Una pequeña ayuda.
La
habitación estaba en penumbras, ya que Juli apago la lámpara de la mesita, la
cual era la única luz que Kaled le dejo encendida; deseaba dormir un poco aún
se sentía cansado además de que su estómago reclamaba atención pero no podía
hacer nada, solo esperar a que su amo en verdad le mandará algo de comer.
Ya
habían pasado varios minutos desde que su amo se fue, Juli quería ir al baño,
intento levantarse se sorprendió al darse cuenta que no sentía dolor y pensó
que era por los analgésicos; ya sentado levanto las cobijas y al ver su cuerpo
se dio cuenta que estaba vestido con un camisón de satín lila, el cuello era en
V y delineado con encaje de un tono más fuerte, las mangas eran plisadas, del
color del encaje y sólo tapaban un terció del hombro, la tela suave y lisa cubrían sus muslos pero no sus
rodillas, la prenda conforme descendía por su cuerpo se hacía más amplia.
Al
moverse sintió una presión en el abdomen, con sus manos se palpo por encima de
la ropa y estaba firme, estiro un poco el cuello del camisón y vio su cuerpo
vendado. Saco sus piernas lentamente y
puso sus pies en el suelo, lo sintió ligeramente frío y al tensar sus músculos
una pequeña punzada apareció en su ano y fue ascendiendo por todo el ancho de
su espalda, esta molestia era tolerable así que la ignoro e intento ponerse de
pie sin embargo sus piernas cedieron al peso de su cuerpo, dejando al pequeño
de rodillas a lado de la cama.
Con
las manos en el suelo, el cachorro lamentaba su falta de fuerza, se daba cuenta
de lo difícil que sería incorporarse y más cuando sus piernas no querían
obedecer, intento ayudarse sujetándose de la cama, pero simplemente su fuerza
no estaba, el cansancio por todo lo ocurrido, la falta de alimento y claro las
drogas que le administraron, todos estos factores impedían que el chico se
moviera.
Julien
no escucho la puerta abrirse y se percato de la persona que lo acompañaba hasta
que esta encendió la luz y al verlo en el suelo, de inmediato dejo en la mesa más
cercana la charola que llevaba y corrió a levantarlo.
Juli
observo a la chica que en ese momento lo veía con cierta preocupación.
—No
debes caminar, el doctor dijo claramente que nada de esfuerzos, por lo menos en
tres días en lo que cicatrizan los puntos —su voz era amable y dulce.
La
joven se agacho a lado del chico, paso su mano derecha rodeando la espalda de
Juli y lo sujeto del antebrazo derecho y con su mano izquierda sujeto su mano
libre, dándole sostén y apoyo para
incorporarse, su agarre era fuerte; en cuanto el chico se levantó, ella lo
empujo ligeramente en la cama para sentarlo. Ella se coloco a su lado.
—Gracias
—unas gotitas de sudor corrían por su cuello, por el esfuerzo.
—No
fue nada, pero ¿Qué intentabas hacer? —ahora su voz mostraba molestia- acaso el
señor Kaled no te explico en qué condiciones estabas.
La
mención de ese nombre erizo la piel del chico y su acompañante lo noto.
—Cálmate,
tienes que aprender a cuidarte ya que nadie lo hará por ti y no lo tomes como
un regaño, es más como un consejo —sus ojos mostraban tristeza y melancolía.
Hasta
ese momento Julien observo bien a la chica, era pequeña tal vez unos cuantos
centímetros menos que él, su cabello castaño decorado con un pasador con forma
de flor (con pequeñas piedras de colores) puesto a la altura de la sien,
mostraba unos hermosos rizos que llegaban hasta sus hombros, su piel morena se
veía suave y tersa, sus ojos color chocolate mostraban un brillo singular
incluso con la melancolía que seguía en ellos, sus labios eran carnosos y parecía
que brillaban seguramente por el uso de algún lipstick, su nariz era fina y
respingada, su rostro era tierno y Juli imagino que la chica no tendría más de
16 años y se preguntó : "¿Qué hace aquí una niña tan linda como ella? ,
no quiero pensar que también es amante de Kaled", pero en ese momento
recordó las palabras de su amo : "mandaré a alguna hembra de los chicos
para que te cuide hasta que te duermas", sin embargo esto tampoco
tranquilizaba al pequeño.
—Gracias
por ayudarme —Juli estaba un poco apenado por su manera de actuar- no estoy
acostumbrado a depender de nadie- eso era algo que Robert le hizo aprender
desde pequeño, cuando lo golpeaba y después de que lo sacaba del hospital corría
a la nana y lo dejaba sólo en su cuarto, decía que no podía verlo por lo mal
que se sentía de haberle pegado, Mark le explico que a eso se le llamaba cruda
moral, como fuera, el punto es que Juli tenía que atenderse sólo.
—De
nada, supongo que debes tener hambre, acomódate para que comas —se paró y fue
en dirección a la mesa donde estaba la charola que traía en las manos cuando
entro en la habitación.
Juli
la siguió con la mirada y vio que vestía una blusa blanca con flores rosas, de
manga corta, cuello redondo; una falda beige que le llegaba por arriba de la
rodilla, plisada y un cinturón ancho café. Lucían unas zapatillas cafés que
ayudaban a resaltar sus torneadas piernas.
Al verla desplazarse lo hacía con mucha gracia, el cachorro pensó que
debía ser un suplicio caminar con esos zapatos.
La
chica se acerco a la cama con la charola en la mano y miro a Juli quien no le
quitaba los ojos de encima.
—Come
por favor, tengo instrucciones de alimentarte no importa si es a la fuerza —después
de decir esto le dedicó una gran sonrisa al joven-necesitas comer para que te
puedas recuperar rápido.
Julien
separo su mirada de la chica y ahora la dirigía a la charola, observó un plato
de sopa, con una pieza de pollo que sobresalía, un trozo de pan, un plato más
con una porción de verduras, un bistec y un poco de puré de papa; mostraba un
vaso de agua y una jarrita a lado. Solo de ver la comida el cachorro sintió que
su estómago tenía vida propia, sin embargo aun quería ir al baño.
—No
quiero molestar pero podrías ayudarme a llegar al baño por favor —el chico
estaba un poco avergonzado, por su petición.
—Así
que te dirigías al baño cuando caíste, me lo hubieras dicho desde el principio
—la chica se mostraba tranquila ante la
petición del joven, dejo la charola en la cama, un poco lejos de donde estaba
sentado Julien y se acerco para volver a tomar al chico y así ayudarlo a
levantarse.
Juli
se apoyo en ella y lentamente caminaron hasta el baño. Ya adentro el cachorro
miro a la chica un poco apenado.
—Por
favor me puedes dejar solo —no podía simplemente hacerlo con ella mirando y
peor aun sujetándolo, el calculo que con un par de minutos que pudiera
mantenerse de pie sería suficiente.
—Lo
siento pero si te dejo, te caerás de nuevo, además no creó que haya algo en ti
diferente a lo que he visto o que tengo —una gran sonrisa ilumino su rostro.
—Perdón no
te entendí —Julien creyó escuchar mal y con un poco de confusión en el rostro
le pedía una explicación a su acompañante.
—Dije que
no creó que tengas algo diferente a mi esposo o a mi ya que tu eres hombre al
igual que nosotros —su explicación sonaba tan lógica.
— ¿Tú eres
hombre? —su voz mostraba sorpresa al igual que su rostro incrédulo.
—Por
supuesto —se quedo pensando unos segundos- ¡Ah! por mi vestimenta pensaste que
era mujer, de hecho todos lo que me miran por primera vez piensan lo mismo, así
que no te sientas mal por la confusión.
El
cachorro no sabía que decir tras varios minutos en silencio...
—Dijiste ¿esposo?
—sus dudas se multiplicaban y miro su mano izquierda en la cual llevaba una
argolla dorada.
—Si esposo
—pero en su cara no mostraba felicidad con esta palabra —apresúrate o se
enfriara tu comida.
Juli con
mucha vergüenza se levanto el camisón y al ver sus bóxers negros este
sentimiento se acentuó pues aunque su prenda era obviamente masculina no lo
aparentaba (tenía encaje en la parte de la cintura y en la parte de las
piernas); su rostro se torno rojo y estaba paralizado.
—No te
preocupes la mayoría vestimos de la misma manera —el chico intento reconfortar
a Juli con sus palabras.
El
cachorro orino rápidamente, se lavo las manos y con ayuda del chico salió del
baño.
—Gracias —se
lo dijo mientras se acomodaba en la cama.
El chico
ayudo a Juli a subir sus piernas en la cama, después lo arropo hasta la cintura
y le acerco la charola poniéndosela sobre sus piernas; en cuanto el cachorro
tuvo la comida a su alcance, hizo a un lado los buenos modales inculcados por
su querido Richard y se dejo llevar por su hambre voraz.
Juli noto
el rostro de diversión del chico.
—Discúlpame,
tal parece que no tengo modales —hablo mientras comía y sin querer se le escapo
un poco de sopa por la comisura de los labios, se limpio con la servilleta que
estaba en la charola —perdóname no suelo comportarme así.
—Tranquilo,
supongo que llevas tiempo sin comer y después de todo por lo que has pasado, es
normal que estés hambriento —el chico era muy amable, Juli le estaba muy
agradecido.
— ¿Te
puedo hacer unas preguntas? —el cachorro tomó un poco de agua.
—Claro,
que si —pero se mostró un poco nervioso al contestar, retiro con la mano un
mechón de cabello y lo acomodo atrás de su oreja.
—Primero ¿Cómo
te llamas? —pregunto mientras mordía un pedazo de pan.
—Me llamo
Ariel -se quedo callado —mm nadie aquí ocupa su apellido, tengo 14 años pero en
un par de meses cumpliré los 15.
—Eres muy
pequeño, ¿naciste en este lugar? —Juli no creía que el chico hubiera crecido
aquí pero entonces ¿cómo llego?
Ariel
entendió el trasfondo de su pregunta - No yo crecí en la ciudad - el niño
buscaba las palabras para explicarle su situación - hace 3 años mientras yo salía
de la escuela, vi a varios hombres que salían corriendo de unas tiendas, uno de
ellos choco conmigo, yo caí de espalda sobre la acera y el agresor voltio a
verme pero no se detuvo. Después de
varios días mi madre me pidió que fuera a comprarle algunas cosas y cuando me
dirigía al súper un carro se acerco a mí y así sin darme tiempo a nada me subió.
El hombre con el que había chocado fue quien me secuestro al parecer se enamoro
de mi y ahora él es mi esposo.
— ¿No has intentado
salir de aquí? —Juli estaba sorprendido.
—Claro al
principio, pero después te das cuenta de que es imposible y que lo mejor es
cooperar, con el tiempo te vas acostumbrando, ya verás que no todo es tan malo.
Juli miro
al niño analizando su actitud tan dócil, no cabe duda de que ya ha sido
condicionado.
Al notar
la mirada de Juli, Ariel puso una sonrisa-No luches es mejor que te adaptes,
además el amo Kaled no es tan malo, siempre y cuando no lo hagas enojar.
Ariel se
paro y camino hacia la mesa para sacar de una bolsa de plástico una caja de
pastillas y le paso dos a Juli.
—Ya que
terminaste de cenar, tomate tu pastilla para que te duermas, ya es tarde y
debes descansar —Juli no se dio cuenta cómo es que se había comido todo lo que
le llevo el niño.
—Pero...—No
pudo terminar su objeción ya que Ariel lo interrumpió.
—Nada de
peros, si el amo llega me llamara la atención por no dejarte descansar, se que
debes tener muchas preguntas, no te preocupes mañana vendré de nuevo a ayudarte
y platicaremos más tiempo te lo prometo —su rostro mostraba seguridad.
Juli tomo
las pastillas y agradeció al chico, esté tomo su charola y camino le dirigió
una última mirada al joven, apago la luz y salió.
Espero que les guste y dejen un comentario al respecto. Si les gusto compártanlo.
Vaya tipico Sindrome de Estocolmo...
ResponderEliminarAriel ella a no es él.
Por lo visto el mundo al revés, me tienes bastante intrigada.