Imprevisto
—Buenas
noches Sarita, supongo que cenaras con nosotros —Nani decía esto mientras mamá
sacaba de un cajón un paquete de galletas y lo abrió.
—Si Nani
me apuré para poder cenar con mis niños —saco una galleta y la mordió.
—Sarah por
favor no les des mal ejemplo a los chicos, deja esas galletas que te quitarán
el hambre —mamá hizo un puchero, parecía una adolescente, guardo las galletas y
dirigió su mirada a nosotros.
—Siempre es así de gruñona —dijo esto en un
susurro.
—Te estoy oyendo
—Nani lo dijo muy seria-deja de cuchichear y mejor ayuda a los chicos a poner
la mesa.
Y después
de oír esa orden los tres comenzamos a sacar platos, vasos, y todo lo necesario
para cenar.
Por fin
Nani termino de preparar los alimentos y todos nos dispusimos a sentarnos a
cenar.
Toc...
Toc... Toc...
—Carajo,
no ven que muero de hambre —mi madre se irritaba fácilmente y más cuando no ha
comido.
—Sara por
favor modera tu vocabulario-Nani la reprendió al igual que cuando lo hacía con
nosotros.
—Lo siento
pero...
No escuche
lo que mamá decía ya que fui abrir la puerta.
Y allí
estaba parado, alto o por lo menos más alto que yo, de cuerpo delgado, de piel clara, ojos azules, cabello corto, de
un color rojo intenso y luciendo un peinado alborotado, vestía unos jeans y una
chamarra de piel negra; Karl con toda su humanidad me observaba con cara de te
voy a matar, además traía una maleta.
—Te lo
advertí y ahora me tendrás que aguantar toda la noche —Cumplió su promesa de
venir a mi casa —y ¿qué no me vas a dejar pasar? —no era una pregunta más bien
un reproche.
—Claro
pasa —todavía estaba pasmado por la sorpresa.
— ¿Por qué
tardas tanto Jaden?
Mi madre
se acerco y vio a Karl aún parado en la entrada.
— ¡Karl! que sorpresa pasa hijo, llegas justo
a tiempo para cenar —Mi madre quería mucho a Karl y sabía que era mi mejor
amigo.
—Buenas
noches tía —Karl entro y dejo su maleta en el vestíbulo, mientras mamá lo
invitaba a pasar al comedor.
Mi madre no
era hermana de la madre de Karl pero se habían adoptado como tales y desde
pequeños nos acostumbraron a llamarlas así, aún cuando mi mamá es madrina de mi
amigo, él nunca la llamo de esta manera.
—Cuéntame
¿a qué debemos tu visita? —mi madre le pregunto justo cuando entrabamos al
comedor, pero el evadió la respuesta.
—Buenas
noches —mi amigo saludo educadamente.
—Buenas
noches Karl pasa siéntate —Nani lo trataba como parte de la familia.
— ¿Qué
hay?, Karl —mi hermano consideraba a Karl como otro hermano.
— ¡Samuel!
—las dos le llamarón la atención —que modales son esos.
—De que
hablan fui educado...
— ¿Educado?
—mí madre lo interrumpió —No quiero saber cómo saludas a tus amigos en la
universidad.
—Ya mamá,
luego lo sigues regañando, tengo hambre y por la baba que escurre de la boca de
Karl supongo que el también —Mi amigo me enseño la lengua por mi comentario.
— ¿Por qué
a Karl no lo reprendes? por enseñarnos su horrible lengua —Sam se quejo.
—Hay hijo
pero si fue tan tierno, me recordó cuando eran unos chiquillos —mi mamá se rio
y miro a Nani la cual asintió al comentario de está.
—Esto es
bullying en contra de mi persona ya que solo a mi me reprenden —mi hermano
estaba en su faceta de niño mal criado, la cual se apoderaba de él
frecuentemente —claro como ese par son los consentidos.
—Samuel
¿no tienes hambre?, verdad —Nani lo amenazaba con mandarlo sin cenar si seguía
con sus tonterías.
—Por eso
decía que siempre eres bienvenido en la casa Karl —Sam lo dijo con una gran
sonrisa y es que solo estaba jugando y Nani lo sabía.
Por fin
después de todo este relajo comimos y platicamos de trivialidades. Nani estaba
sirviendo el postre, cuando papá entro al comedor, saludo a todos y le dio un
beso a mamá.
Mi padre
era alto y de cuerpo marcado, de joven práctico lucha grecorromana, sus ojos
eran cafés su cabello color miel como el mío y lacio, su tez había sido su
herencia para mí ya que era blanca igual que la mía.
—Karl que
milagro —dijo al notar su presencia.
—Tío buenas
noches- y comenzó a explicar —vine a pedirles posada, mi abuelo se accidento y
mis padres viajarán mañana temprano, pero por la escuela no quieren que los
acompañe además parece que no fue tan grave, pero mi mamá ya saben que no le
agrada dejarme solo y quería saber si ¿me pueden aceptar solo serán un par
días?—su cara se torno suplicante.
—Claro hijo, no tienes que preguntar tú sabes
que esta es tu casa —mi padre le dijo de manera paternal.
—Gracias.
Después
del postre Nani se fue a la cocina y nosotros tres recogimos la mesa mientras
mis padres conversaban.
Sam tomó a
Karl de la mano y lo jalo —te llevare a tu habitación —me hizo una seña para
que hablara con mis padres.
Yo
agradecí su consejo.
—Papá,
mamá tengo algo que decirles.
Los dos me
miraron expectantes.
—Ya
regrese al equipo de fútbol —yo baje la mirada mientras decía esto, ellos por
lo regular no se metían con mis materias extracurriculares pero cuando les dije
que dejaría el soccer estuvieron felices pues para ellos esta actividad no me
dejaba nada bueno, sólo era una pérdida de tiempo.
—No, si
quieres una actividad física intégrate al club de lucha o de alguna de defensa
personal —mi padre fue el primero en hablar y con una voz autoritaria.
—Pero papá
tu sabes que no soy bueno para eso... —no pude terminar por que fui
interrumpido.
—Pues
tampoco para el fútbol, ya que nunca te he visto jugar —mi madre hablo y su
comentario me cayó como balde de agua fría.
Ella tenía
razón nunca he jugado y dudo mucho que me dejen jugar además yo no estoy
interesado.
—Ya lo sé
mamá, pero a mí me gusta ir a... —tal parece que no me dejarán hablar.
—No Jaden
y es mi última palabra —mi mamá ya había dado su veredicto.
—Lo siento
Jaden pero yo estoy de acuerdo con tu mamá —y mi padre la apoyaba.
—Pero, escúchenme
el equipo me necesita, ellos cuentan conmigo —no sabía cómo explicarles, el
puesto que yo ocupaba en el equipo.
—Ya dije
Jaden y no vamos a cambiar de opinión, puedes escoger otro club, pero nada de
fútbol —mi mamá se mostro decidida y cuando ella tomaba una decisión y mi padre
la apoyaba ya no había manera de hacerla cambiar.
—Nani por
favor ven —Mi padre la llamó.
—Arthur
que sucede —Nani entró al comedor.
—Jaden le
vas a entregarle una copia de tu horario a Nani y tienes que estar aquí a más
tardar una hora después de tu última clase o cuando hayas salido de tu nuevo
club —Mi padre estaba exagerando.
—Nani
desde mañana vas a estar al tanto de la llegada de Jaden, ya que salió del club
de fútbol no tiene porque llegar tarde —mi madre dijo esto con voz fría.
—Pero no
creen que están exagerando —Nani trataba de hacerlos entender.
—Lo siento
Nani pero Jaden tiene que dejar de perder el tiempo en actividades que no le
sirven de nada —mamá dijo esto y me miro con severidad.
—Está
bien, si ustedes creen que es lo correcto, lo haré —Nani aceptó y no tenía otra
opción y yo lo sabía.
Ya no pude
tolerar más a este par de tiranos y salí muy enojado del comedor.
Solo quería
encerrarme en mi cuarto a llorar por el coraje, cuando puse mi pie en el primer
escalón sentí que me jalaban.
—Espérate
—Sami me detuvo del brazo- voy hablar con ellos, se están pasando y no es
justo.
—Escuchamos
todo —Karl dijo esto para confirmar, mis pensamientos.
—No Sam,
no te van a hacer caso —pero él me soltó y se dirigió al comedor.
Karl y yo
caminamos detrás de él.
Al entrar
al comedor vimos que mis progenitores seguían sentados y Nani no estaba con
ellos.
— ¿Por qué
no le permiten regresar al equipo? —Sam interrogo a mis padres sobre su
decisión.
Ellos lo miraron
molestos por su intromisión en un tema que no le correspondía.
—Ese
equipo es una pérdida de tiempo para Jaden, es mejor que se concentre en sus
estudios —papá contestó pacientemente.
—Pero a
ustedes que más les da como utiliza su tiempo libre, Mini nunca ha reprobado y
es el mejor de su clase, eso le da derecho a entretenerse en lo que desee —Sam
replicó.
—Samuel,
no te metas en lo que no te importa, nosotros sabemos que es lo mejor para
Jaden —la respuesta de mi madre fue corta pero definitiva.
—Pero
ustedes ¿qué saben sobre lo que es mejor para mí?, si nunca están en casa, dudo
mucho que sepan ¿quién soy en realidad?-no me pude contener al oír la respuesta
de mi madre y por eso grite todas esas cosas —ustedes no tiene derecho a elegir
por mí, ustedes son unos desconocidos para nosotros —mis lágrimas contenidas
por fin mojaron mis mejillas.
Karl se
acerco, me abrazo, permitiéndome cubrir mi rostro en su pecho.
—Jaden, sé
que no lo entiendes pero es mejor así, desde mañana nada de clubs escolares, en
cuanto terminen tus clases regresaras a casa y yo misma iré a hablar a la
escuela para especificar que no tienes permiso de asistir a ninguna clase
extracurricular —mi madre cambio su decisión solo para hacerla más severa.
—Pero
madre no es justo- Sam estaba reclamando — ¿Por qué se empeñan en alejarnos de
ustedes con sus decisiones tan controladoras?
Lo que
Samuel dijo no era solo por esta ocasión, ya habían hecho cosas similares
antes, como inscribirnos en las escuelas que ellos querían, mandarnos a clases
de diferentes cosas sin tomar en cuenta nuestras preferencias, obligarnos a ir
con ellos a eventos de sociedad, etc.
—Siento
mucho que lo veas así hijo, pero en el futuro se que nos entenderán y hasta lo
agradecerán —mi padre menciono esto un poco triste por lo que Sam dijo.
—Basta de
estarse agrediendo-Nani entró muy molesta por todo lo que estaba sucediendo —Samuel
por favor suban a sus habitaciones —nos ordenó y los tres obedecimos sin
replicar, para nosotros ella era la única que nos conocía y a la que respetábamos.
Karl no me
soltó en ningún momento, salimos del comedor, con Sam siguiéndonos.
Ya en mi
habitación, Sam me abrazo.
—Lo siento
mini, cálmate veras que encontraremos una manera de hacerla entre en razón —todos
sabíamos que si mi madre aceptaba, sería más fácil convencer a papá.
—No lo
creó —yo estaba seguro que ella no cambiaría su postura.
—Ve el
lado amable en el fondo tú querías alejarte...
—Pero ello
se portaron tan bien conmigo, no les puedo hacer esto —interrumpí a Karl.
Al decir
esto el me miro extrañado de mi comentario y recordé que no le había contado lo
ocurrido en el entrenamiento.
— ¿Pues
qué paso? —Karl me cuestiono.
Le conté
todo lo ocurrido y después de varios minutos su rostro cambio.
—Jamás
pensé decir esto pero al parecer ellos te estiman, claro exceptuando al idiota
de Sebastián.
—Pero
después de que Sara vaya a la escuela seguramente todos me van a odiar.
Sam iba a
decir algo pero detuvo su comentario al escuchar que tocaban.
Toc...
Toc...
— ¿Puedo
pasar?
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