By Shadoww
FEELINGS
ACTO II
Residencia Asami
08:00 a.m.
Asami y Akihito se
levantaron temprano, ya que el tiempo apremia, mientras el chico disfrutaba de
su desayuno, el yakuza comenzó a proporcionarle información para la
agencia. Además el joven no se reportó
anoche con su jefe y seguramente le pedirá detalles de la investigación, Asami
le entregó un sobre con documentos y fotos de los verdaderos negocios del
Ministro Yoichi Miyazawa.
—¿Trata de Blancas? —preguntó con
asombro Akihito.
—Así es… Yoichi Miyazawa no sólo es
dueño de clubes para adultos, sino también de casas de té; donde supuestamente
tiene ‘geishas’ para prostituirlas.
Trata de fotografiar al ministro saliendo de estos locales.
Kirishima aparece de momento, hace una
reverencia…
—Asami-sama… El Fiscal Shinji Kuroda
está aquí. —anunció.
—Buenos Días, Ryuichi… Kirishima, un
café por favor. —solicitó el fiscal.
—El fiscal Kuroda… ¿Es necesaria su
presencia, aquí en Kyoto? —preguntó Akihito.
—Lo mandé llamar para que también haga
algunas investigaciones, sí mi corazonada es correcta, entonces Kuroda tendrá
que acompañarme a la reunión. Así que,
ya empieza a planear cómo le vas a hacer para infiltrarte en el palacio.
—Bien… entonces me voy, así aprovecho
para comprar equipo nuevo y tarjetas para las cámaras… Nos vemos.
—¡Ah! Espera… Toma, son las llaves de
la residencia, así que no tardes. ¿Ok? —dijo el yakuza, mientras le avienta el
juego de llaves que el chico logra atrapar.
—Esta bien. —respondió con fastidio—
Los dejaré solos, con su permiso…
—Propio. —respondió Kuroda al recibir
su taza de café de manos de Kirishima.
—Ryuichi… ¿Cuál es la urgencia?
—preguntó mientras le da un sorbo a la bebida.
—Necesito que apoyes a Takaba con la
investigación.
—Aaaaaaah (suspiro pesado) En pocas
palabras, quieres que sea su ‘niñero’. —bufó el fiscal.
—Gracias, Shinji… siempre puedo contar
contigo. —agradeció el yakuza esbozando una ligera sonrisa.
—Soy una ‘buena persona’, deberías
erigirme un monumento… mínimo, ¿no? Pero bueno… ahora hablemos en serio,
¿Quieres? ¿Ya sabemos del lugar y la hora de la reunión? —dijo al aceptar un
cigarro que el mayor le ofreció.
—Sí… Y quiero que me acompañes. —ordenó
Asami.
—Claro… sí no te importa, que el Señor
Ministro pueda reconocerme.
—Créeme, que eso no será un problema…
—afirmó el yakuza.
* * * *
Al salir de la residencia, el fotógrafo
caminó un buen tramo, en parte para conocer la zona residencial y también en
dónde puede tomar un taxi. Lo de comprar
equipo fotográfico fue el pretexto, porque en realidad quiere ir a otro lugar.
—¡Taxi! —gritó para hacerle la parada.
—Buenos días, joven… ¿A dónde lo llevo?
—Okiya Ayanami, por favor… le diré por
donde ir. —ordenó. Y así, el chofer arrancó el vehículo para llevar a su
pasajero a la dirección solicitada.
* * * *
Okiya Ayanami
09:10 a.m.
Al parecer, el fotógrafo ya tiene una
idea de cómo entrar a la reunión en el Palacio Imperial… pero, eso dependerá de
cierta ‘maiko’ lo ayude.
Al
llegar, Akihito descendió del taxi después de pagar su pasaje, caminó hasta la
entrada, cuando escucho una voz familiar.
—¡Buenos días, Takaba-san! —saludó
Mitzuki con una sonrisa.
—Buenos días… que bueno que te
encuentro. ¿Puedo hablar contigo un
momento, por favor?
—Aahmm… Sólo 5 minutos, Takaba-san…
porque hoy viene la persona que nos hace los kimonos y quiere tomarnos las
medidas a todas.
—Gracias, seré breve. —agradeció y
ambos se dirigieron a la banca donde estuvieron la noche anterior, Akihito
suspiró y comenzó a hablar.
—Mitzuki… sabes que soy fotógrafo y de
hecho ayer te platicaba lo que hace alguien como yo… bueno, sin rodeos… la
agencia para la que trabajo, me envió aquí para cubrir la nota del Ministro
Miyazawa y… necesito tu ayuda. Claro, sí
eso no te mete en líos con tu ‘okasan’
(mujer que gestiona la carrera de las geishas y administra los gastos de la
okiya).
—Ahm… no lo sé. ¿De qué manera te puedo
ayudar? —preguntó curiosa la ‘maiko’.
—Bueno… El ministro gusta de ir a
reuniones en las casas de té en Kyoto, para cerrar negocios y… Me gustaría
saber sí… ¿El ministro Miyazawa ha solicitado geishas de esta okiya para sus
reuniones? —preguntó el chico con tacto.
—Eso
es información confidencial. —Akihito y Mitzuki miraron con sorpresa a la mujer
que les hablaba. El fotógrafo quedó muy
impresionado; sí Mitzuki es bella, esta joven ni se diga. Como de 24 años, alta de 1.75
cm., rostro ovalado y ojos violeta (como los de Mitzuki), su complexión es
atlética (y se le nota la buena figura a pesar de lo ajustado del kimono),
cabello castaño oscuro, recogido en un sencillo peinado, lucía un kimono en
color azul marino con diseño de aves, el obi es de color rojo con motivos
dorados, se nota que ella es una geisha, ya que no usa el maquillaje en su
rostro, apreciando en su totalidad esas facciones que la hacen lucir hermosa y
femenina, y el cuello de su kimono es blanco.
—¡Onesan!
—dijo sorprendida la maiko.
—Mitzuki… entra a la okiya, el Sr.
Matsumoto está aquí y quiere tomar tus medidas… apresúrate. —ordenó la geisha.
—L-Lo siento, onesan… voy enseguida. —se disculpó agachando la
mirada ante la orden de su hermana mayor.
—Y en cuanto a usted, joven… Tenemos
reglas muy claras y estrictas de convivencia, ya que es nuestra reputación, la
que está en riesgo; por lo tanto, no podemos proporcionarte esa
información… Es algo que manejamos con
mucha discreción. —explicó la joven geisha—.
¿Acaso es usted investigador privado o…
—Soy fotógrafo. —contestó con premura
para terminar lo que la mujer quería preguntar— Y estoy aquí para investigar y
cubrir mi nota sobre el Ministro Miyazawa.
—Así que era eso… sólo que hay un
problema, ninguna okiya o geisha va a proporcionarte alguna información. Lo siento, pero tendrás que buscar en otro
lado. —dijo tajante, dándose la vuelta para regresar a su okiya.
En un reflejo de su cuerpo, Akihito se
levantó de la banca y llegó a alcanzarla, tomándole del brazo. Haciéndola girar para tenerla de frente, y
que mirara a través de sus ojos verdes, la petición de ayuda que necesita...
—Por favor… ¿Me ayudarías sí la
información que necesito es para ayudar a “alguien”
muy cercano a mí? —preguntó Akihito con un hilo de voz, esperanzado en que
su respuesta sea positiva.
—Eso depende… —responde la geisha al
observar la determinación que brilla en sus ojos.
—Dame la oportunidad de explicarte, por
favor.
—Esta bien… mañana es mi día libre. Búscame en ‘Ippodo Tea Co’… es una antigua casa de té, es muy famosa aquí en
Kyoto, te esperaré ahí a las 11:00 a.m.
Por favor, sé puntual. —señaló la joven.
—Gracias… estaré ahí sin falta.
—agradeció el chico al soltar el brazo de la mujer, al momento de hacerle una
pequeña reverencia.
—Una cosa más… no vengas a la okiya a buscar a mi hermana,
ella es una ‘maiko’ en entrenamiento…
tiene mucho trabajo y clases a las que debe asistir, y no debe
retrasarse por atenderte. ¿Entiendes?
—Sí, está bien… Mi nombre es Takaba Akihito. —se presentó
mientras le extiende una tarjeta de presentación.
La joven esboza una pequeña sonrisa al
tomar la tarjeta.
—Y el mío es Ayanami Harumi… nos vemos
mañana, Takaba-san. —se despide Harumi, al instante de sacar un abanico de su
‘obi’, Akihito la miraba embelesado como ella abre el abanico y verla marcharse
hacia la puerta de la okiya.
Akihito ya dio el primer paso… lo que
pase después dependerá en cómo convencer a la hermosa Harumi para que lo
ayude. ¿Qué tiene este lugar que hace a
las geishas tan bellas y enigmáticas? Quizás esa respuesta la descubrirá muy
pronto, pero mientras eso sucede… el chico debe ir a la tienda a comprar el
equipo nuevo, sí es que no quiere levantar las sospechas de su yakuza.
* * * *
Minutos más tarde en
la Okiya Ayanami…
Mitzuki esperaba ansiosa a su hermana
en el patio que da junto a la entrada de la casa, la mataba la curiosidad… ¿Qué
era lo que Takaba necesitaba de ella? Su
hermana… ¿Lo ayudará? Dios, la chica
está hecha ‘un manojo de nervios.’
—Ya estoy en casa. —anunció su llegada
la joven geisha.
—¿Y bien? —preguntó Mitzuki con mucha
ansiedad.
—Mitzuki… creo que tienes mucho que
explicar, sí ‘okasan’ se llega a enterar de que este joven te viene a buscar…
Dios.
—¿De qué me tengo que enterar, Harumi?
—preguntó una mujer mayor como 65 años, de estatura baja, cabello completamente
blanco recogido en un sencillo chongo, su cara redonda, ya mostraba las líneas
del paso de los años, sus ojos son dorados y vestía un kimono negro con el
‘obi’ amarillo.
—¡Ah! Mi señora… ya regresó de su
viaje. —respondió la geisha tratando de mantener su semblante serio y hacer una
reverencia para recibir a su ‘okasan’.
—Harumi… ¿ha pasado algo en mi
ausencia? Espero que no me mientas.
—sentenció la mujer.
—En la ‘okiya’ todo ha estado
funcionando normal, mi señora… es sólo que… Hoy vino la maestra de Mitzuki,
para quejarse de que nuestra ‘maiko’ suele llegar tarde a sus clases de música.
—reportó Harumi, mintiendo por no decir nada de las visitas de Takaba.
—Mitzuki… ¿cuántas veces tendré que
repetirlo? Tienes que llegar temprano a tus clases, desprestigias a la okiya…
Harumi, pásame la vara. —ordenó la ‘okasan’, ante la sorpresa de las hermanas.
—Levantáte el kimono, para que me
descubras las piernas, Mitzuki. —ordenó. Y Mitzuki tuvo que obedecer, su
hermana mayor mintió para no decir nada sobre Takaba, levantó la parte inferior
del kimono.
Un
azote, seguido de otro… en total fueron 20 azotes con la vara, soportó en
silencio su castigo, dejando marcas rojas en su piel blanca. La joven ‘maiko’ no pudo evitar derramar unas
lágrimas.
—No
puedes seguir así, Mitzuki… pronto serás geisha, además de que tienes una deuda
con la okiya… y creo que ya es tiempo de adelantar la ceremonia de tu ‘mizuague’, ya tienes 18 años… lo hemos
postergado demasiado, hablaré con el Ministro Miyazawa, mañana para organizar
todo… prepárate.
—Vayan
a sus habitaciones… Harumi, avisa a las demás… que se preparen, hay eventos que
asistir, Mitzuki está castigada, no saldrá está noche y se irá a dormir sin
cenar… ¿Entendiste, Harumi? —lanzando una mirada gélida hacia la geisha.
—Sí,
mi señora… —respondió con un hilo de voz y haciendo una reverencia.
Mientras
la señora, se adentraba en la casa, Harumi le ayudó a su hermana a arreglarse
el kimono —lo siento— dijo en voz baja, al abrazar a su hermana, y ayudarle a
caminar para ir a sus habitaciones.
Mañana verá al chico, tal vez su argumento sea el pretexto que necesita
para liberar a su hermana de la deuda que tiene con la okiya, meditando eso en
su interior, Harumi debe prepararse para asistir al ‘ozashiki’ (banquete) organizado por un importante político para
esta noche.
* * * *
Residencia Asami
02:30 p.m.
Akihito guardó sus cosas, mientras
revisaba el buzón del móvil y encontró un mensaje de su yakuza.
<Fecha>
03/02/2015
02:25 p.m.
Akihito:
Tuve que salir de emergencia, para atender unos negocios
que tengo en esta ciudad. Así que
llegaré tarde, cena y no me esperes.
Nos vemos.
<De>
Asami R.
—Bueno…
eso me dará tiempo para investigar algo y hacer las compras para la cena. El chico preparó su mochila con el nuevo
equipo, se dirigió a la cocina para prepararse algo de comer, al terminar dejó
ordenada la cocina. Tomó sus llaves y la
mochila para salir a ejercer su oficio.
* * * *
Distrito de
Kamishichiken
06:58 p.m.
En este distrito, según en el último
censo, hay menos okiyas y por lo tanto menos geishas en todo Kyoto… Así que, en
este lugar han proliferado mucho los giros negros como bares, tabledances,
prostíbulos, etc. Uno de los negocios
que tiene el ministro Miyazawa está precisamente por este distrito, y curiosamente
administra un club como el de Asami, pero de muy mala reputación.
La información que le
dio el yakuza es correcta, el Señor Ministro es todo un ‘tratante de blancas’, pero… parece ser, que está ‘expandiendo’ el
negocio. Akihito pudo captar al ministro
en compañía de varias mujeres en la entrada de su club, para ser más
específicos mujeres occidentales… Sudamericanas. Fue cuando el menor intentó ‘atar cabos’,
hasta donde tiene conocimiento, Asami no sólo administra sus clubes, Hoteles y
Resorts, también se dedica al tráfico de armas… ¿Cómo hacen contacto sus
clientes para solicitarle pedidos al yakuza? El mayor asiste mucho a fiestas y
eventos organizados por empresarios o políticos…
Al
parecer, el Club Sion es la clave, ¿qué clase de clientela hay en ese
lugar…? Akihito empezó a hacer memoria…
al lugar solo entra gente de ‘primer nivel’, es decir, socialité, artistas,
empresarios, políticos…
—Políticos…
¿Tráfico de influencias? ¡Joder! Esto
está tomando unas dimensiones bárbaras… ese club es un punto de reunión para el
crimen, lo más probable es que el Señor Ministro quiera ‘chantajear’ a Asami de
algún modo para que se asocie en alguno de estos negocios… —pensó Akihito ante
la sorpresa de esta teoría.
Fue
entonces que Akihito sintió un escalofrío en su interior… sí en verdad el
ministro quiere chantajearlo, es que debe saber algo… ¿su ‘relación’ con el
yakuza, tal vez? —No… no… no… tiene que ser otra cosa, no todo gira en torno a
mí o al hecho de que vivo con Asami—. Sacudió la cabeza para tratar de eliminar
ese pensamiento de su cabeza, el joven bajó la lente de su cámara… se mostraba
confundido, cada vez que descubre algo más de lo que hace el mayor, lo hace dudar
en su ‘relación’… sumergiéndose cada vez más en el abismo.
—No
creo que hoy consiga las respuestas que necesito… esto es sólo el comienzo, tal
vez este trabajo me ayude a esclarecer en definitiva mis sentimientos por
Asami… o nada más estoy dejándome llevar por la pasión, y quizás no haya un
‘futuro’ a su lado. —pensó Akihito con la mirada triste, observa las fotos que
acaba de capturar.
—Creo
que es suficiente… será mejor que regrese a casa, antes de que me descubran.
—pensó y comenzó a guardar el equipo a su mochila y emprender la retirada. Mañana irá a otro de sus locales y tratar de
averiguar un poco más.
* * * *
Residencia del
Ministro Miyazawa
Distrito de
Miyagawacho
08:30 p.m.
El Sr. Yashiro, mayordomo de la
mansión… se dirige por el pasillo y se detiene en la puerta del estudio, toca
dos veces a la puerta y entra en la habitación.
—Señor… la cena ya está lista y sus
invitados ya están en el comedor principal.
—Gracias, Yashiro… Enseguida estoy con
ellos. —mientras gira su sillón para posicionarlo en el escritorio y apaga su
puro en el cenicero. —Vamos— le dice al hombre mayor. Los dos hombres se dirigen hacia el comedor principal,
el mayordomo se adelanta para abrirle la puerta a su señor.
Al
entrar, se aprecia un elegante comedor estilo francés… la vajilla, junto con la
platería se notaban de un gusto exquisito, el lujo en todo su esplendor.
—Caballeros…
Buenas Noches. —saludó el señor Miyazawa a sus invitados.
—Me
complace que al menos hayan aceptado mi invitación a cenar, en esta que es su
casa…
Sentados
en la mesa del gran comedor, se encuentran los empresarios que asistirán a la
reunión en el Palacio Imperial… Líderes empresariales, que a pesar de su
juventud; lograron el éxito en sus negocios.
Pero también… tienen su ‘lado oscuro’.
- Suzuki Masami: Presidente del Corporativo Suzuki, este corporativo es uno de los más importantes de Japón, ya que, no sólo manejan la producción de máquinas de hilar para la fabricación de telas, expandieron el negocio hasta crear el corporativo con la incursión en la fabricación de motos. Masami tomo la presidencia y ahora también se agregó la línea automotriz, estos logros los consiguió en 6 años de gestión, a sus 31 años, es considerado como un líder empresarial. Pero… se dice que en las plantas de ensamblaje… Masami, ‘contrata’ indocumentados para trabajar en sus plantas, todo un ‘neo-esclavista’
- Kanzaki Takashi: Segundo hijo de Masamune Kanzaki, fundador de uno de los laboratorios más importantes de Japón y Corea, Kanzaki Pharmaceutical. Esta empresa con más de 100 años de experiencia, es la encargada de la fabricación de medicinas para el sector salud del gobierno nipón, esto gracias a las negociaciones que ha logrado Takashi para poder distribuir sus medicamentos, no sólo en Japón sino también en Corea. Actualmente a sus 29 años, lleva el cargo de Gerente General. Se corre el rumor… de que no sólo se encarga de la fabricación de medicinas, sino… de drogas sintéticas y las distribuye no sólo en esos países, planea abrir una nueva ‘ruta comercial’ con China y Taiwán.
- Saijo Chiharu: Trabaja para el Grupo Financiero y Empresarial Kazuki, a pesar de que es el Asistente personal del Presidente Kazuki, gracias a su visión y manejo en los negocios, la logrado ascender en sus exportaciones y sólo tiene 32 años. Se dice que el éxito del incremento de las exportaciones, se debe a nexos con la mafia japonesa y coreana.
—La verdad es que no
queríamos incomodarte, y es que hablo por
todos los aquí presentes. —Contestó
Masami.
—Bueno…
yo sólo quería brindarles un poco de mi hospitalidad.
—En
fin, veo que faltó uno… —refiriéndose a Asami.
—Ni
modo, señores disfrutemos de la cena, Yashiro… por favor.
—Sí,
señor… —el mayordomo se dirigió a la puerta para abrirla y dejar que la
servidumbre comenzará a servir a los comensales.
Y
así pasaron la noche, degustando exquisitos manjares, no hablaron de negocios,
eso podía esperar hasta el día de la reunión, en un enigmático lugar. Después de cenar, el Ministro Miyazawa llevó
a sus invitados al Teatro Imperial para disfrutar de una función de Danza
Tradicional.
En
eso, hace su aparición la asistente, abriéndose paso entre los espectadores
hasta llegar al asiento junto al ministro.
Para mostrarle la pantalla de un ‘Flip
Book’ para que firme unos documentos.
—¿Sabes
algo de Asami? —preguntó el ministro.
—Sólo
que se dirigió a Pontocho a una reunión de negocios, después de eso… lo
perdimos, ya que su escolta notó nuestra presencia. —informó la asistente.
El
ministro pone una mano en su boca, tratando de no soltar la carcajada en plena
función, dirigiéndose a su asistente.
—¡Estúpida!
Que te sirva de lección, este hombre no es un empresario cualquiera… ha
trabajado con yakuzas poderosos y ahora trabaja de manera independiente.
—gruñó.
—Vígilalo…
pero esta vez, hazlo bien. Y no me
decepciones. —ordenó.
—S-Sí,
señor.
—En
11 días… y los tendré a todos comiendo de mi mano.
* * * *
Distrito de Gion
Kobu.
11:54 p.m.
Asami decidió acudir a una de sus
oficinas para estar al tanto de sus negocios, mientras siga el escándalo…
tendrá que suspender sus operaciones, hasta que se ‘apacigüen las aguas’. El móvil del yakuza suena, es el fiscal quien
llama para pasar reporte.
—Kuroda…
¿Cómo va Akihito? —preguntó con ansiedad.
—Lo
seguí gran parte del día hasta encontrarlo en Kamishichiken, ahí estaba el
ministro también… pídele al chico las fotos, en cuanto regreses a casa, Ryuchi.
—reportó el fiscal.
—Aaaahhh…
(suspiro aliviador) Me complace saber, que ha logrado la foto a la primera, tal
vez ya no necesitemos de más material… no quiero exponerlo demasiado, Kuroda.
—No
te sientas confiado, Ryuichi… aún falta la foto ‘especial’ para el día de la
reunión… por cierto, ¿ya sabes quienes van a la reunión?
—Sí…
vamos a ser 4 más el ministro… tengo relaciones ‘comerciales’ con 2 de ellos…
Saijo y Kanzaki, Suzuki Masami, no lo conozco, ya que nunca me ha interesado la
industria automotriz. —burlándose por lo último que comentó el yakuza.
—Claro…
como viajas en autos europeos, pero uno que es proletariado… conduce con lo que
produce el país. —recriminó el fiscal.
—Bueno,
al menos Akihito ya está en la residencia… Yo tardaré en llegar, aquí en la
oficina, las cosas están muy complicadas. —tratando de cambiar el tema.
—Ahm…
supongo… pero…
—¿Takaba
no ha regresado a casa? —manifestando cólera.
—No es eso… es que
antes de seguirlo, me encontraba en una avenida muy concurrida y vi a Takaba
saliendo de una okiya… ¿Sabes sí Takaba tiene amigos o conocidos en Kyoto?
—preguntó en frío el fiscal.
—Tsk…
Ayer, Takaba conoció a una ‘maiko’… seguro regreso a verla. —explicó el mayor
sin ocultar su enfado.
—Una
‘maiko’… ¿Por lo menos era bonita? —molestando al yakuza.
—Shinji…
no abuses de nuestra amistad, cabrón. —con la venita a punto de explotar.
—JAJAJAJAJA
Hey, sólo bromeaba… a lo mejor Takaba ya esté planeando en cómo infiltrarse en
el palacio. Hombre, no seas tan
desconfiado de tu chico.
—VÍGILALO…
NO LO PIERDAS DE VISTA, ¿ENTIENDES, SHINJI? —el ‘termómetro’ de su paciencia ya
está en el límite.
—Te
llamo mañana, me están hablando para atender a un cliente… mañana vigilarás
únicamente a Takaba. —colgó.
En
ese momento, Asami sintió un dolor en el pecho… —No, otra vez— pensó para sus
adentros, y reconoció que son los celos de imaginarse a Akihito en brazos de
una mujer.
* * * *
Residencia Asami
02:10 a.m.
Una noche fría, con luna llena… Akihito
no podía conciliar el sueño, el debate que tiene en su interior sobre sus
sentimientos hacia a Asami, no lo dejaban si quiera concentrarse en su
trabajo. Y no pudo evitar pensar en él,
en la clase de relación que llevan. El
joven se preguntaba sí de verdad, tendría un futuro con el yakuza, familia…
descartado, jamás tendrían hijos… esa posibilidad la tenía perdida desde el
principio, al aceptar al mayor y estar a su lado… El trabajo de Asami, la
manera en la que él se gana la vida. ¿Asami sería capaz de abandonar todo y
empezar de nuevo en un trabajo honrado?... respuesta incierta.
¿Acaso
Akihito tendría que sacrificar todo por él? ¿Sacrificar sus sueños de ser un
fotógrafo reconocido? La idea de casarse
y de tener una familia grande, siempre lo ha deseado… ya que él es hijo único.
Akihito no pudo evitar en pensar en la
joven ‘maiko’ (Mitzuki = ‘Bella Luna’), seguro está en algún banquete, cantando
o bailando para gente distinguida. El
joven se levantó de la cama, definitivamente no puede dormir, así que mejor irá
a la cocina a prepararse un té o algo que le ayude a conciliar el sueño…
Mientras
el joven se preparaba el té, escuchó el ruido del auto estacionarse enfrente de
la entrada… Asami ha llegado. El chico
sale de la cocina para recibirle, en eso el yakuza entra y observa al chico
todavía despierto:
—¿Aún
despierto? Te avisé que llegaría tarde… —acercándose sigilosamente hacia el
fotógrafo.
—Sí,
leí tu mensaje… es sólo que no puedo dormir, y bajé a la cocina a prepararme un
té… ¿Ya cenaste? —respondió el chico, mientras daba pasos hacia atrás debido al
acercamiento del yakuza.
—Vamos
a la recámara. —ordenó el mayor, tomando de la mano a Akihito para subir rápido
por las escaleras para llegar a la habitación.
Al
entrar, la boca de Asami cubrió la boca de su chico en un beso arrollador. No… él hizo algo más que besarlo. Lo devoró, lo consumió, lo poseyó. Akihito se abrió para él, aceptando la
estocada hambrienta de su lengua que lo llenaba de una necesidad abrasadora.
Su
pasión era a veces dulce, y otras dura como el acero. Era única… embriagadora, Akihito gimió en su
boca y él devoró el sonido con ansia.
El
fotógrafo sintió que su ansiedad crecía tanto que dolía, el mayor apretó de
nuevo contra sí, obligando a Akihito a rodearle la cintura con sus piernas,
abriendo su cuerpo para él en una súplica silenciosa. Asami continuo devorando la boca del joven,
enroscando su lengua con la de él, lo saboreó a consciencia. Akihito restregó su pecho contra el muro
caliente y duro del pecho de Asami, rodeándole el cuello con los brazos y
profundizando más el beso.
Cuando
el mayor apartó sus labios de los de su chico, Akihito se agarró a él en señal
de protesta. El yakuza le apartó los
brazos y los apoyó contra la ventana que es enorme y le proporcionaba una vista
increíble del lugar, con una mirada de advertencia.
Se
sostuvieron las miradas, los ojos dorados de Asami brillaban de necesidad y
deseo, instándolo a aceptar todo lo que quisiera hacer a continuación. Akihito ya con su cuerpo excitado, la
respiración entrecortada de Asami era la única indicación que no estaba tan
controlado como parecía.
Asami
presionó el cuerpo de Akihito contra el cristal, una vez más para abrirle la
camisa de la pijama, y colocar su boca en los pezones del menor. El fotógrafo arqueó la espalda, se sentía
ansioso por ofrecerle más, mientras ‘su’ yakuza comenzó una hábil succión, junto
con un lametazo provocador.
—A-Asami…
Asami… —protestó suavemente.
—Ya
sabes como llamarme. —le advirtió pellizcando con sus dedos los sensibles
pezones.
—Hasta
que te corras, no quiero volver a oír mi nombre en tus labios.
—S-Sí,
Señor. —gimió. Lo que fuera para que
volviera a tomar los pezones en su boca.
Lo recompensó con una ardiente
succión en uno de sus pezones, y luego en otro. Y viceversa, una y otra
vez, primero con la lengua caliente; luego con tiernos mordiscos que lo
hicieron jadear.
Akihito
pudo sentir realmente como sus pezones se hinchaban. Con un último lametazo, volvió a usar sus
manos.
—Muy
bonitos… deberían estar así, siempre… tiernos, rosados, erguidos,… esperando
que los acaricie. Volvió a cerrar los
pulgares sobre ellos con la dureza necesaria, para hacerlo contener el
aliento. Luego los retorció, haciendo al
menor gritar… Dios, jamás había estado tan sensible, sentía que podía llegar al
orgasmo, sólo con que jugara con sus pezones.
Había
leído que eso era posible, pero jamás se lo había creído… hasta ahora.
—¿Estas
resbaladizo y ardiente para mí? —preguntó con voz ronca mientras le rozaba el
cuello con su cálido aliento.
—S-Sí.
—contestó entrecortadamente.
—¿Sí,
qué? —exigió el mayor una mejor respuesta.
—S-Sí…
Señor.
Complacido
con la respuesta, Asami deslizó sus dedos por el valle de su pecho, los
arrastró por su vientre, incluso acarició su ombligo hasta llegar y tomar con
mano firme su verga, apretando y luego acariciando su longitud, Akihito gimió.
—T-Tócame…
—pidió el menor entre gemidos.
—Aquí
tú no mandas… No… aceptas lo que doy, sin importar como te lo
de.
Asami
dio un paso atrás, rompiendo todo contacto.
Akihito se le quedo mirando fijamente con los ojos bien abiertos.
—O
lo hacemos a mi manera o no. ¿Entendido?
—Maldición…
Eres un maldito arrogante. —contestó el chico, rechinando los dientes mientras
la excitación y la furia ardían a fuego lento en su interior.
Al
final, Akihito estaba demasiado excitado y sentía demasiada curiosidad por
saber lo que haría a continuación para considerar cualquier cosa.
—Será
como tú, digas… Señor.
—Buen
chico, bájate los pantalones y voltéate mirando hacia la ventana. —ordenó el
yakuza.
Akihito
obedeció y se apoyo contra el cristal, abriendo sus piernas… la visión más
erótica que Asami pudo disfrutar, ver a su chico apoyado en el cristal de la
enorme ventana, con la habitación a oscuras y su cuerpo iluminado por los rayos
de luz de la luna llena.
Asami
se acercó a él, lentamente, sus manos se posaron en su espalda, acariciando…
trazando líneas para provocar a su chico y hacerlo estremecer, una de sus
manos, dibujo el camino hacia su ano, introduciendo un dedo, mientras con la
otra mano jugueteaba con la punta de su pene, expandiendo la humedad con sus
dedos. La respiración de Akihito se
aceleró junto con los latidos de su corazón.
Muy
pronto el menor sintió que el rubor se extendía por toda su piel, suplicando
que el mayor lo llenara, que aliviara esa monstruosa necesidad que había creado
en él.
Asami
lo llevaba al límite de la excitación con esos habilidosos dedos, y con algún
pellizco ocasional en los testículos. Los besos… largos y febriles, lo hacían
gemir cada vez más. El yakuza jugó con
él, llevándolo más y más alto… hasta que Akihito se sintió mareado, delirante,
capaz de hacer cualquier cosa para que él acabara con ese tormento.
Desesperado,
quitó su mano del cristal, para así intentar tocar el miembro del yakuza.
Con
un siseo, Asami agarró la muñeca y la volvió a poner contra el cristal, cerca
de la cabeza de Akihito.
—No
haz pedido permiso.
—Pensé…
aahh… que te gustaría. —respondió en un jadeo.
—Pensaste
que así me privarías del control, Akihito.
Que así podrías obtener rápidamente lo que querías… Me tocas cuando yo
lo diga y no antes.
En
eso, el yakuza jugueteó de nuevo con sus pezones, ahora ligeramente
adoloridos. De alguna manera, ese
diminuto indicio de dolor sólo consiguió que cada toque fuera más vivido, que
cada caricia fuera a su verga.
—Por… Por favor… Señor.
—¿Por
favor, qué, Aki? —Asami le volvió a pellizcar los pezones y murmuró la pregunta
contra sus labios.
—¿Quieres
que te folle?
—Sí…
—murmuró— fóllame.
Asami
se detuvo y arqueó una ceja con impaciencia.
—Señor…
—añadió él precipitadamente entre jadeos—. Fóllame, Señor.
Akihito había imaginado que, sin lugar a
dudas, su deseo no podía aumentar mucho más. Se había equivocado, pensó con un
gemido. Ahora, cada aliento del joven
era un jadeo. El aire entraba y salía rápidamente de sus pulmones. Los latidos
de su corazón lo ahogaban todo excepto la necesidad de sentirle profundamente
en su interior.
—Bájame
la cremallera de los pantalones.
Akihito no vaciló, ni jugueteó. Bajó la
cremallera y le deslizó los odiados pantalones de vestir por las caderas. Sorpresa, Asami no llevaba
ropa interior, así que su miembro brotó libre hacia las manos que lo esperaban.
Él lo frotó… su técnica era apurada, estaba
seguro, pero le urgía la necesidad de tocarle, de sentir al hombre que pronto
estaría dentro de él. Cerró los puños en torno a él, uno sobre otro, y le
acarició la gruesa y gloriosa longitud.
Hasta que él le agarró de las muñecas y le apartó las manos, volviéndolo
a poner contra el cristal.
—No sigues mis indicaciones, Aki. Dije que me bajaras la cremallera, no que me
bajaras los pantalones y me acariciaras la polla. Un error más y tendrás que
olvidarte de que te folle.
Akihito se mordió los labios, tratando de
contener la impaciencia y asintiendo con la cabeza.
—Comprendo,
señor.
Le latió el pene al decir esas
palabras.
De repente, él se inclinó, le tomó por las
caderas y apretó el cuerpo de Akihito entre el cristal y su propio cuerpo.
—Frota
tu cuerpo contra el cristal.
Él vaciló. ¿Podía la gente realmente tener
relaciones sexuales de pie, en la ventana? El chico jamás había intentado hacer
nada más exótico que permanecer encima.
—Hazlo…
mueve las caderas. —la voz de Asami era afilada como el acero.
Akihito comenzó a mover las caderas, cuando
sintió su erección chocar contra el cristal de la ventana. Unos momentos
después, el mayor lo recompensó con la sensación de su pene indagando en su
entrada, grueso y preparado. Conteniendo el aliento, el fotógrafo colocó sus
manos sobre el cristal, esperando.
Le penetró con la punta, y aunque dura, lo
sintió como un trozo de cielo.
—Dilo
otra vez —exigió él con una voz ronca—. Dime qué quieres.
Akihito
no vaciló.
—Fóllame.
¡Ahora!
Entonces, Asami empujó las caderas de Akihito
con fuerza. Los tiernos tejidos internos que fueron penetrados protestaron,
haciendo al menor gritar.
—Relájate
—se salió de él—. Ábrete para mí, Aki.
Akihito se esforzó en relajar sus músculos,
algo difícil cuando estaba agonizando lentamente por el deseo. Asami siguió
empujando lentamente, despertando todas sus terminaciones nerviosas y
provocándole estremecimientos de placer.
El menor sintió que estallaría y le pareció que pasaba una eternidad
hasta que él estuvo enterrado por completo en él. ¡Oh, Dios, necesitaba correrse!
La anchura de la erección lo hizo estirarse
hasta que su carne ardió. Pero no era suficiente. Ese indicio de dolor fue como echar leña al
fuego. El dolor lo hizo ser consciente
de estar vivo, del intenso placer que aún estaba por llegar.
—¡Más!
—exigió el chico—. Nunca ha sido tan bueno.
Sin previo aviso, él se retiró casi en su
totalidad, luego volvió a penetrarlo con más suavidad que antes. El dolor se
desvaneció, pero el sensible agujerito de Akihito se habían estirado más que
nunca. Él hubiera jurado que podía sentir cada centímetro, cada vena de su pene
rozarle la carne tan repentinamente sensible de su interior.
Asami le proporcionó un placer atormentador
con cada lenta estocada, cada roce del glande en su interior lo hacía jadear y
arder de necesidad, haciendo que se olvidara de todo menos de las sensaciones
que le provocaba, de la necesidad que tenía de él.
—Eres
tan dulce. —le murmuró Asami al
oído mientras empujaba en él una vez más.
Él intentó contenerse, resistirse al placer
que amenazaba con hacerle perder la cordura. Pero con esas palabras y el
siguiente envite de su dura erección, el orgasmo lo barrió como un furioso
huracán... rápido, fuerte, distinto a cualquier cosa que hubiera experimentado
antes.
—¡Asami!
—gritó Akihito, al golpear con una mano el cristal.
—Córrete,
ya. ¡Akihito! —gritó Asami con voz ronca
Akihito explotó sobre el cristal, con el
grito de su chico resonando en sus oídos, Asami se sumergió en el sedoso
paraíso de su ano una vez más y perdió el control del orgasmo que retenía por
un hilo.
La explosión se originó en un punto de su
vientre, y el placer se extendió por su miembro. Salió a chorros de su cuerpo,
llevando la dicha a todas partes. Se sintió un poco mareado. Le temblaban los
dedos. Los latidos del clímax de Akihito lo envolvieron, ordeñando cada gota de
semen, dejándolo sumido en una pesada satisfacción.
Luchando por recobrar el aliento, el yakuza
abrió los ojos para ver la cara ruborizada de Akihito, sus labios hinchados,
sus hombros relajados. Asami tomó a Akihito entre sus brazos, para ponerlo en
la cama. Le
reacomodó la ropa, para luego él dirigirse al baño para tomarse una ducha. Al salir, vio al joven profundamente dormido…
Soltando un leve suspiro, se acurrucó al lado de su joven amante...
—Mío… —murmuró entre dientes el yakuza.
FIN DEL ACTO II
CONTINUARÁ…
ACTO I ACTO III
Me encanta las descripciones de la historia y más las apasionadas escenas de amor, no solo necesito un six de coca cola sino a mi muso también, por Dios hasta el frío se me quito jajaja
ResponderEliminarMe encanta la trama y me muero saber si Takaba va a terminar inmiscuido en este lio de mafiosos. Quiero más y no puedo creer que termine en el tercer acto, por mi no habría problema sii deseas extenderlo, yo disfrúto mucho leyendote.
Espero con ansias la continuación y mientras pongo a enfriar mi lata de refresco y busco a un muso :)
Gracias por la historia. See you :)
Ni Haoooo!!! (Hoooola)
EliminarAaah... Gracias, que bueno que también te gustó este segundo acto... que me salió muy largo... jajajajjajajajaja La "buena coca-cola" no debe faltar en toda lectura yaoi... oooooh sí, sobretodo a la hora del "clímax" para explotar... igual jajajajajajaja xDDDDDDD Aaahmmmm... Te prestaría a mi Muso, pero es algo rebelde... porque le gusta irse mucho al cabaretito a "jotear" sabroso... XD Eso sí, cuando regresa, me cuenta muchas anécdotas suculentas. jajajaajajajajajaja
Pues como tuve mi "bloqueo literario" y más la "ausencia fiestera" de mi Muso... pues me han surgido muchas ideas... y el capítulo se me está haciendo largo... (Otra vez) D:
Estoy en proceso de revisión, para ver que puedo quitar... pero es que me quedo tan bien la historia... aaaaaaaahhh... es como "mutilar" a tu hijo. igual y terminó haciendo lo de "Crepusculo, el final"... en 2 partes. D:
Espero terminarlo... y bueno gracias, por la confianza que me das en caso de extenderlo... Espero que encuentres al Muso, pide recompensa no sé...jajajajajajaa Te mando saludos y gracias por leer mi historia.
Sayobyee :3