Amuleto ¿Yo? Capítulo 12.


Cautivo


— ¿Te parezco gracioso? —Sebastián le pregunto muy enojado y bajo la mano con la que me sujetaba la cabeza, permitiéndome voltear a ver a aquel que se reía.

¿Él? ¿Por qué él me está ayudando?

—Me rió porque no entiendo ¿cómo me pides que no intervenga si estás manoseando a mi chico? —la voz del chico se torno seria.

¿Qué dijo? ¿Su chico? Pero si nunca hemos hablado. No sé su nombre, lo he visto antes claro, todos en la escuela lo conocen o por lo menos lo hemos visto, él es el Campeón de Lucha Grecorromana a nivel Preparatorias, no entiendo que es lo que pretende interviniendo, aunque a decir verdad se lo agradezco.

—No seas mentiroso, el novio de Jasón es un estúpido nerd —Sebastián contesto muy seguro de lo que decía, ¿Jasón? ¿Quién es Jasón? me pregunte —así que deja de meterte en mis asuntos y lárgate de aquí —lo amenazo.

Debo admitir que tiene valor el goleador, mira que amenazar al campeón, el cual esbozo una sonrisa a su comentario, mientras caminaba hacia nosotros.

—No lo puedo creer, acaso mi amado JADEN —hizo énfasis en mí nombre y por cierto ¿cómo lo sabe? - ¿me ha estado engañando? —su voz estaba llena de sorna.

Sebastián me miro directo a los ojos como buscando una explicación, correspondí su gesto pero creó que estaba tan sorprendido como él. El goleador miro de nuevo al campeón y durante ese momento aproveche para reunir todas mis fuerzas y soltarme de él, sin embargo me excedí en el impulso utilizado ya que perdí el equilibrio y me fui de espaldas, yo esperaba el contacto con el duro piso pero este no llego, en cambio unas manos fuertes me sujetaron de los brazos y mi espalda reposaba en el cálido pecho de este hombre.

—Dime cariño ¿me has engañado? —Su voz fingía dolor — ¿es verdad lo que esté estúpido cute boy dice? —me pregunto y su mirada se instalo en la mía.

—No es verdad, mi amor, Sebastián miente —le conteste de esta manera porque supuse que era lo que él deseaba, que le siguiera el juego y eso hice espero no arrepentirme después —yo no salgo con nadie más —impregne mis palabras con toda la seguridad que pude.

La cara de Sebastián mostraba sorpresa y coraje.

—Lo ves, mi chico no me engaña —el campeón le dijo —y te agradecería que no te le vuelvas a acercar o la próxima vez no seré tan amable —paso su mano izquierda por mi espalda y me sujeto de la cintura, me jalo suavemente para que camináramos.

Deje que él me guiara, pasamos por la mesa a donde había dejado mi maleta con mi equipo y él la tomo con la mano libre. Los dos nos alejamos y antes de perder de vista a Sebastián voltee a verlo y seguía de pie en el mismo lugar donde lo dejamos, tal parece que aún no se recupera de lo sucedido, de hecho yo tampoco.

Seguimos caminando hasta el gimnasio, entramos y me llevo a los vestidores.

—Estos nunca están abiertos —le dije y era verdad por alguna razón siempre están cerrados.

—Cierto pero ser del club de lucha tiene sus ventajas —me contesto, por fin me soltó y saco una llaves de sus pants.

Abrió la puerta y me invitó a pasar, al principio no me moví pero el amablemente me empujo con su mano a entrar y después de pasar me siguió.

—Me temo que si te pido que me esperes huiras —me hablo seriamente —por lo que mejor me acompañas, además no me tardó —en cuanto los dos estuvimos adentro, esté cerro con llave.

Dios, en que lio me metí. Lo miro y el suelta mi maleta, al girarse miro que trae una mochila pequeña en la espalda, la cual se quita y la cuelga en un perchero de la pared. Pongo atención a como viene vestido y básicamente es el uniforme de educación física de la escuela (pants guinda y sudadera del mismo color, con el escudo del lado derecho y del otro lado dice club de lucha grecorromana; las dos prendas tienen una franja de cada lado color gris) trae tenis blancos y una playera del mismo color.

—Te agradezco lo que hiciste por mí —le hablo mientras, sin avisarme se empieza a desnudar.

Estoy seguro de que me he puesto rojo y optó por voltearme, para no verlo.

—No tienes que agradecérmelo ya que no he dicho que vaya a ser gratis —lo suponía quiere algo a cambio.

Oigo sus pasos e inmediatamente sus brazos me rodean y su cabeza descansa en mi hombro.

—No te pongas nervioso, no te voy hacer nada cariño —sus labios besan mi cuello y tenso mi cuerpo por los nervios —relájate, sería incapaz de hacerle daño a mi novio —después de eso me soltó y su risa lleno el lugar. Al poco rato oigo la caída del agua, sinónimo de que se está bañando.

No debí haber aceptado su invitación a jugar con lo de ser novios, presiento que de esto no voy a salir bien librado.

Espero unos minutos y oigo el cese de la caída del agua. Después de varios minutos, el me abraza de nuevo.

—Está bien cuanto quieres por tu ayuda —le pregunto, deseo terminar este asunto para ya irme.

—No necesito dinero, cariño —me habla al oído —ya te lo diré, pero más tarde — ¿a qué se refiere con más tarde? —ya estoy listo vámonos.

Ay, Dios, al verlo me quedo sin palabras, se ha cambiado, ahora viste unos jeans azules que rellena bastante bien, una playera negra ceñida a su cuerpo, a su bien formado cuerpo, su corte de cabello (es ligeramente más corto de los lados y mucho más largo de en medio) le queda genial y sus ojos me miran con curiosidad.

—Cariño, se nota que te gusto —y una gran sonrisa acompaña a su comentario —no te sonrojes es normal que haya atracción física en una pareja —me dice.

Se pone su mochila y carga mi maleta, abre la puerta y mueve la cabeza instándome a salir. Cuando el salé cierra de nuevo y me toma de la mano, me lleva por la escuela hasta los casilleros, abre el suyo, saca un casco rojo y una chamarra de piel color negra. Mete mi maleta y lo cierra.

—Pero ¿qué haces? —le pregunto mientras lo miro incrédulo de lo que está sucediendo.

—No la vas a necesitar y hasta te hará estorbo —me contesta muy tranquilo.

Me vuelve a tomar de la mano y me jala hacia el estacionamiento. Nos detenemos frente a una moto.

—Ten póntelo —me ofrece el casco rojo y sobre la moto hay otro color negro.

—No, estás loco si crees que yo me subiré en esa cosa —me aterran las motos, no la considero seguras.

Él me mira un poco molesto y cuando va argumentar a mi respuesta, Muse lo interrumpe.

—Bueno

— ¿Dónde estás? —Mi amigo se oye preocupado.

—Clark, yo estoy…

El campeón me arrebata el celular.

—Clark —le contesta, intento quitarle el teléfono pero él se aleja de mí y lo levanta.

—Sí, soy yo —supongo que mi amigo lo conoce y lo llamo por su nombre.

—No te preocupes, el gatito está conmigo, yo lo cuidaré el resto del día —su voz era seria.

¿Cómo que el resto del día? Me pregunto.

—Al que deberías de ir a ver es al idiota de tú amigo —le sugiere.

—Digamos que no debe de estar muy feliz, adiós, ya nos vamos —se despide —no te preocupes yo lo cuido —con esto termina la conversación y cuelga.

—Dámelo —le pido mi celular — ¿Quién te crees que eres para contestar mis llamadas? —lo reprendo pero él me mira divertido por mi actitud.

—Tú novio —me contesta cínicamente —además tu lo aceptaste, yo no te obligue.

Guarda mi celular en su pantalón y extiende la chamarra de piel.

—Ahora cariño ponte el casco y la chamarra, que ya nos vamos —me ordena.

—Devuélveme mi celular —le exijo.

—Claro, que te lo daré pero primero obedéceme —me habla seriamente.

Puedo irme sin mi celular, pero también se apaño mi mochila y allí tenía mi dinero. Piensa Jaden ¿cómo llegamos a casa sin dinero? Y sin celular para llamar a Nani para que mande por mí.

Él me mira exasperado. Baja de la moto y lentamente me obliga a vestirme con la chamarra, después me pone el casco.

—Ves que fácil —se sube de nuevo a su transporte mortal —ahora sube y pisa en el reposapiés, abrázame de la cintura, y guía el peso de tu cuerpo con el mío —termina de instruirme y espera a que lo obedezca.

Mis piernas tiemblan de nervios y él lo nota.

—No te preocupes, no dejaría que le pasará algo a mi lindo novio —me habla tiernamente.

—A ¿dónde vamos a ir? —le pregunto, intento retrasar el terrible momento de subirme. 

—A mi casa — ¿A su casa? Pero que iremos a hacer a su casa.

—Por cierto, querido novio —intento sonar sarcástico — ¿cómo te llamas? —le pregunto, ya que voy a viajar con él, por lo menos quiero saber el nombre del que puede provocarme la muerte, por un paro cardiaco por subirme a una cosa de estas.

—Patrick —sonríe —cariño, no entiendo que no sepas el nombre de tú novio.

—Ok, Patrick, ahora ya se a quien perseguiré, si es que muero en está cosa —su rostro se torno serio.

Subo a la moto y lo abrazo.

—No lo digas ni de broma —o sea que él si tiene derecho jugar conmigo pero yo no con él —hablaba enserio cuando dije que no dejaría que te pasara nada —se pone el casco y baja la visera, yo hago lo mismo.

Su voz seguía seria, le iba a decir que solo estaba jugando pero encendió la moto y arranco, el ruido no permitiría que habláramos, así que solo deje que me guiara por la ciudad.

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Comentarios

  1. ¡NI HAO!

    ME QUIERO VOLVER CHANGO!!! Esto es personal... Sebastián no se va a quedar de brazos cruzados después de esto, osea... ¿Qué onda, Jaden? Acaso no te enseñó tu mamá a "no hablar con extraños" Jesuuuuuuuuuus.

    A mí me va a dar algo... así que pasénme mis pastillas, porque va a "pasar algo", se quedo bueno... gracias por subirlo y pues ahora vamos a conocer un poco más de Patrick y que ondas se trae con ese "jueguito" que trae... me intriga... me intriga. ¬¬

    Sigo leyendo y te mando saludos.
    Sayobyeeeeee :3

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    1. Amo a Patrick y Jaden se sabe cuidar muy bien... bueno más o menos pero no te preocupes que no lo expondría aun mal hombre o sí? como sea espero que te agrade Patrick y que te intrigue mucho más porque su historia apens va comenzando.
      cuídate y see you :)

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  2. Asi que PATRICK JEJEJE

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