Amuleto ¿Yo? Capítulo 15.


Sin oportunidad.


—Estúpido —pero esto no se queda así.

Jarek más te vale que te prepares porque lo que me hizo tu hermanito me lo voy a cobrar contigo. Me pongo la mano en la nariz que aún no para de sangrar.

—Osito, te he estado buscando —Laura esta parada frente a la puerta de los vestidores.

Lo que me faltaba.

— ¿Dónde estabas? —Su cara de celos aparece frente de mí y realmente no estoy de humor para esto —pero ¿Qué te paso? ¿Quién te lastimo? —intenta tocarme pero lo que menos quiero es que ella se acerque.

Le detengo las manos antes de que logre su objetivo.

—No estoy de humor Laura, así que ¡lárgate! —espero que el mensaje le haya quedado claro y alejo sus manos de mi cuerpo.

—Pero ¿Qué tienes? ¿Por qué me hablas así? —Veo sus ojos llenos de lágrimas y su voz suena dolida.

—No empieces a llorar odio cuando lo hacen, todas esperan que con unas cuantas lágrimas uno pida perdón y nos olvidemos de lo ocurrido —carajo la nariz me está doliendo y ni que decir de la mejilla y el labio —sabes qué, haz lo que quieras no me interesa —la dejo con su llanto y entro a los vestidores.

Qué bueno que ya no hay nadie, después de tomar mis cosas salgo hacia la enfermería.

—Se fue —lo digo en voz baja, Laura entendió y se largo.

Al llegar a la enfermería, la doctora me ve un poco preocupada.

— ¡Muchacho! ¿Qué te paso? ¿Quién te golpeo? —se acerca y me toma del rostro.

Comienza a revisarme y no puedo evitar dejar escapar unos gemidos de dolor cuando me toca la nariz.

—No parece estar fracturada, solo te desinfectare, te daré unos desinflamatorios y analgésicos para que no te moleste tanto —veo que prepara una torunda —No me has contestado ¿qué ocurrió?

—Nada —contesto secamente, pero parece no creerme y me mira aún esperando una respuesta —un accidente mientras jugaba.

Noto que no me he cambiado y que mi playera tiene manchas de sangre, a mi madre le va a dar un ataque, la última vez que llegue golpeado a casa fue en primero de secundaria desde entonces no he vuelto a pelear.

—El partido termino hace más de media hora y esto parece que es reciente —no pienso decir que me golpearon que pena, peor aún solo fue una persona y me dejo como si me hubieran pegado entre tres.

—Es que cuando salí me caí

—Pues no que fue un accidente en el partido

—Sí también —termina de limpiarme y me escribe una receta para que compre los medicamentos.

— ¿Cómo te llamas? —me pregunta para llenar la receta y supongo que algún reporte para la escuela.

—Sebastián Kart —contesto.

— ¿En qué año y grupo estás?

—En quinto año y mi grupo es el 507

— ¿Tienes alergias a algún medicamento? —Niego con la cabeza — ¿Padeces alguna enfermedad? —Vuelvo a negar —me indica con la mano que la siga a la báscula, para pesarme y medirme —después de esto termina de llenar los espacios vacios del reporte.

—Con esto será suficiente —me ofrece la receta —recuerda que está prohibido pelearse dentro de la escuela y si son descubiertos pueden ser hasta expulsados —asiento a su advertencia y ella solo me mira un poco molesta —ya te puedes ir, pero el Lunes quiero que vengas para que vea como sigues, si no vienes te mando a buscar Sebastián —me advierte.

—Si doctora

Salgo, regreso a los vestidores me baño y cambio rápidamente. Tomo mis cosas y recorro la escuela para salir debí llamarle a Clark para que me llevara a casa pero sé que no evitaría echarme un sermón y no deseo escuchar un “te lo dije”, ya será suficiente con el que mamá me dará. Busco un taxi para irme rápido y espero que no esté mi hermana o peor mi papá.

—Pero juro que me las vas a pagar Jarek y ni tu noviecito Patrick te va a salvar.

Al recordar a Patrick no puedo evitar pensar el ¿por qué ha escogido a Jarek como novio? Y creó saber la repuesta y si tengo razón me voy a divertir mucho, esto apenas va comenzando Kitten.

Espero que Patrick no tenga intenciones de intervenir en mis distracciones, debería de ser consciente de que lleva todas la de perder siempre ha sido así y seguirá siéndolo.

Intento reírme pero me detengo al sentir el dolor del labio.    

—Kitten vas a terminar en mi cama y lo voy a disfrutar —imagino el rostro sonrojado de Jarek —lo siento por tu hermanito, que al parecer no le caigo bien.



Clark pareciera que están por decirle los resultados de su examen para la universidad, ¿Tanto le interesa que acepte?

—Está bien solo por esta vez —trato de que mi voz demuestre que no estoy muy feliz por tener que ir con él.

Sin embargo el mensaje no le llega al capitán pues se ve muy contento.

—Te encargo a mi primo —Sami le dice a Clark

—No te preocupes yo lo cuidaré —que le pasa solo tiene que llevarme a casa.

Sami se despide de los dos y sale corriendo.

— ¿Nos vamos? —Clark me mira esperando la respuesta.

—Si —contesto rápidamente.

Caminamos en silencio hasta su camioneta, quita la alarma y abre la puerta del copiloto y me ofrece pasar.

Entro y enseguida cierra la puerta, espero a que de la vuelta, mientras lo hace noto que adentro hay un delicioso aroma a perfume, es una esencia tan fresca y un poco dulce pero no empalagosa, trato de sacarme de mi aturdimiento y miro alrededor esperando que no haya ningún amigo de Louis.

En cuanto el capitán sube este delicioso aroma se intensifica y ahora lo entiendo debe de ser su fragancia. Avienta su maleta a los asientos traseros.

Me mira antes de encender el auto y pareciera estar tramando algo.

— ¿Qué tipo de música te gusta? —Clark me pregunta, enciende el auto y salimos de la escuela.

—Supongo que Pop es mi preferida, tal vez un poco de rock, ¡ah! Pero nada de banda o reggaetón los odio —el dibuja una gran sonrisa por mi comentario y no puedo evitar corresponderle.

Se detiene cuando el semáforo está en rojo y me mira.

— ¿Te puedo pedir algo? —sabía que no podía hacer un favor sin algo a cambio pero que ni crea que soy como Jaden que se deja manipular.

— ¿Qué?

—Muero de hambre, te invito a comer —me pide y el semáforo cambia a verde así que dirige su mira al frente pero noto que me mira de reojo por el retrovisor.

Miro mi reloj y noto lo tarde que es, ya es la 1:00.

—Lo siento pero si deseas puedo tomar el transporte publi…

—No cabe duda de que son de la misma familia —me interrumpe y no se a que se refiere.

— ¿Qué? —pregunto

—Dije que te llevaría a casa, solo te estoy pidiendo ir a comer, tú primo Jaden dijo algo parecido cuando le dije que tenía hambre —los dos nos quedamos en silencio y cuando iba a pedirle que me dejara bajar, un extraño ruido lo rompió.

—Ups lo siento —me disculpe y es que mis tripas habían opinado respecto a la invitación.

—Ni hablar a comer se ha dicho —contesto alegremente.

—Pero

—Pero nada, mueres de hambre también, así que iremos a comer y después te llevo a casa —me ha dejado sin palabras, a buena hora mi estomago ha decidido hablar.

Ahora que lo recuerdo no desayune, gracias a que Sami me estaba apresurando.

— ¿Qué te gustaría comer? —me pregunto y se le oía entusiasmado.

—No lo sé —conteste y la verdad es que no lo había pensado.

—Oh vamos sugiere algo

—Pues… no lo sé —de verdad tenía hambre pero no tengo problemas en comer cualquier cosa —sorpréndeme, dejaré que tu elijas.

El sonrío ante mi propuesta.

—Ok, pero no quiero que después me culpes de que no te gusta lo que elija.

—No hay problema —conteste.

Después de algunos minutos paramos frente a un pequeño restaurante. Clark estaciono el auto y corrió abrirme la puerta (me trata como si fuera una chica en su primera cita) bajo y el cierra la puerta.

Al caminar hacia el restaurante, Clark me pone la mano en la cintura y va guiando mi camino, este chico se está tomando muchas libertades.

Al pasar, escoge una mesa para dos a lado de la ventana.

El restaurante es muy acogedor, una joven chica, delgada de curvas marcadas y de cabello castaño sujetado en una coleta, con un ceñido uniforme café y un escote pronunciado, se dispone a atendernos.

—Buenas tardes, joven —le dedica una gran sonrisa a Clark y me ignora de sobremanera.

Nos ofrece la carta o mejor dicho se la ofrece a Clark y no solo la carta ya que se agacha y quedan a la vista sus senos, mientras que a mí me avienta la carta y sigue sin mirarme.

Estoy consciente de que el capitán es muy guapo y sexy, más con esa camisa azul de cuadros, que por cierto trae desabotonada de los primeros botones y que ofrece una linda vista del inicio de sus pectorales, mierda debo alejar mis pensamientos de su pecho y del resto de su cuerpo o mi temperatura corporal aumentara.   

Decidido la propina de esta chica será reducida a la mitad, de eso me encargo yo.

Aún cuando la mesera acosa a mi acompañante este no ha dejado de mirarme y esto me pone un poco nervioso.

— ¿Qué deseas comer? —Su pregunta detiene mis cavilaciones y noto que no he abierto la carta y él lo sabe por eso me lo ha preguntado —También me dejaras elegir el platillo —me sonríe coquetamente.

Carajo puedo sentir que mi corazón se acelera cada vez que me sonríe, no fue buena idea venir, la carne es débil, mi carne es débil, no nada de eso, el poder de la mente es más fuerte y yo he decidido tener una relación con Louis, así que futbolista no tienes oportunidad conmigo.

Abro la carta y todos los platillos son antojitos mexicanos, a decir verdad me fascinan, aun que no tolero mucho el picante.

—Tal vez, tú ¿qué me recomiendas? —le pregunto y miro que no ha despegado de mi sus ojos cafés.

Mientras que la mesera me está mirando no de muy buena gana, esperando que pida.

Cierra la carta y se la devuelve a la chica.

—Tráenos por favor una orden de quesadillas y una de sopes —me arrebata la carta y se la devuelve a la chica.

— ¿Para beber? —la chica le pregunta y él me mira.

— ¿Agua o refresco? —Me pregunta — ¿cerveza? —continua ofreciéndome opciones.

—Agua por favor —me sonríe.

—Agua de horchata —pide y pareciera que me pregunta con la mirada si estoy de acuerdo, asiento a su pregunta silenciosa —por favor.

La chica se retrasa en tomar el pedido y con la esperanza de que Clark la mire pero este sigue acosándome a mí. Por fin la chica se cansa y se va.

—Eres un grosero —le reprendo.

— ¿Por qué? —me contesta confundido.

— ¿Vienes seguido? —el me mira confundido.

—Más o menos ¿Por qué?

—Ahora entiendo porque la chica no te quita los ojos de encima, seguramente es tú mesera de siempre —el no deja de mirarme.

—Así es, se llama Lucy —claro la chica esta rendida a los encantos de este hombre.

—Pues con mayor razón, te has portado muy grosero con ella —lo vuelvo a regañar aunque por dentro me alegro de que este tan pendiente de mí —se ha esforzado tanto en lograr que la mires y tú las has ignorado por completo, pobre chica le has roto el corazón.

—Siento mucho que Lucy malinterpretara mi amabilidad, pero ¿Cómo le prestaría atención cuando por fin he logrado que tú me la prestes a mi? —estoy seguro de que mis mejillas está rojas.

—No digas tonterías —trato de restarle importancia al comentario.

—No lo son o por lo menos no para mí —no sigas por favor, no me gustan las declaraciones, odio decir que no —Karl, tú significas mucho para…

—Aquí esta su comida —la mesera interrumpe la inminente declaración y se lo agradezco.

Deja dos platos grandes uno con quesadillas pequeñas y otro con sopes igual de chiquitos, nos deja un plato más pequeño para cada uno. Al dejar las bebidas se cruza enfrente de Clark interponiéndose entre los dos y ofreciéndole una clara vista de su pecho a este.

Que descarada solo falta que le de las llaves del cuarto a donde quiere que la lleve, sé que no soy nada del futbolista pero debería de mostrarse un poco más respetuosa de su acompañante o sea yo.

—Gracias —contesto y remarco la palabra —por el aperitivo.

Ella me mira un poco molesta y se retira.

Clark me mira divertido, ¿me habrá escuchado?

—Es mucha comida —le aseguro.

—No lo creó, además yo muero de hambre y por lo que escuche hace un rato tú también —se sirve y comienza a comer.

Los dos comemos como si nunca lo fuéramos hacer de nuevo.

—Me agrada que comas sin reprimirte la mayoría de chicas en su primera cita no desean probar bocado —me comenta mientras coge el último sope del plato.

—No lo sé, nunca he salido con una, además está no es una cita y yo no soy una chica —le contesto.

Él parece divertirse con mi respuesta.

—Cierto, no es una cita —se queda callado meditando —si lo fuera te habría llevado a otro lugar, algo más intimo y romántico —centra su mirada en mi rostro y aunque me negaba a devolvérsela termino haciéndolo — ¿me dejaras demostrártelo? —me pregunta y espera ansioso mi respuesta.

Siento como mi corazón late con velocidad y me dice que diga que sí pero mi mente me recuerda a Louis.

—Lo siento pero yo no quiero que te hagas falsas ilusiones, entre tú y yo no puede haber nada —contesto un poco apresurado y por alguna razón siento que algo dentro de mí se rompe causándome un gran dolor.

— ¿Por qué no? —me pregunta.

—Porque yo tengo novio y lo quiero —contesto y el dolor que siento se incrementa.

—Dijiste lo quiero —se le nota feliz, ¿por qué?

—Sí, lo quiero —confirmo y espero que desista.

—Aún no lo amas — ¿qué? —eso quiere decir que tengo una oportunidad — contesto y era obvia la felicidad que irradiaba.

—Tú me caes bien —tenía que aceptarlo —y por lo mismo no me gustaría que salieras lastimado.

—Entiendo pero el que no arriesga no gana y créeme odio perder —su sonrisa se marca más —al que deberías de darle esta advertencia es a tu novio porque yo nunca pierdo.

Su aseveración me hace enojar un poco, acaso soy una especie de trofeo, sin embargo al mismo tiempo el dolor que sentí se alivia al escuchar la resolución que muestra en sus palabras.

La inoportuna mesera llaga a limpiar la mesa.

— ¿Desean algún postre? —Le pregunta a Clark.

El me mira instándome a contestar.

—No gracias —con todo lo que comí, no hay manera de que me quepa ni un bocado más.

— ¿En serio? —le pregunta al futbolista.

—Ya oíste, nada por favor —le repite un poco molesto y ella se avergüenza —la cuenta si me haces el favor.

Me da un poco de pena pero ella se lo ganó por resbalosa.

— ¿Ya no quieres algo más?

—No gracias —y espero que se detenga esto de la exposición de sentimientos.

—Aquí está la cuenta —se la ofrece a Clark.

—Gracias —le contesta y ella se aleja un poco.

Saco mi cartera para aportar al pago pero Clark me lanza una mirada asesina.

—Yo te invite —me habla fuerte.

Y su mirada no acepta objeciones.

El futbolista le da la charolita con la cuenta a la mesera y ella se retira. Saca un billete más de su cartera y lo deja en la mesa. Se pone de pie y me indica que lo siga. Sé que no merece propina por el mal servicio pero considero que ya ha sido suficiente con la actitud de Clark. Al ponerme de pie ella se dirige a la mesa a terminar de limpiarla y mientras lo hace, mira de manera descarada el grandioso trasero del futbolista, carajo esta chica no tiene vergüenza.

Tomo de la mano a Clark, ya hemos salido del restaurante pero sé que ella todavía nos mira, el se sorprende por mi acción que lo ha tomado desprevenido, lo jalo hacía mi y hago algo que jamás pensé que haría.

Uno mis labios a los suyos y pensaba darle un beso casto solo para poner en su lugar a la chica, sin embargo no conté con la reacción de Clark, quien correspondió mi beso.

Sus manos me acercaron a su cuerpo, mientras que sus labios se movían apresuradamente sobre los míos, al principio intente detenerlo y alejarme pero sus manos no me lo permitieron y de hecho mi cuerpo tampoco deseaba separase. Continuamos con el beso hasta que la falta de aire nos separo, mire su rostro y estaba muy feliz.

Mierda yo fui el que dijo que no se hiciera falsas ilusiones y aquí estoy encandilándolo.

Me sujeta de la mano y me dirige al auto, en cuanto me subo, miro hacia el restaurante y la mesera me dedica una mirada dolida.

—A tú casa —Clark se sube al auto.

Asiento y evito verlo.

Al llegar a casa, el baja del auto y me abre la puerta, salgo pero cuando intento alejarme, la mano de Clark me detiene y me empuja contra esté.

Toma mi rostro entre sus manos mientras con su cuerpo me mantiene pegado al carro.

—No te despedirás antes de entrar —me habla con una fingida voz de tristeza.

—Hasta luego —contesto e intento alejarme pero no con muchas ganas de hacerlo.

Clark se acerca más y me besa, al principio me dejo llevar pero después oigo un auto detenerse y la puerta de este cerrarse.

— ¡Grandioso! —esa voz está llena de sarcasmo y furia contenida aunque no se por cuanto.

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