Fácil de persuadir.
El viernes por la noche ya
estaba en mi habitación de hotel en Okinawa, los días que le siguieron, pasaron
sin novedad, el trabajo salió bien y para el domingo en la tarde todo el
material estaba listo para entregar, junto con un reporte de los eventos
cubiertos.
Eran como las 11 de la
noche cuando tocaron la puerta, estaba terminando de bañarme, pensaba pedir
algo de cenar al servicio de habitación.
toc toc toc ...
Escuché los toquidos cada vez más fuertes y
apresurados, aún no he pedido mi cena, ¿Quién será?, pero que desesperados, al parecer
tienen mucha prisa (están haciendo mucho ruido).
toc toc toc...
Envolví la toalla en mi cintura y salí a ver quién
era.
—Hola ¿no te da gusto
vernos?
— ¿Qué hacen aquí?
¿No puede ser?, estaba
sorprendido, me recargue en un lado del marco de la puerta y extendí el brazo
libre al lado contrario, impidiéndoles la entrada.
—Investigamos donde se
hospedaba la prensa, suponíamos que estarías allí y en la recepción preguntamos
por ti, fue fácil dar contigo —la expresión en su rostros mostraba orgullo por
lo mencionado.
Enfrente de mí estaba
Yoshido y Kou con unas pequeñas maletas.
Me explicaron que no
soportaron las ganas de venir conmigo (si como no, soy el pretexto, lo que le
importa a este par son las chicas que hay en la playa) y solicitaron unos días
libres en su trabajo, sin embargo a Yoshido no le permitieron faltar, así que
se reportará enfermo.
—Pero sospecharán, te
podrían correr —estaba preocupado por él.
—No lo creó, llevo mucho
tiempo en la empresa, no les conviene además no he tomado mis vacaciones. En
caso de ser despedido tendrás que mantenerme Aki, es tu culpa por invitarme a
venir —la cara de Yoshido no mostraba preocupación, por el contrario estaba muy
tranquilo.
Kou se escabulló por debajo
de mi brazo que tenia extendido, seguido por Yoshido.
Giré y cerré la puerta tras
de mí.
— ¿Qué?, ¿Cuándo hice eso?,
jamás los invité —dije mientras buscaba mi ropa.
—Hay ya Takaba, nos
llamaste porque querías que te acompañáramos o te refieres a lo de mantener a
Yoshido, no pensé que fueras un fotógrafo tacaño —Kou lo dijo y rió.
No me molestaría
recibirlo en casa, pero la preocupación es por mi visitante nocturno, sin
contar que a él no le agradaría que viviera con otro hombre (con todo lo que habíamos
pasado, sus celos se estaban exacerbando)
—Quita ese rostro de preocupación
que solo estoy bromeando —Yoshido me tomo la cabeza y sacudió mi pelo.
—Si relájate que es a lo
que vinimos, y cámbiate para que vayamos a un antro —Kou ya quería iniciar con
la diversión, siempre era tan desesperado.
—Y ¿cuánto tiempo planean quedarse?
— ¿Quedarse? Quedarnos
amigo ya que tú te quedas con nosotros —Kou lo dijo con un tono de voz muy
serio.
—Exacto, vas a relajarte,
mucho trabajo hace daño Aki, y solo nos quedaremos hasta el viernes.
¡¡¡Que!!!
—Pero chicos tengo que
entregar mi trabajo-lo dije con la esperanza de que cambiaran de decisión.
—Nada, tú te quedas con
nosotros, si te despiden yo te mantengo no hay problema
—Yoshido lo dijo muy
seguro de sí mismo —ahora que si nos despiden a los dos, kou ¿Tienes un buen
sueldo?
Kou se quedo pensando
—Ja ja que graciosos, que
los mantenga el gobierno
jajajajaja los tres reímos
por varios segundos.
Después de tanta risa
Yoshido me dijo:
—Vamos a divertirnos, ¿sí?
Los dos pusieron cara de
gato de Shrek, no pude soportarlo.
—Está bien pero solo hasta
el viernes ok —dije esto con voz firme, los dos sonrieron y celebraron mi
decisión.
De hecho, disfrutamos de
nuestras improvisadas vacaciones; salimos por las noches a bailar y a ligar
como ellos decían aunque sin éxito para mi (yo optaba por beber), no por falta
de chicas (la verdad es que no me interesa entablar una relación con alguien
más), ya tengo un "novio" ¿creó? por lo menos cumple con la parte
posesiva y la del sexo (y que bien cumplía con la segunda, solo de pensarlo me
acaloro).
Por las mañanas íbamos a la
playa, tomábamos el sol, me hubiera relajado por completo si mi mente no me
presentara imágenes del rostro iracundo del Yakuza.
Y es que Yoshido en su afán
de que todos nos relajáramos declaró en medio del cuarto "Nada de
trabajo" y nos arrebato los celulares, quitándome la posibilidad de llamar
a mi amante para explicarle la situación.
Después de esta
recapitulación sobre mi inesperado descanso, creó que estoy exagerando al decir
que lo engañe, lo que paso es que no le avise de mi retraso, él no debería de
molestarse por una pequeñez como esta y ahora que lo recuerdo dijo:
"He notado que pareces agotado"
"Ojala que te relajes un poco".
Tal vez me estoy ahogando
en un vaso de agua, sin embargo vino a mi mente:
"Solo serán tres días, NI UNO MÁS".
Mis nervios están a flor de
piel, hoy es jueves (nuestra última noche aquí) y no sé lo que me espera
mañana.
—Oye Takaba te quedaste muy
pensativo, te pasa algo —dijo Yoshido
— ¿Qué?
— ¿te pasa algo? —repitió
Kou
—Ah, no nada, cosas del
trabajo.
—Quedamos que olvidaríamos
el trabajo —Kou sacó su cartera para pagar la cuenta.
—Si tiene razón, para
cambiar esa cara de susto que tienes, vamos a despedirnos de Okinawa —Yoshido
se puso de pie indicando que saliéramos del restaurante.
Salimos rumbo a la playa,
compramos algunas cervezas y nos quedamos viendo el atardecer, por la noche
fuimos a un bar, hablamos de todo, ya en la madrugada regresamos al hotel a
dormir.
Llegamos al aeropuerto,
estaba planeado que regresaríamos en el vuelo de las 2:00 pm pero por el idiota
de Kou se nos hizo tarde, lo bueno fue que la aerolínea cambio los boletos para
otro vuelo, claro con cargos extras; pero al fin regresábamos (en el vuelo de
las 6), aun que no se si estoy feliz.
— ¿Dónde diablos te has
metido todo este tiempo? ¿creíste que te podrías esconder de mi?, ¿en serio lo llegaste
a pensar?
Estaba recargado en la
pared, el tenía cada uno de sus brazos puestos a lado de mi cabeza y me veía
con una irá que se desbordaba de sus ojos, sentía una presión en mi corazón,
sería capaz de golpearme, me ha hecho cosas terribles pero jamás me ha
golpeado.
— ¡Vamos contesta! —su voz
era más bien el rugido de una bestia.
Simplemente no podía
contestar estaba petrificado por el terror que provocaba.
—Akihito, despierta —sentí
un zarandeo.
— ¿Dónde está? —dije en un
grito
— ¿Quién? ¿De qué hablas? —las
manos de Kou fueron las que me movieron.
Vi la expresión de
preocupación de Kou y la de susto de Yoshido
—Nada, fue un sueño —o ¿un
dejavú?
—Te desperté porque estabas
muy inquieto y llorando, me asustaste pensé que te dolía algo.
Es verdad, no lo note hasta
que Kou lo menciono, toque mis mejillas y estaban mojadas.
— ¿Qué soñaste?—Me preguntó
—No lo recuerdo pero debió
de ser una pesadilla.
Hubieran seguido con el
cuestionamiento a no ser por la voz de la aeromoza que nos interrumpió.
—Por favor abrochen sus
cinturones que vamos a aterrizar.
En lo que bajamos y
recogimos el equipaje se anocheció, salimos y tomamos un taxi para los tres.
Primero dejamos a Kou,
después a Yoshido y la última casa fue la mía, decidí ir a dejar a todos
primero ya que tengo miedo de llegar, pagué el taxi y baje.
Parado frente al edificio y
caminé muy despacio como si algo o alguien me esperara en mi departamento.
Entre al edificio metí la
mano en mi sudadera y encontré el celular, lo olvidé (Yoshido me lo devolvió
antes de subir al avión pero no lo quise prender); lo encendí y una serie de
llamadas perdidas y msm se desplegaron en la pantalla la gran mayoría eran de
Asami pero 2 eran de mi jefe decidí llamarlo ya que eran recientes.
—Bueno
—Jefe, soy Takaba
—Grandísimo idiota ¿dónde
has estado?
—Acabo de llegar a la
ciudad, pero ¿qué pasa?
—Necesito hablar contigo de
trabajo, urgentemente.
—Voy para la oficina- al
fin tenía un pretexto para no entrar a mi departamento.
—No, hoy tengo una cita con
mi esposa y si llego tarde me mata, pero mañana te espero temprano.
—Si jefe allí estaré.
—Hasta mañana entonces
descansa.
—Gracias e Igualmente jefe.
Grandioso el jefe no se da
cuenta que para mañana podría aparecer muerto en una calle o en el mar, vino a
mi mente el sueño que tuve en el avión y el rostro del que sería mi asesino,
recordarlo me puso chinita la piel; me abrase unos segundos necesitaba darme
valor.
Seguí mi camino, subí al
elevador.
Continué viendo los msm:
"¿Por qué no has
llamado?"
"¿Dónde estás?"
"¿Ya llegaste a
casa?"
Y todos los demás eran del
mismo estilo.
Al llegar a mi piso, se
abrió el elevador, salí al pasillo mire hacia mi puerta y ahí estaban dos
hombres de traje negro, altos (más de 1.85) y parecían fornidos; al oír mis
pasos voltearon inmediatamente y por unos segundos pude leer su rostro antes de
que regresara a su frialdad normal, lo que se leía era un cierto alivio:
"Por
fin, ha llegado el chico"
Quise regresarme pero el
elevador cerro dejándome sin escapatoria y con esos hombres que me miraban de
arriba a abajo como si tuvieran una vista de superman (de rayos x) y estuvieran
viendo en qué condiciones estaba.
Seguramente dio ordenes de
no lastimarme, ese es su privilegio, matarme no sin antes una larga tortura.
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