En el infierno. Capítulo 1

Las despedidas son tan dolorosas.

— ¡Juli! apresúrate, no quiero que viajes de noche— Aquel grito provenía de la cocina.

La voz cansada que perturbaba el silencio de la pequeña casa era la de un hombre de 63 años las canas matizaban su cabellera negra y corta, sus ojos cafés ya mostraban el cansancio de los años al igual que las arrugas que rodeaban sus labios y frente. Su cuerpo antes erguido y atlético ahora dejaba ver atreves de su suéter beige un abultado abdomen mientras que sus piernas ahora dobladas por el  peso de los años le hacían ver más bajo de estatura, este hombre era la abuela de aquel al que llamaba, y su nombre era Richard.

—Ya te escuche abue, no te preocupes aún es buena hora o ¿será que estas tan aburrida de mi que ya quieres que me vaya?

El chico decía esto mientras entraba a la cocina. Su abuela vio su rostro blanco, delgado y alargado enmarcado por su cabello dorado perfectamente sujetado en una media cola (quedándole solo unos mechones libres ya que eran más cortos, formando una especie de fleco) ya estaba muy largo y su abuelo se lo decía cada vez que lo veía hasta lo amenazaba con cortárselo mientras dormía, sus ojos eran grandes y redondos de un azul que asemejaba la profundidad del océano, sus labios rosados y delgados dibujaban una hermosa sonrisa que hacía juego con el brillo de sus ojos. El joven era de rasgos delicado y finos, no tenía un cuerpo atlético, no había grandes bíceps, mucho menos un abdomen marcado, era más bien flaco, de piernas delgadas y cortas, con trabajos alcanzaba el 1.6 m., sin lugar a dudas este lindo chico cumplía con las características de un pilar, ya que tendían a tener rasgo femeninos.

Conforme Richard veía a su nieto sus ojos se llenaron de lágrimas y sin poder contenerlas rodaron sobre sus mejillas.

Juli como lo llamaban sus abuelos, corrió a abrazar a su querida abuela y se mordió el labio para no llorar también.

—Ya Richi, no llores, vendré seguido a visitarlos, no me gusta que estés triste-tras decir esto limpio el llanto de sus mejillas y le dio un beso en la frente.

—Discúlpame, juli no lo puedo evitar, te voy a extrañar mucho— dijo esto entre sollozos.

—Yo también, son mi familia, pero ya verás que el tiempo pasa rápido y pronto estaremos de nuevo juntos— trataba de hacerme el fuerte y de que mi voz sonará segura.

—Tienes razón promete que te cuidaras, que estudiaras mucho y que serás muy paciente con tu padre— Richi secaba sus lágrimas de su mejilla.

Tenía que recordarle a Robert (su padre, jamás lo llamó así), aún no sabía cómo aceptó ir a vivir con él, no después de todo lo que le hizo, sin embargo no lo odiaba pero le quedaba claro que al mayor le lastimaba la presencia del chico.

Y era verdad su padre inconscientemente lo culpaba de la muerte de su esposa, él cual era muy parecido a Juli, solo que sus ojos eran de color miel y su cabello corto, James era el nombre de su madre tuvo complicaciones durante la cesárea y murió después de que Julien naciera.

Robert jamás lo supero y se hundió en el alcohol, los primeros 6 años de Juli casi los vivió en el hospital gracias a las golpizas que su padre le daba, llegaba con costillas rotas, golpes en la cara, le había reventado más de una vez el labio, los ojos  a veces los tenía tan inflamados por los trancazos que no podía ver, es más en alguna ocasión lo tiro por las escaleras y le causo una fisura en el cráneo estuvo muchos días en el nosocomio, fue cuando sus abuelos lo llevaron a vivir con él.

Pero Rob le pidió perdón al pequeño y le suplico que le diera una oportunidad de comportarse como el padre que era y la verdad es que amaba a su hijo ya que era el último regalo que James le dejó.

Ahora Julien tenía 18 años e iniciaría sus estudios en la Universidad Central, la cual le quedaba muy lejos de su actual domicilio por lo que hablo con sus abuelos maternos para que le permitieran vivir con ellos ya que estaban a solo 30 min de la escuela, sin embargo por las suplicas de sus abuelos para que dejara que su hijo se redimiera aceptó ir con su padre el también vivía casi a la misma distancia pero en dirección contraria.

—Si Richi, te prometo portarme bien y ser muy tolerante con Robert— lo dijo con voz aburrida.

Justo al terminar de hablar se abrió la puerta y entro su abuelo Mark, delgado y alto, de porte serio y educado, vestía un traje café y en su rostro se vislumbraba el mismo sentimiento de tristeza que invadía a los demás, él le había heredado el color de sus ojos al pequeño pues mostraban el mismo azul.

Miró al niño y a su amado Richi aún con los ojos rojos, supo de inmediato lo que sucedía.

—Cariño ya lo habíamos platicado y estuviste de acuerdo en dejar ir a Juli— se lo dijo de manera paciente y tierna.

—Lo sé pero no soy tan fuerte como tú— le tendió la mano para que se acercara a él.

Mark tomó la mano de su esposo, se acerco, los abrazó a los dos y les dio un beso en la cabeza.

—Hijo tienes todo listo, tu padre no debe tardar en llegar— tras decir esto los soltó y dirigió su mirada al pequeño.

—Si abuelo, ya baje mi maleta a la sala— hizo una mueca de molestia al oír la mención de Robert.

—Muy bien, recuerda ¿Cualquier cosa que necesites o si tu padre se pone violento llámanos e iremos de inmediato ok?— Mark lo dijo serio y manteniendo la mirada en los ojos del pequeño.

—Si abuelo, lo tendré presente y gracias por todo— Juli estaba agradeciendo por todo lo que este par de ancianos han hecho por él.

A los tres se les nublo la mirada, al oír al joven.

Toc... Toc... Toc     

Allí estaba el hombre al cual había decidido darle una segunda oportunidad.

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See you soon :)

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