BY SHADOWW & LORD LAWLIET.
ACTO III (FINAL)
AGONY & BEAUTY.
Okiya Ayanami…
A
sólo un día del evento, Reiko decidió darles el día a todos, en parte porque
San Valentín cae en Sábado y quizás sus chicas quieran salir de compras, así
aprovecharía para hablar con Akihito.
Mitzuki
bajó rápido para encontrarse con su hermana, tal vez saldría a pasear con
Akihito. Todas se encontraban en la
estancia listas para salir, Harumi se acercó a las chicas para darles algo de
dinero y empezaron a salir para abordar el taxi.
—Onesan…
¿Y Akihito? ¿No viene con nosotras? —Preguntó Mitzuki al no ver al fotógrafo.
—No. Él tiene que arreglar unos pendientes que
tiene en su trabajo, además, okasan necesita hablar con él, antes de que llegue
el Señor Matsumoto a entregar los kimonos. —respondió Harumi al ver la cara de
frustración de su hermana menor.
—Tengo
que decírselo… Esta noche… —pensó Mitzuki.
Akihito
bajó para tomar el desayuno, se tardó en hacerlo porque necesita que alguien le
ayude a ponerse el kimono, al principio le ayudaba Saiyuri, pero después okasan
le consiguió a un chico que es asistente de un actor de kabuki para que le
ayudara a vestirse, al llegar al pasillo principal se percató de que en la
okiya no hay nadie.
—Buenos
Días, Akihito. Te estaba esperando… vamos a la cocina a desayunar. —ordenó la
señora.
Después de desayunar,
Reiko le pidió a Akihito que le llevara un té a su habitación.
—Okasan…
¿Dónde está todo mundo? ¿Pasó algo? —preguntó Akihito al llegar a la habitación
de Reiko para entregarle el té.
—Todos
salieron de compras, les di el día libre, además mañana es San Valentín… seguro
querrás salir a comprar algo para “alguien”,
¿No? —respondió soltando una risita malévola al notar el sonrojo del
menor por el comentario.
Akihito
volteó su rostro para disimular el sonrojo, fijando su mirada en un mueble
donde se podían ver varios retratos, uno de ellos le llamó mucho la atención…
Era el retrato de una joven hermosa, como de 25 años más o menos, de cara
redonda, cabello castaño oscuro, ojos dorados, labios carnosos, portaba el
kimono de geisha, pero tenía el escote muy pronunciado, esa mirada… tan
profunda… le hizo recordar a Asami.
—¿Te
gusta? Así lucía cuando me convertí en
geisha a los 25 años. —sonrió la señora cuando tomó la foto para mostrársela a
Akihito más de cerca.
—Es
hermosa… —murmuró Akihito mientras acariciaba el borde del marco. Y la colocó
de nuevo en su lugar.
—Mañana
es el día… ¿Cómo van mis chicas? ¿Crees que puedan ayudarte con tus fotos?
—preguntó seria Reiko.
—Bien,
pero como me explicó Harumi, habrá mucha seguridad y optaré por usar cámaras de
video y micrófonos.
—Es
lo mejor, Akihito… Recuerda que solo serán 5 empresarios y nosotras, a no ser
que alguien invite a alguna geisha más o colaboradores cercanos. Aprovechando que las chicas salieron, quise
darte esto en persona. —Reiko se levantó para dirigirse a su closet, abrió la
puerta para después abrir el cajón principal.
Sacó un paquete grande que está envuelta en una seda roja y lo colocó
sobre el tatami, enfrente de Akihito.
—Ábrelo…
por favor. —ordenó Reiko. El fotógrafo
obedeció, al retirar la fina tela, y abrir la caja para mostrar su contenido,
era el kimono que Akihito lucirá para el evento del Palacio Imperial.
—Oh
por Dios… es bellísimo, Reiko. —dijo Akihito admirando la magnificencia de las
prendas.
—Me
alegra que te haya gustado. ¿Sabes? Yo
usé este mismo modelo en un evento en el Palacio Imperial de Kyoto. Así que, le
pedí al Señor Matsumoto que hiciera una replica a tus medidas. El color te favorece, hará lucir mucho tus
ojos y en un rato más me traerán la peluca.
Serás una geisha muy ‘llamativa’. —sonrió Reiko al tomar su rostro con
ambas manos.
—Y
dime… ¿Ya hablaste con Asami alias ‘macho dominante’? —pregunta mientras
regresa a la mesita para tomar asiento y darle un sorbo a su taza de té.
—Jejeje
¿Hablarle? Mmmmhm… No, pero ayer me habló por el celular… creo que hablé en
sueños, no estoy seguro, pero después me envió un mensaje donde me deseaba
suerte en mi entrenamiento. —respondió Akihito al guardar las prendas en su
empaque— Siempre es lo mismo… a veces
dudo de que en verdad me quiere o solo soy un sumiso para sus juegos
sadomasoquistas.
Reiko
no pudo evitar soltar la carcajada por el último comentario del menor.
—¿Y
no has pensado que tal vez, es miedo lo que siente tu ‘macho’ por que lo
cambies por otro? —preguntó al darle el último sorbo a su bebida.
—Es
que ese es el problema, Reiko… tendría que entrar en detalles de mi relación
con él, para que me entendieras… me cela demasiado, a veces me gustaría saber
qué es lo que quiere o necesita de mí, yo no soy un objeto para que venga a
‘reclamarme’ de la forma en que lo hizo ese día, además, desde hace tiempo yo…
—tragó fuerte para continuar— no sé… Supongo
que estoy pidiendo mucho a alguien que vive ‘en las sombras’, Reiko… —finalizo el joven mientras pone las tazas
vacías en la pequeña charola para llevarlos a la cocina.
—Entonces…
no pierdas el tiempo y ve a verlo. Anda…
así aprovechas para aclarar las cosas y dale su ‘regalito’ de San Valentín…
disfruta que es tu día libre, muchacho. —haciéndole un guiño al chico.
—Está
bien… veré al ‘macho dominante’. —respondió sin poder evitar sonreír por el
apelativo que le puso Reiko al yakuza.
Se levantó para dirigirse a la cocina.
En
cuanto llegó Kirishima con el equipo, Akihito le pidió al asistente que lo
llevará a la residencia para ver al yakuza.
Se despidió de Reiko y se subió a la limosina.
* * * *
Residencia Asami…
Al
llegar a la residencia, junto con Kirishima, el chico le pidió que en cuanto
entre al estudio, no comente nada de su visita porque lo quiere
sorprender. El asistente asintió y
Akihito se dirigió hacia la cocina.
En
cuanto vio a Kirishima retirarse de la residencia, Akihito tomó valor para
entrar al estudio, sin tocar se adentró a la habitación y pudo escuchar que el
yakuza estaba hablando por el celular.
—No…
no, yo quiero hablar contigo para… disculparme por lo que pasó en la
okiya. Yo… perdí el control. Lo sé, y estoy muy arrepentido… Iría por Akihito. Le convencería con palabras y actos de que la
única manera de ser feliz es compartir mi vida con él. No hay otra opción. No
le dejaría otra opción. Y eso no es ser un cabrón arrogante y dominante, no. Sólo soy un hombre enamorado. Sí, madre… estoy enamorado de Akihito. Y tengo miedo… porque tengo 35 años y ciertos
dolores que me atormentan, y él es joven, está comenzando a experimentar.
No
sé… a veces pienso que como me estoy haciendo viejo, que no podré ser capaz de
satisfacerlo y busqué a alguien más.
Lo
amo… —suspiró y se escucha el sonido de algo romperse y se levanta rápidamente
de su sillón con arma en mano —¡Akihito!
Te llamo después— apagó el móvil para dejarlo en el escritorio, junto
con el arma para acercarse al fotógrafo, quien se tropezó con la mesa de centro
de la sala.
—Dime,
por favor… que lo que acabo de escuchar, ¿es cierto, Asami? —preguntó Akihito
al momento en que sus ojos lo miraban fijamente.
—Te
amo. —el yakuza se acercó más, borrando el espacio que les separaba y apretando
su cuerpo contra el de él. Le temblaban las manos cuando le sujetó la cara.
Tenía los dientes apretados y una mirada penetrante en los ojos que se clavó
directamente en su alma.
—Dilo
otra vez. —solicitó el joven, al sentir las lágrimas inundarle los ojos, impidiendo que le viera,
pero lo sentía a su alrededor y, de alguna manera, en su interior.
—Te
amo, Akihito… —tomándolo de la barbilla—.
¿Aún estás molesto, conmigo?
—No,
quiero que… quiero que me… lleves a la cama… y… y… ―jadeó Akihito, como si
temiera su propio descaro—. Hazme el amor, Asami —agregó esperanzado.
Asami
abrazó a Akihito. Estaba increíblemente feliz, el chico quería más que su
dominación, quería su amor.
—¿Me
amas Akihito? —demandó saber.
—Sí,
oh sí —respondió el joven casi sin aliento.
Asami
lo movió y tomaron asiento en la sala de la habitación, y estudió su rostro.
—Mírame
con cuidado, Akihito. Soy mayor que tú, no podré ser capaz de satisfacerte
sexualmente por siempre y soy un viejo
pervertido.
Siempre me excita azotarte el trasero. No puedo prometerte que deje de hacerlo.
—¡No
eres viejo! —gritó Akihito indignado—. Y además no soy tan joven. Eres bello
para mí y me gusta que me duela mi cadera a veces. Puedes cuidar de mí.
—Sabes
bien a lo que te estás comprometiendo, ¿no, cariño?
―preguntó Asami con ansiedad—. Está bien si solo jugamos, pero cuando
entrego mi corazón es para siempre. Estás aceptando ser mío hasta que la muerte
nos separe. Nadie más además de mí podrá tocarte.
—Sé
a lo que me comprometo, Asami —respondió Akihito, con los ojos brillantes—. No
quiero a nadie más y me perteneces tanto
como yo a ti —dijo con orgullo.
—Así
es — dijo el yakuza—. Soy un hombre muy patético, Aki. Me has ganado en mi propio juego y temo que no
podré hacerlo más.
—Te
Amo, Asami —dijo Akihito con seriedad.
Asami
sacudió la cabeza reaciamente.
—Kuroda
tenía razón. El que en verdad manda es el sumiso.
Akihito
rio con confianza.
—Muy
bien entonces. Llévame a la cama esclavo.
—Te
llevaré y te follaré hasta que grites —dijo Asami.
—No,
solo hazme el amor. —dijo Akihito, acariciando con gentileza el rostro de
Asami.
—Puedo
hacer eso —dijo el yakuza sonriendo al ver la mirada esperanzada de su chico
después de haberse deshecho de la tristeza que lo inundó hace unos momentos.
—Te
amo, Akihito, más de lo que puedo expresar —dijo abrazando con fuerzas a
Akihito.
—Yo
también te Amo, Asami —dijo el chico sonriendo.
—Vamos
a la habitación, cariño.
En la recámara…
Asami
abrió la puerta y ayudó a Akihito a entrar, luego la cerró y empujó al chico
contra ella, atacó sus labios como si nunca antes se hubieran besado. Akihito abrió la boca, luchó con la lengua de
Asami por la supremacía, demandando lo que le correspondía de forma hambrienta. El yakuza lo sujetó del cabello y rompió el
beso para ver esos hermosos ojos verdes.
—A
pesar de todo, ¿todavía me amas?
—¿Me
amas? —preguntó descaradamente Akihito.
—Lo
hice desde el momento en el que te vi. Solo me mentí a mí mismo —admitió el
yakuza—. Te deseaba tanto…
—Me
tienes —dijo el menor—. Tómame, soy todo tuyo.
—Aquí
no, en mi cama —dijo el mayor.
Luego
volvió a mirarlo, lo levantó del suelo sosteniendo cada glúteo del joven con
las manos. Akihito lo rodeó con las
piernas y besó al otro hombre mientras este lo llevaba a la cama, rio cuando Asami lo lanzó sobre el colchón, rebotó
y casi cae del otro lado, con una severidad fingida el mayor dijo—: No puedo
permitir que mi sumiso se ría de mí. Tendré que enseñarte una lección.
—Sí,
enséñeme una lección, Amo —dijo el joven con la voz llena de deseo. Extendió
los brazos para Asami que se acercó a besarlo con pasión. Tomó a su chico por
la rodilla y lo acercó a la orilla del colchón, su trasero quedó colgando. Asami le abrió los jeans ajustados y luchó por
quitárselos de las largas piernas. El
fotógrafo se movió para ayudarle con la lucha, con un grito triunfal, el mayor
se deshizo de la prenda.
Asami
lo soltó para quitarse la ropa y enfocaron sus miradas el uno en el otro y la
sonrisa desapareció del rostro de Akihito al notar la
intensidad
de la mirada de Asami.
—Siempre
te amaré, Akihito.
—Siempre
te amaré, Ryuichi… Siempre te he amado.
El
mayor tomó una delgada pierna y la colocó sobre su hombro. Akihito dejó que la
otra cayera a un lado y se abrió para él.
—Eres
tan bello y eres todo mío. Por siempre mío —murmuró Asami, feliz de ver el
cuerpo del chico, que no podía ocultar la emoción que sentía, sobre su cama. Lubricó sus dedos, se sorprendió al darse
cuenta de que temblaban, como si fuera la primera vez que tomaba a Akihito.
El
yakuza introdujo sus dedos en el ano del chico, lo dilató con gentileza, aunque
estaba temblando por la necesidad que sentía de enterrar su pene en el
interior. Retiró los dedos, colocó su
rodilla derecha sobre la cama al lado de Akihito y el pie izquierdo en el suelo
para apoyarse.
Akihito
levantó el trasero para recibir la invasión, pasó sus manos por los brazos de
Asami y abrió los ojos, mirando al hombre que estaba por tomarlo. Asami notó que durante el sexo Akihito no
ocultaba nada, sus ojos eran como espejos en los que todo lo que sentía podía
verse. Se sentía impactado por la
confianza del chico, no solo le permitía a Asami tener total control de su
cuerpo para dominarlo, sino que también para hacerle el amor.
Quería
darle a Akihito una clase de placer diferente en este momento y asegurarle que
había muchas formas de hacer el amor.
Lentamente
Asami se alejó preparándose para penetrarlo, quería encontrar los puntos que hacían
que su chico gimiera y se arqueara, con sumo cuidado, cambió el movimiento de
sus caderas, acarició cada centímetro de su ano, encontró y estimuló cada zona
erógena, Akihito se sentía en el cielo, envolvió la cintura del mayor con una
pierna y la usó para hacer que el hombre lo penetrara con mayor profundidad.
Acarició los brazos de Asami y sintió los músculos flexionarse y tensarse cada
vez que su amante lo embestía. Jamás se
había sentido tan completo, tan lleno.
—Tócate,
cariño. Tócate para mí.
Akihito
miró a su amor mirarlo mientras se acariciaba al mismo ritmo de las embestidas,
el pene en su interior rozó su próstata. Arqueó la espalda y cerró los ojos,
gotas blancas se esparcieron
sobre
su estómago y pecho. Ver al chico
perdido en la pasión y el estrecho agujero succionando su verga, hizo que Asami
se volviera loco por la lujuria, lo embistió con toda la fuerza que le fue
posible y sus cuerpos chocaron cuando se corrió.
—¡Te
Amo! —gritó mientras se corría, se puso rígido por los temblores de su orgasmo
y luego se relajó.
Akihito
lentamente quitó su pierna del hombro de Asami y rodeó la cintura del otro
hombre. Como en otras ocasiones, sintió el calor del semen llenarlo y quería
que el mayor no se alejara nunca de su cuerpo.
—Ven
aquí —dijo suavemente y levantó los brazos.
Asami
gruñó mientras se dejaba caer sobre el delgado cuerpo.
—Te
Amo, cariño —murmuró Asami. Quedándose dormido entre los brazos del chico.
Akihito
permaneció despierto, lágrimas brotaron de sus ojos y cayeron sobre su cabello.
Jamás se había sentido así de feliz.
—Eres
mío —susurró y besó la mejilla de Asami.
El
mayor suspiró en sus sueños y colocó un brazo alrededor de la cintura de
Akihito.
* * * *
El
día terminó y ya solo es cuestión de horas para poner en práctica el plan. Al llegar a la okiya, Mitzuki lo recibió y le
comentó que todos se encontraban en el Salón del té, porque okasan quiso hacer
una pequeña fiesta por lo de San Valentín.
—Gracias,
Mitzuki. Enseguida estoy con ustedes,
voy a mi cuarto a dejar esto. —el fotógrafo se dirigió a las escaleras para ir
a su habitación. En eso, la maiko le
sujeta de su brazo, volteando su rostro para darle un beso, Mitzuki lo envolvió
con fuerza entre sus brazos. Dios, no podía respirar el fotógrafo.
—Me
gustas, Akihito… —después de que ella se apoderara de nuevo de sus labios y
enredara su lengua como si así pudiera absorber cada parte de su ser y
retenerle siempre a su lado. La
necesidad de la maiko de poseerlo por completo creció exponencialmente, y movió
las caderas sobre las de él, haciendo que se viera envuelto por un nuevo remolino
de sensaciones.
—No… Yo, lo siento, pero hay alguien más…
—recuperando el aliento al romper el beso de la maiko—. No niego que me gusta
platicar contigo, pero… Yo lo amo, y sé que sabes de quién hablo… lo siento.
—mientras se alejaba rápidamente del pasillo para subir a su habitación, ante
la mirada cristalina de la joven.
Mientras que en el umbral de la entrada que da hacia el pasillo, dos
mujeres fueron testigos de ello.
—Harumi…
Habla con ella, no quiero que albergue dolor y rencor hacia Akihito en su
corazón.
—Sí,
mi señora…
Pasada
la medianoche, mientras Akihito preparaba todo el equipo para la reunión… algo
le pasa a nuestro fotógrafo… no puede dormir, se siente ansioso…
¿excitado? Se levantó y tremenda fue su
sorpresa ver su erección, así que, tomó una toalla y su balde con sus productos
de higiene personal, decidido a tomar una ducha bien fría.
Mientras
atravesaba el pasillo que lo lleva hacia los baños, Akihito vio luces y humo
del mismo.
—¡Rayos!
Está ocupado. —pensó Akihito justo cuando iba a darse la vuelta, se dejó
escuchar… un gemido.
—Aaaaahh…
El
chico cerró los ojos un momento como tratando de reconocer la voz y en eso,
otro gemido…
Akihito
caminó hacia la ventana y pudo ver quién estaba en el cuarto de baño.
Era
Mitzuki, quién se encontraba en la tina… ¡Masturbándose!
El
chico se agacho un poco de la ventana, lo que esos gemidos hicieron fue que se
pusiera más duro de lo ya está Cuando
Akihito escuchó el grito que anunciaba que consiguió el anhelado orgasmo. El
chico se alejó rápidamente de allí, para volver a su habitación, al llegar tomó
la caja de pañuelos desechables.
—¿Porqué
Dios? Esto me tomará más de una vez…
ngh… La noche se me hará larga. Y así
fue…
* * * *
14 de Febrero, día
del evento…
El
día llegó y todo mundo se levantó muy temprano para los preparativos, Reiko
pidió reunir a todo el personal en el salón del té de la okiya.
—¡Buenos
Días a todos! Como saben, hoy es el día del evento en la ochaya del Palacio
Imperial de Sento y tendremos mucho trabajo.
Akihito sí tienes que enseñar algo extra, hazlo en estas dos horas,
ok? Le pedí al Señor Matsumoto que
viniera a ayudarme para arreglarte.
—Ok,
okasan… Solo serán detalles. No me tomará mucho tiempo.
—Muy
bien, Akihito… Ya tienen sus tareas asignadas y en cuanto sea las 03:00 p.m.
dejen todo para arreglarse, es todo. A
trabajar, todo mundo.
—Okasan…
El Fiscal Shinji Kuroda desea hablar con usted.
—Enseguida
voy, gracias, Sakura…
03:00 p.m.
Hora
en que ya se supone que todo mundo debe de estar listo para ayudar a las chicas
y a Akihito a prepararse para su cita en el Palacio Imperial de Sento. El fotógrafo pidió que empezaran con las
chicas, ya que tiene que ponerles las cámaras en su ropa y en los accesorios
que llevan en el cabello, por supuesto, bajo la supervisión de Harumi y Reiko
para constatar de que el chico está haciendo su trabajo sin faltar el respeto a
alguna de las chicas. Manteniendo el
acto ceremonioso e intimo como se ha hecho durante tantos años.
Empezaron
con las maikos, a Saiyuri y Mitzuki les colocaron una cámara inalámbrica en uno
de los peines que lucen en sus peinados y otra cámara junto con un micrófono,
que se esconde en el obi, el disparador funciona con una señal vía Wi-Fi, estas cámaras son de alta
resolución HD y son inálambricas; así que ambas maikos deben escoger un buen
lugar para capturar la imagen deseada.
En
cuanto a las geishas, Sadayako llevará una micro-cámara en el ‘shamizen’,
mientras que Yuki y Harumi, respaldarán el material no sólo con video, también
llevarán micrófonos ocultos, Yuki usará un prendedor que llevará en su obi y
Harumi otro prendedor más pequeño en forma de mariposa junto a su cuello.
Así,
todas se fueron vistiendo con los kimonos que entregó el Señor Matsumoto, era
el turno de preparar a Akihito, para eso el chico pidió que Reiko le ayude a
vestir junto con la pequeña Sakura (que es de recién ingreso) y el Señor
Matsumoto. Se dirigieron a la habitación
del fotógrafo.
—Toma
asiento, Akihito. La razón por la que
vivimos de esta manera, es para sobrevivir cada día… La tradición de muchos
años está en peligro de desaparecer, ante la vorágine de la modernidad, y ahora sólo somos un símbolo para el turismo
de esta ciudad… Tratamos de seguir la tradición y aunque te haz entrenado en poco tiempo. Espero que lleves con orgullo el kimono y las
enseñanzas de esta okiya. Así que…
comenzaré a maquillarte, no será mucho, tu piel es demasiado blanca, solo
resaltaremos lo mejor de tu rostro. —Harumi se sentó al lado de Reiko para
acercarle una mesita con el maquillaje y ayudó a Akihito a quitarse la chamarra
y la playera.
Reiko
tomó una pequeña porción con sus dedos, una pasta de binsuke (un ungüento que
sirve como base para el maquillaje) y lo untó en el cuello, el pecho, un poco
la parte superior de la espalda y la cara.
Despues, cubrió las mismas zonas con el maquillaje blanco, dejando sin
pintar tres franjas verticales en la parte posterior el cuello para acentuar su
longitud y su fragilidad.
Luego,
aplicó un poco de color rosa melocotón, un poco difuminado, maquilló las
mejillas y alrededor de los ojos, volvió a cubrir todo con polvos blancos. Trazó el contorno de las cejas con lápiz rojo
y luego las repaso en negro. Al final,
pintó de carmín sus labios.
Al
terminar con el maquillaje, Harumi asistió a Reiko para colocar la peluca con
el característico peinado de las geikos en color rojo (geishas, dialecto de
Kyoto), pero con la diferencia de que le hicieron un flequillo y le dejaron
sueltos algunos mechones de cabello y prosiguieron a colocarle los adornos para
lucir el peinado. Unos alfileres de
coral, jade y oro. En la parte delantera
le colocaron 2 mariposas con el emblema de la okiya y el Hana Kanzashi (adorno
floral).
—Desnúdate,
Akihito. —el joven se sonrojó por la petición de Harumi, y olvidándose un poco
del pudor comenzó a hacerlo.
Reiko
empezó a traer las prendas interiores para comenzar a vestirlo.
—Akihito,
hoy no te pondré la banda en la cadera… por sí ocurre algo, tendrás mayor
movilidad para salir rápido del palacio, ¿Entiendes? —Akihito asintió y Reiko
prosiguió vistiendo al chico.
Harumi
le colocó una banda de algodón blanco alrededor del pecho. Esto sirve para aplanar pecho y evitar que el
kimono forme arrugas.
A
continuación, una especia de enagua y un par de calzones largos también en
algodón para mantener el decoro sí la parte delantera del kimono se abriera de
forma accidental. Luego, Reiko coloca
encima el hadajuban que es una blusa holgada que sigue la línea del kimono y
que tiene el cuello blanco. Sobre esta
prenda va el nagajuban, un coordinado largo hecho en fina seda teñida en color
rojo con estampado de flores.
Reiko
le pidió ayuda al Señor Matsumoto, quien vino por solicitud de la señora para
ayudar a Akihito con la vestimenta.
Ambos colocaron con mucho cuidado, evitando formar arrugas a la prenda,
el hikizuri, el kimono formal, que es de color negro con motivos florales
estilo Palacio Imperial.
El obi que lucirá
Akihito; de último momento Reiko prefirió que usará el obi original, en verdad
que es una obra de arte, confeccionado en damasco tejido a mano, media más de 6
metros y estaba decorado con hojas de arce bordadas en hilo dorado de dos tonos,
mate y brillante. Iba atado con una seda
roja.
La
joven geisha le entregó a Akihito los abanicos ‘Tessen’ y un bolso, en
el que había un abanico normal, una toallita de mano, carmín, peine y un
pequeño cojín. Cada objeto tenía su
propia funda en seda roja.
Akihito
se sintió nervioso, pues el costo del traje que estaba portando, es más de
$100,000.00 dólares. El joven pidió a
Harumi le pasara el estuche negro que tenia en un pequeño mueble junto a la
ventana, al abrirlo saca la cámara y le pide ayuda a la geisha que lo
introduzca en la cinta que le pusieron en el cabello, de preferencia que lo
pusiera detrás de la flor para ocultar la lente.
Harumi,
Reiko y el Señor Matsumoto, rodean a Akihito para hacerle una reverencia dando
por terminado su arreglo, el joven correspondió de igual manera.
—Luces
muy bien, Akihito… eres la representación viva de la ‘belleza etérea’. —dijo Reiko
admirando su trabajo.
—¿Quieres
verte en el espejo, Akihito? —preguntó Harumi, mientras el Señor Matsumoto le
acerca un espejo para ver su reflejo… el joven se maravilló del trabajo de las
geishas, no se reconoció así mismo.
—Pero
por supuesto, que nuestra ‘geisha’ necesita un nombre ‘artístico’. Oyuki será tu nombre. —y vuelve a hacer la
reverencia.
—Mi
señora… La limosina del Señor Ministro, ya está esperando. —anunció la pequeña
Sakura.
—Gracias,
Sakura… avisa a las chicas que suban al vehículo, enseguida bajamos.
Y
así, toda una comitiva salió hacia la limosina, que se dirigía al Palacio
Imperial de Sento, el corazón de Akihito empezó a palpitar muy rápido…
¿Nervios? ¿Emoción? Sólo tiene el deseo
que todo termine rápido y no que no suceda nada malo.
* * * *
PALACIO IMPERIAL DE
SENTO.
Este
recinto se encuentra al lado del Palacio Imperial de Kyoto, que era el hogar de
los Emperadores Retirados. Hace unos
años, se utilizaba como alojamiento para la Familia Imperial o Jefes de Estado
en Kyoto. En la actualidad la familia se
hospeda en el Palacio de Huéspedes de Honor, que también está a un lado del
Palacio Imperial de Kyoto.
Después
del incendio en 1854, sólo se conservaron los famosos jardines de Sento y
cuenta con 2 ‘ochayas’ (casas de té).
Diseño de Koburi Enshu, varios senderos que rodean un gran estanque, lo
que permite admirar la isla central; un puente en arco y una inusual playa de
gravilla.
Pensamientos de
Akihito…
La limosina entró por
uno de los accesos al Palacio para entrar al patio central del recinto,
cruzamos el sendero hasta divisar un estanque, nos indicaron que ahí es donde
tenemos que bajar para cruzar el puente en arco para tomar otro vehículo para llegar
a la ochaya, es ahí donde se celebrará el ‘ozashiki’ (banquete).
Durante el recorrido,
empecé a ponerme nervioso y me temblaban mucho las manos. Reiko tomó mi mano pidiéndome que me
tranquilizara y pusiera atención porque iba a explicarme en breve el protocolo
y cómo debía de comportarme en la ochaya.
—Respira
profundo y sólo trata de hacer bien tu número de danza… Todo saldrá bien,
Akihito. —me habló en ese instante Yuki
al ver que mis manos no dejaban de temblar.
Antes de llegar a la
casa de té, nos detuvo el primer retén de seguridad, nos pidieron nuestras
invitaciones y tarjetas que nos permiten el acceso. Al cumplir con el requisito, el pequeño grupo
de seguridad privada nos condujo hacia el lugar.
Llegamos a la ochaya
y en la entrada, había dos guardaespaldas, en cuanto se estacionó la camioneta
blindada; uno de ellos se acercó para abrir la puerta del vehículo para que
descendiéramos y entrar al lugar. Como fui
el último, el ‘guarura’ se acercó para ayudarme a bajar. Tomó mi mano, pero… maldita sea, tropecé y
fui a caer en sus brazos. —¿Se encuentra bien,
Señorita?— Yo sólo asentí con la cabeza y
en eso… Aaaaaah que me toma en brazos y me deja hasta la entrada del lugar.
—Esperaré
con ansias, verla en el escenario. —Me
susurró en el oído al momento de soltarme… sin dejar de mirarme, no pudé evitar
el sonrojo… así que… piernas pa’ que las quiero, y entré rápido a
la casa de té.
—Disculpe
a mi niña… es muy tímida y es su primera vez en un evento de estos. Ookini. —agradeció Reiko y las chicas solo se
reían mientras se cubrían con el abanico.
En la entrada, caminamos por un pasillo largo, giramos a
la derecha y nos asignaron una habitación para poner nuestras cosas y que los
asistentes nos ayudaran sí es que tenemos problemas con el kimono.
—Akihito
te quedarás aquí, junto con Sakura y el Señor Matsumoto sólo saldrás en dos
números de danza, en cuanto termines… sales inmediatamente del escenario. Le he pedido al Señor Matsumoto que te ayude
a salir del Palacio, no te esperes a que termine el evento. ¿Entendiste?
—S-Sí,
Reiko…
—Vamos
chicas, tenemos que cumplir con el protocolo y presentar nuestros respetos
hacia el anfitrión. —y todas las mujeres
comenzaron a dirigirse al salón. Busqué el maletín de viaje en donde tengo
guardado una notebook, lo enciendo para ver el estado de las cámaras, mientras
Sakura vigila la entrada para avisarme cuando sea mi turno para salir.
Fin de los
pensamientos de Akihito.
* * * *
El grupo de mujeres
llegó al salón principal, Mitzuki se arrodilló en la entrada y abrió la puerta.
En su interior ya se encontraban los empresarios y el Ministro Miyazawa,
sentados en cojines en torno a una mesa larga y también se encontraban otras 2
geishas y los colaboradores cercanos de los mafiosos.
Como
dicta el protocolo, Reiko y las chicas hicieron una reverencia y cruzaron el
umbral, para luego arrodillarse. Saludan
a las geishas invitadas, después al anfitrión y al final a los invitados. Reiko hace una reverencia hacia Asami,
mientras le hace un guiño… quizás dando a entender que Akihito ya está aquí.
Pensamientos de
Asami…
Todos los
involucrados llegamos puntuales a la cita, aún no llega el grupo de geishas que
amenizará el evento… Siento calor… ¡Mierda! Me dan ganas de quitarme la
corbata, pero recordé que tengo la cámara en el broche de la misma… ugh
Necesito un trago.
—Bienvenidos,
señores… Espero que disfruten lo que tengo preparado para amenizar este
banquete. Por favor, Hikaru. Sirve el sake a los invitados. —ordenó el
Ministro.
La geisha, bastante
atractiva comenzó a servirnos el sake… En eso, Kuroda me toca un poco la
pierna, haciéndome voltear hacia la puerta y veo al grupo de geishas… tratando
de buscar a Akihito… Dios, Reiko me hace un guiño, es la señal que me indica
que él está preparándose para su acto.
Podré estar tranquilo en la reunión.
El banquete se celebró
con normalidad… pero era obvio que nosotros no estábamos en un plan festivo, y
fue cuando el Ministro solicitó el primer número de la noche. Cuando corrieron la puerta para admirar la
danza preparada, yo solo vi a la maiko y a su hermana mayor.
—Caballeros… creo que
es hora de hablar de negocios, Reiko… por favor, retírate junto con tus geishas
un momento, también ustedes. Les enviaré a mi asistente para cuando tengan que
continuar amenizando. —¡Será cabrón!
Sospecha de las geishas, todo está saliendo como dijo Akihito, al final
nosotros tomaremos el video.— Reiko fue la última en cerrar la puerta del
salón.
—Como
saben estamos en “temporada electoral” y ya he iniciado mi campaña política,
Kanzaki… Tu familia es la que se ha beneficiado mucho del gobierno, sí quieren
seguir trabajando con este, deberás pagar mi campaña. Y no necesito recordarles lo que puedo hacer,
sí no cooperan. ¿Verdad?
—Es
cierto. —responde Kanzaki Takashi—.
Dime tu precio, para que pueda regresar a mis negocios, Miyazawa.
—JAJAJAJAJA
En verdad te preocupa mucho, sí descubren que en el laboratorio familiar
también se producen drogas sintéticas… ¥500,000,000.00 sólo para empezar y en 1
mes depositarás ¥600,000,000.00 para cerrar la campaña con eventos masivos.
—Esta
bien… te haré el cheque del primer pago… Fujitaka, por favor… —el asistente se acerca y procede con la
elaboración del mismo, al dárselo a Kanzaki para que lo firme y lo registre con
el sello de la Familia, el Ministro Miyazawa toma el papel para cerciorarse de
la cantidad, (ese es el momento esperado para captarlo en video) sea la
solicitada. Al momento, le pasa el
cheque a su asistente Mineko para que verifique el documento.
—Y
para el resto, Suzuki sí no quieres que se repita lo mismo pero en todas tus
plantas, tu compañía patrocinará mis actos públicos, en el caso de Saijo
Chiharu y Asami Ryuichi… señores, ustedes tienes los contactos y las
influencias… así que, porque no les propongo hacernos socios, me gustaría
‘invertir’ en el ramo de las armas. —Púdrete…
‘mis rutas comerciales’… ya salió el peine, buscas truncar mi negocio para beneficiar el
tuyo… Ok… aguanta, Ryuichi, a ver… tengo
la impresión de que nos vas a dar más de esta mierda—. Dejaré que lo
piensen, mientras vamos a ver un número más de las geishas. ¿Ok? Mineko, llama a las geishas.
La asistente tardó
como 10 minutos en regresar, detrás de ella, se encontraba Reiko y Harumi (la
hermana mayor de la maiko), no veo al resto de las geishas. En eso, se corre la puerta de la otra
habitación, aparecieron 3 geishas en el escenario, una sentada para tocar el
‘shamizen’ y las otras 2 nos daban la espalda en posición para iniciar la
danza.
La danza se llama
“Chiyo tomo” (amigas por siempre). Es un
bonito baile en el que se representa la historia de dos amigas que se aprecian
mucho y se vuelven a ver tras una larga ausencia. Pero… algo pasó en mí, es como sí la
iluminación tenue y la música… Yo… entré
en trance… Las geishas siempre se ayudan
del abanico para bailar, y había una… en particular que dominaba sus
movimientos. Primero cerró el abanico y,
mientras giraba, lo agitó suavemente con la muñeca para sugerir una corriente
de agua.
Luego lo abrió, y se
convirtió en una copa en la que su compañera simuló servirle sake para que se
lo bebiera… La segunda geisha me ha cautivado, sobretodo el brillo de sus ojos
verdes… ¿Ojos Verdes?... ¿¡Akihito!? Kamisama…
Dame fuerzas, porque no sé por cuanto
tiempo pueda contenerme… luce como toda una geisha, Reiko hizo un trabajo
estupendo. ¡Oh, Rayos! Mmhmm…
definitivamente, tendrá que hacerme un privado. —Guapa, la
pelirroja. Tendré que pedirle que
amenice en mi fiesta de aniversario— ¡Demonios!
Contrólate, Ryuichi… imagina que te baila solo a ti. —Asami tragó fuerte—. En eso, pude sentir como mi cuerpo me
‘traiciona’, la sangre haciendo su recorrido letal hacia mi verga… Aparte de eso, siento un ligero toque en mi
brazo, Shinji me mira fijamente, quizás para que le confirmara de quién es
Akihito el que está bailando.
El baile terminó,
todos los presentes estábamos… ejem…
ejem… extasiados por la “bella
danza”. —¡Maravilloso
número! Así que, tú eres la geisha invitada… Hermosa flor, dime tu nombre, por
favor— ¡Mierda! Lo van a descubrir. —“¿Asami? Soy Yuki, Akihito me pidió que te
avisara de que el video ya está editado y lo ha enviado por mail a los medios
de comunicación, prepárense para salir.
Los reporteros no tardarán en llegar al recinto”—. Perfecto… hora
del escape.
Fin de los
pensamientos de Asami.
Akihito dio la vuelta
para salir del escenario, a lo cual el Ministro se levantó para evitarlo, pero
su asistente lo detuvo para susurrar algo en su oído.
—¡¿Qué
dices?! —preguntó sorprendido el
ministro, mientras le mostraba algo en el móvil y después fue a perseguir al
fotógrafo. Al tomarlo de su brazo, el
chico giró su cuerpo para tomar el brazo y hacerle una “llave de lucha” y
tumbarlo sobre el tatami.
—Harumi…
Saiyuri… ¡Ahora! —gritó Reiko al momento de que la geisha y la maiko lanzaron
pequeñas agujas con sedante a los guardias del salón, para dejarlos fuera de
“escena”.
—Kunoichis…
Asami. ¿Sabías de esto? —preguntó
sorprendido Masami Suzuki.
—Créeme,
Suzuki que de esto, no sabía nada.
Pero
en eso, llegaron los que custodiaban la entrada, recibieron la orden de Mineko
por medio del radio y entraron como apoyo, bien armados.
—¡Maldita
geisha! Sadayako… ve por ella. —ordenó el señor ante la mirada atónita de los
presentes, mientras se reincorporaba. Reiko
no podía creer lo que veía, una de sus geishas más leales, le había
traicionado.
Asami
se levantó para perseguir a Akihito, pero la asistente del ministro lo impidió
al encañonarle el arma en su sien.
—Nadie
se mueva… así que, llamaron a los medios de comunicación para delatarme… pues
nos “hundimos” todos. Sadayako aparece
con Akihito sometido con el abanico abierto en su cuello.
En la otra
habitación…
Yuki
quedó sorprendida por lo que escuchaba a través de los micrófonos de sus
compañeras.
—Yuki…
¿Qué sucede? —preguntó angustiada Mitzuki— ¿Descubrieron a Akihito?
—Traición…
—¿Qué
dices?
—Sadayako…
Mitzuki, prepárate… vamos al salón. Sr.
Matsumoto, será mejor que salga de aquí y se lleve a la pequeña Sakura. Okasan me ha dicho que en la salida hay un
vehículo para nuestro escape. Sin importar lo que pase, no nos esperen. El
señor Matsumoto asintió y empezó a recoger todo para salir con la pequeña.
De regreso al Salón
principal…
—Una
geisha es la infiltrada… a pesar de lo que me dijo Sadayako, a todas las retiré en el momento de las negociaciones,
lograron la imagen y ahora está en internet. —furioso el señor tomó el cuello
de Akihito, obligándolo a mirarlo a los ojos—. ¿Para cuál agencia, trabajas?—. El chico no pudo evitar gruñir por el apriete
de esa mano en su cuello.
—¡Quita
tus manos de encima! —gritó el yakuza al empujar a la asistente y levantarse
rápido hacia el ministro.
Asami
le agarró por el hombro, haciéndole girar, y le lanzó un gancho de
izquierda. El Ministro anticipó su
movimiento. Se agachó y, al
incorporarse, clavó el puño derecho en el estómago del yakuza. Este gruñó y su cara se puso todavía más
roja.
Sadayako
le susurra algo a Akihito:
—¿Estás listo,
Akihito? A mi señal… ¿Vale?
—Escúchenme
bien porque solo lo diré una vez… Quiero su lealtad absoluta. Y tú… ‘perro’ (refiriéndose a Asami), empieza
a nombrar a tus contactos a Mineko. O de
lo contrario… violaré a tu amante… ¿Creíste que no me iba a dar cuenta? Noté la forma en como la mirabas. —el
señor toma de la barbilla del chico—.
Por una belleza como esta… pagarían mucho dinero por llenarle la vagina y el
culo. —al esbozar una sonrisa maliciosa. Y caminar en dirección a Asami.
El
yakuza apretó los puños, y dirigió su vista hacia la asistente…
—¡Ahora, Akihito! —susurró Sadayako al
liberar al joven, para darle tremendo golpe en sus costillas con el codo. Y enseguida salir corriendo por la parte
trasera del escenario.
—¡Saiyuri,
ve con él! —ordenó la geisha ante la mirada interrogante de la maiko que no
entendía bien que sucede, no que Sadayako es la traidora… O solo estaba
fingiendo. Mineko le lanzó un ‘kaiken’
(daga muy pequeña) para impedir que siguiera al fotógrafo.
El
ministro vuelve a reincorporarse y aprovecha para perseguir a Akihito,
empujando a Sadayako hacia Asami como distracción.
—OK. Basta de ‘sutilezas’, Asami. —dijo Suzuki al
desenfundar su armar, alentando a los otros a hacer lo mismo, para enfrentarse
a los guardias.
—Tienes
razón, Suzuki… Kuroda saca a las geishas y llévalas a mi residencia. Iré por Akihito.
—Ryuichi,
no te demores… la prensa ya está en el palacio. —al darle una palmada en su
hombro. Asami salió del salón por la
parte del escenario. El enfrentamiento
con los guardias es inevitable.
Alejándose de
él, hacia la
puerta, corrió el
riesgo de mirar
sobre su hombro. La primera cosa
en atrapar su mirada fue brillante y de plata, y Akihito sabía que al
levantarlo era pesado.
—Gracias,
Reiko, por este ‘regalo’. Giró la espalda hacia el ministro, y abrió los abanicos
tessen. Como esperaba, formó la postura defensiva, esperó lo suficiente y
después se lanzó, el chico estaba listo. Con toda su fuerza, golpeando al señor en la cara.
Él se tambaleó hacia atrás, tambaleándose en la pared, agarrando su ojo derecho.
—“¡Perra! Vas
a pagar por esa
mierda. No tienes idea del fino
arte de hacer una maldita herida. Pero
estaré malditamente feliz de mostrártelo.
Con
los abanicos abiertos, se preparó para encestarle un golpe con uno de ellos, el
ministro bloqueó el ataque con su antebrazo, pero recibió un corte con el otro
abanico.
Akihito no
se quedó a
escuchar su diatriba
repugnante. Se lanzó hacia la
entrada de la ochaya. Se detuvo en seco cuando Miyazawa consiguió hacerse de la
manga de su kimono en su puño.
Luego
empezó a jalar hacia atrás, si el fotógrafo lo dejaba arrastrarlo hacia su
cuerpo, estaría tan bien como muerto. Podría morir de todas formas, pero
maldita sea, él no se iba a dar por vencido sin pelear.
Girando
su cabeza en una dirección, Akihito tiró con todas sus fuerzas hacia el otro,
incluso se escuchó como la tela comenzó a desgarrarse, pero él estaba libre. Sabiendo
que estaba a un segundo o menos por delante de él, Miyazawa jaló la manga,
logrando hacerlo tambalear y consiguió abrazarlo.
—¡Maldita
sea! ¡Suéltame! —gritó Akihito.
—¡Qué,
carajos! ¡Eres un hombre!
Asami
llegó y aprovechó el momento y le dio tremendo puñetazo en su mandíbula, el
ministro se tambaleó, cayendo casi sobre el pasillo.
—Rápido,
Akihito… Hay que salir de aquí. —ordenó el yakuza. Yuki y Mitzuki llegaron a
salida de la ochaya momentos después para salir todos del palacio.
—Ustedes
dos, tienen mucho que explicar… casi me da el infarto. —sentenció Reiko.
Arrancó la camioneta en dirección a uno de los accesos laterales del
Palacio. La prensa ya se encontraba en
el interior del palacio y llegaron a la ochaya donde ya se encontraba la
policía junto con el Señor Ministro y su asistente. Se les espera un juicio por sus actividades
delictivas.
Al
llegar a la Residencia de Asami, Akihito explicó con lujo de detalle que la
traición de Sadayako fue algo que pensó de último momento, pidiéndole ayuda a
la geisha de hablar directamente con el ministro y revelar el plan. Al final dio por hecho, el que sacaran a las
geishas del salón.
En
eso Reiko y Asami se sentaron en el sillón, estupefactos ante el relato del
fotógrafo.
—Asami…
tu chico es un monstruo maquiavélico. —murmuró con asombro.
—Y
que lo digas… vivo con él.
* * * *
Un mes después…
Después
de lo sucedido en el Palacio Imperial de Sento, como lo había planeado Asami,
Yoichi Miyazawa tuvo que aceptar su dimisión del cargo de Titular de la Oficina
de Economía, Comercio e Industria de Japón, se le está procesando por los
siguientes cargos: Enriquecimiento
ilícito, trata de blancas, lavado de dinero, malversación de gastos públicos,
prostitución y un largo etcétera. Sus
delitos son graves, pueden darle cadena perpetua o quizás pena de muerte. Eso se decidirá en el juicio, durante los
próximos días.
Afortunadamente
para nuestro yakuza, ha podido deslindarse de este personaje… y continuar con
sus operaciones y negocios. Pero… quedo
algo pendiente. Akihito le ha pedido a
Asami, regresar a Kyoto.
Ichiriki Ochaya.
Una
de las casas de Té, más famosas de Kyoto.
Un lugar muy exclusivo, para acceder a este lugar, debes contar con una
invitación o de plano ser amigo o familiar de los dueños de este sitio. En una
de las habitaciones del piso superior, se encontraba Akihito, esperando en la
oscuridad.
Lucia
el mismo kimono que usó en el evento del Palacio de Sento, nada más que sin la
peluca. Se corrió la puerta y entró
Asami, quien portaba un ‘Hakama’ semi-formal en color vino y negro; con los
‘tabis’ blancos.
Akihito estaba de espaldas mirando por la
ventana y no se dio cuenta, al sentir unas manos grandes le cogieron
bruscamente apretándole los hombros con tanta fuerza que le hacían daño. Cuando le dieron la vuelta violentamente para
ponerle frente a frente con su captor, luchó inútilmente para liberarse hasta
que vio que estaba con Asami. Una sonrisa de bienvenida se desvaneció en sus
labios cuando se dio cuenta de la mirada decidida que le dirigía el yakuza, le
desató el ‘obiage’ atrapándole los brazos y dejando al descubierto el cuello y
los hombros. Inclinó la cabeza y le mordió con fuerza en el cuello aunque un
momento después alivió el dolor con la lengua.
Después le metió la
lengua tan profundamente en la boca, que Akihito pensó que se iba a asfixiar.
Respiró con fuerza por la nariz permitiendo al mayor devastara su boca, le mordiera los labios y le
chupara la lengua con tanta intensidad que le dolía.
—¡De
rodillas! —le ordenó el yakuza con una voz profunda cuando dio por terminado el
beso. Le obligó a arrodillarse.
Akihito
se tambaleó porque los brazos permanecían atrapados por el obiage. Tenía el
rostro muy cerca del bulto que Asami estaba intentando liberar de sus prendas.
Percibía el almizclado olor de su excitación y notaba su calor en la mejilla.
Asami
logró sacar su pene y lo empujó contra los labios del menor, que sumisamente
abrió la boca. Con una mano en la nuca, el mayor le obligó a aceptar la
erección. Akihito relajó la garganta y respiró por la nariz para intentar
evitar las arcadas, ya que temía que Asami empujara hasta el fondo.
El
yakuza estableció un ritmo, empujando su miembro entre los labios y obligándole
a tomarlo todo. El menor intentó desesperadamente presionar con los labios y la
lengua adivinando instintivamente lo que ‘su señor’ deseaba. Asami parecía
poseído por un demonio lujurioso y aunque Akihito no lo entendía, le hacía
feliz sentirse tan deseado. De repente, Asami se separó de su chico y le dio
otra orden.
—Inclínate.
Levanta el culo.
Akihito
intentó liberar los brazos, el yakuza le empujó el rostro contra la alfombra,
le subió las caderas, le levantó la falda del kimono y rasgó la ropa interior
de seda que llevaba. Akihito se encogió cuando una mano se abatió con fuerza
sobre una de las nalgas. El sonido del golpe resonó en la silenciosa
habitación.
Ahogó
un grito al notar algo caliente y húmedo en su agujero. No tenía manera de ver
lo que estaba pasando, pero estaba seguro de que era la lengua de Asami,
lamiendo y empujando. Nunca había sentido algo como aquello. Las manos del
mayor y su miembro eran duros, pero aquella invasión era suave y aterciopelada
y levantaba suaves olas de un placer hasta ahora desconocido. Unos labios
suaves aplicaron succión y se inició un zumbido. La vibración casi le volvió
loco de lo excitado que estaba y se dio cuenta de que su pene goteaba, duro y adolorido.
Estaba desesperado por que le poseyera, pero Asami parecía determinado a
provocarle más. Su lengua danzaba sobre el agujero palpitante lamiendo,
penetrando y deslizándose dentro. Al fin, usó dos dedos y empezó a moverlos,
metiéndolos y sacándolos con un ritmo regular.
Akihito
respiró entrecortadamente por aquel asalto inesperado, aunque disfrutaba de
cada momento. Gustosamente pagaría con su vida por ser cautivo de su amante de
aquella manera.
Los
dedos se retiraron y notó los muslos de Asami contra los suyos. Akihito se
preparó para recibirle y notó que era empujado hacia delante. El yakuza le
penetró completamente metiendo el pene en su tenso canal. El chico dejó escapar
un gritó por el dolor ardiente que sentía y gimió cuando el mayor se deslizó
hacia afuera con insoportable lentitud hasta sacar la mayor parte del glande de
su interior.
Akihito
ahogó de nuevo un grito de exquisito dolor cuando Asami le penetró otra vez con
igual ímpetu, el yakuza empezó a moverse con fuerza y rapidez, buscando su
propio orgasmo sin pensar en el placer del fotógrafo, que intentó soltarse una
mano para tocarse; le dolía el pene y necesitaba llegar al orgasmo
desesperadamente.
Asami
detuvo sus movimientos y volvió a hacer el nudo con el obiage, le ató las manos
detrás.
—No
hasta que te lo permita.
Mientras
le penetraba repetidamente, agarró y mantuvo las estrechas caderas de Akihito
en su sitio. Cada empujón movía el
cuerpo del joven, que era incapaz de resistir los envites. Disfrutaba aquellos
golpes; cada uno le forzaba con placer. El pene de Asami le llenaba y le hacía
temblar con la sensación de plenitud.
Unos
dedos duros se clavaban en sus caderas y Akihito supo que al día siguiente
tendría moretones, pero los deseaba. Quería cualquier marca para recordar
aquello y a quien pertenecía. Los movimientos de Asami se hicieron más cortos
pero más fuertes y con un último empujón le penetró hasta tocar sus muslos con
los testículos.
Akihito
sintió el fuego de Asami derramarse en su interior y se alegró de haber
cubierto las necesidades de su amante cuando estaba en aquel estado de ánimo.
Después de un momento, el yakuza gruñó y se tendió de lado sobre la alfombra
arrastrando a Akihito con él y manteniéndole ensartado en su todavía duro y
palpitante miembro.
Con
una mano tiró de la barbilla de Akihito para girarle la cabeza y asaltó otra
vez su boca. Cuando le soltó, bajó la mano para pellizcar y retorcer uno de sus
pezones, mandando un escalofrío de placer directamente a la ingle de su chico,
que gimió frustrado y luchó contra las ligaduras que le inmovilizaban.
La
mano de Asami se deslizó aún más abajo y por fin le rodeó el tenso miembro.
—Sí
—siseó Akihito.
Notó
el movimiento del pecho del mayor y oyó el estruendo de su risa. Asami le
acarició el pene, frotando el pulgar en el fluido de la punta para estimular el
glande y la corona.
Asami
movió las caderas con urgencia, le mantenía aprisionado contra su pecho con el
brazo que no usaba para acariciarle. Akihito arqueó el cuello y notó que unos
dientes lo mordisqueaban. El yakuza movió las caderas recordando a su chico que
todavía tenía el pene en su culo, lo cual le daba aún más placer. Al fin, con
un grito ronco, Akihito se sumió en un estallido de fuegos artificiales,
lanzando gotas perladas sobre la mano de Asami. Jadeando, intentó calmarse.
—¿Estás
bien, mi amor? —dijo Asami en voz baja, pegado al cuello de Akihito—. No sabes
cuanto te extrañe en el día.
—Sí…
Y yo a ti, Ryuichi —susurró Akihito—.Feliz ‘Día Blanco’, mi amor.
—Feliz
Día… ¿Sabes? Cuando me dijiste que
querías regresar a Kyoto. Pensé que
querías ver a Reiko y a las chicas. —confesó Asami, que parecía satisfecho. Akihito notó que los lazos en las muñecas se
aflojaban y estiró los brazos.
—De
hecho… Reiko me dio la idea. —dijo todo
ruborizado— Luces bien con el ‘Hakama.
—Gracias. Le he pedido al Señor Matsumoto que te haga
varios kimonos, porque a partir de mañana, me harás privados. —esbozando una
sonrisa maliciosa.
—Jejeje
pues te saldrá caro el gusto. Te amo, Ryuichi.
Asami
esbozó una deslumbrante sonrisa, la felicidad y el genuino calor en sus ojos
fueron contagiosos. En ese momento, Akihito sintió en lo más profundo de su
alma que por fin habían superado todas las dificultades. En cuanto terminaron
esa misión, podrían planear una maravillosa y perfecta vida juntos.
—Te
cuidaré siempre, cariño. Nunca dejaré de amarte —susurró el yakuza contra sus
labios. Solo te pido paciencia, pronto te revelaré mis secretos.
Asami
selló su promesa con un beso, amoldando su boca hambrienta sobre la del menor e
instándolo a separar los labios inmediatamente.
El yakuza lleno su boca con ese sabor único, algo oscuro, aderezado con
tabaco, whisky y misterio. Akihito
reconocería el sabor adictivo de Asami en cualquier parte.
También
saboreó un leve indicio de sus propios jugos.
Pero había algo nuevo en ese beso, no sólo estaba lleno de deseo, sino
de esperanzas y promesas. Akihito sintió
que se derretiría.
Asami
suspiró profundamente y abrazó con fuerza a la vez que hundía su cara en el
cuello de su chico. Continuaron
abrazados hasta que sus respiraciones se hicieron uno.
Departamento de
Kuroda
Ciudad de Tokio.
Al
llegar a su departamento, dejó sobre el sofá su gabardina y portafolio, se
dirige al pequeño bar que está en la misma habitación y se prepara un ‘Smirnoff
en las rocas’. En eso, su móvil suena
con la característica alarma de cuando te llega un mensaje de ‘Whatsapp’
Accede
a la sala de chat y ve un mensaje de Asami…
Asami R. : Feliz
‘Día Blanco’, Shinji…
Y
de repente, se empieza a cargar la imagen de Asami con Akihito, en el ¡potro!,
la cara del fotógrafo se veía que estaba a punto del orgasmo, mientras que
Asami se notaba que le acaba de dar tremenda nalgada, por la marca roja en el
glúteo del chico
—Mph...
Serás cabrón. —Y empieza a escribir la respuesta:
Kuroda S. : Manda
video, cabrón… ¿Quién me garantiza que la foto no es Photoshop?
Escoge
otro contacto y escribe lo siguiente:
Kuroda S. : Cariño… hoy toca potro en el ‘Dominium’,
prepárate que llevo mi bastón de la ‘suerte’.
FIN.
“El amor consiste en dos soledades que se protegen,
limitan y procuran hacerse mutuamente felices”
Rainer Maria Rilke — Escritor Austriaco.
Agradecimiento
especial a Lord Lawliet, por las escenas de acción y material fotógrafico…
Amigo… Thanks so much.
A ‘Distrayendo’ por
‘estimular’ mi imaginación… Keyla,
gracias por tus comentarios.
Y a Ti, por leer mi
historia… Domo Arigato.
Holaaaaaaa
ResponderEliminarAh el final me gusto mucho y por un momento pense que me manoseaban a mi Takaba, pero todo estaba a su favor y no paso a mayores, además con su macho posesivo cerca era imposible que le pasa algo.
Disfrúte las escenas eróticas y me quede con ganas de más jajaja (soy una pervertida), me fascinaron las descripciones de la ropa y me imagine al Lindo de Takaba con su Kimono, pobre Asami casi le da un ataque al verlo jajaja Takaba debería de tener cuídado con las emociones que le genera le puede dar un paro cardiaco pues el yakuza no es un jovencito jajaja
Me gusto mucho la historia y espero leerte de nuevo, ya sea aquí o sí te animas a hacerlo en amor yaoi o cualquier otra plataforma avisame pa' darme una vuelta, mi blog como siempre esta tu disposición.
Gracias por haber apoydo mi locura de los one-shots y gracias pir la linda historia que nos regalaste :)
NI HAO!!
EliminarGracias... creo que está historia fue un buen experimento para saber sí podía hacer una historia larga... hay que escribir más para llegar a los resultados deseados, casi la perfección. xDDD
Jajajajajajaja pues sí... Mi Asami ya no es un "jovencito"... y ya está sufriendo los "estragos" de la edad. Sí, hay que ser realistas en este aspecto... Aunque sea ficción, Asami no es una "máquina sexual" U_U
Gracias... al contrario, me gusta mucho leer fanfics, dudaba sí de verdad sería buena escriendo alguno y reflejar parte de mis fantasías... me has dado confianza y bueno, ahí tenemos los resultados jejejeje xD
Pues... hace poco abrí cuenta en "Amor Yaoi", eso lo hice nada más para dejar reviews... ahmmmm no sé... son lectores muy voráces, casi casi quieren que actualices diario jajajajajajaja xDDDDD
Pero... estoy preparando algo para el 10 mayo... "abusando" de tu amabilidad y sí me das chance de publicarlo aquí en el blog... ya después lo subiría a la otra página... Es un extra de esta historia... y bueno sí leyeron la historia ya saben de quién voy a hablar ahí. :)
Ví tu post en el face, que andas malita por el "grandioso" clima de la ciudad... joer ni modo... esa son las gripas que te "tumban" y pues mejor seguir los consejos del médico... alivíate pronto... que tienes que dar el máximo en todo, ok?
No... como crees, gracias a ti, a los que leen tu blog y pues ahi estaremos al pendiente de tus proyecto y de las otras escritoras y de los nuevos que quieran echarse su "debut"... gracias y te mando saludos.
Sayobyeeeee :3