En el infierno. Capítulo 19.

¿Somos una pareja?

La cortina de la ventana se movía en un imparable ir y venir, formando sombras que aparecían y desaparecían víctimas de la luz del atardecer que invadía por momentos la habitación. El verano se hacía sentir con su sofocante calor y el viento que soplaba no hacía más que alborotarlo.

Este clima tan caluroso no pasaba desapercibido para el joven que dormitaba en la habitación. Julien se movía inquietamente en la cama, el calor no lo dejaba descansar, las mantas estaban tiradas en suelo y el chico estaba desnudo con los brazos extendidos.

Julien movió su mano buscando a su acompañante pero no encontró nada, eso fue lo que termino por despertarlo. Abrió lentamente los ojos y miro a los dos lados sin encontrar lo que buscaba. Una pequeña punzada en el pie lastimado lo hizo levantarlo intentando llevarlo a su pecho pero esta sencilla acción no pudo ser llevada a cabo.

Algo impedía que su pie se desplazara, Julien se sentó y se sorprendió de ver que su tobillo era rodeado por un anillo de metal y de este salía una delgada cadena que se unía a la base de la cama.

— ¡Auch! —Julien se quejo ya que jalo su pie con fuerza y obviamente el metal lastimo su piel.

El pequeño miraba con tristeza su corta cadena y supuso que su amo la había colocado, estaba incrédulo por su proceder pero recordó las múltiples veces que Kaled lo amenazo con atarlo a la cama por desobediente y por fin lo había cumplido. Siguió mirando el brillante metal que parecía burlarse de él con sus destellos causados por la luz que entraba a perturbar las tenues sombras. Julien estaba sudando, el calor era insoportable y pasó su mano por su cuello para secar el líquido que se acumulaba, ni porque su cuerpo estaba desnudo podía tolerar el abrumador clima. Al repasar con una rápida mirada su delgado cuerpo pudo notar que ya no presentaba moretones por lo menos no de su primera golpiza y en cambio presentaba marcas de su encuentro de reconciliación, con el alfa. Juli pensó que esas marcas pudieron haber sido de golpes pero extrañamente Kaled decidió no maltratarlo y por su actual posición su único castigo fue el estar atado a la cama y aunque esto no era de su agrado pensó que salió bien librado de su intento de escape.

Ya habían pasado varios minutos desde que Julien había despertado cuando la puerta súbitamente se abrió y por ella entro un fuerte hombre que miraba lascivamente al pequeño, el cual se sintió avergonzado y busco algo con que cubrirse sin encontrar nada que le sirviera. Julien miraba sonrojado a Kaled que se lo estaba comiendo con los ojos.

—Por fin mi bello durmiente ha despertado —hablo bastante contento, al parecer se divertía acosando a su hembra —y yo que venía cual príncipe a darte el beso que te trajera de ese mundo de sueños.

Y frente a él estaba su guapísimo príncipe, de mirada fría y piel blanca como la nieve. Y que hoy vestía como un simple mortal, sus inseparables jeans y su camiseta de siempre, dejando vislumbrar los sensuales músculos de su pecho.

— ¿Dónde estabas? — Juli pregunto lo primero que se le ocurrió pero entonces recordó que había aceptado vivir con ese perro y él creía que parte de ese trato era acostumbrarse a no pedir explicaciones.

—Eso es algo que no necesitas saber —contesto fríamente y esto confirmaba las sospechas del chico.

¿Por qué siempre lo mantenía ignorante de todo lo que sucedía afuera?

—Pero yo decidí quedarme y permanecer a tú lado… como tu pareja, ¿acaso no merezco un poco de tu confianza? —el pequeño pregunto muy triste por la evidente respuesta.

Julien quería hacerse a la idea de que Kaled nunca lo trataría como un igual pero su deseo de sentirse importante para ese hombre le hacía comportarse caprichosamente.

Kaled camino directo a su perra, se sentó a su lado y al notar que él había bajado la cabeza y mantenía sus manos una sobre la otra, al nivel del corazón apretándolas a su pecho como si deseara calmar un dolor, él alfa lo rodeo con sus brazos y lo apretó a su cuerpo.

—No es que no confié en ti, pero es suficiente con que yo me preocupe como para que tu lo hagas —miro a su chico pero este no le devolvía la mirada —soy el alfa de la manada más fuerte del Pandemónium y eso conlleva mucho trabajo y tomar decisiones que no siempre son agradables, además el resto de las manadas no siempre concuerdan conmigo así que tengo que lidiar con ellas y hacerlos obedecer de maneras no muy pacificas —el alfa por fin estaba diciéndole algo —no quiero que en mis ausencias te provoquen preocupaciones innecesarias —dejo de hablar y sus ojos mostraban una gran preocupación.

Julien levanto la mirada y busco ese par de ojos color miel que en contraste eran fríos y pocas veces dejaban ver las emociones de su dueño pero que en esta ocasión le estaban dando una pequeña explicación de su comportamiento.

—Kaled, yo quiero ser tu pareja, sé que no soy la única… pero lo he aceptado —la mirada de su amo mostro cierto desconcierto —sin embargo no deseo ser solo un desahogo sexual para ti, yo quiero que confíes en mí, que pueda ser tu apoyo, que me cuentes tus preocupaciones —el chico nunca había entablado una relación sería antes pero suponía que eso era lo normal en una pareja o por lo menos sus abuelos así se comportaban y ellos eran la única pareja que conocía.

Sin embargo ¿qué tipo de pareja eran ellos? O sería más correcto preguntar ¿ellos eran una pareja?  

—Julien, no se a que te refieres con que no eres el único —el alfa miro a su chico y noto la incredulidad en sus lindos ojos azules —ya que en realidad lo eres. No tengo ninguna pareja además de ti —hablo serio y seguro de lo que decía.

—Pero y ¿Benji? —el chico pregunto desconcertado.

— ¿Qué hay con él? —pregunto el aludido.

—Pues él es tu hembra ¿no? Además siempre que no pasas la noche conmigo, estas con él —Julien termino de hablar bastante avergonzado por haber expresado sus pensamientos y escondió su rostro en el pecho de su amo.

— ¿Quién dijo eso? —pregunto molesto.

Hasta ahora nadie lo había hecho, claramente, pero la primera noche que no había pasado con él, Dave por error le había dicho que Kaled había entrado al departamento de Benji. ¿Qué quería que pensara? Ariel siempre repetía eso de que Julien era el oficial y los demás no importaban pero eso nunca es suficiente o ¿si debería de serlo?

—Nadie pero el otro día escuche por casualidad que alguien decía que Benji era tu perra antes de que yo llegara —Juli invento esta pequeña excusa.

—Supongo que ese alguien fue Ariel… o tal vez Dave —Kaled no podía imaginar de quien más había escuchado tal cosa dado que su hembra no se había relacionado con nadie más —. ¿Cierto? —pregunto solo para confirmar su sospecha.

—No… no recuerdo —trato de mentirle de nuevo.

Kaled no era tan tonto para caer en la triste mentira de su perra pero no deseaba atosigarla con sus regaños, así que lo dejaría pasar por ahora.

—Pues de quien lo hayas escuchado te mintió —afirmo y separo su cuerpo del de su perra para poder verlo a los ojos —nunca he tenido una perra —repitió —ni ahora, ni antes de ti.

—Pero —Juli interrumpió a su amo.

Sin embargo no logró decir más, ya que la mano de Kaled se poso en los labios del chico para impedirle que siguiera.

—Benjamín es una perra que vive aquí desde hace mucho tiempo, incluso antes de que yo… olvídalo, el punto es que esa perra solo es una acompañante pasajera, nos hemos divertido alguna vez y me ayudo en mis noches de soledad a relajarme y descansar pero solo eso, él no es más que una perra que cumple con su parte en la manada que es brindarle servicio a aquellos que están solos por lo menos hasta que un perro la exija como suya —durante su explicación Juli mantenía la mirada fija en su amo y parecía decirle la verdad —Supongo que no soy el único al cual ha ayudado y aún cuando yo pude impedir que alguien más la usara no lo hice, siempre he sabido que él no es para mí, no me interesa su compañía. En cambio tú eres otra cosa, Juli, desde que te vi supe que eras un ángel enviado para mi salvación y desde que entraste a este departamento, no he vuelto a usar los servicios de Benji —Kaled parecía no mentirle pero Julien aun tenía dudas.

—Y entonces ¿por qué fuiste a verlo a su departamento la noche que lo conocí? —El chico estaba aprovechando que su amo estaba contestando a sus preguntas.

Julien recordaba perfectamente esa noche pues fue la primera que no paso a su lado.

— ¿Cómo lo sabes? —el alfa pregunto muy intrigado.

—No lo sé —esa respuesta no era la que su amo deseaba escuchar pero suponía que estaba encubriendo a alguna de las perras —pero no lo has negado, lo cual quiere decir que fue cierto.

Julien era bueno para interrogar y además trataba de distraer a su amo del tema de cómo se entero, y Kaled no era tan incauto como para no darse cuenta de esto.

—Tal parece que tengo varios espías en mí propia casa —Kaled sonrió —es cierto tus informantes son buenos —. Su comentario fue acompañado de una risita —Esa noche fui a hablar con Benji, a explicarle la situación, le dije que eras mi perra y que no deseaba que te volviera a maltratar, que de ahora en adelante nuestra situación había cambiado y que por el momento no deseaba sus servicios.

Julien estaba sorprendido, su amo le resulto fiel.

— ¿Solo por eso fuiste?— pregunto.

—Sí. Aún cuando nunca fuimos algo serio merecía que le explicara todo de frente —. Contesto —no me agradan las mentiras. Él estaba acostumbrado a que lo consintiera y le permitiera hacer su santa voluntad pero desde ese día todo cambiaria y la demostración fue el golpe que le di por no obedecer una orden y mucho más importante era el hecho de que se atrevió a tocarte, eso me hizo perder la cabeza, Benji tenía que entender la nueva situación —conforme avanzaba en su explicación su voz se iba haciendo seria.

—Kaled, ¿por qué no sigues con él? —Juli pregunto sin explicarse adecuadamente.

—Deseas ¿qué él también sea mi perra? —lo miro con la sorpresa evidente de su pregunta.

—No me refiero a eso. Bueno sí —ni juli sabía cómo expresarse adecuadamente y Kaled lo noto —quiero decir, que si tú eres el alfa podrías tener a todas las hembras que quisieras o por lo menos eso es lo que Ariel me explico —Juli logró exponer mejor su idea.

—Cierto pero da la casualidad de que no me interesa ninguna otra, más que tú —Kaled hablo sinceramente —pero no te preocupes que si eso sucede, si aparece una perra lo suficientemente buena para mí, la traeré aquí y tú no podrás decir nada al respecto.

Juli pensó en compartir ese departamento con alguien más y no solo eso sino compartir a su amo, ¿sería capaz de soportarlo?

Kaled se percato del repentino cambio de comportamiento de su chico y lo abrazo.

—No te preocupes, eso no va a pasar. Soy un perro de una sola hembra —Kaled afirmo, con voz cálida, en el oído de su perra.

Julien sonrió al comentario emitido por su amo.

—Kaled ¿puedo seguir llamándote por tú nombre o tengo que llamarte amo como los demás? —Julien quería cambiar el tema pues su corazón se estaba acelerando y seguramente su amo lo notaba.

—Puedes seguir llamándome Kaled o si prefieres cariño o amorcito — Julien se puso rojo como un jitomate pero como Kaled lo mantenía abrazado no lo vio pero si sintió el calor que desprendía su mejilla.

Kaled se rio fuerte por la reacción de su perra.

—Prefiero Kaled —respondió tímidamente.

—Ok, me agrada más amorcito — Julien se congelo por el comentario —solo es una broma —y se rio.

Julien estaba tan feliz de que Kaled estuviera contestándole sus preguntas, sin embargo se avergonzaba con los comentarios de Kaled, era extraño intentar tener una relación con quien hace solo unos días decía odiar y del cual quiso escapar.

—Kaled, ¿puedo bajar al departamento comunal para ayudar en las labores domesticas a Ariel y Dave?—el chico se atrevió a preguntar.

Sin embargo los brazos de Kaled que aun rodeaban el frágil cuerpo de su perra se tensaron.

—No —contesto tajantemente.

—Pero ¿por qué? —el chico pregunto tristemente por la respuesta obtenida.

—Porque eres mi perra y no necesitas ayudar en nada. De hecho ni siquiera deberías de hacer labores domesticas en casa para eso están las demás perras —contesto.

—Pero me aburro, aquí solo. Además no me molesta en absoluto ayudar, me gusta ser útil y no un parasito —Juli trataba de explicarle a su amo sus razones.

—No, Julien y no insistas no te voy dar permiso para que estés en el departamento comunal —guardo silencio unos segundos—. Solo podrás bajar en mi compañía y nada más —Kaled hablo tratando de contener su voz molesta.

— Te dije que no intentare escapar de nuevo —Juli seguía intentando convencer a su amo.

—No, ya te dije que no —Kaled elevo el tono de su voz —en el departamento comunal cualquier perro de la manada puede entrar y no pienso permitir que otros perros te observen o te hablen. Tú eres mío y no deseo que seas admirado por nadie más que yo —termino de hablar casi en un grito y parecía verdaderamente exacerbado.

—Yo no permitiría que nadie que no fueras tú me tocara—Juli dijo esto y se sintió muy avergonzado por su declaración, por lo que escondió su rostro de la mirada de Kaled.

Su amo sintió como su corazón se alegraba por las palabras de Juli.

—Lo sé pero ni así te dejare bajar, no solo no deseo que nadie te toque, lo cual ya está implícito en el hecho de que eres mi perra, sino que no quiero que hables con otros y mucho menos que esos otros te vean de manera lasciva — Kaled se estaba sonrojando con esta plática, como podía explicarle a su perra que se moría de celos solo de pensar que otros hablaran con él o que lo vieran y descubrieran lo hermoso que era.

Kaled no podía describirle la horrible sensación que lo aquejaba cuando pensaba en que alguien notara el encantador ángel que era su perra, ese celestial ser era solo suyo y no quería que nadie más lo viera, ya de por sí se molestaba que Ariel o Dave pasaran más tiempo con su perra que él mismo y por eso en los días anteriores intento alejar a las perras de su ángel. Pero ahora ante la petición de Julien tendría que ceder un poco.

—Entiendo que te sientas solo y me duele que yo no pueda acompañarte todo el día, por lo que le pediré a Ariel y Dave que te acompañen todos los días por lo menos unas horas, siempre y cuando esto no intervenga con su relación de pareja, no quiero provocar problemas con mis perros —explico la mejor solución que se le pudo haber ocurrido.

—Está bien —. Contesto un poco triste por no haber conseguido salir de allí, pero Juli no dejaría de intentarlo—. Oye Kaled respecto a lo de las parejas, Raúl y Giovanni, ¿solo tiene a Ariel y Dave como perras? —Julien pensó que tal vez le hacía falta conocer a otras perras que vivieran en el edificio.

—Ellos comparten algunas de mis ideas, como por ejemplo el solo tener una pareja. Giovanni preferiría recibir un disparo antes que provocarle algún dolor a Dave y su corazón y mente solo viven para amarlo y ayudarlo a olvidar. Raúl y Ariel tuvieron un inicio complicado como muchos en la manada pero han logrado acoplarse como pareja, no me atrevo a decir si se aman pero si puedo decir que ese perro mal humorado quiere y atesora a Ariel como no tienes idea —Kaled intentaba demostrarle a Juli que no todos aquí odiaban el Pandemónium, que algunos estaban felices de haberse unido a la manada.

—Dave, es muy tímido y creo que te tiene mucho miedo—Julien lo dijo al recordar cómo cambiaba el comportamiento de Dave ante Kaled —bueno eso parece —complemento.

—Es verdad, Dave ha pasado por muchas cosas terribles —se quedo pensando un momento — y creo que mi actitud seria no le da mucha confianza —dedujo.

—Pues, no lo culpo —contesto sarcásticamente.

Y Juli pensó que si Kaled trataba a todos de la misma manera que lo había hecho con él, al principio, era normal que le tuvieran miedo.

Kaled se rio por el comentario de su perra.

— ¿Aún te asusto? —Pregunto el alfa.

Los pensamientos de Julien buscaban una respuesta adecuada para su amo. La pregunta parecía bastante sencilla de contestar pero no lo era. ¿Le tenía miedo? Sí, esa era la primera respuesta que apareció en su mente, sin embargo conforme lo pensó mejor, recordó como lo salvo de las garras de Ekaitz y lo preocupado que lucía cuando le revisaba la herida del pie y era bueno mencionar que no lo había golpeado. Todo eso ayudaba a disminuir su miedo pero no lo desaparecía por completo.

—No es necesario que contestes, ya lo entendí —Kaled hablo tristemente —aún me tienes miedo y tienes razón en sentirlo. Te trate como un maldito desgraciado cuando llegaste y debo decir que me arrepiento pero por más que lo desee no habrá manera de que borre el pasado —Kaled realmente se sentía mal por todo lo que le había hecho a su perra —sin embargo haré todo lo que esté en mis manos para crear nuevos recuerdos, lo suficientemente buenos para que opaquen el pasado —Kaled hablo lleno de seguridad.

Julien no podía dudar de que su amo lo intentara, por lo menos no cuando cada palabra estaba impregnada del amor que sentía por él.

Las manos de Julien acariciaron las mejillas de su amo, la cara de Kaled estaba triste y esto le dolía a su perra. Las suaves caricias de esas delicadas manos suavizaron el gesto de tristeza que Kaled tenía, y como agradecimiento él atrajo la cálida mano de su perra para besarlo tiernamente en la palma.

Julien se sonrojo por el gesto de su amo, sin embargo el deseaba algo más…

Las manos de Julien atrajeron a su amo y cuando lo tuvo a su alcance le dio un beso, iniciando lentamente para ir profundizando cada vez más. La lengua del chico jugaba y peleaba con la de su amo y este disfrutaba del combate.

El beso duro una eternidad o por lo menos eso sintió Julien, quien al separase tomo una gran bocanada de aire. Kaled se rio de esto y le acaricio la cabeza.

—Kaled —Julien pronuncio él nombre de su amo lentamente — ¿Podrías liberarme? —Julien acaba de recordar que estaba atado.

Kaled tenía abrazado a su perra y al escuchar su pregunta de inmediato busco los ojos de él y lo miro un tanto preocupado por la respuesta.

—Sí —Julien sonrió incrédulo ante ese monosílabo —Solo la puse porque tuve que salir con prisa y no había quien viniera a cuidarte y deseaba regresar y encontrarte aquí —Kaled se despego de su perra y se puso de pie, metió su mano derecha en la bolsa de su pantalón y saco una pequeña llave plateada, la inserto en un lado del esposa que rodeaba el tobillo de Juli y con un simple giro la pierna de su perra quedo libre.

— ¡Gracias! —exclamo contento y en un arrebato de felicidad se lanzo a los brazos de Kaled, quien lo recibió alegremente.

—Oye, ten cuidado tú pie aun no está completamente sanado —Kaled lo regaño pero su voz no mostraba rastro alguno de que esto fuera en serio.

Al escuchar a su amo, Julien tomo conciencia de su pie y sintió una punzada constante en la herida.

— ¿Qué sucede? —Kaled pregunto al notar la cara de dolor que Julien le mostro.

—Nada —la perra contesto.

—Dime la verdad —le regaño.

—Solo fue un dolorcito pero solo eso —Juli le contesto.

—Ok, llamaré a Benji —Kaled lo dijo seriamente y se acerco a la cama para dejarlo en ella, pero su perra se aferro al pecho de su amo.

— ¿Para qué le vas hablar? —Julien no entendía que tenía que ver en esto esa perra.

—Porque él sabe de enfermería por esa razón en muchas de nuestras salidas el nos acompaña —Kaled explico condescendientemente.

—Pues estoy bien y no deseo que él venga —Julien no deseaba verlo y mucho menos que lo cuidara.

—Estoy empezando a creer que eres muy caprichoso —Kaled lo dijo al tiempo que le daba un beso en la frente.

—Claro que no, solo no deseo dar molestias —Juli mintió —solo necesito unos analgésicos y listo.

—Está bien, pero solo lo haré porque ya he citado a Rogelio para que venga mañana —Kaled le informo.

— ¿Vendrá por mí? —Juli pregunto.

—No, bueno si pero no solo por ti —Kaled le dijo —el objetivo principal de la visita es Ariel y…

Pero Juli no pudo contener su pregunta e interrumpió a su amo.

—Ariel ¿está enferma? —pregunto, de inmediata la preocupación se apodero de su corazón.

—No, cálmate —Kaled lo tranquilizo —Ariel hace unos meses cumplió sus 15 años y Raúl desea que sea inyectado —Kaled le explico y Julien sintió un poco de tristeza por el niño.

— ¿Él quiere inyectarse? —Julien no lo creía por lo menos aun no sabía cómo describir la relación de ellos y no sabía si un bebé sería de ayuda.

—Eso no importa, Raúl quiere que así sea y así será, Rogelio lo sabe y se ha encargado de conseguir la inyección de la vida para que Ariel sea fértil —Kaled le contesto.

—Pero es solo un niño —Juli le argumento a su amo.

—Ya te lo dije, Raúl ya dio su consentimiento y Rogelio ha estado supervisando la salud de Ariel y dice que está en condiciones de concebir así que ya está decidido.

Julien entendió que no había nada más que debatir, el destino de Ariel estaba escrito.

—Además Rogelio revisara a Dave, como parte de un monitoreo que le hace cada mes. Y a mí me interesa que te revise el pie y tu salud en general, y yo también necesito una consulta porque me he sentido mal últimamente.

Kaled puso mala cara y Julien lo noto.

— ¿Cómo que mal? —Julien se preocupo.

—Solo un malestar estomacal, algo debió caerme mal, pues todo lo que como lo vómito —Kaled miro a su perra y noto la preocupación en sus lindos ojos azules.

—Tal vez algo de lo que cocine —Julien se sintió mal al pensar en esta posibilidad.

—No, claro que no —Kaled lo contradijo —debe de ser otra cosa, pero ya lo averiguaremos mañana.

—Lo siento mucho, tal vez deba dejar que Ariel prepare la comida de nuevo —dijo tristemente.

—Claro que no, yo amo tu comida y no quiero que dejes de cocinar para mí —lo dijo algo molesto —además si fuera tu comida desde el principio me habría sentido mal y eso no fue así. Me comencé a sentir mal hace solo unos dos días, así que deja de decir tonterías —término de decir.

Julien parecía más contento con la explicación de su amo.

— ¿Deseas que te prepare algo de cenar? —Julien le pregunto un poco inseguro.

—Esa es una pregunta tonta, claro que deseo que cocines algo, tal vez tu comida sea lo que necesito —y lo miro contento.

Julien le dio un beso y trato de bajarse de su amo, pero este no lo soltó y a cambio lo volvió a besar.

La luz solar era cada vez menos visible y a cambio la oscuridad estaba adueñándose del Pandemónium.  La noche asechaba con instalarse y el calor comenzaba amainar y a cambio el aire se enfriaba, y en un evidente ataque a la pareja que estaba entrelazada en la cama, el aire golpeo directo a sus cuerpos lo cuales ya sudaban copiosamente. La apasionada pareja no se percato del cambio climático pues para sus cuerpos la temperatura aun era insoportable. Sus cuerpos se quemaban por el fuego de su amor y por más besos y caricias que se proporcionaban no lograban calmar su calor, ni los jadeos ni la respiración agitada de la pareja ayudaban a refrescarlos.

La oscuridad fue ganando terreno y la pareja seguía ignorándola, estaban unidos en mente, corazón y cuerpo, sus esencias estaban mezcladas y sus gritos y movimientos estaban tan bien coordinados que parecían un solo ser.

De esta manera la noche dio paso a la Luna y las estrellas mientras en  el departamento la pareja seguía reafirmando su relación.

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