En el infierno. Capítulo 2

¿Por qué a mi?





Richard corrió a la puerta para abrirla.

Un hombre vestido con un pantalón gris arrugado, una camisa blanca (el cuello que sobresalía mostraba un tono amarillento), un saco café y una corbata negra con el nudo torcido, estaba parado afuera, atrás de él estaba un automóvil gris, viejo, sucio, descuidado, de cuatro puertas.

Su madre lo abrazó y beso en la mejilla.


—Hijo que gusto verte— mientras decía esto le componía la corbata.

—Mamá, él ¿está listo? —Giraba su cabeza hacia todos lados, buscándolo.

—Cálmate él está en la cocina, tienes que portarte bien, no lo presiones todo será nuevo para él, si por alguna razón sientes que no está funcionando llámanos e iremos.

—Estaremos bien, solo es cuestión de que nos acostumbremos—. Los nervios se le notaban en el movimiento de las manos y en el titubeo de su voz.

—Eso esperamos. Julien ven a saludar a tu padre— Richi lo llamo tranquilamente.

El chico se paró a lado de su abuela, él y Robert se estudiaron por unos minutos (parecían horas en las que reino el silencio)

Robert vio de nuevo a su hijo después de varios años, él había crecido y ahora era una copia de su amado James, vestía uno jeans azules y una playera negra de manga larga y su larga cabellera sujeta con una liga.

Julien sintió un escalofrió al ver a Robert estaba gordo, con la barba un poco crecida, sus ojos expresaban tristeza y melancolía, su cabello castaño estaba corto pero despeinado, se percibía el descuido hacia su persona.

Al pequeño no se le ocurría nada que decir.

—mm... es... te  mm... ¿Hola? —y extendió la mano para estrechar la de su padre.

—Hola Julien ¿Cómo has estado? —su voz tembló al decirlo, y aceptó el saludo de su hijo.

Julien pensó: ¿Cómo he estado?, ¿Qué?, ¿Cuándo, ayer, la semana pasada, hace un mes o tal vez quiera saber todo desde hace 5, 6 o 10 años? Creó que esto es una mala idea.

Mark estaba escuchando y se acerco a Juli puso sus manos en los hombros, les dio un ligero apretón.

—Vamos hijo, siéntate y cálmate —. Estas palabras no se dirigían a Robert (su hijo).

Julien camino con su abuelo hasta la sala, seguidos por los otros dos.

El joven no quería prolongar lo inevitable y antes de que todos se sentaran tomó su maleta.

—Ya podemos irnos—. Su voz resonó en la habitación, todos estaban petrificados.

—No seas impaciente Juli— Richi se veía preocupado.

—Siento si eso parece, pero es tarde y si mal no recuerdo tú dijiste que no querías que viajara de noche.

—Tienes razón, es mejor si se van ahora—. La voz del abuelo estaba cargada de autoridad.

Robert camino hacia el joven e iba a tomar la maleta pero este de inmediato la jalo.

—Yo puedo solo...  Gracias—.  Él camino hasta la puerta cargándola.

Se giro para ver a sus abuelos, su mirada se nublo por las lágrimas y se le estaba haciendo un nudo en la garganta.

—Adiós, no, hasta luego— no pudo decir más, su voz se negaba a salir.

Los dos ancianos ya estaban llorando.

—Juli cuídate y llámanos seguido por favor—. Esta fue la última suplica que oiría el joven, de su querida abuela Richi.

—Estudia mucho y recuerda tus chequeos médicos— Su abuelo Mark siempre era tan serio, pero sabía que así demostraba su amor.

Julien salió con paso firme y apresurado sin saber que sería la última vez que estaría en su hogar. Acomodo la maleta en los asientos de atrás del automóvil, abrió la puerta del copiloto, se sentó y cerró.

Robert se despidió de sus padres.

—Por favor cuídalo bien y no lo presiones— le repitió Richard

—Cuídalo mucho, es un buen niño, se gentil, él es muy sensible por favor no lo lastimes o arruinaras tu última oportunidad de recuperarlo; hijo sabes que te amamos— Esté era el consejo de su padre.

—Gracias por cuidar tan bien de Julien y les prometo que haré todo lo que pueda para demostrarle mi amor—. Lo dijo muy seriamente.

La pareja lo miro con cierta desconfianza, pero sonrieron rápidamente al darse cuenta de que Julien los miraba. Robert dio media vuelta y camino al auto.

Los abuelos movieron sus palmas de un lado otro como despedida, como respuesta el muchacho copio el gesto; el mayor encendió el carro y partieron rápidamente.

Julien voltio su rostro en dirección a su familia y estaría así hasta que los perdiera de vista, sentía una gran nostalgia, no sabía porque pero era como si no los fuera a ver en mucho tiempo.

Ya habían pasado 30 minutos y el silencio imperaba en el auto.

—No crees que tarde o temprano tendrás que dirigirme la palabra—. Robert intentaba hacer hablar a su acompañante.

Juli lo vio y después miró al lado contrarío.

Hay que admitir que también heredó la obstinación de James, pensó Robert, por cierto una de las cualidades que más odiaba, lo desquiciaba que se encerrara en su mundo.

— ¿Tienes novio? —Sus intentos de romper el silencio cada vez eran peores.

El joven se puso rojo, pero no de vergüenza más bien de coraje ¿por qué quería saber eso?, al parecer Robert no percibía la tristeza que invadía el corazón de su hijo.

Después de una hora más de viaje llegaron a la casa donde ahora se instalaría Julien.

El joven miro su antigua casa, ahora más vieja y descuidada, el jardín de enfrente estaba lleno de hierba y plantas secas por falta de agua. La pintura de la fachada antes azul ahora estaba consumida por el sol y parecía un color triste dándole a la casa un toque de abandonada. Este recinto mostraba del lado derecho un ventanal cerrado y cubierto con unas cortinas viejas, está era la sala, del otro lado una ventana que ocupaba media pared permitía vislumbrar una mesa, era el comedor.

En cuanto se estacionaron Julien comenzó a temblar y se preguntaba si tendría la fuerza suficiente para entrar, sin embargo se obligaría hacerlo.

Robert bajo y se apresuró a sacar la maleta, se adelanto, saco las llaves, abrió la puerta principal e invitó a pasar al pequeño.

Julien respiro profundamente y salió del auto, cerró la puerta lo más lento posible quería prolongar su entrada todo el tiempo que pudiera.

Cada vez que despegaba un pie para avanzar sentía como si le pesara una tonelada, siguió caminando hasta que llego a la puerta y cuando iba a poner el pie dentro, su corazón se agito, es como si cada una de sus células, le rogara que no entrara; pero Julien ya había tomado su decisión e ignoró esta advertencia.

De frente a la entrada estaban las escaleras, en cuanto estuvo dentro cerró la puerta y le arrebató su maleta a su padre y se dirigió a su cuarto.

—Espera Julien, ¿No deseas comer?, ¿cenamos juntos? —Le pidió el mayor con voz de suplica.

No obtuvo respuesta, Robert veía como su hijo seguía subiendo las escaleras.

—Por favor hijo hablemos —Su voz mostraba la tristeza de su corazón.

Juli se paró en seco tras oír al hombre.

— ¡No me llames así! ¡Jamás vuelvas a decirme hijo!, lo entiendes ¿verdad? tú no tienes derecho a llamarme hijo, yo nunca te reconoceré como mi padre; Mark es el único padre que tengo y él es quien me puede llamar hijo. 

El muchacho siguió su camino dejando al mayor sin palabras, parado en el recibidor.

Ya arriba, fue directo a su cuarto, entro y prendió la luz seguía igual a como lo recordaba, su cama individual con un edredón a cuadros verdes y azules, con almohadas en forma de balones de futbol soccer y americano, todavía algunos juguetes tirados, además en las repisas estaban los libros que su nana le leía por las noches y como esperaba en una de sus mesitas de noche estaba la foto de su madre en la que lucía una gran sonrisa y su enorme abdomen de embarazo.

No pudo contener el llanto y se tiro en la cama abrazando aquella foto y lloro hasta que sus ojos estaban secos, y el cansancio de un día tan emocional lo derrumbo.



Julien despertó no se había dado cuenta en qué momento se quedo dormido, pero ya era tarde pues a fuera todo estaba oscuro. Lamentablemente su reloj se había roto hacía unos días y su celular se quedo sin batería así que no tenía manera de saber la hora. Se paro fue al baño y se lavo la cara cuando salía oyó un ruido muy fuerte en el comedor.

El chico se asusto, tal vez entró un ladrón pensó. Bajo intentado no hacer ruido y cuando llego al comedor vio el origen de este.

Robert estaba sentado en un extremo del comedor con un vaso lleno y unas botellas de Vodka una vacía tirada en la mesa y otra casi llena.

— ¿Para eso querías que regresara? —el joven estaba enojado más que una pregunta era un reproche.

—Wow por fin me hablas —Su voz sonaba emocionada.

Siempre que el bebió era como si otra persona se apoderara de su cuerpo ya que se volvía muy agresivo y grosero.

—Vamos Juli ven y toma una copa conmigo —agitó su mano para que se acercara.

—Claro que no, yo no soy como tú —su coraje aumento al oír la invitación de Robert.

—Tienes razón tú eres como mi James a veces te veo y me parece verlo a él —se puso de pie y se acerco a Juli.

El chico le dio la espalda y se encamino a su cuarto, sin embargo esta vez Robert no le permitiría escapar, le sujetó la muñeca, lo jalo, miro su rostro y sin pensarlo lo beso.

Juli se sorprendió, sin embargo apretó los labios y empujo al hombre.

— ¿Qué te pasa? ¿Cómo te atreves a besarme?, sabía que esto no funcionaria, mañana me voy con mis abuelos —Su voz mostraba la indignación que sentía.

—Claro que no James, tú no te alejaras de mi —su mirada estaba perdida como si viera a otra persona.

Robert jalo de nuevo al muchacho y lo abrazo, pero él intentaba quitárselo de encima, el mayor intento de nuevo besarlo pero, el pequeño se voltio, el padre muy ofendido por el comportamiento del chico le soltó una cachetada.

Por la fuerza del golpe Julien dio unos pasos atrás choco con una silla y perdió el equilibrio cayéndose al piso; amortiguo el golpe gracias a que alcanzo a poner las manos, pero su padre aprovecho y se abalanzo sobre el cuerpo del chico.

—James no sabes cuanta falta me has hecho —abrazo al pequeño y le metió la mano abajo de la playera.

Juli estaba estupefacto por la situación, jamás se imagino que su padre intentará violarlo.

— ¡Basta!, suéltame, yo no soy James, yo soy Julien me recuerdas, soy tu...- no terminó la frase, simplemente no podía decir que era su hijo.

Pero Robert no atendía lo que el joven le decía e intentaba desabrocharle el pantalón.

Julien escucho una voz en su cabeza y la reconoció de inmediato "No dejes que nadie te vuelva a golpear y menos que te haga algo que tú no deseas" era él su padre. Mark le dijo esto cuando lo llevaron al médico para la aplicación de la hormona de la vida (así la llamaban porque está despertaba la ovulación permitiéndole generar vida al pilar) y tras una plática de padre a adolescente sobre la sexualidad, esta recomendación se le quedó grabada.

Esta voz lo devolvió a la realidad y noto como su progenitor le metía la mano en los bóxers, rápidamente Juli le pegó con la rodilla en los genitales, el hombre se tiro al suelo y se revolcó por el dolor. Su hijo se incorporó, abrochó su pantalón y salió corriendo de la casa.

En la calle sintió el frio del asfalto pues no traía tenis, la oscuridad lo envolvió, solo la tenue luz de las lámparas iluminaban su camino, la Luna estaba escondida esa noche tras las nubes que auguraban lluvia.

Julien escuchó a Robert llamándolo a gritos, el corrió más rápido, no sabía a dónde iba, no recordaba las calles y lo único que pensaba era en alejarse de ese hombre, sintió que ya llevaba varios minutos huyendo y ni así podía quitarse a  Robert de encima.

Llegó a una calle oscura, alcanzó a ver unos contenedores de basura y aprovecho que su padre se había retrasado y se escondió atrás de ellos.

Su padre llego a esa calle y voltio en todas direcciones pero no encontró a su chico, así que siguió corriendo.

Julien se quedo quieto por varios minutos más, solo por si regresaba, su agitación no le permitía darse cuenta de que era observado.  

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Espero que les guste y dejen un comentario al respecto. Si les gusto compártanlo.
See you soon :)

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Comentarios

  1. OMG! Casi se lo viola!! D:Esta interesante!!!!

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    Respuestas
    1. El padre no es un ejemplo a seguir, me pone triste todo por lo que pasa Juli, que escritora tan desgraciada que lo hace sufrir jajaja
      Gracias por comentar y espero que te siga gustando la trama.
      Cuídate, bye.

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