Soledad y Abandono.
Julien se
puso de pie y acompaño a su pequeño amigo que ahora vestía un mini short color
café y una blusa color coral de botones al frente, la tela es muy delgada que
no deja mucho a la imaginación pero se nota que debajo de esta lleva una
playera de tirantes, sus zapatillas son cafés.
Al llegar
a la cocina vio los recipientes llenos de comida que le había llevado Ariel.
—Es mucho,
para mí solo, no deberías traer tanta comida —Juli le comento y señalo los
recipientes.
—Nada de
eso, es lo que una persona normal debe de comer —le contesto y destapo una
canastilla con pan —deja de quejarte y come que solo tengo unos minutos.
— ¿A qué
te refieres? —saco un plato y se sirvió sopa, al probarla, se quemo la lengua,
e hizo una mueca de dolor.
—Está
caliente, la acabo de hacer —Ariel le comento al ver su rostro de dolor.
—Gracias por
avisarme —Juli hablo con la lengua de fuera, por lo que las palabras sonaron
extrañas.
El pequeño
no pudo aguantar más la risa y se rindió a ella, Juli solo de verlo también lo
acompaño, hacía tanto que no reía de esa manera que pensó que nunca lo haría de
nuevo, pero ahora le parecía tan revitalizante.
Después de
mucho reír Juli siguió comiendo.
— ¿Por qué
no tienes tiempo? —le pregunto entre bocados.
—Hoy me
toca hacerme cargo de la cocina y Dave del departamento así que ninguno de los
dos podremos visitarte mucho —explico rápidamente.
—mmm —fue
todo lo que Juli pudo expresar.
—Lo siento
pero no te pongas triste te vendré a visitar de rápido, te lo prometo —Ariel
levanto su mano y le mostro su palma —juramento de hembra —complemento la
respuesta.
Juli
esbozo una sonrisa.
—Gracias
pero no deseo causarte molestias o problemas con tú marido —le contesto
seriamente y aunque por dentro deseaba decir lo contrario, no podía ser tan
envidioso.
—No te
preocupes, además ya me percate de lo poco que cuidas de ti mismo, si no te
vengo a vigilar eres capaz de no comer nada en todo el día.
El regaño
de Ariel le pareció muy tierno y amable de su parte.
—Te puedo
pedir otro favor —le hablo suplicante.
—Claro
dime —Ariel le contestó.
—No mandes
de nuevo a Benji —Juli fijo su mirada en su plato.
—Lo siento
pero yo no lo envié fue el amo y te prometo tratar de evitar que él vuelva a
venir. ¿Te hizo o dijo algo desagradable?
—No, me ha
dicho nada —contesto inmediatamente, lo cual hizo pensar a Ariel todo lo
contrario —en serio, no me ha hecho nada —con esto solo confirmo lo que Ariel
pensaba pero no lo forzaría a decirle que paso, en cuanto el se sienta listo
para hablarlo, el niño lo escucharía con gusto, además esto era parte de vivir
en la manada, aprender a defenderse solo.
—Me he dado
cuenta de que no te cae muy bien y de hecho creó que el sentimiento es
reciproco, por parte de Benji es comprensible ya que no tolera a nadie que se
le acerque a Kaled y menos cuando ha hecho público que eres su perra, eso es
algo que deseaba que hiciera pero siendo él a quien nombrará —Ariel miro el
sonrojo de Juli —déjame decirte que nunca ha estado emparejado por decirlo de
algún modo.
—Pero Dave
me dijo que vio a Kaled entrar al departamento de Benji —Julien no aguanto más
y se lo dijo.
—Lo sé me
lo conto hoy en la mañana y lo regañe por decírtelo, no sabemos a que fue,
además no importa, a ti ha sido al que ha anunciado como su perra y eso es más
que suficiente, no importa si se acuesta con alguien más, tú eres la importante
—hablo muy seguro —además si deseara que Benji fuera su perra ya lo hubiera
nombrado desde hace mucho o viviría con él y al contrario jamás ha dejado que
esté en su departamento. Al ser el alfa puede tener a todas las perras que quiera
pero solo se ha mantenido con Benji, por lo menos que nosotros sepamos y no
creó que esa relación sea seria de lo contrario ya lo hubiera tomado como suyo.
Hasta ahora tú eres el primero en quien ha puesto tanto interés.
Juli se
quedo pensando en lo dicho por Ariel y le pareció difícil de creer, además no
podía sentirse especial sí llevaba dos noches sin dormir con él, y justamente anoche
lo dejo en la cama, no le permitió acercarse más, era obvio que a Kaled no le
importaba tanto, o ¿Por qué se iba por las noches con Benji? Su cerebro no
dejaba que se creara falsas ilusiones.
—Lo siento
pero me tengo que ir, guarda lo que no te comas en el refrigerador y no te
preocupes intentaré evitar que Benji te visite de nuevo —Ariel le repitió su
promesa —vendré en la noche a verte y a verificar que cenes – sonrió a su
comentario y salió de la cocina apresuradamente.
—Gracias —Juli
le grito al niño.
¿Cómo
puede correr con esos zapatos sin matarse? Juli pensó.
El día
paso lentamente, Juli comenzó por lavar sus trastes sucios, después fue a la
sala y vio por la ventana la ciudad, se veía tan cerca pero el chico sabía que
eso era solo un espejismo.
La mente de Juli se situó en sus abuelos, lo
preocupados que deben de estar. El chico no podía dejar de pensar en Richi y
Mark, lo que deben de estar sufriendo por su causa.
Después de
varios minutos de estar frente a la ventana sintió que se pondría a llorar por
sus abuelos, por lo que decidió buscar algo en que entretenerse. Exploro todo
el departamento y encontró un cuarto en el que había una lavadora y secadora,
recordó que la ropa que le había prestado Dave estaba sucia y sería una
grosería regresársela así o por lo menos eso es lo que Richi le hubiera dicho.
Fue a
buscar las prendas y encontró en el baño un cesto repleto de ropa sucia, al
parecer desde que llego o posiblemente desde antes nadie lavaba la ropa. Juli
intento levantar el cesto pero una punzada de dolor le recorrió la espalda
teniendo como origen su trasero, desistió de cargarlo y opto por llevar poco a
poco toda la ropa hasta el cuarto de lavado.
El chico
preparo todo y después de varias horas de extenuante trabajo de lavado, que en
sus condiciones de salud así le pareció, estaba muy cansado y con el cuarto de
huéspedes lleno de ropa por doblar o planchar. Realmente se sentía muy agotado,
busco en el cuarto de lavado la plancha pero no la encontró, después fue al
cuarto de Kaled y busco por todos lados menos en el closet por alguna razón le
daba miedo meter mano en las cosas de Kaled.
El chico
termino por voltear la casa de cabeza y no encontró la plancha. Se detuvo a
pensar y a descansar en la sala, hasta ese momento se percato de la hermosa
luna llena que estaba iluminando la noche, que rápido se hizo tarde pensó.
—Si fuera
una plancha ¿dónde estaría? —sé pregunto tontamente — ¿Qué aquí nadie plancha?
—se quejo en voz alta.
—No, el
amo Kaled evidentemente no se encarga de esos menesteres y como él vive solo.
Juli
dirigió su mirada a quien le hablaba y agradeció que no hubiera escuchado su
pregunta.
—Hola —le
contesto alegremente.
—Pensé que
tal vez ya estuvieras dormido —Dave lo miro feliz de que esto no fuera así.
Dave iba
vestido de pants, hoy se le veía desaliñado por decirlo de algún modo. Su
cabello rojo estaba alborotado y revuelto.
—No, me he
estado entreteniendo buscando la plancha, como ya escuchaste —le explico.
— ¿Para
que la necesitas? —al escucharse, sonrió y rehízo su cuestionamiento —se para
que la necesitas, lo que quiero decir es, que no deberías de planchar, se
supone que debes descansar, si el amo se entera estarás metido en un buen lio.
Juli observo que llevaba en las manos una bolsa con algunos recipientes.
—Por eso
espero que no sé entere —le guiño el ojo y espero su respuesta.
Un suspiro
se le escapo a Dave.
—Por mí no
sé enterara pero solo por esta vez —Juli le sonrío como agradecimiento.
—Ahora sí,
a lo que vine - se aclaro la voz —ya tomaste tus pastillas.
Juli negó
con un movimiento de la cabeza.
— ¿Por
qué? —Estaba sorprendido — ¿Por qué no te cuidas?
—Lo siento
soy malo para recordar los horarios, mi abuela siempre me regañaba y termino
por poner una especie de alarma para recordarme la hora en la que me tocaban los
medicamentos —Juli explico un poco avergonzado de su mala memoria.
—Acompáñame
a la cocina —Dave le pidió amablemente.
Juli se
paro y un dolor en las plantas de los pies y en las piernas lo acuso.
—Creó que
me excedí con el ejercicio. Ahora si quiero las pastillas —hablo en voz baja
para que Dave no lo escuchara o lo regañaría.
Al entrar
a la cocina, miro a Dave sacar los recipientes.
—Ariel te
mando la cena y me pidió que me asegurará de que tomaras tus pastillas —el
pelirrojo le comento sus instrucciones —el pequeño es como una mamá, lo cual es
sorprendente por su edad.
—Supongo
que sí, mi abuela se comportaba de esta manera conmigo —Juli recordó.
— ¿Y tú
mamá? —Dave le pregunto mientras sacaba un plato para servirle.
—No la
conocí, murió cuando yo nací —le contesto seriamente.
—Lo siento
—Dave se veía apenado y no supo que más decir.
—No tienes
porque disculparte, no había manera de que lo supieras y no ha sido a propósito
—lo disculpo.
—Come ahora
que todavía está caliente —le propuso y evito el tema anterior.
—Dave, me
¿podrás conseguir una plancha? —le pregunto con la esperanza reluciendo en los
ojos.
—Sí,
mañana te la traigo, porque tengo la ligera sospecha de que si la traigo hoy,
te pondrías a planchar en este mismo momento y mañana que Ariel venga a verte y
te encuentre con los ojos de búho, al que regañaría seria a mí.
Juli
sonrío a su comentario y continúo comiendo.
—Juli me
tengo que ir, Giovanni no debe de tardar y le tengo que dar de cenar, además
quiero darme un baño, mira como estoy, eso de hacer limpieza en el departamento
de la manada es muy agotador, cuando te toque me comprenderás —Juli lo miro
detenidamente y noto el cansancio reflejado en sus ojos.
—Entiendo —le
contesto y siguió con la mirada a su acompañante.
— ¡Ah!
Casi lo olvido, ¡tus pastillas! —Se dio un ligero golpe en la frente — ¿Dónde
están? —pregunto.
Juli
señalo una cajita ubicada a lado de los especieros.
Dave le
paso la cajita y miro como el chico sacaba su pastilla y la tomaba.
—Listo, ahora
Ariel no podrá regañarme —su sonrisa era evidente.
—Dile a
Ariel que gracias por la cena, ha estado deliciosa —Dave asintió y se despidió
con un movimiento rápido de la mano.
—Buenas noches
y deja de hacer limpieza —le pidió.
—Que
descanses, parece que te hace falta —Juli le deseo.
—Gracias
Fue lo
último que Juli escucho decir a Dave antes de que la puerta se cerrara.
Después de
limpiar la cocina por segunda ocasión en el día. Fue directo a su habitación y
se baño, busco entre la ropa que había lavado otro pijama de su amo que le
quedará y se la puso.
El chico
regresaba al baño para secar su cabello pero un fuerte ruido lo distrajo,
cambio de destino y camino a la ventana de la habitación, corrió una de las
cortinas para observar ¿qué ocurría? o ¿De dónde provenía el sonido?
Los ojos
de Julien observaron todo lo que estaba a su alcance, entre tanto recordó que
hasta ese momento no se había detenido a mirar por esa ventana, al hacerlo noto
una calle frente al edificio y varios edificios un poco más pequeños que esté,
también se alcanzaba a ver un área de casas tal vez una zona residencial, pues
era obvio que este edificio era de lujo, seguramente en el último piso estaba
un penthouse, lo interesante sería saber ¿Por qué Kaled no lo estaba ocupando?
Y en su lugar estaba en el 9° piso. El chico sabía esto porque el día que su
amo lo llevo a conocer al resto de la manada, al subir en el elevador vio que
había 10 pisos y al regreso su amo pincho el número 9 para llevarlo a su
departamento.
Julien
puso más atención al sonido y le pareció una especie de alarma, por lo que se
quedo quieto, sin embargo no pudo notar algún movimiento como para que fuera un
temblor, al mirar por la ventana tampoco vio alguna columna de humo como
sinónimo de incendió; pero su búsqueda visual tuvo una recompensa y tal vez la
única que obtendría esa noche, varios hombres salieron del edificio o eso le
pareció, estos corrieron por toda la calle, hasta que se perdieron de su vista.
La alarma dejo de romper el silencio de las calles. Julien se quedo de pie
frente a la ventana escudriñando las calles pobremente iluminadas por el
alumbrado público y el resplandor lunar.
Pasaron
varios minutos y todo se quedo en silencio, la quietud de la noche embargo las
calles que Julien estaba observando. El chico estaba lleno de preguntas, ¿Para
qué será la alarma? ¿Qué habrá pasado?
—En cuanto
vea Ariel le preguntaré —hablo en un susurro.
Como ya no
había nada que ver, el chico se retiro de la ventana y retomo su camino hacia
el baño. Termino de secar su cabello y
lo cepillo, pensó en trenzarlo pero recordó lo mucho que le molestaba a su amo
que lo recogiera así que lo dejo suelto.
Ya en la
cama su falta de sueño le hizo recordar las palabras de Ariel, sobre que Benji
no era alguien importante para Kaled y el sí. Sin embargo Juli no se sentía de
esta manera, la actitud de su amo no le permitía ilusionarse con la idea de ser
alguien importante para él.
Julien
paso un par de horas removiéndose en la cama, pues no conciliaba el sueño. Por
eso el chico se la paso todo el día haciendo limpieza pues intentaba distraer
su mente de su situación actual. Al final la estrategia de limpiar para
distraerlo no solo surtió efecto durante el día también lo ayudo por la noche a
su problema de insomnio pues estaba cansado y su cuerpo necesitaba reponerse.
Sin darse cuenta el sueño termino por vencerlo.
Al día
siguiente no hubo necesidad de que alguien despertará a Julien. A las 8 en
punto estaba de pie y revisando todo a su alrededor.
—No vino
de nuevo —su comentario lleno la habitación, al igual que el suspiro liberado.
Julien decidió hacer lo mismo que el día
anterior, evadir sus pensamientos que solo lo deprimían por medio de las
labores domésticas, extenuarse físicamente su otro objetivo para que en la
noche tampoco lo aquejaran esos sentimientos de soledad y abandono, dejando que
su cuerpo cansado lo llevara al valle de los sueños, el único lugar dónde era
libre.
Después de
entrar al baño a lavarse la cara, fue directo a la cocina a prepararse algo de
desayunar. Estaba aburrido de que los demás lo alimentaran no le agradaba
depender de ellos. Richi siempre involucro a su nieto en todos los quehaceres
de las casa, era como si lo preparara para una vida hogareña.
Mientras
el chico exploraba los ingredientes con los que contaba, su mente
involuntariamente le regalaba imágenes de Kaled y de Benji. Saco la leche y un
plato para preparar cereal, pero una vivida imagen de Benji besando a Kaled
cruzo por su mente y termino por tirar el plato.
—Carajo,
¿por qué me afecta? Yo no estoy aquí porque él me guste, estoy porque me ha
obligado. Entonces ¿por qué me molesta verlo con alguien más? Al contrario
debería de estar feliz, tal vez el que no esté vigilándome las 24 horas del día
me ayude a encontrar alguna manera de escapar.
Julien
divago en voz alta. Y durante su discurso empezó a levantar los cristales del
piso.
—Si sigo
rompiendo cosas, Kaled tendrá que conseguir una vajilla nueva y de plástico —al
ir recogiendo todo una voz lo asusto.
—Deja eso
te podrías lastimar
Esa voz
fría y autoritaria de nuevo y tal parece que en lugar de ser una advertencia su
cerebro lo tomo como una orden. Por los nervios de escuchar esa voz cerró la
mano con la que sujetaba algunos de los vidrios y se los encajo en la palma
izquierda.
—Mierda —levanto
la mirada del piso y busco a aquel que le había hablado, su corazón latía
apresuradamente, muy en el fondo ardía en deseos de ver a su amo.
Sin
embargo la mirada de Julien se torno sorprendida pues no estaba Kaled, se puso
de pie y salió de la cocina. Lo busco por todo el departamento pero este no se
encontraba aquí.
El rostro
de Julien se mostraba muy triste, bajo la mirada y se encontró con gotas de
sangre, al mirar que estas se convertían un pequeño charco, se percato de que
su mano era el origen de este fluido. Volvió su rostro por el pasillo y vio las
gotas rojas por todo lo largo de este.
Levanto la
mano y fue al baño del pasillo que era el más cercano y puso su mano en el
lavabo, junto toda la fuerza de la que fue capaz y saco los cristales
incrustados. Al chico se le rodaron algunas lágrimas por el dolor físico o eso
fue lo que él se decía, evitando el sentimiento de abandono que le provocaba
pensar en Kaled. Cuando creyó que su mano estaba libre de cristales abrió la
llave y dejo que el agua le lavará.
—Julien
¿dónde estás? —Una voz llamo al chico.
— ¿Estaré
imaginándolo de nuevo? —Juli se pregunto pues ahora estaba seguro de que la voz
que creyó escuchar antes era su inconsciente manifestándole sus ganas de ver y
estar con su amo.
—Juli,
¿qué haces? —Ariel asomo su cabeza por la puerta del baño — ¿qué te paso? —el
niño sonaba muy preocupado.
—Ah, hola
Ariel —levanto un poco la mano, la cual todavía sangraba —me corte, pero ya la
limpie, solo tengo que buscar una venda y listo.
— ¡Pero si
aún te está sangrando! —Ariel lo miro sorprendido por su actitud —voy a ir a
buscar al amo —intento salir.
—No, es
nada grave, por favor —Juli le suplico.
—El amo
querrá saber que paso.
—Tal vez o
quizás no —el chico hablo con cierta tristeza en la voz —por favor solo necesito
una venda —lo miro a los ojos y le suplico.
—Está
bien, sé donde el amo tiene el botiquín —Ariel salió del baño.
Julien
sabía que no le podría esconder una herida tan escandalosa como esa a Kaled
pero aun cuando su cuerpo le pedía a gritos ver a su amo, su cerebro no lo
creía conveniente; sí Kaled no desea verlo él no lo forzaría a ello y menos por
una trivialidad como esa, pensó el chico.
Ariel
ayudo a Julien a vendarse, después levanto el resto de los vidrios rotos y le
dio de desayunar que es a lo que había ido. Además de revisar que tomará sus pastillas.
—Juli, lo
siento pero me tengo que ir, hoy también estoy a cargo de la cocina y del
departamento completo —hizo un mohín —a veces parece que ser eficiente solo te
da más problemas que soluciones.
—Y los
demás, acaso ¿no hay nadie más que pueda hacerlo? —Juli solo deseaba estar con
alguien, no deseaba estar solo de nuevo.
—La manada
es grande pero el amo solo permite que los que vivimos aquí nos hagamos cargo —se
quedo pensativo —los machos no se ocupan de labores domesticas por lo que las
hembras nos toca realizar estas actividades. Cada pareja vive en un
departamento y la hembra se encarga de las labores propias de su casa pero como
el departamento del primer piso lo ocupamos todos, las hembras que vivimos aquí
nos hacemos cargo de la limpieza y la comida para todos los habitantes de aquí —explico.
—Pero ayer
te toco a ti y ¿por qué hoy de nuevo? —Juli le pregunto.
—Tienes
razón, pero ayer ocurrieron algunas cosas por las que Vincent y Benji han
tenido que acompañar al alfa y sus hombres a una revisión por lo que solo
estamos libres Dave y yo, Mar como sabes no cuenta ya que ella es como un
macho. En el edificio también vive Noah y otros perros pero no tienen parejas
por lo que no hay nadie más que nos ayude.
—Yo los
puedo ayudar —Julien sugirió.
—No, por
supuesto que no —el chico fue invadido por la tristeza —no me mal interpretes,
yo no tengo problema alguno en que nos ayudes pero si el amo se da cuenta
habría serías consecuencias para todos. Hay estrictas ordenes de que no salgas
del departamento y por cierto toda la manada está enterada de que el amo tiene
una hembra —Ariel miro a Juli y continuo con su advertencia -hay cancerberos
alrededor del edificio cuidando que nadie que no sea de la manada se acerque y
aún aquellos que lo son deben de tener alguna razón válida para entrar a esta
área que es considerada el núcleo del Oasis, pero no solo cuidan a quién entra,
también a quién sale, ninguna hembra que no sea Benji o Mar (que no es
propiamente una hembra) tiene permitido salir. Los cancerberos han sido
avisados y tiene una descripción de ti, por lo que si logras llegar a los
filtros como le llaman, seguramente serías regresado por alguno de ellos.
Juli
sintió un retortijón al escuchar a Ariel, tratar de escapar de aquí sería muy
difícil.
—No te
preocupes en cuanto estés mejor físicamente el amo dejará que te unas a las
labores de la manada —Ariel trato de infundirle un poco de ánimo.
—Ariel ¿qué
sucedió ayer por la noche? —durante todo la explicación del niño Juli recordó
lo de la alarma.
— ¿Te
refieres a la alarma? —Juli asintió y Ariel hizo un gesto de preocupación —pues
hubo un problemita pero nada grave, ya te lo dirá después el amo —Ariel camino
hacia la puerta —ya me voy, todavía tengo muchas cosas que hacer, por cierto
Dave me dijo que necesitabas una plancha y te le envió la deje en la sala. Te
advierto que no debes de estar mucho tiempo de pie eso no ayuda a tu
recuperación, sin embargo te la dejaré porque dudo mucho que alguno de los dos
pueda venir a verte de hecho si has notado hoy traje mucha más comida porque no
creó que pueda venir traértela en la tarde o en la noche, así que te podrás
distraer un poco planchando —el rostro de Ariel mostró tristeza por lo dicho —por
favor no olvides tomar tus pastillas y no abuses de los quehaceres.
—Juli
sintió una gran tristeza que lo invadía y tal vez Ariel lo noto pues sin
pensarlo mucho corrió a abrazar a Juli y le dio un beso en la frente.
—No te
pongas triste, se que te sientes solo pero solo será por hoy mañana vendré a
visitarte y me quedaré más tiempo —Juli correspondió el abrazo y realmente se
sintió feliz de escucharlo aunque hubiera deseado que fuera otra la persona que
lo hiciera.
Ariel
soltó al chico y salió de la cocina.
Durante el
resto del día Julien plancho, barrio, aspiro y sacudió todo el departamento
hasta a que su cuerpo exhausto le pidió un descanso.
—Es hora
de comer algo —hablo para sí mismo.
Y lo
cierto era que ya no era hora de comida, lo correcto sería decir que cenaría.
Julien se había concentrado tanto en ignorar su soledad que ni las punzadas
frecuentes de su mano lo detuvieron de sus labores. Después de cenar algo y
tomar sus pastillas, tomo un baño y se acostó dejo que el cansancio lo venciera
y durmió plácidamente.
Al día
siguiente se sorprendió que nadie lo hubiera despertado pues ya eran las once
de la mañana y Ariel o alguien más por lo regular lo despertaban a las nueve o
diez.
—Qué
extraño —murmuro.
Al
levantarse e inspeccionar el cuarto se dio cuenta de que su amo tampoco había
ido a dormir.
—Tercera
noche que no duerme aquí —la tristeza lo invadió —tal vez Benji tenga algo de
razón y como ya consiguió de mi lo que quería, ya no le intereso y terminara
por entregarme a sus perros —hablo y solo de escucharse su corazón se estrujo.
Al ir en busca
de un poco de agua, encontró una hoja de papel rosa doblado sobre la mesa.
Julien se
acerco y lo tomo, llevaba escrito en tinta negra y con letra cursiva Ariel, al
desdoblar la hoja se encontró con un recado del pequeño.
“Hola Julien siento mucho no poder cumplir lo
que te dije ayer pero no ha sido mi culpa, han surgido algunos asuntos
importantes por lo que no podremos ir, lo sentimos mucho, hubiera querido
decírtelo personalmente pero es muy temprano para que estuvieras despierto así
que le pedí a Raúl que te llevara la comida y que no te despertara.
Por favor no olvides tomar tus pastillas y
descansa.
En compensación te he enviado un postre
delicioso para que te endulces el día.
Te quiere Ariel”
Al
terminar de leer la nota no pudo evitar sentirse solo pero también un
sentimiento de agradecimiento surgió, ya que por lo menos alguien se había
preocupado por él.
—Mamá
Ariel —Juli sonrió a su comentario y pensó que Ariel era como una mamá
preocupada por el descuidado de su hijo.
Durante el
resto del día término por ordenar la habitación de Kaled y lavar el baño e
inventarse tareas, sin embargo en la tarde ya no había nada más que hacer.
El chico
lavo la herida de su mano y cambio el vendaje.
Julien no
quería dejarse envolver por los pensamientos negativos así que al observar la
televisión, pensó en encenderla pero esta no servía o mejor dicho ningún canal
tenía señal.
— ¿Por qué
será? —cambio y cambio los canales pero nada y al ver las películas optó por
ver alguna.
Busco
entre los título y noto que todas eran películas viejas, encontró una que no
había visto, se llamaba “What dreams may
come”. Fue a la cocina y corto un pedazo de la tarta de limón que Ariel le
había enviado y fue directo a la recamara.
En casa de
sus abuelos el amaba sentarse con ellos y ver películas durante toda la tarde,
por lo que pensó que tal vez eso lo distraería.
Puso la
película, sin embargo conforme esta avanzaba se deprimió más y termino llorando
un poco por la trama de la película y otro poco por su situación actual.
Sus lágrimas
brotaban sin parar y se reprendía mentalmente por haber escogido esa película
que en lugar de distraerlo lo había deprimido más.
Su llanto
continuó y Julien se envolvió en las cobijas para esconderse de la soledad, tal
vez así no lo encontraría, sin embargo el sentimiento de abandono no sería tan
fácil de evadir.
Sin darse
cuenta el chico se quedo dormido.
La ventana
estaba abierta, el aire frío de la mañana inundaba la habitación, la luz de la
televisión se perdía por la luz del sol y el ruido de la puerta al abrirse
rompió el silencio reinante; pero Julien estaba ajeno a todo esto.
El hombre
que entro miro todo con total desagrado y su furia aumento al notar al chico
que dormía destapado, las cobijas estaban tiradas a un lado de la cama mientras
su delgado cuerpo tiritaba en medio de está.
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