¿Por qué a mi?
Richard
corrió a la puerta para abrirla.
Un hombre
vestido con un pantalón gris arrugado, una camisa blanca (el cuello que
sobresalía mostraba un tono amarillento), un saco café y una corbata negra con
el nudo torcido, estaba parado afuera, atrás de él estaba un automóvil gris, viejo,
sucio, descuidado, de cuatro puertas.
Su madre
lo abrazó y beso en la mejilla.
—Hijo que
gusto verte— mientras decía esto le componía la corbata.
—Mamá, él ¿está
listo? —Giraba su cabeza hacia todos lados, buscándolo.
—Cálmate él
está en la cocina, tienes que portarte bien, no lo presiones todo será nuevo
para él, si por alguna razón sientes que no está funcionando llámanos e iremos.
—Estaremos
bien, solo es cuestión de que nos acostumbremos—. Los nervios se le notaban en
el movimiento de las manos y en el titubeo de su voz.
—Eso
esperamos. Julien ven a saludar a tu padre— Richi lo llamo tranquilamente.
El chico
se paró a lado de su abuela, él y Robert se estudiaron por unos minutos (parecían
horas en las que reino el silencio)
Robert vio
de nuevo a su hijo después de varios años, él había crecido y ahora era una
copia de su amado James, vestía uno jeans azules y una playera negra de manga
larga y su larga cabellera sujeta con una liga.
Julien
sintió un escalofrió al ver a Robert estaba gordo, con la barba un poco
crecida, sus ojos expresaban tristeza y melancolía, su cabello castaño estaba
corto pero despeinado, se percibía el descuido hacia su persona.
Al pequeño
no se le ocurría nada que decir.
—mm...
es... te mm... ¿Hola? —y extendió la
mano para estrechar la de su padre.
—Hola
Julien ¿Cómo has estado? —su voz tembló al decirlo, y aceptó el saludo de su
hijo.
Julien
pensó: ¿Cómo he estado?, ¿Qué?, ¿Cuándo, ayer, la semana pasada, hace un mes o
tal vez quiera saber todo desde hace 5, 6 o 10 años? Creó que esto es una mala
idea.
Mark
estaba escuchando y se acerco a Juli puso sus manos en los hombros, les dio un
ligero apretón.
—Vamos
hijo, siéntate y cálmate —. Estas palabras no se dirigían a Robert (su hijo).
Julien
camino con su abuelo hasta la sala, seguidos por los otros dos.
El joven
no quería prolongar lo inevitable y antes de que todos se sentaran tomó su
maleta.
—Ya
podemos irnos—. Su voz resonó en la habitación, todos estaban petrificados.
—No seas
impaciente Juli— Richi se veía preocupado.
—Siento si
eso parece, pero es tarde y si mal no recuerdo tú dijiste que no querías que
viajara de noche.
—Tienes
razón, es mejor si se van ahora—. La voz del abuelo estaba cargada de
autoridad.
Robert
camino hacia el joven e iba a tomar la maleta pero este de inmediato la jalo.
—Yo puedo
solo... Gracias—. Él camino hasta la puerta cargándola.
Se giro
para ver a sus abuelos, su mirada se nublo por las lágrimas y se le estaba
haciendo un nudo en la garganta.
—Adiós,
no, hasta luego— no pudo decir más, su voz se negaba a salir.
Los dos
ancianos ya estaban llorando.
—Juli cuídate
y llámanos seguido por favor—. Esta fue la última suplica que oiría el joven, de su querida abuela Richi.
—Estudia
mucho y recuerda tus chequeos médicos— Su abuelo Mark siempre era tan serio,
pero sabía que así demostraba su amor.
Julien
salió con paso firme y apresurado sin saber que sería la última vez que estaría
en su hogar. Acomodo la maleta en los asientos de atrás del automóvil, abrió la
puerta del copiloto, se sentó y cerró.
Robert se
despidió de sus padres.
—Por favor
cuídalo bien y no lo presiones— le repitió Richard
—Cuídalo
mucho, es un buen niño, se gentil, él es muy sensible por favor no lo lastimes
o arruinaras tu última oportunidad de recuperarlo; hijo sabes que te amamos—
Esté era el consejo de su padre.
—Gracias
por cuidar tan bien de Julien y les prometo que haré todo lo que pueda para
demostrarle mi amor—. Lo dijo muy seriamente.
La pareja
lo miro con cierta desconfianza, pero sonrieron rápidamente al darse cuenta de
que Julien los miraba. Robert dio media vuelta y camino al auto.
Los
abuelos movieron sus palmas de un lado otro como despedida, como respuesta el
muchacho copio el gesto; el mayor encendió el carro y partieron rápidamente.
Julien
voltio su rostro en dirección a su familia y estaría así hasta que los perdiera
de vista, sentía una gran nostalgia, no sabía porque pero era como si no los
fuera a ver en mucho tiempo.
Ya habían
pasado 30 minutos y el silencio imperaba en el auto.
—No crees
que tarde o temprano tendrás que dirigirme la palabra—. Robert intentaba hacer
hablar a su acompañante.
Juli lo
vio y después miró al lado contrarío.
Hay que
admitir que también heredó la obstinación de James, pensó Robert, por cierto
una de las cualidades que más odiaba, lo desquiciaba que se encerrara en su
mundo.
— ¿Tienes
novio? —Sus intentos de romper el silencio cada vez eran peores.
El joven
se puso rojo, pero no de vergüenza más bien de coraje ¿por qué quería saber
eso?, al parecer Robert no percibía la tristeza que invadía el corazón de su
hijo.
Después de
una hora más de viaje llegaron a la casa donde ahora se instalaría Julien.
El joven
miro su antigua casa, ahora más vieja y descuidada, el jardín de enfrente
estaba lleno de hierba y plantas secas por falta de agua. La pintura de la
fachada antes azul ahora estaba consumida por el sol y parecía un color triste
dándole a la casa un toque de abandonada. Este recinto mostraba del lado
derecho un ventanal cerrado y cubierto con unas cortinas viejas, está era la
sala, del otro lado una ventana que ocupaba media pared permitía vislumbrar una
mesa, era el comedor.
En cuanto
se estacionaron Julien comenzó a temblar y se preguntaba si tendría la fuerza
suficiente para entrar, sin embargo se obligaría hacerlo.
Robert
bajo y se apresuró a sacar la maleta, se adelanto, saco las llaves, abrió la
puerta principal e invitó a pasar al pequeño.
Julien
respiro profundamente y salió del auto, cerró la puerta lo más lento posible
quería prolongar su entrada todo el tiempo que pudiera.
Cada vez
que despegaba un pie para avanzar sentía como si le pesara una tonelada, siguió
caminando hasta que llego a la puerta y cuando iba a poner el pie dentro, su
corazón se agito, es como si cada una de sus células, le rogara que no entrara;
pero Julien ya había tomado su decisión e ignoró esta advertencia.
De frente
a la entrada estaban las escaleras, en cuanto estuvo dentro cerró la puerta y
le arrebató su maleta a su padre y se dirigió a su cuarto.
—Espera
Julien, ¿No deseas comer?, ¿cenamos juntos? —Le pidió el mayor con voz de
suplica.
No obtuvo
respuesta, Robert veía como su hijo seguía subiendo las escaleras.
—Por favor
hijo hablemos —Su voz mostraba la tristeza de su corazón.
Juli se
paró en seco tras oír al hombre.
— ¡No me
llames así! ¡Jamás vuelvas a decirme hijo!, lo entiendes ¿verdad? tú no tienes
derecho a llamarme hijo, yo nunca te reconoceré como mi padre; Mark es el único
padre que tengo y él es quien me puede llamar hijo.
El
muchacho siguió su camino dejando al mayor sin palabras, parado en el
recibidor.
Ya arriba,
fue directo a su cuarto, entro y prendió la luz seguía igual a como lo
recordaba, su cama individual con un edredón a cuadros verdes y azules, con
almohadas en forma de balones de futbol soccer y americano, todavía algunos
juguetes tirados, además en las repisas estaban los libros que su nana le leía
por las noches y como esperaba en una de sus mesitas de noche estaba la foto de
su madre en la que lucía una gran sonrisa y su enorme abdomen de embarazo.
No pudo contener
el llanto y se tiro en la cama abrazando aquella foto y lloro hasta que sus
ojos estaban secos, y el cansancio de un día tan emocional lo derrumbo.
Julien
despertó no se había dado cuenta en qué momento se quedo dormido, pero ya era
tarde pues a fuera todo estaba oscuro. Lamentablemente su reloj se había roto
hacía unos días y su celular se quedo sin batería así que no tenía manera de
saber la hora. Se paro fue al baño y se lavo la cara cuando salía oyó un ruido
muy fuerte en el comedor.
El chico
se asusto, tal vez entró un ladrón pensó. Bajo intentado no hacer ruido y
cuando llego al comedor vio el origen de este.
Robert
estaba sentado en un extremo del comedor con un vaso lleno y unas botellas de
Vodka una vacía tirada en la mesa y otra casi llena.
— ¿Para
eso querías que regresara? —el joven estaba enojado más que una pregunta era un
reproche.
—Wow por
fin me hablas —Su voz sonaba emocionada.
Siempre
que el bebió era como si otra persona se apoderara de su cuerpo ya que se volvía
muy agresivo y grosero.
—Vamos Juli
ven y toma una copa conmigo —agitó su mano para que se acercara.
—Claro que
no, yo no soy como tú —su coraje aumento al oír la invitación de Robert.
—Tienes
razón tú eres como mi James a veces te veo y me parece verlo a él —se puso de
pie y se acerco a Juli.
El chico
le dio la espalda y se encamino a su cuarto, sin embargo esta vez Robert no le
permitiría escapar, le sujetó la muñeca, lo jalo, miro su rostro y sin pensarlo
lo beso.
Juli se
sorprendió, sin embargo apretó los labios y empujo al hombre.
— ¿Qué te
pasa? ¿Cómo te atreves a besarme?, sabía que esto no funcionaria, mañana me voy
con mis abuelos —Su voz mostraba la indignación que sentía.
—Claro que
no James, tú no te alejaras de mi —su mirada estaba perdida como si viera a
otra persona.
Robert
jalo de nuevo al muchacho y lo abrazo, pero él intentaba quitárselo de encima,
el mayor intento de nuevo besarlo pero, el pequeño se voltio, el padre muy
ofendido por el comportamiento del chico le soltó una cachetada.
Por la
fuerza del golpe Julien dio unos pasos atrás choco con una silla y perdió el
equilibrio cayéndose al piso; amortiguo el golpe gracias a que alcanzo a poner
las manos, pero su padre aprovecho y se abalanzo sobre el cuerpo del chico.
—James no
sabes cuanta falta me has hecho —abrazo al pequeño y le metió la mano abajo de
la playera.
Juli
estaba estupefacto por la situación, jamás se imagino que su padre intentará
violarlo.
— ¡Basta!,
suéltame, yo no soy James, yo soy Julien me recuerdas, soy tu...- no terminó la
frase, simplemente no podía decir que era su hijo.
Pero
Robert no atendía lo que el joven le decía e intentaba desabrocharle el pantalón.
Julien
escucho una voz en su cabeza y la reconoció de inmediato "No dejes que
nadie te vuelva a golpear y menos que te haga algo que tú no deseas"
era él su padre. Mark le dijo esto cuando lo llevaron al médico para la
aplicación de la hormona de la vida (así la llamaban porque está despertaba la
ovulación permitiéndole generar vida al pilar) y tras una plática de padre a
adolescente sobre la sexualidad, esta recomendación se le quedó grabada.
Esta voz
lo devolvió a la realidad y noto como su progenitor le metía la mano en los bóxers,
rápidamente Juli le pegó con la rodilla en los genitales, el hombre se tiro al
suelo y se revolcó por el dolor. Su hijo se incorporó, abrochó su pantalón y
salió corriendo de la casa.
En la
calle sintió el frio del asfalto pues no traía tenis, la oscuridad lo envolvió,
solo la tenue luz de las lámparas iluminaban su camino, la Luna estaba
escondida esa noche tras las nubes que auguraban lluvia.
Julien
escuchó a Robert llamándolo a gritos, el corrió más rápido, no sabía a dónde
iba, no recordaba las calles y lo único que pensaba era en alejarse de ese
hombre, sintió que ya llevaba varios minutos huyendo y ni así podía quitarse
a Robert de encima.
Llegó a
una calle oscura, alcanzó a ver unos contenedores de basura y aprovecho que su
padre se había retrasado y se escondió atrás de ellos.
Su padre
llego a esa calle y voltio en todas direcciones pero no encontró a su chico, así
que siguió corriendo.
Julien se
quedo quieto por varios minutos más, solo por si regresaba, su agitación no le
permitía darse cuenta de que era observado.
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Espero que les guste y dejen un comentario al respecto. Si les gusto compártanlo.
OMG! Casi se lo viola!! D:Esta interesante!!!!
ResponderEliminarEl padre no es un ejemplo a seguir, me pone triste todo por lo que pasa Juli, que escritora tan desgraciada que lo hace sufrir jajaja
EliminarGracias por comentar y espero que te siga gustando la trama.
Cuídate, bye.