justin me lo dijo pero parecía no querer una respuesta, solo era la constatación de un hecho —. Odio la etapa de entrenamiento, son lentas y muchas veces infructuosas, no entiendo ¿cómo al señor Henry le puede parecer divertido? —lo dijo y parecía aburrido.

Lucky se acerco al oído de Justin y casi puedo asegurar que le susurro algo.

—Ya vamos —lo dijo y me miro directo a los ojos —No deseo pelear contigo así que creo que esto será lo mejor —no entendí a lo que se refería.

Se acerco un poco y levanto su mano frente a mí y solo recuerdo que sentí un fuerte golpe antes de perderme en la profundidad de la oscura inconsciencia. 

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