La triste realidad.
Por fin
Julien se pone de pie y se dirige a la calle para buscar un transporte.
—Mira lo
que la noche nos ha traído —la voz venía del fondo de la calle.
Juli volteó
pero no pudo distinguir a nadie, en esa parte la oscuridad no permitía
intromisión.
—Será un
excelente presente para el jefe —esta voz era diferente a la anterior.
Sin
pensarlo Julien dio un paso atrás y se preparaba para correr.
Los dos
hombres salieron de su escondite y caminaron hacia el pequeño.
Los dos
vestían jeans negros, el de la derecha llevaba una playera azul marino estaba
ceñida a su abdomen, su rostro tenía una cicatriz que cruzaba su mejilla
izquierda, su mirada estaba llena de burla, su cabello era negro, corto y lo
traía parado como púas, su piel era morena; el de la izquierda usaba una
playera sin mangas blanca, su cabello castaño era un poco más largo que el de
su compañero y traía una diadema blanca, esté era más alto y musculoso.
Los dos
chicos no pasaban de los 25 años y algo que llamo la atención del pequeño era
un arete que llevaban en el cartílago de la oreja derecha ya que era una
serpiente que descendía hasta llegar al lóbulo.
Juli se
echo a correr, voltio a ver a los dos chicos quienes no hicieron por ir tras él.
Antes de que pudiera mirar al frente el pequeño choco y rebotó al suelo, no recordaba
una pared en ese lugar.
Al
levantar el rostro miró un hombre alto con una gabardina negra que lo observaba
con curiosidad.
—Jefe mire
lo que le conseguimos —el chico de la cicatriz lo dijo esperando un premio por
su buen trabajo.
—Muy bien
chicos —Su voz era fuerte y segura.
Julien
sintió una mano que lo sujetaba del brazo y tiro de él, para que se
incorporara. Lo hizo, cuando ya estaba de pie le propinó un pisotón al chico de
la cicatriz quien lo sujetaba, esté lo soltó y Juli giro para poder escapar
pero aquel hombre de la gabardina le dio un puñetazo en el abdomen y lo tiro.
El rostro
del pequeño se contrajo por el dolor y después por la angustia de sentirse sin
aire y gracias a que ninguno de los espectadores lo ayudó el cuerpo del chico
no aguanto más y se desmayo.
El chico
de la diadema se acerco y le tomó el pulso del cuello.
—Está vivo
—lo dijo en voz alta —no cree que exagero jefe.
—Claro que
está vivo idiota, no es como si le hubiera disparado además fue por culpa de
este imbécil —señalo al chico de la cicatriz.
—Pero jefe
yo...—el chico de la cicatriz lo miraba con vergüenza.
—Cállate,
te confiaste y mira hasta un pequeño cachorro te puede morder —lo dijo muy
serio
—Jefe ¿lo
llevaremos a casa? —preguntó el chico de la diadema.
— ¿Llevaremos?,
ustedes seguirán con la ronda y regresarán hasta que terminen, en cuanto al
cachorro yo me encargo.
—Está bien
—los dos aceptaron la orden.
El hombre
de la gabardina sujeto a Juli por la cintura y lo levantó como si fuera un
simple muñeco, lo puso sobre su hombro y se alejo de los dos chicos.
El dolor
del abdomen despertó a Julien, el cual estaba acostado en una enorme cama, con
un hermoso edredón azul y varias almohadas, el levanto su torso y se recargo
sobre sus brazos y comenzó a mirar la habitación.
—Pero si
ya se despertó el cachorro —era el hombre de la gabardina.
Julien
busco la fuente de esa voz tan seria y fría.
Vio como el hombre que había hablado se acercaba a él.
— ¿Tú quién
eres? y ¿dónde estoy? —Juli no sabía que estaba pasando.
—Soy Kaled
el alfa de la manada y estas en mi casa.
Este
hombre lucia muy seguro de sí mismo y claro así tenía que ser un líder, media
1.93, su pelo plateado estaba revuelto y mojado (acababa de salir de la
ducha),sus brazos al descubierto dejaban ver unos fuertes bíceps y en el brazo
derecho un tatuaje de una serpiente en colores verdes, su pecho cubierto por
una camiseta negra sin mangas se notaba firme y marcado, sus piernas tapadas
por una pijama azul marino debían ser igual al resto de su cuerpo, su piel
blanca contrastaba con su vestimenta
resaltando más su palidez, sus ojos color miel mostraban una mirada fría
y sin emoción, definitivamente encajaba a la perfección con el resto de su
cuerpo.
¿Manada? ,
¿Alfa? no puede ser, al oír estas palabras Juli se asustó y tenía miedo de
confirmar sus sospechas. Kaled noto como su rostro pasaba de la confusión, a la
comprensión y después al miedo.
—Veo que
ya lo dedujiste y solo para confirmar, sí, estas en el Pandemónium.
Estas
palabras rezumbaron en sus oídos, no podía ser, por escapar de su padre no se
dio cuenta en qué momento entro al infierno y una pregunta comprimió su corazón
¿cómo saldría de aquí?
—Y ahora
yo decidiré tu futuro —Kaled lo dijo con una sonrisa en los labios y una mirada
de deseo.
Él pequeño
no sabía a qué se refería.
Kaled se
acerco hasta la cama donde se encontraba el cachorro como lo había llamado
antes, y este al verlo venir se iba alejando de él.
— ¿Por qué
te alejas? no muerdo... bueno solo un poco-su sonrisa se hizo más grande, sacó
su lengua y se lamió los labios, como si saboreara algo muy dulce.
El
cachorro se alejaba más hasta que su espalda choco con la pared.
—Ups ¿sé
te acabo la cama? —su voz era burlona.
Con un rápido
movimiento el alfa lo jalo de la pierna, acercándolo a él, hasta que sus
rostros estuvieron a la misma altura, lo miro directo a los ojos.
—Me gustan
tus ojos —con su mano le sostenía el rostro para evitar que este desviara la
mirada.
Juli no
sabía que decir, este tipo lo atemorizaba.
El mayor
después de varios minutos en los que lo miro se acerco y lo beso, pero el
cachorro no correspondió el beso.
—Abre la
boca —le ordenó.
Lo volvió
a intentar pero Juli no cedió, esto enfureció al mayor y le dio una cachetada,
el pequeño sintió un tremendo dolor en la mejilla.
— ¡Abre la
boca! —volvió a ordenar e insistió en el beso y esta vez Juli acepto la orden.
La lengua
del mayor se movió con avidez dentro de la boca del pequeño, la prolongación
del beso provocó que el chico pusiera sus manos sobre el pecho del otro y lo
empujará, él aceptó alejarse.
En ese
instante Juli empujó con más fuerza a Kaled logrando que este perdiera el
equilibrio, al notarlo aprovecho para corre a la puerta y cuando tomo el pomo e
iba a girarlo, unos brazos fuertes lo sujetaron de la cintura, su cuerpo fue
levantado del piso y llevado de nuevo a la cama, el intentaba zafarse, pataleaba
al igual que daba manotazos a los brazos que lo sujetaban pero sus golpes eran
como una caricia para su captor.
Kaled lo
aventó en la cama, el cachorro cayó boca abajo apoyo sus manos para levantarse
pero el mayor no lo permitió y apoyo una de sus manos en su espalda y con la
otra, le bajo los pantalones.
— ¡No, suéltame!
—Juli sabía lo que pretendió y se movía para evitarlo pero el otro era muy
fuerte.
—Quédate
quieto, si cooperas lo vas a disfrutar y todo será más fácil —le dijo con voz
firme.
—No por
favor, suéltame —sus ojos se llenaron de lágrimas.
Juli
peleaba, con todas las fuerzas que poseía, Kaled lo giró y empujó al centro de
la cama y puso sus rodillas una a cada lado de su cadera; metió sus manos por
debajo de la playera del chico, esté al sentir el contacto del mayor se removió
e intentó quitárselo de encima.
El mayor
lo despojó de su playera dejando su pecho descubierto, el pequeño se movía pero
estaba preso, no encontraba la manera de escapar, Kaled se quito su camiseta,
acerco sus manos al cuerpo del chico pero esté no permitió el contacto, con un
rápido movimiento de manos logró desviar sus brazos.
—En serio
te gusta complicar las cosas —Kaled se lo dijo en tono de reproche.
Le tomó
las manos y se las puso sobre la cabeza, después lo beso en el cuello, el pecho
deteniéndose para lamer y mordisquear sus pezones, Juli se removía pero no
lograba soltarse y también peleaba internamente por no sentir placer esto era
algo que no quería dejar ver a su captor.
Kaled fue
besando y mordisqueando el cuerpo del pequeño y veía que este mostraba unas
mejillas sonrojadas por las caricias recibidas, Juli se movía y gritaba con
cada mordida que le daba, pero el mayor no permitiría que escapara su presa fácilmente.
—Suéltame,
por favor, déjame ir —Juli sabía lo que se aproximaba y suplicó.
Pero el
otro no lo escuchaba.
—Tu voz
dice no, pero tu cuerpo responde a cada uno de mis toques como una maldita
puta.
Su mano se
colocó en su falo y lo empezó a acariciar con movimientos lentos que después
fueron aumentando la velocidad. Juli dejó libre el llanto que estaba
conteniendo, no solo era el dolor de saberse atrapado y a punto de ser violado,
sentía que el mayor tenía razón si no ¿cómo explicar que su cuerpo respondiera
tan bien a todas las caricias que le estaba haciendo?, tal vez es verdad que yo
quiero esto; pero lo escuchó de nuevo "No dejes que nadie te vuelva a golpear y
menos que te haga algo que tú no deseas", su padre diciéndole que
luchará y eso voy hacer, pensó el chico.
—Pero que
crees se te acabo la diversión y ahora voy yo —Kaled dejo de tocarlo y lo dejo
a medias.
El pequeño
estaba a punto de llegar al clímax, el otro le soltó las manos y lo giro cuando
estaba boca abajo sintió el par de manos tocando sus nalgas y separándolas.
—Wow , no
me digas ¿qué eres virgen? —estaba muy feliz, su cachorro era nuevecito.
Esta era
su conclusión al ver su entrada tan cerradita y de color rosita, y si, era
verdad Juli nunca había tenido relaciones con nadie.
El pequeño
al oír el comentario burlón de Kaled y
como pudo lo empujo logrando hacerlo de lado, se bajo de la cama y se fue a la
pared más cercana (la puerta le quedaba del otro lado), donde estaba una mesa,
el mayor estaba muy enojado y fue directo al chico esté cogió los libros que
estaban sobre la mesa y se los aventó, Kaled esquivó la mayoría pero el último
alcanzo a pegarle en la ceja derecha, provocándole una pequeña cortada, esto
enfureció al mayor.
— ¡Idiota!
¿Cómo te a través? yo quería ser bueno contigo, de hecho hasta estaba siendo
amable pero ya que te pones en este plan veremos quién suplica después —sus
palabras cargadas de enojo asustaron al cachorro.
Kaled se
dirigió a Juli este intentó golpearlo sin obtener resultado, lo sujetó del
brazo y lo jaló, el chico se resistía y trataba de detenerse con los pies, el
mayor aburrido por sus estúpidos intentos, le da un puñetazo en el rostro, Juli
cae de espalda y observa los ojos llenos de furia de su captor.
—Párate y
ve a la cama —le ordena Kaled
Pero Juli
no obedece.
—Perfecto,
te lo pedí de buena manera —Se acerca y le da una patada en las costillas —dicen
que para educar a los cachorros hay que corregirlos a veces con golpes para que
no olviden quien es el amo.
Juli no
paraba de llorar mientras se retorcía en el suelo sujetándose donde había
recibido el golpe.
— ¡Párate
y ve a la cama! —lo volvió a decir
Pero el
pequeño no se paró y no fue por qué no quisiera sino que el dolor no se lo
permitió, pero a Kaled esto no le importaba así que le propinó otra patada en
el mismo lugar, Juli se revolcaba del dolor.
— ¡Párate y
ve a la cama! —le ordeno de nuevo
En esta
ocasión lo intentó y se puso en cuatro puntos, Kaled lo vio y le dio una patada
en el abdomen, el pequeño se desplomó en el suelo.
—Me gusta
que me obedezcan rápido —Kaled se agacho, lo tomó de los cabellos y tiró de
ellos para ver su rostro, le dio un beso y le susurro al oído:
—Creó que
aprenderás rápido —al soltarlo impulso su cabeza con fuerza por lo que se oyó
el choque al tocar el piso — ¡Párate y ve a la cama! —le repitió
Juli lo
escucho e intento de nuevo ponerse de pie, las lágrimas le nublaban la vista y
ahora también un hilo de sangre que escurrió de su frente provocado por el último
golpe. Sus fuerzas estaban al límite sin embargo el espíritu de sobrevivencia
lo hizo levantarse y agarrándose el abdomen camino hasta la cama.
—Muy bien,
fue fácil verdad, ahora recibirás tu premio, a los cachorros se les tiene que
premiar cuando obedecen creó que lo llaman refuerzo positivo.
Kaled
empujo su cuerpo contra la cama, el pequeño quedo boca abajo, se quito la
pijama y se dispuso abrirle las piernas, sin proveerle un lubricante y mucho
menos dilatarlo lo penetró rápidamente, sin ninguna compasión lo arremetía una
y otra vez.
—Basta por
favor me duele, para, ya no más, duele mucho, por favor...
Juli sentía
como destrozaban sus entrañas con cada estocada, y él solo podía gritar al
sentir el dolor que se incrementaba cada vez más, un líquido caliente se
escurrió de su entrepierna.
—En verdad
eras virgen, estas sangrando, por eso tu cuerpo esta tan justo, esto se siente
muy bien —Kaled disfrutaba cada movimiento, hacía tiempo que no follaba y
sentir como lo apretaba, le generaba mucho placer, fue intensificando la
velocidad y la fuerza de sus penetraciones.
—Por
favor... auuuu... por favor... detente... aaauu —poco a poco dejó de suplicar y
solo gemía por el dolor.
Julien
estaba llorando a borbotones y sentía que cada vez llegaba más profundo, con
sus manos sujetaba con fuerza la colcha debajo de él, Kaled se acerco a su oído
y le susurro.
—Dime que
estas disfrutándolo y que quieres más —Juli estaba aturdido y no quería decir
nada solo pensaba "que ya terminé
todo por favor".
Al
percatarse de que el cachorro no diría nada, Kaled salió de él y lo giro para
quedar de frente abrió sus piernas de nuevo y lo penetro una vez más.
—No, ya
no, por favor no más aaau... —Juli volvió a pedir.
—Di que te
gusta y que deseas más —Kaled insistió
Pero el
pequeño no podía decir nada, el dolor invadía su cerebro y no lo dejaba pensar.
El mayor
se agacho y lo mordió en la clavícula después en el cuello, subió a la oreja
llego a sus labio y le dio un beso que termino en una sangrante mordida. Juli
lloraba ya no sabía qué hacer, con sus manos lo empujaba pero este ni se
inmutaba se levantó y siguió con sus movimientos de cadera.
—Di que te
gusta y pide más —volvió a repetir.
El joven
no podía salir de su aturdimiento y solo podía sentir el dolor que lo invadía.
Kaled sujeto su pene para masturbarlo, el cuerpo del cachorro respondió a las
caricias proporcionadas al igual que el resto del su cuerpo, después de varios
minutos Juli jadeaba y respiraba entrecortadamente, su cuerpo se estremecía con
cada toque, con cada penetración, en poco tiempo sintió la necesidad de eyacular
pero Kaled sujeto su miembro y lo apretó en la base impidiendo que el chico
culminara.
—Di que te
gusta y que quieres más.
Juli sentía
que la cabeza le iba a explotar intento con sus manos retirar al mayor pero fue
imposible, su sudor era mayor al igual que sus ansias y lo que antes le producía
placer ahora le generaba dolor ¿Por qué
estas dos sensaciones tenían que ir juntas, acaso no pueden sobrevivir solas?, estas
preguntas aparecieron en su mente; sabia que intentar persuadir a Kaled para que
se detuviera seria en vano y prefirió rendirse.
—Ah ah
Kaled por favor no pares, mi cuerpo te pertenece —Juli sintió que su espíritu
era profanado al haberlo hecho decir esto.
—Buen
chico- le acaricio la cabeza - está bien vengámonos juntos.
Y así los
dos llegaron al clímax. Julien sintió un liquido caliente invadiéndolo por
dentro al igual que su propio semen embadurnaba el abdomen de los dos.
Kaled
sujetaba al cachorro por la cintura, por fin salió de él y el chico pensó que
su tortura había terminado. Julien quedo acostado boca arriba en la cama, no se
podía mover sus fuerzas parecían haberse agotado.
—Sabes los
entrenadores dicen que para garantizar una buena educación a tu cachorro, debes
de repetir muchas veces los ejercicios —su voz sonaba pausada y excitada.
El
cachorro no podía creer lo que oía, acaso ¿lo violaría de nuevo?; su cuerpo le
recordó el pulsante dolor generado por los golpes, por el abuso y sobre todo
por su alma ultrajada.
—Vamos, no
te hagas el difícil, estoy seguro que te gusto —Kaled estaba de rodillas
alrededor del cachorro y noto como se tensaba por su comentario, pero al ver su
cuerpo desnudo sentía un deseo inmenso por hacerlo suyo, por poseer su
inocencia, su ternura y su alma.
Kaled se
sentó en una orilla de la cama.
—Ven acércate
—Kaled le ordeno al cachorro.
Pero el
cachorro no sabía si podría lograr moverse, sentía que si se movía se desangraría.
—Qué
esperas, tienes que entender que odio que me hagan esperar —su voz sonaba un
tanto irritada.
—Me duele,
no me puedo mover, por favor déjame... —Julien suplicaba entre sollozos.
—Así que me
resultaste una puta delicada —se rió y miro al pequeño.
Kaled lo
jaló de las piernas hasta tener su cintura cerca. El cachorro grito por el
dolor de ser arrastrado por la cama, con cada movimiento su cuerpo gemía de
dolor.
—La verdad
es tú culpa, que quiera follarte de nuevo por tener un cuerpo tan apetitoso —su
excitación era mayor.
—No por
favor, no de nuevo, por favor, ya no más, me duelo mucho, te lo suplico por lo
que más quieras... —Su sollozos eran intensos y las lágrimas hacían que sonara
tan conmovedor pero tristemente el hombre que lo miraba, se había vuelto duro a
estas escenas, tenía que serlo si querías sobrevivir en el infierno y aún más
si eras el alfa de una jauría; esta sería su siguiente lección del cachorro,
"Las lágrimas no sirven de nada en
el Pandemónium".
Al verlo
cubierto de su llanto, se excitó, quería verlo gritar de placer, que olvidará
su pena, que se entregara al deseó y sobre todo a él.
Kaled ya
estaba listo solo le faltaba donde volcar toda esa energía, sujetó al chico por
la cintura, lo levantó (él era tan ligero) y teniéndolo de frente, lo ensartó
en su falo erecto. Julien se contrajo por la penetración tan severa, su mirada
estaba nublada por el llanto, su cerebro abrumado por todo lo ocurrido y su
corazón al igual que su alma destrozada en miles de pedazos los cuales jamás
lograría unir.
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Espero que les guste y dejen un comentario al respecto. Si les gusto compártanlo.
TT-TT Pobre Julien.
ResponderEliminarA mi también me da pena leer todo lo que le hecho pasar pero todo sea por mantener cautivadas a las lectoras.
EliminarGracias por seguir leyendo.
Cuídate mucho, see you :)
Que decirte, un maldito Alfa, violador, desgraciado, infeliz, absolutamente detestable, espero sufra.
ResponderEliminarEn cuanto a Julien, deberá aprender a obedecer y ser más fuerte.
Buen comienzo de historia.