Bienvenida al infierno.
En cuanto
escucho la respuesta de Ariel, Juli sintió que algo lo molestaba no sabía qué,
pero un extraño sentimiento de coraje lo invadió.
—Benjamín
es un chico que ha estado aquí desde antes de que yo llegará, cuando me lo
presentó Raúl dijo que era una perra sola, sin compromiso pero conforme fui
conociendo a todos me di cuenta de que en realidad era la perra de Kaled —Ariel
continuo explicando —o eso es lo que él quisiera, en realidad todos saben que
Benji acosa al jefe y que esté no le disgusta, pero nunca le ha entregado el
anillo para hacerlo oficial.
—Entonces
si Kaled no le entrega un anillo ¿Benji sigue estando libre? —Juli pregunto.
—Exacto,
de hecho se menciona que Noah lo ha estado cortejando pero esté lo ha ignorado,
sin embargo si Noah o alguno otro quisiera reclamar a Benji como suyo, Kaled
podría entregarlo y emparejarlo, aún cuando esté no quisiera —Ariel explico.
—En serio
¿puede hacer eso? Y entonces la hembra no puede decir nada —Juli estaba
sorprendido o asustado no se podría especificar cual emoción era más fuerte.
—Así es,
un macho puede pedirle al alfa cualquier hembra que este libre y si a esté no
le interesa se la concederá, la hembra no tiene derecho a opinar, solo a
obedecer —la cara de Julien estaba asustada por lo dicho —las hembras aquí no
tiene voz ni voto – el rostro de Ariel reflejaba tristeza.
—Pero y sí
¿esa hembra está enamorada de otro macho? —pregunto con curiosidad, acaso las
hembras no tenían derecho a enamorarse, todas aquí eran vistas como objetos,
como juguetes o mascotas.
—En ese
caso él macho interesado en la hembra y aquel del cual está enamorado tendrán
que pelear, la contienda es presenciada por toda la manada, en esta no hay
armas, solo la destreza de cada uno de los machos involucrados, la pelea
termina cuando uno de los dos pierde la consciencia o se rinde, el ganador se
empareja con la hembra, no se aceptan reclamaciones por parte del perdedor o de
la hembra.
Juli
estaba consternado, con todo lo relatado, era como si estos hombres vivieran en
otra época, la manera de arreglar sus asuntos, el cómo pisoteaban los derechos
de las hembras, en fin todo era tan cruel.
—Y ¿las
hembras que son traídas de afuera? —Juli no sabía cómo explicarse.
—Ellas son
de quien las encuentra, en tu caso sé que te encontró Mar y Javier, pero como a
ninguno de ellos les interesaste, Kaled se hizo cargo —Ariel termino su manzana
y tiro el corazón de está en la basura —si por alguna razón alguno de ellos te
hubiera querido, habrían tenido que desafiar al alfa y esa no es una buena
idea, Kaled no es el jefe de a gratis, él ha tenido que pelear muchas veces y
siempre ha ganado, de hecho en varias ocasiones sus oponentes se han rendido y
en otras pocas ya no han despertado. Además por ser el alfa tiene derecho a
escoger primero aún cuando él no te haya encontrado —este pequeño miro a Juli,
esperando la siguiente pregunta.
El chico
termino de lavar los trastes y se seco las manos con una toalla que estaba
colgando a lado de unas agarraderas.
—Vamos a
la sala —Ariel lo invito.
Juli lo
siguió y se sentaron en un hermoso sofá beige.
—Ariel ¿tú
amas a tu esposo? —Juli no creía esto posible pero prefirió preguntar antes de
dar algo por hecho.
—Sí… o no,
la verdad no lo sé —Ariel estaba sorprendido con la pregunta, no se la esperaba
y por eso no supo que contestar.
—Llevas
con él varios años y ¿no has intentado escapar? —Juli quería saber si había una
posibilidad de salir de aquí.
—Al
principio lo intente —contesto rápidamente —pero él, me necesita.
Juli noto
un sentimiento de conformidad en su respuesta
— ¿Amas a
Raúl?—pregunto, pues no creía que fuera así.
—mm… —tardo
en contestar —No sé si amo a Raúl, deja te cuento bien mi historia y tal vez me
puedas entender —Juli lo miro con cierta compasión — ¿recuerdas que le dije a
Mar que nadie entendía mejor tu situación que yo? —Juli asintió a su pregunta —es
por que pase por lo mismo y ninguno de los demás lo ha hecho, Mar ha vivido en
el Pandemónium toda su vida, Dave fue salvado por Giovanni y por ello él lo
ama, pero yo al igual que tú fui secuestrado de la ciudad —hizo una pausa y
suspiro mientras parecía recordar algo.
—Era mi primer año en la secundaria, mi madre me
había explicado sobre mi condición de pilar y me dijo que por esto muchos
chicos querrían salir conmigo pero que no debía apresurarme, que tomara mi
tiempo para hacer amigos y que si alguno de ellos me atraía lo suficiente para
querer ser novios estaba bien; mis padres no interferirían en mis decisiones
siempre y cuando al chico que eligiera realmente me amara. Durante los primeros
meses pude hacer muchos amigos, uno de ellos llamado Johnny.
Él era
lindo, educado, me trataba como si fuera una princesa, lo quería mucho, ya
estábamos por terminar el primer año y mi cumpleaños se acercaba, yo estaba
seguro de que me pediría ser su novio en mi fiesta. Tres semanas antes de la
celebración, salimos tarde de la escuela porque a mí se me olvido mi suéter en
el salón, así que regresamos, Johnny me acompaño, mientras unos amigos nos
esperaban a fuera, después de recuperar mi prenda salimos del salón pero
torpemente tropecé y Johnny me alcanzo a sujetar – Ariel guardo silencio por
unos segundos, su rostro irradiaba felicidad y sus mejillas se colorearon de un
color rojo - mi rostro fue a dar al
pecho de mi amigo, al levantar mi mirada, él me ayudo a ponerme de pie y al
hacerlo se inclino un poco, al estar a tan solo unos centímetros de mi cara,
una picara sonrisa ilumino su rostro y esta me atonto más de lo que ya estaba,
mi corazón latía desenfrenadamente; Johnny termino por acortar la distancia
entre nosotros y sus labios se unieron a los míos, yo estaba tan emocionado que
no supe que hacer sin embargo el comenzó a moverlos suavemente invitándome a
unirme a su juego y así lo hice, realmente no duro mucho y no hubo intercambio
de fluidos —Ariel rio tímidamente ante su declaración —pero aún recuerdo
todo lo que sentí y me emociona, creó
para ser mi primer beso no estuvo tan mal —Juli sonrío por él comentario de su
compañero.
—Déjame
continuar —Ariel le pidió amablemente —al separarnos, él me tomo de la mano y
salimos del edificio, cuando salimos a reunirnos con el resto de los chicos
ninguno de los dos menciono nada. Al cruzar por un centro comercial, empezamos
a escuchar gritos y voces de personas, todas se oían muy asustadas, otras más
salían corriendo. Johnny se puso delante de mí, como protegiéndome y me indico
con la mano que nos alejáramos de allí, pero una vez más mi torpeza lo echo
todo a perder —la cara de Ariel se entristeció un poco y su voz era claramente
de reproche —comencé a caminar atrás de Johnny pero escuche algunos disparos
adentro del centro comercial por lo que todos corrieron a resguardarse durante
este alboroto perdí de vista a Johnny, y
con el miedo de lo acontecido me quede paralizado, justo en ese momento salieron varios hombres
corriendo, al parecer alguien llamo a la policía pues se alcanzaban a escuchar
las sirenas, yo estaba muy cerca de la puerta por la que estaban escapando.
Todos pasaban y ni siquiera volteaban a mirarme y cuando pensé que me había
salvado uno de ellos salió corriendo pero con su mirada fija en otra persona
que iba herida, por lo que no se fijo en mi presencia y sin querer choco
conmigo, caí al suelo y el volteo a mirarme, sus ojos se quedaron fijos en mí,
estaba tan asustado que solo mire como este hombre se alejaba —Juli estaba tan
atento con el relato que no se percato de que el sol comenzaba su descenso para
despedirse por el día de hoy.
— ¿Y
Johnny, dónde estaba? —Julien le pregunto, pues no entendía que hubiera dejado
solo a al pequeño.
—En cuanto
la policía llego, Johnny también apareció, tenía un golpe en la cabeza por lo
que me contó se cayó cuando todas las personas comenzaron a correr por lo que
se desubico, al darse cuenta de mi ausencia me busco y en cuanto me encontró,
corrió a ayudarme, yo le pregunte si había visto al hombre que me empujo pero
tal parece que no lo alcanzo a ver. La policía nos dijo que los hombres que
salieron eran parte de una jauría del Pandemónium y que si volvíamos a estar en
una situación parecida corriéramos y que por ningún motivo nos acercáramos a
ellos. Semana y media después todos habíamos olvidado el incidente, mi madre se
preocupo un poco pero papá la calmo. Acaba de llegar de la escuela y a mí se me antojo un flan, al
comentarle a mamá, ella me mandó por todo lo necesario para prepararlo,
extrañamente antes de salir le di un beso de despedida, eso era algo que nunca
hacía, sin embargo ninguno de los dos dijo nada, camine en dirección al centro
comercial, la luz del sol iluminaba la calle y yo llevaba los audífonos
puestos, escuchando mi música a todo volumen, tal vez por eso no escuche nada,
de haberlo hecho, habría corrido o pedido ayuda —la mirada de Ariel se veía
perdida, como si en ese momento estuviera en otro lugar o tal vez en otro
tiempo — ¿eso habría hecho un cambio? —Ariel hablaba para sí mismo.
Pasaron
varios minutos en los que Ariel se quedo en silencio y durante los cuales Juli
no supo que decir, pues él mismo aún se cuestionaba sobre las decisiones que
tomo para haber terminado allí, Juli se culpaba por aceptar ir a vivir con su
padre, por entrar en su antigua casa cuando su corazón y mente le decían que no
lo hiciera, por bajar aquella noche en que su padre estaba perdido en él
alcohol, por permitir que esté lo atemorizara tanto que termino en huyendo de
él y entregándose a su ahora amo, Kaled.
—Discúlpame,
es solo que a veces pienso que tal vez pude haber hecho algo para evitar esta
situación —Ariel tomo aire y continuo su relato —al ir caminado, sentí una mano
que me sujetaba de la cintura y me levantaba del piso, al darme cuenta de esto,
iba a gritar pero otra mano puso un trapo con algo que olía raro, me cubrió la
nariz y la boca después de eso no recuerdo nada más —sus ojos se veían rojos,
tal parece que Ariel intentaba no llorar —cuando desperté, lo hice en un cuarto
vacio, iluminado por un foco al centro de este, yo estaba en el piso, tenía las
manos atadas en la espalda y una mordaza en la boca. Estaba temblando de frío
pues me sentía descubierto y al recorrer con la mirada mi cuerpo supe la razón
de esta sensación, mi ropa fue sustituida por un vestido color rojo, corto, mis
tenis por unas zapatillas de correa, negras de tacón cuadrado, ¿por qué lo
hicieron? me pregunte, mi madre me había dicho que los pilares nos parecíamos a
las mujeres en muchos aspectos pero que no por ello tendría que vestir como
ellas, pensé que alguien de la escuela me estaba jugando una broma de muy mal
gusto e ingenuamente pensé que Johnny vendría a salvarme, que estúpido fui —la
amargura de su relato se transmitía en su voz —no supe cuánto tiempo estuve
allí, ni como llegue —Juli sintió un escalofrió recorrerle la espalda —tenía
frío y sentía las manos entumidas por las ataduras, la cabeza me dolía —Ariel
paro su relato, se notaba el dolor que le causaba recordar ese día.
—Si no
deseas seguir, no hay ningún problema —Juli le comentó, no deseaba obligarlo a
nada, de hecho el mismo no se sentía con la fuerza suficiente para contar lo
que Kaled le hizo a su llegada.
—No te
preocupes, ya lo he superado —su afirmación carecía de seguridad, pero aún así
continuo —Después de que desperté a los pocos minutos la puerta se abrió y un
hombre alto, de cabello largo, negro, de piel morena, cuerpo musculoso y unos
atemorizantes ojos oscuros, se presento:
“Hola, me llamo Raúl, estás en el Pandemónium” —yo había
escuchado del lugar por las noticias y aún cuando no me quedaba muy claro lo
que con llevaba esta declaración el miedo me invadió —“te traje aquí porque me enamore, cuando te vi en la calle, te veías
tan hermosa y frágil, te hubiera traído desde ese momento pero la policía
estaba por llegar y el amo estaba herido, cargar contigo era peligroso, sin
embargo no te pude olvidar, te estado buscando y por fin hoy logré encontrarte”
—Mientras
él hablaba, caminaba y se acercaba cada vez más, para mí era claro lo que él
deseaba, por lo que mi cuerpo temblaba.
“Sé que te llamas Ariel, mira pequeña te he
elegido como mi pareja”
—Al decirlo
me asuste más ¿cómo es que sabía mi nombre? Y ¿por qué me decía pequeña?, se
arrodillo frente a mí, paso sus manos por mi nuca y desato la mordaza de mi
boca, antes de que dijera algo, él tomo mi barbilla con su mano, evitando que
me moviera, sentí sus labios juntarse con los míos, pero en esta ocasión no
había todas aquellas emociones que el beso de Johnny me provocaron, al contrario
estaba aterrorizado —Ariel se quedo en silencio recordando aquel momento: Los
labios de Raúl se movían rápidamente, parecían urgidos por abrir aquellos
suculentos labios rojos, deseaba saborearlo, su lengua se abrió camino y se
introdujo en la boca del pequeño, el beso se fue haciendo más intenso por parte
del macho, el niño estaba asustado intentaba moverse pero su posición no se lo
permitía, por lo que solo se dejo llevar, durante el intenso beso la mano de
Raúl no perdía tiempo y se movió por los muslos del niño, el cual reacciono al
contacto intentando cerrar las piernas, pero el macho no se lo permitió y se
movió quedando entre las piernas del niño, esté estaba contra la pared y con el
macho pegado a él no había manera de escaparse. Raúl separo sus labios del
niño, solo para seguir besando su cuello y su hombro, sus manos liberaron las
de su presa y después bajaron el cierre de su vestido, en cuanto quito todos
estos estorbos continuo con su labor y masajeo los pequeños pezones del niño,
quien al sentir el contacto de esas manos fuertes, se estremeció e intento
escapar, pero todo era en vano, Ariel puso sus manos en el pecho del mayor
intentando empujarlo con todas sus fuerzas sin embargo no obtuvo resultados.
Raúl ignoraba los movimientos del niño, estaba muy concentrado en lo que hacía,
paso una de sus manos por la espalda de Ariel, moviéndola hasta llegar a su
trasero, el niño se sacudió con fuerza al sentir la mano de su captor
entremetiéndose en sus nalgas, en cuanto los dedos del macho encontraron su
objetivo introdujo el dedo índice bruscamente en el pequeño ano del niño, lo
movió salvajemente por unos segundos, durante los cuales un grito de dolor
rompió el silencio de la habitación y los ojos de Ariel se llenaron de
lágrimas, el macho ignoro lo anterior y metió el segundo dedo sin permitir que
el niño se acostumbrara al primero, Raúl separaba los dedos para ampliar la
entrada, sus movimientos eran violentos; Ariel comenzó a luchar más, intentaba
patear al macho sin lograrlo, el niño lloraba y gritaba pidiendo ayuda, pero
nadie acudía; “Cállate, odio los gritos”
y después de esa orden Raúl introdujo el tercer dedo, restregó estos contra las
paredes del menor mientras que este lloraba y gritaba más fuerte, Raúl se noto
molesto por esto y volvió a amarrarle las manos por enfrente y amordazarlo; si
antes no había podido hacer nada en estas circunstancias menos. El macho
introdujo el dedo de nuevo sin embargo ya no repitió todo el método, pues casi
de inmediato lo saco y desabrocho su pantalón, bajo sus bóxers y libero su pene
ya erecto, jalo de las piernas al niño para ponerlo frente a él, lo abrió de
manera que su ano quedara a su alcance y lo acerco a su pene, Ariel se
estremeció al sentir la punta del miembro del macho, estaba muy asustado y su
grito de dolor por la violenta penetración fue acallado por la mordaza, el
llanto del menor le bañaba el rostro, Raúl tomo las piernas de Ariel
levantándolas y acomodándolas sobre sus hombros, después lo sujeto de la cadera
para levantarlo un poco, el niño descansaba sus hombros sobre el frío suelo, el
macho se movía lento al principio para después de unos segundos apresurar las
embestidas, “te gusta, se nota en tu cara
y en tus gemidos”, era cierto la cara del niño estaba colorada y sus
quejidos eran fuertes pero esto no eran un indicativo de placer, todo era por su intenso llanto y sus
infructuosos intentos de gritar, Raúl seguía embistiendo al niño de manera
apresurada y violenta, durante todo el acto sexual Ariel solo sintió dolor, ya
casi al final sus ojos ya estaban secos, las lágrimas se habían terminado, ya
no había gemidos, ni siquiera un mínimo intento de moverse, el dolor invadió su
cerebro dejándolo sin opciones, su débil mente se dio por vencida y abandono su
cuerpo —después del beso él me violo —dijo esto entre sollozos y con esa frase
resumió toda aquella dolorosa escena en su mente.
Ariel
estaba temblando y sin darse cuenta sus lagrimas corrían por sus mejillas, los
brazos de Juli lo apretaban a su pecho, sin que el niño le contara nada sobre
su violación, la hembra del alfa había entendido y al ver como se estaba
poniendo lo abrazo para reconfortarlo e intentar calmarlo, Julien comprendía la
reacción del niño y no pudo evitar recordar su bienvenida al infierno.
De esta
manera las dos hembras se reconfortaban mutuamente por su manera de ser
recibidos en la manada.
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