La manada
Kaled saco
ropa y se fue al baño, tardo varios minutos durante los cuales Julien moría de
nervios, por lo de conocer a los demás que vivían allí, pensó que por lo menos
ya conocía a Ariel pero que tal si el resto no eran tan amables como aquel
niño, no sabía que esperar, mucho menos como actuar, de hecho tampoco es como
si tuviera muchas opciones, ya que en las condiciones en las que se encontraba
le sería difícil intentar escapar y aunque lo lograra no tenía idea de donde
estaba y hacia dónde ir.
El ruido
de la puerta del baño lo saco de sus pensamientos y ver a Kaled caminar hacia
el closet lo distrajo aún más, pues este vestía unos Jeans negros, playera azul
marino ceñida y aunque su ropa era muy común, a Julien le pareció sexy,
observaba sus fuertes brazos, su amplia espalda, su cintura y por supuesto sus
largas y torneadas piernas.
—Tienes
fiebre, tal vez deba llamar al doctor de nuevo —su amo le dijo al ver lo
sonrojado que estaba su pequeño.
— ¿Qué? —no
entendía por qué lo decía.
Aquel
hombre fuerte se acerco a al pequeño y le toco la frente, lo cual aumento el
sonrojo de Juli.
— ¿Te
sientes mal? —su preocupación era notoria.
—No, estoy
bien, supongo que las pastillas son muy fuertes pues no puedo sentir ninguna
molestia —el pequeño le contesto y esto era algo que él había estado pensando
pues no sentía ningún dolor, solo a veces cuando intentaba moverse rápido, su
trasero le dolía un poco. El joven pensó que tal vez los golpes de la espalda
le molestarían más al estar casi todo el tiempo acostado sin embargo no era
así.
Kaled se
volvió a alejar y saco más ropa del closet y se la llevo a Julien, la dejo en
la cama.
—Supongo
que te sentirás más cómodo con esto —señalo un pantalón a cuadros de franela y
una playera negra de manga larga.
—En serio
dejaras que la use —el chico no lo podía creer, era ropa de hombre.
—Sí, te
daría unos jeans pero como son más ajustados te lastimaran y con los pantalones
y la playera se cubrirán tus moretones —lo destapo, el chico se quito la
playera de tirantes, su amo le acerco la otra y ayudo a ponérsela, le quedaba
grande, así que doblo las mangas un poco. Lo tomo en brazos y lo puso de pie le
cambio el short por unos bóxers de hombre y la pijama.
Su amo fue
al baño, Juli noto que el pantalón estaba demasiado largo así que se agacho
para doblarlo pero al estarse estirando un fuerte dolor recorrió su trasero
teniendo origen en su ano.
— ¡Auuuuch!
—no pudo reprimir su quejido de dolor.
— ¿Eres
idiota o qué? —El mayor estaba muy enojado — ¿cuántas veces te lo tengo que
decir no te esfuerces? —estaba gritándole de nuevo.
Juli se
estremeció al oír la potente voz de Kaled y se puso a llorar, había estado
reprimiendo ese llanto desde hace mucho y ahora por fin fue liberado.
—Basta, no
llores, no quise gritarte, es solo que me exaspera tu necedad —bajo el tono de
su voz, se acerco al chico pero este se alejo —no te voy hacer nada —y lo
abrazo.
El chico
puso un poco de resistencia al principio pero al darse cuenta de que él no
hacia ningún movimiento extraño, correspondió el abrazo, mientras que sus
lagrimas mojaban la playera del mayor.
—Vamos a
comer o ¿no tienes hambre? —su amo le pregunto de forma amble, sin separarse de
su cuerpo y al sentir un movimiento afirmativo de su cabeza, lo libero de sus
brazos.
—Gracias
por la ropa —le murmuro a su amo.
—No tienes
nada que agradecerme —se levanto de la cama y al ver que Juli se levantaba de
la cama, en un rápido movimiento lo cargo en sus brazos.
—No es
necesario yo puedo caminar —estaba sonrojado por como lo llevaba su amo.
—Vamos a
pelear de nuevo —su voz se volvió fría otra vez.
El chico
bajo la cabeza y la escondió en el pecho del mayor, quien camino hacia la
puerta.
—Abre —le
ordeno a Juli, esté lo obedeció y por fin después de innumerables ocasiones en
las cuales intento salir de ese cuarto hoy por fin lo lograría.
Al girar
el pomo de la puerta, su corazón se acelero, afuera estaba un pasillo y
enfrente de esta habitación de la cual salían se encontraba otra puerta y al
fondo del pasillo una gran ventana, además de una mesita con flores. Al salir
el mayor se dirigió al lado contrario de la ventana, mientras caminaba vio las
paredes pintadas de un azul agua y algunos cuadros de paisajes, el chico sintió
nostalgia por su casa, por Richi su amado abuelo a quien le gustaba pintar, sus
ojos se inundaron de nuevo.
Kaled
sintió su playera húmeda. Siguió caminando hasta salir a una sala, a la cual
llevo a su pequeño.
— ¿Qué
sucede, te duele algo? —el mayor se sintió angustiado por su chico, odiaba
verlo llorar.
—No, estoy
bien —el chico mintió pues no sabía cómo explicar sus sentimientos y menos a la
persona que lo mantenía secuestrado.
— ¿Dime lo
que te sucede?, ¿Cómo te voy ayudar si me escondes las cosas? —su amo estaba
preocupado.
—No tengo
nada —sus lagrimas se habían detenido, aunque su pesar seguía allí.
—Si no te
sientes bien tal vez debas quedarte en la habitación —Kaled le dijo, pero se le
ocurrió que su cachorro tal vez estaba asustado de los demás chicos —si estas nervioso
por mis perros, déjame decirte que son de lo más obedientes y jamás se
atreverían a tocarte —hablo con gran orgullo de su trabajo como entrenador.
—Yo quiero
ir contigo —el chico tenía miedo pero estaba aburrido de estar en ese cuarto,
además entre más pronto conociera el lugar más fácil podría encontrar una
manera de escapar.
—Me
alegra, entonces vámonos —y el amo volvió a cargar a su cachorro.
Siguió su
camino y se dirigieron a la puerta de entrada del departamento. El amo le pidió
de nuevo que abriera la puerta y después de salir, entraron al elevador e
iniciaron el descenso.
—Mis
mejores perros viven en este edificio, cada uno de ellos ocupa un piso, el cual
comparten con sus perras, pero estamos acostumbrados a realizar las comidas
juntas en el primer piso, este lugar es usado para toda la manada, sin embargo
los que regularmente puedes encontrar allí son a los que conocerás en unos
momentos —El amo decidió explicarle esto a su cachorro pues quería que fuera
conociendo cómo funciona el lugar.
—Por lo
que dices, ¿tu manada es grande? —el chico se atrevió a preguntarle y el amo se
sintió feliz de que lo hiciera.
—Si aquí
solo están algunos, pero alrededor de este edificio viven varios más, digamos
que sirven como escudo, cualquiera que quiera llegar a mí, primero tiene que
pasar a mis cancerberos —y mostro una sonrisa sarcástica mientras elevaba la
ceja derecha.
Juli no
dijo nada, al escuchar esto pensó “salir
de aquí será sumamente difícil si en realidad sus perros nos rodean”.
El
elevador se detuvo y abrió sus puertas permitiéndoles la salida al primer piso.
El caminar
lento del alfa saco de sus pensamientos al cachorro, este observo con más
detalle lo que lo rodeaba. Al salir del elevador se encontraron con una puerta
de madera y antes de que se lo pidiera, abrió la puerta, el mayor estaba feliz
por lo rápido que aprendía su chico.
Al entrar
el chico vio una enorme habitación, las paredes blancas, una enorme ventana que
abarcaba casi toda la pared del lado derecho y frente a esta una sala modular
negra que contrastaba con los tonos claros del lugar. Una pequeña mesa blanca
en el centro. El chico siguió mirando y vio al final del cuarto unos escalones
del lado izquierdo.
El chico
iba a preguntarle a su amo en donde estaban todos pero unas risas lo
detuvieron, busco la procedencia de estas, mientras su amo caminaba en
dirección a los escalones.
—Bájame… —el
cachorro ordeno y al darse cuenta de su atrevimiento agrego —por favor —con voz
suplicante.
—No —Kaled
pasó por alto la grosería de su pequeño – no estás en condiciones de caminar.
—Pero —el
chico quiso discutir su respuesta pero al ver su rostro serio supo que no
cambiaría su postura así que mejor guardo silencio. Juli estaba estresado por
conocer a la manada, nunca había sido muy sociable, era de los que dejaban que
los demás le hablaran primero.
El alfa
sintió el corazón de su cachorro acelerado, estaba muy nervioso. Al llegar a
los escalones Kaled detuvo su marcha y busco con la mirada al chico, este se
sintió observado y sin poder resistirlo más, sus ojos se posaron en su amo.
El alfa al
ver el rostro de su chico se sintió atrapado, su mente se perdió en la
profundidad del mar que eran sus ojos, haciéndolo olvidar la razón por la que
se había detenido, su instinto que tantas veces lo había salvado en esta
ocasión, tomo el mando acercándolo poco a poco al cachorro. A su vez Julien se
mostro asustado al ver que Kaled se estaba acercando y pensó en intentar detenerlo
pero su miedo a ser golpeado lo insto a no hacerlo, por lo que solo se quedo
quieto esperando a su amo. Juli cerró los ojos al darse cuenta de lo que su amo
buscaba. Kaled siguió acercándose hasta que toco los delgados y rosados labios
de su chico con los suyos, este contacto fue ligero y al notar que el cachorro
no se retiraba el contacto se hizo mayor. Con su lengua delineo los labios del
menor, continuando con el movimiento de sus labios, lentamente con su lengua
fue explorando la boca de su chico y este correspondía a su amo permitiendo el
contacto y jugueteando con la lengua del mayor. Kaled fue intensificando el
beso y el chico dejo salir un gemido de placer ahogado por los labios del alfa,
este movía sus manos pues buscaba poner a su chico de frente a él.
—jajajaja —unas
estruendosas carcajadas rompieron el apasionado momento.
Juli
sintió que su cuerpo ardía y que la única forma de apagar su fuego era con el
cuerpo de su frío amo. Él simplemente se estaba dejando llevar, su mente se
había quemado durante el beso, pero esas risas, regresaron la cordura perdida.
Alejo con las manos al mayor y al ver sus ojos enfurecidos por esto, escondió
el rostro en su pecho.
Kaled
estaba muy enojado por el rechazo del cachorro, deseaba poseerlo en ese momento
y lo haría, su amabilidad se agoto.
—Discúlpeme
amo, yo… no sabía que estaba… aquí —el hombre que pedía disculpas se mostraba
muy asustado por la rabia que mostraba el rostro del alfa.
El sonido
de pasos rompió el silencio del lugar.
— ¿Qué
sucede? —Guardo silencio y miro a todos los presentes —Ya Kaled, vamos a
desayunar, muero de hambre, después de lo de anoche, creó que me lo merezco —Julien
se pregunto: ¿quién era este hombre que
le hablaba con tanta familiaridad al alfa?
El alfa
escucho cada una de las palabras del hermoso hombre parado enfrente de ellos.
Este
hombre vestía un pantalón y un chaleco negro sin camisa dejando ver su delgado pero
musculoso torso, llevaba unos lustrados zapatos negros y una delgada esclava
dorada resaltaba en su piel blanca de la muñeca izquierda. Era igual de alto
que el alfa, pero a diferencia de este, su rostro mostraba una gran sonrisa y
sus ojos verdes transmitían tranquilidad, su cabello rubio estaba sujetado con
una liga en un chongo mal acomodado dejando varias puntas sueltas, dándole un
aspecto desaliñado.
—Está bien,
Giovanni tu ganas —dejo escapar un suspiro de resignación —además yo también
tengo hambre y esbozo un sonrisa.
Juli se
quedo pasmado al ver esa mueca del mayor y más aun que este cediera tan
fácilmente a Giovanni, pues por como lo había estado sujetando el hubiera
jurado que estaba a punto de violarlo.
—Vamos,
Dave, supongo que tampoco has comido por esperarnos —el alfa hablo amablemente
al chico que los había interrumpido.
Este chico
era ligeramente más alto que Juli, de cabello largo hasta los hombros y rojo
intenso, su rostro mostraba aún el miedo que le provocaba Kaled, sus ojos grises
se mostraban evasivos al alfa, Dave vestía un short beige, una playera de manga
corta, amarilla con rayas horizontales cafés y la piel clara de su cuello
dejaba ver varios besos perfectamente marcados ahora de un color morado, y sus
firmes piernas también mostraban algunos moretones.
Juli voltio a ver a los dos chicos y se
percato de los moretones e imagino que así se vería él, al seguir con su escaneo
se detuvo en el arete de serpiente que llevaba en el cartílago de la oreja
derecha el chico llamado Giovanni, era igual al que los otros dos chico que lo
encontraron en el callejón aquella noche fatal.
—Si amo,
todos lo estamos esperando para desayunar —Dave contestó —y se hizo a un lado
para dejar pasar al alfa.
Cuando
Kaled camino para entrar a la otra habitación, Juli miro a Dave y se percato de
un anillo dorado que llevaba en la mano izquierda, al igual que Ariel, en ese
momento supo que él era una hembra como el alfa los llamaba.
Giovanni
dejo que pasara Kaled y en tan solo unos cuantos pasos más los cuatro se
encontraron en una habitación que tenía como principal atractivo un gran
comedor rectangular, de madera y ahora ocupado casi en su totalidad por el
resto de la manada.
El lugar
de uno de los extremos habías sido reservado para Kaled, al cual se fue directo
y el asiento a su mano izquierda estaba vació. Mientras el alfa pasaba todos en
la habitación hacían un ligera reverencia aún Dave quien ya lo había visto en
el pasillo. Al llegar el mayor al los lugares vacios, vio a Ariel correr para
retirar un poco la silla del comedor para permitir que sentara en ella a Juli,
después se hizo a un lado para que el alfa acomodara de nuevo el asiento cerca
de la mesa.
—Gracias
Ariel —el alfa le dijo a este lindo chico, que hoy llevaba un vestido verde,
por arriba de las rodillas y unas zapatillas a juego, además de que su cabello
estaba recogido en una cola con todos sus rizos alborotados.
Ariel
sonrió —De nada amo —y se acomodo en la silla de alado de Julien.
En la
cabecera contraria se sentó Giovanni con Dave a su derecha. A lado de Ariel
estaba un hombre grande de pelo negro y corto, su piel morena mostraba algunas
cicatrices en sus fornidos brazos, sus ojos oscuros eran serios, vestía una
playera negra ceñida a su cuerpo, y unos jeans azules. Este hombre tenía 28
años y portaba un arete de serpiente igual al de los demás perros y se llamaba
Raúl y era el esposo de Ariel.
Sentado
enfrente de Juli estaban sentados los dos chicos que vio por primera vez en la
calle.
El chico
de la cicatriz vestía unos jeans azules, con una playera azul cielo, Juli ahora
si pudo ver su rostro mucho mejor pues en la otra ocasión por la oscuridad no
había podido. Sus ojos eran cafés y mientras veía a su compañero una gran
sonrisa iluminaba su rostro. Su compañero llevaba al igual que en la noche una
diadema blanca y sus ojos eran de un color café pero claro y sus facciones eran
más finas, aún cuando su cuerpo era musculoso como el de los demás perros,
vestía unos pantalones entubados color negro, tenis de bota blancos y una
playera ceñida sin mangas roja. A Juli le llamo la atención que el chico de la
diadema llevaba una argolla de matrimonio como las hembras en la mano izquierda,
pero el usaba un arete como el de los perros y al ver como lo miraba su
compañero parecía que eran pareja.
—Y ¿Gerard
aún no llega? —el alfa pregunto.
—No —contesto
Giovanni —y no creo que llegue pronto se llevo a Vincent con él, deben de andar
por ahí, buscando cachorros – esté soltó una carcajada que fue acompañada por
las de los demás incluso la del alfa, pero Juli no entendió la broma y solo
sonrió por cortesía.
—Entonces
no los esperemos —Ariel y Dave se pararon y comenzaron a servir la sopa —Por
cierto este cachorro es mi perra por si alguien no lo sabía, se llama Julien y
agradeceré que sean amables con él —al decir esto, sonó más como una orden que
como una petición,
Kaled
observo a cada uno de los presente buscando alguna duda pero todos aceptaron la
orden sin chistar.
—Mucho
gusto Julien —de nuevo era Giovanni, al parecer era el más entusiasta de todos —Yo
soy Giovanni el segundo de Kaled y este es Dave mi pareja, seguro se llevaran
bien —de esta manera presento a su hembra, el joven le dedico una discreta
sonrisa al nuevo integrante de la manada.
Por lo menos lo llamaba de una manera más
amable comparado con el alfa que lo llamo perra, pensó Juli.
—Hola —Juli
no quiso regresar un saludo igual de entusiasta pues él no estaba allí por su
gusto.
—Julien, a
mí ya me conoces pero te presentare a mi esposo Raúl —Ariel ya estaba sentado
en su lugar y ahora señalaba a su compañero, este la miro de manera amable y
después dirigió su mirada al nuevo cachorro.
—Gusto en
conocerte —le dijo seriamente.
Cuando
Juli iba a contestar, fue interrumpido por el chico de la diadema.
—Hola
Julien o ¿te puedo llamar Juli?, suena más lindo y yo soy Mario pero lo odio, prefiero
que me llames Mar, ok —y le dedico una gran sonrisa —este idiota de acá es mi
pareja y se llama…
—Yo puedo
presentarme solo CARIÑO —e hizo énfasis en la última palabra —soy Javier, por
cierto nos recuerdas nosotros te enc… ¡auch! —se le escapo un quejido pues su
pareja le había dado un pisotón por debajo de la mesa al notar que Juli se
ponía triste al recordar aquella noche.
—Y entonces
como te puedo llamar —intentaba distraer la mente del cachorro.
—Juli está
bien —mientras todos se presentaban Kaled había empezado a comer.
Todos
guardaron silencio y se dedicaron a comer tranquilamente.
Al
terminar, Juli sintió una punzada en su trasero y supuso que era por haber
permanecido tanto tiempo sentado, su rostro dejaba ver esta molestia.
— ¿Te
encuentras bien? —Kaled le pregunto y automáticamente el cachorro sintió la
mirada de todos puesta en él.
—Sí, estoy
bien —mintió, pero Kaled no le creyó.
—Debe de
estar pasando el efecto de las pastillas, amo —Ariel comento.
—Tienes
razón —el alfa le confirmo —te toca tú pastilla en una hora, te llevare a la
recamara a descansar.
—No por
favor, no quiero estar solo —Juli le suplico a su amo.
—Pero
debes de descansar, eso lo especifico el doctor —Kaled le dijo.
—Llévalo a
la sala allí estará más cómodo y así los chicos podrán explicarle los roles que
todos juegan en la manada mientras planeamos el recorrido de hoy —de nuevo era
Giovanni dándole una opción al alfa, Juli lo miro y este le guiño un ojo.
— ¿Quiere
ir a la sala? —Kaled le pregunto cortésmente.
—Sí, por
favor —el cachorro, realmente le empezaba a doler el trasero y sentía que poco
a poco iba subiendo esta molestia a la espalda pero no deseaba irse, quería
estudiar el lugar y las personas, buscaba una manera de escapar de allí.
Dave y
Ariel empezaron a recoger todo lo de la mesa y se lo llevaban a otra habitación
Juli supuso que era la cocina. Los demás también se pararon y se retiraron,
dejando solos a Kaled con Julien.
—Te duele,
verdad —era una aseveración, la que el alfa hacía.
—Solo un
poco —Juli no mintió pues supuso que no le creería.
—Mejor te
llevo al departamento —su amo le dijo.
—No, por
favor, es una pequeña molestia además dijiste que y casi me toca la pastilla,
te prometo que si me duele más te digo y me llevas al departamento, pero por
favor quiero quedarme un poco más.
Kaled no
pudo negarse, esos hermosos ojos lo tenían cautivado y cuando suplicaban eran
tan tiernos que no había manera de que no le permitiera quedarse.
El alfa se
incorporo y cargo de nuevo a Juli, lo llevo a la sala y lo recostó en ella.
—No
tardaran los chicos en venir, yo tengo que arreglar algunas cosas para la
tarde, así que te dejaré solo, pero si necesitas algo grita estaré en la habitación
de allá —y señalo enfrente de la cocina se veía una puerta.
—Estaré
bien, ve —Juli lo instó a irse.
Kaled le
dio un beso en la frente y se fue. El cachorro sintió como se sonrojaba, lo
bueno es que se había ido así que no pudo notarlo.
A los pocos
minutos llegaron Dave y Ariel.
—Hola Juli
—le dijo Dave y le tendió la mano —hace un rato no pude saludarte bien, lo
siento, es que el amo me da un poco de miedo aún.
—Discúlpalo,
él es nuevo igual que tú —pidió Ariel
—Hola Dave
—y estrecho su mano —no te preocupes. ¿Enserio eres nuevo? —Juli estaba
sorprendido por la noticia, tal vez podrían encontrar una manera de escapar
juntos.
—Bueno yo…
—Claro que
lo es, va a cumplir un año con nosotros —Ariel lo interrumpió al ver que no
contestaba rápido.
—Entiendo
y ¿cómo fue que llegaste? —Pregunto lleno de curiosidad.
—Yo
acababa de cumplir 20 años cuando mis padres murieron en un accidente de carro,
estaba desesperado y empecé a caer en el
alcohol primero con mis amigos, después yo solo, pero un día ya no tuve con que
pagar y el dueño del bar a donde regularmente bebía, me fio las bebidas
pensando que le pagaría y como hasta ese momento no le había quedado mal, pero después de varios días en los que no le
pague, él me dijo: “a mí no me gusta
perder mi dinero, así que tendrás que pagarme”, al momento yo no supe a que
se refería pero después de que me embriagara me llevo a la bodega y me violo,
allí me tuvo por varios días y todas las noches me tocaba, era asqueroso, pero
no me podía escapar estaba encadenado al piso. Cuando ya había perdido la
esperanza de escapar, hubo una pelea en el bar, después oí gritos y solo
entendí que dijeron ¡los perros!, no
tuve tiempo para reaccionar, pues inmediatamente la puerta de la bodega se
abrió y allí estaba Giovanni. Me miro, se acerco y me dijo: “¿Quién te hizo esto?”, yo le dije que
el dueño, también le indique donde estaban las llaves para que me quitara las
cadenas, después de eso me saco del bar y me trajo aquí. Desde entonces estamos juntos.
Juli
estaba sorprendido por la historia de Dave.
—Y ¿has
intentado irte? —le pregunto con curiosidad.
—No, ¿para
qué?, no hay nadie esperándome, ni nada que me interese, además Giovanni me
quiere y yo a él —contesto sinceramente.
El
cachorro noto lo diferente de sus vidas pues estaba seguro de que sus abuelos
se preocuparían por su ausencia en cuanto lo supieran, él si había tenido cosas
que le interesaban como la universidad y sus amigos. Él si tenía una vida que
lo esperaba.
—Basta de historias tristes —Ariel comento.
—Disculpa
que te haya hecho recordar algo desagradable —Juli le dijo.
—No te
preocupes ya lo supere —contesto de manera muy segura.
Juli
estaba a punto de preguntar sobre Mar pero la puerta principal se abrió
súbitamente y esto lo distrajo.
— ¡Jefe! —grito
un hombre moreno, de pelo negro, con ojos cafés y con una expresión de miedo.
— ¿Qué
sucede Noah? —Pregunto Ariel, mientras Dave corrió a donde se encontraban los
machos de la manada.
Salieron
rápidamente, primero Kaled seguido de Raúl, Mar, Javier y al último Giovanni
que sujetaba de la mano a Dave.
— ¿Qué te
pasa Noah? —Ahora era Kaled el que cuestionaba.
—Son esas
estúpidas lagartijas de nuevo, jefe —el chico hablo fuerte y rápido.
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