¿Dónde estabas? Capítulo 4.

Mi dolor.

Sentía mi cuerpo adormecido, la cabeza me dolía y ese pinche pitido ya me tenía harto, ¿Por qué no lo apagan? Termine por abrir los ojos y me arrepentí de inmediato.

— ¿Cómo te sientes? —El sonido de su voz me termino de despertar por completo.

— ¿Qué haces aquí? —Mire a alrededor — ¿Cómo llegue al hospital? ¿Qué paso? —le pregunte e intente hacer memoria, recordé que él y Feilong se estaban peleando, después empecé a sentirme mal y por más que les dije ninguno de los dos hizo nada.

Lo mire directo a los ojos esperando su respuesta, sus ojos oscuros y fríos como siempre me analizaban.

—Te desmayaste y Yoh llamo a la ambulancia, te trajeron aquí y el doctor dijo que sufriste un ataque de nervios —Asami me explico.

Ataque de nervios, pero si llevo una vida llena de paz y tranquilidad, me burle de mi situación.

—Gracias por la explicación, ahora lárgate —hable lo más seguro que pude.

—Takaba… ¿qué? —pregunto y se veía anonadado por mi reacción.

—Lo que oíste —acaso pensó que lo recibiría con los brazos abiertos —lárgate, no te quiero ver, ¡VETE! —mi exasperación por verlo tan cerca me hizo gritarle, mis ganas de abofetearlo y sacarlo a patadas de la habitación eran muy fuertes sin embargo las de sacarlo de mi vida eran mayores.

Mis lágrimas de impotencia surgieron y eso era humillante, que me viera de esta manera, no lo soportaba. Este hombre ¿por qué siempre pone de cabeza mi mundo? Desde que lo conocí es lo único que ha hecho romper la paz que hay en mi vida.

 — ¡Lárgate! — él estaba cerca de la ventana de mi pequeña habitación y me veía con gran desconcierto.

Me puse de pie, me sentía mareado y trastabille un poco, él corrió hacia mí y sentí la calidez de sus manos en mi cintura y pecho. El contacto que por tanto tiempo anhele ahora no lo quería, me horrorizaba solo de sentirlo.

— ¡Suéltame! — grite y me moví para evitar que me siguiera tocando.

Al empujarlo con las manos, desconecte la venoclisis y la sangre comenzó a brotar, tiñendo mi brazo de carmín. Asami estaba asustado por mi reacción.

— ¡Cálmate!, te estás lastimando —intento acercarse de nuevo.

—No te atrevas a tocarme —lo amenace —no tienes porque estar aquí así que solo ¡Vete! —volví a gritar.

Podía escuchar como el monitor de la frecuencia cardiaca pitaba de manera desenfrenada.

Escuche como se abrió la puerta de la habitación pero no me volví para ver quién era, estaba enfurecido con la persona frente a mí, después de tantos meses de no poder decir nada, por fin ahora podía desahogarme. 

— ¡Vete! ¡Te odio Asami Ryuichi! —Grite con todas mis fuerzas — ¡TE ODIO! —grite una vez más.

Oí el grito ahogado de una mujer.

—Joven tranquilícese —toco mi brazo sangrante y trato de recostarme en la cama.

— ¡Que se vaya! —Intente ponerme de pie de nuevo —dígale que se vaya—le pedí a la enfermera, no estaba dispuesto a compartir la habitación, si él no se iba lo haría yo.

Al ponerme de pie, sentí los brazos fuertes de un hombre.

—Cariño, cálmate —era Feilong —no dejare que te haga daño de nuevo —hablo suave pero seguro de lo que decía y solo al tenerlo cerca, pude tranquilizarme un poco.

—Señor por favor salga que altera mucho al paciente —la enfermera le pidió amablemente a Asami pero con una mirada de si no obedece llamo a seguridad para que lo saque— Señor, por favor —le volvió a repetir.

Asami estaba impactado era la primera vez que me veía así, antes jamás se me hubiera ocurrido comportarme de esta manera, era joven y realmente sentía algo por él pero después de todo el tiempo de estar separados y de que rompiera mi corazón ¿Cómo podría mantenerme impasible ante él?  Ante él que me ignoro por meses,

Feilong me mantenía pegado a la cama, la enfermera me tomaba de la mano para volverme a canalizar y Asami me dedicaba una mirada dolida pero en cuanto miro a mi novio esos ojos cambiaron y note el odio que le dedicaban a él.

De la nada apareció Yoh y tomo del brazo a Asami y lo jalo hacía la puerta, yo lo veía lleno de rencor y odio, es un maldito, lo odio, se largo y me dejo cuando más lo necesitaba.

—Vamos Ryuichi, déjalo que descanse ya después tendrán tiempo para hablar —Yoh le hablo tratando de hacerlo entender la situación.

—Yo no tengo nada de qué hablar, con él —grite y me jale haciendo que la enfermera me picara mal — ¡Auch! —grite.

Todos los presente me miraron preocupados y la enfermera parecía asustada.

—Por favor joven cálmese —me pidió pero no podía, sentía como la sangre me hervía del coraje.

— ¿Qué sucede? —un hombre vestido de blanco entro a la habitación, miro a la enfermera mientras preguntaba.

—El paciente se altero y no me deja canalizarlo de nuevo —explico la mujer rápidamente.

Tome la orilla de la pequeña almohada que tenía y la lance contra aquel maldito hombre.

— ¡Lárgate Asami! ¡Vete de aquí! ¡Sal de mi vida y nunca vuelvas! —grite y él me miro realmente consternado.

—Carguen un sedante —el doctor le dijo a la enfermera.

La mujer se puso de pie y se alejo de mí.

—Feilong sácalo de aquí, por favor —le pedí a mi novio y mis lágrimas corrían imparables por mis mejillas.

—Yo… solo necesito hablar contigo —Asami, hablo quedamente.

— ¡No quiero hablar contigo! —Grite —con el único que vas a hablar es con mi abogado.

Feilong se puso de pie y camino directo a mi marido lo empujo del pecho y lo obligo a salir de la habitación con la ayuda de Yoh.

Sentí un pinchazo en mi brazo y me volví para ver que había sido y note que el doctor ya retiraba una jeringa de mi brazo.

¿Por qué había regresado? ¿Por qué ahora que mi espíritu había logrado encontrar un poco de paz?

Después de meses de oscuridad y tristeza, en los que estuve sumido, me había costado tanto remendar mi alma rota, mi corazón destrozado y mi cuerpo lastimado.

Mi pequeña Saki. Todo mi dolor inicio cuando él me dejo, a veces pienso que sí él hubiera estado conmigo nada de eso hubiera pasado. Deseo nunca haberlo conocido.

Te odio Asami eres un maldito cobarde y nunca te lo perdonare, te largaste y me dejaste solo con mi…

Mis parpados se sienten cansados y mi mente no se concentra, siento que caigo en un túnel oscuro y muy profundo.

……………..

Feilong

En cuanto vi a su marido caminar hacia la habitación lo seguí no entre pero estaba afuera, sabía que si despertaba mi Takaba, se pondría mal por tenerlo cerca, ese hombre había lastimado mucho a mi novio y no dejaría que lo hiciera de nuevo.

Yo lo odiaba por haberle hecho pasar por tantas cosas, pobre Takaba si yo hubiera sido Asami, jamás me hubiera ido dejándolo así, en ese estado.

Mientras estoy afuera esperando para escabullirme y entrar a ver a mi novio oigo gritos desesperado y estoy seguro de que es Takaba. Una enfermera entra corriendo y yo la sigo.

Al entrar veo que está hecho una furia, grita desesperadamente y la enfermera trata de controlarlo pero no puede. Yo me acerco y lo sujeto de los hombros noto el sangrado constante que tiene en el brazo y trato de calmarlo para que la enfermera haga algo.

Después de varios gritos y jaloneos, veo que Takaba no se calma y Asami parece no querer salirse así que me pongo de pie para sacarlo.

¿Cómo se atreve a venir? Después de todo lo que hizo o mejor dicho lo que dejo de hacer por mi Takaba.

Lo empujo hacia fuera y con ayuda de Yoh, lo sacamos.

— ¡Déjenme!  —Nos grita a ambos —tengo que hablar con él —nos dice.

—Estás loco si crees que te voy a dejar entrar y si no te largas pediré a seguridad que te saque —lo amenace.

Su mirada antes alterada cambio y me miro fríamente con cierto desprecio y odio.

— ¿Tú me vas a separa de mi marido? —enfatizo la última palabra.

—Sí —conteste seguro —y te lo voy a demostrar.

Moví la mano y uno de mis hombres apareció, yo siempre estaba acompañado, solo que por lo regular estaban alejados de mí, mis guardaespaldas. Akihito ya se había acostumbrado a ellos.

—Acompañen al señor a la salida —pero antes de que mi hombre se acercara al altanero hombre frente a nosotros, otro hombre vestido de negro igual que mi guardaespaldas apareció y se interpuso.

—Lo supuse —dije —sí no quieres que le pida al director del hospital que te saque, te irás tú solo, sabes que tengo todas las de ganar pues eres nocivo para el paciente así que mejor lárgate — lo amenace y note en su mirada que me estaba dando la razón pues sentía derrotado —no eres bienvenido aquí.

—Asami vete, ya hablaras con él después —Yoh le dijo. Que carajos con este tipo, no sé supone que es amigo de Takaba porque coño lo está aconsejando.

—Por esta ocasión me retiro pero no creas que has ganado, él es mío y lo seguirá siendo hasta que se muera —lo dijo tan seguro, es un maldito.

Estaba furioso ¿cómo se atrevía a decir eso? Di un paso al frente y apreté mi puño pero mi hombre se interpuso al igual que Yoh.

—No, Feilong, déjalo que se vaya —Yoh me dijo y me detuve.

Asami sonrió triunfante mientras se alejaba. Vi a dos hombres que lo seguían de cerca.

— ¡Ese desgraciado lo voy a matar! —lo dije enfurecido.

—Aun que no lo creas, él amaba mucho a Takaba y debe de estar mal por velo así —Yoh, lo dijo muy serio.

 —No me importa, ojala se sienta mal, para que experimente un poco de lo que hizo sentir a mi Takaba.

En cuanto lo dije me acorde de mi novio y corrí hasta su cuarto, al entrar el ya dormía, lo habían tranquilizado y ahora la enfermera lo volvía a canalizar, empezó a limpiarle el brazo manchado de sangre y me pidió ayuda para cambiarle la bata. Después de eso lo acomodamos en la cama y lo dejamos descansar.

— ¿Me puedo quedar con él? —pregunte.

—Sí pero por favor no quiero que lo alteren —el doctor me contesto —ya fue demasiado con lo anterior —me dijo.

—No doctor, lo dejare descansar —le dije.

—Solo lo dejo porque vi que el señor Takaba parecía apreciarlo —me explico.

—Gracias —conteste y me senté en una silla cerca de mi novio.

Verlo tan tranquilo después de semejante episodio de furia era como si todo lo sucedido hubiera sido una pesadilla. Nunca había visto a mi novio de esta manera. Y me dolía pensar que la llegada de ese hombre solo le traería tristes recuerdos, unos que lo lastimaban y que le costó mucho apaciguar.

—Voy a estar contigo, porque te amo, Akihito —le susurre en el oído, no quiero que se vuelva a sentir solo, nunca más.

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