Verano Caliente. Capítulo 6.



 Las prisas.


— ¿Qué hora será? —vi la luz del sol que se colaba entre las cortinas.

Mi amante me rodeaba con sus fuertes brazos, no veía su rostro pues estaba de espalda a él, pero si sentía el calor de su cuerpo, su respiración tranquila y acompasada.


—Para que quieres saber, duérmete debe ser temprano —hable en voz alta sin darme cuenta, seguro lo desperté.

—Tengo que ir a trabajar —lo dije y trate de deshacer su abrazo.

—Ya sabes que no es necesario que trabajes —su voz todavía se oía adormilada.

—Y tú sabes que no quiero ser un mantenido, además me gusta mi trabajo —lo que dije era verdad pero había una razón más; si dejo de trabajar, él querrá mantenerme aquí como su esposa; en el fondo de mi corazón se que tarde o temprano se aburrirá de mí y me botará, cuando eso suceda quiero tener mi trabajo para no deprimirme por completo.

—Bien, pero nada de salidas fuera de la ciudad —no deseo pelear así que dejare mi apelación para otro momento.

Además quiero congratularme con él, por lo que me portare bien por un tiempo en lo que se le pasa el coraje.

—Por cierto son las 12:00 —murmuro en mi oído, un cosquilleo invadió mi cuerpo.

— ¡Queeeeeeeeeeeeeeeeeeee! —mi cerebro tardo en procesar la información recibida gracias a como había sido comunicada.

Es tardísimo y tenía una cita con el jefe temprano, demonios ¿qué le voy a decir? Con las prisas aparte al oso que me mantenía abrazado y esté sin pelear había cedido supongo que tuvo compasión de mi situación.

Me paré de inmediato, pero ahora era mi cuerpo el que me torturaba y se estaba cobrando los días que estuve lejos de Asami, no pude mantenerme en pie y caí de rodillas, el dolor que se expandía desde mi trasero al resto de mi espalda, no dejaba que mis piernas me sostuvieran, apoye mis manos en el piso note una línea (como un brazalete) roja que rodeaba mis muñecas, grandioso la corbata me dejo marcas y ahora como las cubro, hace demasiado calor para usar un suéter.

—Deseas que te cargue y te bañe —ni en sueños permitiría que eso pasará pues conociéndolo no me dejaría salir en todo el día.

—Jaja que gracioso, sabes que tengo que ir a trabajar —y aún consciente de esto permití que mi deseo me ganará y ahora tengo que asumir las consecuencias —no sé porque deje que me lo hicieras tantas veces.

—Pero si tú lo estabas disfrutando, hasta me suplicaste por más, yo te lo hacía lento para no tener que repetir —su voz llena de sorna delataba su comentario burlón.

Recordé lo mucho que deseaba tener Asami en mí y todo lo que tuve que soportar para lograr mi cometido.

—Mejor regresa aquí y disfrutamos lo que resta del día juntos —hizo a un lado la sabana permitiéndome ver su delicioso cuerpo me sonroje al darme cuenta de mi pensamiento y él se percató de mi reacción —o ¿quieres que vaya por ti? —su voz me dejaba claro que no me dejaría salir.

—No, ya te dije que tengo que ir a trabajar —pero mi argumento no lo convencía se notaba en su rostro serio.

—El comenzó a moverse para ponerse de pie; con toda la fuerza que me es posible juntar me paré y corrí al baño, en cuanto entre cerré y puse el seguro.

—No te comportes como un niño y abre- su voz sonaba tranquila hasta un poco divertida.

—No vete, me voy a bañar para irme a la agencia —mi voz se oía un poco insegura, pues todavía no lograba ver como lograría salir de allí.

—En serio me vas hacer forzar la cerradura —su voz ya transmitía la irritación de la cual estaba siendo preso.

Escuché como se desplazaba por la habitación, mi curiosidad se despertó ¿Qué estaría haciendo?

No aguante más y abrí muy despacio la puerta, sentí como mi corazón se caía.

— ¡Maldita sea Asami!, baja eso y sácala de la habitación, sabes que odio esas cosas, ¿por qué la tienes en la recamara?, llévatela déjala lo más lejos de mi —mi corazón latía de manera desenfrenada por el susto que me llevé.

El yakuza apuntaba con un arma, el pomo de la puerta del baño, debí pensar que haría algo así.

—Por favor aléjala de mi —le suplique, su rostro por un momento me dejo ver su arrepentimiento.

El solo ver un arma cerca de mí me recordaba por todo lo que pase con Feilong y aun que tuvo un final feliz, todavía no superaba mi fobia por las armas.

Asami le puso el seguro y la guardo en un cajón del buro, yo lo observaba con un poco de resentimiento.

El se dirigió a mí y me abrazo, duramos varios minutos de esta manera, después me cargo y me llevo a la cama. Levanto mi rostro pues yo estaba agachado y posó sus labios muy suavemente en los míos, poco a poco los míos se abrieron para permitir la intromisión de su lengua, con movimientos dulces tocaba mis labios y jugueteaba con la mía, fue tan tierno su beso que me permití que sus manos se movieran por mi cuerpo alocando cada una de mis células.

Mi cerebro me decía que estaba olvidando algo importante, pero que era. Asami tocaba mis pezones mientras me besaba el cuello, el frenesí se apoderaba de mi cuerpo y en un movimiento brusco que realice un rayo de sol que se colaba por las cortinas me dio directo en los ojos, los cerré inmediatamente, fue como el flash de la cámara al tomar una foto; ¿foto?... mi cerebro intentaba decirme algo pero el calor que aumentaba no permitía que lo hiciera... ¡Foto!

Es verdad mi cita con el Jefe, reuní mi fuerza de voluntad y empuje a mi amante; esté me miro directo a los ojos y se veía frustrado.

—Por favor Asami tengo que ir a trabajar —rogaría con tal de que me dejará ir.

— ¿Por qué tanto interés en irte? o ¿qué acaso alguien te espera? —estaba molesto y se notaba.

—Pues claro o ¿Por qué tendría tanta prisa?... —la tensión en su cuerpo y la repentina presión de su mano en mi barbilla, evitando que me volteará no me permitieron terminar de explicarle.

—Así ¿quién te espera? —sus celos de nuevo, como si yo tuviera amantes por doquier.

Sus ojos me traspasaban como si fueran un laser que puede ver y estudiar mi alma, me sentí desnudo y no precisamente del cuerpo.

—Mi jefe quien más, tengo una cita con él para hablar de mi siguiente trabajo —o eso era lo que yo suponía —su mirada seguirá escaneando mi alma y tras tomar una decisión sobre si mentía o no rompió el silencio.

—Takaba no juegues conmigo o saldrás perdiendo —su advertencia heló mi cuerpo, lo decía en serio.

Y sin más me liberó.

—Pero quiero que estés de vuelta temprano y no hagas que mande por ti, a más tardar a las 10:00 p.m. te debes de estar reportando desde la casa —era peor que los castigos de mis padres creó que me tengo que portar bien.

—Pero si tú llegas siempre tarde ¿Por qué yo debo estar antes? —note su expresión de enojo y temí por mi libertad, ¿por qué no me puedo quedar callado?

—Está bien estaré antes de las 10:00 lo prometo —dije esto mientras me metía al baño.

Al salir del baño, vi Asami acostado y con los ojos cerrados, dormía como un bebé, me complacía verlo así descansando. Me apresuré a preparar el desayuno no quería despertarlo sin embargo no tuve que decidir, pues el apareció de la nada y se recargo en el marco de la puerta de la cocina, después se acerco y me abrazo por la espalda.

—Te ibas a ir sin despedir —susurro en mi oído, odio que lo haga pues me prendé y él lo sabe por eso lo hace.

—Claro que no —si lo hacia mi libertad condicional podría terminar aun sin tener un inicio.

—Pues que bueno, me evitas castigarte —y sonrió, amaba verlo feliz.

Después de un apresurado desayuno y un largo beso de despedida (el cual tuve que cortar de lo contrario jamás hubiera salido de mi cárcel.

—Cuídate y ya sabes temprano —dijo mientras me abría la puerta.

—Sí, sí, temprano —terminé de calzarme y salí corriendo —solo agite mi mano como despedida.

—No entiendo ¿por qué no aceptas que te lleve el chófer? —escuche mientras entraba al ascensor y solo moví la cabeza de un lado a otro para negarme a su recomendación.

Ya afuera del edificio corrí en dirección a la agencia, si no fui asesinado en la noche me temo que no tendría tanta suerte cuando me viera mi jefe. 

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