Extraña sociedad la de los perros.
Julien
observo al chico con gran interés e incertidumbre ¿Quiénes serian esas lagartijas? Se preguntaba.
En la
manada había diferentes expresiones, la mayoría de los machos se mostraban
molestos e irradiaban ira, las hembras estaban preocupadas.
—Ahora
¿qué hicieron? —Kaled pregunto con molestia en su tono de voz.
—Entraron
ahora por las residencias, amo, cuando venía para acá encontré a Gerard y
Vincent y les explique la razón de mi prisa, ellos decidieron ir para allá —Noah
informo.
—Idiota,
¿por qué llevo a Vincent? —el alfa se veía molesto.
—Conociendo
a su hembra, no habrá querido despegarse de él —Giovanni dedujo.
—Giovanni,
Javier y Raúl nos vamos, hay que detener y aclararles a esas estúpidas salamandras
quien manda en el “Oasis” —Kaled hablo fuerte y decidido.
—Amo yo
también quiero ir —Mar suplicaba.
—No me
importa, además necesito que alguien se quede aquí por si llega a pasar otra
cosa y tú cuentas con mi confianza —el alfa le hablo amablemente.
—Está bien
amo —su molestia cambio a un gesto de orgullo por lo que su amo le había dicho.
—Cuida de
mi chico —Giovanni le dijo mientras se acercaba a un buro que estaba en una
esquina de la habitación, abrió uno de los cajones para sacar varias armas, las
cuales paso entre los chicos.
Cada uno
de los cancerberos tomo una, Javier la acomodo en la parte de atrás de su
pantalón metiéndola entre este y su piel; Giovanni se puso una funda con arnés
en la pierna y así poder llevar el arma abajo del pantalón; Kaled le pidió a
Dave que le pasara una funda con arnés para llevarla por debajo del brazo, Raúl
se levanto la playera de la espalda y le mostro al beta su pistola ya acomodada
por lo que este ya no le paso nada.
Cada una
de las parejas se despidió a su manera.
Giovanni
le dio un beso a Dave en la boca —Te veo en unos momentos, no te pongas
nervioso —le pidió, pero Dave ya mostraba una carita de miedo y preocupación,
él realmente amaba a su salvador y le dolería mucho si algo le pasaba.
—Cuídate —Dave
le dijo a su esposo.
—Ariel,
prepara algo rico para comer que seguramente regresare con hambre —Raúl le
ordeno a su hembra, mientras se acercaba a ella y le pasaba la mano por debajo
del vestido, sujetándole el muslo y subiendo hasta llegar a su nalga, le apretó
ligeramente al tiempo que le daba un beso apasionado, al separase su esposo
dejo escapar un discreto gemido de placer.
—Claro,
amor —contesto sumisamente, su rostro estaba sonrojado por las caricias
recibidas.
—Más te
vale que regreses bien —Mar le advertía a su esposo —y cuida al jefe, si algo
le pasa yo te parto la… —pero su amenaza fue silenciada por los labios de
Javier.
—No digas
tonterías ¿quién podría lastimarme? soy invencible —mostraba una gran sonrisa y
derrochaba confianza.
—Idiota,
espero que sea cierto —Mar le contesto mientras pegaba su cuerpo al de su
pareja y pasaba una de sus manos por la entrepierna de esté, le dio un ligero
apretón.
—No me
calientes —Javier le pidió —Jefe vámonos que tengo un pendiente importante que
venir a resolver —hablo bajo y beso a Mar en la oreja.
Kaled se
acerco a Julien, quien seguía acostado en el sofá.
—No sé a
qué hora regrese, falta poco para tus medicamentos, Ariel te los dará, si te
sientes agotado dile a Mar, él te ayudara a subir al departamento para que
descanses —Lo miro y se agacho para poder besarlo tiernamente en los labios.
Julien se
sonrojo por él gesto de su dueño.
—No quiero
que te esfuerces e intentes caminar, entendido, si me entero que desobedeciste
voy a verme en la penosa necesidad de castigarte —esto se lo susurro de tal
manera que solo él oyera.
Juli no
dijo nada solo asintió a la orden del alfa, esté lo vio y lo beso de nuevo pero
esta vez en la frente, se incorporo y se dio la media vuelta dirigiéndose a la
puerta.
—Mar cuida
de Juli y si no regreso en un par de horas lo llevas a mi departamento, por
cierto no dejes que caminé —Mar asintió —Ariel por favor dale sus medicinas, te
lo encargo mucho —le pidió al pequeño, quien sonrió y acepto el encargo.
Al
terminar las despedidas y encargos los machos salieron del departamento
seguidos de Noah.
Las
hembras se veían ligeramente preocupadas.
— ¿Quiénes
son las lagartijas? —Juli pregunto.
—En
realidad se llaman salamandras y es una jauría ubicada al norte del Pandemónium
—Mar contesto amablemente mientras caminaba hacia la sala y se sentaba cerca de
Juli.
— ¿Otra
jauría? —pues ¿cuántos perros hay? se cuestiono.
—Claro
cariño, en Pandemónium existen varias jaurías y todas estamos distribuidas en
todo el territorio, todas tienen su propio nombre, nosotros somos llamados serpientes
por obvias razones —señalo su oreja, en la cual llevaba el arete —todas pelean
por mejorar su territorio, es por eso que siempre estamos en constante
vigilancia un descuido nos puede costar muy caro.
—En serio —Juli
hablo poco convencido.
—Sí, todos
los perros quieren nuestro hogar, por eso intentan entrar a él y tomarnos
descuidados —Mar hablaba tranquilamente.
—Pero ¿por
qué? ¿Qué tiene de especial este lugar? —Sus dudas eran cada vez más.
—Este
territorio alguna vez fue el más rico de la ciudad, tenía de todo sin embargo
después de aquel tropiezo (en el que murieron las mujeres y la población en
general decayó) esta área fue ocupada por los cancerberos, ellos destruyeron y
saquearon la mayor parte pero justo esta parte residencial, fue la menos dañada
si sabes buscar puedes encontrar cosas útiles para negociar con los citadinos,
nosotros no robamos en la ciudad para sobrevivir eso lo hacemos como diversión,
por lo regular nos dedicamos a intercambiar cosas de valor por comida, víveres,
ropa y demás cosas. También podemos hacerles favores a los ciudadanos por
donaciones generosas.
—Entonces
las salamandras quieren este lugar —Juli afirmaba
—Exacto
pero no solo ellas, todas las jaurías lo quieren sin embargo el amo Kaled ha
hecho algunas alianzas con otros alfas para tratar de llevar la fiesta en paz,
ya que el Oasis es una de las áreas por la cual es más fácil entrar a la ciudad
sin ser detectado, muchos perros la quieren como paso y el amo ha negociado eso
a cambio de algunos pagos. Nadie puede entrar a nuestro territorio sin antes
haber pedido permiso y pagado su cuota, quien no acate las reglas se las verá
con el amo y créeme nadie quiere pelear con él, incluso el estúpido de Ekaitz
el líder de las salamandras le tiene miedo pero es más su ambición de salir del
desolado desierto donde viven lo que lo impulsa a seguir intentando
derrotarnos.
— ¿Oasis? —Juli pregunto a qué se refería con
esta palabra.
—El Oasis
es como todos aquí le llaman a nuestro territorio ya que contamos con todos los
servicios de la ciudad y a su vez permitimos que las demás áreas del
Pandemónium se vean beneficiadas claro con su respectivo pago. El actual
presidente dio órdenes de que se nos cortaran todos los servicios para
obligarnos a salir de aquí pero el amo Kaled extorsiono a varias personas del
gobierno para evitar que el Oasis quedara sin estos, es por lo que contamos con
estos beneficios y aunado a todo lo anterior que te explique es que se le puso
este nombre al territorio es un verdadero Oasis entre tanta desolación —Mar
relataba y daba estas explicaciones con la cara levantada y sumamente
orgullosos de pertenecer a la jauría de las serpientes pero este sentimiento se
enfatizaba al poder servir a Kaled.
—Creó que
esta parte ya la entendí pero lo que no me queda muy claro es ¿por qué si Kaled
ha buscado negociar con las demás jaurías, las salamandras no han aceptado? —Juli
trataba de entender la situación en la cual solo por estar allí ya estaba
involucrado y si podía hacer uso de ella para escapar.
—Bueno esa
pregunta es muy sencilla y la respuesta más correcta sería Orgullo, el pecado
capital más difícil de controlar y del cual descienden los demás. Ekaitz no
puede tolerar que Kaled sea el líder de las serpientes, ellos se conocieron
hace varios años y se dice que Ekaitz era quien debía ser el alfa de esta manda
pero algo ocurrió y eso nunca paso, al sentirse humillado por no haber
ascendido dejo la manada y se unió a las salamandras, no paso mucho tiempo para
que se adueñara de la jauría. Y ese estúpido orgullo es el que no lo deja hacer
tratos con el amo.
Juli
estaba muy intrigado por saber que fue lo que paso para que aquel alfa no
ascendiera y que hizo Kaled para tomar su lugar, pero al escuchar la narración
de Mar le quedo claro que no sabía en
verdad que fue lo que paso o no le quería contar.
—Ya dejen
de hablar de esas cosas que me ponen nervioso —Dave les pedía, el pobre chico
se le notaba su preocupación, caminaba de un lado a otro y se asomaba en la
ventana.
—Y ¿Ariel?
—Juli no había notado en qué momento se fue.
—Aquí
estoy —justo iba entrando por la puerta principal —fui por tus medicinas ya es
hora de que te las tomes —fue a la cocina.
—Tiene
razón debes descansar —Mar le dijo —después de que te las tomes te llevare a tu
cuarto.
—No por
favor, quiero quedarme con ustedes allá estoy solo y me aburro mucho —aun tenía
muchas preguntas por hacer.
Ariel
salió de la cocina con un vaso de agua, miro a Juli un poco nerviosos y con
cara de suplica — ¿Qué sucede? —pregunto mientras le ofrecía el vaso y sus
pastillas a Juli.
—No quiere
irse a su departamento —Mar le explico —el amo nos va a regañar si no lo
llevamos.
—En eso
tienes razón pero yo entiendo lo que siente estando solo, acaba de llegar tal
vez tu no lo entiendas, ni siquiera Dave debe saber lo que es pasar por esto
pero yo si lo comprendo, déjalo que se quede un poco más de tiempo —Ariel le
pidió a Mar y su rostro no solo era de comprensión como el dijo, también había
un sentimiento de tristeza en el.
Mar
pareció recordar algo, tras mirar a Ariel y a Juli con cierta compasión
asintió.
—Está bien
te quedas, ya veremos que le decimos al jefe —Mar hablo mostrando paciencia a
sus dos compañeros.
—Gracias —Juli
le dijo con voz sincera — ¿Puedo hacerte otra pregunta?
—Ya la
hiciste —Mar sonrío —dime, si se la respuesta con gusto te contestare.
—He notado
que tú llevas un arete como los demás machos y un anillo como las hembras puedo
saber ¿por qué? —esa duda la tenía desde que lo vio en el comedor.
—Eres muy
observador —Mar lo elogio —lo que pasa es que yo soy un macho como tu dijiste y
hasta hace algunos años, también disfrutaba de la compañía de las hembras pero
cuando me uní a las serpientes conocí a Javier y al parecer experimentamos el
amor a primer vista sin embargo a las hembras emparejadas se les destina a vivir en la casa de su pareja y a realizar
las labores propias de una hembra, procurar a sus esposos, criar a sus
cachorros si es que los hay y demás cosas por lo que obviamente no participan
en las actividades de los machos fuera del hogar; yo no fui criado bajo ese
esquema yo siempre participe en las actividades de los machos, en ir de cacería
por llamarlo de algún modo, conseguir la comida, y demás menesteres necesarios para
sobrevivencia de la manada. Por estas razones yo decidí ignorar nuestros sentimientos pero Javier no lo hizo y siguió
insistiendo hasta que no pude resistirme más, acepte que tuviéramos una
relación, pasados varios días el amo nos encontró de una manera un poco
comprometedora —en este momento Mar guardo silencio por unos minutos durante
los cuales las imágenes de lo ocurrido pasaban por su mente y a su vez su
rostro reflejaba el sonrojo por ser descubierto por el amo —le explicamos el
tipo de relación que manteníamos y la razón por la cual la ocultamos. El se
mostro muy comprensivo y dijo que podía seguir trabajando como macho y Javier
le pregunto si no habría problema si él me entregaba un anillo de pareja (el
cual solo usan las hembras), el amo dijo que no y básicamente esa es la razón
de que lo use —levanto su mano y señalo el anillo.
— ¿Por qué
solo las hembras usan anillo?, en el mundo de afuera los dos miembros de la
pareja la usan, es un compromiso de ambos —Juli pregunto de manera ingenua.
—Cierto
pero aquí es más un compromiso unidireccional es decir solo la hembra está
comprometida a ser fiel y servil con su pareja, en el caso de los machos pueden
tener más de una hembra y ninguna de ellas puede reclamar nada —Mar hizo un
mohín.
—Eso es
injusto ¿no lo crees? —Dave hablo y sorprendió a todos los presentes pues
durante toda la conversación estuvo cayado y mirando por la ventana.
—Sí, lo es,
pero así es la estructura social de las jaurías —su voz demostraba cierto
pesar, pues él amaba a Javier y solo pensar que él estuviera con alguien más lo
molestaba.
—Todos los
machos ¿deben tener pareja? ¿Las hembras no pueden estar solas? —La cabeza
empezaba a sentirse somnolienta, pero las preguntas aún seguían apareciendo.
—Los
machos, pueden o no tener pareja y las hembras la mayoría tienen pareja y las
que no tienen el deber de servir al resto de los machos es por eso que
prefieren estar emparejadas a estar solas, y cuando digo servir no me refiero
solamente en deberes hogareños —Juli entendió a lo que se refería y sintió un
escalofrío al recordar su primera noche aquí.
Juli
empezaba a sentir sus parpados pesados pero su somnolencia se espanto al
escuchar la puerta abrirse.
—Listo
regresamos —era Giovanni el que hablo y entraba lentamente.
— ¿Cómo
les fue? —Dave preguntaba —se tardaron mucho.
—Sí apenas
han pasado una, dos, tres horas —Javier contesto divertidamente mientras se
acercaba al cuerpo de su amado chico en la sala.
—Cinco
horas para ser más exactos —Mar le sonrío.
Raúl
ignoro a todos y fue directo a la cocina.
Ariel
estaba allí desde que convenció a Mar de dejar a Juli.
—Y está
perra ¿qué hace en mi sofá favorito?, nadie se acuesta en él sin recibir un
castigo —un hombre de 1.75 m, delgado, de piel trigueña, ojos alargados y
cafés, cabello hasta los hombros color azul y peinado en media cola, vestido
con un pantalón de piel negro sumamente entallado y una playera de licra azul
con botones en los hombros y los del lado derecho estaban desabotonados dejando
al descubierto su hombro.
Este
hombre miraba a Juli con las manos puestas en la cintura y con una gran mueca
de enojo.
Por su
parte la hembra del alfa se veía asustado ante los ojos llenos de furia que lo
observaban amenazadoramente, como respuesta a este, se sentó de inmediato e
hizo el intento de ponerse de pie.
Pero Mar lo
tomo de la mano para evitar que este se pusiera de pie.
— ¿Qué
crees que estás haciendo? —esa voz lo helo y le causaba más miedo que aquellos
ojos que lo observaban.
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