Verano Caliente. Capítulo 11.



 Nuestro anfitrión. 


— ¿Cómo qué te vas? , ¿A dónde? —Eleve mi voz a un grito — ¡Maldita sea Takaba, no cuelgues!

Estaba enojado, no, furioso, ¿Por qué se fue así tan de repente?

— ¡Kirishima! —grite, estaba desesperado.

—Si señor —entro rápidamente al escucharme llamarlo.

—Manda a alguno de los hombres a investigar a ¿dónde se fue Takaba?

—Sí señor, mandare a que vayan a la revista y ¿sabe si viajo en avión o eso también lo debo investigar? —mi secretario me pregunto.

—Al parecer viajo en avión, quiero saber todo, ¿entiendes? —le exijo.

—Sí señor, con su permiso.

—Adelante —miro como salé y me hundo en mis pensamientos, debo encontrar una manera de encadenar a ese jovencito.



Después de las veinte mil horas de viaje por fin llegamos y al bajar del avión, nos dirigimos a realizar todos el papeleo pertinente y a recoger el equipaje, al terminar todo esto nos dirigimos a la sala de espera, allí observamos por toda el lugar en busca de alguien, pues según el jefe mandarían por nosotros y después de unos segundos de búsqueda vimos un enorme cartel que decía: “Welcome gentlemen of the Headline Magazine” y una señorita (delgada de cuerpo bien proporcionado, alta de cabello oscuro recogido en un elegante chongo y con lentes, vestía traje sastre negro y camisa blanca) parada con un tipo (alto y de cuerpo fornido, como los hombres de Asami, vestía traje negro, al igual que la mujer pero este usaba gafas oscuras, su cabello era castaño claro y estaba perfectamente peinado hacia atrás) este es el que sostenía el cartel.

Los tres nos acercamos a ellos y saludamos, ellos nos devolvieron el saludo y se presentaron.

—Espero que hayan tenido un buen viaje, mi nombre es Natalie y soy la asistente del señor Smith, él es Justin y es el chófer —la señorita hablaba muy seriamente.

—Un gusto conocerlos y la verdad el viaje fue bueno pero venimos muy cansados —Issei explico.

—Entiendo, entonces los llevaremos a su hotel y los dejaremos descansar, además ya es tarde, el señor Smith me pidió que les avisara que desea desayunar con ustedes y espera que no les moleste —Saco una agenda electrónica —a las 10 de la mañana, claro ¿si no tienen ningún inconveniente? – su pregunta era solo una cortesía, ¿cómo nos negaríamos?

—Para nosotros sería un placer desayunar con el señor Smith que ¿debe de tener una agenda muy ocupada? —Kaito contesto educadamente.

—Efectivamente, entonces pasaremos a recogerlos al lobby del hotel —nos indico, la señorita.

—Bueno, vámonos —los tres seguimos a las dos personas.

Después de llegar al estacionamiento, nos acercamos a un auto negro, el cual abordamos. Nadie dijo nada durante el viaje, yo iba con mi rostro pegado a la ventana viendo cada detalle de Chicago.

En cuanto llegamos al hotel y nos registramos, Natalie se despidió y nosotros nos fuimos a nuestras habitaciones, nos despedimos en el pasillo, los tres estábamos muy cansados y solo queríamos dormir.

Al entrar en la habitación, mi estomago grito desesperado, fui al teléfono y pedí algo de cenar. Me di una rápida ducha para quitarme todo el sudor del viaje y revise la hora, aquí eran las 10 de la noche por lo que hice cuentas y concluí que en Japón eran la 1 de la tarde aproximadamente, así que era una buena hora para llamar.

Marque el número y espere mientras este sonaba.

—Bueno —su voz era serie.

—Bueno ¿Asami? —sabía que era él y aún cuando sabia lo lejos que estaba, me daba miedo.

—Se que estas en Estados Unidos y creo haberte explicado que no quería que salieras de viaje —agradezco estar en otro continente, lejos muy lejos de mi furioso amante.

—Lo sé pero es mi trabajo, no podía negarme, estos reportajes me dan renombre y peso a mi currículo —trato de calmarlo pues está claro que en tan solo unos días regresare y temo por mi integridad física, este país dará refugio a personas que son amenazadas por su pareja, no creó no se oye como algo peligroso, pero si tu pareja es un Yakuza, adicto al sexo, excelente con las armas y violento, ¿eso contaría a mi favor?, como sea tengo que calmarlo para minimizar el daño a mi regreso —mira para que no te preocupes te llamare todos los días, ¿ok? —espero que esto sea suficiente.

—No, quiero que me llames durante el día y cuando regreses de los conciertos —su voz no permitía negativas y como averiguo que vine a cubrir conciertos y que estoy en Chicago, a veces olvido las conexiones que tiene de hecho fue un triunfo que no se diera cuenta de mi viaje antes de lo contario no habría podido escapar.

—Estas exagerando —quien cree que pagara la cuenta del teléfono.

— ¿Eso crees? —No me dio tiempo de contestar cuando lo escuche — Kirishima prepara mi avión viajamos a América hoy en la tarde, iremos a recoger al joven Takaba —es un maldito.

—Lo haré, dos veces al día me reportare, ok ¿contento? —lo conozco y es capaz de venir.

—No pero por el momento es suficiente, a otra cosa si te llamo y no contestas, no dudes que iré por ti —parece que tengo libertad condicional, ni la policía es tan estricta.

—Asami…—le iba a decir que era demasiado pero pensándolo —bien, pero no llames cundo estoy en concierto que no te voy a escuchar —si por él fuera me pondría un rastreador, mejor no lo menciono que si es capaz.  

—Kirishima, cancela el viaje de la tarde pero dile que tenga todo listo por si tenemos que salir inesperadamente —es un maldito posesivo, en ¿qué momento me involucre con un hombre así?, pensándolo bien, él me involucro, bueno tal vez yo lo seguí un poco pero solo por la nota y él fue quien termino secuestrándome —espero que te portes bien —parece mi mamá.

Oigo que tocan y corro a abrir, un hombre lleva mi cena.

—Permíteme —le digo al Yakuza posesivo.

Dejo que el chico pase y deje mi comida en la mesa y saco un billete para darle de propina.

—Muchas gracias señor, con permiso —el chico sale de la habitación y cierra.

— ¿Con quién hablabas? —Allí esta su faceta de celoso.

—Era el servicio a cuarto, acabo de llegar y pedí algo para cenar —le explique mientras me sentaba a comer —Hablando de comida, te deje algunos guisados en unos contenedores en el refrigerador, solo necesitas meterlos al microondas y listo, todo está etiquetado y si requieren alguna otra cosa lo especifique en la tapa —se que le gusta mi comida así que le deje listo un platillo por los días que no estaría.

—Bien revisare cuando regrese —oí que alguien entraba.

—Si estas ocupado puedo llamar después —le ofrecí, de todos modos tenía que hacerlo.

—Me temo que sí, acaba de llegar alguien con quien me urge hablar, espero tu llamada.

—Sí, ya lo sé —conteste cansinamente —hasta luego, I love you, ¿qué tal mi inglés? —él me había ayudado a practicar pues lo habla muy bien.

—Very well —me siguió el juego —I miss Takaba. Bye

—Bye —de esta manera nos despedimos.

Al colgar, termine mi cena y me fui a dormir estaba muy cansado.

En la mañana, me levante temprano y me vestí lo más formal posible, y baje al lobby para esperar a Natalie, Kaito ya estaba allí y Issei acababa de salir del elevador.

Unos minutos antes de la hora pactada, Natalie apareció y nos indico el camino. Ella vestía igual que el día anterior tal vez era su uniforme, era muy seria y casi no hablaba con nosotros.

Llegamos 15 minutos antes de las 10, entramos a un restaurante muy lujoso, mis compañeros, estaban asombrados, yo no tanto Asami ya me había llevado a comer a lugares así, por lo que no me altero mucho.

Nos llevan a una mesa, un poco apartada de las demás y nos piden que esperemos, Natalie sale, dejándonos solos. Comenzamos a platicar sobre el concierto de mañana en la noche, cuando mis amigos guardaron silencio repentinamente y miraban fijamente algo a mis espaldas, se veían impactados, por lo que voltee y ahora todo estaba claro.
Un hombre de más de 35 años aproximadamente, vestido de traje negro de dos piezas, camisa morada claro y una corbata del mismo color pero más fuerte; era alto y corpulento, su rostro se veía amable, de tez clara, cabello castaño claro y ondulado, peinado hacia atrás, ojos cafés y una enorme sonrisa estaba parado atrás de mi, el me miraba intensamente, me sentí un poco cohibido, baje la mirada y el se movió a un lado mío. 

—Buenos días soy Henry Smith —ya que era el más cercano me ofreció su mano para 
estrecharla, él era muy guapo.

—Buenos días, Takaba Akihito —me presente e hice una leve reverencia.

Cuando nos saludamos, él me dio un leve apretón y sostuvo mi mano más de lo debido y su pulgar acariciaba el dorso de mi mano, este momento fue muy incomodo, sentía como mis compañeros nos miraban, después de una eternidad me libero y siguió saludando, Natalie estaba atrás de él y me dedico una mirada muy fría.

Al terminar de repartir saludos, se sentó enfrente de mí y su asistente a su lado. 

Durante el resto del desayuno fue muy amable y hablamos sobre los conciertos y las bandas que participarían, yo hubiera disfrutado mucho de la plática a no ser por el hecho de que su mirada continuamente me acosaba, la intensidad de esos ojos cafés era abrumador, me sentía muy nervioso, creó que hasta estaba sudando y para joderla más era tremendamente guapo, ya no sabía ¿cómo evitar sus inquisitivos ojos?

El desayuno se alargo por tres horas de tortura y acoso de parte del señor Smith. Que por cierto nos pidió que lo llamáramos Henry, al terminar todos salimos mientras el pagaba la cuenta.

—Señores, me tengo que retirar, pero les dejo al chófer para que los lleve a donde ustedes deseen —nos hablo amablemente y se despidió de mis amigos.
Estábamos en el estacionamiento y como ellos ya se había despedido subieron al auto mientras que yo me despedía.

—Un gusto conocerlo Sr. Smith —le ofrecí mi mano y el la sujeto.

Lo que no esperaba era lo que siguió; él me jalo acercándose.

—Dime Henry —me susurro esto en el oído y lo acompaño de un beso en la mejilla.

Estaba paralizado por lo sucedido.

—Apúrate Takaba —mis amigos me sacaron de mi asombro y él ya me había soltado, de hecho ya estaba subiéndose a su carro mientas que yo seguía parado solo como idiota.

—Espero verte pronto —bajo la ventanilla y me dijo esto.

Vi como su auto salía del estacionamiento, yo seguía sin salir de mi aturdimiento y mis compañeros gritando mi nombre, cuando logré moverme, el timbre de mi celular me asusto, al sacarlo y mirar la pantalla, mis nervios se incrementaron.



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