Mío.
— ¿Señor,
todo está bien?—Kirishima me mira preocupado, que son tan notorios mis nervios.
—No,
nada está bien —me mira y espera que siga —acabo de hablar con Yoh y me dijo
algo que temía, un hombre llamado Henry Smith está acosando a Takaba, el muy
desgraciado se atrevió a besarlo y no creo que tenga buenas intenciones, es un
maldito bastardo —con mi puño descargo todo el coraje contenido y mi escritorio
sufre las consecuencias, cuando en verdad al que deseo darle el puñetazo es a
otro, este niño causa demasiados problemas o será ¿qué yo se los causo a él? yo
sé la clase de vida que llevo y por eso mantengo a ese niño cerca de mí pero
ahora que está lejos me siento intranquilo y más después de lo ocurrido con ese
desconocido.
—
¿Algún enemigo? —no que yo sepa.
—No
y eso es lo que me aterra, no sé ¿quién es? ni lo ¿qué quiere con Akihito?
—Desea
ir o me ¿equivoco? —este hombre es más que mi mano derecha y me conoce a la
perfección.
—No te
equivocas pero tengo que esperar a que llegue el embarque y lo sabes, pero en
cuanto este asunto quede saldado iremos, así que ten listo el avión.
—Claro
señor, si desea puedo hablar para que apresuren él envió —y para colmo este
niño no contesta, ya estaría allá a no ser por Yoh.
—Bien
llama para que apresuren la llegada y si no se puede cancélalo —no pienso estar
así por más tiempo, si ese cabrón cree que puede jugar con mi Akihito está muy
equivocado.
—Entendido
señor, con su permiso.
Kirishima
sale y yo sigo llamando al celular de mi niño y si no contesta mandaré a Yoh
por él, no importa que me odie pero le diré que lo traiga de regreso.
Después de
muchos intentos el niño ha contestado, se oye adormilado por lo que creo su
historia, además eso de mentir se le da bastante mal, de hecho cuando le
pregunte sobre su día pude notar lo nervioso que se puso, aún si no supiera que
fue besado por ese tipo, yo sabría que algo andaba mal y claro era de suponer
que no me diría nada, ama su trabajo y haría lo que fuera porque lo dejara
realizarlo en paz. Pero que ese hombre mandará por él me encabrona, nadie tiene
derecho sobre Takaba, solo yo, él es mío y de nadie más.
Los toquidos
en la puerta me sacan de mis cavilaciones
—Adelante
—Kirishima aparece.
—Señor, ya
he hablado con los encargados y se han comprometido a descargar hoy por la
noche
—Gracias
Kirishima —siempre tan eficiente —habla con el capitán de mi avión para que
tengan todo listo para esta noche, y prepara una escolta para acompañarnos, en
cuanto el otro asunto quede zanjado partiremos a Estados Unidos.
—Sí señor,
considere todo listo —por fin Henry Smith nos conoceremos y veré si eres capaz
de seguir acercándote a mi Takaba.
Ring…
ring
Justo
lo que necesitaba —Bueno
—Señor,
Asami, ya hemos regresado, el joven Takaba ya está en su habitación y uno de
mis hombres lo vigila.
— ¿Por qué
te detienes?, continua —mi exasperación es evidente.
—Lo
siento, el hombre de Henry mando por Takaba para que lo llevara a reunirse con
su jefe, al bar del hotel. Pude vigilarlo de cerca, le invito una bebida al
chico y platicaron por unos momentos, lo que hayan estado conversando, causo
incomodidad en Takaba. No lo beso, solo lo tomo de la mano y del rostro —ese
imbécil quien se cree para estar manoseando a mi Takaba —después fueron
interrumpidos por su chofer quien recibió una llamada, la cual mi amigo Roger
ya investiga, en cuanto le conto lo de la llamada, se notó alterado y salió
casi de inmediato. Takaba fue escoltado por su chofer hasta su habitación y
después se retiró pero no se ha ido, uno de mis hombres lo ha visto en el
lobby, tal parece que no se le despegara al chico.
—Ok,
¿Takaba bebió?
—No,
Asami, solo tomo un refresco.
Que
obediente, pensé que ignoraría mi orden.
— ¿Algo
más? —Por lo menos sé que me está obedeciendo.
—No, estoy
esperando que mi amigo me mande la información sobre este hombre y en cuanto la
tenga te la envió.
—Está
bien, estaré esperando y no descuides a Takaba —no tengo
que aclararle este detalle, pero solo para recalcar su importancia.
—Entendido
—Una cosa
más, es probable que viaje en la madrugada para allá, así que cuando llegue me
pondré en contacto contigo para saber dónde está Takaba y darle una sorpresita.
—Ok.
Cuelgo y
me quedo pensando sobre lo que habrá dicho ese hombre para que Takaba se
incomodara, en realidad no es difícil lograrlo.
Solo con
cerrar los ojos puedo evocar su imagen, ver a Akihito debajo de mí
completamente desnudo y con su rostro sonrojado, mientras gotas de sudor
recorren su cuerpo, su pecho subiendo y bajando aceleradamente, sus piernas
alrededor de mi cintura, sus manos sujetándome la espalda,
presionando mi piel y deteniéndose de mí como si de eso
dependiera su vida, creó poder oír su voz diciendo mi nombre y
jadeando por mí, pidiendo cada vez más, hasta que los movimientos perfectamente
coordinados nos llevan al límite y los dos nos unimos en un grito que libera a
ambos del placer contenido.
Esa es la
mejor manera de recordar a Akihito haciéndolo mío, saboreando y
penetrando su cuerpo, su mente y su espíritu, demostrándole que solo
yo puedo hacerlo volar, que solo conmigo vibra de esa manera, que solo yo puedo
poseerlo, que él es mío y nadie, nadie puede quitármelo.
—Henry
Smith ardo en deseos de conocerte.
Muero de
sueño, después de que Justin me escoltara a mi recamara, no pude dormir con
todo lo ocurrido mi cerebro no ha dejado de pensar en el Sr. Smith.
Ya son las
11 y después de desayunar me estoy alistando para ir a tomar algunas fotos
antes del evento, supongo que será divertido captar a los chicos antes de
entrar, deben de estar eufóricos por los conciertos.
Voy a
salir por atrás pues ya vi que Justin está en el lobby esperando a que salga.
Uso las escaleras
y salgo por la salida de emergencia, ya afuera puedo ver los edificios que me
rodean y sé que el parque está cerca pero no deseo perderme así que opto por
llamar a un taxi.
Al llegar
recorro con la vista a los miles de chicos que se preparan para uno de los
mejores días de su vida, el clima es excelente, hace calor y parece que no va a
llover, lo cual es genial ya que traigo mis clásicos jeans y una playera muy
delgada y mi sudadera es más bien un velo, no me cubre mucho. Mis compañeros
deben de estar comenzando con sus entrevistas.
Comienzo a
tomar a algunas personas, la mayoría jóvenes, llevo varias horas aquí, ya han
comenzado los grupos poco conocidos y me preparo para los conciertos de la
tarde y noche.
—Tengo que
llamar a Asami, antes de que se vuelva loco de nuevo —casi son las 5 de la
tarde, allá deben de ser de mañana o algo así, esto de los horarios me vuelve
loco.
Saco mi
celular y busco el nombre de mi paranoico yakuza. Me alejo lo más que puedo del
bullicio, de lo contrario no lo voy a escuchar gritarme.
Ya es el
tercer timbre y no contesta, ahora quien es el que me ignora.
—Bueno —milagro
que cree que soy su criado al cual puede hacer esperar.
—Un poco
más y cuelgo —mi voz es un claro reproche.
— ¿Me ibas
a colgar? —su voz suena incrédula.
—Claro,
acaso eres el único que se puede molestar, además ya lo he hecho antes —cuando
hui de él en el aeropuerto.
—Tienes
todo el derecho a molestarte pero no a colgarme y por supuesto que recuerdo esa
ocasión y créeme después de que recibas tú merecido no te quedarán ganas de
repetir tu osadía.
Se me ha
hecho un nudo en la garganta, paso saliva con dificultad, se oye muy serio y
confirmo mi idea de pedir asilo político.
—Ya te
comiste lo que te deje —cambio de tema y escucho una carcajada del otro lado
del teléfono, sabe que me ha asustado.
—Sí,
gracias, ha estado delicioso, pero ni eso te va a salvar de lo que te espera — ¿por
qué se empecina en amargar mis días?
—Sí, como
digas. Y por cierto ¿por qué no contestabas?, acaso la mujerzuela con la que
estabas no te lo permitía —haber que siente cuando el celosos es otro.
—Pues
claro, nos has interrumpido y en cuanto cuelgues tendré que reiniciar con el
cortejo.
¡Que! Es
un maldito bastardo, claro ha aprovechado que no estoy para llevar a sus
amiguitas, pero que ni piense que yo regreso a esa casa. Y yo de estúpido
dejándole de comer, seguro que se lo traga “esa”.
Una gran
carcajada rompe el incomodo silencio.
—Eres tan
ingenuo, enserio te lo creíste, eso es para que no juegues conmigo Takaba —en lo
dicho es un maldito bastardo, solo juega con mis sentimientos.
—Ya me
voy, tengo trabajo que hacer —estoy molesto y espero reflejarlo en mi voz.
—Bájale a
tú berrinche y no olvides llamar en la noche, una cosa más, Takaba, no importa
lo que yo haga en mi vida tú eres mío y de nadie más, y sabes que odio
compartir así que pórtate bien.
Es un
idiota posesivo.
—ADIOS y
haber si no olvido llamar —cuelgo antes de que escuche su respuesta.
¿Por que
soy tan impulsivo?, seguro que esto cuenta como un castigo más, de seguir así
mi vida a lado de Asami se convertirá en una tortura constante, lo pienso y
claras imágenes de sus artículos SM vienen a mi mente, un escalofrío recorre mi
espina dorsal. Mejor dejo de pensar en eso.
Mi panza
grita de hambre y salgo a conseguirme algo que comer al fin que ha estos ya los
he fotografiado. Sirve que olvido esta llamada. Encuentro un puesto de hot dogs
y corro a él.
—Quiero
dos con todo menos cebolla y chile —el señor regordete me mira divertido.
—Entonces
no son con todo —sonríe a su comentario y yo hago lo mismo.
—Cierto,
entonces dos con casi todo —el me sonríe de nuevo.
—Por
supuesto señor —me ofrece uno y casi se lo arrebato del hambre feroz que
tengo.
Lo termino
rápidamente y me ofrece el segundo, lo acepto y lo como con más calma y
saboreándolo.
—Gracias
señor han estado deliciosos —tomo un refresco y lo bebo casi por completo.
—Que sana
comida —su voz me asusta y no puedo evitar mirarlo con cierto temor.
Está
parado atrás de mí con su perfecto traje planchado y me mira molesto.
Busco mi
cartera para pagar pero él se me adelanta y saca 50 dólares que le tiende al
señor, los acepta y cuando le va a regresar el cambio él se niega por lo que el
señor sonríe a la propina recibida.
Mientras
que él me sigue fulminando con la mirada.
— ¿Hola?
—esbozo una sonrisa tímida pero parece no hacerle gracia.
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