¿Y el amuleto?
Mi mirada
está concentrada en aquel hombre vestido con un short y playera de futbol, el
camina en mi dirección, su cabello luce revuelto y gotas de sudor recorren su
rostro cansado por los 90 minutos de estar corriendo detrás de una oportunidad
para tirar a gol la cual nunca llego; se nota enfadado, intento moverme pero
mis piernas no responden, por alguna razón siento que me ve con odio.
—Creo que
tendremos que cambiar de método, el beso no sirvió de nada, tal vez si
profundizamos más está ocasión —su cuerpo ya estaba junto al mío y sus manos se
movían rápidamente por debajo de mi playera, un escalofrío recorrió mi espalda
al sentir el rose de sus dedos por mi cadera.
Trate de
empujarlo pero el apretó más su abrazo, su cara se acerco a mi cuello y pude
sentir su cálido aliento, sus labios se posaron atrás de mi oreja y su lengua
paso por el lóbulo lamiendo lentamente. Un jadeo se escapo de mi boca, su
pierna abrió las mías y con su muslo roso mi entrepierna, pude sentir como aumentaba
la temperatura en mí. Sebastián bajo su cabeza hasta poner sus labios en mis
pezones cubiertos por mi playera, sentí sus dientes rodeando y mordiendo
ligeramente mi delgada piel, las sensaciones que provocaba me abrumaban, mi
mente cada vez estaba más obnubilado. Mis caderas empezaron a moverse de manera
provocativa. Él bajo su mano por mi trasero y apretó una de mis nalgas, un
dolor muy placentero recorrió mi cuerpo, el pego su entrepierna y pude sentir
la firmeza de su miembro, no podía negarme a estas sensaciones y me rendí a
ellas, puse mis manos inactivas en su pecho e intentaba buscar el final de la
playera, quería tocar su marcado pecho, la mano inquieta de Sebastián seguía la
división de mi trasero y entre más avanzaba, el ritmo de mi corazón se
desenfrenaba, cuando por fin encontró lo que con tanta urgencia buscaba, la
tensión fue liberada y un grito de placer salió de mi boca producto del frenesí
del momento.
— ¡Que
estúpido! —Me maldije — ¡soy un idiota! —las lágrimas llenaron mi ojos,
nublando mi mirada.
— ¿Qué
tienes? —una voz muy preocupada me preguntaba, al mismo tiempo que la luz
invadía mi habitación.
Al
escucharlo rápidamente me senté en la cama y con el dorso de mi mano limpie mis
llorosos ojos para poder ver a quien me cuestionaba.
—Tuviste
una pesadilla —Sam entro y cerró la puerta, camino hasta mi cama y se sentó a
mi lado, su rostro instaba por una explicación.
La mano de
Sami toco mi rostro.
—Estas
caliente tal vez tengas fiebre, además estas muy sudado, iré por Nani —estaba
por ponerse de pie pero lo sujete de su chamarra.
Él se
detuvo y se acomodo de nuevo a mi lado, mire mi cuerpo y estaba completamente
bañado en sudor, mi respiración aún era agitada y mi miembro necesitaba
atención.
Al mirar a
Sam, esté a un vestía ropa de calle supongo que acaba de llegar de su cita.
— ¿Dime
qué ocurre? —me pregunto lo único que no estaba dispuesto a decir.
—Tuve un
mal sueño —en realidad ¿fue un mal sueño?, cuando conocí a Sebastián este tipo
de sueños eran frecuentes pero en cuanto me acostumbre verlo de lejos y me hice
a la idea de que jamás voltearía a verme deje de tenerlos pero ahora justo
después de ese beso, todo está de vuelta.
— ¿Solo
eso?, no lo creó, sucedió algo que no me quieres decir —no era una pregunta.
—En la
escuela, Sebastián me beso —lo dije y me agache, no quería ver su cara.
— ¿Qué
hizo, qué? —su voz era un grito.
—Baja la
voz vas a despertar a mis padres —le pedí —cálmate solo fue un beso.
—No me
pidas que me calme, ¿por qué ese idiota te beso? —está furioso, creó que no fue
buena idea decirle.
— ¿Quién
te beso? —Karl entro corriendo y hablando fuerte, al parecer oyó el grito de mi
hermano —por eso no querías, hablar conmigo.
—Basta los
dos, bajen la voz que van a despertar a todos —les dije y sin darme cuenta yo
también estaba gritando.
—Papá y mama
todavía no llegan, así que habla.
Les conté
a los dos lo ocurrido, todo con lujo de detalles y Sam se puso como loco, Karl
se veía molesto.
—Mañana voy air contigo al partido y le voy a
poner un alto a ese idiota —Sam amenazo con ir.
—No vas a
ir, no quiero que vayas —le grite.
—Claro que
iré o ¿acaso te gusta que te trate como a una zorra? —se atrevió a compararme
con una…
Me moleste
pero en el fondo es como me hizo sentir su beso, como a una de sus amiguitas.
Me puse a llorar como un niño, Sam me abrazo, sin decir nada y Karl nos apretó
a los dos con sus brazos. Después de calmar mis sollozos, empuje un poco a los
dos para que me liberaran de sus cuerpos.
—Lo siento
Mini pero es como yo lo veo, solo está jugando contigo —lo sé pero oírlo de mi
hermano fue duro.
—Sami
tiene razón, Mini no debes dejarlo que te use, lo bueno es que llego Clark de
lo contrario no sé qué es lo que estaríamos escuchando ahora.
Me sonroje
por su comentario.
—Ya es
tarde, deberían de estar dormidos —era mi madre asomándose por la puerta, al
escucharla de inmediato me cubrí atrás de Sam, a ella no le podría contar lo
ocurrido.
—Sí tía
—Karl se puso de pie —Hasta mañana Mini, descansa —se despidió.
—Buenas
noches Sarah —mi hermano, como siempre de contestón —hoy dormiré con Mini.
—Ya está
muy grandecito como para que necesite de tu compañía, ¿no crees? —de pequeño me
daba miedo la oscuridad, a veces tenía pesadillas y el que siempre acudía a
verme era mi hermano, la habitación de Nani está más lejos y no me escuchaba,
papá y mamá regularmente no estaban por lo que Sami era quien me cuidaba y se
preocupaba por mí, por eso al verme así, su primer pensamiento fue que tuve una
pesadilla.
—No
importa la edad que tenga, para mí siempre será mi hermanito y si él necesita
de mí allí estaré —lo dijo en tono de reproche —además a ti que más te da, no
te estoy pidiendo que tú te quedes o ¿sí?
—Ya Sami —le
dije.
— ¿Qué
está pasando? —mi padre entro.
—Sami
tiene un ataque “de buen hermano”, y quiere quedarse con Jaden —mamá explico.
— ¿Qué tienes
Jaden, te sientes mal? —papá hizo lo que mamá no, preguntar por mí.
—No papá,
solo tuve un mal sueño, creó que debe ser por el cansancio hoy entrenamos mucho
—le explique.
— ¿Seguro?
—Volvió a preguntar, yo solo asentí a su cuestionamiento — ¿Sam entonces que
peleas?
—Solo le
dije a Sarah, que me quedaría con Jaden, para hacerle compañía —dijo más
calmado, siempre cuidaba su tono de voz con papá —solo eso.
—Está bien
quédate y si notas algo fuera de lo normal, avísanos para llamar al doctor —papá
como siempre era más comprensivo, mamá siempre era más dura —Pídele una
disculpa a tu madre, porque ya me imagino cómo le hablaste para haberla hecho
enojar —en realidad Sam no le había faltado al respecto pero mamá odia que le
hable por su nombre y él lo sabe por eso lo hace.
—Ok, Mamá
discúlpame —le hablo más tranquilo.
—Está bien
hijo —le contesto a Sam —Jaden, ¿enserio estas bien? —Se acerco a mí y puso su
mano sobre mi frente —estás frío.
—Estoy
bien mamá
—Yo me
quedaré con él —si se pone mal yo les aviso —Sam explico.
—Pues
cuídalo bien —mamá fue lo último que dijo —se acerco y me beso en la mejilla,
tomó a mi hermano del brazo y también lo beso, papá hizo lo mismo y salieron
juntos del cuarto.
Los dos
nos miramos un momento.
—A veces
creó que mamá es bipolar —me dijo con cara de reflexión.
—No lo
creó —le conteste —pienso que cae muy fácilmente en tus provocaciones —le
explique.
—También
lo creó —contesto.
—Voy a
cambiarme —salió del cuarto.
Solo
pasaron algunos minutos antes de que Sam regresara. Se apago la luz y se
acomodo a mi lado, no comento nada, solo se puso a mi lado y me abrazo igual
que cuando éramos niños.
Por la
mañana me bañe y cambie rápido pues me había quedado dormido, gracias a la
presencia de mi hermano dormí profundamente.
— ¿Ya nos
vamos? —era Sam quien pregunto desde adentro de su capullo de cobijas.
—Lo siento
pero ya es tarde y no te puedo esperar, además no deseo problemas por eso no
quiero que vayas.
—No haré
ningún espectáculo solo deseo dejarle en claro que es mejor que se aleje de ti.
—Pues no
quiero que vayas y dile a Karl que tampoco lo quiero ver allá —le dije y Salí
corriendo, con mi maleta al hombro, yo no sé porque la llevo si nunca ocupo mi
equipo.
Baje y
Nani me tenía mi desayuno listo.
—Gracias
Nani pero se me hizo tarde —me tomé el vaso de leche y mordí el pan.
—Lo supuse
por eso le pedí a Jacinto que tuviera lista la camioneta y te prepare esto para
que te lo vayas comiendo y cuando te lo termines lo dejas en la camioneta para
que lo regrese.
—Gracias
Nani que haría sin ti —bese su frente y ella me dio la bendición.
—Morirías
de hambre – y sonrió —que te vaya bien hijo.
Fui
directo a la camioneta en la que ya me esperaba Jacinto, el chofer, con la
puerta abierta.
—Buenos
días, niño Jaden —me saludo amablemente.
Él al
igual que Nani lleva con nosotros muchos años y es muy querido por todos en la
familia.
—Buenos
días Jacinto —le conteste y subí a l camioneta, él la cerro y rodeo el carro
para subir.
—Se le
hizo tarde, eso es extraño usted es muy puntual siempre —me dijo mientras
encendía el carro y salía de la casa.
—Me quede
dormido —mire mi reloj y eran las 9:20 —Es tardísimo —grite.
—No sé
preocupe niño, solo tardaré 20 minutos —este hombre e capaz de llevarme hasta en
10 pero no quiero que nos detenga la policía.
—Gracias
Jacinto.
No dije
nada más, estaba muy nervioso el partido llevaba más de 20 minutos de haber
empezado.
Jacinto
tardo solo 25 minutos en llegar a la escuela y eso gracias a una manifestación
de lo contario abríamos llegado en 15 minutos.
—Baje
corriendo.
—Gracias
Jacinto, le das los trastes a Nani por favor, le grite desde debajo de la
camioneta.
— ¿Quiere
que lo espere? —Me pregunto yo solo moví la mano desde la entrada de la escuela
y corrí por todo el pasillo en dirección a la cancha.
Al pasar
por el área de descanso sentí que alguien me miraba pero era demasiado tarde
como para buscar a alguien además era sábado y la escuela estaba vacía.
La voz de
Matt Bellamy acompañada de la vibración de mi celular me asusto, conteste
rápidamente y sin ver sabia quien era.
—Bueno
— ¿Dónde
estás? Y acabo el primer tiempo y nos están apaleando —era Clark quien me
gritaba.
—Ya llegue
estoy entrando a las canchas —colgué y corrí más rápido.
Mi sueño
se estaba haciendo realidad y no sé si quiero ver a Sebastián enojado.
Llegue
corriendo y derrapando a la banca de mi equipo, todos se veían enojados y
frustrados. Ninguno me dijo nada porque inmediatamente entraron a la cancha
pues el tiempo de descanso había terminado.
—Equipo —Clark
los llamo y todos se acercaron a él, estiro su mano y pidió con la mirada la de
todos, ellos obedecieron y me buscaron con la mirada.
Enserio me
pedía que hiciera la porra con ellos, esto era nuevo, ese ritual era de los que
jugaban, solo ellos lo hacían.
Me acerque
y puse mi mano, todos me sonrieron y gritamos juntos el nombre de la escuela.
Todos
corrieron a sus posiciones.
Me fui a
la banca y mire al entrenador.
—Muchacho,
nos has hecho sufrir —me regaño.
—Lo siento
no era mi intención llegar tarde —me disculpe — ¿cómo vamos? —me atreví a
preguntar.
—Vamos
empatados, los leones empezaron ganando 2-0 pero Sebastián ha estado genial y
gracias a él empatamos, después nos fuimos arriba por uno pero ellos nos
empataron, eso fue al minuto 30 los últimos minutos el partido se ha trabado en
la media cancha.
—Entonces
no vamos tan mal —afirme.
Pero al
entrenador no le pareció un buen comentario y me miro con cierta molestia.
Preferí no decir nada más y ver el partido.
Todo el
juego fue de ida y vuelta con muchos tiros de los dos lados pero sin que ninguno
de los dos lograra su cometido. Faltando solo 5 minutos para que terminara el
partido, Clark logró quitarle el balón a un medio y lanzarla a uno de nuestros defensas
quien la llevo por toda la media cancha hasta entregársela a Sebastián, esté la
cuido hasta llegar por un extremo y entregársela a otro compañero pero este no
encontraba ¿a dónde? o ¿a quién? dársela pero al final tiro directo al arco y
espectacularmente pego en el marco, el portero se había lanzado y al ver que no
entro lo agradeció aún tirado en el pasto, el balón reboto directo a los pies
de un jugador el cual no tardo en tirar al lado contario de donde estaba tirado
el portero. Sebastián lo había hecho y como por arte de magia había estado en
el lugar exacto. Todos en la cancha gritaron y nosotros en la banca también.
— ¡Goooooool! —lo siguiente fue el silbatazo
del árbitro y todos entraron a la cancha a celebrar.
Yo me
quede en la banca, viendo como todos celebraban, estaba feliz pero nunca había
celebrado con ellos así que solo les aplaudía desde mi lugar.
Todos se
abrazaron y gritaron.
— ¡Kitten
ven! —era Milán quien me llamo y después todos los demás se unieron a su
petición.
Corrí a su
encuentro y entre todos gritaron una porra para mí, seguido de un “gracias por
venir”.
Estaba muy
contento hasta que vi a Sebastián en un extremo de la mano de Laura y a punto
de darse un beso.
El equipo
comenzó a separse e irse hacia los vestidores. Después de ver a los enamorados
supuse que mi sueño no se haría realidad.
Camine a
lado de Clark.
—Me
esperas, me cambio y te llevo a tu casa quiero que me cuentes ¿qué paso con
Karl? —se notaba ansioso yo asentí y tome mi maleta.
—Te veo en
las mesas de descanso —y seguí mi camino, el afirmo con la mano y corrió a los
vestidores.
Llegue a
una de las mesas y deje mi maleta en ella y cuando estaba a punto de sentarme
alguien me jalo de la mano.
Al verlo,
mi cuerpo se estremeció, recordando el sueño de anoche.
—Suéltame
—y trate de liberarme pero era muy fuerte.
—Solo vine
a darte las gracias por la buena suerte- me explico y su cuerpo se acercaba
cada vez más al mío —al parecer si eres un imán para el triunfo y no sabes que
feliz soy al haber averiguado una manera más efectiva de utilizarte —su otra
mano sujeto mi nuca y acerco su cara a la mía buscando mis labios. Sus hermosos
ojos cafés me estudiaban con intensidad.
—Suéltame,
tú novia nos va a ver —lo empuje pero no logré alejarlo mucho.
—Ella,
está en los vestidores —me dijo e intento besarme.
— ¡No!, ya
te dije, que no quiero —gire mi cabeza para evitar el contacto, de lo contrario
me dejaría llevar de nuevo —suéltame, me lastimas —le grite pero ni así
liberaba mi muñeca.
—No, hasta
que te agradezca por tu ayuda —susurro en mi oído.
—No solo
eres un idiota, también estás sordo —una voz fuerte le hablo a Sebastián —te
dijo que lo sueltes —esa voz masculina procedía de atrás de mi y por cómo me
tenía sujetado no podía voltear a verlo.
—No te
metas en esto —Sebastián le advirtió
Una gran carcajada
fue la respuesta al comentario del goleador.
¡NI HAOOOOOO!
ResponderEliminarTÓMALA, PAPÁÁÁÁÁÁÁÁ!!! El "secreto" del equipo se sabrá pronto por los rivales..... y ahí sí, que Diosito nos agarre confesados.... ZAZ!!
Que se "manifeste" Sam y rescate a Jaden, menudo follón que se va a armar, no... no... no... que bueno estuvo el capitulo, gracias por subirlo y sigo leyendo porque a mi me mata la curiosidad de leer quien es el de la risa burlona y sí hay que preocuparnos de que a Jaden, salga del lío sin ningún tipo de riesgo.
Te mando saludos.
Sayobyeeeee :3
Claro sam es el eterno salvador de Jaden pero siempre puede aparecer aguien nuevo a complicar las cosas.
ResponderEliminarJaden tiene un aura especial para llamar a los problemas jajaja pero también para conseguirse salvadores así que espero que te guste el de la risa burlona.
See you :)