Amuleto ¿yo? Capítulo 2.

El equipo.

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Llevaba más de 20 minutos parado en la entrada de las canchas y los chicos que entraban solo me miraban un poco confundidos pues supongo que pensarán:

"¿A quién estará esperando este chico?"

No tengo el físico de alguien deportista por lo que dudo que crean que yo soy miembro de algún club deportivo, de hecho un chico me pregunto: ¿si quería que buscara alguien en las canchas por mí? le dije que no y agradecí su amabilidad.

Ja ja ja  yo mismo no me creó miembro y nunca pasó por mi mente pertenecer a uno, mis padres siempre decían:

"Su pequeño no era de actividades rudas, que a él le iban mejor las actividades que pusieran aprueba su cerebro"

Es verdad me sentía más cómodo con otro tipo de hobbies y tal vez por esa falta de actividades físicas es que tengo una complexión delgada esto me recuerda una plática con mi amigo Karl sobre mi apariencia:

"Amigo tus músculos no se han desarrollado ni porque llevas ejercitándote durante el último año en el club, tu rostro es de facciones finas, tus ojos verdes como los de un felino y tu cabello color miel, apoyan tu sobrenombre realmente pareces un gatito y eso no favorece a una apariencia deportiva; pero esa imagen les encanta a las mujeres, por eso tienes muchas amigas y pretendientes, lo malo es que no te pasan las chicas y que tienes mal gusto para los chicos, mira que fijarte en un idiota deportista, habiendo otros interesados en ti que si tienen cerebro"

Este recuerdo me causa una sonrisa.

Mis pocos deseos de entrar encuentran un pretexto para huir y es que al ver a un chico entrar con su pants y su equipo en brazos recordé que yo no traía mi ropa de entrenamiento.

—Perfecto ya tengo una justificación —estaba feliz por haber encontrado una excusa para no entrar y saltarme el entrenamiento de hoy.

—Justificación ¿para qué? —grandioso esa voz de nuevo.

Al voltear a ver la persona que me cuestionaba, me quede congelado, ahí estaba, de pie vestido con un pants y su sudadera guinda de la escuela, ya traía puestos los tenis de fútbol y su cabello castaño ligeramente largo, sujetado con una liga en una media cola, pero tristemente sus hermosos ojos cafés no me miraban a mi sino a su despampanante güera, a la cual no solo se la comía con la vista sino también con la boca...

—Bueno —dijo con voz cansina — ¿qué no me vas a contestar? —obviamente Sebastián estaba sumamente ocupado para estarme cuestionando y al escuchar la insistencia del interrogador, logré despegar mi vista de los amantes para fijarla en mi interlocutor.

—Ah, Clark lo siento me distraje, mm este sobre tu pregunta hablaba de un trabajo que tenía que entregar hoy — ¿por qué este chico insiste en preguntarme cosas? no lo entiendo.

—Muy bien, por un momento pensé que no querías entrar al entrenamiento —y al ver su rostro note que no estaba convencido con mi explicación.

Clark ya iba vestido para jugar, de short negro, permitiendo ver sus piernas firmes y torneadas, con la playera del equipo que era guinda (con el escudo de la escuela del lado izquierdo), sus brazos eran fuertes; no era de los más altos del equipo pero por lo menos más que yo sí, al hablar con él lo veía ligeramente para arriba.

—No es eso, pero me acabo de dar cuenta que no traje mi equipo, yo creo que mejor me voy —lance una mirada a la pareja de novios y después caminé para el lado contrarió para irme, hasta que una repentina falta de oxígeno me detuvo. Clark me había jalado del cuello de la playera.

—Dejemos a este par de tórtolos que me enferman y platiquemos adentro dudo mucho que el entrenador te saqué por falta de uniforme —al parecer realmente le molestaban los novios pues su rostro hizo un gesto de asco.

Fui arrastrado por Clark a las gradas de la cancha y tras obligarme a tomar asiento y sentarse a mi lado, lo dijo así sin rodeos:

—Estás enamorado de Sebastián —su voz no me cuestionaba, solo afirmaba un hecho.

—mm de ¿qué estás hablando? —intente hacerme el tonto.

—No finjas soy muy observador y me di cuenta desde los primeros días de integrarte al equipo —que estúpido he sido me he comportado tan obvio, Clark miro mi reacción.

—No te sientas mal, además nadie más en el equipo se ha dado cuenta, bueno Sebastián creó que si y le gusta fastidiarte por eso se besa en frente de ti con Laura —estaba completamente avergonzado y dolido con lo que me dijo.

—Pero ¿por qué?, yo nunca le dije nada respecto a mis sentimientos porque estoy consciente de que es heterosexual, entonces ¿por qué me quiere fastidiar? —me dolía saber que lo hacía a propósito.

—Él es bisexual, pero es un idiota que no siente ningún respeto por los sentimientos ajenos, lo conozco bien, somos amigos desde pequeños y te aconsejo que lo olvides —Clark realmente se veía preocupado por mí, yo me sorprendí mucho al saber que el goleador fuera bisexual.

—Lo intenté pero el entrenador me trajo de regreso —sentí unas terribles ganas de llorar.

—Sí, ya me explicaron tu situación y en verdad lo siento mucho, en eso no te puedo ayudar pero si te puedo echar una mano con el resto del equipo, se que nos hemos portado como unos tontos contigo y tú siempre has sido acomedido con todos, así que yo hablaré con el equipo para que ya no te molesten, de tal manera que te sea más llevadero el tiempo que estés con nosotros —lo decía en serio, sus ojos no me podían mentir.

—Gracias —no sabía que decirle su actitud me tomó por sorpresa.

—Sé que esto será un calvario pero no debes llevarlo sólo en lo que pueda yo te voy ayudar para que te diviertas en el club, al igual que nosotros, además para eso son, ¿no crees? —una enorme sonrisa se dibujo en su rostro.

—Muchas gracias —correspondí su amabilidad con una media sonrisa.

—Muy bien, ahora, hablaré con el entrenador para que no te regañe por lo de tu uniforme y para que no te moleste, así que acomódate por que hoy no pisaras la cancha solo estarás de aficionado —me revolvió el cabello con su mano izquierda, se puso de pie y corrió a donde ya se reunía el equipo para calentar.

No sé porque pero creí en cada una de sus palabras, tal vez por eso es el capitán del equipo, te brinda seguridad y confianza de que las cosas se pueden lograr.

Yo estaba sorprendido por todo lo que me dijo y había cumplido, al reunirse con el equipo sin Sebastián (seguro seguía de sanguijuela con su novia) aun no llegaba, la mayoría del equipo volteo a verme y desde lo lejos me saludaban con la mano y yo respondí a su gesto con una sonrisa y un saludo. El entrenador llego y después de hablar con Clark, se acerco y me dijo:

—Para mañana todo su equipo jovencito— lo dijo de manera paciente.

—Por supuesto señor —tras mi respuesta se retiro y me dejó tranquilo por el resto del entrenamiento.

Cuando los chicos llevaban corriendo más de 20 minutos alrededor de la cancha como calentamiento, llego Sebastián, el entrenador lo regaño y lo puso a correr con los demás, Mientras que su novia se incorporaba al grupo de porristas que ensayaban sus movimientos en la cancha de voleibol que estaba cerca de la de fútbol.

Durante el tiempo que espere, no notaba ningún cambio en la manera de jugar de los chicos, para mí todo era igual pero al terminar, se dirigieron a los vestidores y yo tomaba mis cosas para irme a casa pues ya no tenía nada que hacer aquí.

—Eh, Kitten gracias por venir, toda las jugadas que intente hoy me salieron a la perfección.

Yo estaba sorprendido no sabía que decir, así que solo sonreí y agite mi mano como despedida. Algunos otros solo me agradecían y me pedían que fuera al día siguiente.

—Nos vemos mañana y no faltes.

—Claro aquí estaré —era extraño que me tratarán como un miembro más del equipo.

—Tal parece que realmente eres nuestra patita de conejo —su comentario estaba lleno de sorna, Sebastián trataba de hacerme sentir mal

—Cállate, que tú no has jugado bien, además llegaste tarde —algunos de los chicos lo reprendieron por su comentario.

—Más te vale que trates bien a nuestro pequeño y no intentes mancharte con él, porque te la verás con nosotros —esto lo dijeron dos chicos que jugaban de defensas eran muy fuertes y muy duros de pasar comparado con ellos Sebastián no tenía mucho que hacer lo superaban en fuerza y tamaño; no contesto y se fue directo a los vestidores no sin antes lanzarme una mirada asesina.

—Gracias chicos pero no era necesario —estaba muy contento porque me defendieron.

—De nada Jaden, nos hemos comportado como unos idiotas por seguirle el juego a Sebastián, pero tú estás aquí haciendo un esfuerzo y no es justo que se quiera burlar —estaba a punto de llorar.

— ¿Cómo me llamarón? —no lo podía creer

—Jaden, ¿no te llamas así? —sus caras mostraron cierta confusión.

—Claro que sí pero nunca me han llamado de esa manera por eso me sorprendí —se veían un poco apenados.

—mm lo sentimos, nos dejamos llevar por Sebastián y como él te puso el apodo, pero el capitán nos dijo tú nombre ¿cómo prefieres que te llamemos? —wow ellos realmente se estaban preocupando por mí.

—Pues gracias apreció que pregunten, pero no se preocupen pueden seguir llamándome Kitten, no me molesta ya hasta me acostumbre —les dirigí una sonrisa

—Gracias Kitten nos estaba costando no llamarte así —afirmaron alegremente.

—De nada chicos —los dos se despidieron con la mano y se fueron a cambiar, ahora ya estaba solo en las gradas y comenzaba a oscurecer, así que mejor me voy pensé.

Al ir cerca de la salida oí que alguien se acercaba corriendo.

— ¡Espérame! —Era Clark que lucía el pelo mojado pues seguramente se duchó en los vestidores, ya se había cambiado ahora vestía unos jeans azules, sus converse negros y una sudadera azul marino, cargaba su mochila en la espalda y una maleta deportiva en las manos.

— ¿Sucede algo? —pensé que tal vez me tenía que dar un aviso.

—No solo quería que me esperaras, para irnos juntos —su respiración era agitada por la carrera.

—Pero ¿qué no te ibas con Sebastián? —pregunté con curiosidad

—Sí, pero ahora se va con Laura —me dijo haciendo una voz de burla al pronunciar el nombre de la porrista.

—Ah entiendo —aunque en realidad no, ¿por qué me eligió a mí, del resto del equipo para acompañar? —No tengo auto —dije por si creía que le daría un aventón.

—No te preocupes yo sí, te llevo a tu casa —esto es raro.

—No es necesario, estoy acostumbrado a usar el transporte público —prefería irme solo.

—Enserio te llevo así podemos seguir platicando, cuéntame ¿cómo viste el entrenamiento?

Este chico está actuando extraño y no me queda claro ¿qué gana al cambiar su comportamiento conmigo?

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