En el infierno. Capítulo 8


Extraña sociedad la de los perros.


Julien observo al chico con gran interés e incertidumbre ¿Quiénes serian esas lagartijas? Se preguntaba.
En la manada había diferentes expresiones, la mayoría de los machos se mostraban molestos e irradiaban ira, las hembras estaban preocupadas.
—Ahora ¿qué hicieron? —Kaled pregunto con molestia en su tono de voz.
—Entraron ahora por las residencias, amo, cuando venía para acá encontré a Gerard y Vincent y les explique la razón de mi prisa, ellos decidieron ir para allá —Noah informo.
—Idiota, ¿por qué llevo a Vincent? —el alfa se veía molesto.

—Conociendo a su hembra, no habrá querido despegarse de él —Giovanni dedujo.
—Giovanni, Javier y Raúl nos vamos, hay que detener y aclararles a esas estúpidas salamandras quien manda en el “Oasis” —Kaled hablo fuerte y decidido.
—Amo yo también quiero ir —Mar suplicaba.
—No me importa, además necesito que alguien se quede aquí por si llega a pasar otra cosa y tú cuentas con mi confianza —el alfa le hablo amablemente.
—Está bien amo —su molestia cambio a un gesto de orgullo por lo que su amo le había dicho.
—Cuida de mi chico —Giovanni le dijo mientras se acercaba a un buro que estaba en una esquina de la habitación, abrió uno de los cajones para sacar varias armas, las cuales paso entre los chicos.
Cada uno de los cancerberos tomo una, Javier la acomodo en la parte de atrás de su pantalón metiéndola entre este y su piel; Giovanni se puso una funda con arnés en la pierna y así poder llevar el arma abajo del pantalón; Kaled le pidió a Dave que le pasara una funda con arnés para llevarla por debajo del brazo, Raúl se levanto la playera de la espalda y le mostro al beta su pistola ya acomodada por lo que este ya no le paso nada.
Cada una de las parejas se despidió a su manera.
Giovanni le dio un beso a Dave en la boca —Te veo en unos momentos, no te pongas nervioso —le pidió, pero Dave ya mostraba una carita de miedo y preocupación, él realmente amaba a su salvador y le dolería mucho si algo le pasaba.
—Cuídate —Dave le dijo a su esposo.


—Ariel, prepara algo rico para comer que seguramente regresare con hambre —Raúl le ordeno a su hembra, mientras se acercaba a ella y le pasaba la mano por debajo del vestido, sujetándole el muslo y subiendo hasta llegar a su nalga, le apretó ligeramente al tiempo que le daba un beso apasionado, al separase su esposo dejo escapar un discreto gemido de placer.
—Claro, amor —contesto sumisamente, su rostro estaba sonrojado por las caricias recibidas.

—Más te vale que regreses bien —Mar le advertía a su esposo —y cuida al jefe, si algo le pasa yo te parto la… —pero su amenaza fue silenciada por los labios de Javier.
—No digas tonterías ¿quién podría lastimarme? soy invencible —mostraba una gran sonrisa y derrochaba confianza.
—Idiota, espero que sea cierto —Mar le contesto mientras pegaba su cuerpo al de su pareja y pasaba una de sus manos por la entrepierna de esté, le dio un ligero apretón.
—No me calientes —Javier le pidió —Jefe vámonos que tengo un pendiente importante que venir a resolver —hablo bajo y beso a Mar en la oreja.

Kaled se acerco a Julien, quien seguía acostado en el sofá.
—No sé a qué hora regrese, falta poco para tus medicamentos, Ariel te los dará, si te sientes agotado dile a Mar, él te ayudara a subir al departamento para que descanses —Lo miro y se agacho para poder besarlo tiernamente en los labios.
Julien se sonrojo por él gesto de su dueño.
—No quiero que te esfuerces e intentes caminar, entendido, si me entero que desobedeciste voy a verme en la penosa necesidad de castigarte —esto se lo susurro de tal manera que solo él oyera.
Juli no dijo nada solo asintió a la orden del alfa, esté lo vio y lo beso de nuevo pero esta vez en la frente, se incorporo y se dio la media vuelta dirigiéndose a la puerta. 
—Mar cuida de Juli y si no regreso en un par de horas lo llevas a mi departamento, por cierto no dejes que caminé —Mar asintió —Ariel por favor dale sus medicinas, te lo encargo mucho —le pidió al pequeño, quien sonrió y acepto el encargo.
Al terminar las despedidas y encargos los machos salieron del departamento seguidos de Noah.
Las hembras se veían ligeramente preocupadas.
— ¿Quiénes son las lagartijas? —Juli pregunto.
—En realidad se llaman salamandras y es una jauría ubicada al norte del Pandemónium —Mar contesto amablemente mientras caminaba hacia la sala y se sentaba cerca de Juli.
— ¿Otra jauría? —pues ¿cuántos perros hay? se cuestiono.
—Claro cariño, en Pandemónium existen varias jaurías y todas estamos distribuidas en todo el territorio, todas tienen su propio nombre, nosotros somos llamados serpientes por obvias razones —señalo su oreja, en la cual llevaba el arete —todas pelean por mejorar su territorio, es por eso que siempre estamos en constante vigilancia un descuido nos puede costar muy caro.
—En serio —Juli hablo poco convencido.
—Sí, todos los perros quieren nuestro hogar, por eso intentan entrar a él y tomarnos descuidados —Mar hablaba tranquilamente.
—Pero ¿por qué? ¿Qué tiene de especial este lugar? —Sus dudas eran cada vez más.
—Este territorio alguna vez fue el más rico de la ciudad, tenía de todo sin embargo después de aquel tropiezo (en el que murieron las mujeres y la población en general decayó) esta área fue ocupada por los cancerberos, ellos destruyeron y saquearon la mayor parte pero justo esta parte residencial, fue la menos dañada si sabes buscar puedes encontrar cosas útiles para negociar con los citadinos, nosotros no robamos en la ciudad para sobrevivir eso lo hacemos como diversión, por lo regular nos dedicamos a intercambiar cosas de valor por comida, víveres, ropa y demás cosas. También podemos hacerles favores a los ciudadanos por donaciones generosas.
—Entonces las salamandras quieren este lugar —Juli afirmaba
—Exacto pero no solo ellas, todas las jaurías lo quieren sin embargo el amo Kaled ha hecho algunas alianzas con otros alfas para tratar de llevar la fiesta en paz, ya que el Oasis es una de las áreas por la cual es más fácil entrar a la ciudad sin ser detectado, muchos perros la quieren como paso y el amo ha negociado eso a cambio de algunos pagos. Nadie puede entrar a nuestro territorio sin antes haber pedido permiso y pagado su cuota, quien no acate las reglas se las verá con el amo y créeme nadie quiere pelear con él, incluso el estúpido de Ekaitz el líder de las salamandras le tiene miedo pero es más su ambición de salir del desolado desierto donde viven lo que lo impulsa a seguir intentando derrotarnos.
 — ¿Oasis? —Juli pregunto a qué se refería con esta palabra.
—El Oasis es como todos aquí le llaman a nuestro territorio ya que contamos con todos los servicios de la ciudad y a su vez permitimos que las demás áreas del Pandemónium se vean beneficiadas claro con su respectivo pago. El actual presidente dio órdenes de que se nos cortaran todos los servicios para obligarnos a salir de aquí pero el amo Kaled extorsiono a varias personas del gobierno para evitar que el Oasis quedara sin estos, es por lo que contamos con estos beneficios y aunado a todo lo anterior que te explique es que se le puso este nombre al territorio es un verdadero Oasis entre tanta desolación —Mar relataba y daba estas explicaciones con la cara levantada y sumamente orgullosos de pertenecer a la jauría de las serpientes pero este sentimiento se enfatizaba al poder servir a Kaled.
—Creó que esta parte ya la entendí pero lo que no me queda muy claro es ¿por qué si Kaled ha buscado negociar con las demás jaurías, las salamandras no han aceptado? —Juli trataba de entender la situación en la cual solo por estar allí ya estaba involucrado y si podía hacer uso de ella para escapar.
—Bueno esa pregunta es muy sencilla y la respuesta más correcta sería Orgullo, el pecado capital más difícil de controlar y del cual descienden los demás. Ekaitz no puede tolerar que Kaled sea el líder de las serpientes, ellos se conocieron hace varios años y se dice que Ekaitz era quien debía ser el alfa de esta manda pero algo ocurrió y eso nunca paso, al sentirse humillado por no haber ascendido dejo la manada y se unió a las salamandras, no paso mucho tiempo para que se adueñara de la jauría. Y ese estúpido orgullo es el que no lo deja hacer tratos con el amo.
Juli estaba muy intrigado por saber que fue lo que paso para que aquel alfa no ascendiera y que hizo Kaled para tomar su lugar, pero al escuchar la narración de Mar le quedo claro que  no sabía en verdad que fue lo que paso o no le quería contar.   
—Ya dejen de hablar de esas cosas que me ponen nervioso —Dave les pedía, el pobre chico se le notaba su preocupación, caminaba de un lado a otro y se asomaba en la ventana.
—Y ¿Ariel? —Juli no había notado en qué momento se fue.
—Aquí estoy —justo iba entrando por la puerta principal —fui por tus medicinas ya es hora de que te las tomes —fue a la cocina.
—Tiene razón debes descansar —Mar le dijo —después de que te las tomes te llevare a tu cuarto.
—No por favor, quiero quedarme con ustedes allá estoy solo y me aburro mucho —aun tenía muchas preguntas por hacer.
Ariel salió de la cocina con un vaso de agua, miro a Juli un poco nerviosos y con cara de suplica — ¿Qué sucede? —pregunto mientras le ofrecía el vaso y sus pastillas a Juli.
—No quiere irse a su departamento —Mar le explico —el amo nos va a regañar si no lo llevamos.
—En eso tienes razón pero yo entiendo lo que siente estando solo, acaba de llegar tal vez tu no lo entiendas, ni siquiera Dave debe saber lo que es pasar por esto pero yo si lo comprendo, déjalo que se quede un poco más de tiempo —Ariel le pidió a Mar y su rostro no solo era de comprensión como el dijo, también había un sentimiento de tristeza en el.
Mar pareció recordar algo, tras mirar a Ariel y a Juli con cierta compasión asintió.
—Está bien te quedas, ya veremos que le decimos al jefe —Mar hablo mostrando paciencia a sus dos compañeros.
—Gracias —Juli le dijo con voz sincera — ¿Puedo hacerte otra pregunta?
—Ya la hiciste —Mar sonrío —dime, si se la respuesta con gusto te contestare.
—He notado que tú llevas un arete como los demás machos y un anillo como las hembras puedo saber ¿por qué? —esa duda la tenía desde que lo vio en el comedor.
—Eres muy observador —Mar lo elogio —lo que pasa es que yo soy un macho como tu dijiste y hasta hace algunos años, también disfrutaba de la compañía de las hembras pero cuando me uní a las serpientes conocí a Javier y al parecer experimentamos el amor a primer vista sin embargo a las hembras emparejadas se les destina a  vivir en la casa de su pareja y a realizar las labores propias de una hembra, procurar a sus esposos, criar a sus cachorros si es que los hay y demás cosas por lo que obviamente no participan en las actividades de los machos fuera del hogar; yo no fui criado bajo ese esquema yo siempre participe en las actividades de los machos, en ir de cacería por llamarlo de algún modo, conseguir la comida, y demás menesteres necesarios para sobrevivencia de la manada. Por estas razones yo decidí ignorar nuestros  sentimientos pero Javier no lo hizo y siguió insistiendo hasta que no pude resistirme más, acepte que tuviéramos una relación, pasados varios días el amo nos encontró de una manera un poco comprometedora —en este momento Mar guardo silencio por unos minutos durante los cuales las imágenes de lo ocurrido pasaban por su mente y a su vez su rostro reflejaba el sonrojo por ser descubierto por el amo —le explicamos el tipo de relación que manteníamos y la razón por la cual la ocultamos. El se mostro muy comprensivo y dijo que podía seguir trabajando como macho y Javier le pregunto si no habría problema si él me entregaba un anillo de pareja (el cual solo usan las hembras), el amo dijo que no y básicamente esa es la razón de que lo use —levanto su mano y señalo el anillo.
— ¿Por qué solo las hembras usan anillo?, en el mundo de afuera los dos miembros de la pareja la usan, es un compromiso de ambos —Juli pregunto de manera ingenua.
—Cierto pero aquí es más un compromiso unidireccional es decir solo la hembra está comprometida a ser fiel y servil con su pareja, en el caso de los machos pueden tener más de una hembra y ninguna de ellas puede reclamar nada —Mar hizo un mohín.
—Eso es injusto ¿no lo crees? —Dave hablo y sorprendió a todos los presentes pues durante toda la conversación estuvo cayado y mirando por la ventana.
—Sí, lo es, pero así es la estructura social de las jaurías —su voz demostraba cierto pesar, pues él amaba a Javier y solo pensar que él estuviera con alguien más lo molestaba.  
—Todos los machos ¿deben tener pareja? ¿Las hembras no pueden estar solas? —La cabeza empezaba a sentirse somnolienta, pero las preguntas aún seguían apareciendo.
—Los machos, pueden o no tener pareja y las hembras la mayoría tienen pareja y las que no tienen el deber de servir al resto de los machos es por eso que prefieren estar emparejadas a estar solas, y cuando digo servir no me refiero solamente en deberes hogareños —Juli entendió a lo que se refería y sintió un escalofrío al recordar su primera noche aquí.
Juli empezaba a sentir sus parpados pesados pero su somnolencia se espanto al escuchar la puerta abrirse.
—Listo regresamos —era Giovanni el que hablo y entraba lentamente.
— ¿Cómo les fue? —Dave preguntaba —se tardaron mucho.
—Sí apenas han pasado una, dos, tres horas —Javier contesto divertidamente mientras se acercaba al cuerpo de su amado chico en la sala.
—Cinco horas para ser más exactos —Mar le sonrío.
Raúl ignoro a todos y fue directo a la cocina.
Ariel estaba allí desde que convenció a Mar de dejar a Juli.
—Y está perra ¿qué hace en mi sofá favorito?, nadie se acuesta en él sin recibir un castigo —un hombre de 1.75 m, delgado, de piel trigueña, ojos alargados y cafés, cabello hasta los hombros color azul y peinado en media cola, vestido con un pantalón de piel negro sumamente entallado y una playera de licra azul con botones en los hombros y los del lado derecho estaban desabotonados dejando al descubierto su hombro.
Este hombre miraba a Juli con las manos puestas en la cintura y con una gran mueca de enojo.
Por su parte la hembra del alfa se veía asustado ante los ojos llenos de furia que lo observaban amenazadoramente, como respuesta a este, se sentó de inmediato e hizo el intento de ponerse de pie.      
Pero Mar lo tomo de la mano para evitar que este se pusiera de pie.
— ¿Qué crees que estás haciendo? —esa voz lo helo y le causaba más miedo que aquellos ojos que lo observaban. 

ANTERIOR   SIGUIENTE

LISTA DE CAPÍTULOS.

Comentarios