Verano Caliente. Capítulo 2.



Alusión.


Es verdad lo he engañado y la culpa me atormenta ,intente hacer en mi mente un recuento para saber como había llegado hasta aquí, todo surgió tan de repente que  la toma de mis decisiones no fueron guiadas por mi cerebro, simplemente me dejar llevar.



Todo comenzó el miércoles pasado cuando mi jefe dijo que cubriría la final del certamen de belleza que se llevaría a cabo en Okinawa.

—Wow, gracias jefe por tomarme en cuenta -realmente estaba muy contento, me había costado mucho ganarme de nuevo su confianza después de ausentarme (cuando Fei Long me secuestro).

—No me agradezcas eres de los mejores y esperó un trabajo excelente.

—Claro jefe así será, no lo decepcionaré.

—Ok saldrás el viernes al medio día junto con tus compañeros y estarán hasta el lunes; los boletos de avión y todas las reservaciones están listas, solo falta que se pongan de acuerdo como van a repartir el trabajo, ah y diles a los otros que cuando lleguen al lugar del evento pidan las acreditaciones para que los dejen entrar, ¿entendido?

— ¡Si jefe! de nuevo gracias.

Salí de la oficina muy contento, lo primero que hice fue llamar a Kou para contarle, sabía que se moriría de la envidia, teníamos mucho tiempo planeando salir unos días del estrés de la ciudad e ir a la playa pero por nuestros trabajos no pudimos concretar esos planes (Asami no le gustaba que saliera de su territorio la razón de esta actitud no me quedaba clara, tal vez correspondía a un sentimiento de preocupación por mi o solo para recordarme quién controlaba la relación).

—No lo creó Akihito eres un maldito suertudo, te vas a la playa con todo pagado y estarás rodeado de mujeres guapísimas, no es justo; llamaré a Yoshido para contarle, así seremos dos con la frustración.

—No veo la razón de que me envidies es verdad que iré a trabajar a un "lugar sumamente hermoso rodeado de algunas mujeres con poca ropa (ya que cubriré el desfile de trajes de baño), comida deliciosa, bebidas y por cierto todo gratis"- el tono de burla hizo enojar a Kou; así que antes de que escuchara más maldiciones de mi interlocutor lo interrumpí:

—Bueno te dejo, voy a ponerme de acuerdo con los compañeros, salúdame a Yoshido y cuídense.

—Tú también Aki diviértete y cuídate, recuerda que en los lugares paradisíacos suelen ocurrir cosas de las que nos podemos arrepentir.



Ya había anochecido cuando finalizamos de discutir sobre como trabajaríamos, comenzamos a despedirnos, continuaríamos al día siguiente para afinar los últimos detalles.

Eran casi las 11 de la noche cuando llegue a mi casa, abrí la puerta y fui directamente a la ducha estaba agotado, después de un rato y cuando estaba en la sala acomodando mis cámaras y lentes que ocuparía para el viaje algo cruzó mi mente.

— ¡Shit! Falta avisarle Asami —Pude escuchar mi voz alarmada.

Antes de llamar a Kou lo pensé pero no sabía ¿cómo decirle?, por eso terminé llamándole a mi amigo y dándole largas a la otra llamada. Después de mucho pensar lo decidí y lo expresé como si quisiera que me oyeran las personas de la última fila de un auditorio lleno.

— ¡Le avisaré desde el aeropuerto así no podrá detenerme!  Que inteligente eres Akihito

En ese mismo instante se oyó la cerradura de la puerta y como esta daba vuelta (yo estaba sentado de espalda a la entrada), seguido de unos pasos que se acercaban, sentí un escalofrió cuando una sombra enorme me cubrió.

— ¿Qué es eso que me avisaras desde el aeropuerto?

Era "ÉL" que mala suerte la mía.

—Hola, Asami ¿cómo es que tienes una copia de la llave de mi departamento? —intente distraerlo.  

Mi voz sonó temblorosa, me estaba delatando.

—Eso no importa, ¿qué me estas escondiendo?—Su voz subía de tono.

Ok se lo diré, además voy por trabajo no tiene nada de malo, entonces ¿por qué me ponía tan nervioso su reacción?

Me puse de pie para verlo de frente.

—Fui asignado para cubrir la final del certamen de belleza en Okinawa, salgo el viernes y regresaré hasta el lunes por la tarde.

Asami me vio sin demostrar ninguna emoción (frío y calculador como siempre) después de unos segundos en los que observó mí rostro dijo:

—Está bien, si es por trabajo, solo cuídate y espero ver algunas de tus fotos.

¡¿Qué?! ¿Por eso me preocupe tanto? ¿Qué clase de reacción había sido esa? digo no quisiera pelear pero estaba desconcertado; él pareció percatarse de la confusión en mi cerebro.

— ¿Quieres que te detenga, lo puedo hacer?

—No es eso, mmm ¿cómo te explicó? ...  fue fácil

—No soy un ogro, he notado que pareces agotado y en este momento no puedo salir de la ciudad por los negocios, ojala te sirva para que te relajes un poco y solo serán tres días ni uno más—. No quise preguntar ¿qué pasaría en el caso de que me retrasará?

Olvidé lo perceptivo que llegaba a ser y es cierto las últimas semanas el trabajo sobrepasaba mis fuerzas, en una ocasión me quede dormido mientras me tomaba entre sus brazos y comenzaba el ritual de cada noche, no le había hecho gracia y a la mañana siguiente estaba de muy mal humor.

—Gracias —No pude decir más, me lance a sus brazos y lo bese (algo extraño en mi, ya que siempre era el que se negaba a estas demostraciones de amor).

Asami correspondió a mi atrevimiento e inmediatamente comenzó a quitarme el pijama

—Espera vamos a la cama

— ¿Para qué si no vamos a dormir? —me mostro una pequeña sonrisa.

Le quite el saco, la corbata, el chaleco y la camisa; mientras que él me levantaba para  sentarme sobre la mesa de la cual estábamos bastante cerca (mi departamento era pequeño), ya me había deshecho de toda mi ropa y él estaba besándome, como pude le desabroché el pantalón y este cayó al suelo, metí mis manos en sus bóxers, tomé su miembro firme y listo para penetrarme; Asami lamia por atrás de mi oreja (eso me volvía loco)  e iba bajando al cuello, con las manos comenzó a tocar mi pene, iniciando con lentas caricias, fue aumentando la velocidad de los movimientos  yo estaba muy excitado y por el sonrojo en su rostro note que él también lo estaba.

Me miró, yo asentí.

Lo siguiente que sentí fue como su cuerpo se fundía con el mío en un vaivén perfectamente coordinado, lo abrasé y mi frenesí se incremento al percibir el rose de su abdomen (perfectamente marcado) en mi miembro, en cualquier momento explotaría.

Un calor comenzó a quemarme por dentro, era tan satisfactorio el origen de esa sensación.

No aguante más, llene de mi esencia a este hombre que a veces parecía frío y  que ahora me mostraba su rostro lleno de pasión y amor.

La madrugada nos había alcanzado y el sol amenazaba con iluminar mi departamento.

Estábamos tirados en el piso de la sala; con sus brazos me amarraba a su lado.

—Vámonos a la cama o pescaremos un resfriado —se lo dije en voz baja, no veía si ya estaba dormido.

Tardo en contestarme unos minutos, durante los cuales intente (sin resultados) zafarme de su abrazo.

— ¿Para qué? ¿Acaso tienes frío? si gustas, te ayudo a entra en calor.

El estiro ligeramente sus brazos, aproveché y libere mi cuerpo de sus ataduras, me incorpore, camine a la habitación.

—Si te quieres quedar en el suelo es tú problema, pero no cuentes con que seré tu enfermera.

Me fui directo a la cama y me metí en las cobijas, comencé a quedarme dormido, después de un tiempo (no se cuanto había pasado) sentí el calor de su cuerpo rodeándome, junto con un beso en la oreja, el peso de mis parpados termino por vencer mi conciencia permitiendo que me hundiera en un apacible sueño.   

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