En el infierno. Capítulo 20.

La promesa 

La noche había pasado entre jadeos y gritos de placer. La joven pareja descansaba después de tanta actividad nocturna. El sol saludaba con una suave caricia la piel de los hombres que aun dormían en la cama. Kaled abrazaba fuertemente a su hembra temeroso de que esta desapareciera. Julien sintió la calidez del sol de la mañana y abrió los ojos algo reticente para despertarse. Pestañeo varias veces para despabilarse y cuando por fin su mirada pudo enfocar su alrededor, quedo impactado de ver el hermoso rostro de aquel hombre que le aceleraba el corazón.

Kaled aun seguía dormido, era la primera vez que Julien lo veía dormir, siempre se levantaba antes que él, por lo que no desaprovecharía esta magnífica oportunidad. Julien lo miro y observo cada detalle de su rostro, sus largas pestañas rubias se movían casi imperceptiblemente por los ligeros movimientos de sus parpados cerrados, sus labios se mostraban unidos en una expresión de seriedad, su nariz respingada y sus cejas pobladas perfectamente bien separadas enmarcaban sus ojos pero al mirarlo noto que su ceja izquierda era interrumpida por una fina cicatriz que la cruzaba cerca del final. Julien pensó «será resultado de una herida o tal vez de algún piercing» pero incluso este pequeño defecto encajaba en la perfección de su rostro, haciendo que su belleza fuera irreal para el pequeño cachorro que lo observaba embelesado.

Su amo era dueño de una belleza digna de un dios griego, el simple hecho de verlo dormir, causaba en Julien un alboroto en sus latidos, sentir sus brazos rodeándolo y su calor abrumándolo pero no lo suficiente para querer alejarse, el chico miraba como su amo respiraba tranquila y profundamente, Julien experimentaba un extraño sentimiento de paz inexplicable, era algo que Julien jamás había sentido antes y aunque su corazón palpitaba desesperadamente la paz que le transmitía su amo lo hacía sentirse muy feliz.

« ¡Qué locura es el amor!» Julien pensó en esto mientras trataba de entender sus sentimientos y emociones.

— ¿Por qué me observas tanto? —La voz ronca asusto al pequeño —dudo ser o tener algo diferente que el resto de los hombres que hayas visto antes —Kaled hablaba serio y sin abrir los ojos.

Julien se sorprendió de que se percatara de su mirada que recorría su rostro de manera minuciosa.

—Yo… —Julien estaba nervioso y sintió que sus mejillas ardían —te miraba dormir —contesto y trato de zafarse de sus brazos.

—No mirabas —Kaled contesto un poco más relajado —parecías estar muy concentrado observándome… no creí que fuera tan interesante —comento.

Kaled abrió los ojos lentamente. Julien lo miro y siguió como si estuviera en una obra de teatro y mirara como levantan el telón para dar inicio la función solo que aquí la escenografía que lo cautivo fue ese par de esferas ámbares que le regresaban la mirada. Julien estaba completamente enamorado de Kaled y esa mañana lo confirmo.

El corazón del chico exploto de felicidad solo por ver esos atractivos ojos amarillos, esa mirada que siempre lo atrapaba y que no lo liberaba, que a veces podía parecer fría e inherente a él y que en un principio le causo tanto miedo y terror, pero que en ocasiones como esta era completamente diferente, esos ojos color miel podían parecer tan dulces y cálidos, brindándole un semblante contrario al que lo recibió. Justo en ese momento Kaled lo miraba amorosamente y el brillo de sus ojos reafirmaba la felicidad que poseía y que deseaba transmitirle a su perra.

—Deja de mirarme que me pones nervioso —Kaled le dijo con una sonrisa en el rostro.

—Tú eres quien me pone nervioso a mí —Julien le rebatió.

—Ah sí —Kaled le dijo y mientras acercaba más a su perra, como si eso fuera posible —quiero ser yo el único que te cause ese sonrojo —lo dijo y su cabeza se poso sobre la de su chico. Los labios de Julien estaban pegados al pecho de su amo.

Kaled beso tiernamente la coronilla de su perra y una de sus manos acaricio el largo cabello dorado que estaba algo enredado. Julien se estremeció al sentir sus caricias, no deseaba ser el único nervioso en ese lugar, así que lo beso justo en medio del pecho, su amo se tenso un poco al sentirlo, estaba sorprendido del proceder de su perra, además del beso Julien paso sus manos por la ancha espalda de su amo, lo acaricio lentamente, sintió aquellas cicatrices que lo atravesaban y las cuales lo hacían preguntarse « ¿cómo se las había hecho?»

El cuerpo del alfa estaba despertando como respuesta a las caricias de Julien.

—No sigas —Kaled le ordeno con voz suave a su perra.

Julien estaba feliz por poner nervioso a su amo. El alfa notaba cada caricia que su perra le proporcionaba y sin poder reprimir más su excitación se separo de él y lo miro directo a los ojos.

—Eres una perra muy desobediente —le dijo permitiendo que su voz excitada se notara.

Julien lo miro como un niño que ha sido descubierto haciendo algo indebido y que trata de esconderlo.

—Solo trataba de mostrarme cariñoso —contesto con voz inocente.

—No te creo. Sé cómo tratar con niños traviesos como tú — las manos de Kaled se movieron por la espalda de su perra.

Julien se arqueo al sentir esa contacto pero Kaled no se detuvo al notarlo, el buscaba algo que estaba escondido y el chico lo dedujo al ver su mirada lasciva.

Las manos de Kaled se detuvieron en las nalgas de Juli, este sabía lo que buscaba y en contraataque él tomo el miembro de su amo, que aun no terminaba de despertar por completo.

Esta pequeña disputa, les parecía divertida y placentera, mientras Kaled metía una y otra vez sus dedos que eran absorbidos por Julien, este a su vez acariciaba el pene erecto de su amo. Los dos estaban respirando entrecortadamente y comenzaban a sudar, mientras se excitaban mutuamente. Kaled se lamio los labios, estaba saboreándose lo que se veía venir y haría que su perra lo disfrutara también, tomo el miembro de Julien ya erecto y aprovechando que estaban de frente comenzó a frotar los dos miembros.

Julien mordió su puño para acallar sus gritos pero Kaled le retiro la mano de allí, él deseaba escucharlo gritar. Las manos de Julien se pasaron por el pecho de su amo, pudo sentir los fuertes pectorales, justo cuando las caricias de Kaled se hicieron más intensas —Ahhhh —Julien grito y tomo por los hombros a su amo, su sujeción fue tan fuerte que las uñas se clavaron en la piel blanca del hombre que lo estaba llenando de placer.

Kaled, beso en el cuello a su perra y al sentir el dolor generado por los delicados dedos de su ángel, aun que en realidad no era dolor lo que sentía sino placer y por ello mordió la suave piel del hombro, escuchar el grito de su perra lo animaba a seguir, a querer escucharlo más, para el alfa era como si estuviera escuchando un cantico celestial.

Julien sintió su miembro igual de caliente que el de su amo, la fricción generada por el rose de los dos cuerpos estaba empezando a hacer ambos perdieran el control de sus cuerpos. Los espasmos en el abdomen de Juli y la expulsión de un poco de fluido le avisaron lo que venía y Kaled también lo pudo sentir. El alfa mantuvo los dos penes unidos y los frotaba al mismo tiempo, Julien podía sentir como se acercaba al orgasmo, Kaled abrazo fuerte a su chico y este a su vez grito. Un corto circuito fue generado en el sistema nervioso de Kaled y lo recorrió por completo, haciéndolo ver falsas estrellas, el estremecimiento se apodero de los dos cuerpos.

Un líquido blancuzco invadió el pecho de ambos hombres. Julien respiraba agitadamente y miro a su amo, gotitas de sudor recorrían su frente y su cabello se notaba húmedo, al igual que él, mostraba gran agitación.

Kaled se puso de pie rápido, tanto que sorprendió a su perra. Al estar de pie frente a la cama jalo de los pies a su perra, Julien dejo escapar un grito por la sorpresa.

Al estar cerca de su perra, Kaled lo tomo del rostro y le dio un profundo beso, al separarse lo cargo y lo llevo en brazos hasta el baño, en donde tomaron un baño de tina.

El resto de la mañana paso sin más incidentes amorosos entre la pareja.

—Kaled, ¿no saldrás a trabajar hoy? —Juli le pregunto a su amo mientras lavaba algunas verduras.

—No, ¿olvidaste que hoy viene Rogelio? —Kaled le contesto en un grito desde la sala, en donde se escuchaba el ruido de la aspiradora.

—Cierto —murmuro solo para él.

Julien tuvo una noche llena de pasión pero después cuando su amo por fin se había dormido y el estaba al borde del abismo de la inconsciencia, pensó «en Ariel y en lo joven que era para ser madre. Ese chiquillo que había tenido que madurar a los 13-14 años solo para sobrevivir en ese mundo de violencia y que le enseñaba a Juli día a día lo que era aceptar tu rol en la vida, sin tantas quejas, pronto sería madre.»

Julien comenzó a pelar sus verduras mientras una olla con agua hervía en la estufa. «Ariel que ha tenido que pasar por tantas cosas ahora sería inyectado para poder concebir. Los abuelos de Juli siempre insistieron en explicarle que aun cuando podía tener hijos, no debía ser inconsciente y embarazarse de cualquiera, incluso cuando el gobierno te da un apoyo del 100%, eso no era excusa para tener hijos como si fueras conejo.» Juli pensó en esto y recordó a su querido abuelo Mark cuando le decía «Juli, eres libre de elegir tener o no tener hijos, no te sientas presionado por lo que el gobierno dice o por lo que tus amigos hagan, tu eres el único que puede tomar esa decisión» su abuelo siempre le dijo eso y ahora Juli se preguntaba « ¿realmente tengo el poder para tomar esa decisión ahora?» esa pregunta se quedo revoloteando en la mente de Juli por un largo tiempo.

Justo antes de la una de la tarde el timbre de la puerta sonó. Julien estaba lavando y Kaled descansaba en la sala con un libro en las manos. El alfa fue quien abrió y recibió a Rogelio.

—Buenas tardes Kaled —este lo saludo y se veía algo agitado —siento llegar tarde pero tuve varias consultas por la mañana —le explico.

Kaled se hizo a un lado para que pasara. Juli llego a recibirlo.

Rogelio vestía al igual que la ocasión pasada un traje gris algo gastado y traía en las manos una gabardina y su maletín.

—No te preocupes —Kaled contesto serio —pensé que Ariel te habría entretenido en la sala y te estaba engordando como es su costumbre —el comentario de el alfa hizo sonreír al doctor.

—Me escape antes de que me pudiera atrapar —dijo muy orgullosos —además ya revise a Dave y va muy bien, de hecho me ha preguntado «si ya puede intentarlo pero Giovanni le ha dicho que espere un poco más» —Rogelio les dijo y Juli pensó « ¿qué sucedió con el secreto paciente doctor?»

—Ok, gracias por la información —Kaled contesto y parecía pensar en algo.

Rogelio también se dio cuenta de la leve distracción de Kaled pues miro a Julien con la clara intención de interrogarlo.

— ¿Cómo te has sentido Juli? —dijo para darle tiempo a Kaled de pensar libremente.

—Mucho mejor, ya no me duele el cuerpo y he estado comiendo mejor — Juli le explico.

—Muy bien, pero eso de comer mejor, no lo creo, de hecho parece que estas más bajo de peso que la vez pasada —le dijo y lo recorrió con la mirada, Juli también miro su abdomen.

— ¿En serio lo crees? —le contesto algo incrédulo a su comentario. Juli pensó «que sí Ariel escuchaba eso lo haría comer el doble o triple de lo que ahora come, mejor que no se entere»

—Deja de acosar a mi perra —Kaled intervino y aun cuando estaba interrumpiendo la conversación no parecía entender de lo que hablaban.

—Solo digo lo que creo —Rogelio se defendió.

—Como sea, prefiero que me revises primero ya que muero de hambre y deseo comer y que lo que ingiera se quede adentro —Kaled se quejo, Juli lo miro preocupado.

— ¿Crees que sea la comida lo que genera su malestar? —Juli pregunto triste.

Rogelio lo miro y noto que Kaled iba a hablar.

—No, lo creo —contesto rápido Rogelio interrumpiendo al alfa —debe de haberse contagiado de algún bicho en el Pandemónium, aún cuando todo ha sido limpiado y se trata de mantener cierta higiene es imposible ignorar la historia de este lugar, como las miles de muertes que ha habido y la gran cantidad de cuerpos en putrefacción que han estado por los alrededores, aun cuando esto haya pasado hace mucho, los microorganismos sobreviven y pueden pegarse a las personas en cualquier momento —Rogelio explico lo mejor que pudo.

Julien lo escucho atentamente y sonaba lógico así que dio por bueno ese argumento.

—Dejen de hablar y mejor revísame, que quiero probar la comida de Juli —Kaled insto a Rogelio a seguirlo por el pasillo hasta llegar a la habitación, Juli los siguió pero antes de entrar Rogelio le cerró la puerta dejándolo afuera.

 —Eso fue duro —murmuro. Ahora que era él quien se quedaba afuera no le agradaba la situación.

Julien estaba nervioso por no saber lo que estaba pasando. Se fue al cuarto de lavado y siguió con sus tareas.

Pasaron varios minutos casi una hora, cuando la puerta de la habitación de el alfa se abrió y por ella se asomo Kaled.

Julien miro a su amo y se veía tranquilo.

—Juli, tu turno —le dijo y salió por completo.

— ¿Qué paso contigo? —Juli le pregunto.

—Todo bien, luego te cuento. Rogelio te espera —lo dijo serio e instándolo a entrar con la mirada.

Juli no dijo nada, solo paso y escucho cerrar la puerta, no hubo necesidad de que se volviera para ver si su amo estaba adentro.

—Juli pasa, Kaled me dijo que te lastimaste el pie, no me dijo cómo fue que te lesionaste ¿Tú me lo contaras? —Rogelio lo miro con curiosidad.

 —mmm… pise un vidrio —Julien no se atrevía a contarle nada y menos cuando Kaled no lo había hecho.

Juli se sentó en la cama y se quito las pantuflas y mostro el pie vendado. Rogelio lo reviso bien, al terminar lo volvió a vendar.

—Va todo muy bien, solo hay que cuidar que no se infecte y toma algunos analgésicos —Juli lo miraba con atención mientras este sacaba un frasquito transparente de su maletín, luego le mostro una jeringa y la saco de su empaque.

— ¿Qué es eso? —Juli pregunto.

—Es el anticonceptivo que te prometí, supongo que aun lo deseas —Rogelio cargo la jeringa con el líquido y miro a Juli —acuéstate boca abajo y descubre tu nalga —le ordeno.

 Juli hizo lo que le dijo Rogelio y al estar acostado pensó « ¿yo quiero esto?... si lo quiero » se repitió una y otra vez.

Rogelio se acerco con la jeringa lista y mientras se preparaba para aplicar la inyección, la puerta se abrió súbitamente.

—Disculpa la intromisión pero iba a tomarme la pastilla que me dijiste y tengo una duda… —Kaled detuvo su pregunta y se quedo mirando al doctor que estaba a punto de inyectar a su hembra — ¿qué es eso? —pregunto con la duda reflejada en su voz.

—Son vitaminas —Rogelio contesto lo más seguro posible pero incluso esa imperceptible duda en su voz fue bastante obvia para Kaled.

— ¡Mientes! —Kaled, no era idiota y había visto muchas veces las vitaminas y no eran transparentes, así que miro el frasquito transparente y vio el final de una palabra que al completarla en su mente, no le agrado lo que era “anticonceptivo”. — ¡¿Qué mierda le estas inyectando a mi perra?! —Kaled grito y en un segundo detuvo la mano que sujetaba la inyección y tomo del cuello a Rogelio.

— ¡Kaled, déjame explicarte! —Rogelio le rogo a Kaled, quien lo miraba con odio.

— ¡Te doy la espalda por un momento y traicionas mi confianza! —Kaled le grito, con respiración agitada.

Kaled estaba rojo del coraje y por la fuerza con la que sujetaba la mano de Rogelio, este término por soltar la jeringa.

—Amo lo siento —Rogelio pronuncio la frase lentamente —yo… el chico es muy joven y está asustado, no es de aquí y no merece quedar embarazado si no quiere —Rogelio explico lo mejor que pudo — amo discúlpeme por tomar una decisión así.

Kaled estaba furioso y le dio un puñetazo en el rostro, con el cual cayo sin poder reaccionar, en cuanto Kaled lo libero. El alfa no sabía que decir, movió su pie para patear en el abdomen al doctor pero algo lo detuvo.

Juli se abrazo de la cintura de su amo fuertemente «no dejaría que le hiciera lo mismo que a él, si podía evitarlo» pensó.

—Para por favor —Juli le suplico a su amo —Kaled, por favor no lo golpees —el alfa lo miraba incrédulo de que lo defendiera.

— ¡Quítate! —grito.

— ¡Por favor basta! —Juli le grito— yo se lo pedí —esta frase fue como una bofetada para el alfa.

Kaled no sabía que decir, ni que hacer, miro como un hilillo de sangre salía de la nariz de Rogelio, este al sentir el líquido se limpio con el dorso de su mano, sin embargo la sangre no se detuvo.

—Tú… eres un maldito traidor, sabes que el castigo es la muerte ¿cierto? —Kaled pregunto y miro como Rogelio asentía. Juli tembló al escuchar las palabras de su amo —por esta ocasión lo dejare pasar pero será la última vez que lo permita, si vuelves hacer algo que considere inadecuado, yo mismo iré por lo que es mío y lo volveré comunal, ¿te quedo claro? —Kaled miro a Rogelio quien estaba al borde de las lágrimas.

—No amo, no los involucres, por favor, prefiero morir —Rogelio rogo y se puso de rodillas para implorarle a Kaled misericordia —juro que no volveré a traicionarte, jamás volveré a intentar hacer algo indebido —Rogelio le juro mientras le besaba los pies a Kaled —solo no los toques —repitió.

—Antes de que me traiciones piensa en los perros solitarios y lo que agradecerían mi regalo —Kaled aseguro y se agacho para ver directo a los ojos a Rogelio, quien ya lloraba —te juro que no dudare en cumplir mi promesa —Rogelio supo que desde ese momento Kaled no le quitaría los ojos de encima.

—Si amo, lo entiendo y no volverá haber queja sobre mi trabajo —Rogelio pensó «debería irme y dejar de venir pero él me encontraría, además no puedo dejar a mis pacientes aquí, ellos cuentan conmigo, tal vez solo deba alejarlos pero si me descubre será peor… lo mejor es aceptar la condena y cumplirla» —lo juro —Kaled acepto esta promesa.

Se puso de pie y miro a Rogelio quien se arrastro hasta su maletín guardo todo y se puso de pie, camino hacía el pasillo y miro la medicina que le había recetado a Kaled, la levanto y se la dio.

—Amo tómese 2 pastillas cada 8 horas por 7 días —le repitió y el aludido asintió mientras lo miraba salir.

 Juli estaba arrodillado atrás de su amo. Al estar completamente solo el chico tembló al ver a Kaled volverse para verlo.

— ¿Cómo puedo hacer para explicarte qué no debes tomar decisiones por ti mismo? —Kaled le dijo y Juli se sorprendió al notar que no gritaba y que su amo apretaba los puños para contener su carácter.

—Pero es mi cuerpo —Juli contesto valientemente.

—Julien me importa una mierda, como hayas sido educado y lo qué creas que es normal o a lo que crees tener derecho. Simplemente en el infierno todo eso no importa, él único que toma decisiones aquí soy yo. Tú eres mío y yo decido todo sobre ti, entiéndelo y nos ahorraremos muchos problemas —Kaled lucia desesperado.

—Yo no quiero un hijo, por lo menos no ahora, no estoy listo para una responsabilidad como esa y odiaría traer a este mundo a un niño no deseado —Julien no estaba llorando y a cambio estaba defendiendo su decisión valientemente.

— ¿En serio?  No quieres un hijo —Kaled le pregunto y sentó a su lado.

—No lo quiero. Nosotros estamos iniciando esta relación y no creo que embarazarme sea buena idea —Julien creía tener razón sin embargo sabía que si Kaled quería lo podría obligar a embarazarse.

—Ya que estas siendo sincero conmigo yo también lo seré. Tampoco quiero un hijo y tal vez nunca lo quiera —Kaled hablo y desvió la mirada de la de su ángel.

— ¿Lo dices en serio? —Juli no lo podía creer.

—Sí —contesto sin mirarlo aún —ahora que nos hemos puesto de acuerdo en lo de no tener hijos, le diré a Rogelio que te aplique el anticonceptivo —concluyo y Juli acepto —pero necesito que me prometas que no volverás hacer algo a mis espaldas o a decidir por ti mismo—Juli lo miro tristemente —no lo digo como tu amo o alfa de la manada, lo digo porque te quiero y soy tu pareja y me gustaría que me tomes en cuenta en tus decisiones —concluyo.

—Está bien te lo prometo —Juli no podía resistirse a ese hombre.

—Muy bien, ahora vayamos a comer que muero de hambre —Kaled le dijo y los dos se pusieron de pie para salir de la habitación.

Durante la comida Kaled le conto lo que Rogelio le había dicho de su malestar y lo que le había recetado. Juli acepto que el presunto diagnostico era que tenía una ligera infección estomacal. Y se sintió más tranquilo al ver que no era su comida lo que le afectaba a su amo.

Al terminar de comer, los dos fueron a la sala, donde se acomodaron muy juntitos. Juli recargaba su espalda en el pecho de su amo y Kaled estaba con una pierna a lo largo del sofá y con perra en medio de sus piernas.

—Odio irme —Kaled le paso la mano por la cintura a Juli.     

— ¿Saldrás? —Juli lo dijo con la voz triste.

—Sí, tengo asuntos que arreglar y tengo que hablar con Rogelio sobre lo de la inyección —dijo con voz neutra.

— ¿Le pedirás disculpas? —Juli pregunto inocentemente.

— ¿Yo? Claro que no, él cometió una falta grave así que no tengo nada de lo cual disculparme —contesto algo irritado.

—Pero él es una buena persona —Juli trataba de convencer a su amo de ser indulgente.

—No, si acaso le diré que las cosas seguirán como hasta ahora pero ni siquiera intentare quitar mi amenaza y es mejor así para que sepa a lo que se atiene —Kaled no cedería más y Juli lo comprendía.

—Ok —fue todo lo que contesto.

El timbre de la puerta sonó alertando a la pareja. Juli se puso de pie y fue directo a abrir.

—Buenas tardes ¿y el amo? —Raúl pregunto seriamente y mirando a Juli extrañado, como si nunca antes lo hubiera hecho.

—Espérame, solo me pongo mi chamarra —Kaled le grito desde la sala y salió corriendo.

—Buenas tardes, pasa —Juli lo invito a entrar.

—No es necesario —contesto.

Juli siempre se había sentido un poco intimidado frente a Raúl, tal vez su seriedad y su porte hostil lo asustaban.

—Disculpa ¿Cómo está Ariel? —Juli se armo de valor y le pregunto.

—Bien, él vendrá a verte en unos minutos —Raúl contesto —solo tenía que terminar de hacer algunas cosas —le explico y pareció aliviado al ver a Kaled acercarse.

—Julien, me voy pórtate bien —le dijo, se acerco para darle un beso y al separarse le susurro al oído —estoy confiando en lo que me dijiste y no te encerrare, espero que no me defraudes —Juli sintió que su corazón se aceleraba y su sonrojo lo evidenciaba.

Kaled no dijo más y salió.

Juli había aceptado quedarse con él y ahora tenía que demostrarlo.  

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