Verano Caliente. Capítulo 10.



Me voy.


—Asami basta —después de tantos días de ayuno, su simple cercanía me encendía- cenemos primero – le propuse.

—Pues no sé tú pero yo ya comencé a comer —me susurro en el oído.
Sus manos se movían por debajo de mi playera, su boca besaba mi cuello. Podía sentir su miembro en mi trasero pidiendo ser liberado. Estaba yendo muy rápido.

—Asami, ahhhhhhh —intentaba decirle que fuera más lento pero el deseo de tenerlo dentro me estaba ganando.

El yakuza se deshizo del estorbo que suponía mi playera y de su saco, sus labios estaban atrás de mi oído y poco a poco descendieron por todo el cuello hasta continuar en mi clavícula, justo en el hombro intensifico sus besos provocándome pequeñas corrientes de dolor y placer, mis gemidos eran cada vez más fuertes. Sus manos acariciaban mis pezones ya firmes.

Me estaba dejando llevar por el huracán de pasión que estaba generando mi amante. Sin embargo pensé en el tiempo que estaría lejos de él así que decidí dejarle un buen recuerdo.

Me gire en sus brazos, se sorprendió un poco por mí movimiento.

—Yo también tengo hambre —le dije mientras atraía sus labios a los míos, iniciamos una exploración de mi boca primero seguida de una de la suya, mis dedos se entrelazaron en su cabello. Al separarnos por la falta de aire, baje mis manos recorriendo su cuerpo hasta posarse en su corbata, la desamarre y la avente, después le quite el chaleco, desabotone su camisa dejándola caer.

Mis manos tocaron ese perfecto pecho mientras su dueño me miraba algo divertido, bajo su cabeza buscando mis labios correspondí su beso, pero mis manos seguían en lo suyo.

Al separarnos el dejo escapar un gemido de placer, pues sintió mi mano tocando su miembro. Ya había desabrochado su pantalón y bajado sus bóxers. Con mi lengua fui trazando un camino pasando por su cuello, sus pezones (a los cuales les dedique un poco más de tiempo) con mi lengua recorrí toda la aureola, los chupe y mordí delicadamente, fui recompensado por esto con algunos gemidos de mi amante y claro una mirada de ya estoy listo. Sin embargo aún no he terminado, seguí mi recorrido por el cuerpo de mi amante, fui bajando mientras besaba y lamia (el sabor salado de su sudor era un gran afrodisíaco para mí), llegue hasta su cintura, me hinque para estar más cómodo, puse una mano en su cintura y con la otra sujete el miembro firme de Asami, le dedique una mirada rápida.

—Continua —gotitas de sudor recorrían su frente.

Con mi lengua lamí la punta, como si se tratara de la paleta más deliciosa que hubiera probado, recorrí todo su pene, dando mordiditas en diferentes partes, él tenía los ojos cerrados y solo se dejaba llevar por las sensaciones. Todavía no lo metía en mi boca estaba haciéndolo sufrir un poco. Con mi mano también acariciaba sus testículos, apretándolos por momentos, Al mirarlo de nuevo vi sus ojos con cierta frustración, así que asumí que ya había esperado de más. Abrí mi boca e introduje su miembro en ella, comencé a sacarlo y meterlo de manera lenta pero la mano de Asami me sujeto del cabello indicándome la velocidad que deseaba y con cada movimiento sentía que llegaba más adentro de mí, con mi mano baje mis pantalones, los bóxers y acaricie mi erección que estaba un poco olvidada.

Los movimientos cada vez eran más rápidos en ambas partes, los dos estábamos bañados en sudor, sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral y al parecer mi amante también pues se arqueo ligeramente sin separarse de mi ni un solo centímetro.

—Ya estoy listo —me dijo entre jadeos.

Yo también, así que recibí de buena manera su semen y lo trague por completo, casi al mismo tiempo me corrí.

Al terminar me separe y pase una de mis manos por mi boca limpiándome, los residuos, él estaba agitado, puso sus manos en mis codos ayudándome a ponerme de pie. Al estar incorporado me atrajo a sus labios, nos besamos intensamente.

—Fue genial, pero aún tengo hambre —me miro seductoramente.

—Entiendo, no te preocupes ya casi esta la comida, solo falta que hierba y listo —le conteste mientras me alejaba de su cuerpo para revisar la sopa que se encontraba en la estufa.

No permitió alejarme y me atrajo de nuevo a su pecho.

—A veces eres muy tonto —con su mano derecha apago la estufa.

Puso una mano debajo de mis rodillas y la otra atrás de mi espalda y me levanto en sus fuertes brazos. Me llevo por el departamento hasta dejarme en la cama.

— ¡Juguemos! —me dio la espalda y se alejo de mí. Yo me recosté en la cama y cerré mis ojos, esa palabra me daba un poco de nervios, Asami era muy imaginativo cuando se trataba de juegos.     

Al regresar traía en las manos algunos de sus juguetitos.

—Hoy no por favor —quería sentirlo, acariciarlo y si me amarraba no podría hacerlo.

— ¿Por qué no? Será divertido —pero puse mi mejor cara de berrinche y este al verme suspiro profundamente.

—Ok, solo uno —bueno algo es algo.

Se acerco a mí, con algo en sus manos.

—Cierra los ojos —me ordeno y yo lo hice —me agrada que obedezcas, además este es el castigo que quedo pendiente de la noche de tu borrachera.

Me pone un antifaz, cegándome por completo.

Cierto, esa noche todo termino muy mal, aún me duele un poco la pierna, inconscientemente paso mi mano en la cicatriz.

—Ese imbécil no volverá a tocarte —siento un escalofrió recorrer mi cuerpo, no quise preguntar porque lo decía pues creó saber la respuesta.

—Relájate, solo disfruta del momento —me susurro al oído —tengo una idea, espérame y no te muevas —su autoritaria voz me ordeno.

Lo oí alejarse y después de varios minutos oí sus pasos acercándose — Listo —yo estaba sentado, con las manos apoyadas en la cama.

Sentí sus manos empujarme, quede recostado en la cama, mi cuerpo era como la pantalla de un celular, con el simple rose de los dedos de Asami, todas mis terminaciones nerviosas se encendía y se ponían a su servicio. Primero su mano se pació por mi cuello, acariciaba lentamente, después, un gemido se escapo de mi boca pues el contacto gélido de un hielo (supongo) recorrió mi pecho, me moví ligeramente pero él me lo impidió sujetando mis manos por arriba de mi cabeza. Él movió el hielo por todo mi cuerpo generando que se encendiera cada vez más, mi cabeza estaba abrumada por todas las sensaciones a las que estaba expuesta, la temperatura de mi cuerpo aumento al sentir los labios de Asami moviendo el hielo y lamiendo el camino de agua que había dejado a su paso, deteniéndose en las partes que me volvían loco. Mis caderas se movían con ansiedad pues deseaban que la atención del yakuza descendiera.

Estaba a punto de suplicar para que se dejara de preámbulos pero al abrir ligeramente mis labios él se apodero de ellos besándolos, al separase para dejarme respirar reinicio el juego en mi oreja, al unir sus labios de nuevo llevaba un trozo de hielo y lo poso en los míos, fue grandioso el agua fría contrastaba con el calor que mi boca desprendía y él lo paso alrededor de mi boca, acompañándolo del contacto tibio de su lengua. Yo jadeaba y mi piel pedía aumentar el contacto con él suyo, el sudor me recorría humedeciéndome por completo, su cuerpo se posiciono en medio de mis piernas y sus dedos fueron a dar a mi boca, sabía lo que deseaba, así que los lamí, al sacarlos sentí como eran ahora introducidos pero en otro lado de mi cuerpo, uno que se mostraba ansioso por ser llenado, primero uno, casi inmediatamente dos y sin dejar que me acostumbrara a la intromisión metió el tercero, los movía bruscamente restregándolos  a mis paredes, con cada movimiento yo jadeaba más alto.

—No te contengas, grita Akihito, hazlo y recuerda que solo yo puedo hacerte sentir así 

—su voz seductora llenaba mis oídos y mi cerebro.

—Ah, ahh, ahh —ya no podía hablar lo único que mi boca generaba eran gemidos de placer.

Saco sus dedos y me prepare, levante las caderas para decirle que estaba listo, la punta de su miembro empujo mí entrada violentamente.

—AHHHHHHHHH —un grito se me escapo.

—Así Aki, hazlo de nuevo —saco su miembro solo para embestirme de nuevo.

—AAAAAASAMI —grite su nombre.

—Muy bien, grita el nombre de tu único dueño, yo soy el único que te puede poseer grábalo en tu cerebro.

Me repetía esto una y otra vez, mientras las embestidas eran cada vez más intensas en movimientos y profundidad, sentía que me partía con cada estocada, hasta que lo hizo toco mi punto más sensible y mi ya abrumada cabeza se entrego al frenesí de mí hombre.

Con todos estos movimientos el antifaz se cayó y pude ver al yakuza bañado en sudor al igual que yo, su mirada estaba llena de pasión, su cabello húmedo y despeinado, su rostro siempre serio y frío, ahora se notaba enrojecido y feliz.

Libero mis manos lo cual agradecí, me levante ligeramente para abrazarlo y besarlo.

—Soy tuyo, solo tuyo Asami —le susurre al oído y vi una enorme sonrisa dibujada en su rostro —te amo —lo dije así sin pensar, creó que jamás se lo había dicho pero es la verdad.

Al mirar su rostro, su sonrisa solo era una mueca extraña y estaba inexpresivo, creó que eche a perder el momento. Me solté de su cuerpo un poco molesto conmigo mismo pero él me estrecho con fuerza.

—Ya te habías tardado en aceptarlo —me dijo.

—Hazme gritar Asami —le suplique.

Sus embestidas aumentaron y yo jadeaba cada vez más fuerte, me sujetaba a su espalda arañándola, ahora no solo era las penetraciones, también me estaba masturbando, logrando elevar mi cuerpo al cielo.

—Ahhhhh, Ahhhhhhh, Ahhhhh —no podía aguantar más —AHHHHHHHHHH

Me corrí en las manos de mi hombre (porque Asami era mío, al igual que yo era suyo o por lo menos es lo que en este momento quiero creer), él siguió con sus movimientos y después de algunos segundos su semilla invadió mi ser.

Los dos estábamos agotados, nos tumbamos en la cama, aún unidos, uno enfrente del otro, sus oscuros ojos me miraban intensamente, como si buscaran algo, los dos respirábamos entrecortadamente y nuestros pechos se movían cada vez más despacio.

—No quiero que me vuelvas a desobedecer, entiende que me preocupo por ti —no había mentira en su rostro.

—Lo intentare —frunció el seño y me miro enojado —tú entiéndeme, no me gusta que me controlen.

Nos separamos, él se levanto y fue directo al baño. Como le explico que hoy en l tarde viajo a América. Empecé a ponerme nervioso.

—Ya está listo el baño, ¿vienes? —claro que iría aprovecharía los minutos que pueda estar a su lado, ya que será una semana larga sin verlo y no sé si cuando regrese aún me quiera cerca.
Me pare con dificultad pues mis piernas temblaban como si fueran incapaces de mantenerme en pie.

—Fue demasiado para una noche —sonrió y se acerco a mí, me cargo y me puso bajo el chorro de de la regadera.

—No me trates como a un niño —me removí para que me bajará y lo hizo.
Su sonrisa fue mayor.

Nos bañamos juntos pero el salió un poco antes que yo.

Al salir busque mi pijama, al vestirme lo busque, estaba en la sala viendo las noticias. 

Cuando me acerque vi la foto de un hombre encontrado en las orillas del mar, al parecer fue un ajuste de deudas de la mafia, tenía el tiro de gracia al acercarme lo supe era él que me ataco la otra noche.

—Es él verdad —no pregunte, solo constataba un hecho, Asami me miro directo a los ojos.

—Te dije que él no te volvería a tocar —su rostro era inescrutable —te lo he dicho muchas veces y te lo repito nadie tiene permitido tocarte, no importa que tenga tu consentimiento, tú eres mío y espero que no lo olvides —me dejo sin palabras y el timbre ayudo a que saliera de mi asombro.

—Muy bien gracias —oí que hablaba en la puerta y después la cerro de nuevo.

Se sentó de nuevo y me mostró las bolsas que llevaba en las manos, había mandado por comida, fui por unas copas y el champán (por petición suya).
Cenamos y hablamos de tonterías.

—Aquí si puedes beber todo lo que quieras, yo te cuido —me sirvió mi tercera copa.
Al terminar él me llevo de nuevo en brazos pues ya no me podía sostener en pie.
Nos acostamos en la cama y él me abrazo a su cuerpo, yo sumergí mi cabeza en su pecho.



Al despertar mi cuerpo estaba a dolorido y tenía moretones por todo el cuerpo. Al mirar a Asami sentado de espalda a mi vi marcas de mis uñas en su piel, por lo menos no sería el único marcado.

— ¿Saldrás hoy? —Su pregunta me cayó como balde de agua fría —al ver mi car de estupefacción —para que uno de los chicos te lleve.

Por un momento pensé que ya había averiguado de mi viaje.

—Si tengo que ir a trabajar pero no necesito un guarura yo puedo ir solo — me sonrió.

—Yo estaría más tranquilo si aceptaras

—Pero yo estaría más intranquilo por ser vigilado —no podía permitir que alguien fuera conmigo.

—Está bien como quieras pero en la noche me llamas para que uno de ellos vaya a recogerte y eso no está a discusión.

—Ok

Nos vestimos y comimos juntos, al salir de la casa le di un gran beso, no me quería separar de él, pero solo sería por una semana.

—Te veo en la noche —me susurro en el oído.

—Te veo después —le contesté.



Ya eran las 6 de la tarde y mi avión salía en 10 minutos, todos estábamos listos para abordar en cuanto se anunciara. Era ahora o nunca.

—Bueno —decidí llamarle para avisarle.

—Bueno Takaba, ¿te sucedió algo? te oyes nervioso —Asami siempre atento a todo lo que sucede a su alrededor.

—No precisamente —vi a mis compañeros señalarme que ya era tiempo — Asami lo siento pero tengo que ir a un viaje de trabajo…

—No Takaba, quedamos que nada de viajes —me interrumpió    

—Lo siento pero solo será una semana, no habrá retrasos lo prometo — escuche anunciar nuestro vuelo y mis amigos me instaban a colgar para poder abordar —Siento irme así pero ya es hora, te quiero, te llamaré cuando llegue al hotel, te veo pronto, adiós —no pude escuchar su reacción pues le colgué.


ANTERIOR             SIGUIENTE

LISTA DE CAPÍTULOS

Comentarios