Amuleto ¿Yo? Capítulo 23.

Ya es tarde.

—Sami, buenas noches —Mi tía lo saluda.

—Hola, Samuel —Mi tío se acerca para ofrecerle su mano.

Jordán aprieta su abrazo y siento la tensión entre Sami y él.

—Buenas noches tíos —Sami le da la mano a mi tío y después camina para darle un beso en la mejilla a mi tía.

Se detiene justo frente a mí.

—Hola Jordán —Sami lo saluda pero no lo ve, de hecho su mirada esta puesta en mí.

—Samuel, hola —Jordán contesta titubeante.

—Por favor pasen —Sami con una gran sonrisa invita a mis tíos y estos asienten.

Veo como entran mientras Sami detiene la puerta abierta. Jordán me suelta y parece desear hablar con mi hermano pero este le interrumpe.

—Jaden, tengo que salir nos vemos más tarde —Jordán parece decepcionado y se mete a la casa rápidamente.

—Sami espera —lo detengo, miro que Jordán ya no esté cerca —. Toma —le doy mis llaves y mi cartera, además de mi celular.

— ¿Para qué las quiero? —me dice.

—Tonto, no traes nada, ¿a dónde iras sin dinero?, ¿cómo vas a entrar sin llamar la atención de mamá? Y ¿cómo te voy a avisar cuando ellos se vayan? —Me quito la sudadera que traigo —ten —se la ofrezco pues él no trae suéter, solo su playera —hace frío. No deambules muy lejos, metete a un café y espera a que te llame —le digo y espero que me obedezca.

—Gracias mini, realmente eres mi hermano favorito —me abraza y sonríe falsamente.

—Tonto eso es porque soy el único —y correspondo a su abrazo.

—Espero tu llamada —me dice antes de irse.

En cuanto ya no lo veo entro a la casa.

 — ¡Clark! —le grito desde la mesa en la que estoy y agito mis manos para llamar su atención. Gracias a esta conducta me gano un regaño de parte de una de las bibliotecarias —. Lo siento — le susurro y ella me mira con odio mientras se pierde entre los pasillos repletos de libros.

Clark me mira y una gran sonrisa ilumina su rostro. Corre hasta llegar a mi mesa y se sienta frente a mí. Su frente tiene algunas gotitas de agua o sudor ya que por lo agitado que se ve parece que vino corriendo.

—Hola guapo —. Me saluda, pero ha robado mi frase.

—Hola —le sonrió tontamente.

¿Por qué él tiene que causarme este estado de estupidez?

— ¿Ya acabaste de estudiar? —me pregunta.

—No, pero terminare en casa —Cierro los libros que tengo en la mesa y guardo mis cosas en mi mochila.

— ¿Tendrás examen? —me pregunta mientras apila los libros que he separado.

—Sí, de Cívica —le contesto mientras hago un mohín solo de pensar en ello.

— ¿No te gusta? —deduce por mi respuesta.

—Exacto, es una de las pocas materias que me parecen aburridas —le contesto y me pongo de pie para dejar los libros que ha apilado en el carrito para que sean acomodados de nuevo.

— ¿Por qué? —me va siguiendo con mi mochila en el hombro.

—Es absurdo que hables de valores que puedes o no tener. ¿De qué sirve que los conozcas y te los aprendas si al final no los pondrás en práctica? Los valores deben ser enseñados por las familias, inculcados desde la infancia —termino mi perorata mientras salimos de la biblioteca.

Al volverme para ver a mi acompañante, el parece estar pensando mucho sobre algo.

—Tienes razón pero no solo aprendes eso hay muchas cosas más…

—Dejemos este tema por favor, que justo ahora es lo que menos me importa — estábamos fuera de la biblioteca y escondidos bajo la sombra de un gran árbol que nos cubría.

Puse mis manos en su pecho cubierto por su sudadera, cogí su prenda y lo atraje a mí. Él parecía sorprendido por mi proceder pero renuente a impedir que continuara.

Lo bese con tanta ansiedad y deseo que parecía que quería comerme sus deliciosos labios. Su boca estaba impregnada de un fuerte sabor a hierba buena, como los chicles de este sabor.

— ¡Oye basta! —Clark me separo precipitadamente.

— ¡Qué! ¿Por qué? —lo mire un poco confundido. ¿Qué hice mal? Parecía haber disfrutado el beso tanto como yo.

—Karl, si sigues no podré contenerme más —hablo y parecía sufrir —. No inicies algo que no vas a terminar —. Me miro con tal anhelo que lo que menos quería era parar.

— ¿Y si realmente deseo terminarlo, me detendrías? —le pregunte mientras mis manos se paseaban por el pecho de Clark.

—No, tal vez no lo haría pe…

Clark se detuvo y busco en su pantalón algo. En cuanto lo encontró me mostró su celular y contestó.

—Bueno

—Sí está conmigo

—Ok, te lo paso.

—Toma es Jaden —Clark me paso su celular.

—Bueno— conteste algo molesto, mi primito acababa de interrumpir una plática bastante interesante.

—Karl ¿dónde estás? —me pregunto y se oye algo apresurado.

—En la escuela ¿por qué?

—Tus padres están en mi casa, dicen que vinieron por ti. Además de que me han preguntado por qué no llegaste conmigo.

—Demonios. Me dijeron que llegaban mañana —. Me confié demasiado —.Voy para allá, Jaden gracias.

—Apúrate a regresar, les dije que te habías quedado a hacer un trabajo en equipo. Por cierto no vienen solos, también viene Jordán.

— ¿Jordán?

—Sí —ellos no me dijeron nada cuando hablamos.

—Está bien voy para allá —. Le aseguro. Y como un flashazo una imagen aparece en mi mente —. Y ¿Sami cómo está? —le pregunto preocupado.

—Salió y todavía no regresa.

—Qué bueno, ojala no regrese pronto —Que alivio que no lo haya visto —. Primo nos vemos en unos minutos.

—Sí, despídeme de Clark y dile que lo veo mañana.

Después de eso me cuelga.

— ¿Qué sucede? Jaden se escuchaba nervioso.

—Lo estaba. Me tengo que ir, mis padres acaban de regresar —le digo mientras camino directo al pasillo principal.

— ¿A dónde vas? —me pregunta mientras avanzo rápido.

—Pues a tú auto, cuento con que, me lleves. Aun que si no puedes lo entiendo y tomaré un taxi —le contesto y el sonríe.

—No seas tonto, claro que te llevo, es solo que pensé que te irías directo a buscar un taxi —es extraño ahora que lo pienso, llevo muy poco saliendo con Clark pero ya me he acostumbrado a su compañía.

Al llegar al estacionamiento subo a su auto.

Mientras conduce a casa de mi primo, Clark me mira curioso.

— ¿Tus padres son muy estrictos? —me pregunta.

—Sí y no —mi respuesta parece no satisfacer su curiosidad, al contrario parece incrementarla —. En algunas cosas son más flexibles que los padres de Jaden pero en otras parecen ser unos inquisidores. Por ejemplo mis tíos no se molestan en que Jaden llegue tarde mientras avise dónde está. En mi caso tengo que llegar antes de las ocho a casa de lo contrarío me arman un alboroto, incluso si les aviso dónde estoy se alteran. La única manera de que me permitan estar hasta tarde fuera de casa es si estoy en compañía de mi hermano Jordán o con Samuel, Jaden no cuenta porque tiene la misma edad que yo —. Le explico mi toque de queda normal.

—No es eso un poco exagerado, ya no eres un niño —me dice mientras seguimos avanzado en la oscuridad de la noche.

Con razón Jaden estaba tan nervioso pues en el reloj del radio marca las 9:43 p.m., ¿cómo se me ha pasado tan rápido el tiempo?  Ya es tarde, de hecho muy tarde.

—Sí lo es pero mi madre tiene un pequeño trauma. De pequeño estuve perdido por varias horas —. Odiaba recordar esa noche —Te contaré y tal vez entiendas la razón de mi estricto horario. Acabábamos de salir del cine, era bastante tarde, mi hermano estaba en casa de mis tíos con Sami, pero yo no había querido quedarme pues Jaden estaba con sus abuelos. Dos hombres se nos acercaron y nos pidieron las cosas de valor que traíamos, mi padre aceptó pero al meter su mano en la bolsa de su chamarra para sacar su cartera, uno de ellos se altero y saco una navaja e intento atacarlo.

» Mi madre grito y golpeo al otro hombre con su bolsa, al tiempo que me gritaba que me fuera. Yo estaba tan asustado, tal vez por eso me pongo tan nervioso cada que veo a alguien pelear, corrí por la calle sin rumbo fijo solo escuchaba la voz de mi madre diciendo que me fuera, que corriera, que huyera de allí. Yo obedecí. Corrí por tanto tiempo que para cuando me detuve, los pies me dolían y no tenía idea de dónde estaba.

»Tan solo tenía 6 años y estaba aterrado. Cuando me detuve mire a todos lados pero no reconocía nada a mi alrededor. Lloré tanto hasta que una anciana se me acerco y me pregunto “¿Dónde están tus padres? ¿Dónde vives?” al decirle que no sabía me llevo a la estación de policías. Estuve toda la noche allí hasta que localizaron a mis padres y comprobaron que lo eran. Ellos me dijeron que después de que me fui mi padre logró desarmar al hombre que los había atacado y quitarse al otro de encima. Antes de que preguntes —Le dije al notar su rostro de incredulidad —mi padre práctico lucha grecorromana durante la preparatoria y universidad. De hecho por eso se lleva tan bien con el padre de Jaden, él también practicaba lo mismo de joven.

»Mi madre pidió ayuda mientras papá peleaba. Unos policías de la seguridad del cine los ayudaron y así pudieron detener a los hombres. Cuando la policía llego les dijo que tenía que levantar una denuncia en su contra pero ellos se negaron a ir, dijeron que primero me buscarían. Le explicaron a la policía que estaba perdido y empezaron a buscarme. Después de mucho tiempo les avisaron por radio a los agentes que acompañaban a mis padres que habían encontrado un niño con las características parecidas del que buscaban.

»Creo que esa es la razón por la cual mis padres odian que ande solo de noche, aun que eso aplica solo a mí. Supongo que por ser el más pequeño de la familia.

Clark parecía estar analizando todo lo que había dicho.

—Creó que tienes razón. Viéndolo desde el punto de vista de tus padres supongo que es normal que se alteren tanto — me dijo y reconocí las calles.

—Ya casi llegamos —le dije algo obvio —. Yo lo entiendo pero en ocasiones como esta me molesta que restrinjan tanto mi tiempo —le digo y desvió mi mirada para ver hacía la ventana —espero que esto no te haga pensar mejor sobre nuestra relación. Porque es obvio que carezco de tiempo para pasar contigo —me volví para verlo pero el miraba al frente.

—Nada de eso, te quiero con tiempo y sin él —escuche una risilla traviesa —ya buscaremos una manera de encontrar el tiempo para estar juntos —y su mano busco la mía.

—Sí. Ya encontraremos tiempo para nosotros — le digo.

—Hablando de nosotros, ¿mañana querrías ir al partido a verme? —Clark me mira nervioso.

—Me aburren los partidos por eso pocas veces he acompañado a Jaden —le contesto pero veo que su rostro parece entristecerse —sin embargo en esta ocasión tengo algo interesante en que concentrar mi atención —de inmediato noto que su cara retoma sus rasgos relajados y de felicidad que lo caracterizan.

—Gracias Karl —me dice.

—De nada, aunque eso dependerá de que no me castiguen mis padres —le digo.

—Entonces rezare para que así sea —me contesta.

—Me parece bien —por fin detuvo el auto y me miro feliz.

—Ahora corre a pedirle disculpas a mis suegros y pídeles permiso para que te dejen ir mañana, no importa si tienes que arrodillarte para conseguirlo —me guiña un ojo y antes de que diga nada me da un beso de despedida —. Bájate, anda y dile a Jaden que lo espero puntual mañana —se agacha sobre mis piernas para alcanzar la puerta y abre, siento la calidez de su cuerpo sobre mí y siento que todo mi ser se despierta por una descarga eléctrica que lo recorre.

—Por cierto Jaden dijo que te veía mañana —lo digo antes de bajarme y a manera de despejar mi mente.

Cierro la puerta y me despido con la mano de mi guapo futbolista.

Ya casi son las diez y ni las luces de mi primo.

Mi tía se ve muy molesta y mi madre también por la ausencia de Sami. Mis padres llegaron unos minutos después de que lo hicieran mis tíos.

— ¿Jaden dime cómo te va en el equipo de fútbol? —Jordán me pregunta.

—Bien, ya estamos en octavos de final mañana definiremos si pasamos a cuartos —le contesto.

—Ah, que bien —me mira con falso entusiasmo —y ¿En qué posición juegas? —me siga preguntando.

—Bueno yo… creo que lo hago mejor como medio pero al entrenador le gusta que entrene como portero —le contesto tímidamente pues en realidad no juego.

—Ah, ya veo

—Y a ti ¿qué tal te va en la escuela? —le pregunto antes de que él me interrogue más.

—Bien, los profesores son excelentes, el nivel de exigencia es alto, pero creo que me ha servido mucho.

Contesta serio, tal vez por eso su cambio. Se nota demacrado, su cuerpo parece más delgado y su cabello desteñido lo hace ver diferente, ya que antes lo traía igual que su hermano de un rojo intenso, ahora lo tiene de su tono natural, castaño.

—Tal vez por eso Sami, desea irse a estudiar fuera también —mi madre les comenta.

Mi tía asiente y Jordán parece caerle una cubeta de agua fría.

Es verdad Sami ha estado pensando en irse a terminar la universidad a Estados Unidos. Eso es algo que no me agrada pero desde lo sucedido con Jordán, Sami solo desea alejarse de él.

—Sí, Sami se va, este par se volverá a separar —mi tío lo dijo mientras tomaba una galleta más —Después de que estos chicos eran inseparables —culmino su comentario y bebió de su café.

Todos habíamos cenado y ahora estábamos en la sala bebiendo café. Por fin escucho un auto detenerse y me pongo de pie y voy directo a la cocina. Veo a Nani y le hago señas para que me siga.

Salimos de la cocina directo a la puerta que da a la entrada pues me temo que Karl haya traído a Clark y por alguna extraña razón mis tíos se asomen y los vean.

— ¿Qué pasa hijo? —Nani me pregunto.

—Nos tienes que ayudar Nani —le digo y ella me ve poco convencida.

— ¿A qué? —pregunta.

—Solo quiero que tu entres con Karl, no quiero que piensen que me estoy poniendo de acuerdo sobre lo que les dije de porque se retraso —le dije y ella parecía seguir poco convencida pero acepto.

Al abrir la puerta de la calle alcanzo a mirar el auto de Clark que se aleja y a mi primo mirándolo.

— ¡Dios Karl! ¿Por qué tardaste tanto? —lo acoso con mis preguntas.

—Lo siento Jaden, Clark se tardo en ir por mí —Karl se veía muy contento para sentirse avergonzado.

— ¡Apúrate! Ya sabes lo que tienes que decir —él asintió y me siguió hasta la casa —. No he dicho con quien estabas así que tu invéntate algún nombre que no sea Louis o Dylan que ya sabes que los conocen y pueden preguntarles después —le advertí.

—Está bien Jaden.

—Ustedes dos entren juntos, de modo que pensaran que Nani te vino abrir y yo entro después y así no van a sospechar que nos pusimos de acuerdo —le explique mi plan.   

Veo como ellos entran a la casa y yo camino lento a la cocina, entro y me tardo en regresar a la sala.

Karl ya está sentado en la sala, a lado de mi tío y parecía estar bastante triste. Jordán me mira y parece un poco avergonzado, conociendo a mis tíos seguro que lo regañaron en cuanto llego por eso tarde en entrar no me agrada ver cuando se ponen así con Karl.

—Jaden, hijo, ¿puedes acompañar a Karl a preparar su maleta para ya irnos? —mi tía me pregunta.

—Sí tía —le contesto y Karl se pone de pie y me sigue escaleras arriba.

En cuanto entramos a la habitación de invitados, Karl empieza a hablar.

—Mi mamá se puso a regañarme en frente de todos y mi papá no dijo nada al igual que Jordán, tu mamá también me regaño y bueno para ponerle la cereza al pastel tu padre ayudo al sermón —pobre de Karl le toco triple regaño.

—Ya paso todo —le digo y le pongo mi mano en la espalda.

—No es justo, odio que me traten como a un niño. Ya no lo soy, me puedo cuidar solo, ya no necesito que me cuiden.

Oigo las quejas de Karl y lo abrazo.

—Gracias Jaden por avisarme —me dice mientras limpia unas lágrimas que se le han escapado.

—No tienes nada que agradecer —le digo.

—Jaden tengo que pedirte otro favor —me dice aún escondido en mi abrazo.

—Dime, sabes que cuentas conmigo —le digo sinceramente.

—Necesito que les pidas a mis padres que me den permiso para ir contigo mañana al partido —me explica y empiezo a arrepentirme de mi anterior comentario —por favor, quede con Clark que iría mañana pero si yo se los pido se negaran en cambio si tu lo haces hay más posibilidades de que me dejen ir —me dice y sigue sin verme a la cara.

—Karl, sabes que tu mamá es tan difícil de convencer como la mía —le digo y me acuerdo de cómo me ayudo para quedarme en el equipo —pero lo intentare —le digo y él me abraza más fuerte.

—Gracias.

Hacemos rápido su maleta y regresamos a la sala.

Al llegar mi tía nos mira y le dedica una mirada de enojo especialmente a mi primo.

—Tíos ya que están aquí puedo pedirles un favor —le digo y noto cierto temblor en mi voz. De alguna manera el indicado para esto es Samuel, ya que a ellos él les cae muy bien y tienden a siempre darles todos los permisos necesarios.

Todos me miran esperando que continúe.

—Dinos hijo, ¿En qué podemos ayudarte? —contesto mi tío.

—Bueno ¿recuerdan que dije que mañana tengo un partido importante? —Les dije y ellos asintieron —Ok, pues yo quería pedirles que dejaran que Karl me acompañara mañana —les digo y de inmediato noto la cara de mi tía que dice claro que no lo permitiré —. Por favor tíos, yo contaba con que mi primo me acompañara —les dije casi suplicando y vi como Jordán ponía cara de que no lo estaba haciendo bien —Además Sami ira conmigo también —les dije y su rostro cambio de inmediato.

No entiendo porque confían tanto en Samuel si es un desastre de persona, a mi me consiente mucho y a Karl siempre lo deja hacer lo que quiera. A lo mejor solo es el hecho de que es el mayor del grupo y que frente a ellos se porta educadamente cosa que con mis padres a veces le falla.

—Si Samuel ira, entonces podríamos hacer una excepción —mi tío lo dijo muy serio.

—Mamá déjalo ir —Jordán le pidió.

—Está bien, entonces que Jordán también vaya —mi tía dijo y por su tono de voz deduje que sería su última palabra.

 —Gracias tía —conteste y entonces pensé que al que tendrían que salvar es a mí, porque Sami me iba a matar.

—Mañana pasan por él de lo contrario no van —mi tío nos dijo y me miro a mí y luego a Karl.

—No te preocupes, Jorge, Sami y Jaden pasarán por ellos puntualmente ¿verdad hijo? —mi padre me dijo.

—Sí papá, Sami y yo pasaremos por ellos a las 9:15 a. m. —les dije y espero sobrevivir esta noche cuando le diga a Sami lo que se supone que hará mañana.

—Ya ven, no habrá ningún problema Samuel estará a cargo —mi padre lo dice tan tranquilamente.

—Bueno, si van a salir mañana lo mejor es que nos vayamos a descansar —Mi tía lo dijo y los acompañamos a la puerta.

Todos nos despedimos con la promesa de vernos al siguiente día.

—En cuanto llegue Samuel recuérdale que mañana tienen que irse temprano, ya sabes que los fines de semana le gusta dormir hasta tarde —mi madre me dice antes de darme un beso en la mejilla y retirarse a su cuarto, y mi padre hace lo mismo.

En cuanto los veo irse corro al teléfono de la sala y llamo a mi hermano.

—Bueno

—Listo puedes regresar —le digo.

—Gracias, ya comenzaba a aburrirme —lo escucho y parece morir de sueño.

Le cuelgo y subo a esperarlo.

—Oye si tienes tanto sueño porque no te vas a tu cuarto a dormir —abro los ojos y miro a Samuel entrar a la habitación, se quita la chamarra y la playera, abre su closet y saca su pijama.

Mientras se desnuda y se viste de nuevo, yo pienso como explicarle el lío en el que lo he metido.

—Dime ¿cómo estuvo todo? —me mira y parece haberlo estado haciendo desde hace rato —. Seguro la tía se puso loca, porque Karl no llego contigo —los conoce muy bien.

—Pues tienes razón, todos regañaron a Karl porque llego a las 10:00 de la noche —le dije y el meneo la cabeza de un lado a otro.

—Escogió un mal día para llegar tarde —comento y se quedo pensando un rato — ¿Los tíos no le avisaron de su llegada? —me pregunto.

—Sí pero le dijeron que llegaban mañana —le conteste.

—Pues que tonto, Karl, debió suponer que podría ser una trampa y que solo querían atraparlo —lo dijo muy seguro.

—Tal vez tienes razón

—Pues claro que la tengo —contesto y cierto hombre creído vino a mi mente.

—Por cierto Jaden ¿quién coño es Patrick? —En cuánto lo menciono me puse rojo como tomate y mi respiración se detuvo —y ¿con qué derecho te dice princesa? — ¿cómo sabe eso?

—No sé…

—No lo niegues, él te llamo hace unas horas y por cierto parece haberle desagradado que yo contestara, pues se puso furioso al escucharme, obviamente le colgué, no pensaba pelearme por teléfono —me dijo pero parecía bastante molesto, casi como mi fortachón.

—Patrick es mi novio —le dije algo preocupado por su reacción y de hecho no deseaba decirle pero tarde o temprano lo haría, entre nosotros no hay secretos.

— ¿Cómo qué tu novio? —me dijo y parecía sorprendido por mi confesión.

—Él me lo pidió hoy —le conteste.

— ¿Desde cuándo lo conoces?  Y ¿Por qué no me habías dicho que te pretendía? —me acoso con preguntas y yo me cubro con una de sus almohadas.

Le conté todo lo que había pasado con Patrick desde que lo conocí, aunque eso ya lo sabía, solo que desconocía el nombre. Samuel me escucho atentamente todo mi relato.

—Ok, quiero conocer a Patrick lo más pronto posible —lo dijo muy entusiasmado.

— ¿Qué? —le pregunte pues su reacción me sorprendió.

—Lo que oyes, necesito conocer a ese hombre, por el momento tengo una buena impresión de él por defenderte de Sebastián aunque sus puntos disminuyeron por lo que dijo cuando le conteste —dijo muy pensativo —sin embargo sino pasa la prueba cuando lo conozca entonces te alejaras de él, ¿me oyes? —olvidaba lo sobreprotector que era mi hermano.

—Nada de eso, yo decido quien sale conmigo, además no pienso presentártelo —le contesto —y ¿qué fue lo que dijo, cuando le contestaste? —le pregunto, aunque tengo una ligera idea de a que se refiere.

—Primero dijo: hola princesa ya estoy en casa, como cumplí mi parte ahora quiero mi recompensa—. Ese idiota, no podría haber sido más discreto —cuando le dije que no habría recompensa, se puso furioso y grito muchas cosas, reconocí entre tantas malas palabras algo como que, ¿por qué yo tenía tu teléfono? Y ¿quién era? ¿Dónde estabas? Y cosas por el estilo. Decidí colgar pero ha estado llamando varias veces y creo que ha enviado muchos mensajes. Toma —saco mi celular de su pantalón y me lo aventó.

Al encenderlo, vi los mensajes sin leer y un lindo mensaje de 12 llamadas perdidas. Patrick debe de estar desesperado o mejor dicho furioso. Ese hombre se deja llevar por los celos muy fácilmente.

Al abrir los mensajes, todos eran del mismo tipo:

¿Dónde estás?

¿Quién contesto?

¿Por qué no contestas?

Sí descubro qué el que me contesto es tu amante lo mato. No creas que te desharás de mí tan fácilmente.

 Ok este hombre está loco y yo más por haber aceptado ser su novio.

—Llámalo, pobre hombre no podrá dormir —Sami me dice y yo acepto.

Sin embargo no salgo de su habitación, solo salgo a su pequeña terraza, cierro la puerta y llamo a mi celoso fortachón.

— ¿Bueno?

—Carajo Jaden, ¿por qué me llamas hasta ahora? Y ¿quién…

—Detén las preguntas y reclamos —lo corto —. Quien contesto fue mi hermano y lo hizo porque le preste mi teléfono ya que iba de salida y él suyo no tenía batería —le invento esto ya que explicar todo lo sucedido por teléfono es muy tardado —Hace unos minutos él regreso a casa y por eso apenas te pude contestar.

Se quedo callado unos segundos.

—De ser cierta tu explicación creo que he metido la pata — ¿está dudando de mí?

—Idiota, ¿cómo que de ser cierta? —le pregunto molesto — ¡Claro que es cierta! Mi hermano fue quien te contesto —le grite y cada vez me enojaba más.

—Cálmate princesita gruñona —este maldito.

— ¡¿Quién es una princesa gruñona?! —le grito.

—Tú princesa, pero ahora tendrás que disculparme con tu hermano y espero poder hacerlo en persona pronto —Se oía más calmado —Bueno ahora podré dormir tranquilo, aunque podría tener una mejor noche, si me das mi recompensa —me dice con voz melosa.

Este hombre va a volverme loco.

—No hay recompensa, tus celos no merecen ser premiados —le digo aun molesto.

—Pero princesa, no te veré hasta el lunes, ¿cómo pretendes que aguante sin tu presencia? —me pregunta.

—Antes ya vivías sin mi presencia —le dije.

—Y fueron días de eterna oscuridad —contesta cursimente.

—Eres un imbécil —lo regaño.

—Oye por menos mis novias me hubieran pagado el hotel —este hombre ¡lo voy a matar!

—Pero yo no soy una chica tonta, que caerá fácilmente ante tus palabras melosas, víbora mentirosa —le digo ya más relajado —tendrás que esforzarte más si deseas tu recompensa —lo reto.

Escucho su risa del otro lado del celular.

—Ok, mi linda princesa tu ganas, perdóname por mi comportamiento celoso y grosero, realmente estoy muy apenado por lo ocurrido y prometo controlar mi carácter y averiguar antes de ponerme a gritar —me dice seriamente.

Esbozo una sonrisa visible solo para la noche que me rodea.

Pego la bocina a mi boca y le mando un fuerte beso.

—Gracias princesa, ahora podre dormir en paz, ya hemos hecho las paces —lo dice con una voz tan feliz.

—Hasta luego mi lindo acosador—le digo.

— ¿Acosador? ¿Qué hay de guapo príncipe? —me cuestiona.

Me carcajeo fuertemente.

—No conozco ningún príncipe, solo un celoso acosador, que me vuelve loco con sus cambios de humor —me río internamente.

—Supongo que me lo merezco pero pronto te haré cambiar de opinión. Descansa y te deseo muy buena suerte en tu partido mañana —sus buenos deseos parecen sinceros.

—Gracias Patrick. Por favor cuídate durante tu entrenamiento —le digo de corazón.

—Me encanta cuando te preocupas por mí —se escucha feliz.

—Tonto —solo eso puedo decir.

—Bien gruñón, mañana te hablo para saber cómo te fue —me advierte —Te quiero Jaden.

Escucharlo decir esto me ha dejado sin palabras. Cuelga antes de que pueda decir algo, y la verdad es que lo agradezco.

Miro un momento la Luna antes de entrar a enfrentarme a Samuel.

Al cerrar la puerta de la terraza, miro que ya esta acostado y tapado de pies a cabeza.

Me aviento sobre Sami y esté, suelta un quejido.

—Oye estás gordo —me dice.

—Claro que no —le contesto ofendido.

— ¡Ah! te oyes feliz, eso quiere decir que has hecho las paces con Patrick.

—Algo así —le contesto.

—Muy bien. Me agrada que inundes mi habitación con tu felicidad pero de momento deseo dormir así que vete a tu cuarto a llenarlo de mariposas y flores coloridas —se queja.

—Ok, Sami me voy pero antes necesito que me hagas un favor —le digo y descubro su rostro para que me vea.

— ¿Si lo hago me dejaras en paz? —me pregunta.

—Sí —le contesto rápidamente.

—Está bien dime ¿qué quieres? —es ahora o nunca.

— ¿Me llevas mañana al partido de fútbol? —le pregunto y pongo mi cara de niño de 5 años.

—Si —contesta pero después de unos segundos me mira inquisitivamente —hay algo más ¿cierto?

—Tenemos que pasar por Karl… —me mira como diciendo: continua, sé que hay algo más —y por Jordán.

Ocurre la reacción esperada.

—No. Definitivamente no Jaden, no pienso estar cerca de Jordán —me lo dice fuerte y claro, además de que se ha puesto de pie y para lograrlo me ha aventado a un lado de la cama.

—Ya ha pasado varios meses, es tiempo de que hables con él —me pongo de pie y veo a mi hermano de frente.

—No, Jaden ya es tarde para eso. Nosotros no necesitamos hablar —me lo dice y su voz suena triste.

—Sami por favor… —le digo y me molesta pedirle esto cuando se que lo voy a lastimar.

—No Jaden, no voy a acompañarte mañana —lo dice y parece ser su última palabra.

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