Verano Caliente. Capítulo 9.



Las consecuencias.


Estaba asustado, retrocedí algunos pasos pero choque con el pecho del pervertido, al parecer ya se había recobrado de mi golpe, él me brazo y tomo uno de mis brazos por la espalda y lo doblo hacía arriba.

—Terminemos lo que iniciamos, guapo —entonces si eran sus amigos ya que ni siquiera se inmuto por su presencia.

No sabía qué hacer, intente soltarme de sus brazos pero este se aferraba más a mi cuerpo.

—Suéltalo —la voz era fuerte y segura, al parecer alguno de sus amigos quería ser primero.

—Claro, ¿alguna otra cosa? —tardo en contestar y cuando lo hizo fue burlonamente.

—No pienso repetirlo, suéltalo —definitivamente era una orden, pero el agarre de mi captor no disminuía al contrario se hacía cada vez más fuerte, tanto que me estaba lastimando, sentía que me dislocaría el brazo por la fuerza que estaba ejerciendo.

Al parecer su amigo no se daría por vencido pues comenzó a caminar hacia nosotros.

—No te acerques, además ¿por qué tanto interés en este chico? —pregunto y no sé de donde pero saco una navaja y la puso cerca de mi cuello -   si quieres un chico busca el tuyo este me lo encontré yo.

Estaba muy nervioso y cerré mis ojos, en mi mente apareció un hombre vestido de negro, alto y muy serio.

—Te dije que esperaras a que mandara por ti, ¿porque nunca me obedeces? —mi mente quería distraerme tanto que hasta escuchaba su voz, enojada.

—Ya les dije que se alejen o voy a lastimar al chico y por lo que se ve no quieren que eso pase —apretó más el filo a mi cuello, varias gotas de sudor recorrieron mi cara.

—Es suficiente, déjenlo que se vaya —esa voz de nuevo, seria y enojada como siempre, mi mente estaba jugando sucio conmigo.

Mi captor comenzó a caminar, sin disminuir su presión en mí y sin retirar la navaja de mi cuello.

—Te dejaré vivir, pero libéralo —la voz no solo era fría, ahora dejaba notar lo furioso que estaba —hasta ese momento decidí abrir los ojos y por un instante mi vista se nublo por las lágrimas que deseaban mojar mis mejillas, pues ahí estaba, no era mi imaginación, Asami estaba a solo unos pasos de mí, sus hombres estaban parados a su lado esperando instrucciones para actuar y el yakuza veía a mi captor con una gran furia que no controlaría por más tiempo.

Mi llanto comenzó y no paraba, el yakuza me observaba intensamente.

—Cálmate, no te pasara nada y espero que para la próxima me escuches, aunque no habrá próxima, en definitiva no lo habrá —su regaño me lleno de felicidad pues estaba allí y yo quería que todo terminara, quería abrazarme a su cuerpo y que no permitiera que me alejaran de él.

—Cállate, me lo llevare y si sigues queriéndolo dame tu dirección para envíartelo cuando me aburra de él —al parecer este hombre no sabía con quien hablaba o era estúpido, pues nadie se atrevía a hablarle de esa manera a Asami a menos de quisiera declararle la guerra y si este era el caso debería de estar preparado a perder pues raramente él lo hacía.

—En serio, pensaba dejarte vivir pero esa oportunidad la acabas de perder —hablo tan seguro que sentí como el cuerpo del que me sujetaba se estremecía con las palabras de mi amante —nadie toca lo mío sin recibir un castigo.

El hombre siguió caminando y cuando iba a pasar a lado de Asami (ya estaba desfundando su pistola), este dio un paso y mi captor se asusto alejando la navaja de mi cuello y yo aproveche la oportunidad, le di un pisotón y este libero un poco mi brazo adolorido, me jale y el yakuza se acerco a mí, pero este hombre sabía que era su escudo para salir ileso, me tomo del brazo, pero yo no quería alejarme de Asami, me jale de nuevo y en el forcejeo sentí un dolor fuerte en mi pierna.

Asami aprovecho la distracción del hombre para dispararle directo a la cabeza pero este se alcanzo a mover y la bala dio en su hombro, los hombres del yakuza corrieron hacía él hombre y su jefe les hizo una señal de que lo retiraran de su vista.

— ¿Estás bien? —Asami me hablo mientras se acercaba a mí —Haber si para la próxima me escuchas —se quito el saco y estaba a punto de ponérmelo.

Sentí un liquido caliente correr por mi pierna y los ojos del yakuza se llenaron de ira.

—Ese maldito, lo voy a matar —mire mi pierna y vi como mi pantalón se teñía de un color carmín intenso, al parecer sangraba profusamente, inmediatamente apreté mi mano contra mi muslo para evitar el sangrado, y pensé que ese era el dolor que sentí cuando me jale.

Asami quito mi mano y amarro su corbata a mi herida, haciendo un torniquete.

—Vámonos —pero yo estaba pasmado por todo lo ocurrido y no me moví.

Al notar mi falta de movimiento, el yakuza me cargo y me llevo en sus brazos hasta su camioneta.

Con cada segundo que pasaba mi cerebro se percataba más de mi herida, sentía un fuerte dolor en la pierna, no quería moverla y un cansancio me invadió, quería dormir, solo eso dormir abrazado de mi amante.

Le ordeno al chofer ir aún lugar, que no escuche, me mantenía abrazado, sentía la calidez de su cuerpo, su aroma, oía el palpitar de su corazón, tal parece que me arrullaba y así fue pues mis parpados se cerrar



— ¿Qué haré contigo? —su fría voz me interrogaba, mientras abría los ojos lentamente, la cabeza me iba a explotar y más con ese horrible ruido, todo a mi alrededor era blanco y mi brazo estaba sujetado a una manguerita, al pasar mi vista por toda la habitación me percate de donde estaba.

— ¿Qué hacemos en el hospital? —pregunte a Asami que estaba sentado al lado de mi cama.

Al observar me percate de que el ruido que taladraba mi cerebro era el del monitor que mide los signos vitales.

—No recuerdas ¿qué te paso? —lo ¿qué me paso?, claro el pervertido y mi pierna.
Al recordar, mi mano fue directamente al lugar de la herida.

—Ya pararon el sangrado, según el doctor, un vaso importante fue cortado y por eso sangrabas tanto pero ya todo está bien —Asami se veía cansado.

— ¿Qué hora es? —según recuerdo cuando Salí del bar eran como las doce.

—Son las dos —wow todo fue muy rápido.

—Llegaste muy rápido —le dije y él me miro con preocupación.

— ¿Te sientes bien?, voy a llamar al doctor — ¿por qué me pregunta eso?

—Me siento bien a ¿qué te refieres? —necesito que me explique no lo entiendo.

—Son las dos de la tarde Akihito, creó que aún debes de seguir mareado por la pérdida de sangre.

—No puede ser y mi trabajo —me intente parar rápidamente había olvidado quien estaba a mi lado.

—Quédate quieto —su mano me empujo bruscamente a la cama de nuevo.

—Pero…

—Pero nada, no saldrás de aquí hasta que el doctor lo indique, ¿entendido?—como podría discutir con este hombre.

—Bien pero solo lo hago porque me está doliendo la pierna —no era mentira, la herida me estaba punzando al igual que la cabeza me estaba matando.

Vi como Asami se paraba y se dirigía a la puerta de la pequeña habitación, salió y cerró la puerta. Supuse que ya se iría a trabajar.

La pierna me estaba doliendo, que clase de hospital es este que no me deberían de tener con algún analgésico en el suero. Cerré mis ojos pues la luz de la lámpara me lastimaba, supongo que el dolor de la cabeza es debido a la borrachera.

Oí unos pasos acercarse a mi cama.

—Ya se durmió —una voz seria hablaba de mi. Abrí los ojos, era un doctor el que estaba parado a mi lado.

—No lo creo —lo dijo y luego guardo silencio —lo ve —Asami estaba parado atrás del doctor y me veía fijamente.

—Me dijo el señor Asami ¿qué te dolía la pierna? Es cierto —yo pensé que él se había ido pero solo se preocupo por mi y fue a buscar al doctor.

—Sí, me está doliendo y también la cabeza —confirme lo dicho por el yakuza.

—Ok, te voy administrar algunos fármacos en el suero que te ayudarán a calmar el dolor además de que podrás descansar —me explico el doctor —dormirás lo que resta del día, tú herida ya está controlada y en un par de días te daremos de alta.

—Gracias doctor —el médico cargo una jeringa con un liquido transparente y la inyecto en la venoclisis, destapo mi pierna y quito la gasa que cubría mi herida.

Mi pierna mostraba una herida de 5 o 6 cm de largo, la cual había sido cocida, la piel estaba inflamada, con razón me dolía yo pensé que solo había sido un rozón pero el muy idiota me encajo la navaja profundamente.

—Va muy bien —volvió a cubrirme —lo veré más tarde si necesita algo presione el botón que está a su izquierda y una enfermera vendrá a verlo.

—Gracias doctor —volví a agradecerle su amabilidad y lo vi salir.
Asami se acerco a mí, sus labios se unieron a los míos en un dulce y apasionante beso.

—Supongo que te veré mañana —lo dije un poco dolido pues no quería que se fuera, pero ese beso fue de despedida.

—Claro que sí, pero cuando despiertes también pues no pienso separarme de ti —estaba muy sorprendido y feliz de oírlo decir eso.  

—Pero tu trabajo, tienes que ir, por mi no te preocupes además ya oíste al doctor dormiré mucho —quería que estuviera a mi lado pero sé que es alguien ocupado.

—No insistas no me iré, eres capaz de escaparte del hospital —y me mostro una sonrisa juguetona tras su comentario.

—Gracias —no pude decir nada más pues lo que me inyectaron estaba surtiendo efecto y me estaba quedando dormido.

Durante los tres días que permanecí en el hospital. Asami no se separo de mi, al ser dado de alta, mi amante me llevo a su departamento, donde básicamente me encerró para que no pudiera ir al trabajo ya que el doctor me mando descanso por dos días más mínimo y el yakuza se lo tomo muy enserio no me dejaba salir a ningún lado, había mandado a uno de sus hombres a que fuera mi enfermero (o carcelero) y cuidara de mi durante su ausencia.

Con todo lo que había paso no le he dicho sobre mi viaje a América, temo que no le va a gustar la idea y ya solo falta una semana para irnos, ¿cómo le voy a explicar?

El segundo día que estuve en el hospital llame a mi trabajo y le explique a mi jefe sobre el incidente y me pregunto ¿si estaba en condiciones de ir al viaje? yo le dije que sí y le suplique que no me dejara fuera del proyecto, él acepto. Me he estado poniendo de acuerdo  con Kaito e Issei por celular ya que no les quise decir en qué hospital estaba pues Asami no me dejo solo ni un segundo, de hecho me dejaba usar el celular porque le dije que era algo de trabajo urgente, me costó trabajo convencerlo pero lo logre.

En cuanto cumplí los 7 días con los puntos Asami me llevo al hospital a mi revisión, al ver que todo estaba bien me los retiraron y me dieron de alta bajo algunas indicaciones (como no hacer muchos esfuerzos), Durante el tiempo que estuve convaleciente mi amante se porto tan bien nada de jueguitos, ni insinuaciones, era un santo.

Mi vuelo salía mañana en la tarde y ya tenía todo listo pero aun no le había dicho nada al yakuza.  Estaba muy nervioso pues decidí decirle esta noche.

—Buenas noches Asami —le dije mientras él entraba — ¿tienes hambre?

—Sí, mucha —yo fui a la cocina y desde allí le grite —ya está todo listo.

—Ya te escuche —no me di cuenta de que me iba siguiendo —me abrazo por la espalda, sujetándome por la cintura y metió su mano debajo de mi playera —mi hambre no es precisamente de tu comida.

Gire mi cara y me encontré siendo devorado por sus labios, si seguíamos así no podría decirle nada.

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Comentarios

  1. Muchas gracias, me alegra que sea de tu agrado.
    Espero leerte pronto. Cuidate mucho.
    See you soon :)

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