Amuleto ¿Yo? Capítulo 11.


¿Y el amuleto?



Mi mirada está concentrada en aquel hombre vestido con un short y playera de futbol, el camina en mi dirección, su cabello luce revuelto y gotas de sudor recorren su rostro cansado por los 90 minutos de estar corriendo detrás de una oportunidad para tirar a gol la cual nunca llego; se nota enfadado, intento moverme pero mis piernas no responden, por alguna razón siento que me ve con odio.

—Creo que tendremos que cambiar de método, el beso no sirvió de nada, tal vez si profundizamos más está ocasión —su cuerpo ya estaba junto al mío y sus manos se movían rápidamente por debajo de mi playera, un escalofrío recorrió mi espalda al sentir el rose de sus dedos por mi cadera.

Trate de empujarlo pero el apretó más su abrazo, su cara se acerco a mi cuello y pude sentir su cálido aliento, sus labios se posaron atrás de mi oreja y su lengua paso por el lóbulo lamiendo lentamente. Un jadeo se escapo de mi boca, su pierna abrió las mías y con su muslo roso mi entrepierna, pude sentir como aumentaba la temperatura en mí. Sebastián bajo su cabeza hasta poner sus labios en mis pezones cubiertos por mi playera, sentí sus dientes rodeando y mordiendo ligeramente mi delgada piel, las sensaciones que provocaba me abrumaban, mi mente cada vez estaba más obnubilado. Mis caderas empezaron a moverse de manera provocativa. Él bajo su mano por mi trasero y apretó una de mis nalgas, un dolor muy placentero recorrió mi cuerpo, el pego su entrepierna y pude sentir la firmeza de su miembro, no podía negarme a estas sensaciones y me rendí a ellas, puse mis manos inactivas en su pecho e intentaba buscar el final de la playera, quería tocar su marcado pecho, la mano inquieta de Sebastián seguía la división de mi trasero y entre más avanzaba, el ritmo de mi corazón se desenfrenaba, cuando por fin encontró lo que con tanta urgencia buscaba, la tensión fue liberada y un grito de placer salió de mi boca producto del frenesí del momento.

— ¡Que estúpido! —Me maldije — ¡soy un idiota! —las lágrimas llenaron mi ojos, nublando mi mirada.

— ¿Qué tienes? —una voz muy preocupada me preguntaba, al mismo tiempo que la luz invadía mi habitación.

Al escucharlo rápidamente me senté en la cama y con el dorso de mi mano limpie mis llorosos ojos para poder ver a quien me cuestionaba.

—Tuviste una pesadilla —Sam entro y cerró la puerta, camino hasta mi cama y se sentó a mi lado, su rostro instaba por una explicación.

La mano de Sami toco mi rostro.

—Estas caliente tal vez tengas fiebre, además estas muy sudado, iré por Nani —estaba por ponerse de pie pero lo sujete de su chamarra.

Él se detuvo y se acomodo de nuevo a mi lado, mire mi cuerpo y estaba completamente bañado en sudor, mi respiración aún era agitada y mi miembro necesitaba atención.

Al mirar a Sam, esté a un vestía ropa de calle supongo que acaba de llegar de su cita.

— ¿Dime qué ocurre? —me pregunto lo único que no estaba dispuesto a decir.

—Tuve un mal sueño —en realidad ¿fue un mal sueño?, cuando conocí a Sebastián este tipo de sueños eran frecuentes pero en cuanto me acostumbre verlo de lejos y me hice a la idea de que jamás voltearía a verme deje de tenerlos pero ahora justo después de ese beso, todo está de vuelta.

— ¿Solo eso?, no lo creó, sucedió algo que no me quieres decir —no era una pregunta.

—En la escuela, Sebastián me beso —lo dije y me agache, no quería ver su cara.

— ¿Qué hizo, qué? —su voz era un grito.

—Baja la voz vas a despertar a mis padres —le pedí —cálmate solo fue un beso.

—No me pidas que me calme, ¿por qué ese idiota te beso? —está furioso, creó que no fue buena idea decirle.

— ¿Quién te beso? —Karl entro corriendo y hablando fuerte, al parecer oyó el grito de mi hermano —por eso no querías, hablar conmigo.

—Basta los dos, bajen la voz que van a despertar a todos —les dije y sin darme cuenta yo también estaba gritando.

—Papá y mama todavía no llegan, así que habla.

Les conté a los dos lo ocurrido, todo con lujo de detalles y Sam se puso como loco, Karl se veía molesto.

—Mañana voy air contigo al partido y le voy a poner un alto a ese idiota —Sam amenazo con ir.

—No vas a ir, no quiero que vayas —le grite.

—Claro que iré o ¿acaso te gusta que te trate como a una zorra? —se atrevió a compararme con una…

Me moleste pero en el fondo es como me hizo sentir su beso, como a una de sus amiguitas. Me puse a llorar como un niño, Sam me abrazo, sin decir nada y Karl nos apretó a los dos con sus brazos. Después de calmar mis sollozos, empuje un poco a los dos para que me liberaran de sus cuerpos.

—Lo siento Mini pero es como yo lo veo, solo está jugando contigo —lo sé pero oírlo de mi hermano fue duro.

—Sami tiene razón, Mini no debes dejarlo que te use, lo bueno es que llego Clark de lo contrario no sé qué es lo que estaríamos escuchando ahora.

Me sonroje por su comentario.

—Ya es tarde, deberían de estar dormidos —era mi madre asomándose por la puerta, al escucharla de inmediato me cubrí atrás de Sam, a ella no le podría contar lo ocurrido.

—Sí tía —Karl se puso de pie —Hasta mañana Mini, descansa —se despidió.

—Buenas noches Sarah —mi hermano, como siempre de contestón —hoy dormiré con Mini.

—Ya está muy grandecito como para que necesite de tu compañía, ¿no crees? —de pequeño me daba miedo la oscuridad, a veces tenía pesadillas y el que siempre acudía a verme era mi hermano, la habitación de Nani está más lejos y no me escuchaba, papá y mamá regularmente no estaban por lo que Sami era quien me cuidaba y se preocupaba por mí, por eso al verme así, su primer pensamiento fue que tuve una pesadilla.

—No importa la edad que tenga, para mí siempre será mi hermanito y si él necesita de mí allí estaré —lo dijo en tono de reproche —además a ti que más te da, no te estoy pidiendo que tú te quedes o ¿sí?

—Ya Sami —le dije.

— ¿Qué está pasando? —mi padre entro.

—Sami tiene un ataque “de buen hermano”, y quiere quedarse con Jaden —mamá explico.

— ¿Qué tienes Jaden, te sientes mal? —papá hizo lo que mamá no, preguntar por mí.

—No papá, solo tuve un mal sueño, creó que debe ser por el cansancio hoy entrenamos mucho —le explique.

— ¿Seguro? —Volvió a preguntar, yo solo asentí a su cuestionamiento — ¿Sam entonces que peleas?

—Solo le dije a Sarah, que me quedaría con Jaden, para hacerle compañía —dijo más calmado, siempre cuidaba su tono de voz con papá —solo eso.

—Está bien quédate y si notas algo fuera de lo normal, avísanos para llamar al doctor —papá como siempre era más comprensivo, mamá siempre era más dura —Pídele una disculpa a tu madre, porque ya me imagino cómo le hablaste para haberla hecho enojar —en realidad Sam no le había faltado al respecto pero mamá odia que le hable por su nombre y él lo sabe por eso lo hace.  

—Ok, Mamá discúlpame —le hablo más tranquilo.

—Está bien hijo —le contesto a Sam —Jaden, ¿enserio estas bien? —Se acerco a mí y puso su mano sobre mi frente —estás frío.

—Estoy bien mamá

—Yo me quedaré con él —si se pone mal yo les aviso —Sam explico.

—Pues cuídalo bien —mamá fue lo último que dijo —se acerco y me beso en la mejilla, tomó a mi hermano del brazo y también lo beso, papá hizo lo mismo y salieron juntos del cuarto.

Los dos nos miramos un momento.

—A veces creó que mamá es bipolar —me dijo con cara de reflexión.

—No lo creó —le conteste —pienso que cae muy fácilmente en tus provocaciones —le explique.

—También lo creó —contesto.

—Voy a cambiarme —salió del cuarto.

Solo pasaron algunos minutos antes de que Sam regresara. Se apago la luz y se acomodo a mi lado, no comento nada, solo se puso a mi lado y me abrazo igual que cuando éramos niños.

Por la mañana me bañe y cambie rápido pues me había quedado dormido, gracias a la presencia de mi hermano dormí profundamente.

— ¿Ya nos vamos? —era Sam quien pregunto desde adentro de su capullo de cobijas.

—Lo siento pero ya es tarde y no te puedo esperar, además no deseo problemas por eso no quiero que vayas.

—No haré ningún espectáculo solo deseo dejarle en claro que es mejor que se aleje de ti.

—Pues no quiero que vayas y dile a Karl que tampoco lo quiero ver allá —le dije y Salí corriendo, con mi maleta al hombro, yo no sé porque la llevo si nunca ocupo mi equipo.

Baje y Nani me tenía mi desayuno listo.

—Gracias Nani pero se me hizo tarde —me tomé el vaso de leche y mordí el pan.

—Lo supuse por eso le pedí a Jacinto que tuviera lista la camioneta y te prepare esto para que te lo vayas comiendo y cuando te lo termines lo dejas en la camioneta para que lo regrese.

—Gracias Nani que haría sin ti —bese su frente y ella me dio la bendición.

—Morirías de hambre – y sonrió —que te vaya bien hijo.

Fui directo a la camioneta en la que ya me esperaba Jacinto, el chofer, con la puerta abierta.

—Buenos días, niño Jaden —me saludo amablemente.

Él al igual que Nani lleva con nosotros muchos años y es muy querido por todos en la familia.

—Buenos días Jacinto —le conteste y subí a l camioneta, él la cerro y rodeo el carro para subir.

—Se le hizo tarde, eso es extraño usted es muy puntual siempre —me dijo mientras encendía el carro y salía de la casa.

—Me quede dormido —mire mi reloj y eran las 9:20 —Es tardísimo —grite.

—No sé preocupe niño, solo tardaré 20 minutos —este hombre e capaz de llevarme hasta en 10 pero no quiero que nos detenga la policía.  

—Gracias Jacinto.

No dije nada más, estaba muy nervioso el partido llevaba más de 20 minutos de haber empezado.

Jacinto tardo solo 25 minutos en llegar a la escuela y eso gracias a una manifestación de lo contario abríamos llegado en 15 minutos.

—Baje corriendo.

—Gracias Jacinto, le das los trastes a Nani por favor, le grite desde debajo de la camioneta.

— ¿Quiere que lo espere? —Me pregunto yo solo moví la mano desde la entrada de la escuela y corrí por todo el pasillo en dirección a la cancha.

Al pasar por el área de descanso sentí que alguien me miraba pero era demasiado tarde como para buscar a alguien además era sábado y la escuela estaba vacía.

La voz de Matt Bellamy acompañada de la vibración de mi celular me asusto, conteste rápidamente y sin ver sabia quien era.

—Bueno

— ¿Dónde estás? Y acabo el primer tiempo y nos están apaleando —era Clark quien me gritaba.

—Ya llegue estoy entrando a las canchas —colgué y corrí más rápido.

Mi sueño se estaba haciendo realidad y no sé si quiero ver a Sebastián enojado.

Llegue corriendo y derrapando a la banca de mi equipo, todos se veían enojados y frustrados. Ninguno me dijo nada porque inmediatamente entraron a la cancha pues el tiempo de descanso había terminado.

—Equipo —Clark los llamo y todos se acercaron a él, estiro su mano y pidió con la mirada la de todos, ellos obedecieron y me buscaron con la mirada.

Enserio me pedía que hiciera la porra con ellos, esto era nuevo, ese ritual era de los que jugaban, solo ellos lo hacían.

Me acerque y puse mi mano, todos me sonrieron y gritamos juntos el nombre de la escuela.

Todos corrieron a sus posiciones.

Me fui a la banca y mire al entrenador.

—Muchacho, nos has hecho sufrir —me regaño.

—Lo siento no era mi intención llegar tarde —me disculpe — ¿cómo vamos? —me atreví a preguntar.

—Vamos empatados, los leones empezaron ganando 2-0 pero Sebastián ha estado genial y gracias a él empatamos, después nos fuimos arriba por uno pero ellos nos empataron, eso fue al minuto 30 los últimos minutos el partido se ha trabado en la media cancha.

—Entonces no vamos tan mal —afirme.

Pero al entrenador no le pareció un buen comentario y me miro con cierta molestia. Preferí no decir nada más y ver el partido.

Todo el juego fue de ida y vuelta con muchos tiros de los dos lados pero sin que ninguno de los dos lograra su cometido. Faltando solo 5 minutos para que terminara el partido, Clark logró quitarle el balón a un medio y lanzarla a uno de nuestros defensas quien la llevo por toda la media cancha hasta entregársela a Sebastián, esté la cuido hasta llegar por un extremo y entregársela a otro compañero pero este no encontraba ¿a dónde? o ¿a quién? dársela pero al final tiro directo al arco y espectacularmente pego en el marco, el portero se había lanzado y al ver que no entro lo agradeció aún tirado en el pasto, el balón reboto directo a los pies de un jugador el cual no tardo en tirar al lado contario de donde estaba tirado el portero. Sebastián lo había hecho y como por arte de magia había estado en el lugar exacto. Todos en la cancha gritaron y nosotros en la banca también.

 — ¡Goooooool! —lo siguiente fue el silbatazo del árbitro y todos entraron a la cancha a celebrar.

Yo me quede en la banca, viendo como todos celebraban, estaba feliz pero nunca había celebrado con ellos así que solo les aplaudía desde mi lugar.

Todos se abrazaron y gritaron.

— ¡Kitten ven! —era Milán quien me llamo y después todos los demás se unieron a su petición.

Corrí a su encuentro y entre todos gritaron una porra para mí, seguido de un “gracias por venir”.

Estaba muy contento hasta que vi a Sebastián en un extremo de la mano de Laura y a punto de darse un beso.

El equipo comenzó a separse e irse hacia los vestidores. Después de ver a los enamorados supuse que mi sueño no se haría realidad.

Camine a lado de Clark.

—Me esperas, me cambio y te llevo a tu casa quiero que me cuentes ¿qué paso con Karl? —se notaba ansioso yo asentí y tome mi maleta.

—Te veo en las mesas de descanso —y seguí mi camino, el afirmo con la mano y corrió a los vestidores.

Llegue a una de las mesas y deje mi maleta en ella y cuando estaba a punto de sentarme alguien me jalo de la mano.

Al verlo, mi cuerpo se estremeció, recordando el sueño de anoche.

—Suéltame —y trate de liberarme pero era muy fuerte.

—Solo vine a darte las gracias por la buena suerte- me explico y su cuerpo se acercaba cada vez más al mío —al parecer si eres un imán para el triunfo y no sabes que feliz soy al haber averiguado una manera más efectiva de utilizarte —su otra mano sujeto mi nuca y acerco su cara a la mía buscando mis labios. Sus hermosos ojos cafés me estudiaban con intensidad.

—Suéltame, tú novia nos va a ver —lo empuje pero no logré alejarlo mucho.

—Ella, está en los vestidores —me dijo e intento besarme.

— ¡No!, ya te dije, que no quiero —gire mi cabeza para evitar el contacto, de lo contrario me dejaría llevar de nuevo —suéltame, me lastimas —le grite pero ni así liberaba mi muñeca.

—No, hasta que te agradezca por tu ayuda —susurro en mi oído.

—No solo eres un idiota, también estás sordo —una voz fuerte le hablo a Sebastián —te dijo que lo sueltes —esa voz masculina procedía de atrás de mi y por cómo me tenía sujetado no podía voltear a verlo.

—No te metas en esto —Sebastián le advirtió

Una gran carcajada fue la respuesta al comentario del goleador.

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Comentarios

  1. ¡NI HAOOOOOO!

    TÓMALA, PAPÁÁÁÁÁÁÁÁ!!! El "secreto" del equipo se sabrá pronto por los rivales..... y ahí sí, que Diosito nos agarre confesados.... ZAZ!!

    Que se "manifeste" Sam y rescate a Jaden, menudo follón que se va a armar, no... no... no... que bueno estuvo el capitulo, gracias por subirlo y sigo leyendo porque a mi me mata la curiosidad de leer quien es el de la risa burlona y sí hay que preocuparnos de que a Jaden, salga del lío sin ningún tipo de riesgo.

    Te mando saludos.
    Sayobyeeeee :3

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  2. Claro sam es el eterno salvador de Jaden pero siempre puede aparecer aguien nuevo a complicar las cosas.
    Jaden tiene un aura especial para llamar a los problemas jajaja pero también para conseguirse salvadores así que espero que te guste el de la risa burlona.
    See you :)

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