One-shot Romance in Kyoto 3 segunda parte.


BY SHADOWW & LORD LAWLIET.




ACTO III (FINAL)
AGONY & BEAUTY.

Okiya Ayanami…

A sólo un día del evento, Reiko decidió darles el día a todos, en parte porque San Valentín cae en Sábado y quizás sus chicas quieran salir de compras, así aprovecharía para hablar con Akihito.

Mitzuki bajó rápido para encontrarse con su hermana, tal vez saldría a pasear con Akihito.  Todas se encontraban en la estancia listas para salir, Harumi se acercó a las chicas para darles algo de dinero y empezaron a salir para abordar el taxi.
—Onesan… ¿Y Akihito? ¿No viene con nosotras? —Preguntó Mitzuki al no ver al fotógrafo.

—No.  Él tiene que arreglar unos pendientes que tiene en su trabajo, además, okasan necesita hablar con él, antes de que llegue el Señor Matsumoto a entregar los kimonos. —respondió Harumi al ver la cara de frustración de su hermana menor.
—Tengo que decírselo… Esta noche… —pensó Mitzuki.

Akihito bajó para tomar el desayuno, se tardó en hacerlo porque necesita que alguien le ayude a ponerse el kimono, al principio le ayudaba Saiyuri, pero después okasan le consiguió a un chico que es asistente de un actor de kabuki para que le ayudara a vestirse, al llegar al pasillo principal se percató de que en la okiya no hay nadie. 
—Buenos Días, Akihito. Te estaba esperando… vamos a la cocina a desayunar. —ordenó la señora.

Después de desayunar, Reiko le pidió a Akihito que le llevara un té a su habitación.
—Okasan… ¿Dónde está todo mundo? ¿Pasó algo? —preguntó Akihito al llegar a la habitación de Reiko para entregarle el té.
—Todos salieron de compras, les di el día libre, además mañana es San Valentín… seguro querrás salir a comprar algo para “alguien”,  ¿No? —respondió soltando una risita malévola al notar el sonrojo del menor por el comentario.
Akihito volteó su rostro para disimular el sonrojo, fijando su mirada en un mueble donde se podían ver varios retratos, uno de ellos le llamó mucho la atención… Era el retrato de una joven hermosa, como de 25 años más o menos, de cara redonda, cabello castaño oscuro, ojos dorados, labios carnosos, portaba el kimono de geisha, pero tenía el escote muy pronunciado, esa mirada… tan profunda… le hizo recordar a Asami.

—¿Te gusta?  Así lucía cuando me convertí en geisha a los 25 años. —sonrió la señora cuando tomó la foto para mostrársela a Akihito más de cerca.
—Es hermosa… —murmuró Akihito mientras acariciaba el borde del marco. Y la colocó de nuevo en su lugar.
—Mañana es el día… ¿Cómo van mis chicas? ¿Crees que puedan ayudarte con tus fotos? —preguntó seria Reiko.
—Bien, pero como me explicó Harumi, habrá mucha seguridad y optaré por usar cámaras de video y micrófonos.
—Es lo mejor, Akihito… Recuerda que solo serán 5 empresarios y nosotras, a no ser que alguien invite a alguna geisha más o colaboradores cercanos.  Aprovechando que las chicas salieron, quise darte esto en persona. —Reiko se levantó para dirigirse a su closet, abrió la puerta para después abrir el cajón principal.  Sacó un paquete grande que está envuelta en una seda roja y lo colocó sobre el tatami, enfrente de Akihito.
—Ábrelo… por favor. —ordenó Reiko.  El fotógrafo obedeció, al retirar la fina tela, y abrir la caja para mostrar su contenido, era el kimono que Akihito lucirá para el evento del Palacio Imperial.
—Oh por Dios… es bellísimo, Reiko. —dijo Akihito admirando la magnificencia de las prendas.
—Me alegra que te haya gustado. ¿Sabes?   Yo usé este mismo modelo en un evento en el Palacio Imperial de Kyoto. Así que, le pedí al Señor Matsumoto que hiciera una replica a tus medidas.  El color te favorece, hará lucir mucho tus ojos y en un rato más me traerán la peluca.  Serás una geisha muy ‘llamativa’. —sonrió Reiko al tomar su rostro con ambas manos.

—Y dime… ¿Ya hablaste con Asami alias ‘macho dominante’? —pregunta mientras regresa a la mesita para tomar asiento y darle un sorbo a su taza de té.
—Jejeje ¿Hablarle? Mmmmhm… No, pero ayer me habló por el celular… creo que hablé en sueños, no estoy seguro, pero después me envió un mensaje donde me deseaba suerte en mi entrenamiento. —respondió Akihito al guardar las prendas en su empaque—  Siempre es lo mismo… a veces dudo de que en verdad me quiere o solo soy un sumiso para sus juegos sadomasoquistas.

Reiko no pudo evitar soltar la carcajada por el último comentario del menor.
—¿Y no has pensado que tal vez, es miedo lo que siente tu ‘macho’ por que lo cambies por otro? —preguntó al darle el último sorbo a su bebida.
—Es que ese es el problema, Reiko… tendría que entrar en detalles de mi relación con él, para que me entendieras… me cela demasiado, a veces me gustaría saber qué es lo que quiere o necesita de mí, yo no soy un objeto para que venga a ‘reclamarme’ de la forma en que lo hizo ese día, además, desde hace tiempo yo… —tragó fuerte para continuar— no sé…  Supongo que estoy pidiendo mucho a alguien que vive ‘en las sombras’, Reiko…  —finalizo el joven mientras pone las tazas vacías en la pequeña charola para llevarlos a la cocina.
—Entonces… no pierdas el tiempo y ve a verlo.  Anda… así aprovechas para aclarar las cosas y dale su ‘regalito’ de San Valentín… disfruta que es tu día libre, muchacho. —haciéndole un guiño al chico.
—Está bien… veré al ‘macho dominante’. —respondió sin poder evitar sonreír por el apelativo que le puso Reiko al yakuza.  Se levantó para dirigirse a la cocina.
En cuanto llegó Kirishima con el equipo, Akihito le pidió al asistente que lo llevará a la residencia para ver al yakuza.  Se despidió de Reiko y se subió a la limosina.


*        *        *        *

Residencia Asami…

Al llegar a la residencia, junto con Kirishima, el chico le pidió que en cuanto entre al estudio, no comente nada de su visita porque lo quiere sorprender.  El asistente asintió y Akihito se dirigió hacia la cocina.

En cuanto vio a Kirishima retirarse de la residencia, Akihito tomó valor para entrar al estudio, sin tocar se adentró a la habitación y pudo escuchar que el yakuza estaba hablando por el celular.
—No… no, yo quiero hablar contigo para… disculparme por lo que pasó en la okiya.  Yo… perdí el control.  Lo sé, y estoy muy arrepentido…  Iría por Akihito.  Le convencería con palabras y actos de que la única manera de ser feliz es compartir mi vida con él. No hay otra opción. No le dejaría otra opción. Y eso no es ser un cabrón arrogante y dominante, no.  Sólo soy un hombre enamorado.  Sí, madre… estoy enamorado de Akihito.  Y tengo miedo… porque tengo 35 años y ciertos dolores que me atormentan, y él es joven, está comenzando a experimentar.
No sé… a veces pienso que como me estoy haciendo viejo, que no podré ser capaz de satisfacerlo y busqué a alguien más.
Lo amo… —suspiró y se escucha el sonido de algo romperse y se levanta rápidamente de su sillón con arma en mano —¡Akihito!  Te llamo después— apagó el móvil para dejarlo en el escritorio, junto con el arma para acercarse al fotógrafo, quien se tropezó con la mesa de centro de la sala.

—Dime, por favor… que lo que acabo de escuchar, ¿es cierto, Asami? —preguntó Akihito al momento en que sus ojos lo miraban fijamente.
—Te amo. —el yakuza se acercó más, borrando el espacio que les separaba y apretando su cuerpo contra el de él. Le temblaban las manos cuando le sujetó la cara. Tenía los dientes apretados y una mirada penetrante en los ojos que se clavó directamente en su alma.
—Dilo otra vez. —solicitó el joven, al sentir las lágrimas  inundarle los ojos, impidiendo que le viera, pero lo sentía a su alrededor y, de alguna manera, en su interior.
—Te amo, Akihito… —tomándolo de la barbilla—.  ¿Aún estás molesto, conmigo?
—No, quiero que… quiero que me… lleves a la cama… y… y… ―jadeó Akihito, como si temiera su propio descaro—. Hazme el amor, Asami —agregó esperanzado.
Asami abrazó a Akihito. Estaba increíblemente feliz, el chico quería más que su dominación, quería su amor.
—¿Me amas Akihito? —demandó saber.
—Sí, oh sí —respondió el joven casi sin aliento.

Asami lo movió y tomaron asiento en la sala de la habitación, y estudió su rostro.
—Mírame con cuidado, Akihito. Soy mayor que tú, no podré ser capaz de satisfacerte sexualmente por siempre y soy un viejo
pervertido. Siempre me excita azotarte el trasero. No puedo prometerte que deje de hacerlo.
—¡No eres viejo! —gritó Akihito indignado—. Y además no soy tan joven. Eres bello para mí y me gusta que me duela mi cadera a veces. Puedes cuidar de mí.
—Sabes bien a lo que te estás comprometiendo, ¿no, cariño?                                         ―preguntó Asami con ansiedad—. Está bien si solo jugamos, pero cuando entrego mi corazón es para siempre. Estás aceptando ser mío hasta que la muerte nos separe. Nadie más además de mí podrá tocarte.
—Sé a lo que me comprometo, Asami —respondió Akihito, con los ojos brillantes—. No quiero a nadie más  y me perteneces tanto como yo a ti —dijo con orgullo.
—Así es — dijo el yakuza—. Soy un hombre muy patético, Aki.  Me has ganado en mi propio juego y temo que no podré hacerlo más.
—Te Amo, Asami —dijo Akihito con seriedad.
Asami sacudió la cabeza reaciamente.
—Kuroda tenía razón. El que en verdad manda es el sumiso.
Akihito rio con confianza.
—Muy bien entonces. Llévame a la cama esclavo.
—Te llevaré y te follaré hasta que grites —dijo Asami.
—No, solo hazme el amor. —dijo Akihito, acariciando con gentileza el rostro de Asami.

—Puedo hacer eso —dijo el yakuza sonriendo al ver la mirada esperanzada de su chico después de haberse deshecho de la tristeza que lo inundó hace unos momentos.
—Te amo, Akihito, más de lo que puedo expresar —dijo abrazando con fuerzas a Akihito.
—Yo también te Amo, Asami —dijo el chico sonriendo.
—Vamos a la habitación, cariño.


En la recámara…

Asami abrió la puerta y ayudó a Akihito a entrar, luego la cerró y empujó al chico contra ella, atacó sus labios como si nunca antes se hubieran besado.  Akihito abrió la boca, luchó con la lengua de Asami por la supremacía, demandando lo que le correspondía de forma hambrienta.  El yakuza lo sujetó del cabello y rompió el beso para ver esos hermosos ojos verdes.
—A pesar de todo, ¿todavía me amas?
—¿Me amas? —preguntó descaradamente Akihito.
—Lo hice desde el momento en el que te vi. Solo me mentí a mí mismo —admitió el yakuza—. Te deseaba tanto…
—Me tienes —dijo el menor—. Tómame, soy todo tuyo.
—Aquí no, en mi cama —dijo el mayor.

Luego volvió a mirarlo, lo levantó del suelo sosteniendo cada glúteo del joven con las manos.  Akihito lo rodeó con las piernas y besó al otro hombre mientras este lo llevaba a la cama, rio  cuando Asami lo lanzó sobre el colchón, rebotó y casi cae del otro lado, con una severidad fingida el mayor dijo—: No puedo permitir que mi sumiso se ría de mí. Tendré que enseñarte una lección.
—Sí, enséñeme una lección, Amo —dijo el joven con la voz llena de deseo. Extendió los brazos para Asami que se acercó a besarlo con pasión. Tomó a su chico por la rodilla y lo acercó a la orilla del colchón, su trasero quedó colgando.  Asami le abrió los jeans ajustados y luchó por quitárselos de las largas piernas.  El fotógrafo se movió para ayudarle con la lucha, con un grito triunfal, el mayor se deshizo de la prenda.

Asami lo soltó para quitarse la ropa y enfocaron sus miradas el uno en el otro y la sonrisa desapareció del rostro de Akihito al notar la
intensidad de la mirada de Asami.
—Siempre te amaré, Akihito.
—Siempre te amaré, Ryuichi…  Siempre te he amado.
El mayor tomó una delgada pierna y la colocó sobre su hombro. Akihito dejó que la otra cayera a un lado y se abrió para él.
—Eres tan bello y eres todo mío. Por siempre mío —murmuró Asami, feliz de ver el cuerpo del chico, que no podía ocultar la emoción que sentía, sobre su cama.  Lubricó sus dedos, se sorprendió al darse cuenta de que temblaban, como si fuera la primera vez que tomaba a Akihito.

El yakuza introdujo sus dedos en el ano del chico, lo dilató con gentileza, aunque estaba temblando por la necesidad que sentía de enterrar su pene en el interior.  Retiró los dedos, colocó su rodilla derecha sobre la cama al lado de Akihito y el pie izquierdo en el suelo para apoyarse.
Akihito levantó el trasero para recibir la invasión, pasó sus manos por los brazos de Asami y abrió los ojos, mirando al hombre que estaba por tomarlo.  Asami notó que durante el sexo Akihito no ocultaba nada, sus ojos eran como espejos en los que todo lo que sentía podía verse.  Se sentía impactado por la confianza del chico, no solo le permitía a Asami tener total control de su cuerpo para dominarlo, sino que también para hacerle el amor.
Quería darle a Akihito una clase de placer diferente en este momento y asegurarle que había muchas formas de hacer el amor.

Lentamente Asami se alejó preparándose para penetrarlo, quería encontrar los puntos que hacían que su chico gimiera y se arqueara, con sumo cuidado, cambió el movimiento de sus caderas, acarició cada centímetro de su ano, encontró y estimuló cada zona erógena, Akihito se sentía en el cielo, envolvió la cintura del mayor con una pierna y la usó para hacer que el hombre lo penetrara con mayor profundidad. Acarició los brazos de Asami y sintió los músculos flexionarse y tensarse cada vez que su amante lo embestía.  Jamás se había sentido tan completo, tan lleno.

—Tócate, cariño. Tócate para mí.
Akihito miró a su amor mirarlo mientras se acariciaba al mismo ritmo de las embestidas, el pene en su interior rozó su próstata. Arqueó la espalda y cerró los ojos, gotas blancas se esparcieron
sobre su estómago y pecho.  Ver al chico perdido en la pasión y el estrecho agujero succionando su verga, hizo que Asami se volviera loco por la lujuria, lo embistió con toda la fuerza que le fue posible y sus cuerpos chocaron cuando se corrió.
—¡Te Amo! —gritó mientras se corría, se puso rígido por los temblores de su orgasmo y luego se relajó.
Akihito lentamente quitó su pierna del hombro de Asami y rodeó la cintura del otro hombre. Como en otras ocasiones, sintió el calor del semen llenarlo y quería que el mayor no se alejara nunca de su cuerpo.
—Ven aquí —dijo suavemente y levantó los brazos.
Asami gruñó mientras se dejaba caer sobre el delgado cuerpo.
—Te Amo, cariño —murmuró Asami. Quedándose dormido entre los brazos del chico.
Akihito permaneció despierto, lágrimas brotaron de sus ojos y cayeron sobre su cabello. Jamás se había sentido así de feliz.
—Eres mío —susurró y besó la mejilla de Asami.
El mayor suspiró en sus sueños y colocó un brazo alrededor de la cintura de Akihito.


*        *        *        *

El día terminó y ya solo es cuestión de horas para poner en práctica el plan.  Al llegar a la okiya, Mitzuki lo recibió y le comentó que todos se encontraban en el Salón del té, porque okasan quiso hacer una pequeña fiesta por lo de San Valentín.
—Gracias, Mitzuki.  Enseguida estoy con ustedes, voy a mi cuarto a dejar esto. —el fotógrafo se dirigió a las escaleras para ir a su habitación.  En eso, la maiko le sujeta de su brazo, volteando su rostro para darle un beso, Mitzuki lo envolvió con fuerza entre sus brazos. Dios, no podía respirar el fotógrafo.
—Me gustas, Akihito… —después de que ella se apoderara de nuevo de sus labios y enredara su lengua como si así pudiera absorber cada parte de su ser y retenerle siempre a su lado.  La necesidad de la maiko de poseerlo por completo creció exponencialmente, y movió las caderas sobre las de él, haciendo que se viera envuelto por un nuevo remolino de sensaciones.

—No…  Yo, lo siento, pero hay alguien más… —recuperando el aliento al romper el beso de la maiko—. No niego que me gusta platicar contigo, pero… Yo lo amo, y sé que sabes de quién hablo… lo siento. —mientras se alejaba rápidamente del pasillo para subir a su habitación, ante la mirada cristalina de la joven.  Mientras que en el umbral de la entrada que da hacia el pasillo, dos mujeres fueron testigos de ello.
—Harumi… Habla con ella, no quiero que albergue dolor y rencor hacia Akihito en su corazón.
—Sí, mi señora…

Pasada la medianoche, mientras Akihito preparaba todo el equipo para la reunión… algo le pasa a nuestro fotógrafo… no puede dormir, se siente ansioso… ¿excitado?  Se levantó y tremenda fue su sorpresa ver su erección, así que, tomó una toalla y su balde con sus productos de higiene personal, decidido a tomar una ducha bien fría.

Mientras atravesaba el pasillo que lo lleva hacia los baños, Akihito vio luces y humo del mismo.
—¡Rayos! Está ocupado. —pensó Akihito justo cuando iba a darse la vuelta, se dejó escuchar… un gemido.
—Aaaaahh…
El chico cerró los ojos un momento como tratando de reconocer la voz y en eso, otro gemido…
Akihito caminó hacia la ventana y pudo ver quién estaba en el cuarto de baño.

Era Mitzuki, quién se encontraba en la tina… ¡Masturbándose!
El chico se agacho un poco de la ventana, lo que esos gemidos hicieron fue que se pusiera más duro de lo ya está  Cuando Akihito escuchó el grito que anunciaba que consiguió el anhelado orgasmo. El chico se alejó rápidamente de allí, para volver a su habitación, al llegar tomó la caja de pañuelos desechables.
—¿Porqué Dios?  Esto me tomará más de una vez… ngh… La noche se me hará larga.  Y así fue…



*        *        *        *



14 de Febrero, día del evento…

El día llegó y todo mundo se levantó muy temprano para los preparativos, Reiko pidió reunir a todo el personal en el salón del té de la okiya.
—¡Buenos Días a todos! Como saben, hoy es el día del evento en la ochaya del Palacio Imperial de Sento y tendremos mucho trabajo.  Akihito sí tienes que enseñar algo extra, hazlo en estas dos horas, ok?  Le pedí al Señor Matsumoto que viniera a ayudarme para arreglarte.
—Ok, okasan… Solo serán detalles. No me tomará mucho tiempo.
—Muy bien, Akihito… Ya tienen sus tareas asignadas y en cuanto sea las 03:00 p.m. dejen todo para arreglarse, es todo.  A trabajar, todo mundo.
—Okasan… El Fiscal Shinji Kuroda desea hablar con usted.
—Enseguida voy, gracias, Sakura…



03:00 p.m.

Hora en que ya se supone que todo mundo debe de estar listo para ayudar a las chicas y a Akihito a prepararse para su cita en el Palacio Imperial de Sento.  El fotógrafo pidió que empezaran con las chicas, ya que tiene que ponerles las cámaras en su ropa y en los accesorios que llevan en el cabello, por supuesto, bajo la supervisión de Harumi y Reiko para constatar de que el chico está haciendo su trabajo sin faltar el respeto a alguna de las chicas.  Manteniendo el acto ceremonioso e intimo como se ha hecho durante tantos años.

Empezaron con las maikos, a Saiyuri y Mitzuki les colocaron una cámara inalámbrica en uno de los peines que lucen en sus peinados y otra cámara junto con un micrófono, que se esconde en el obi, el disparador funciona con una señal vía Wi-Fi, estas cámaras son de alta resolución HD y son inálambricas; así que ambas maikos deben escoger un buen lugar para capturar la imagen deseada.

En cuanto a las geishas, Sadayako llevará una micro-cámara en el ‘shamizen’, mientras que Yuki y Harumi, respaldarán el material no sólo con video, también llevarán micrófonos ocultos, Yuki usará un prendedor que llevará en su obi y Harumi otro prendedor más pequeño en forma de mariposa junto a su cuello.

Así, todas se fueron vistiendo con los kimonos que entregó el Señor Matsumoto, era el turno de preparar a Akihito, para eso el chico pidió que Reiko le ayude a vestir junto con la pequeña Sakura (que es de recién ingreso) y el Señor Matsumoto.  Se dirigieron a la habitación del fotógrafo.
—Toma asiento, Akihito.  La razón por la que vivimos de esta manera, es para sobrevivir cada día… La tradición de muchos años está en peligro de desaparecer, ante la vorágine de la modernidad,  y ahora sólo somos un símbolo para el turismo de esta ciudad… Tratamos de seguir la tradición y aunque  te haz entrenado en poco tiempo.  Espero que lleves con orgullo el kimono y las enseñanzas de esta okiya.  Así que… comenzaré a maquillarte, no será mucho, tu piel es demasiado blanca, solo resaltaremos lo mejor de tu rostro. —Harumi se sentó al lado de Reiko para acercarle una mesita con el maquillaje y ayudó a Akihito a quitarse la chamarra y la playera.

Reiko tomó una pequeña porción con sus dedos, una pasta de binsuke (un ungüento que sirve como base para el maquillaje) y lo untó en el cuello, el pecho, un poco la parte superior de la espalda y la cara.  Despues, cubrió las mismas zonas con el maquillaje blanco, dejando sin pintar tres franjas verticales en la parte posterior el cuello para acentuar su longitud y su fragilidad.
Luego, aplicó un poco de color rosa melocotón, un poco difuminado, maquilló las mejillas y alrededor de los ojos, volvió a cubrir todo con polvos blancos.  Trazó el contorno de las cejas con lápiz rojo y luego las repaso en negro.  Al final, pintó de carmín sus labios.

Al terminar con el maquillaje, Harumi asistió a Reiko para colocar la peluca con el característico peinado de las geikos en color rojo (geishas, dialecto de Kyoto), pero con la diferencia de que le hicieron un flequillo y le dejaron sueltos algunos mechones de cabello y prosiguieron a colocarle los adornos para lucir el peinado.  Unos alfileres de coral, jade y oro.  En la parte delantera le colocaron 2 mariposas con el emblema de la okiya y el Hana Kanzashi (adorno floral).

—Desnúdate, Akihito. —el joven se sonrojó por la petición de Harumi, y olvidándose un poco del pudor comenzó a hacerlo.
Reiko empezó a traer las prendas interiores para comenzar a vestirlo.
—Akihito, hoy no te pondré la banda en la cadera… por sí ocurre algo, tendrás mayor movilidad para salir rápido del palacio, ¿Entiendes? —Akihito asintió y Reiko prosiguió vistiendo al chico.
Harumi le colocó una banda de algodón blanco alrededor del pecho.  Esto sirve para aplanar pecho y evitar que el kimono forme arrugas.

A continuación, una especia de enagua y un par de calzones largos también en algodón para mantener el decoro sí la parte delantera del kimono se abriera de forma accidental.  Luego, Reiko coloca encima el hadajuban que es una blusa holgada que sigue la línea del kimono y que tiene el cuello blanco.  Sobre esta prenda va el nagajuban, un coordinado largo hecho en fina seda teñida en color rojo con estampado de flores.

Reiko le pidió ayuda al Señor Matsumoto, quien vino por solicitud de la señora para ayudar a Akihito con la vestimenta.  Ambos colocaron con mucho cuidado, evitando formar arrugas a la prenda, el hikizuri, el kimono formal, que es de color negro con motivos florales estilo Palacio Imperial.

El obi que lucirá Akihito; de último momento Reiko prefirió que usará el obi original, en verdad que es una obra de arte, confeccionado en damasco tejido a mano, media más de 6 metros y estaba decorado con hojas de arce bordadas en hilo dorado de dos tonos, mate y brillante.  Iba atado con una seda roja.

La joven geisha le entregó a Akihito los abanicos ‘Tessen’ y un bolso, en el que había un abanico normal, una toallita de mano, carmín, peine y un pequeño cojín.  Cada objeto tenía su propia funda en seda roja.

Akihito se sintió nervioso, pues el costo del traje que estaba portando, es más de $100,000.00 dólares.  El joven pidió a Harumi le pasara el estuche negro que tenia en un pequeño mueble junto a la ventana, al abrirlo saca la cámara y le pide ayuda a la geisha que lo introduzca en la cinta que le pusieron en el cabello, de preferencia que lo pusiera detrás de la flor para ocultar la lente.

Harumi, Reiko y el Señor Matsumoto, rodean a Akihito para hacerle una reverencia dando por terminado su arreglo, el joven correspondió de igual manera.
—Luces muy bien, Akihito… eres la representación viva de la ‘belleza etérea’. —dijo Reiko admirando su trabajo.
—¿Quieres verte en el espejo, Akihito? —preguntó Harumi, mientras el Señor Matsumoto le acerca un espejo para ver su reflejo… el joven se maravilló del trabajo de las geishas, no se reconoció así mismo.
—Pero por supuesto, que nuestra ‘geisha’ necesita un nombre ‘artístico’.   Oyuki será tu nombre. —y vuelve a hacer la reverencia.
—Mi señora… La limosina del Señor Ministro, ya está esperando. —anunció la pequeña Sakura.
—Gracias, Sakura… avisa a las chicas que suban al vehículo, enseguida bajamos.

Y así, toda una comitiva salió hacia la limosina, que se dirigía al Palacio Imperial de Sento, el corazón de Akihito empezó a palpitar muy rápido… ¿Nervios? ¿Emoción?  Sólo tiene el deseo que todo termine rápido y no que no suceda nada malo.

*        *        *        *



 
PALACIO IMPERIAL DE SENTO.

Este recinto se encuentra al lado del Palacio Imperial de Kyoto, que era el hogar de los Emperadores Retirados.  Hace unos años, se utilizaba como alojamiento para la Familia Imperial o Jefes de Estado en Kyoto.  En la actualidad la familia se hospeda en el Palacio de Huéspedes de Honor, que también está a un lado del Palacio Imperial de Kyoto.

Después del incendio en 1854, sólo se conservaron los famosos jardines de Sento y cuenta con 2 ‘ochayas’ (casas de té).  Diseño de Koburi Enshu, varios senderos que rodean un gran estanque, lo que permite admirar la isla central; un puente en arco y una inusual playa de gravilla.

Pensamientos de Akihito…

La limosina entró por uno de los accesos al Palacio para entrar al patio central del recinto, cruzamos el sendero hasta divisar un estanque, nos indicaron que ahí es donde tenemos que bajar para cruzar el puente en arco para tomar otro vehículo para llegar a la ochaya, es ahí donde se celebrará el ‘ozashiki’ (banquete).
 
Durante el recorrido, empecé a ponerme nervioso y me temblaban mucho las manos.  Reiko tomó mi mano pidiéndome que me tranquilizara y pusiera atención porque iba a explicarme en breve el protocolo y cómo debía de comportarme en la ochaya.

—Respira profundo y sólo trata de hacer bien tu número de danza… Todo saldrá bien, Akihito. —me habló en ese instante Yuki al ver que mis manos no dejaban de temblar.

Antes de llegar a la casa de té, nos detuvo el primer retén de seguridad, nos pidieron nuestras invitaciones y tarjetas que nos permiten el acceso.  Al cumplir con el requisito, el pequeño grupo de seguridad privada nos condujo hacia el lugar.

Llegamos a la ochaya y en la entrada, había dos guardaespaldas, en cuanto se estacionó la camioneta blindada; uno de ellos se acercó para abrir la puerta del vehículo para que descendiéramos y entrar al lugar.  Como fui el último, el ‘guarura’ se acercó para ayudarme a bajar.  Tomó mi mano, pero… maldita sea, tropecé y fui a caer en sus brazos.  —¿Se encuentra bien, Señorita?— Yo sólo asentí con la cabeza y en eso… Aaaaaah que me toma en brazos y me deja hasta la entrada del lugar.
—Esperaré con ansias, verla en el escenario. —Me susurró en el oído al momento de soltarme… sin dejar de mirarme, no pudé evitar el sonrojo…  así que…  piernas pa’ que las quiero, y entré rápido a la casa de té.
—Disculpe a mi niña… es muy tímida y es su primera vez en un evento de estos.  Ookini. —agradeció Reiko y las chicas solo se reían mientras se cubrían con el abanico.

En la entrada, caminamos por un pasillo largo, giramos a la derecha y nos asignaron una habitación para poner nuestras cosas y que los asistentes nos ayudaran sí es que tenemos problemas con el kimono.
—Akihito te quedarás aquí, junto con Sakura y el Señor Matsumoto sólo saldrás en dos números de danza, en cuanto termines… sales inmediatamente del escenario.  Le he pedido al Señor Matsumoto que te ayude a salir del Palacio, no te esperes a que termine el evento.  ¿Entendiste?
—S-Sí, Reiko…
—Vamos chicas, tenemos que cumplir con el protocolo y presentar nuestros respetos hacia el anfitrión. —y todas las mujeres comenzaron a dirigirse al salón. Busqué el maletín de viaje en donde tengo guardado una notebook, lo enciendo para ver el estado de las cámaras, mientras Sakura vigila la entrada para avisarme cuando sea mi turno para salir.


Fin de los pensamientos de Akihito.


*        *        *        *


El grupo de mujeres llegó al salón principal, Mitzuki se arrodilló en la entrada y abrió la puerta. En su interior ya se encontraban los empresarios y el Ministro Miyazawa, sentados en cojines en torno a una mesa larga y también se encontraban otras 2 geishas y los colaboradores cercanos de los mafiosos.

Como dicta el protocolo, Reiko y las chicas hicieron una reverencia y cruzaron el umbral, para luego arrodillarse.  Saludan a las geishas invitadas, después al anfitrión y al final a los invitados.  Reiko hace una reverencia hacia Asami, mientras le hace un guiño… quizás dando a entender que Akihito ya está aquí.

Pensamientos de Asami…

Todos los involucrados llegamos puntuales a la cita, aún no llega el grupo de geishas que amenizará el evento… Siento calor… ¡Mierda! Me dan ganas de quitarme la corbata, pero recordé que tengo la cámara en el broche de la misma… ugh Necesito un trago.
—Bienvenidos, señores… Espero que disfruten lo que tengo preparado para amenizar este banquete.  Por favor, Hikaru.  Sirve el sake a los invitados. —ordenó el Ministro. 
La geisha, bastante atractiva comenzó a servirnos el sake… En eso, Kuroda me toca un poco la pierna, haciéndome voltear hacia la puerta y veo al grupo de geishas… tratando de buscar a Akihito… Dios, Reiko me hace un guiño, es la señal que me indica que él está preparándose para su acto.  Podré estar tranquilo en la reunión.

El banquete se celebró con normalidad… pero era obvio que nosotros no estábamos en un plan festivo, y fue cuando el Ministro solicitó el primer número de la noche.  Cuando corrieron la puerta para admirar la danza preparada, yo solo vi a la maiko y a su hermana mayor.

—Caballeros… creo que es hora de hablar de negocios, Reiko… por favor, retírate junto con tus geishas un momento, también ustedes. Les enviaré a mi asistente para cuando tengan que continuar amenizando. —¡Será cabrón! Sospecha de las geishas, todo está saliendo como dijo Akihito, al final nosotros tomaremos el video.— Reiko fue la última en cerrar la puerta del salón.
—Como saben estamos en “temporada electoral” y ya he iniciado mi campaña política, Kanzaki… Tu familia es la que se ha beneficiado mucho del gobierno, sí quieren seguir trabajando con este, deberás pagar mi campaña.  Y no necesito recordarles lo que puedo hacer, sí no cooperan.  ¿Verdad?

—Es cierto. —responde Kanzaki Takashi—. Dime tu precio, para que pueda regresar a mis negocios, Miyazawa.
—JAJAJAJAJA En verdad te preocupa mucho, sí descubren que en el laboratorio familiar también se producen drogas sintéticas… ¥500,000,000.00 sólo para empezar y en 1 mes depositarás ¥600,000,000.00 para cerrar la campaña con eventos masivos.
—Esta bien… te haré el cheque del primer pago… Fujitaka, por favor… —el asistente se acerca y procede con la elaboración del mismo, al dárselo a Kanzaki para que lo firme y lo registre con el sello de la Familia, el Ministro Miyazawa toma el papel para cerciorarse de la cantidad, (ese es el momento esperado para captarlo en video) sea la solicitada.  Al momento, le pasa el cheque a su asistente Mineko para que verifique el documento.
—Y para el resto, Suzuki sí no quieres que se repita lo mismo pero en todas tus plantas, tu compañía patrocinará mis actos públicos, en el caso de Saijo Chiharu y Asami Ryuichi… señores, ustedes tienes los contactos y las influencias… así que, porque no les propongo hacernos socios, me gustaría ‘invertir’ en el ramo de las armas. —Púdrete… ‘mis rutas comerciales’… ya salió el peine, buscas  truncar mi negocio para beneficiar el tuyo…  Ok… aguanta, Ryuichi, a ver… tengo la impresión de que nos vas a dar más de esta mierda—. Dejaré que lo piensen, mientras vamos a ver un número más de las geishas. ¿Ok?  Mineko, llama a las geishas.

La asistente tardó como 10 minutos en regresar, detrás de ella, se encontraba Reiko y Harumi (la hermana mayor de la maiko), no veo al resto de las geishas.  En eso, se corre la puerta de la otra habitación, aparecieron 3 geishas en el escenario, una sentada para tocar el ‘shamizen’ y las otras 2 nos daban la espalda en posición para iniciar la danza.

La danza se llama “Chiyo tomo” (amigas por siempre).  Es un bonito baile en el que se representa la historia de dos amigas que se aprecian mucho y se vuelven a ver tras una larga ausencia.  Pero… algo pasó en mí, es como sí la iluminación tenue y la música…  Yo… entré en trance…  Las geishas siempre se ayudan del abanico para bailar, y había una… en particular que dominaba sus movimientos.  Primero cerró el abanico y, mientras giraba, lo agitó suavemente con la muñeca para sugerir una corriente de agua.

Luego lo abrió, y se convirtió en una copa en la que su compañera simuló servirle sake para que se lo bebiera… La segunda geisha me ha cautivado, sobretodo el brillo de sus ojos verdes… ¿Ojos Verdes?... ¿¡Akihito!?  Kamisama…  Dame fuerzas, porque no sé por cuanto tiempo pueda contenerme… luce como toda una geisha, Reiko hizo un trabajo estupendo.  ¡Oh, Rayos! Mmhmm… definitivamente, tendrá que hacerme un privado. —Guapa, la pelirroja.  Tendré que pedirle que amenice en mi fiesta de aniversario— ¡Demonios! Contrólate, Ryuichi… imagina que te baila solo a ti. —Asami tragó fuerte—. En eso, pude sentir como mi cuerpo me ‘traiciona’, la sangre haciendo su recorrido letal hacia mi verga…  Aparte de eso, siento un ligero toque en mi brazo, Shinji me mira fijamente, quizás para que le confirmara de quién es Akihito el que está bailando.

El baile terminó, todos los presentes estábamos… ejem…  ejem…  extasiados por la “bella danza”. —¡Maravilloso número! Así que, tú eres la geisha invitada… Hermosa flor, dime tu nombre, por favor— ¡Mierda! Lo van a descubrir. —“¿Asami? Soy Yuki, Akihito me pidió que te avisara de que el video ya está editado y lo ha enviado por mail a los medios de comunicación, prepárense para salir.  Los reporteros no tardarán en llegar al recinto”—. Perfecto… hora del escape.

Fin de los pensamientos de Asami.


Akihito dio la vuelta para salir del escenario, a lo cual el Ministro se levantó para evitarlo, pero su asistente lo detuvo para susurrar algo en su oído.
—¡¿Qué dices?!  —preguntó sorprendido el ministro, mientras le mostraba algo en el móvil y después fue a perseguir al fotógrafo.  Al tomarlo de su brazo, el chico giró su cuerpo para tomar el brazo y hacerle una “llave de lucha” y tumbarlo sobre el tatami.
—Harumi… Saiyuri… ¡Ahora! —gritó Reiko al momento de que la geisha y la maiko lanzaron pequeñas agujas con sedante a los guardias del salón, para dejarlos fuera de “escena”.
—Kunoichis… Asami.  ¿Sabías de esto? —preguntó sorprendido Masami Suzuki.
—Créeme, Suzuki que de esto, no sabía nada.

Pero en eso, llegaron los que custodiaban la entrada, recibieron la orden de Mineko por medio del radio y entraron como apoyo, bien armados.
—¡Maldita geisha! Sadayako… ve por ella. —ordenó el señor ante la mirada atónita de los presentes, mientras se reincorporaba.  Reiko no podía creer lo que veía, una de sus geishas más leales, le había traicionado.
Asami se levantó para perseguir a Akihito, pero la asistente del ministro lo impidió al encañonarle el arma en su sien.
—Nadie se mueva… así que, llamaron a los medios de comunicación para delatarme… pues nos “hundimos” todos.  Sadayako aparece con Akihito sometido con el abanico abierto en su cuello.

En la otra habitación…

Yuki quedó sorprendida por lo que escuchaba a través de los micrófonos de sus compañeras.
—Yuki… ¿Qué sucede? —preguntó angustiada Mitzuki— ¿Descubrieron a Akihito?
—Traición…
—¿Qué dices?
—Sadayako… Mitzuki, prepárate… vamos al salón.  Sr. Matsumoto, será mejor que salga de aquí y se lleve a la pequeña Sakura.  Okasan me ha dicho que en la salida hay un vehículo para nuestro escape. Sin importar lo que pase, no nos esperen. El señor Matsumoto asintió y empezó a recoger todo para salir con la pequeña.

De regreso al Salón principal…

—Una geisha es la infiltrada… a pesar de lo que me dijo Sadayako, a todas  las retiré en el momento de las negociaciones, lograron la imagen y ahora está en internet. —furioso el señor tomó el cuello de Akihito, obligándolo a mirarlo a los ojos—. ¿Para cuál agencia, trabajas?—.  El chico no pudo evitar gruñir por el apriete de esa mano en su cuello.
—¡Quita tus manos de encima! —gritó el yakuza al empujar a la asistente y levantarse rápido hacia el ministro.

Asami le agarró por el hombro, haciéndole girar, y le lanzó un gancho de izquierda.  El Ministro anticipó su movimiento.  Se agachó y, al incorporarse, clavó el puño derecho en el estómago del yakuza.  Este gruñó y su cara se puso todavía más roja.
Sadayako le susurra algo a Akihito:
—¿Estás listo, Akihito?  A mi señal… ¿Vale?
—Escúchenme bien porque solo lo diré una vez… Quiero su lealtad absoluta.  Y tú… ‘perro’ (refiriéndose a Asami), empieza a nombrar a tus contactos a Mineko.  O de lo contrario… violaré a tu amante… ¿Creíste que no me iba a dar cuenta?  Noté la forma en como la mirabas. —el señor  toma de la barbilla del chico—. Por una belleza como esta… pagarían mucho dinero por llenarle la vagina y el culo. —al esbozar una sonrisa maliciosa. Y caminar en dirección a Asami.

El yakuza apretó los puños, y dirigió su vista hacia la asistente…
—¡Ahora, Akihito! —susurró Sadayako al liberar al joven, para darle tremendo golpe en sus costillas con el codo.  Y enseguida salir corriendo por la parte trasera del escenario.
—¡Saiyuri, ve con él! —ordenó la geisha ante la mirada interrogante de la maiko que no entendía bien que sucede, no que Sadayako es la traidora… O solo estaba fingiendo.  Mineko le lanzó un ‘kaiken’ (daga muy pequeña) para impedir que siguiera al fotógrafo.

El ministro vuelve a reincorporarse y aprovecha para perseguir a Akihito, empujando a Sadayako hacia Asami como distracción.
—OK.  Basta de ‘sutilezas’, Asami. —dijo Suzuki al desenfundar su armar, alentando a los otros a hacer lo mismo, para enfrentarse a los guardias.
—Tienes razón, Suzuki… Kuroda saca a las geishas y llévalas a mi residencia.  Iré por Akihito.
—Ryuichi, no te demores… la prensa ya está en el palacio. —al darle una palmada en su hombro.  Asami salió del salón por la parte del escenario.  El enfrentamiento con los guardias es inevitable.
Alejándose  de  él,  hacia  la  puerta,  corrió  el  riesgo  de  mirar  sobre  su hombro. La primera cosa en atrapar su mirada fue brillante y de plata, y Akihito sabía que al levantarlo era pesado.
—Gracias, Reiko, por este ‘regalo’. Giró la espalda hacia el ministro, y abrió los abanicos tessen. Como esperaba, formó la postura defensiva, esperó lo suficiente y después se lanzó, el chico estaba listo.  Con toda su fuerza, golpeando al señor  en la cara.  Él se tambaleó hacia atrás, tambaleándose en la pared, agarrando su ojo derecho.  
—“¡Perra!  Vas  a  pagar  por  esa  mierda.  No tienes idea del fino arte de hacer una maldita herida.  Pero estaré malditamente feliz de mostrártelo. 

Con los abanicos abiertos, se preparó para encestarle un golpe con uno de ellos, el ministro bloqueó el ataque con su antebrazo, pero recibió un corte con el otro abanico.
Akihito  no  se  quedó  a  escuchar  su  diatriba  repugnante.  Se lanzó hacia la entrada de la ochaya. Se detuvo en seco cuando Miyazawa consiguió hacerse de la manga de su kimono en su puño.
Luego empezó a jalar hacia atrás, si el fotógrafo lo dejaba arrastrarlo hacia su cuerpo, estaría tan bien como muerto. Podría morir de todas formas, pero maldita sea, él no se iba a dar por vencido sin pelear.

Girando su cabeza en una dirección, Akihito tiró con todas sus fuerzas hacia el otro, incluso se escuchó como la tela comenzó a desgarrarse, pero él estaba libre. Sabiendo que estaba a un segundo o menos por delante de él, Miyazawa jaló la manga, logrando hacerlo tambalear y consiguió abrazarlo.
—¡Maldita sea! ¡Suéltame! —gritó Akihito.
—¡Qué, carajos! ¡Eres un hombre!
Asami llegó y aprovechó el momento y le dio tremendo puñetazo en su mandíbula, el ministro se tambaleó, cayendo casi sobre el pasillo.
—Rápido, Akihito… Hay que salir de aquí. —ordenó el yakuza. Yuki y Mitzuki llegaron a salida de la ochaya momentos después para salir todos del palacio.
—Ustedes dos, tienen mucho que explicar… casi me da el infarto. —sentenció Reiko. Arrancó la camioneta en dirección a uno de los accesos laterales del Palacio.  La prensa ya se encontraba en el interior del palacio y llegaron a la ochaya donde ya se encontraba la policía junto con el Señor Ministro y su asistente.  Se les espera un juicio por sus actividades delictivas.

Al llegar a la Residencia de Asami, Akihito explicó con lujo de detalle que la traición de Sadayako fue algo que pensó de último momento, pidiéndole ayuda a la geisha de hablar directamente con el ministro y revelar el plan.  Al final dio por hecho, el que sacaran a las geishas del salón.
En eso Reiko y Asami se sentaron en el sillón, estupefactos ante el relato del fotógrafo.
—Asami… tu chico es un monstruo maquiavélico. —murmuró con asombro.
—Y que lo digas… vivo con él.


*        *        *        *

Un mes después…

Después de lo sucedido en el Palacio Imperial de Sento, como lo había planeado Asami, Yoichi Miyazawa tuvo que aceptar su dimisión del cargo de Titular de la Oficina de Economía, Comercio e Industria de Japón, se le está procesando por los siguientes cargos:  Enriquecimiento ilícito, trata de blancas, lavado de dinero, malversación de gastos públicos, prostitución y un largo etcétera.  Sus delitos son graves, pueden darle cadena perpetua o quizás pena de muerte.  Eso se decidirá en el juicio, durante los próximos días.

Afortunadamente para nuestro yakuza, ha podido deslindarse de este personaje… y continuar con sus operaciones y negocios.  Pero… quedo algo pendiente.  Akihito le ha pedido a Asami, regresar a Kyoto.

Ichiriki Ochaya.

Una de las casas de Té, más famosas de Kyoto.  Un lugar muy exclusivo, para acceder a este lugar, debes contar con una invitación o de plano ser amigo o familiar de los dueños de este sitio. En una de las habitaciones del piso superior, se encontraba Akihito, esperando en la oscuridad.




Lucia el mismo kimono que usó en el evento del Palacio de Sento, nada más que sin la peluca.  Se corrió la puerta y entró Asami, quien portaba un ‘Hakama’ semi-formal en color vino y negro; con los ‘tabis’ blancos.

 Akihito estaba de espaldas mirando por la ventana y no se dio cuenta, al sentir unas manos grandes le cogieron bruscamente apretándole los hombros con tanta fuerza que le hacían daño.  Cuando le dieron la vuelta violentamente para ponerle frente a frente con su captor, luchó inútilmente para liberarse hasta que vio que estaba con Asami. Una sonrisa de bienvenida se desvaneció en sus labios cuando se dio cuenta de la mirada decidida que le dirigía el yakuza, le desató el ‘obiage’ atrapándole los brazos y dejando al descubierto el cuello y los hombros. Inclinó la cabeza y le mordió con fuerza en el cuello aunque un momento después alivió el dolor con la lengua.

Después le metió la lengua tan profundamente en la boca, que Akihito pensó que se iba a asfixiar. Respiró con fuerza por la nariz permitiendo al mayor  devastara su boca, le mordiera los labios y le chupara la lengua con tanta intensidad que le dolía.
—¡De rodillas! —le ordenó el yakuza con una voz profunda cuando dio por terminado el beso. Le obligó a arrodillarse.
Akihito se tambaleó porque los brazos permanecían atrapados por el obiage. Tenía el rostro muy cerca del bulto que Asami estaba intentando liberar de sus prendas. Percibía el almizclado olor de su excitación y notaba su calor en la mejilla.

Asami logró sacar su pene y lo empujó contra los labios del menor, que sumisamente abrió la boca. Con una mano en la nuca, el mayor le obligó a aceptar la erección. Akihito relajó la garganta y respiró por la nariz para intentar evitar las arcadas, ya que temía que Asami empujara hasta el fondo.

El yakuza estableció un ritmo, empujando su miembro entre los labios y obligándole a tomarlo todo. El menor intentó desesperadamente presionar con los labios y la lengua adivinando instintivamente lo que ‘su señor’ deseaba. Asami parecía poseído por un demonio lujurioso y aunque Akihito no lo entendía, le hacía feliz sentirse tan deseado. De repente, Asami se separó de su chico y le dio otra orden.
—Inclínate. Levanta el culo.
Akihito intentó liberar los brazos, el yakuza le empujó el rostro contra la alfombra, le subió las caderas, le levantó la falda del kimono y rasgó la ropa interior de seda que llevaba. Akihito se encogió cuando una mano se abatió con fuerza sobre una de las nalgas. El sonido del golpe resonó en la silenciosa habitación.

Ahogó un grito al notar algo caliente y húmedo en su agujero. No tenía manera de ver lo que estaba pasando, pero estaba seguro de que era la lengua de Asami, lamiendo y empujando. Nunca había sentido algo como aquello. Las manos del mayor y su miembro eran duros, pero aquella invasión era suave y aterciopelada y levantaba suaves olas de un placer hasta ahora desconocido. Unos labios suaves aplicaron succión y se inició un zumbido. La vibración casi le volvió loco de lo excitado que estaba y se dio cuenta de que su pene goteaba, duro y adolorido. Estaba desesperado por que le poseyera, pero Asami parecía determinado a provocarle más. Su lengua danzaba sobre el agujero palpitante lamiendo, penetrando y deslizándose dentro. Al fin, usó dos dedos y empezó a moverlos, metiéndolos y sacándolos con un ritmo regular.
Akihito respiró entrecortadamente por aquel asalto inesperado, aunque disfrutaba de cada momento. Gustosamente pagaría con su vida por ser cautivo de su amante de aquella manera.
Los dedos se retiraron y notó los muslos de Asami contra los suyos. Akihito se preparó para recibirle y notó que era empujado hacia delante. El yakuza le penetró completamente metiendo el pene en su tenso canal. El chico dejó escapar un gritó por el dolor ardiente que sentía y gimió cuando el mayor se deslizó hacia afuera con insoportable lentitud hasta sacar la mayor parte del glande de su interior.

Akihito ahogó de nuevo un grito de exquisito dolor cuando Asami le penetró otra vez con igual ímpetu, el yakuza empezó a moverse con fuerza y rapidez, buscando su propio orgasmo sin pensar en el placer del fotógrafo, que intentó soltarse una mano para tocarse; le dolía el pene y necesitaba llegar al orgasmo desesperadamente.
Asami detuvo sus movimientos y volvió a hacer el nudo con el obiage, le ató las manos detrás.
—No hasta que te lo permita.
Mientras le penetraba repetidamente, agarró y mantuvo las estrechas caderas de Akihito en su sitio.  Cada empujón movía el cuerpo del joven, que era incapaz de resistir los envites. Disfrutaba aquellos golpes; cada uno le forzaba con placer. El pene de Asami le llenaba y le hacía temblar con la sensación de plenitud.

Unos dedos duros se clavaban en sus caderas y Akihito supo que al día siguiente tendría moretones, pero los deseaba. Quería cualquier marca para recordar aquello y a quien pertenecía. Los movimientos de Asami se hicieron más cortos pero más fuertes y con un último empujón le penetró hasta tocar sus muslos con los testículos.
Akihito sintió el fuego de Asami derramarse en su interior y se alegró de haber cubierto las necesidades de su amante cuando estaba en aquel estado de ánimo. Después de un momento, el yakuza gruñó y se tendió de lado sobre la alfombra arrastrando a Akihito con él y manteniéndole ensartado en su todavía duro y palpitante miembro.

Con una mano tiró de la barbilla de Akihito para girarle la cabeza y asaltó otra vez su boca. Cuando le soltó, bajó la mano para pellizcar y retorcer uno de sus pezones, mandando un escalofrío de placer directamente a la ingle de su chico, que gimió frustrado y luchó contra las ligaduras que le inmovilizaban.
La mano de Asami se deslizó aún más abajo y por fin le rodeó el tenso miembro.
—Sí —siseó Akihito.
Notó el movimiento del pecho del mayor y oyó el estruendo de su risa. Asami le acarició el pene, frotando el pulgar en el fluido de la punta para estimular el glande y la corona.
Asami movió las caderas con urgencia, le mantenía aprisionado contra su pecho con el brazo que no usaba para acariciarle. Akihito arqueó el cuello y notó que unos dientes lo mordisqueaban. El yakuza movió las caderas recordando a su chico que todavía tenía el pene en su culo, lo cual le daba aún más placer. Al fin, con un grito ronco, Akihito se sumió en un estallido de fuegos artificiales, lanzando gotas perladas sobre la mano de Asami. Jadeando, intentó calmarse.

—¿Estás bien, mi amor? —dijo Asami en voz baja, pegado al cuello de Akihito—. No sabes cuanto te extrañe en el día.
—Sí… Y yo a ti, Ryuichi —susurró Akihito—.Feliz ‘Día Blanco’, mi amor.
—Feliz Día… ¿Sabes?  Cuando me dijiste que querías regresar a Kyoto.  Pensé que querías ver a Reiko y a las chicas. —confesó Asami, que parecía satisfecho.  Akihito notó que los lazos en las muñecas se aflojaban y estiró los brazos.

—De hecho… Reiko me dio la idea.  —dijo todo ruborizado— Luces bien con el ‘Hakama.
—Gracias.  Le he pedido al Señor Matsumoto que te haga varios kimonos, porque a partir de mañana, me harás privados. —esbozando una sonrisa maliciosa.
—Jejeje pues te saldrá caro el gusto. Te amo, Ryuichi.
Asami esbozó una deslumbrante sonrisa, la felicidad y el genuino calor en sus ojos fueron contagiosos. En ese momento, Akihito sintió en lo más profundo de su alma que por fin habían superado todas las dificultades. En cuanto terminaron esa misión, podrían planear una maravillosa y perfecta vida juntos.

—Te cuidaré siempre, cariño. Nunca dejaré de amarte —susurró el yakuza contra sus labios. Solo te pido paciencia, pronto te revelaré mis secretos.
Asami selló su promesa con un beso, amoldando su boca hambrienta sobre la del menor e instándolo a separar los labios inmediatamente.  El yakuza lleno su boca con ese sabor único, algo oscuro, aderezado con tabaco, whisky y misterio.  Akihito reconocería el sabor adictivo de Asami en cualquier parte.

También saboreó un leve indicio de sus propios jugos.  Pero había algo nuevo en ese beso, no sólo estaba lleno de deseo, sino de esperanzas y promesas.  Akihito sintió que se derretiría.
Asami suspiró profundamente y abrazó con fuerza a la vez que hundía su cara en el cuello de su chico.  Continuaron abrazados hasta que sus respiraciones se hicieron uno.

Departamento de Kuroda
Ciudad de Tokio.

Al llegar a su departamento, dejó sobre el sofá su gabardina y portafolio, se dirige al pequeño bar que está en la misma habitación y se prepara un ‘Smirnoff en las rocas’.  En eso, su móvil suena con la característica alarma de cuando te llega un mensaje de ‘Whatsapp’

Accede a la sala de chat y ve un mensaje de Asami…



Asami R. :  Feliz ‘Día Blanco’, Shinji…
 
Y de repente, se empieza a cargar la imagen de Asami con Akihito, en el ¡potro!, la cara del fotógrafo se veía que estaba a punto del orgasmo, mientras que Asami se notaba que le acaba de dar tremenda nalgada, por la marca roja en el glúteo del chico
—Mph... Serás cabrón. —Y empieza a escribir la respuesta:


Kuroda S. : Manda video, cabrón… ¿Quién me garantiza que la foto no es Photoshop?




Escoge otro contacto y escribe lo siguiente:

Kuroda S. : Cariño… hoy toca potro en el ‘Dominium’, prepárate que llevo mi bastón de la ‘suerte’.


FIN.


“El amor consiste en dos soledades que se protegen, limitan y procuran hacerse mutuamente felices”


Rainer Maria Rilke — Escritor Austriaco.



Agradecimiento especial a Lord Lawliet, por las escenas de acción y material fotógrafico… Amigo… Thanks so much.
A ‘Distrayendo’ por ‘estimular’ mi imaginación…  Keyla, gracias por tus comentarios.
Y a Ti, por leer mi historia… Domo Arigato.






Comentarios

  1. Holaaaaaaa

    Ah el final me gusto mucho y por un momento pense que me manoseaban a mi Takaba, pero todo estaba a su favor y no paso a mayores, además con su macho posesivo cerca era imposible que le pasa algo.

    Disfrúte las escenas eróticas y me quede con ganas de más jajaja (soy una pervertida), me fascinaron las descripciones de la ropa y me imagine al Lindo de Takaba con su Kimono, pobre Asami casi le da un ataque al verlo jajaja Takaba debería de tener cuídado con las emociones que le genera le puede dar un paro cardiaco pues el yakuza no es un jovencito jajaja

    Me gusto mucho la historia y espero leerte de nuevo, ya sea aquí o sí te animas a hacerlo en amor yaoi o cualquier otra plataforma avisame pa' darme una vuelta, mi blog como siempre esta tu disposición.

    Gracias por haber apoydo mi locura de los one-shots y gracias pir la linda historia que nos regalaste :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. NI HAO!!

      Gracias... creo que está historia fue un buen experimento para saber sí podía hacer una historia larga... hay que escribir más para llegar a los resultados deseados, casi la perfección. xDDD

      Jajajajajajaja pues sí... Mi Asami ya no es un "jovencito"... y ya está sufriendo los "estragos" de la edad. Sí, hay que ser realistas en este aspecto... Aunque sea ficción, Asami no es una "máquina sexual" U_U

      Gracias... al contrario, me gusta mucho leer fanfics, dudaba sí de verdad sería buena escriendo alguno y reflejar parte de mis fantasías... me has dado confianza y bueno, ahí tenemos los resultados jejejeje xD

      Pues... hace poco abrí cuenta en "Amor Yaoi", eso lo hice nada más para dejar reviews... ahmmmm no sé... son lectores muy voráces, casi casi quieren que actualices diario jajajajajajaja xDDDDD
      Pero... estoy preparando algo para el 10 mayo... "abusando" de tu amabilidad y sí me das chance de publicarlo aquí en el blog... ya después lo subiría a la otra página... Es un extra de esta historia... y bueno sí leyeron la historia ya saben de quién voy a hablar ahí. :)

      Ví tu post en el face, que andas malita por el "grandioso" clima de la ciudad... joer ni modo... esa son las gripas que te "tumban" y pues mejor seguir los consejos del médico... alivíate pronto... que tienes que dar el máximo en todo, ok?

      No... como crees, gracias a ti, a los que leen tu blog y pues ahi estaremos al pendiente de tus proyecto y de las otras escritoras y de los nuevos que quieran echarse su "debut"... gracias y te mando saludos.

      Sayobyeeeee :3

      Eliminar

Publicar un comentario