I love you but... Capítulo 3

Me duele.

Lloro a mares y mi vista esta nublada, sin querer tropiezo con alguien, pero no toco el suelo ya que unos brazos me sostienen.

—Al parecer es mi deber en la vida, evitar que caigas —su voz suena alegre.

Mantengo la cabeza agachada y evito sollozar, no deseo que se dé cuenta de mi estado.

Jean levanta mi rostro.

— ¿Por qué siempre estas llorando?—su voz cambia a triste.

—Lo siento, no es nada, de hecho ya me iba—me voy a ir a llorar a otra parte, tal vez un bar o una cantina y con una botella de vodka para que escuche mis lamentos y me consuele.

—Estás loco si piensas que te voy a dejar deambular así —me toma de la mano y me lleva por el pasillo hasta el estacionamiento, la verdad lo que menos tengo son ganas de pelear.

Lo único que deseo es meterme en mi cama y esconder mi rostro bajo las cobijas y dejar que mis ojos saquen todo lo que mi corazón tiene dentro.

Al llegar a un auto que no tengo ni idea de cómo luce, mi vista aún esta empañada, abre la puerta y me invita subir, acepto y más tardo en acomodarme que en sentir un apretón en mi brazo, por cierto hoy muy maltratado, seguido de un fuerte jalón.

— ¡Auch! —grito y al darme cuenta ya estoy fuera del auto y pegado al pecho fuerte de Daniel.

Siento su agitada respiración, pues mi cara está pegada a su cuerpo, el aroma fresco y dulce me embriaga. Adoro esta posición pero ¿qué hace aquí?

— ¡Déjalo! —Jean, grito y se oía aterrador.

—No —Daniel no me soltó y al contrario apretó más su abrazo.

—No ves que se encuentra en mal estado —Jean le dijo, obviamente el no sabe que fue él quien me puso así.

—Lo sé y yo me encargaré de él— ¿cómo rompiendo más mi corazón? Y solo de pensar que me acaba de rechazar, mi corazón se estruja de nuevo y comienzo a sollozar más fuerte.

—Lo ves lo estás lastimando, déjalo —Jean insiste pero él no cede.

—No te metas, Jean y mejor lárgate —Daniel habla fuerte y su determinación no permite más discusiones.

— ¡Basta! los dos —pido que se calmen, entre sollozos y creó que ni se entendió lo que dije por lo que los dos me ignoran y siguen discutiendo.

—Yo lo llevare a su casa —Daniel termina por decir.

Jean mueve la cabeza, negativamente e intenta sujetarme pero Daniel me mueve para alejarme de él, intento soltarme pero no me lo permite.

—Dije que yo me haré cargo de él. 

Siento las manos de Daniel en mi cintura y después estoy volando por el aire hasta que mi cabeza esta y pegada a su espalda, ¿Cómo llegue a esta posición? golpeo con mis puños el cuerpo de Daniel pero no me baja.

—Hasta luego Jean —Daniel se despide.

Intento levantar la cabeza para ver al chico parado a lado de su auto. Jean se ve molesto pero no hace nada para detener a mi captor.

Daniel camina decidido por el pasillo hasta que llegar a su auto, quita los seguros y me baja. En cuanto siento mis pies sobre el piso intento corre pero me detiene.

—Carajo, no te irás a coger con Jean —su comentario me sorprende.

— ¡¿Qué?! —sin pensarlo mucho le doy una cachetada o puñetazo como quieran definirlo.

Me mira molesto y abre la puerta me empuja a entrar y cierra, pone el seguro impidiéndome salir. Da la vuelta y entra al auto, abrocha mi cinturón y después el suyo, arranca y sale de la Facultad.

Siento como me mira por el retrovisor pero ya no estoy llorando ahora estoy molesto por su comentario. Mee duele que piense que soy tan fácil como para acostarme con el primer hombre que me saluda, carajo ¿qué cree que soy?

Avanzamos hasta detenernos en un edificio, grande pero un poco viejo. Nunca había venido por aquí no sé a dónde me trajo.

Se mete al estacionamiento y aparca en un lugar delimitado por unas rayas amarillas. Baja del auto y mientras lo hace yo también lo hago e intento correr pero el muy desgraciado me taclea, no caemos pero me vuelve a subir a su hombro.

— ¡Maldita sea bájame! —vuelvo a golpearle la espalda pero me ignora, pone los seguros del auto y camina en dirección de lo que parece el ascensor.

Presiona el botón y este abre, subimos y me lleva hasta el piso 5, bajamos y el pasillo es amplio, hay varias puertas, el camina a una con el numero 54.

Saca sus llaves y abre.

Entramos y al cerrar lo hace con llave, ¡Shit! me ha encerrado.

Por fin me baja y miro a mí alrededor, el lugar es pequeño, tiene una pequeña salita y parece vieja.

—Déjame ir, ya has dicho lo necesario y no quiero seguir ofendiéndote con mi puta presencia —quiero largarme, acaso quiere que vea de nuevo esa mirada de odio que usa solo para mí.

— ¡Carajo! deja de hablar así —me mira y su molestia es evidente.

— ¿Por qué? tú fuiste el que insinuó que era un puto que deseaba acostarse con Jean o ¿no?—lo miro con mi mejor cara de coraje y furia.

Él parece desesperado camina de un lado a otro mientras pasa su mano por la cabeza.

—No, yo no te llame así —me aclara.

— ¿En serio? porque eso fue lo que me pareció —le aclaro y la verdad es que deseo que se sienta mal, ya que así me hizo sentir.

—Solo dije lo que parecía, acabas de conocerlo y te ibas a ir con él, carajo ¿qué no piensas? —me grita y la verdad es que ya me harte de este juego.

Camino a la puerta y mierda olvide que está cerrado.

— Me voy superando, de puto pase a estúpido -miro su cara de desconcierto -Abre, me largo —espero que me haga caso.

—No, ya estoy aburrido de que te la pases huyendo de mí —y ¿qué quiere que haga cuando se la pasa diciéndome lo mucho que me odia? —y deja de poner palabras en mi boca que no he dicho —me reprende.

Me alejo de la puerta y camino al lado contario de donde se encuentra, me paro frente a él, a lado de la ventana.

—Ismael, se que te lastime con mi respuesta y lo lamento mucho, pero no debo corresponderte —eso ya me lo ha dicho ¿por qué tengo que escucharlo de nuevo? qué no es suficiente con humillarme una vez y lo desea repetir. Saco mi cajetilla de cigarros y saco uno, sin mirarlo lo enciendo, y dejo que el humo invada mi sistema respiratorio hasta que su efecto llega al sistema nervioso.

—Deja de fumar, no me gusta que lo hagas —se acerca y puedo adivinar sus intenciones, así que me alejo —carajo cuando me vas hacer caso.

—Nadie interfiere entre mis vicios y yo —contesto retadoramente mientras doy otra calada a mi cigarrillo.

—No pensé que fueras tan cabeza dura

—Pues si ya estas harto de mi déjame ir —le propongo y niega con la cabeza —entonces ¿qué hago para que me dejes ir?

—Solo dime que seguiremos siendo amigos y que dejaras de estar coqueteando con Jean

No lo puedo evitar y suelto una amarga carcajada a su petición, él me mira curioso y espera mi explicación.

—Acabas de mandarme a la chingada pero deseas que te sea fiel —se ve molesto —lo siento Daniel, lo de ser amigos lo puedo intentar pero no prometo nada y sobre lo de Jean obviamente no, en estos momentos careces de autoridad para decirme con quien debo o no entablar amistad y él me agrada y lo seguiré frecuentando, de hecho te conviene tal vez con él tiempo me enamore de él y termine dejándote en paz —mientras lo digo agacho la mirada pues se que no es tan fácil de cumplir y aún cuando Jean es muy guapo dudo que me enamore, parece del tipo infiel y no gracias, eso de que te pongan el cuerno no es lo mío.

Me sobresalto al sentir el contacto de sus manos tibias en mis brazos, apretándome y moviéndome bruscamente, el cigarro se me resbala y lo miro pero su cara me sorprende parece aterrado, de nuevo lo he asustado.

—Basta me lastimas —el ha dicho justo lo que yo pensaba —no te das cuenta que estoy celoso de Jean.

Su declaración me ha dejado sin palabras.

—¿Soy tan buen actor? quiero fingir que no me importa con quién andas pero no puedo y cuando te vi esta tarde en los brazos de Jean sentí una ganas terribles de golpearlo pero me detuve y después de que  hablamos, me quede pensando en el estado en que estabas me reprendí por dejarte ir y corrí a buscarte y cuando te encontré estabas otra vez con él, no pude aguantar las ganas de arrebatarte de sus brazos por eso te saque de su carro, no puedo pensar en que él u otro te tengan cerca, cada vez que aparecen esos pensamientos en mi mente siento como arde mi cuerpo de furia, simplemente no puedo dejar que alguien te toque, acaso ¿no te has dado cuenta que desde que te vi me enamore de ti?.

Daniel se deja caer de rodillas y pega su rostro a mi abdomen, muevo mis manos y las coloco en su cabeza.

No podía creerlo, estaba consternado por todo lo escuchado, él también estaba sufriendo igual que yo.

—Entonces ¿por qué me rechazaste? —me dejo caer a su lado y busco su rostro, al levantarlo puedo ver sus lagrimas correr por sus mejillas. Paso mi mano por ellas y las seco, pero estas no se detienen.

Verlo de esta manera me rompe el corazón y mis ojos se nublan.

—Ya te lo dije, yo no debo quererte y tu no deberías de estar enamorado de mí —su voz está quebrada y cada palabra parecer dolerle —lo mejor sería que no nos volviéramos a ver.

—No, claro que no, me niego —lo pensé pero ahora que se ha declarado no puedo simplemente olvidarlo —dime ¿por qué según tú no debemos estar juntos?

—No quiero que algo malo te pase —esconde su rostro en mi pecho y yo lo recibo con gusto —yo mate a la última persona que se enamoro de mí y no quiero que eso te suceda.

Me quedado congelado, matado, el mato a alguien.

—No es cierto, tú serias incapaz de algo así, jamás lastimarías a alguien y a mi menos, yo confió plenamente en ti - se que lo dice para alejarme pero no lo va a lograr.

—Es verdad Liz murió por mi culpa y jure no volver a enamorarme, no quiero volver a pasar por eso de nuevo —está llorando y jamás lo había hecho frente a mí —Nunca más.

Y esas palabras resuenan en mi cabeza “NUNCA MÁS”.

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