Verano Caliente. Capítulo 17.

Mi amante.

Siento como mis piernas tiemblan e inconscientemente doy un paso atrás.

— ¿No me saludas? —su mirada fría me da miedo.

—Hola… Asami —trago saliva y hablo temblorosamente.

—Puedo pasar ¿cierto? —miro que atrás de él esta Kirishima con su maleta en la mano.

—Claro —sigo caminando hacia atrás, mientras que mi yakuza sigue avanzando hacia mí.

Se nota cansado, tiene unas enormes sombras bajo sus ojos. En cuanto Kirishima entra deja su maleta en la salita y sale.

—Con su permiso jefe —se despide.

Asami dirige su mirada a su secretario.

—Adelante Kirishima, te encargo que cumplas con mis peticiones —el aludido asiente y sale de la habitación.

Regresa su intensa mirada a mí.

— ¿Desde cuándo esa es tú pijama? —Miro rápidamente mi cuerpo y recuerdo que anoche tenía mucho calor por lo que dormí en bóxers, su mirada recorría mi cuerpo.

—Solo ha sido esta ocasión, tenía calor —paso mi mano por el cuello.

—Ah, tenías calor —repite seriamente.

Siento como el sudor recorre mi rostro y cuello. Él sigue caminado y mientras lo hace se quita el saco, da un paso más y se desabotona el chaleco y la camisa, después de terminar de desnudar su torso sigue avanzando hacia mí pero sigo alejándome de él.

Estoy embobado viendo su perfecto pecho.

—Este hotel es muy bonito —dice y asiento ya que realmente lo es —no sabía que tuvieras tanto dinero para pagar tu estancia aquí — pero su voz no refleja su sorpresa.

—Lo paga la empresa que nos invito —bueno eso creó —o la revista, no estoy muy seguro —detiene su lento caminar.

—Pues realmente son unos invitados muy importantes —y su mirada revisa la salita en la que estamos.

—Asami tengo una preguntita —titubeo y él me mira serio — ¿Qué haces aquí? —continua su avance en mi dirección.

—Estoy muy cansado y lo único que deseo es dormir —yo sigo huyendo de él, y sin pensarlo mis pasos me han llevado a la habitación.

—Se nota que no has descansado bien, además es un largo viaje —lo miro mostrando mi sorpresa por su llegada — sin embargo si estabas tan cansado ¿Por qué no te quedaste a dormir en Japón? —preguntó y al parecer no le hace gracia mi comentario.

—Lo que pasa es que mi almohada favorita desapareció y sin ella no puedo conciliar el sueño, por lo que he venido a preguntarte ¿dónde está?, o ¿la has traído contigo? —su extraño comentario no concuerda con su rostro molesto.

Abro la boca para contestar pero me detengo y lo miro fijamente — ¿Qué? —Estará borracho.

—Quiero dormir pero antes me bañare, estoy todo sudado —y al decirlo se desabrocha el cinturón seguido de la pretina.

Sus fríos ojos me observan de soslayo y por alguna extraña razón estoy salivando, solo con verlo bajar lentamente el cierre del pantalón, y mirar el lento movimiento de su pecho; al contrario de su aparente tranquilidad yo estoy ansioso y mi cuerpo lo demuestra, mi respiración es agitada, el calor de mi cuerpo aumenta y mi sudor continua mojándome, puedo sentir como mi adormecido miembro comienza a despertar.

Sigo cada uno de sus movimientos pero justo cuando estoy preparándome mentalmente para ver su virilidad expuesta, el se detiene, siento como si un balde agua helada me cayera. Noto sus ojos en mí.

— ¿Sigues teniendo calor? —pregunta sarcásticamente.

—Sí… algo —paso de nuevo mi mano por mi húmedo cuello.

—Entiendo, este año el verano ha sido muy caluroso y parece afectarte, pero no te preocupes ya estoy aquí y te refrescare —su comentario me parece extraño pero por el momento mi cerebro esta sobrecalentado así que no puedo pensar claramente.

Sin dejar de mirarme se quita los zapatos y los calcetines. Ahora sigue bajando el cierre de su pantalón hasta que este cae por completo. Sus fuertes piernas están al descubierto, inevitablemente dirijo mi vista a su entrepierna y paso la saliva que se acumula en mi boca.

Me sorprendo al verlo con una gran sonrisa, avanza hacia mí y dejo de retroceder, estoy completamente extasiado con su perfección tanto que solo estoy esperando por su contacto.

Sigue avanzando y cuando estoy seguro de que me va a tomar, me rodea y el único contacto que obtengo es un pequeño rose de su mano en mi miembro, sin poder evitarlo dejo escapar un gemido y escucho su risa traviesa, él sigue su camino al baño, entra y no puedo creer que me haya calentado y después se largue.    

— ¡Asami Ryuichi! —Hablo pero él ya no me escucha, pues la caída del agua cubre mi voz — ¿Quién te crees que eres? —voy directo al baño, no me puede dejar así.

Al abrir la puerta lo busco y se encuentra desnudo, totalmente desnudo frente a mí, la tina atrás de él se está llenando.

—Tardaste demasiado —no me deja contestar, se acerco rápidamente, pegando su cuerpo al mío.

Sus cálidos labios me están devorando. Tiene un fuerte sabor a tabaco y alcohol, sin embargo para mi es lo más delicioso que he probado en este tiempo. Sus manos se mueven por mi espalda hasta llegar a mi trasero, baja mis bóxers y caen silenciosamente al piso.

—No duermas sin pijama, aunque te estés quemando, solo yo puedo ver tu cuerpo —su boca impide que hable —solo yo te puedo tocar —sus manos me estrujan contra su piel —solo yo puedo hacerte gemir de placer —el rose de su miembro eréctil contra el mío me hace jadear —recuérdalo Akihito solo conmigo te puedes sentir así —y mi corazón late desenfrenadamente.

No soy capaz de contestar a ninguna de sus aseveraciones, su posesividad sobre mi cuerpo y mi ser es abrumadora, sería un tonto al intentar negar algo de lo que ha dicho, además no me opongo a ninguna de ellas.

Su mano toma mi miembro y sin querer grito por la fuerza con la que lo sostiene.

— ¿Me entendiste? —al parecer desea escucharme.

Asiento lentamente con la cabeza y a cambio me aprieta más fuerte.

—Ahhhhhhhhh… Asami… Ahhhh… ¡Basta!… —el dolor me genera placer, ¿en qué me ha convertido este hombre? Mis gemidos son cada vez más fuertes.

— ¿Entendiste? —Vuelve a preguntar.

—Si… ya entendí —contesto entre jadeos.

Su mano afloja su fuerza y acaricia mi pene lentamente. Su repentina amabilidad es agradecida por mi cuerpo provocándome oleadas de placer.

—Te vez tan lindo —su voz lasciva resuena en mi cabeza.

—Idiota —contesto lentamente.

— ¿No me crees? —lo dice y con sus manos me vuelven, para quedar de frente al espejo del baño.

Pega su cuerpo al mío, pone su mano sobre mi barbilla para levantar mi rostro e inevitablemente vi mi reflejo, lucía sonrojado, gotas de sudor recorrían mi frente, mi cabello se notaba húmedo, mi pecho se movía rápidamente por mi descontrolada respiración y con cada exhalación un vapor lo empañaba; sin embargo no era el único que lucía así, el reflejo de Asami era igual al mío.

La mano de mi yakuza pellizcaba y masajeaba mis pezones, mientras con la otra frotaba mi pene, deseaba tocarlo pero él no me permitía girarme. Sentí su palpitante miembro entre mis nalgas y desee tenerlo adentro, recargue mis manos en la orilla del mueble del baño e instintivamente me moví hacia enfrente para invitarlo a entrar.

Asami comprendió lo que deseaba y me complació, sus manos sujetaron mi cadera, sentí su glande en mi entrada, sin previo aviso y sin prepararme lo metió por completo, mi grito debió de romper el espejo pero parece ser muy resistente, sentí un gran dolor pero él lo ignoro y a cambio comenzó a moverse y en una de sus arremetidas toco mi punto más sensible, la próstata, volví a gritar pero no de dolor sino de placer, él lo supo y con cada estocada lo tocaba y con cada toque una corriente eléctrica recorría mi espina dorsal y dejaba en blanco mi cerebro, yo no pensaba solo me entregaba al placer de mi yakuza, en definitiva solo él podía hacerme llegar al orgasmo.      

—Ahhhh… —gemía y jadeaba intensamente y era acompañado por mi pareja.

Mi cara estaba a solo unos centímetros del espejo y mis vidriosos ojos me permitían ver a mi frenético hombre, su rostro estaba sonrojado y el sudor escurría por su nariz, su cuerpo estaba caliente al igual que el mío. La habitación parece un sauna, el vapor desprendido por el agua caliente y el generado por nosotros hacía que mi visión por el espejo se nublara.

—Eres un pervertido —Asami me hablo entre sus jadeos —estas más sensible que en otras ocasiones, no sabía que te gustaba verte mientras lo hacíamos —se escuchaba contento —cuando regresemos mandaré a poner un espejo en el techo de la habitación —sentencio.

—Idiota… Ahhhh— su penetración tan profunda me hizo gritar — ¿quién me puso en esta posición? —conteste molesto.

Su respuesta no llego pues siguió con sus movimientos hasta que ya no pude más y me corrí, mi semen se distribuyo por el espejo y la superficie del mueble, después de unos segundos Asami inundo mi cuerpo con el suyo.

Estaba exhausto y me deje caer sobre el mueble, su contacto frío me ayudaba a bajar el calor, mi respiración comenzaba a calmarse. Asami seguía dentro de mí y pasaba su mano por mi cabello, con la otra acariciaba mi espalda, se agacho y comenzó a dar pequeños besos a lo largo y ancho de esta, subiendo lentamente hasta llegar a mi cuello, beso y lamio mi oreja.

— ¿Ya no tienes calor? —me susurro y mire por el espejo sus ojos que me observaban esperando mi respuesta.

—Ahora tengo más — sonreí a mi respuesta y el correspondió con otra igual.

—Pues tal vez el agua te refresque más que yo —al decirlo salió de mi cuerpo, dejándome una sensación de vació, un poco de semen escurrió por mis muslos. Me tomo del torso y me ayudo a levantar mi cuerpo, me giro para tenerme de nuevo de frente y me beso.

Su lengua jugaba y tocaba todo lo que estaba a su alcance. Me cargo y llevo la tina, el agua estaba caliente pero soportable.

—Asami, de casualidad ¿trajiste mis patitos? —intente poner mi mejor cara de niño de tres años.

Él solo sonrío y se metió a la tina junto conmigo.

Nos quedamos varios minutos en la tina, entre besos, caricias y arrumacos, pasamos el tiempo.

Al salir nos secamos uno al otro y al terminar me llevo en brazos hasta la cama.

—Te extrañe —me dijo al acostarme.

Se posiciono sobre mi cuerpo y puso sus manos a lado de mi cabeza.

—Yo también te extrañe —conteste y desvié la mirada, estas declaraciones me dan pena.

Asami me sujeto y me obligo a verlo, estaba sonriendo y eso era extraño en él.

Sus labios se unieron a los míos y fue bajando por mi cuello, clavícula, pecho hasta llegar a mi miembro que con solo sentirlo cerca ya estaba despierto de nuevo, empezó a lamerlo y chuparlo, mientras me retorcía en la cama y con las manos apretaba las sabanas. Este hombre sabía hacerme volar, siguió hasta lograr hacer que me corriera, pero ni así se detuvo.

Toda la mañana fue un despertar de emociones y sensaciones indescriptibles, que ahora solo tengo flashbacks al respecto.

Asami besándome, Asami mordiéndome, Asami arriba de mí, yo sobre Asami subiendo y bajando rápidamente, etc. Hasta que los dos nos cansamos y terminamos tumbados en la cama, él me achucho y nos dormimos plácidamente.

El sonido de la puerta me despierta, tardo un rato en despabilarme y me separo con dificultad del oso que me abraza. Veo unos de mis shorts en la silla del cuarto, me los pongo y salgo a ver quien toca con tanta insistencia.

Al abrir la puerta me sorprendo al ver a Justin de pie, con su impecable vestimenta, solo que ahora su serio rostro de siempre ha sido cambiado por uno de sorpresa y su mirada recorre todo mi cuerpo. Mientras lo hace me siento incomodo. Al mirarme, tengo todo el cuerpo lleno demarcas rojas. Estuvimos muy activos y estoy seguro de que no soy el único marcado. Me sonrojo un poco.

— ¿Qué sucede? —pregunto para sacarlo de su asombro y deje de mirarme de esa manera.

—He venido a ver él ¿Por qué? de su retraso — ¿retraso? Miro mi reloj y ya marcan las 5:40 p.m. se supone que a esta hora ya debería de estar en el parque.

—Lo siento, me quede dormido pero en unos segundos estaré listo —contesto.

—Lo espero, para llevarlo —habla y su tono ha recobrado su seriedad característica.   

—No es necesario, yo lo llevare —No me percate en qué momento Asami salió de la habitación.

Me cubre el cuerpo con una toalla y se interpone entre Justin y yo.    

—Asami no es necesario…

—No te pregunte —contesta seriamente.

—Lo siento, pero tengo órdenes de llevar al joven, así que discúlpeme —Justin contesta firmemente.

Asami sonríe a su respuesta.

—Dile a tu jefe, que el amante del joven ya ha llegado y desde ahora se hará cargo de su pareja —sin darle más explicaciones, ni tiempo a reaccionar, le cierra la puerta en la nariz.

Estoy sorprendido por su comentario y al ver a Justin antes de que cerrara la puerta el también lo parece.

— ¡Asami! ¿Estás loco? ¿Por qué dijiste eso? —Lo indago pero me ignora.

—Te dije que no mostraras tu cuerpo, ¿no entendiste? —se voltea y me mira amenazadoramente y estoy seguro de que a Justin lo miro igual.

—Lo siento lo olvide —agacho la mirada y recuerdo que es tarde —en serio ¿me llevaras? —pregunto tímidamente.

—Sí —contesta.

—Pues apresúrate que ya es muy tarde.

Camino a la recamara y empiezo a buscar mi ropa y él me sigue.

Mientras nos cambiamos no puedo evitar sonreír, estoy feliz de que haya venido, de tenerlo aquí, ya me hacía falta su presencia cerca de mí.

Es verdad, que es un paranoico, celoso y posesivo pero es mi amante como él lo dijo… Mi amante.    

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Les debo un extra y ya estoy en eso. Los quiero mis lindos lectores. See you soon :)