Hojas de Otoño. Capítulo 5.

La travesura de Lucky.

Lucky me distrajo de mis pensamientos, al lamer mi mejilla, su lengua siguió avanzando hasta detenerse en mi boca. Sus delgados labios se movían lentamente y me invitaban a jugar con él.

Sus delicadas manos se movieron lento por mi pecho y fueron acariciando mi cuerpo hasta detenerse en mi rostro. Yo lo dejaba que me tocara todo lo que quisiera. Ese niño era como un perrito que necesitaba que le prestaran atención y su objetivo en este momento era yo.

Su cuerpo descansaba por completo sobre el mío. La suavidad de sus prendas era percibida por mi piel desnuda. Mi camiseta estaba enrollada dejando al descubierto mi pecho y mi pantalón yacía por debajo de mis caderas, por lo que mi miembro estaba expuesto.

Lucky era la mascota de Henry y tal parece que yo me he vuelto el distractor de este.

Cerré mis ojos y pude evocar aquellos carnosos labios que me devoraban en cada beso, aquella boca que me dejaba sin aliento, el simple recuerdo de este hombre opacaba a las tiernas caricias de este niño que jugaba a ser seductor.

Nadie lograría superar a mi antiguo amante. Nada sería capaz de borrar el vivido recuerdo de mi yakuza.

Lucky pareció darse cuenta de mi falta de interés en jugar con él, desistió de su avance y mejor se dejo caer a un lado mío, se acomodo de tal manera que me convertí en una almohada viviente. Sentí sus manos alrededor de mi torso y su pierna sobre las mías, su cabeza retozaba sobre mi hombro. Solo habían pasado unos minutos cuando escuche la pausada respiración del niño, se había dormido tan rápido. Sin poderme mover de lugar, comencé a pensar en lo que Mary me había contado sobre este pequeño.

Un día después de que conociera a Lucky…

Al medio día Mary me trajo la comida. Desde que había ocurrido aquella catastrófica noche con ella, no le había dirigido la palabra, solo me comunicaba con monosílabos y ella parecía no querer entablar una conversación conmigo.

Sin embargo mi curiosidad era demasiada y no había otra persona con quien saciarla.

—Mary… yo quería preguntarte —sus ojos me observaban asustado de las palabras que podría pronunciar —sobre ese chico —al mencionarlo ella pareció comprender a quien me refería. Paso su mano por su cabello que estaba sujetado en una larga cola de caballo.

— ¿Sabes sobre Lucky? —me pregunto y justamente esa era mi pregunta.

—Sí, ayer estuvo aquí —conteste mientras mordía un pedazo de pan —Pero ¿quién es? ¿Por qué esta aquí? Y ¿Por qué luce así? —ella atajo mis preguntas con un movimiento de la mano para que callara.

—No hables tan alto, él tiene un excelente oído —me advirtió en un susurro.

—Entiendo pero ¿por qué te preocupas? Él no habla —asegure —ayer pareció no poder hablar, solo emitía sonidos extraños —le dije.

—Yo nunca lo he escuchado hablar pero estoy segura de que puede hablar o hacerse entender de alguna manera —se sienta a lado mío en la cama, de esta manera sus susurros son más claros para mí.

Dejo de comer pues ya me he llenado y mi curiosidad aun sigue sin ser saciada, miro a Mary para que prosiga con lo que me iba a contar.

—Él estaba aquí desde antes de que yo llegará. El señor Smith me lo presento y dijo que tenía que cuidarlo muy bien. Yo siempre lo he tratado como si fuera un niño pequeño y el siempre se ha comportado como tal, y en mi caso siempre ha sido amable y obediente conmigo. Un año después de que lo conociera el señor Smith trajo a una jovencita y el la dejo bajo mi mando. Se suponía que él ya la había educado y sería una ayuda para mí. Su nombre era Angelina y llevaba solo unos tres meses y como era de esperar le estaba costando mucho acostumbrarse a este estilo de vida.

Mary guardo silencio, como recordando esos días de antaño.

—Un día tenía que limpiar el salón. Lucky había salido a jugar al jardín. Ella estaba secando el piso, Lucky entro completamente sucio y gateando y cruzo el salón. Angelina se molesto con él y no pudo contenerse y lo llamo “perro estúpido”. Supongo que Lucky la escucho porque de inmediato se dirigió a la cubeta de agua sucia y la volteo sobre el brillante piso, él paso por el charco de agua varias veces, extendiendo la mancha lo más que pudo. Angelina estaba realmente molesta y   movida por el enojo, se acerco al niño y le dio una patada en el abdomen. Lucky dejo escapar un fuerte quejido y se tiro en el piso apretándose el abdomen con las manos. Yo escuche el alboroto y corrí para ver lo que sucedía y justo cuando iba llegando, ella le estaba dando una patada más.

Me acerque a ella y la empuje lejos del niño, después me agache para hablarle al oído, “Lucky soy yo, Mary, déjame llevarte a tú habitación”. Él pareció entenderme pues se arrojo a mis brazos, yo lo cargue con cierta dificultad y lo lleve a su cuarto, prepare la ducha y lo metí a bañar, su lagrimas rodaban por sus mejillas, lo seque y le puse su pijama, mientras hacía esto note que su pálida piel estaba enrojecida por los golpes recibidos. Lo lleve a la cama y después de un rato de estarlo consolando se quedo dormido.

Mary parecía nerviosa, sus manos no dejaban de moverse y restregarse entre sí.

—Baje a buscar a Angelina y ella había terminado de limpiar el salón y ahora estaba escondida en su habitación. Entre sin pedirle permiso y ella me abrazo y se puso a llorar, me contó todo lo sucedido y obviamente estaba muy asustada, por lo que hizo. Poco antes de que llegara el señor Smith, salí de la habitación y me prepare para recibirlo. En cuanto lo oí abrir la puerta, me acerque a él pero me ignoro como siempre y se dirigió a la habitación de Lucky, su principal destino de cada día.

Lo seguí hasta la puerta de la habitación y él me miro y me dijo que me fuera, yo hice una reverencia para hacerlo pero en realidad me quede en el pasillo. El señor Henry no cerró bien la puerta y pude ver por la abertura cuando se acercaba a su mascota y le acariciaba la cabeza. Este en cuanto sintió a su amo se levanto y se abrazo de él, estoy segura de que le susurro algo pero no alcance a escuchar que, aún cuando la habitación solo tenía encendida la lámpara de la cómoda, pude ver como la cara de tranquilidad de el señor Smith se transformaba en aterradora por lo que corrí a esconderme, yo ya conocía esa parte del Señor Henry y no deseaba probarla de nuevo —su mano se poso en su mejilla y recorrió la cicatriz —escuche los fuertes pasos de el señor Smith acercarse a la cocina y yo fingí preparar la cena, en cuanto entro recorrió la habitación con la vista —Mary trago saliva y continuo con sus relato —él me pregunto por Angelina y le dije que estaba en su cuarto y salió muy molesto. Lo seguí silenciosamente por todo su recorrido y lo vi entrar al cuarto de ella. Al acercarme al lugar escuche los gritos desesperados de Angelina pidiendo perdón, lo repetía una y otra vez “¡Perdón!” “¡No lo volveré a hacer!” Tengo una vaga idea de que es lo que él le estaba haciendo y por los ruidos supongo que no se detuvo. Poco a poco los gritos cesaron y se convirtieron en débiles sollozos.

Mary parecía estar a punto de llorar.

Pase mi brazo por su espalda y la acerque a mí y ella recostó su rostro en mi pecho y termino por dejar salir sus lagrimas que tanto estaba reprimiendo. Espere en silencio a que sus sollozos se calmaran. Después de algunos minutos ella por fin se tranquilizo.

— ¿Te sientes mejor? —pregunte y ella asintió.

¿Por cuántas cosas ha tenido que pasar? ¿Cuántas escenas similares ha tenido que presenciar? Y ¿Cómo ha logrado aguantar tanto? O ¿Por qué ha tolerado tanto?

—Después de esa noche no volví a ver a Angelina. En cuanto el señor Smith se fue a su habitación yo corrí a ver a la chica pero su habitación estaba cerrada. Al día siguiente el señor Smith me dio órdenes de limpiar la habitación de Angelina. Al entrar vi el tiradero que había, la cama estaba desarreglada y había rastros de sangre por todo el piso y en las mantas. Yo limpie y reacomode todo. El señor Smith se llevo a Lucky, él vestía como un jovencito normal, además de que estaba usando unos lentes grandes y oscuros que cubrían sus ojos. Más tarde Justin trajo de vuelta al niño y me entrego una receta y una bolsa de medicamentos. Él llevo al chico en brazos hasta su cuarto y cuando lo iba a dejar en su habitación note que el pequeño le hablaba al oído, Justin dijo algo en voz baja y el pequeño sonrío como respuesta. Yo los miraba desde afuera de la habitación.

—Lo llevo al médico —Interrumpí el relato para constatar un hecho.

—Sí eso creó —Mary aún parecía perturbada par esta remembranza.

— Al notar mi presencia Justin me indico que me fuera y lo hice, cuando regrese a ver al niño este ya estaba cambiado y lucía igual que siempre.

— ¿Él mato a la chica? —Al terminar de hablar supe que había hecho una pregunta estúpida.

—Tal vez, aunque no lo creo —guardo silencio por varios minutos. Su mente parecía divagar por algún lejano pensamiento —. Ella era muy bonita de hecho por eso la trajo. Yo creo que la golpeo y después la envío a alguno de sus lugares en lo que las personas no son más que objetos. El señor Smith no es tan misericorde como para dejarla morir.

¿Misericorde? ¿A qué se refiere?

—Ese día estaba furioso y estoy segura que la golpiza no fue más que una forma de sacar su coraje de manera inmediata.

—Entonces Lucky es alguien muy amado para él —afirme.

Yo solía conocer a alguien que hubiera hecho lo mismo por mí o mejor dicho que lo hizo, pero él si fue lo suficientemente “bueno” para privarlo de la vida, o por lo menos eso es lo que creo.

—Supongo que tienes razón, él debe de ser la única persona a la que ama —contesto —y tal vez ahora tú también lo seas —hablo con pesar.

— ¿Yo? ¿Qué te hace pensar eso? —pregunte tontamente.

—No lo sé, eso deberías de preguntárselo tú. Lo que si te puedo asegurar, es que con ninguna persona o mejor dicho con ninguna mujer de las que ha traído ha sido tan paciente y amable como contigo —aseguro.

— ¿Paciente? ¿Conmigo ha sido paciente? —pregunte sarcásticamente.

—Aunque no lo creas él ha sido paciente contigo.

Deje este tema de lado pues no creo coincidir con la opinión de Mary.

— ¿A qué te referías con que se llevo a la chica a otro lugar? —pregunte pues esto seguía causándome curiosidad.

La mirada que Mary me dedico fue una llena de tristeza.

— ¿Acaso no sabes quién es el señor Smith? —me pregunto un poco incrédula.

—Es un empresario del mundo de la música —conteste seguro.

—Cierto, esa es su máscara ante la sociedad. Cuando llegue pensaba lo mismo pero después él se encargo de mostrarme su verdadero rostro, él me dijo que era jefe de una organización de trata de blancas. Tiene varios prostíbulos en todo el país. Muchas personas trabajan para él, enganchando y secuestrando mujeres y hombres jóvenes en todo el mundo, su especialidad como él la llama, es traer al país especies exóticas. Las prostituye y algunas más son vendidas como esclavas sexuales a hombres ricos que pagan mucho dinero por ellas —humedeció sus labios resecos —a mi me lo dijo en una ocasión que si no me comportaba me enviaría a un lugar de esos y me vendería.

Se veía realmente perturbada.

—Yo pensé que solo era otro hombre rico, pervertido —soy un estúpido Asami tenía razón sobre sus sospechas.

O ¿será que realmente él sabía sobre sus negocios?

—Todos caemos ante su falsa máscara de hombre de negocios —lo dijo un poco molesta.

—Entonces ¿por esa amenaza te has quedado a su lado? —deduje.

—Sí, aunque no solo por ello.

—Entonces ¿qué te hace ser fiel? —divague en voz alta.

—Ya es tarde y tengo muchas cosas que hacer, joven, por favor descanse.

Mary se puso de pie de manera apresurada tomo la charola con los restos de comida y salió de la habitación.

Se fue tan rápido que no me dio tiempo de decir alguna otra cosa.

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