En el infierno. Capítulo 5.



Una pequeña ayuda.




La habitación estaba en penumbras, ya que Juli apago la lámpara de la mesita, la cual era la única luz que Kaled le dejo encendida; deseaba dormir un poco aún se sentía cansado además de que su estómago reclamaba atención pero no podía hacer nada, solo esperar a que su amo en verdad le mandará algo de comer.


Ya habían pasado varios minutos desde que su amo se fue, Juli quería ir al baño, intento levantarse se sorprendió al darse cuenta que no sentía dolor y pensó que era por los analgésicos; ya sentado levanto las cobijas y al ver su cuerpo se dio cuenta que estaba vestido con un camisón de satín lila, el cuello era en V y delineado con encaje de un tono más fuerte, las mangas eran plisadas, del color del encaje y sólo tapaban un terció del hombro, la tela  suave y lisa cubrían sus muslos pero no sus rodillas, la prenda conforme descendía por su cuerpo se hacía más amplia.

Al moverse sintió una presión en el abdomen, con sus manos se palpo por encima de la ropa y estaba firme, estiro un poco el cuello del camisón y vio su cuerpo vendado.  Saco sus piernas lentamente y puso sus pies en el suelo, lo sintió ligeramente frío y al tensar sus músculos una pequeña punzada apareció en su ano y fue ascendiendo por todo el ancho de su espalda, esta molestia era tolerable así que la ignoro e intento ponerse de pie sin embargo sus piernas cedieron al peso de su cuerpo, dejando al pequeño de rodillas a lado de la cama.

Con las manos en el suelo, el cachorro lamentaba su falta de fuerza, se daba cuenta de lo difícil que sería incorporarse y más cuando sus piernas no querían obedecer, intento ayudarse sujetándose de la cama, pero simplemente su fuerza no estaba, el cansancio por todo lo ocurrido, la falta de alimento y claro las drogas que le administraron, todos estos factores impedían que el chico se moviera.

Julien no escucho la puerta abrirse y se percato de la persona que lo acompañaba hasta que esta encendió la luz y al verlo en el suelo, de inmediato dejo en la mesa más cercana la charola que llevaba y corrió a levantarlo.

Juli observo a la chica que en ese momento lo veía con cierta preocupación.

—No debes caminar, el doctor dijo claramente que nada de esfuerzos, por lo menos en tres días en lo que cicatrizan los puntos —su voz era amable y dulce.

La joven se agacho a lado del chico, paso su mano derecha rodeando la espalda de Juli y lo sujeto del antebrazo derecho y con su mano izquierda sujeto su mano libre, dándole  sostén y apoyo para incorporarse, su agarre era fuerte; en cuanto el chico se levantó, ella lo empujo ligeramente en la cama para sentarlo. Ella se coloco a su lado.

—Gracias —unas gotitas de sudor corrían por su cuello, por el esfuerzo.

—No fue nada, pero ¿Qué intentabas hacer? —ahora su voz mostraba molestia- acaso el señor Kaled no te explico en qué condiciones estabas.

La mención de ese nombre erizo la piel del chico y su acompañante lo noto.

—Cálmate, tienes que aprender a cuidarte ya que nadie lo hará por ti y no lo tomes como un regaño, es más como un consejo —sus ojos mostraban tristeza y melancolía.

Hasta ese momento Julien observo bien a la chica, era pequeña tal vez unos cuantos centímetros menos que él, su cabello castaño decorado con un pasador con forma de flor (con pequeñas piedras de colores) puesto a la altura de la sien, mostraba unos hermosos rizos que llegaban hasta sus hombros, su piel morena se veía suave y tersa, sus ojos color chocolate mostraban un brillo singular incluso con la melancolía que seguía en ellos, sus labios eran carnosos y parecía que brillaban seguramente por el uso de algún lipstick, su nariz era fina y respingada, su rostro era tierno y Juli imagino que la chica no tendría más de 16 años y se preguntó : "¿Qué hace aquí una niña tan linda como ella? , no quiero pensar que también es amante de Kaled", pero en ese momento recordó las palabras de su amo : "mandaré a alguna hembra de los chicos para que te cuide hasta que te duermas", sin embargo esto tampoco tranquilizaba al pequeño.

—Gracias por ayudarme —Juli estaba un poco apenado por su manera de actuar- no estoy acostumbrado a depender de nadie- eso era algo que Robert le hizo aprender desde pequeño, cuando lo golpeaba y después de que lo sacaba del hospital corría a la nana y lo dejaba sólo en su cuarto, decía que no podía verlo por lo mal que se sentía de haberle pegado, Mark le explico que a eso se le llamaba cruda moral, como fuera, el punto es que Juli tenía que atenderse sólo.

—De nada, supongo que debes tener hambre, acomódate para que comas —se paró y fue en dirección a la mesa donde estaba la charola que traía en las manos cuando entro en la habitación.

Juli la siguió con la mirada y vio que vestía una blusa blanca con flores rosas, de manga corta, cuello redondo; una falda beige que le llegaba por arriba de la rodilla, plisada y un cinturón ancho café. Lucían unas zapatillas cafés que ayudaban a resaltar sus torneadas piernas.  Al verla desplazarse lo hacía con mucha gracia, el cachorro pensó que debía ser un suplicio caminar con esos zapatos.

La chica se acerco a la cama con la charola en la mano y miro a Juli quien no le quitaba los ojos de encima.

—Come por favor, tengo instrucciones de alimentarte no importa si es a la fuerza —después de decir esto le dedicó una gran sonrisa al joven-necesitas comer para que te puedas recuperar rápido.

Julien separo su mirada de la chica y ahora la dirigía a la charola, observó un plato de sopa, con una pieza de pollo que sobresalía, un trozo de pan, un plato más con una porción de verduras, un bistec y un poco de puré de papa; mostraba un vaso de agua y una jarrita a lado. Solo de ver la comida el cachorro sintió que su estómago tenía vida propia, sin embargo aun quería ir al baño.

—No quiero molestar pero podrías ayudarme a llegar al baño por favor —el chico estaba un poco avergonzado, por su petición.

—Así que te dirigías al baño cuando caíste, me lo hubieras dicho desde el principio —la chica  se mostraba tranquila ante la petición del joven, dejo la charola en la cama, un poco lejos de donde estaba sentado Julien y se acerco para volver a tomar al chico y así ayudarlo a levantarse.

Juli se apoyo en ella y lentamente caminaron hasta el baño. Ya adentro el cachorro miro a la chica un poco apenado.

—Por favor me puedes dejar solo —no podía simplemente hacerlo con ella mirando y peor aun sujetándolo, el calculo que con un par de minutos que pudiera mantenerse de pie sería suficiente.

—Lo siento pero si te dejo, te caerás de nuevo, además no creó que haya algo en ti diferente a lo que he visto o que tengo —una gran sonrisa ilumino su rostro.

—Perdón no te entendí —Julien creyó escuchar mal y con un poco de confusión en el rostro le pedía una explicación a su acompañante.

—Dije que no creó que tengas algo diferente a mi esposo o a mi ya que tu eres hombre al igual que nosotros —su explicación sonaba tan lógica.

— ¿Tú eres hombre? —su voz mostraba sorpresa al igual que su rostro incrédulo.

—Por supuesto —se quedo pensando unos segundos- ¡Ah! por mi vestimenta pensaste que era mujer, de hecho todos lo que me miran por primera vez piensan lo mismo, así que no te sientas mal por la confusión.

El cachorro no sabía que decir tras varios minutos en silencio...

—Dijiste ¿esposo? —sus dudas se multiplicaban y miro su mano izquierda en la cual llevaba una argolla dorada.

—Si esposo —pero en su cara no mostraba felicidad con esta palabra —apresúrate o se enfriara tu comida.

Juli con mucha vergüenza se levanto el camisón y al ver sus bóxers negros este sentimiento se acentuó pues aunque su prenda era obviamente masculina no lo aparentaba (tenía encaje en la parte de la cintura y en la parte de las piernas); su rostro se torno rojo y estaba paralizado.

—No te preocupes la mayoría vestimos de la misma manera —el chico intento reconfortar a Juli con sus palabras.

El cachorro orino rápidamente, se lavo las manos y con ayuda del chico salió del baño.

—Gracias —se lo dijo mientras se acomodaba en la cama.

El chico ayudo a Juli a subir sus piernas en la cama, después lo arropo hasta la cintura y le acerco la charola poniéndosela sobre sus piernas; en cuanto el cachorro tuvo la comida a su alcance, hizo a un lado los buenos modales inculcados por su querido Richard y se dejo llevar por su hambre voraz.

Juli noto el rostro de diversión del chico.

—Discúlpame, tal parece que no tengo modales —hablo mientras comía y sin querer se le escapo un poco de sopa por la comisura de los labios, se limpio con la servilleta que estaba en la charola —perdóname no suelo comportarme así.

—Tranquilo, supongo que llevas tiempo sin comer y después de todo por lo que has pasado, es normal que estés hambriento —el chico era muy amable, Juli le estaba muy agradecido.

— ¿Te puedo hacer unas preguntas? —el cachorro tomó un poco de agua.

—Claro, que si —pero se mostró un poco nervioso al contestar, retiro con la mano un mechón de cabello y lo acomodo atrás de su oreja.

—Primero ¿Cómo te llamas? —pregunto mientras mordía un pedazo de pan.

—Me llamo Ariel -se quedo callado —mm nadie aquí ocupa su apellido, tengo 14 años pero en un par de meses cumpliré los 15.

—Eres muy pequeño, ¿naciste en este lugar? —Juli no creía que el chico hubiera crecido aquí pero entonces ¿cómo llego?

Ariel entendió el trasfondo de su pregunta - No yo crecí en la ciudad - el niño buscaba las palabras para explicarle su situación - hace 3 años mientras yo salía de la escuela, vi a varios hombres que salían corriendo de unas tiendas, uno de ellos choco conmigo, yo caí de espalda sobre la acera y el agresor voltio a verme pero no se detuvo.  Después de varios días mi madre me pidió que fuera a comprarle algunas cosas y cuando me dirigía al súper un carro se acerco a mí y así sin darme tiempo a nada me subió. El hombre con el que había chocado fue quien me secuestro al parecer se enamoro de mi y ahora él es mi esposo.               

— ¿No has intentado salir de aquí? —Juli estaba sorprendido.

—Claro al principio, pero después te das cuenta de que es imposible y que lo mejor es cooperar, con el tiempo te vas acostumbrando, ya verás que no todo es tan malo.

Juli miro al niño analizando su actitud tan dócil, no cabe duda de que ya ha sido condicionado.

Al notar la mirada de Juli, Ariel puso una sonrisa-No luches es mejor que te adaptes, además el amo Kaled no es tan malo, siempre y cuando no lo hagas enojar.

Ariel se paro y camino hacia la mesa para sacar de una bolsa de plástico una caja de pastillas y le paso dos a Juli.

—Ya que terminaste de cenar, tomate tu pastilla para que te duermas, ya es tarde y debes descansar —Juli no se dio cuenta cómo es que se había comido todo lo que le llevo el niño.

—Pero...—No pudo terminar su objeción ya que Ariel lo interrumpió.

—Nada de peros, si el amo llega me llamara la atención por no dejarte descansar, se que debes tener muchas preguntas, no te preocupes mañana vendré de nuevo a ayudarte y platicaremos más tiempo te lo prometo —su rostro mostraba seguridad.

Juli tomo las pastillas y agradeció al chico, esté tomo su charola y camino le dirigió una última mirada al joven, apago la luz y salió.

Escuchó como cerraba la puerta, Julien poco a poco se fue quedando dormido.

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Espero que les guste y dejen un comentario al respecto. Si les gusto compártanlo.
See you soon :)

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Comentarios

  1. Vaya tipico Sindrome de Estocolmo...

    Ariel ella a no es él.

    Por lo visto el mundo al revés, me tienes bastante intrigada.

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