One-shot: Romance in Kyoto.

BY SHADOWW.



SHADOWS IN THE NEIGHBORHOOD OF FLOWERS
ACTO I
Según palabras del escritor francés Stendhal: ‘No hay más uniones legítimas que las que están gobernadas por una pasión’…  Y es verdad, el amor puede surgir de esa manera, ya que este sentimiento tiene el poder iniciador de vida, mientras que la pasión posibilita su permanencia.  Sobretodo cuando queremos expresar ese "amor" en un día como San Valentín… Ese día del año en donde literalmente “el amor está en el aire”, no sé…  tal vez esta “atmosfera romántica”  que siente todo mundo, se intensifica más en ese día; pensando y procurando a nuestro ser amado.  ¿Y porqué no?  Preparar un bonito detalle para celebrar ese amor en una fecha tan especial.
Para nuestro fotógrafo, seguramente será el día más cursi o tal vez no, igual, y se deje llevar por la “emoción del romance”, y le prepare algo especial a su yakuza…
Akihito sacudió un poco la cabeza para olvidar ese pensamiento de su cabeza… lo único en lo que debe pensar es en llegar pronto a la oficina de su jefe; que lo ha citado después de terminar la sesión de fotos con las modelos.  Al llegar, toca a la puerta dos veces…

Ciudad de Tokio
Oficina del Director de
La Agencia de Noticias Kyodo  2:00 p.m.

— ¿Me mando llamar, jefe? —preguntó el chico, asomando un poco la cabeza.
—Sí, Takaba.  Pasa y toma asiento, por favor.  Sé que estás ocupado haciendo el especial con las modelos, pero realmente necesito a alguien que cubra esto.
— ¿De qué se trata?
—De esto… mira. —solicitando que mirara a la pantalla que se encuentra a un lado de su escritorio —. Es sobre el Ministro Yoichi Miyazawa, apenas tomó el cargo como titular de la Oficina de Economía, Comercio e Industria de Japón, este lunes; y ya cometió su “primer escándalo”…
— ¿Cómo dice? —preguntó Akihito sorprendido.
—Takaba… ¿Qué no lees las noticias?  Descubrieron al Ministro Miyazawa gastando dinero de los fondos públicos en un club “muy exclusivo”, cometiendo “actos sadomasoquistas”; por supuesto,  él lo negó todo en conferencia de prensa. —declaró su jefe.
—Y… Mitarai, ya está cubriendo esto, ¿no es así?
—Ni me lo menciones, que llevo horas tratando de localizarlo, por eso te mande llamar, Takaba. —respondió con fastidio y rodeando sus ojos.
—Ahm… ya veo, y… ¿Cómo se llama ese club tan “exclusivo”, señor? —preguntó nervioso, temiendo ser el local que cierto yakuza dirige.
—Mmhm… espera por aquí tengo el nombre del club.  ¡Ah! Se llama “Sion”. — ¡Rayos!— pensó Akihito.
—Takaba… Tenemos una “noticia Bomba”, sí confirmamos la información, puede pasarle lo mismo que a Yuko Obuchi, la anterior titular…  Tendrá que acceder a la dimisión de su cargo, además estamos en temporada de elecciones, esto puede afectar en el resultado de la próxima elección.
—Sí, comprendo. Jefe.
—Mis contactos me han avisado que el Ministro Miyazawa se encuentra en Kyoto, para una reunión con empresarios, pero… se dice que estos pertenecen a la Mafia.  Quiero que vayas a allá de inmediato, tal vez sea un caso de corrupción, confirma la información y quiero fotos, muchacho. —solicitó su jefe tajante.
—Ok, iré de una vez, pero… debo ir a mi casa a preparar maletas y avisar que voy a viajar, señor.
—Olvídalo, el “tiempo es oro”, chico. —lo regañó.
—Toma esta tarjeta de crédito, busca hospedaje, compra lo que necesites.  Y por favor, vete en el tren de alta velocidad, quiero que estés en esa ciudad lo más rápido posible. —ordenó.
—Bueno, siendo así… le hablaré en cuanto me instale y tenga algo de información, señor. —dijo preocupado, a Asami no le va a gustar nada esto.
—Cuento contigo y esperaré tu llamada. —dijo sonriendo tras levantarse de su asiento para acompañar a Akihito hasta la puerta para despedirlo.

Al salir de la agencia, camina hacia la esquina de la calle principal para tomar un taxi, se mostraba feliz, era la oportunidad que había esperado desde hace mucho tiempo y realmente no quiere decepcionar a su jefe.
— ¡Demonios! Tengo que avisarle a Asami de mi viaje. —pensó mientras le hace la parada al vehículo para abordarlo.
—A la Estación del Tren ‘Shinkansen’, por favor. —ordenó mientras busca su móvil en la mochila.

         Al encontrarlo, accede al menú de opciones para enviar un mensaje de texto, mira fijamente la pantalla del Smartphone; meditando sí enviarlo o no.  Al final, cancela y guarda el móvil.
—Mejor le llamaré desde Kyoto…  Aaaahhhh (suspiro), y yo que quería ir al centro a comprar mis chocolates. —pensó Akihito ruborizado y haciendo un puchero.

***************

Club ‘Sion’
02:35 p.m.

         Asami se encontraba en la pequeña salita de su lujosa oficina, observando con atención las noticas por la pantalla de T.V., Kirishima se encontraba en el escritorio atendiendo una llamada; al terminar se dirige hacia su jefe para entregarle un papel.
—Asami-sama… la asistente del Ministro Miyazawa confirmó el lugar y la hora de la reunión, será en Kyoto… —afirmó el asistente.
—En el Palacio Imperial de Sento… el muy desgraciado, quiere exponerme, después del escándalo que provocó en el club. —terminando lo que le estaba diciendo su asistente, y arrugar el papel que segundos antes le había entregado.
— ¿Cuánto gastó en su consumo, Kirishima? —ordenó.
—Unos ¥18,230.00 yenes, señor.
—Mmhm… No fue mucho, pero de solo pensar que fue dinero de fondos públicos.  ¡Dios! —dijo mientras seguía mirando las noticias por la pantalla de T.V.
—Esto no esta bien, la noticia ya está ‘en boca’ de todos los medios; no sólo saben el nombre del local, pronto indagarán quién es el dueño y qué tipo de clientela se maneja en este lugar.  Sin duda afectará en mis negocios, sin contar que es temporada de elecciones, y no me conviene que pierda el Partido Demócrata; ya tuvimos suficiente con lo del Caso Obuchi.

   Asami se quedó pensativo, con cigarro en mano y tratando de calmarse para poder controlar sus emociones y hacer su próximo movimiento.
—No hay de otra…  Tengo que ir a Kyoto. —afirmó mientras se levantaba del sillón para dirigirse hacia Kirishima.
—Contacta al personal de Kyoto, que preparen la residencia que tengo por el Distrito de Gion; también llama al capitán para que alisten el helicóptero y localízame a Takaba Akihito, por favor.
—A la orden, señor. —se despide el asistente para salir rápidamente de la lujosa oficina.
—Akihito…  —susurró el yakuza, esperanzado en que el joven no haya hecho el viaje y siga en la ciudad.

*******************

Estación Central Kyoto
06:30 p.m.

         Akihito disfrutó mucho el viaje en tren, aunque no es la primera vez que sale de Tokio, le gusta mucho admirar del paisaje durante el trayecto, que en esta ocasión, fue especial, porque pudo apreciar el emblemático paisaje del Monte Fuji, coronado por un hermoso atardecer; al llegar a la Estación, Akihito se dio cuenta de que no cuenta con suficiente efectivo para abordar un taxi.  Así que, decidió caminar.

El fotógrafo tiene que reconocer el ‘nuevo terreno’, pues al parecer pasará varios días en esta ciudad; así que por lo menos debe conocer el barrio y así encontrar algún ‘Ryoukan’ (albergue japonés), para no gastar mucho en un hotel.  En eso suena su móvil, el yakuza pide su ‘reporte del día’.

—Bueno. —contesta de manera normal.
— ¿Akihito, en dónde estás? —preguntando el yakuza sin ocultar su enfado.
—En Kyoto. —respondiendo en frío y en seco, preparándose para la inevitable discusión.
—…  silencio obligado.
— ¿Asami? ¿Estás? —preocupado el fotógrafo al no recibir la ‘clásica’ respuesta.
—Estaré en Kyoto en 30 minutos, así que no te muevas de donde estés… Te volveré a marcar para recoger por ti; ¿Entiendes? —ordenó el yakuza de manera tajante.
—No… e-espera… ¿Vas a venir? ¡No puedes!
—30 minutos… te volveré a marcar. —colgó para evitar la discusión.
—Ya parece que te voy a obedecer. —guardando su móvil en la mochila.

Durante el recorrido, Akihito estaba maravillado por la belleza de la ciudad, las calles aún conservan el estilo tradicional de la época feudal, es como, sí el tiempo se hubiera detenido en ese lugar.  Hizo una parada en la entrada de uno de los muchos templos que hay en Kyoto; para sacar su cámara y tomar algunas fotos de los jardines del templo, hasta que escuchó los gritos de una joven.

— ¡No, por favor!  ¡Suélteme! —gritó la chica.
— ¡Vamos, linda!  Te encantará el bar, tomamos unos tragos y después veremos que pasa. —dijo en tono burlón, un hombre joven como de 25 años, alto, no muy corpulento, mientras sujeta la muñeca de la joven.
— ¿No es eso lo que hacen las ‘geikos’? (geishas, dialecto de Kyoto). —preguntó otro hombre pero más joven, parecía estudiante de preparatoria; que intenta tomarla por la cintura.

Akihito decidió auxiliar a la joven dama, como corría en bajada, tomó velocidad para empujar al tipo que la tenía sujeta de su muñeca, al conseguir derribarlo, tomó el brazo de la chica.  Empujándola hacia afuera de su cuerpo, para tratar de tirar al otro hombre que la tenía bien agarrada de la cintura, al no conseguir siquiera que aflojara su amarre, jaló a la chica hacia su propio cuerpo, para recibirle con tremenda patada en el estómago, logrando que este la soltara.

— ¡Corre! —jalando a la chica para correr en la misma dirección, en bajada para llegar a la esquina lo más rápido posible y conseguir ayuda.
— ¡Espera! — lo detuvo la joven, se quitó las sandalias para correr más rápido.
El fotógrafo y la joven llegaron a la esquina, él decidió atravesar la calle principal para desviarse hacia un callejón, mirando de reojo a su espalda; al percatarse que sus perseguidores ya les están dando alcance.  Al salir del callejón, salieron por una avenida bastante concurrida, al abrirse paso entre los peatones y los negocios ambulantes, entraron por otro callejón, que era la parte trasera de un negocio de comida rápida y decidieron ocultarse detrás de unos contenedores. 

— ¡Mierda! ¡Los perdimos! —dijo el mayor.
—No deben estar lejos. ¡Vamos! —le secundó el otro.  Akihito asomó un poco la cabeza, para cerciorarse de que estuvieran a salvo, y esperar a que los hombres se alejaran un poco para poder salir de su escondite.
— ¡Oh, Dios! Uuufff ¿Estás bien? —preguntó el chico aliviado y tratando de recuperar el aliento después de la persecución.
—S-si… ‘Ookini’. (Gracias, dialecto de Kyoto). —dijo la chica tras ruborizarse, cuando Akihito la toma de los brazos para ayudarle a levantarse.
—Oh, vaya… tu acento, es muy… particular. —dijo Akihito al notar como la chica agachó la mirada, quizás por pena, luego ella se quitó los ‘tobi’ (son como calcetines), que se le estropearon por correr y estar en lugares húmedos, para luego ponerse las sandalias.  Al terminar hizo una pequeña reverencia hacia el fotógrafo, luego de esbozar una sonrisa.

Ahora fue Akihito quien se ruborizó por el gesto de la chica, contemplaba maravillado, la belleza de esa joven.  No era muy alta, como 1.65 cm., rostro ovalado, ojos violeta (muy raros, pero hermosos), a pesar de llevar el maquillaje blanco; el joven pudo notar que sus labios son algo carnosos, el cabello castaño oscuro, con el característico peinado de las geishas; además lucía un hermoso kimono en color rosa melocotón, con diseños de flores de sakura y el ‘obi’ (cinturón grueso) que sujeta su kimono era blanco con detalle de flores bordadas en oro…  La joven carraspeó un poco haciendo salir del trance al fotógrafo.

—Mi nombre es Ayanami Mitzuki… ¿Puedo saber el nombre de mi ‘salvador’? —preguntó Mitzuki de manera cortés.
—E-eto… Takaba… Takaba Akihito, un placer conocerte. —extendiendo su mano para el saludo.  Ella sonríe de manera discreta tapando sus labios con la mano, y solo se limitó a volver a hacer una reverencia y estrechar la mano del joven de manera muy delicada.
—Y dime, Takaba-san… sí no es indiscreción de mi parte… ¿Qué asuntos te traen a Kyoto?
—Aahmmm…  ¿Tanto se me nota que no soy de aquí, verdad? —bromeó y rien al unísono, mientras salen de su escondite.
—Como veo que traes una cámara, pensé que eres turista.
—Bueno, en parte hay algo de eso… más bien soy fotógrafo.
—Oh, ya veo… y… ¿Por cuánto tiempo permanecerás en la ciudad? —preguntó Mitzuki al sentir el rubor por sus mejillas, al parecer se siente atraída por Akihito.
—Solo estaré unos días. —contestó brevemente, para no entrar en detalles de su trabajo.
Mientras salían a la Avenida principal, caminaron un par de cuadras.  Llegaron a una zona llamada ‘Gion Corner’, Akihito se dio cuenta de la gente que transitaba por ahí, eran hombres de negocios y geishas por todas partes.
—Dime Ayanami-san… ¿Eres una geisha? —preguntó el chico.
—Oh, no… Yo soy una ‘maiko’ (aprendiz de geisha). —responde al momento de señalar el cuello de su kimono, que es de color rojo.  Akihito no pudo evitar sonreír por la confusión, mientras continuaban caminando, el fotógrafo le pidió a Mitzuki, sí podría recomendarle un hotel o ‘Ryokan’ para poder pasar la noche.
—Frente a mi ‘okiya’ (lugar donde viven y entrenan a las geishas), hay un ‘Ryokan’; pero sí lo que quieres es algo más cómodo, a dos cuadras más delante de donde estamos, hay un hotel, pero es muy lujoso.
—Vaya, parece que ya tengo trabajo de guardaespaldas, para que te acompañe a tu ‘okiya’. —dijo el joven al guiñarle un ojo.

Y así, emprendieron el camino hacia la ‘okiya’, Mitzuki le mostraba los puntos interesantes de la ciudad, por sí le apetecía salir más tarde; básicamente le hizo un ‘mini tour’, sobre las casas de té, teatros kabuki, etc.

Justo en la entrada de la ‘okiya’, suena el móvil tras dejar escapar un ligero suspiro, Aki decide contestar.
—Bueno. —contestó con fastidio.
—Acabo de llegar a Kyoto, dame la dirección de dónde te encuentras, para ir por ti. —ordenó el yakuza.
—…   —el joven no respondió.
—Tenemos que hablar, Aki… Por favor. —suplicó.
—Dame un minuto… —le solicitó para pedirle a Mitzuki la dirección exacta de su ‘okiya’, porque van a venir por él.
—Entre Calle Tenno-cho y Calle Hanamikoji-dori.
—Espérame ahí… llego en 15 minutos. —colgó.  Akihito volvió a soltar otro leve suspiro, tal vez el yakuza le reclame de porqué ha venido a Kyoto… quizás él esté más enterado de las actividades del Ministro.
— ¿Estás bien, Takaba-san? —preguntó preocupada.
— ¿Eh? Aah… sí, estoy bien. —lo que atinó a responder tras salir de sus pensamientos, mientras guarda el móvil en el bolsillo del pantalón.
— ¿Es alguien de tu trabajo, Takaba-san?
—No… nada que ver, más bien, es “alguien” muy cercano a mí.  Bueno, pues tendré que esperar aquí, vienen por mí en 15 minutos… —afirmó el chico.
—Sí quieres, puedo acompañarte hasta que llegue tu amigo, además, como hoy es mi día libre, no tengo eventos al cual asistir, y no quiero dejarte solo. —dijo Mitzuki expresando su preocupación, tomando una de las manos del fotógrafo.  Su rostro lucía pensativo…  después de su llamada.
—Estoy bien, Ayanami… agradezco mucho que te quedes a acompañarme. —sonriendo de manera dulce hacia la joven ‘maiko’.

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Distrito Miyagawacho
08:00 p.m.

         En una de las tantas residencias que se encuentran en ese distrito, hay una, que registra mucha actividad.  La mayoría de los sirvientes están en plenos preparativos para recibir a su ‘Señor’, que viene de Tokio.

         — ¡Todos, listos! ¡El ministro Miyazawa, ha llegado! —anunció el mayordomo de la mansión.
         Toda la servidumbre forma doble fila para presentar respetos al ‘Señor de la casa’, que por cierto, es de tipo occidental, para ser más precisos es del estilo clásico… como las residencias francesas, rompiendo con el estilo tradicional de la zona residencial.  En la entrada principal, se estaciona la limusina negra.

         El mayordomo, que es un hombre mayor como de 50 años, abre la puerta del vehículo, desciende otro hombre maduro de 42 años, alto de 1.80 c.m., atlético, de facciones duras, cabello castaño oscuro, al igual que el bigote y las cejas algo tupidas, ojos café oscuro.  Luciendo un traje clásico de casimir de Versace en color café oscuro, con la camisa blanca y la corbata y guantes en negro, la gabardina era en color beige.
         —Buenas noches, Señor ministro… Bienvenido. —le saluda el mayordomo, para cerrar la puerta del vehículo, ya que su señor descendió por completo.
         —Buenas noches, Yashiro… ¿Novedades? — preguntó mientras le entrega al empleado su portafolio y gabardina.
         —Señor, la residencia ya está lista para recibir a sus invitados,  dos importantes televisoras solicitan una entrevista con usted; para hablar sobre el ‘Caso Sion’ y… —el sirviente hace una pequeña pausa para continuar.—  Asami Ryuichi ya se encuentra en Kyoto, su asistente se dirigió al helipuerto para extenderle la invitación a su residencia. —terminando así su reporte.
         —Dudo mucho que Asami-san quiera venir a mi residencia, en fin; debe estar molesto aún, por la “travesura” que hice en su club “tan exclusivo”. —afirmó en tono burlón, enfatizando más la última parte, mientras caminaba al lado de su mayordomo por un amplio pasillo para dirigirse hacia su estudio.
         —En cuanto lleguen los invitados, avísame, por favor.  Estaré en el estudio trabajando. —ordenó.
         —Muy bien, Señor ministro…  con su permiso. —se despide al dejar a su señor en la puerta del estudio.

         Al cerrar la puerta, sin encender la luz de la habitación, caminó hacia el elegante escritorio, que se divisaba por la luz de luna que se filtraba por el ventanal, tomó asiento y enciende la pequeña lámpara; después abre el cajón central y saca una pequeña caja negra.  Toma un puro y lo prende.

         Con cada bocanada, disfruta del sabor del tabaco, el ministro esboza una sonrisa maliciosa.
         —Tendrán que apoyar mi candidatura para Primer Ministro, o sí no… les pasará lo mismo que a la pobre de Yuko Obuchi.  Y en cuanto a ti, Asami… lo que busco son tus influencias, junto con tus ‘rutas comerciales’, eso podría beneficiar mucho en mis negocios. —pensó al aspirar profundamente su puro, conteniendo el humo un poco para disfrutar más del sabor y del efecto relajante del tabaco, cerró los ojos al exhalar el humo de manera lenta por las fosas nasales.

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Helipuerto Central de Kyoto.
08:30 p.m.

         Al descender del helicóptero, Asami decide sacar su móvil para comunicarse con Akihito.
         —Acabo de llegar a Kyoto… dame la dirección para ir por ti.
         —Tenemos que hablar, Aki… por favor.
         —Ok, te espero…
         —Espérame ahí… llego en 15 minutos. —colgó.
        
         Al guardar su móvil en el bolsillo del saco, se percató de la presencia de una mujer, alta, cabello rubio corto, traía gafas oscuras, vestida con traje sastre coordinado con pantalón en color negro, gabardina corta en color blanco, junto con 2 hombres de negro, vaya… lucen como guardaespaldas; parecía que lo estaban esperando.  Hasta que la mujer se acercó y habló.

         —Buenas Noches, Asami-sama.  Bienvenido a Kyoto, me presento: mi nombre es Mineko Iwasaki, soy la asistente personal del Ministro Miyazawa… he venido por usted y su comitiva para llevarles a que se instalen en la residencia de mi jefe, en lo que se hacen los preparativos de la reunión. —informó la asistente Iwasaki.  Asami la observó detenidamente al igual que a sus acompañantes, pero sin perder su semblante serio.
—Gracias.  El Señor Ministro, siempre tan atento al enviarme a su bella asistente, pero debo declinar su invitación.  Tengo mi propia residencia, aquí en Kyoto y no quisiera ‘incomodarlo’. —mofándose un poco con el comentario y otro poco por las atenciones que tiene el señor.
—En ese caso… —le extiende una tarjeta de presentación a Kirishima— Estoy a sus órdenes, como sabe la reunión será el día 14 de este mes, en el Palacio Imperial de Sento.  Sí necesita algo… o su gente de trabajo, no dude en contactarme, Señor. —hace una pequeña reverencia.
—Gracias, lo tomaré en cuenta.  Asami observa como la mujer y sus acompañantes, emprenden la retirada hasta llegar a la puerta que los lleva a las escaleras.  El yakuza tuvo un mal presentimiento y se dirige a su asistente para darle las siguientes instrucciones:
—Kirishima… localiza al fiscal Kuroda, avísale que venga a Kyoto y averigua quienes son los otros empresarios que van a venir a la reunión… — ordenó el yakuza.
—Muy bien, señor… me avisan que el auto ya está en la entrada.
—Gracias… pero antes vamos a otro lugar.

Asami y su comitiva se trasladan hacia la salida, el yakuza no puede evitar sentirse ansioso por estar al lado de su chico.


*********


Okiya Ayanami.
Distrito de Gion Kobu. 08:45 p.m.
        
         Mitzuki y Akihito esperan  en una banca, en la esquina de la calle donde se encuentra la okiya; ya que ella le pidió que esperara a su amigo ahí, porque que no quiere tener problemas con su ‘okasan’.  Mientras el joven trataba de enterarse más de lo que hace una ‘maiko’ y sus actividades… platicar con la joven le resultaba fascinante y bueno él también platicaba lo que hace en su trabajo.  En eso, el chico pudo ver la limosina negra que se estacionó enfrente de ellos, reconoce  al asistente que desciende del lado del copiloto para abrirle la puerta al yakuza.  Al bajar del vehículo, el mayor se percata de la presencia de la joven ‘maiko’ y hace una pequeña reverencia.

—Buenas Noches… —saluda Asami muy cortés.
         —Buenas Noches, Señor… —responde Mitzuki de manera tímida y le devuelve la reverencia, la presencia de ese hombre es muy intimidante.  Akihito no dijo nada, y solo se giró para quedar enfrente de la chica.
         —Hasta mañana, Mitzuki. —se despide de la joven, al depositar un ligero beso en su mejilla, tratando de no arruinar el maquillaje de la ‘maiko’.
         —Q-Que descanse… Takaba-san. —respondió con sorpresa y no pudo evitar sonrojarse.  Al yakuza no le pareció nada ese gesto tan ‘amistoso’.
         —Entra…  tenemos que hablar. —ordenó con voz tajante.  Akihito subió a la limosina, Asami le dedicó una mirada gélida a la chica como dando a entender de que el fotógrafo, tiene dueño… subió al vehículo, y arrancó en dirección a su residencia.  Mitzuki se dejó caer en la banca, tratando de interpretar la mirada del hombre que acompañaba a su ‘salvador’.

En la limosina…

         Akihito se encontraba mirando por la ventanilla, evitando tener contacto visual con el yakuza.  Asami, con cigarro en mano, observa fijamente al fotógrafo, hasta que ya no aguantó más…
         —Háblame, Akihito. —ordenó.
         — ¿Qué? —atinó a responder eso, sin dejar de mirar por la ventanilla del vehículo.
         —No sé… ¿Sí estás molesto, porqué he venido a Kyoto? O… —hace una pausa para exhalar el humo de su cigarro y poder continuar—.  ¿Por qué interrumpí la plática con la maiko? ¿Es eso? —preguntó sin dejar de mirarle, mientras apaga la colilla del cigarro en el cenicero.
—Sí lo dices por el beso… soy muy afectuoso con mis amigos. —respondió al momento de voltear la mirada para encontrarse con la del yakuza.
—No quiero que vuelvas a hacerlo…  No puedes… —Asami se acercó hasta abrazar al joven, luego de tomar su barbilla para obligarlo a mirarlo a los ojos—.  Akihito, hay reglas muy estrictas de convivencia con las geishas… no puedes tocarlas, ni mucho menos besarlas.  ‘Ellas’ no se pueden enamorar. No la ilusiones… ¿Ok? —gruñó enfatizando la última parte.
—A-Asami… —musitó tratando de liberarse del abrazo del yakuza.
—Aki, sé porqué estás en Kyoto.  Pero, eso lo hablaremos con más calma en mi residencia. —terminó de decir, mientras toma los labios del joven en un beso devorador.

**********
Okiya Ayanami
09:10 p.m.

—Ya estoy en casa —anunció su llegada la joven ‘maiko’.
— ¡Oh, por Dios! ¿En dónde has estado?  ¿Y porqué tienes el kimono sucio? —preguntó otra joven, algo mayor que ella al ver el aspecto que traía Mitzuki.
—Onesan… Estoy bien, es que unos hombres me estaban molestando en la calle, pero un joven me ayudó… y por eso llegué tarde a casa, perdona sí te preocupe.
— ¿Es el chico que estaba en la esquina de nuestra ‘okiya’? —preguntó seria su hermana.  A lo cual Mitzuki sólo asentó con la cabeza.
—Mitzuki… ya conoces la regla de no traer hombres a la okiya, que bueno que ‘okasan’ no se encuentra, menudo castigo recibirías.
—Por favor, hermana… no le digas nada, ya bastante, tengo con preocuparme por lo de mi ‘mizuague’ (desfloración) con el Señor Ministro.
—Sabes que es necesario… además, te tengo buenas noticias, okasan… va a nombrarme su heredera, y así podré liberarte del compromiso de convertirte en geisha.
—Harumi… eso nunca va a pasar, pronto tendré la reunión con el ministro Miyazawa y… —hace una pausa, tal vez para no terminar de pronunciar esas palabras, con la mirada perdida hacia el jardín de la casa.
—Cómo me gustaría que mi primer hombre fuera Takaba-san. —pensó Mitzuki al sentir el rubor por sus mejillas.  Ante la mirada curiosa de su hermana mayor.

***********
Residencia Asami
Distrito de Gion Kobu 09:30 p.m.

         La residencia se encuentra un poco alejada de la ciudad, en una zona boscosa, en una pequeña colina… lindo lugar, sobretodo es muy apacible.  Al llegar, atravesaron un portón, ascendiendo para llegar a la misma, Akihito se sorprendió del estilo de la residencia del yakuza,  moderna con 2 pisos, en color blanco con detalles de marcos de madera en las cuatro únicas y enormes ventanas, dos de ellas en la parte frontal y las otras dos del lado izquierdo para un mejor aprovechamiento de la luz natural. 

Hay otras 2 construcciones un poco separadas de la casa principal, del lado derecho está lo que sería el garaje donde se guardan los vehículos, y un poco más a la izquierda; las habitaciones para la servidumbre y los guardaespaldas.  Algo difícil de lograr con este tipo de construcciones, es la armonía entre lo moderno con la belleza del bosque que rodea la casa.

         Al descender de la limosina, Asami le pidió a Akihito que lo esperara en la recámara principal.  El yakuza despidió a su comitiva, dando instrucciones precisas de lo que harán mañana durante su estancia en Kyoto.

         Al terminar, el mayor entró a la residencia, para dirigirse rápido a la habitación.  Al entrar, en una esquina del cuarto, observó una mochila, la misma con la que salió a trabajar el joven esta mañana.  Akihito salió del cuarto de baño, se quitó la chamarra y lo dejó en el sillón que está cerca de la enorme ventana, se percató de la presencia del yakuza sentado en la cama.

         — ¿Sólo saliste con esto? —preguntó el yakuza señalando la mochila.
         —Sí, mi jefe me pidió que llegara a Kyoto lo antes posible, por eso no llamé y ni llegué a casa para hacer mis maletas.
         —Asami… ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Me dejarás hacer mi trabajo o… vas a encerrarme? —preguntó el chico con un nudo en la garganta, esperando la respuesta del mayor.  El yakuza no dijo nada, sólo se quedó ahí, sentado en la cama, mirando fijamente la figura que tenia enfrente suyo, con la habitación a oscuras e iluminados por la luz de luna que se filtraba en esa gran ventana.
         —No, Akihito… esta vez, dejaré que hagas tu trabajo, pero… necesito que me ayudes con algo.
         —¡¿Qué dices?! —lo único que atinó a responder el chico ante la sorprendente respuesta del mayor.
         —Sé que te enviaron a cubrir la reunión del Ministro Miyazawa con empresarios… Yo soy uno de los que estarán en esa reunión.
         —Lo que quiero que hagas es que investigues, que tomes fotos de los “verdaderos negocios” que tiene el “Honorable Ministro” aquí en Kyoto, y también quiero que busques la manera de infiltrarte en el lugar donde será dicha reunión… supongo que la agencia, no sabe nada y por eso te enviaron aquí…—hace pausa para continuar— El objetivo que busco con esto es que pongas al “descubierto” al Ministro Miyazawa cometiendo el acto de corrupción… sólo trata de no fotografiarme… ¿Entiendes, Akihito? —finalizó.
         —Te daré la información que quiere tu agencia, sí confirmas lo que te doy, no sólo conseguirás el reconocimiento que necesitas, para destacar en tu medio… sino que también conseguirás ‘deslindarme’ de ese corrupto y mi club quedará libre de sospechas… ¿Qué dices, aceptas el trabajo? —sonrió de manera maliciosa al notar la mirada de perturbación de su chico.

         Akihito estaba estupefacto, no podía creer lo que acaba de escuchar del yakuza, meditó la oferta… no sólo es la idea de ganar el reconocimiento, el caso ya es público y seguramente tendrá mucha competencia, los medios estarán a la ‘caza’ del Ministro y lo más probable, es que ya saben la identidad de Asami y de su local.
         —En pocas palabras vas a utilizarme. —Dejando escapar un suspiro pesado, se dirigió hacia Asami para sentarse a horcajadas en las piernas del mayor.  Encontrándose con esa mirada y perderse en el brillo de esos ojos dorados.
         —Acepto, pero… con algunas condiciones —señaló el chico— quiero libertad de acción, no me cuestiones en mis métodos de trabajo o en las horas que llegue a casa y con quién he estado.  ¿Aceptas mis condiciones?  —finalizó mientras toma el rostro de Asami con ambas manos.
         —Acepto. —esbozando una pequeña sonrisa y abrazar al menor por su cintura, jalarlo hacia él y dejarse tumbar por el colchón, haciendo que el chico estuviera sobre él.  Tomando los labios de Akihito en un beso posesivo y arrollador.

Empujando con la lengua entre los labios entreabiertos, explorando, saboreando, conquistando.  Asami notaba cómo sus erecciones se frotaban con fuerza. No quería romper el beso, bebiendo como estaba de la infinita dulzura de la boca del menor. El contacto se hizo inacabable. El yakuza notaba los brazos de Akihito rodeándole, sujetándole con una potencia e impaciencia que nunca había sentido antes.
Asami deslizó sus manos por los glúteos de Akihito y les dio unas palmadas.  El mayor rompió el beso y comenzó a desnudarlo con desesperación.
— ¡Ay!
—Lo lamento. —era tal la urgencia de Asami por tenerlo desnudo sobre su piel.


Estando en la cima, Akihito atacó su boca, lo besó agresivamente y frotó sus caderas de manera que sus penes estuvieran alineados. Colocó todo su cuerpo sobre el del otro hombre y sintiendo el roce de sus pechos. Los recuerdos de las actividades de noches anteriores lo excitaron más. Sus caderas se movieron con mayor velocidad mientras su deseo incrementaba.

—Cariño… ngh…  por favor, cabálgame —susurró Asami—.  Toma el control.   Akihito se detuvo un momento para considerar lo que le habían ofrecido.
— ¿Cómo…?
—Arrodíllate sobre mí —ordenó Asami—. Yo te prepararé. ―Tomó el lubricante del cajón del buró, mientras Akihito se balanceaba sobre sus manos y rodillas.  Akihito arqueó la espalda sensualmente cuando sintió los dedos frotar su dura verga, acariciar sus testículos y finalmente su ano. Arqueó la espalda para darle mejor acceso.
—Oh, sí —gimió con placer mientras penetraban su agujero.
—Dios, luces tan sexy con mis dedos en tu interior —murmuró Asami.
—Espera hasta que mires cómo me follo con tu verga—jadeó Akihito.
Asami lo miró sorprendido, se topó con una sonrisa provocativa en el rostro de su joven amante.
—Creo que he creado a un monstruo —dijo.
—No, siempre fui un monstruo—respondió Aki—. Solo pregúntales a mis padres.
— ¿Pueden esperar hasta que te folle? —preguntó casi sin aliento mientras el menor se colocaba sobre el pene de Asami.
—Creo que será lo mejor —dijo Akihito. Descendió su cuerpo y se congeló en el momento de la primera penetración, dándole tiempo a su cuerpo de ajustarse—. Quiero que te concentres… mmhm… en lo que… haces.

Asami se colocó sobre sus manos para sostener los temblorosos muslos de Akihito.
—Me esforzaré al máximo, cariño.
—Supongo que eso es todo lo que puedo esperar de ti —lo molestó Akihito. Cerró los ojos cuando dejó que la verga de Asami lo penetrara más. Gruñó cuando el duro miembro se frotó contra su próstata. En esta posición, Asami había llegado más profundo que antes. Tener al hombre mayor en su interior era increíblemente excitante y por un momento Akihito se dedicó a explorar la habilidad que el hombre tenía de hacerlo sentir como si se estuviera sometiendo a pesar de estar encima.

Se acercó y lo besó, luego se alejó hasta que la cabeza del pene de Asami estaba en su entrada y volvió a descender, sintiendo cómo el mayor lo penetraba una segunda vez.
—A-Aaah… cabálgame… ugh cariño —le ordenó Asami y Akihito se apresuró a obedecer, levantándose y dejando que la gravedad le ayudara a llevar al intruso en su interior.  Asami lo sostuvo y comenzó a embestirlo poderosamente, follándolo rápidamente y con fuerza.
—Aaaah… A-Asami… — el chico jadeó y sus ojos estuvieron llenos de lujuria. Asami apoyó sus pies sobre la cama y su piel comenzó a chocar contra la del chico.
—Mastúrbate para mí —le ordenó y Akihito apoyó el peso sobre una mano y usó la otra para masturbarse al ritmo de las poderosas embestidas gimiendo mientras se corría, eyaculando sobre el pecho de Asami, empapándolo con su fluido.

Los músculos de su ano comenzaron a estrecharse y eso combinado con el calor de su interior provocó que Asami se corriera, embistiendo con fuerza el interior de Akihito por última vez.  Sus caderas cayeron sobre la cama y Akihito se dejó caer exhausto sobre él, recostando su frente sobre el hombro de Asami.
—Mierda —gruñó.
—Dame un momento para descansar, cariño, y estaré listo para la siguiente ronda —bromeó Asami.
—Sí. —Akihito inhaló y Asami se preguntó a qué le dijo que sí.



El yakuza se dio cuenta de que Akihito se había quedado dormido cuando escuchó un suave ronquido.  Con cuidado, quitó al joven de encima de él y lo acomodó a su lado.  Exhausto, levantó el edredón, que estaba en el piso, para cubrirlo… y se acurrucó al lado de su amante.

FIN DEL ACTO I

CONTINUARÁ…


Comentarios

  1. Me encanto la manera en que describiste el lugar y todo lo que su viaje involucra y bueno esta de más decir que me encantan tus escenas de amor. Esta bastante interesante la historia y muero por saber como termina, así que estoy ansiosa por saber mássssssssssss
    Además el que una chica le cause celos al yakuza es genial, me fascina el juego de los celos en las parejas y en esta más.
    Bueno necesito mi six para la calor y para la espera de la continuación.
    Muchas gracias por compartir tu historia con todos.
    Te mando un abrazote y por fis continua participando que me encanta leerte.
    Cuídate mucho, see you soon :)

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    1. Ni Hao!

      'Ookini' jejejeje esta historia salió, mientras veía un documental sobre geishas... Y bueno, quise aprovechar para meter personajes propios como Mitzuki y darle variedad, salirme de lo 'convencional'

      En verdad, muchas gracias... Que bueno que te gustó esta nueva locura mía... Y espero que a todos les guste también.

      Jajajajaja ahí te mando tu pedido de six de coca - cola bien fría y con hartos hielos...

      Nos leeremos en la continuación.

      Sayobye :3

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  2. Siempre se agradece leer algo bien escrito, si es de Asami y Akihito más. Esperando con anhelo la continuación. Deseo que hayan pasado un feliz San Valentín, en compañía o en soledad- No hay mejor ni más placentero amor que el que un@ se tiene así mism@.
    ¡Ojo! lo de placentero no tiene connotación sexual alguna.

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    1. NI HAO! (HOLA)

      Muchas gracias, que bueno que te gustó mi historia, mi San Valentín lo pase bonito, gracias.

      Se entendió la frase, pero como ya sabemos que siempre hay alguien con la mente "cochambrosa"... bueno, ni cómo ayudarles.
      Espero leerte en la continuación y te mando saludos.

      Sayobye

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