BY SHADOWW.
29 de Diciembre
Club Sion 10:00 p.m.
Kirishima llegó hasta
la puerta del despacho, tocó 2 veces y una voz profunda contestó al otro lado.
—Adelante.
El asistente entra y
observa a su jefe sentado en el enorme sillón de cuero negro, se encontraba de
espaldas contemplando la vista nocturna de la ciudad; a través de la enorme
ventana de la lujosa oficina. Kirishima
se acercó e hizo una pequeña reverencia.
—Asami-sama… Aquí
tiene los estados de cuenta de los miembros del Club que solicitó.
El yakuza medio giró
el gran sillón, observó a su asistente con amabilidad, sin esa hostilidad que
parecía mostrar a los demás. Extendió su
brazo para tomar la carpeta, dejando mostrar extrañas marcas en su muñeca.
—¿Señor…?
—Aah, esto… No te
preocupes, ayer me lastimé haciendo ejercicios con ligas. —contestó de manera
rápida y en seco para evitar el interrogatorio de su asistente.
—Bien… ¿Desea algo más,
señor? —preguntó mientras se acomodaba los lentes.
—Sí. Archívame estos
documentos y mañana cancelas mis citas, quiero darle prioridad a lo del
embarque… Y creo que es todo, puedes retirarte, del resto me encargo yo. —Finalizó
Asami mientras revisaba la carpeta.
—Bien, haré su
encargo, señor. Que pase buenas noches.
—se despidió, haciendo una pequeña reverencia y salir de la oficina.
Asami revisaba los
informes, de repente dejó de poner atención en los documentos y empezó a
recordar lo sucedido en la noche de Navidad, volvió a girar el sillón hacia la
ventana, se levanta un poco la manga de su traje para mostrar la muñeca de uno
de sus brazos… La acercó hacia sus labios como sí fuera a besarla, cerró los
ojos y dejó que su mente empezara a mostrar las imágenes de lo que pasó esa
noche: las ataduras, las caricias, los golpes, la respiración entrecortada, la
oscuridad obligada en sus ojos dorados, el orgasmo; en eso, Asami dejó escapar
un leve suspiro seguido del nombre que salió de sus labios.
—Akihito… —susurró.
Al recordar el
momento en que el menor lo hizo “suyo”, el yakuza sintió el rubor por sus mejillas
y su cuerpo estremecer.
—Lo planeaste bien…
Debo admitir que me ha gustado el “regalo”.
En ese momento se
olvidó de todo y sólo se concentró en sentir…
Se movió inquieto en
el sillón, su pene había cobrado vida, los botones del pantalón le molestaban y
la tela le aprisionaba tremenda erección.
—Que más da, total… estoy
solo. —murmuró. Se desabotonó los pantalones y sin molestarse en bajárselos por
las caderas, se sacó el pene erecto e hinchado, tanto que casi dolía. Lo acarició lentamente, intentando durar la
sensación, mientras cerraba los ojos.
Sus dedos recorrieron
toda la longitud y se detuvieron en el glande, jugueteó con la abertura de la
uretra, recogiendo la humedad que brotaba de ella y deslizándola por toda la
corona; la mano izquierda se coló por debajo de la tela hasta que encontró los
testículos, los acogió cuidadosamente en la palma y los sacó de la prisión de
los pantalones.
Echó la cabeza hacia
atrás y soltó un gruñido, en su mente lo veía a Él, se muerde el labio inferior
cuando tiene en su mente la imagen de cuando lo penetraba con su dedo y su boca
cálida trabajaba en su verga hasta llegar al orgasmo. Sus manos aceleraron sus caricias y comenzó a
imaginar a Akihito frente a él, acariciando, golpeando cada parte de su cuerpo.
Las nalgas se le
despegaron del asiento de cuero negro, todo su cuerpo en tensión, sus labios
apretados, las fosas nasales inhalando aire con demasiada rapidez.
—N-ngggh… A-Akihito… —susurró
sintiendo como el clímax se acercaba. En
eso suena su móvil, el dueño de sus pensamientos le llama.
—Bu-Bueno… contestó
tratando de controlar su respiración.
—¿Asami, te sucede
algo? ¿Estás bien? —preguntó extrañado el joven por su voz.
—Sí… a-aah estoy
bien, lo que pasa… ugh, es que… Kirishima ya se fue y tuve que ir al archivo
por unas carpetas… mmhm y pues subí escaleras, es todo. —contestó mientras su
mano detuvo el movimiento sobre su pene y testículos.
—Ahh era eso. Bueno
te llamo para avisarte que llegaré tarde a casa, mis amigos me invitaron a
cenar y después a tomarnos unos tragos.
—Huh… ¿No puedes
verlos otro día? —preguntó manifestando su molestia ignorando el dolor punzante
que sentía en los testículos.
—Asami no empieces,
por favor. —respondió con fastidio.
—Es que… uhg… mmh…
hoy… no… aaah… ¡Rayos! —balbuceando entre gemidos.
—No sé qué demonios
te pasa pero debo irme, nos vemos. —colgó.
—¡Akihito no
cuelgues! ¡Mierda! —levantándose colérico del sillón.
Asami se reacomodó la
ropa, estaba furioso… no le gustaba que Akihito saliera con sus amigos tan
noche.
—Sí piensas que con
lo que me hiciste esa noche vas a alejarte de mí, estás muy equivocado,
Akihito. —sentenció el yakuza ya más recuperado de sus sentidos y esbozando una
sonrisa maléfica, digna de un depredador dispuesto a cazar a su presa… y
comérsela. Acto seguido sale de la lujosa oficina hacia el estacionamiento
donde lo espera su chofer.
Asami llega al
departamento, y se dirige a la recámara para tomarse una ducha bien fría para
bajar el calor que traía, al salir del baño ataviado con una bata se dirige al
bar y se sirve un vaso con whisky y hielos, le da un sorbo a la bebida…
—Te volveré a
recordar quién es tu dueño, Akihito. —afirmó.
En eso se dirige de
nuevo a la habitación y enciende el pequeño switch que abre el “cuarto
especial”; al entrar, el yakuza observó cada detalle del cuarto: las manivelas,
la cama todavía sin arreglar, el antifaz, la lámpara del techo la cambió para
que diera una luz tenue.
—Debo reconocer que
hiciste un buen trabajo modificando la habitación, pero es hora de otro cambio.
—afirmó.
—Y lo primero que
haré será poner un código de seguridad, no volverás a usar esta habitación.
—dijo Asami mientras introducía una nueva serie de números para el switch.
Al confirmar el nuevo
“password”, Asami sacó la maleta que Akihito usó esa noche, y guardarla muy
bien en su closet. Le dio el último
sorbo a su whisky; esbozando una sonrisa juguetona.
—Será mejor que te
prepares, Akihito. El Año Nuevo se
acerca y… ¿Quién sabe? A lo mejor pueden suceder cosas interesantes.
30 de Diciembre
Departamento de Asami
8:00 a.m.
Asami ya estaba terminando de ajustarse la
corbata y mirar de reojo la imagen que tenia frente al espejo, le gusta tener
una apariencia impecable, aún estaba molesto con Akihito porque sin importarle
nada se fue con sus amigos a emborracharse y ya ni digamos de la hora en que el
muchacho llegó al departamento.
—Me la voy a cobrar,
Akihito. —pensó.
Tomó su portafolio,
la gabardina y la maleta de Akihito para salir del departamento hacia la oficina…
tiene mucho que planear para su “venganza”.
Tres horas después,
Akihito despertó de mal humor, con un dolor de cabeza marca “Diablos”; pero
valió la pena ya que tenía mucho tiempo de no ver a todos sus amigos reunidos
en estas fechas, y no quería perder la oportunidad, a pesar de los celos de
Asami.
—Uugh… mi cabeza ¿Qué
hora es? ¡ouch! —estirando su brazo para tomar su móvil del buró junto a la
cama.
—mmmh… 11:00
a.m. Ya es tarde, seguro Asami ya se fue
a trabajar. —pensó el joven mientras estiraba sus brazos al momento de echarse
un buen bostezo.
Se levantó y se
dirigió al baño para tomarse una pastilla para el dolor y luego darse una
ducha, la verdad es que con la borrachera que traía ni siquiera recuerda cómo
llegó al departamento o sí llegó acompañado; al salir ataviado solo con una
toalla se dispuso a vestirse solamente con sus bóxer y una playera, ambos en
color negro y salir hacia el pasillo.
Pero antes volvió a tomar su móvil para revisar sí tenía mensajes o
llamadas pérdidas, ya que cuando le habló al yakuza decidió apagarlo para que
no lo interrumpiera en su celebración con los amigos.
—No hay mensajes… ni
llamadas… que raro, supongo que Asami está muy molesto. —murmuró mirando
sorprendido la pantalla del móvil.
—Seguro que luego me lo
reclamará y luego… —pensó Akihito al hacer una pausa para imaginarse el
“castigo” al sentir como el rubor le subía por la cara y su cuerpo se estremecía
ante lo que vendrá. Mientras pasaba por
la recámara principal, el chico recordó que no ha sacado la maleta que usó en
la Nochebuena y dejó en el “cuarto especial”, entró a la
habitación y oprimió el switch para entrar.
—¿huh? No abre…
—¿Por qué no se abre
esto? ¡Mierda! —se preguntó el fotógrafo al no conseguir abrir la puerta.
—Ok… Tranquilo,
supongo que hay una explicación para esto.
Le llamaré —respiró hondo y marca su número. Después de tres tonos, el yakuza no contesta
el móvil, Akihito le volvió el dolor de cabeza y empezó a caminar por la
habitación hasta que se detuvo en la mesita de noche, ahí encontró un papel
doblado con su nombre; apagó el móvil para tomarlo y leerlo.
Akihito:
En cuanto despiertes, ven a la oficina de
inmediato.
Asami.
—¿Qué Diablos? —se
preguntó el joven sin entender nada de nada. Se dirigió a su cuarto para
vestirse, tomó sus llaves y salir a su encuentro. —¿Qué será lo que trama ese yakuza? —pensó.
—¿Acaso se va a
“desquitar” por lo de ayer? ¡No! No, eso seria demasiado, además Asami anda muy
raro desde Navidad, uuuhgg no más de pensar en Él, me vuelve el dolor de cabeza. —pensó Akihito al
llegar a la avenida para tomar un taxi que lo lleve al club.
Club Sion
12:30 p.m.
Asami reía divertido
por ver que Akihito le llamaba al móvil, en eso tocan a la puerta y su
asistente entra al hacer una reverencia.
—Asami-sama, acabo de
hablar con el contratista y dice que puede hacer el trabajo hoy mismo.
—Bien. Entonces toma las llaves y el código de
seguridad y ve de inmediato a mi departamento para que recibas al contratista,
lleva a algunos hombres de mi escolta para que te ayuden. Recuerda, quiero que lo hagan rápido y con la
mayor discreción. ¿Entiendes, Kirishima? —ordenó el yakuza mientras sonaba su
móvil otra vez.
—Entendido, señor…
Con su permiso. —se despide mientras hace una reverencia.
—Gracias… Y llámame
en cuanto terminen, por favor. —Asami giró su gran sillón negro hacia la gran
ventana, revisa el último mensaje recibido en el móvil. —¡Qué impaciente es! ¡Joder!—
Así que el mayor
decidió llamarle para saber sí ya se encontraba cerca del club.
—¿Ya estás en el
Club?
—Sí, estoy en la
entrada… pago el taxi y enseguida subo a tu oficina, ok? —respondió el joven.
—Ok, te espero.
—colgó el mayor para luego abrir un cajón del gran escritorio para sacar la
maleta de Akihito, la coloca sobre el escritorio para admirarla. La maleta es pequeña del tipo deportiva que
se usa para ir al gimnasio en color café claro, con el logo de PUMA® en color
rojo carmesí en una esquina de la misma, Asami la abre para sacar el vibrador
morado que Akihito usó para masturbarse mientras él se encontraba atado.
—Creo que este lo
guardaré de recuerdo. —afirmó mientras lo guarda aparte en un cajón con llave. Del mismo escritorio, toma su cajetilla de
cigarros, lo abre para sacar uno y lo enciende para aspirarlo fuerte y
profundo, conteniendo un poco el humo y después exhalarlo por sus fosas
nasales.
En ese momento entra
Akihito, sin importar siquiera que el yakuza se encontrara ocupado o atendiendo
a alguna visita importante.
—Asami… ¿No sé que te
traes ahora? Pero te informo que tengo un dolor de cabeza producto de mi
“última borrachera”, no he comido, ando de mal humor, el “cuarto especial” no
se abre y para colmo me haces venir aquí… a tu oficina. ¿Qué pasa, Asami? —pregunta con fastidio el
chico.
—Aaaaaaaahhhh…
(suspiro pesado) A pesar del tiempo que llevamos juntos, tus modales van de mal
en peor, Akihito. —bufó Asami ante la entrada del fotógrafo y apagó su cigarro
en el cenicero.
—Parece que tendré
que “corregir” ese defecto tuyo. —colocando la maleta ante la mirada atónita de
Akihito.
Asami apoyo sus codos
sobre el escritorio entrelazando sus dedos para apoyar su barbilla sobre ellos,
observó como el joven comenzó a temblar al ver la maleta, la imagen le
complació mucho al yakuza.
—No… no entiendo.
¿Por qué tú…? —preguntó el joven.
Asami se levanto del
sillón, con pasos sigilosos se colocó en frente del amplio escritorio, seguía
mirando al joven, con un deseo inexplicable, tragó saliva para contenerse un
poco.
—La maleta… la tengo
porque quiero “prepararte” para la noche vieja, es parte de mi regalito de Año
Nuevo. —contestó el mayor lanzándole una sonrisa cautivadora.
—¡¿Cómoooo?! Yo creía
que estabas molesto por lo de ayer y yo… —en eso, el joven dejó de hablar,
porque el yakuza dio un manotazo en el escritorio manifestando aún más su enojo
y eso lo asustó.
—Lo de ayer…
—apretando la mandíbula para contener un poco la furia que lleva dentro
—Tranquilo… pronto me cobraré eso —. En
eso el mayor se acercó lentamente hacia Akihito, le tomó el rostro con ambas
manos y lo miró fijamente hasta perderse en el brillo de sus ojos verdes.
—No sabes cuanto te
deseaba ayer… con esa idea fija en mi mente de tenerte entre mis brazos, me ha
mantenido duro todo ese día, Akihito… Tumbarme junto a ti en la cama,
arrancarte la ropa en tiras y devorar todo lo que encontrara debajo de las
telas. Quiero tenerte, recorrerte con mi
boca, penetrarte fuerte y profundamente hasta escuchar como gritas mi nombre,
mientras te corres. —susurró el mayor en el oído del joven.
Akihito no podía
respirar, esas palabras no sólo revolucionaban su libido; sino que impactaban
en su cuerpo. Reduciendo su capacidad de
resistencia ante el placer que prometían.
El joven soltó un
suspiro entrecortado, el deseo que sentía era como un bosque en llamas bajo un
fuerte viento que lo consumía todo, sin piedad.
Akihito se sorprendió al sentir los cálidos dedos del yakuza bajo su
ropa, acariciando sus pezones. Tembló cuando las delicadas caricias se
intensificaron que hicieron que se endurecieran.
—Eres muy sensitivo. —le dijo Asami
suavemente. Tiró de las pequeñas protuberancias entre su pulgar y dedo índice,
y observó cómo el joven dejó caer la cabeza y abrió la boca.
Aki trató de apagar un grito cuando sintió
que el mayor comenzó a pellizcar y retorcer sus pezones, el ligero dolor se
expandió por sus nervios e hizo que su pene se levantara. La sangre se dirigió
hacia sus pezones y entrepierna, haciéndolo navegar en un mar de placer.
—No… no vayas tan aprisa, Asami… —señalo el
chico intentando recuperar la cordura, pero el tono ronco de su voz hizo que la
protesta pareciera un chiste.
Asami
tiró con firmeza de las protuberancias hasta dejarlas muy rosadas, concluyó que
estaban lo suficientemente firmes. Se sentía muy tentado de arrodillarse frente
a Akihito y tomarlas con su boca, quería saber si sabían tan exquisitamente
como lucían, pero tenía un plan distinto.
—Cierra
los ojos. —pidió el mayor en un susurro.
El
fotógrafo obedeció, su cuerpo tambaleó cuando sintió que uno de sus pezones fue
capturado con algo frío que lo pellizcó; casi abre los ojos, pero el mayor le
pidió no los abriera aún. Sintió un
nuevo pellizco sobre otro pezón y que algo frío rozó sus costillas.
—Abre
los ojos, Aki. —dijo Asami complacido con su obra.
El menor obedeció y miró hacia abajo para
encontrarse con dos pequeñas pinzas en sus pezones unidos por una cadena que
caía sobre su pecho, parte de los accesorios que se encuentran en la maleta.
—A-asami… aaaah ¿Y esto? —preguntó
sorprendido el chico.
—Dolerá
mucho más cuando te las quite, ¿entiendes? —dijo Asami. Se sintió complacido al
notar la mirada de consternación en el rostro de Akihito.
—Serás
capaz de soportarlo. De hecho, estoy seguro de que disfrutarás lo que tengo
planeado para ti. Digamos que es un “adelanto” de lo que va a pasar en la
víspera de Año Nuevo. Ahora ponte otra
vez la camisa, pasarás un tiempo en la oficina antes de que regresemos al
departamento.
—Dices
que no haz comido, vamos... Conozco un
buen restaurante, que también muero de hambre. —afirmo mientras el menor se
acomodaba la ropa para salir de la oficina.
Akihito
estaba sorprendido hubiera esperado que lo follara ahí mismo, pero esto… y fue
así, como en ese momento fue tan lascivo
y tan perturbador a la vez.
Departamento
de Asami
11:00
p.m.
Toda
la tarde fue una verdadera tortura para Akihito, después de comer, el yakuza le
pidió que se quedara en la oficina para “ayudarle con la papelería”, lo único
que hacia era meter las carpetas en el mueble del archivo que tiene junto a su
escritorio y dependiendo del color: sí la carpeta era negra, cajón de abajo o
sí la carpeta era roja, cajón de arriba.
Y cada vez que se agachaba la cadena que unía las pinzas se le atoraba con
la hebilla del cinturón del pantalón y le
jalaban las pinzas de los pezones y ni hablemos de la erección que no podía
tocarse hasta que el mayor le diera permiso. Hasta que por fin llegaron al departamento.
—Ven
aquí, Akihito y quítate la camisa. —solicitó Asami mientras se sentaba en el
gran sofá.
Akihito
obedeció, se sentó frente al yakuza, en eso, el cuerpo del menor se estremeció cuando la mano de su amante tocó
su estómago y comenzó a moverse lentamente por su torso hasta que llegó a las
pinzas. Akihito echó la cabeza hacia atrás, tragó saliva fuertemente. Luego Asami soltó la pinza… la combinación del dolor, hizo que el menor
perdiera la razón.
—AAAAAAAAAAAAHHHHH!!
—Gritó cuando la sangre volvió a circular por su pezón y envió ondas de
sensaciones por todo su cuerpo, su pene se endureció y temió correrse frente a
él.
—¿Cómo rayos me va a quitar la otra? —pensó
Akihito.
Asami
giró al joven y lo acercó a su pecho, lo atrapó con un brazo alrededor de la
cintura y colocó los dos brazos del joven a sus costados.
—Esto te va a doler
aún más. ¿Estás listo?
Akihito
asintió. Arqueó la espalda y gritó cuando Asami le quitó la segunda pinza,
agradecido por la calidez del hombre en su espalda. El yakuza tiró las pinzas
sobre la mesita de la sala y comenzó a masajear ambos pezones.
Akihito se relajó, sintió una dura calidez en
sus glúteos. ¿Acaso Asami se había excitado también? Su pene pulsaba al mismo
ritmo que sus pezones y estaba comenzando a disfrutar la sensación de los dedos
del mayor que lo masajeaban.
—Jugaremos
después, cariño —susurró en el oído de Akihito
—Vamos
a descansar, mañana será un día muy pesado para mí y para ti también.
—sonrió. Con una última caricia, Asami
alejó a Akihito de su cuerpo, riéndose
un poco al encontrarse con una mirada llena de lujuria.
—Contrólate y vamos a
dormir.
Se acercó para lamer un pezón, luego se
marchó por el pasillo hacia la habitación y la mano de Akihito se dirigió
inmediatamente a su pene, comenzó a masturbarse sobre sus pantalones.
Asami regresó semi-desnudo
por su portafolio y el joven se sobresaltó, quitando su mano inmediatamente de
su pene, temeroso de ser descubierto.
—Sí te vas a masturbar que sea en el baño y
rápido, que tienes que dormir —le ordenó
Asami mientras regresaba al pasillo.
—Aaaaaaaaaaah… (suspiro aliviador) Vaya
manera de curarme “la cruda”… huh… —murmuró el joven mientras se levantaba del
sofá para dirigirse al baño y echarse una buena “paja”.
31 de Diciembre
Víspera de Año Nuevo.
Departamento de Asami 8:00 a.m.
Asami salió muy temprano para la oficina, y
Akihito no pudo dormir bien, primero por la “tortura” que le dio el yakuza en
sus pezones y en segunda porque se echó más de dos pajas en el baño; su cuerpo
todo adolorido y por la falta de sueño, el joven no tenía muchas ganas que
digamos de levantarse de la cama.
Como 15 minutos después, en la cocina,
Akihito meditaba las palabras que el yakuza le dijo ayer, mientras terminaba de
secar un plato con la toalla.
—Palabras provocativas que solo me hacen
tener ideas lascivas. ¡Oh Dios! —pensó cuando Akihito agachó la cabeza y cerró
los ojos; anhelaba más que nunca sentir ese placer que Asami podría
proporcionarle.
Suena su móvil y eso lo hace salir del trance
en el que se encontraba, mira la pantalla del aparato y es Él.
—Bu-bueno. —contesta nervioso.
—Akihito no hagas planes, ni hagas nada en
casa. Quiero que vengas a la oficina,
ahora mismo. —Ordenó el yakuza.
—¿Nada? ¿No quieres que cocine algo especial?
—preguntó el joven un poco consternado mientras guardaba los platos en gabinete.
—Nada, Akihito. Por la comida no te preocupes, podemos pedir
algo del restaurante.
—Esta bien, voy enseguida, nos vemos. —dijo
Akihito a punto de colgar.
—Espera… en mi clóset dejé un paquete para
ti, es algo que quiero que uses hoy, ok? Bueno te dejo que tengo que atender
una visita. —el mayor colgó.
Akihito apagó su teléfono y se dirigió de
inmediato a la recámara principal, abrió la puerta del gran clóset y entró a
buscar el paquete que se encontraba arriba de una cajonera. Lo saca de ahí y lo pone sobre la cama para
abrirlo, al hacerlo ve un conjunto casual de Massimo Dutti; que
consistía en un pantalón de corte “slim
fit” (de los ajustados) en color negro, recto y una camisa de seda en color
rojo, hecho a la medida, también ajustado.
El brillo que daban las prendas era hermoso, en eso, notó que había un
artículo más en la caja de la ropa; y era un collar de cuero en color vino para
contrastar con el rojo de la camisa y la hebilla era de oro.
Fue que así, que Akihito supo que Asami está
listo para darle su “regalo” de Año Nuevo.
Sin pensarlo más tomó una toalla y entró al baño para un “regaderazo”
rápido, cuando terminó de vestirse; echa un vistazo de reojo a la imagen que
tiene frente al espejo, se colocó el collar dejando visible la hebilla de
oro. Se liberó los dos primeros botones
de la camisa para que luzca más el collar.
Dentro de la caja, también venia un abrigo
corto en negro; pero decidió darle a su apariencia “un toque personal”, sacó
del clóset un abrigo amplio y largo en color beige, al menos podía cubrirle un
poco más el cuello para que no mostrara el collar; tomó sus llaves, sus guantes
y su móvil, salió del departamento al encuentro de lo que le tiene preparado el
yakuza.
Club Sion
02:00 p.m.
Kuroda y Asami estaban en la pequeña sala de
la lujosa oficina mientras veían informes que el yakuza le solicitó al fiscal,
en eso el joven de lentes dejó de hablar al notar que el mayor ya no le estaba
poniendo atención y solo tenía la vista en la gran ventana.
—¿Sabes? Creo que es hora de que recuperes la
cordura. —dijo Kuroda de manera tajante.
—Qué recupere… ¿A qué te refieres con eso,
Kuroda? —pregunta Asami con enojo al salir de sus pensamientos.
—Te
desea, lo deseas… Takaba siente curiosidad. Hazlo tuyo antes de que alguien más
lo haga. Es inquieto e inocente y podría salir herido fácilmente. Jamás será un
jugador experto, pero es tan bello que si no lo entrenas tú, se topará con
algún hombre de mala muerte como tú comprenderás y saldrá hecho añicos. Eres
responsable de él. —dijo el joven fiscal con seriedad.
—No
entiendo… ¿A qué te refieres,
concretamente? —preguntó el mayor cerrando la carpeta y pasándose la mano por
la cabellera.
—¡Ja!
Anda, hazte el que no sabes y mira que eres un hombre muy inteligente. —dijo
Kuroda.
—Mira
Ryuichi, algo pasó en la Nochebuena porque cuando te hablé al día siguiente
para vernos, estabas muy pensativo y no tienes que decirme nada, aunque me
encantaría escuchar cada detalle jugoso, cada gemido y gruñido, y una
descripción detallada de su trasero cuando estaba enrojecido y húmedo, pero…
está claro, que tú eres su dueño. Y lo que es peor, él ha comenzado a ser el
tuyo.
—Aaaaaaaaah…
(suspiro pesado). Eso es lo que me temo
—dijo Asami con una sonrisa amarga. Kuroda colocó una mano sobre el hombro del
yakuza.
—Ryuichi, a veces nos gusta pensar que
tenemos el poder, que podemos encargarnos de todo; somos los pobres activos
los que somos los verdaderos esclavos. Hacemos todo el trabajo y aun así le
damos todo lo que el pasivo busca, se quejan y nos
quedamos jodidos de por vida —concluyó el fiscal con dramatismo.
—Pobre Kuroda. —se burló Asami de él.
—Bueno, te dejo para que atiendas a Takaba o…
más bien lo “castigues”. Te doy tu abrazo, Feliz Año y nos hablamos
mañana. ¿Ok? —se despide el fiscal.
—Feliz Año Nuevo, Kuroda y gracias por venir.
—dijo el mayor mientras recibía el abrazo de su amigo.
Kuroda tomó su portafolio y gabardina, para
salir de la oficina, cuando el móvil de Asami sonó y decide contestar.
—¿Sí? —pregunta el yakuza en tono burlón.
—Ya estoy en el club.
—Bien, te espero en la oficina. —colgó.
El fotógrafo toca 2 veces a la puerta y Asami
abre invitándolo a pasar, el yakuza cerró la puerta y Akihito pudo escuchar
como le echó el seguro, su corazón latió con fuerza. El mayor caminó hacia él con un brillo
posesivo en sus ojos dorados, le pide su abrigo y al momento que el menor se
desprendía de la prenda, Asami casi pierde el control cuando ve el collar…
guarda el abrigo. Akihito notó la mirada
lasciva de sus ojos y no pudo evitar sonrojarse, los dos se dirigen a la
pequeña sala en donde Akihito toma asiento; mientras que el mayor se apoya en
su escritorio.
—Akihito, estamos a poco de que termine el
año y… después de lo que pasó en la noche de
Navidad, yo… quería preguntarte esto: ¿Qué sentiste? ¿Te gustó verme
sometido a ti… a tus caricias? —preguntó el yakuza mirándolo fijamente.
—A-asami… —susurró Akihito.— Te confieso que
me excitó mucho, tenerte así… tan vulnerable.
Pero… lo que pasó ayer, el mar de sensaciones que experimentó mi cuerpo
fue… indescriptible. Creo que me gusta
más cuando me tienes a tu merced. —dijo el joven con el rostro ruborizado por
la confesión.
—Asami, eres increíble. —continuó Aki.— Sabes
exactamente donde tocar, cuándo y por cuánto; para llevarme hasta el precipicio,
pero sin dejarme caer. —terminó de decir Akihito cuando sintió el calor que se
extendía por todo su cuerpo, su piel se estremece porque sabe que lo necesita.
—Mph… Al parecer… Kuroda tenia razón, Akihito
muestra la clara tendencia a ser “switch” (Nota de la Autora: Switch;
persona a la que gusta ejercer ambos roles en sus relaciones, es decir el rol
dominante o activo y el rol sumiso o pasivo.) —pensó el yakuza.
—Mira Akihito, lo que iniciaste esa noche…
fue algo más que un juego erótico, es un estilo de vida, que tiene reglas;
yo…conozco esto y siento que tengo que decirte esto. —el mayor hace una pequeña
pausa.
—Mi responsabilidad como “Amo” o como “activo”,
no solo es darte órdenes, sino guiarte y darte placer. Se trata de confianza, debes confiar en mi,
Akihito. Te ayudaré y te daré todo lo
que necesitas. ¿Entiendes?. —afirmó el
yakuza. Y Akihito asintió con la cabeza.
—Bien… ya son las 03:30 p.m. Establecido el asunto creo que puedo darte
otro “adelanto”. —sonrió maléficamente.
—Acércate a mí, Akihito. —ordenó el mayor con
voz ronca.
Akihito estaba allí sentado, temblando, con
la mente y el corazón latiendo a mil por hora, entre la incertidumbre y la
emoción. El joven se sentía reclamado
por las palabras de Asami… su orden removió algo en su interior… ¿necesidad?
¿Cómo ceder a la exigencia de esa voz?
Akihito se levantó del sillón y se encaminó
hacia el escritorio. —Inclínate— ordenó y el chico comenzó a inclinarse en
dirección al escritorio, presionando su pecho contra la superficie.
—Coloca tus manos sobre la cabeza y mantenlas
ahí. —Akihito obedeció y esperó. Asami
posó su mano por el trasero, sintiendo la textura de la tela del pantalón. En eso, le da tremendo azote sobre sus
glúteos.
—AAAAAAAAAAAHHHH… —gritó el chico ya que era
la primera vez que el yakuza lo golpeaba de esa manera.
El mayor continuó azotándolo, dejando a su
paso una calidez instantánea.
—aaah… aaaaaahhh… —gimió Akihito hasta emitió
una especie de “maullido” de gatito y se movió, provocando que Asami se
detuviera y presionara una mano contra el bulto de sus pantalones.
—Voy a quitarte el pantalón para ver el
resultado. —murmuró de manera sensual en el oído de Akihito.
Akihito apenas podía quedarse quieto, las
manos del yakuza sobre sus pantalones lo excitaba, se estremeció cuando sintió
que los pantalones le llegaron a las rodillas; las manos del mayor se
introdujeron en su bóxer y masajearon sus glúteos antes de quitarle la prenda.
—Tienes un hermoso color aquí atrás. —observó
Asami— Caliente y rosado, además tu piel es muy suave. —dijo mientras
acariciaba el trasero del fotógrafo con sus manos.
—Akihito aquí es cuando no tienes que
llamarme por mi nombre… deberás llamarme “Señor”. ¿Entiendes?
—S-sí… Señor. —aceptó Akihito de manera
sumisa entendiendo su papel en la relación.
—¿Me extrañaste aquí? —dijo deslizando un
dedo por la grieta entre sus glúteos.
Akihito tembló cuando acarició su entrada.
—S-sí… quiero que me llene, Señor. —jadeo
Akihito.
Asami tragó saliva fuertemente, su chico
tenía más coraje que él. Akihito no
tenía idea de lo que ocurría entre ellos y aún así era lo suficientemente
valiente como para dar ese último paso a la orilla del acantilado y dejarse
caer.
—¿Quieres que te llene, mi lindo Akihito?
—preguntó seductoramente, su voz no traicionó lo que en realidad sentía.
—Sí… por favor… señor.
—Muy bien —. Asami sonrió y sacó algo del
bolsillo de su saco, lubricó sus dedos y acarició el pequeño y rosado ano, miró
como el fotógrafo trataba de permanecer inmóvil.
—Aaah… —jadeo el menor cuando lo penetró con
un dedo, esparciendo el lubricante para
un mejor acceso.
El chico era tan estrecho que Asami sintió
como su verga se endureció agradeciendo el hábito que tenía de permanecer
vestido; odiaba endurecerse y que su miembro estuviera en un ángulo
extraño. Cuando escuchó al menor jadear
y miró como sus caderas se movían sin control sobre la superficie de su
escritorio, retiró su dedo.
—¿Estás listo para mí, Akihito? —preguntó el
mayor.
—Aaah… s-sí… por favor… lléneme… mmmh… señor.
—balbuceó Akihito entre gemidos tratando de mantener el tono de voz lo más bajo
posible.
Jadeó y brincó cuando sintió algo frío y duro
estirar su agujero. Su ano se estremeció
mientras trataba de descifrar que era, trató de mirar pero Asami lo evitó.
—¿Qué es eso?
—¡No mires! —lo regañó e introdujo otra
esfera y notó complacido como el agujero del chico pulsaba por la penetración;
el fotógrafo no paraba de moverse, pero prosiguió como si nada hubiera pasado.
Asami colocó de una en una las bolas anales
en su interior. Akihito gemía cada vez
que una de las bolas se frotaba contra su próstata, la sensación era exquisita,
Asami supuso que cuando llegará el momento de sacarlas; el chico se volvería
loco por el placer; las bolas aumentaban de tamaño y la última estiraba el ano
del menor de manera formidable.
El joven jadeó y embistió su pene contra la
dura superficie del escritorio, preguntándose qué diablos era lo que Asami le
estaba metiendo en el culo. Finalmente la mano que lo sostenía desapareció y le
dio un último azote.
—Puedes ponerte de pie, Akihito. —ordenó.
El menor se levantó, sentía algo extraño…
pero era una sensación distinta a cuando Asami lo folla.
—¿Qué son, señor?
—Bolas anales. —dijo Asami con una sonrisa
maliciosa.— Súbete los pantalones.
—Quiere decir que no vamos a… —colocándose
los pantalones reaciamente.
—Shhhh… deja que te muestre. —dijo Asami y sacó un
pequeño control remoto del bolsillo de su chaleco; apretó el botón rojo y
Akihito se congeló cuando sintió una vibración en su interior.
—¡Mierdaaa! —gritó incapaz de controlar la
exclamación. El efecto en su próstata
era impresionante y excitante. Su pene
se elevó en respuesta y comenzó a frotárselo.
—No, no… No puedes tocarte, Aki. —dijo Asami
con ternura. Acercó al chico a su cuerpo
y acarició con un dedo el bulto en sus pantalones ajustados.
—Esto me pertenece, solo puedes tocarte
cuando yo te lo ordene.
—Aaah… por…uhg…favor, Asami…por favor. —rogó.
—Te ves tan lindo cuando me ruegas, Aki.
—dijo el mayor, mirando como la mano del chico se movía hacia su pene. Presionó el botón otra vez.
—Aaaaaaaaahhhhh… —Akihito suspiró de alivio.
—Veo que necesito calentar otro rato tu
trasero para recordarte que no puedes tocarte.
Asami tomó uno de los asientos junto al
escritorio y lo movió al centro de la habitación.
—Inclínate, coloca las manos sobre el asiento
y echa el culo hacia atrás. Akihito
obedeció e hizo un gesto de dolor, cuando Asami lo azotó cuatro veces.
—Ahora recuerda, no puedes correrte a menos
que yo te autorice, ahora levántate. —ordenó.
Akihito se puso de pie, las piernas le
temblaban y miró al yakuza sospechando.
—No activará esa cosa fuera de la
oficina. ¿O sí? —pensó.
—¿Se siente bien, Aki?
—mmmhm…. Aaaaaaaah… —jadeó el chico cuando el
mayor introdujo una mano en el bolsillo trasero de los pantalones ajustados y
las bolas comenzaron su malvado baile en su interior.
—S-sí… señor…
—Así me gusta, vamos bien en los modales.
—rió— Ok, tengo que ir a una junta, pero no te preocupes, este control tiene
mucho alcance y no es necesario que te vea para que puedas sentir los efectos;
así que será mejor que te comportes de la mejor manera… Ahora vuelvo.
Asami dejó la oficina y Akihito se apoyó
débilmente sobre el escritorio, luego sus labios esbozaron una sonrisa de
satisfacción. Su dominante había vuelto a él; presionó sus testículos para intentar
calmarse un poco, al menos al punto en el que pudiera volver a caminar erguido.
El resto del día fue como el del día anterior…
una dolorosa tortura para Akihito, cada vez que Asami metía su mano en su
bolsillo, el chico se tensaba, anticipando que quizás el yakuza tocaría el
control. El brillo perverso en los ojos
dorados del mayor lo mantuvo nervioso.
Sintió la necesidad de salir de la oficina,
pero las ligeras vibraciones contra su próstata lo hicieron saltar y regresar a
la oficina a implorarle a Asami con la mirada cristalina para que se detuviera.
Sin volverse a mirar, la mano del yakuza se
movió hacia su bolsillo y Akihito se dejó caer aliviado cuando las bolas
dejaron de vibrar. Cuando su pene se relajaba,
Asami presionaba el botón; a veces por unos cuantos segundos hasta que el
fotógrafo volvía a alarmarse.
Y así pasó el día, volviéndose más y más
consciente del objeto en su ano, así concluyó para su propio beneficio, terminó
por ayudar a Asami con “asuntos de la papelería”. Al poco rato, el joven se sintió aliviado
cuando el yakuza lo envió a comprar algo para comer, especialmente por que
estaría fuera del alcance del maldito control remoto.
Asami se lo pasaba “bomba” presionando el botón en momentos inesperados; sobretodo
cuando notaba a Akihito se sentía demasiado cómodo. Casi se le había olvidado lo divertido que
era “jugar con un pet”. Asami tuvo que forzarse en avanzar con su
trabajo para restablecer su dominio sobre Akihito.
Ya pasada la noche, Asami le entregó los
últimos reportes a Kirishima; junto con instrucciones de lo que tenía que hacer
después de los festejos de Año Nuevo, el asistente le dio el abrazo y
deseándole lo mejor para “esta noche”, haciendo la clásica reverencia, sale de
la lujosa oficina.
—¿Estás listo, Aki? Hora de irnos. —anunció el yakuza.
Akihito terminaba de ponerse el abrigo y los
guantes y los dos se dirigen al estacionamiento.
Departamento de Asami
(A nada de que termine el año.)
11:30 p.m.
Llegan al departamento y Asami le pide a
Akihito que espere un momento en la sala para que él tome un baño rápido y se
cambie de ropa. Akihito trató se
sentarse despacito en el sillón que está enfrente del gran ventanal, las bolas
lo han estado torturando todo el día, en verdad que ya deseaba que se las
quiten.
Asami tardó como 15 minutos en arreglarse y
llegó a la sala ataviado con unos jeans azul marino ajustados, usando una
camisa negra con las mangas dobladas, no traía calcetines y su cabello lucía
despeinado, sin el fijador que usa para peinarse.
Los ojos de Akihito se llenaron de lujuria y
su pene pulsó.
—Ven… tengo algo que mostrarte, pero tendrás
que pagar por el privilegio… Desnúdate. —ordenó.
—Sí, señor. —Akihito no podía creer como esa
simple orden tenía el poder para endurecerlo y hacerlo obedecer, se quitó la
ropa pero no se quitó el collar y se quedó de pie, sus manos las colocó detrás
de su espalda.
Asami abrazó al tembloroso joven y se colocó
detrás de él para separarle las rodillas con su pierna, las bolas que aún
estaban en su interior eran visibles y el yakuza lamió sus labios. Tendría que ejercitar su autocontrol para
terminar la sesión como la había planeado.
—Vamos, quiero enseñarte algo en la recámara.
—le ordenó.
Akihito asintió con la cabeza y bajo la
mirada y emocionado siguió al mayor por el pasillo hacia la recámara principal.
—Oprime el “switch” de la puerta. — Akihito
estaba nervioso algo hizo el yakuza por que hace un par de días la puerta no
abría… seguramente es la promesa de Año Nuevo que Asami le tenía preparado.
Al entrar a la habitación, Akihito pudo ver
un arnés de cuero suspendido de un par de aros en el techo y sostenido por
cadenas de metal, justo en el lugar donde estaban las cuerdas de cuero que usó
con Asami.
El cuerpo del chico tembló de emoción, hasta
ahora había disfrutado de la anticipación que Asami sabía cómo crear,
haciéndole disfrutar de un placer que jamás se imaginó experimentar.
— ¿Te gusta? Es un columpio, lo mandé
instalar “especialmente” para ti, mi lindo Akihito. —dijo el yakuza empujando
el armazón de cuero con un dedo para que se meciera, esposas de cuero estaban
adheridas a cada cadena y se columpiaban con el movimiento del aparato.
Akihito se sonrojó por el comentario del
mayor, no podía quitarle lo ojos de encima, se preguntó como sentiría al estar
inmóvil y atado al columpio; incapaz de defenderse y expuesto para que Asami
hiciera lo que quisiera con él. Un
ligero temblor recorrió su cuerpo mientras se preguntaba cómo podría subirse en
eso.
El chico se sobresaltó cuando sintió las
fuertes manos del mayor en su cintura y luego fue levantado y tirado como una
muñeca de trapo sobre el columpio. El
yakuza sonrió mientras el fotógrafo agarraba las cadenas para no caerse.
—Muévete en mi dirección, Aki.
Asami colocó una mano alrededor de cada uno
de sus tobillos y tiró de Akihito hasta que su culo estaba colgado de la orilla
del cuero negro. Sintió algo frío debajo
de su piel y tembló ligeramente.
Asami se quedó admirando su obra. —Obsérvame
mientras te ato— ordeno. Akihito asintió
en silencio y miró como una de sus largas piernas era levantada y atada a uno
de los grilletes de la cadena más cercana, el grillete era bastante largo, llegaba
casi a la mitad de su pantorrilla; el cuero se sentía bastante bien sobre su
piel.
Asami acarició su muslo después de
restringirlo, dejó la otra pierna libre por el momento y se dirigió a la cabeza
de Akihito para colocarle una almohada.
Akihito deseaba saber que era lo que Asami
planeaba, pero se atrevió a preguntar; el menor observó como ató sus muñecas
con esposas de cuero similares a los grilletes, movió ligeramente sus manos,
pero no podía liberarse.
Se sintió completamente vulnerable y su
corazón comenzó a latir rápidamente, resonando en sus oídos. En eso, el menor sintió que las manos de
Asami levantaron su otra pierna y ató su tobillo al último grillete. Akihito tragó saliva fuertemente, jamás se
había sentido tan abierto, tan expuesto, tan… accesible.
El yakuza se detuvo para admirar su trabajo,
su chico luce hermoso cuando está sometido y expuesto. La iluminación tenue hacia que su blanca piel
contrastaba perfecto con el brillo del cuero negro, sus extremidades estaban
atadas y sus ojos llenos de aprehensión.
Asami acarició la suave piel de sus muslos y miró como las caderas del
joven se sacudieron en respuesta.
Akihito gimió al sentir los sensuales dedos
del mayor acariciando la piel de su entrepierna, pero evitaron tocar sus
testículos o su verga.
—Eres tan brillante como el oro pulido. —se
regodeó Asami, finalmente dejó que sus manos acariciaran los glúteos… eran
suyos para acariciar o poseer. Sabía que
Akihito le dejaría hacer todo lo que quisiera, sin importar si lo atemorizaba o
excitaba, por un momento se sintió intimidado por el poder y titubeó, más sabía
que no podría resistir la vulnerabilidad del joven.
Los músculos de Akihito se tensaron
ligeramente, esperaba sentir el golpe de una mano, el yakuza le dedicó una
sonrisa seductora y la promesa del inmenso placer que tendrá. El mayor arañó suavemente uno de sus muslos,
luego pellizcó la tersa piel y el menor se estremeció, pues se sentía muy
vulnerable.
—¡AAAAAAAAAAAAHHHH! ….mmmhmm… —gritó y se
arqueó cuando el mayor hizo vibrar las bolas anales, su pene se endureció de
inmediato comenzó a mecerse.
Asami rió y arañó con gentileza los
testículos de Akihito, el joven sintió que los músculos de su garganta se
tensaron y sus caderas se flexionaron cuando notó que las manos del mayor
rodearon su dura verga. Levantó la
cabeza y miró como el hombre enredaba una cinta de cuero alrededor de su pene,
dejando solo la cabeza visible.
—Te correrás cuando yo lo permita. ¿Está
claro, Aki?
—S-sí… aah… señor… —dijo Akihito con la voz
entrecortada por la vibración de las bolas.
Suspiró aliviado cuando se detuvo la vibración, solo para darse cuenta
de su pene y testículos latían al ritmo de su corazón.
Akihito se sobresaltó cuando sintió que la
primera bola dejó su ano, su agujero se estremeció permitiéndole a la esfera
pasar.
—Aaaaaah…. Aaah…. Mhhmmmm… —gimiendo con más
fuerza cuando las demás bolas dejaron su interior acariciando su próstata.
—Continúa empujando… así… muy bien y quizás
deje que te corras cuando todas salgan. —dijo el mayor mientras observaba como
esos glúteos se movían. Se sintió
agradecido de estar usando un anillo en su propia verga, de lo contrario no
duraría mucho.
Traviesamente, Asami tomó el control remoto y
Akihito gimió y gruñó cuando la vibración lo tomó por sorpresa, sacudió las
caderas convulsivamente, elevando su humedecida erección hacia arriba mientras
levantaba el culo del columpio y se mecía suavemente.
—Detente, Aki. No te dije que podías correrte. ¿O sí? —le
reprochó.
—Ugh… aaaaah… aaah…N-no… señor… mphmmmm…
—jadeó.
—P-pe…ro… mmmmhm…aaaaaaahhh por favor….
Uugggghh… no creo… poder… aaaaaah.
—Por supuesto que puedes, Aki. Te ayudaré. —dijo Asami.
Las bolas continuaron vibrando, Asami azotó
fuertemente el trasero de Akihito y el dolor le agregó más placer a la
sesión. Después de cuatro azotes más… se
detuvo la vibración.
Akihito se dejó caer exhausto sobre el
columpio y respiró agitadamente, Asami con sumo cuidado retiró una esfera
más. El menor levantó las caderas como
sí embistiera y gruñó por la sensación que causaban las bolas en su interior.
Asami se acercó al chico, tomó su duro pene y
limpió con su pulgar las gotas pre-seminales de la hinchada cabeza. Al mismo tiempo, con la otra mano continuó
sacando las bolas una por una; el sentir las esferas pasando por su sensitivo
ano y la estimulación de la mano de Asami, fue demasiado para él. El chico empujó e hizo que el arnés de cuero
se meciera, la cinta de cuero alrededor de su pene hizo que su sexo le cosquilleara
con la necesidad de correrse, pero no podía.
Asami observó divertido las inútiles embestidas de las caderas de
Akihito.
—Tu placer me pertenece, Aki. Decidiré qué sentirás y cuándo, en lo único
que debes pensar es en cómo me harás feliz y cuál es la mejor forma de
someterte a mí.
Akihito no podía hablar.
Ugghh… aaaaahh… s-sí señor. —jadeó mientras
sus pestañas se movían rápidamente.
Asami se alejó y Akihito respiró
profundamente preparándose para lo que viniera después; el yakuza había
mencionado dolor en más de una ocasión y el joven temía lo que su amante había
planeado para él.
Akihito apretó los glúteos, se sentía muy
vacío sin las esferas que lo habían acompañado casi todo el día.
—¿Te sientes un poco vacío, Aki? —preguntó
Asami como sí hubiese leído la mente de Akihito.
—Ya falta poco, mi lindo Akihito… para que
empiece el Año Nuevo. ¿Puedo persuadirte para que me dejes llenarte con otra
cosa? —preguntó el mayor con voz provocativa.
—aah… No estoy seguro… ugh… de merecer algo…
mmmhmmm… porque me molestó todo… ughhhh… el día, s-señor… aaaaaah. —jadeó
Akihito.
Asami se quedó sin palabras por un momento y
luego no pudo contener la risa.
—No me digas que no, Aki. ¿Quién toma las
decisiones aquí?
—Pero… fuiste… aaah… muy cruel conmigo… aah…
durante todo el día… —dijo el joven entre jadeos y haciendo un puchero.
—Quizás no he dejado las cosas muy claras,
Aki. —dijo el yakuza azotando el trasero del chico.
—¿Será que necesitas ser azotado?
—¡No! No, gracias… Usted está al mando, señor.
—contestó rápido tal vez era la respuesta correcta pero no la que quería decir
en verdad, lo que quería decir era: “¡Folláme! ¡Folláme duro y profundo en este
momento!”
—Muy bien, Aki. Sigues mejorando en tus modales. —Asami
sonríe complacido.
Cuando Asami pensó que Akihito estaba lo
suficientemente desesperado, introdujo su dedo en la pequeña cavidad de un solo
movimiento y disfrutó los gemidos de placer que le siguieron. Akihito se movió tanto como sus restricciones
le permitieron, los cálidos dedos se sentían deliciosos después de haber tenido
el frío plástico de las bolas.
Jadeó, pues no era capaz de relajarse ante el
intruso, luchó contra el lento avance hasta que sintió que Asami colocó una
mano en su muslo y que lo acarició suavemente.
—Relaja tus músculos, Aki. Déjame entrar.
Finalmente Akihito fue capaz de relajarse y
se acostumbró una vez más a sentir algo en su interior, los dedos lo
embistieron y acariciaron su próstata.
Cuando su amante se alejó, el chico gimió por la pérdida. El yakuza caminó hacia donde estaba la cabeza
de Akihito, bajando un poco la parte del columpio que sostiene su cabeza.
Asami se abrió los ajustados jeans, se retiró
el anillo de su verga y colocó su erección sobre los labios de Akihito, que
respiró rápidamente cuando su boca fue penetrada por el miembro del mayor.
El yakuza tomó las cadenas y meció a Akihito.
—Relaja tu garganta, Aki. Abre bien la boca y estira la lengua. Puedes metértela por completo, usa esa dulce
boca y chúpame.
Algo se apagó en el cerebro del chico y lo
único que podía sentir era a Asami y su deseo de hacerle sentir placer; lamió
con emoción su verga y esta embistió su boca cada vez que el columpio se mecía.
Asami notó el momento en el que la
tranquilidad y la sumisión aparecieron en el bello rostro de Akihito y con
gentileza retiró su pene de sus labios.
Movió la cadena del columpio para levantar la cabeza del chico, quería
que este viera cuando lo follara, y se fue a parar entre las piernas abiertas
del joven, mirando el suave pecho cubierto de sudor que se movía debido a su
respiración errática. Asami miró como
sus músculos se tensaban cuando el menor tiraba de las cadenas que lo
inmovilizaban.
De repente se escuchó el sonido de fuegos
artificiales… Ya es Año Nuevo, y era la señal que el yakuza necesitaba para
darle su regalo. Asami empujó el columpio y acarició la piel de Akihito,
estimulando el ano para que aceptara su verga cada vez que el movimiento del
columpio lo acercaba.
Con un rápido movimiento de caderas, Asami
penetró el agujero del joven y sintió como los músculos de su interior lo
acomodaban. Empujó el columpio para que
los movimientos hicieran el trabajo por ambos, liberó un poco el pene de
Akihito, la estimulación del joven se había prolongado tanto que él ya no podía
soportarlo.
Cada vez que Akihito se alejaba, la verga de
su Amo se separaba del ano lubricado
y cada vez que volvía, lo penetraba nuevamente.
Las sensaciones se repitieron causando que su pene se endureciera más y
gotas blancas cayeran de la punta.
Akihito observó sus piernas abiertas,
fascinado por la expresión en el rostro de Asami, mientras lo penetraba una y
otra vez, la calidez del pene era mucho mejor que la frialdad del plástico de
las bolas.
—A-asami… aaaaah…. Más…. Empuja
más…uughh…—jadeó.
Akihito miró la fuerte mano de Asami, esos
dedos largos y delgados retiraron por completo la cinta de cuero de su verga,
sintió dolor entremezclado con placer mientras la sangre le volvía a
circular. Finalmente al sentirse
liberado jadeó por el éxtasis que sintió.
Asami sujetó las cadenas entre sus manos y
cambió los movimientos del columpio, embistió a Akihito con movimientos cortos
y duros. El chico miró la concentración
en el rostro del yakuza mientras este intentaba llegar al orgasmo, hasta que
finalmente su dominante jadeó una
orden:
—Ngh… ¡Córrete conmigo!
En ese momento, Akihito sintió el semen
caliente dispararse en su interior, la mano de Asami comenzó a frotar su pene,
a la vez que apretó los músculos de su ano y eyaculó sobre su estómago, gritando
fuertemente su alivio.
El yakuza suspiró y miró como el delgado
cuerpo de su chico temblaba por los efectos de su clímax. Sintió que las rodillas se le debilitaron…
pero el orgasmo había valido la pena.
—Feliz Año Nuevo, Akihito… —susurró el mayor
mientras besaba una de sus piernas.
—Feliz Año… ¡¡wow!! Eso fue… increíble
uuuuuffff… ¿Podemos hacerlo otra vez, Asami? —le preguntó con voz ronca. Su amante soltó una carcajada.
—Sí, cariño… Después de un largo descanso.
—murmuró.
Cuando por fin logró controlar sus piernas,
Asami se separó con gentileza del cuerpo del menor y fue hacia los grilletes
para liberarlo. Las extremidades de
Akihito cayeron y observó como el yakuza masajeó sus brazos y piernas para que
le circulara la sangre.
Asami levantó al menor entre sus brazos,
sosteniéndolo un momento antes de salir del cuarto “especial”, besó a Akihito
tomando posesión de sus labios y conquistando la dulce boca.
—No quiero lastimarte la cadera. ¿Qué te
parece sí te llevo a la recámara y hacer otra ronda? —susurró.
—De acuerdo. —susurró Aki para volver a besar
a su amante.
En la recámara…
—A-asami… mhp… Estate quieto… ngh… —susurró
Akihito cuando el mayor pasa sus manos entre sus muslos.
—¡Asami, para! —dijo furioso dándole un
manotazo, en eso el yakuza hundió su nariz en el cuello del menor y comenzó a
darle ligeros besos en su “manzana de Adán”.
—Quiero preguntarte algo… ahmmmm… ¿Te gustó
el “regalo de Navidad”? —preguntó Akihito todo ruborizado.
Asami rió divertido al ver la expresión del
chico, acercó su rostro hasta quedar muy cerca de su oído.
—Mucho… ¿Recuerdas el día que me llamaste
para avisarme que te ibas con tus amigos?
Akihito asintió con la cabeza.
—Bueno… en ese momento me estaba masturbando
pensando en ti… y en cómo me provocaste ese maravilloso orgasmo.
Ahora sí el chico sintió el calor por todo el
cuerpo y Asami aprovechó para besarlo con frenesí.
El menor se estremeció, se acercó más a
él. Ahora sus pechos se rozaban, la
mano del yakuza se deslizaba sobre su cadera, sus dedos dibujaban círculos
sobre su vientre, sus muslos; tocando ligeramente donde él quería seducirlo.
—Aunque
haya perdido la ilusión, una nueva vino a anidar en mi corazón… Empezando de
nuevo y feliz de haberte encontrado y por dejarme estar a tu lado, aún no
entiendo como lograste llenar el vació que sentía; eres como un ángel, el cual
no sabía si encontraría o existía. —pensó Asami dentro de su delirio.
Una vez más Akihito se rindió a lo
inevitable, Asami introdujo un dedo y lo movió para encontrar la zona erógena
del chico, hasta que su cuerpo se estremeciera por la estimulación.
Asami retiró el dedo, se acomodó entre los
muslos de Akihito y acarició la suave piel.
—Tómame en el interior de tu cuerpo,
permíteme darte el placer que jamás imaginaste y deja que te haga mío. —le
susurró nuevamente en su oído.
Inundado por la emoción y por las sensaciones
físicas que solo Asami podía crear con esa voz autoritaria, Akihito jadeó.
—Asami… por favor… quiero sentirlo… Hazme
tuyo…
El yakuza cerró los ojos, se sentía abrumado
por la respuesta.
Tomó los labios de Akihito en un último beso,
alineó su cuerpo con su ano y lo
penetró. El chico jamás se imaginó que
se sentiría tan lleno, tan completo con Asami en su interior.
Los amantes pasaron toda la noche,
abandonándose al placer, había amanecido, y un año nuevo comienza… silencioso
espectador de aquella sesión.
FIN.
Gracias por leerlo y espero sus comentarios.
Dicen que segundas partes no son buenas y es verdad pero en este caso no aplica. Ha sido un extraordinario capítulo, me gusto, fue muy caliente, por Dios, no solo necesite una coca, sino todo un six jajaja por Dios he necesitado al igual que Asami un cigarrillo para relajarme (carajo y yo sin muso jajajaja)
ResponderEliminarFue genial el como Asami reeduca a su travieso Akihito y la obediencia que este le muestra y claro la recompensa fue extraordinaria.
Me gusto mucho, me encanta el como describes cada situación, realmente me has sumergido en la historia, si decides escribir un fanfic más largo avisame desde ya soy tu fan y solo me queda invitarte a la siguiente iniciativa de One-shots que será para el día del amor, 14 de Febrero, espero contar con tu fascinante pluma y ya no se como seguire escribiendo después de haberte leído.
Te quiero mucho, te mando un fuerte abrazo y un Feliz año nuevo.
See you soon :)
Ni Haooooo!!!!
EliminarGracias... (Lloro de felicidad) T_T
En serio... Que bueno que te gustó mi historia... Golosa jajaaja todavía no partimos la rosca y ya piensa en San Valentin xD
Ok, tengo un mes para planear.... Espero leer la continuación de tu historia
Saludos
Que envidia.. yo me pase mi año nuevo sentada en mi sala, sola viendo pelis en la tv.. T.T
ResponderEliminarNecesito una vida...
Tu fic es genial !!! :D
Espero te animes y sigas escribiendo. Saludos.
Ds.+
NI HAOOOOO!!! (HOOOLA)
EliminarGracias, que bueno que te gustó mi historia... sí, caray... que envidia me da Akihito... pero bueno al menos alguien dentro de este maravilloso mundo del YAOI, se la pasó a todo dar xDDDDD
Ahmmm... bueno ya me hicieron la "atenta invitación" para escribir algo para celebrar El Día del Amor (14 de Febrero), escribir un fanfic largo, sí sería muy complicado para mí... en parte porque trabajo, gracias por el apoyo y espero leerte en Febrero.
Saludos
Anai23
ResponderEliminarDebo decirte que fue muy bueno.....Dios creo que podría morir....Oye no me digas que eres escritora?....escribes tan profesional....se mi sensei? *w* Me encanto!!!!!!! n-n) Mi hemorragia nasal no paraba C: Oh mi gato!!!! (?. Necesito terapia esto fue mucho para mi.....mori xP. Quiero mas :v. Cuidate y sigue escribiendo sensei!!!!! Avisame cuando escribas algo mas eh?
BESOS Y ABRAZOS
Ni Haaaaoooo!!!
EliminarGracias, por leer mi historia... Y bueno, respondiendo a tu pregunta: No, no soy escritora profesional, como todas y todos, soy aficionada a los fanfics... Me leer y comentar en los reviews.
Jajajaja pobre gato, noooooo tienes que aguantar, ya estoy preparando otra historia para el día 14 de Febrero y espero que les guste y... Bueno espero leerte en febrero. Me halagas, pero tú tienes más experiencia en escribir, jejeje en verdad que esta experiencia me hizo apreciar más su trabajo, lo hacen pasión y con mucha inspiración.
Ya tienes mi correo, para lo que necesites y el fan page de facebook, les dará las notificaciones de cuando suban las historias, te mando saludos.
Sayobye :3
que barbara entre en calor, hermoso one shot, me encanto. esperare ansiosa el del 14 de febrero. escribes muy bien felicidades.
ResponderEliminarNI HAAAOOOO!!! (HOOOOLAA)
EliminarGracias, por leer mi historia, que bueno que te gustó :)
Ya estoy en lo que se dice.... Pasando a revisión el manuscrito, para ya después transcribirlo en la computadora... Espero terminarlo a tiempo, te puedo adelantar, que seguiré con esta pareja... Sólo espero que les guste, y nos leemos en febrero.
Te mando saludos.
Sayobyeeee :3
Oh por Dios... ok, mmhm... me gustó tu historia
ResponderEliminardebo reconocer... que entré en calor
yo tan sensible que soy... jajaja ¿Hay continuación?
Espero con ansias, quiero leer más historias.
Saludos.
NI HAO!
EliminarGracias por leer mi historia...
Que bueno que te gusto... ok, te recomiendo que tengas algo bien frío a la mano, para que... no estes tan sensible (XD)
Igual.. ya nos hicieron la "atenta invitación" para escribir algo para este 14 de Febrero... y bueno solo te puedo adelantar que sigo con esta pareja... Ya les avisarán cuando salen las historias que van a participar...
Gracias y también te mando saludos.
Sayobyeeeee :3