Amuleto ¿yo? Capítulo 1

El jugador más importante.


 — ¿Por qué yo? —Le dije a Karl quien me miraba con cierta compasión.


Solo entre al club de futbol para poder estar cerca de él y aún cuando llevo más de un año, el entrenador nunca me lo permitió (claro soy malísimo jugando) siempre me manda a los vestidores o por las pelotas en fin no creó que siquiera sepa mi nombre. De hecho el equipo completo ignora mi nombre todos me llaman "Kitten" (en parte fue mi culpa y la de él). Me costó mucho decidir alejarme de él, pero lo hice, deje el club y ahora evitó los lugares donde lo pueda encontrar, no quiero seguir haciéndome daño por estar cerca de alguien que ignora mi existencia.

—Ni modos amigo no hay más que hacer, tendrás que soportar hasta que terminen las finales del torneo de preparatorias y serás libre, piénsalo faltan a lo mucho 6 partidos que es igual a 6 semanas, se pasarán rápidamente —Mi amigo me daba ánimos para seguir.


—Lo sé, pero dime ¿Por qué me pasa esto a mí?


El entrenador ni siquiera dejaba que estuviera en la banca como posible cambio, yo era más bien la mascota del equipo (claro sin botarga), como una especie de amuleto de la suerte o eso es lo que ahora piensan, y esa idea se vio reforzada por el hecho de que perdieran todos los partidos a los que no asistí, rompiendo con una racha de casi un año invictos y esto les molestaba pues si seguían sin obtener resultados perderían el campeonato y por ende no serían bicampeones. Esta es la razón por la que el entrenador me busco hoy por la mañana.




Estaba en clases de Literatura universal cuando un chico de pelo castaño y rostro amable interrumpió la clase.


—Profesora disculpe la intromisión pero el entrenador del equipo de fútbol quiere hablar con Kit... —por un momento Jaden pensó que diría Kitten (se puso rojo y se sumió en su asiento) y por el rostro del joven, él también lo creyó, hizo una ligera pausa para continuar mientras miraba su mano —Jaden Moore.


—Jaden —la profesora clavo la mirada en mi —por favor acompaña a tu compañero —me incorpore al escuchar la orden.


—Gracias profesora —el chico se quito de la entrada y se paro a un lado de la puerta.


—Yo me encargo de tus cosas nos vemos después —Karl pronunció las palabras en un susurro.


Yo asentí a la oferta de mi amigo y me dirigí a la puerta.


—Gracias profesora —ella hizo un movimiento con la mano para que me apresurara a salir.


Al salir vi a Clark recargado en la pared, juega de medio lateral izquierdo (es y está bastante bueno según Karl) es del cuadro titular.


—Hola Kitten ¿Cómo has estado? ¿Por qué no has ido a los entrenamientos? todos te hemos extrañado —. El chico me miraba con cierta curiosidad y al notar que no contestaba comenzó a caminar hacia las escaleras.


Sus pasos son lentos, me mantengo un paso atrás; no sé qué decirle, por mi mente pasa el rostro de su mejor amigo Sebastián sonriendo mientras abraza a su hermosa novia Laura (líder de las porristas); mi corazón se hizo añicos, principal razón para que me alejara del futbol (que por cierto ni me gusta) pero yo no le confesaría eso a Clark.


—Vamos, cuéntame ¿En qué has estado ocupado para dejarnos plantados? —el me animaba a contarle, por un momento observé su mano llevaba algo escrito con tinta, mi nombre, por eso miraba su mano cuando preguntó por mí, estaba en lo correcto nadie sabe mi nombre.


Entonces ¿Por qué me cuestiona como si de verdad me hubieran extrañado? Lo cual no creó, durante el tiempo que compartí con ellos solo me hablaban cuando querían algo "oye Kitten me traes mi botella de agua, la deje en los vestidores", "Kit ve por la pelota, se me fue a la cancha de Voleibol", "infla los balones"; mi mente recordó los días de esclavitud por los que pase y a los que no quería regresar y menos cuando ya no hay esperanza; aun que no se si alguna vez la hubo.


—Yo he... tenido muchos trabajos que entregar y exámenes —mentí fue lo primero que se me ocurrió y esperaba que estuviera satisfecho con mi respuesta.


Seguimos en silencio por varios metros más, hasta que llegamos a la puerta de la oficina del entrenador (la cual estaba cerca del gimnasio).


—Aquí termina mi misión, espero verte de nuevo en la cancha —me dedica una enorme sonrisa parece sincera y no me queda más que corresponderla; observo como desaparece al cruzar la puerta de los vestidores.


Tomó valor y toco la puerta de la oficina.


Toc   toc   toc


—Adelante, pasa y cierra la puerta —escucho la voz fuerte y autoritaria procedente del otro lado.


No quiero entrar pero tengo que hacerlo, sujeto el pomo y lo giro; en cuanto entro veo esa habitación tan familiar, su escritorio con papeles desordenados, su archivero decorado con muchas fotografías de él con los diferentes equipos y con las copas que han ganado.


—Siéntate, que vamos hablar largo y tendido —ahí estaba ese imponente hombre de más de 50 años pero bien conservado y que parece de 40, la envidia de muchas profesoras, vestía como siempre sus pants y una sudadera guinda, con el escudo de la escuela, su cabello corto, negro y un poco despeinado, sus ojos cafés impregnados de cierto coraje — quiero saber ¿por qué carajos no has asistido a los entrenamientos de futbol? —efectivamente estaba enojado.


—Bueno yo... he essstado un poco ocu... pado —no puedo creer que este tartamudeando


—Y consideras ese un motivo suficiente para faltar —. Su voz se alteraba más.


—Lo que pasa es que tengo que estudiar, mis calificaciones han bajado y mis padres están molestos por ello —se me ocurrió en este instante, de hecho soy el mejor de la clase por lo que mis padres no se meten en mis cursos extracurriculares.


—Crees ¿qué eso me importa? —Hace un movimiento con las manos demostrando el poco interés de mi excusa —tú solicitaste integrarte al equipo, te di la oportunidad aún cuando no tienes las aptitudes para jugar y ahora lo dejas tirado.


—Lo siento, usted tiene razones para estar molesto, me he comportado muy mal, así que le ofrezco mis disculpas y mi baja del equipo —dije esto fingiendo un sentimiento de tristeza.


—Nada de eso Kitten toma esto como una llamada de atención y te espero en los entrenamientos sin falta, ok eso es todo—. El entrenador parecía tranquilo por mi actuación y feliz por mi regreso.


—No, entrenador yo no puedo regresar...  sería un mal precedente para mis compañeros que tal si después alguien hace lo mismo, no, lo mejor es que yo me salga del equipo eso parecerá un castigo ejemplar —wow me sorprendo con la facilidad que mi cerebro encuentra excusas.


—No digas idioteces tú regresas a los entrenamientos de lo contrario no seremos bicampeones.


— ¡Queeeeeeeeeeeeeeeeee! pero si nunca he jugado un minuto en algún partido, no entiendo la relación ¿con qué ganen o pierdan?


—Mira muchacho desde que faltaste, hemos perdido todos los partidos y han sido contra equipos que están por debajo de nuestro nivel, ya hemos estudiado todas las posibilidades y la única que queda eres tú.


—Pero yo ¿por qué?—no entiendo sus conclusiones.


—Kitten eres nuestro amuleto de la suerte, tienes que regresar —lo dice en tono de suplica.


—Pero yo no quiero regresar, ya he hablado con la profesora del club de lectura y me he inscrito —fue sencillo ya que ese era mi club anterior.


—Pues no me importa y si tengo que obligarte a venir lo haré, hablaré con el director y le diré que todo el equipo se ha puesto en huelga por tu salida; obviamente te obligará a regresar ya que la escuela recibe un bono económico si gana el torneo y él cuenta con el cheque.


—Yo... —no se me ocurre nada, podría cambiarme de escuela pero en el caso que convenciera a mis padres, me dirían que esperará hasta acabar el año y ahora ¿qué hago?


—Te voy a proponer que vengas toda la semana, acudas al partido y si perdemos te dejo ir pero si ganamos te quedas hasta que termine el torneo. ¿Qué dices?—se notaba la confianza que tenía en su propuesta.


—Essta bien, aceptó —no tenía otra opción.


—Perfecto entonces te espero al final de las clases —estaba tan feliz.


—Hasta la tarde —fue lo único que dije y salí de esa horrible oficina en la cual había entrado decidido a mantener mi postura y de la cual salí derrotado.




Después de contarle todo a Karl, él solo me daba ánimos para continuar pero yo me siento fatal, no quiero ver al goleador, sexy, por el que todas y todos mueren en la preparatoria besuqueándose o enviándose miraditas de complicidad durante los entrenamientos con la porrista.


Karl quería acompañarme pero no dejaría que faltara a su club de fotografía por mí.


—No te preocupes estaré bien, ya mañana hablaremos y te diré que tal me fue ok—intente parecer tranquilo, pero seguro no lo convencí él me conoce mejor que yo mismo.


—Nada de mañana, en cuanto salgas me llamas y me cuentas, si no lo haces yo llamaré ¿entendido?—definitivamente no lo había engañado.


Después de que me acompañará a las canchas y me dejará en la entrada, vi como se perdía entre los estudiantes, mientras yo me debatía por entrar.
Por fin comenzare a subir este gran fic. Disfrutenlo. See you soon :)


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